Trauma Abdominal Informe

2014 UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOJA ÁREA DE LA SALUD HUMANA CARRERA DE MEDICINA Módulo VIII – Paralelo B2 IMAGENOLOGIA EN

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2014 UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOJA ÁREA DE LA SALUD HUMANA CARRERA DE MEDICINA Módulo VIII – Paralelo B2 IMAGENOLOGIA EN TRAUMATISMO ABDOMINAL

GRUPO NRO. 2:  ESPINOSA WILLAN  ESTRELLA ADRIANA  GALLARDO DIANA  GODOY DANIEL JOSÉ  GONZÁLEZ MARITZA DOCENTE:  DR. MARCO RUIZ CABRERA

LOJA – ECUADOR 2014

TRAUMATISMO ABDOMINAL CERRADO El traumatismo abdominal cerrado es una emergencia quirúrgica de primer orden. Sus causas principales son debidas al tráfico como causa más frecuente, pero también a accidentes laborales y a precipitados. En conjunto, constituyen el 10% de todas las muertes por traumatismos. El mecanismo de lesión es debido tanto a fuerzas de compresión como a fuerzas de desaceleración. Los órganos más afectados son el bazo (40%), hígado (25%), riñones (10%) y páncreas (7%). El traumatismo abdominal cerrado y las lesiones en víscera sólida se pueden clasificar mediante escalas como la de la AAST entre otras, que describen los hallazgos radiológicos de menor a mayor gravedad. Se ha producido en los últimos años un cambio de tendencia en el manejo de estos pacientes, el tratamiento conservador gana terreno frente a la laparotomía exploradora. Ahora se tiende a no operar al paciente hemodinámicamente estable, reservando la cirugía en aquellos que no remontan con sueroterapia. En este cambio de tendencia, el papel del radiólogo ha sido fundamental, gracias al desarrollo del TAC helicoidal y de la radiología intervencionista. Los resultados han sido satisfactorios, llegando al 90% de éxitos en algunas series.

1. TRAUMATISMO ESPLÉNICO El bazo es el órgano más frecuentemente afectado en el traumatismo abdominal cerrado, representando el 40% de las lesiones en víscera sólida. Debe sospecharse su lesión siempre que el paciente haya recibido un impacto en de tórax izquierdo o de abdomen superior izquierdo. Frecuentemente asocia fracturas de costillas bajas. La TAC detecta lesiones asociadas o hemoperitoneo con una sensibilidad superior al 95%. Se debe realizar un estudio sin y con contraste, siempre y cuando las condiciones del paciente lo permitan. Las lesiones más frecuentes son las laceraciones o desgarros, hematomas, infartos o sangrado activo. Las laceraciones o desgarros se manifiestan como zonas lineales o irregulares hipodensas tras la administración de contraste yodado (Fig 1). Se habla de rotura esplénica cuando el desgarro comunica superficies viscerales opuestas (Fig 2 y 3).

Fig. 1 Laceración esplénica. Corte axial de TAC abdominal con contraste yodado.

Fig. 2: Rotura esplénica. Corte axial de abdomen superior con contraste yodado. Se habla de rotura esplénica cuando el desgarro o laceración comunica superficies viscerales opuestas.

Fig. 3: Rotura esplénica y hematoma periesplénico. Corte axial de abdomen superior con contraste yodado. Se considera rotura esplénica cuando el desgarro o laceración comunica superficies viscerales opuestas.

El hematoma intraparenquimatoso se ve como una zona amplia de hipodensidad no perfundida, homogénea o no, que puede contener un coágulo hiperatenuante (Fig 4). El hematoma subcapsular se muestra como una colección hipodensa, ovalada, que aplana el parénquima subyacente (Fig 5). El infarto esplénico se observa como un área hipoatenuante conforma de cuña y base en la cápsula esplénica (Fig 6). Fig. 4: Hematoma intraparenquimatoso. TAC abdominal con contraste intravenoso. Se identifica una lesión esplénica parenquimatosa, ovalada, de borde irregular, de menor realce que el resto del parénquima esplénico, que contiene un coágulo hiperatenuante.

Fig. 5: Hematoma subcapsular espénico. TAC abdominal con contraste intravenoso

Fig. 6: Infarto esplénico. TAC abdominal con contraste yodado. Se observa una lesión hipodensa con forma de cuña de base en la cápsula esplénica

El hemoperitoneo postraumático está presente en casi todos los pacientes con lesión esplénica visible. Al ser sangre no coagulada tiene una densidad de unas 30-45 UH, que se distribuye por el espacio periesplénico y gotiera parietocólica izquierda hasta pelvis (Fig 7). A veces puede verse un coágulo centinela de mayor densidad (60-70 UH) que nos indica el órgano origen del sangrado. La hemorragia activa puede detectarse como un área hiperatenuante de contraste extravasado en el seno de un hemoperitoneo periesplénico (Fig 8). Fig. 7: Hemoperitoneo. TAC abdominal con contraste yodado. Se identifica líquido libre intraperitoneal a nivel pélvico, con valores de atenuación en el rango de la sangre diluida.

Fig. 8: Hemorragia activa en traumatismo esplénico cerrado. TAC abdominal con contraste yodado. Se identifica un área irregular e hiperdensa de contraste yodado extravasado en el seno de un hematoma periesplénico.

Las lesiones esplénicas pueden clasificarse y gradarse mediante escalas. Las más usadas son las de la AAST (Fig 9) y la de Buntain, que describen los hallazgos radiológicos de menor a mayor gravedad, aunque no predice la necesidad de tratamiento quirúrgico, ya que ésta viene determinada por la inestabilidad hemodinámica o el bajo hematocrito. Fig. 9: Clasificación del traumatismo esplénico por la American Association for the Surgery of Trauma Splenic Injury (AAST)(1994).

Entre las complicaciones tardías del traumatismo esplénico se encuentra el sangrado tardío, abscesos, pseudoaneurismas o fístulas arteriovenosa. La rotura esplénica diferida es rara pero muy peligrosa ya que puede estar abierta a peritoneo y desangrarse el paciente. El pseudoaneurisma se verá como una zona redondeada parenquimatosa, bien delimitada, focal, con realce similar al contraste intravascular, que suele tratarse con embolización intravascular. El absceso esplénico es una complicación tardía que se origina en infartos o áreas poco perfundidas. Se muestran como una zona ovalada de baja atenuación con realce periférico (cápsula). Puede romperse un desembocar en una peritonitis.

2. TRAUMATISMO HEPÁTICO El hígado es el segundo órgano más afectado en el traumatismo abdominal cerrado, con una prevalencia de entre 10 y el 25%. Es la lesión abdominal que con más frecuencia conduce a la muerte. Habitualmente la mayoría de lesiones se sitúan en el segmento posterior del lóbulo derecho porque es el más

voluminoso y se encuentra en contacto con la columna vertebral y las costillas. El lóbulo hepático izquierdo suele lesionarse por traumatismo directo, y asocia otras lesiones en páncreas o duodeno. Entre las lesiones mayores se encuentran las laceraciones, hematoma, lesión de venas suprahepáticas y la hemorragia activa. La laceración es la lesión más común en el hígado y se observa como una línea irregular o ramificada hipodensa con respecto al parénquima realzado (Fig 10 y 11). Si afectan a la zona desnuda hepática (segmento VII) pueden llegar a formar un hematoma retroperitoneal. Los hematomas intrahepáticos se muestran como áreas focales e irregulares hipodensas (Fig 12). Fig. 10

Fig. 11

Fig. 12

Pueden contener coágulo fresco hiperdenso de 45-70 UH. Cuando el hematoma es subcapsular se identifica como una colección elíptica hipodensa entre la cápsula hepática y el parénquima realzado (Fig 13).

Fig. 13

La hemorragia activa se confirma mediante la administración de contraste y su extravasación en el seno de un coágulo o como sangrado libre hacia el peritoneo. Este hallazgo es un indicador de gravedad y un buen predictor de fallo de tratamiento conservador, por lo que será candidato a embolización angiográfica. Las venas suprahepáticas pueden seccionarse por una laceración o hematoma y conlleva un riesgo vital que hace necesario el tratamiento quirúrgico. Las lesiones hepáticas pueden clasificarse y gradarse mediante escalas. Las más usadas son las de la AAST (Fig 14) y la de Mirvis, que describen los hallazgos radiológicos de menor a mayor gravedad, con un buen reflejo sobre el grado de lesión hepática. No obstante no es un buen indicador de manejo o pronóstico, ya que algunas lesiones de alto grado responden bien al tratamiento conservador y la cirugía se reserva al paciente inestable. Fig. 14 Clasificación del traumatismo hepático por la American Association for the Surgery of Trauma Liver Injury (AAST)(1994).

Las complicaciones tardías suelen aparecer semanas después en pacientes grado IV y V que no han recibido tratamiento quirúrgico. Entre ellas están la

hemorragia tardía, absceso, pseudoaneurisma y el biloma. Los abscesos se muestran como áreas hipodensas no captantes de contraste yodado, que muestran burbujas de aire en su interior (Fig 15), y cuyo diagnóstico definitivo se realiza mediante aspiración por punción percutánea. Fig. 15: Absceso hepático. TAC abdominal simple. Se identifica una colección hipodensa en el segmento VIII, con burbujas de aire y un drenaje percutáneo en su interior.

El pseudoaneurisma se origina de una disrupción arterial, a partir de la cual de forma una cavidad extraluminal rodeada de un cápsula fibrosa, que realza tras la administración de contraste yodado. Tiene un alto riesgo de rotura (Fig 16) y de shock hipovolémico secundario. Puede tratarse satisfactoeiamente mediante embolización con coils (Fig 17). Las complicaciones biliares tienen una baja prevalencia ya que suelen ser autolimitadas. Suelen originarse a partir de laceraciones que atraviesan la zona central del hígado con afectación de la porta hepatis. Las más frecuentes son el biloma y la fístula biliar. El biloma es una colección expansiva de bilis y hematoma, hipodensa, bien definida, que se confirma por aspiración percutánea. La mayoría regresan espontáneamente, aunque pueden drenarse si son sintomáticos. El traumatismo en la vesícula biliar puede mostrarse como un colapso, o pared engrosada con líquido pericolecístico (Fig 18). Fig. 16

Fig. 17

Fig. 18 Traumatismo de vesícula biliar. TAC abdominal con contraste. Se observa colapso parcial, pared engrosada y líquido pericolecístico.

3. TRAUMATISMO RENAL La lesión renal en el traumatismo abdominal cerrado ocurre en el 8% de los casos.Aunque la mayoría de las ocasiones son lesiones leves, el 80% de las veces asocia lesiones en otros órganos. La TAC es la técnica de primera elección, más sensible y específica que la urografía. Las lesiones más frecuentes son la contusión, hematoma, infarto, laceración, lesión de la unión urétero-pélvica, trombosis arteriales o renales, pseudoaneurismas y fístulas arteriovenosas. La contusión renal se muestra como una zona redondeada, hipodensa tras la administración de contraste yodado (Fig 19 y 20), de tamaño variable, aunque menos definida que el infarto.

El hematoma subcapsular tiene una forma elíptica y aplana el borde renal, se muestra hiperdenso en el estudio basal , e hipodenso en el estudio con contraste. También pueden darse hematomas parenquimatosos hiperdensos abiertos a la vía urinaria (Fig 22).

El infarto renal se observa como áreas hipoatenuantes pequeñas, muy bien definidas, con forma de cuña, que no realzan en el estudio con contraste. Se producen por trombosis de ramas segmentarias arteriales y evolucionan a cicatriz permanente. Las laceraciones se muestran igualmente como zonas lineales hipoatenuantes desde la cápsula hasta la pelvis con hematoma alrededor. La trombosis arterial es la lesión vascular más importante, se detecta como un riñón menos realzado que el contrario, áreas de infarto parcial y terminación abrupta del realce de la arteria. La avulsión de la arteria renal produce un infarto total del riñón y un hematoma perirrenal con sangrado activo. La trombosis de la vena renal puede no detectarla la TAC, aunque en general se muestra como un nefrograma retardado, nefromegalia y trombo en la vena renal. Los pseudoaneurismas son poco frecuentes y se muestran como una complicación tardía (Fig 25).

Como en el resto de vísceras sólidas abdominales, existe una escala de gradación de las lesiones, de menor a mayor gravedad, con distinto pronóstico y manejo, aquí mostramos la de la AAST.

4. TRAUMATISMO PANCREÁTICO La lesión traumática del páncreas es un hallazgo infrecuente, constituyendo menos del 10% de las lesiones viscerales del abdomen. El mecanismo de producción consiste en la compresión del páncreas entre la columna vertebral y la pared abdominal anterior por un traumatismo directo contra un volante o un manillar. Frecuentemente asocian lesiones en otras vísceras sólidas en más del 50% de los casos. La morbimortalidad de estas lesiones es alta, por lo que el diagnóstico precoz es importante. El diagnóstico por TAC con contraste, cortes finos y reconstrucciones multiplanares suele dar el diagnóstico en el 80% de los casos.

Como hallazgos directos se encuentran la laceración, fractura y aumento del tamaño glandular. Los hallazgos indirectos comprenden la grasa inflamada, colecciones peripancreáticas y la hemorragia activa. La laceración o fractura pancreática se visualiza en TAC con contraste como una línea irregular de baja atenuación orientada perpendicularmente al eje mayor del páncreas y localizada en su tercio medio a la altura de los cuerpos vertebrales . En fase aguda puede pasar desapercibida, por lo que hay que repetir el estudio a las 12 horas si hay alta sospecha. Puede asociar hematomas, abscesos, rotura del conducto pancreático y pseudoquistes. La rotura del conducto pancreático no es evaluable mediante TAC, y sólo puede sospecharse en caso de desgarros profundos. Para ello se emplea la CPRE o la RM. Otras complicaciones detectables mediante técnicas de imagen son el pseudoquiste, absceso, fístula y pancreatitis. El pseudoquiste se origina por la rotura del conducto pancreático. Consiste en una lesión ovalada bien definida, de baja atenuación y sin captación de contraste. Suelen tratarse mediante drenaje. La gradación de los traumatismos pancreáticos es difícil, ya que son frecuentes la sobrevaloración o infraestimación de las lesiones. No obstante se ha propuesto la escala de la AAST o la de Moore.

TRAUMA ABDOMINAL PENETRANTE

Se considera la lesión de órganos y/o tejidos abdominales, por agentes mecánicos, generalmente externos. El área abdominal es aquella que va, por delante, desde el borde inferior de la reja costal hasta los pliegues inguinales y por detrás, desde el punto inferior de las escápulas hasta las crestas iliacas. CLASIFICACION Trauma abdominal cerrado, integridad de la pared. Trauma abdominal abierto. Solución de continuidad de la piel

Para el manejo adecuado del trauma abdominal abierto es necesario aclarar las múltiples variables que se presentan para un mejor enfoque y tratamiento. Se lo puede clasificar según:   

Localización Profundidad Etiología

Localización a.- Anterior: Cuando la lesión se localiza entre las líneas axilares anteriores. b.- Flancos: Comprendido entre la línea axilar anterior y la posterior. Desde la reja costal por arriba hasta la cresta iliaca por abajo.

c. Espalda: Zona comprendida entre las líneas axilares posteriores y ángulo inferior de la escapular arriba hasta una línea imaginaria que pasa sobre el nivel de la cresta iliaca en ambos lados. Profundidad a.- Penetrante: La lesión compromete todas las capas de la pared abdominal b.- No penetrante: Integridad de al menos una capa de la pared (El peritoneo Parietal). En términos prácticos se considera que la fascia posterior se encuentra intacta c.- Incierto: No es posible determinar con exactitud la profundidad de la lesión. La exploración se considera positiva. Etiología Herida por arma corto punzante. El agente productor es un objeto cortante y/o punzante. Herida por proyectil de arma de fuego: El agente productor es un proyectil de arma de fuego. En la práctica no es necesario delimitar el trauma abdominal abierto por arma de fuego. Toda herida con proyectil de arma de fuego en abdomen debe ser llevado a cirugía, a excepción hecha de las heridas que se consideren tangenciales y en las que no existan signos de compromiso abdominal. ESTUDIOS RADIOLÓGICOS 1. - Radiografías esenciales En el paciente con trauma cerrado múltiple, las radiografías más importantes en orden prioritario son: lateral de columna vertebral, anteroposterior de tórax y pelvis. 2. - Estudios con medio de contraste: a.- Uretografía: Debe ser practicada antes de insertar una sonda vesical cuando se sospecha fractura de uretra, por presencia de uretrorragia b.- Cistografía: Diagnóstico de ruptura vesical. c.- Urografía excretora: Se realiza en trauma abdominal abierto con hematuria microscópica y en trauma abdominal cerrado con hematuria microscópica. En paciente estable, la tomografía computarizada es preferible a la urografía excretora si existe sospecha de alguna otra lesión intraabdominal y /o retroperitoneal.

d.- Gastrointestinal: Las lesiones gastrointestinales retroperitoneales aisladas, como por ejemplo duodeno, colon ascendente y descendente y recto pueden no manifestar signos peritoneales o anormalidades en el lavado peritoneal diagnóstico. Cuando se sospechan estas lesiones, los estudios específicos del tracto digestivo superior o inferior con medio de contraste pueden identificarles. Causado más frecuentemente por armas blancas y por misiles como proyectiles de arma de fuego o esquirlas por granadas. En el paciente estable con herida por arma corto punzante de la pared abdominal anterior o de los flancos, la radiografía para casos emergente determina la penetración del proyectil o de los proyectiles que entran en el abdomen superior y que pueden comprometer el tórax. El grado de estabilidad hemodinámica dictará los pasos diagnósticos y terapéuticos a seguir. El paciente con inestabilidad hemodinámica  evisceración  sangrado gastrointestinal  abdomen con signos peritoneales Debe ser llevado a cirugía en forma rápida.

ECOGRAFÍA ABDOMINAL DEDICADA AL TRAUMA (FAST) FOCUSED ASSESMENT SONOGRAPHY FOR TRAUMA

INTRODUCCION E INDICACIONES Muchos pacientes traumatizados tienen lesiones que no son evidentes en el examen físico inicial. Estos pacientes pueden llegar al servicio de emergencia con lesiones que distraen el diagnostico o con alteraciones del estado mental. Puede ocurrir también una hemorragia significativa en los espacios retroperitoneal, pleural o pericárdico sin signos que adviertan su presencia. El propósito de la ecografía FAST es identificar de forma temprana líquido libre (usualmente sangre) en las cavidades antes mencionadas. La ecografía FAST es la técnica de imagen inicial ideal, ya que se puede realizar de forma simultánea con otras técnicas de reanimación, proporcionando información vital sin el retraso causado por las radiografías o la tomografía computarizada (TC). El concepto detrás de la prueba de FAST es que muchas de las lesiones que amenazan la vida causan sangrado. Aunque el ultrasonido no es 100% sensible para identificar todo sangrado, es casi perfecta para el reconocimiento de hemorragia intraperitoneal en pacientes hipotensos que necesitan una laparotomía emergente y para diagnosticar lesiones cardiacas por trauma penetrante. Recientemente, los estudios de investigación han demostrado que el ECO FAST es equivalente a, o mejor que, la radiografía de tórax para identificar un hemotórax o neumotórax en pacientes traumatizados. Por esta razón, algunos centros de trauma han comenzado a realizar el examen de ECO FAST extendido (EFAST), evaluando neumo-y hemotórax sumado a las lesiones intraperitoneales. Los médicos de emergencia deben estar capacitados para realizar este examen en las diferentes formas en las que se pueda presentar el trauma. Dependiendo de la habilidad del operador y el entorno de la práctica, el ECO FAST se puede utilizar en una variedad de formas para guiar la toma de decisiones clínicas. Indicaciones específicas:   

Traumatismo Cardiaco Penetrante Traumatismo cardiaco cerrado Trauma cerrado de abdomen

La hemorragia intraperitoneal después de un traumatismo cerrado es común. Por lo general es el resultado de un daño hepático o esplénico y es de

difícil diagnóstico en el examen físico. El ECO FAST es una modalidad de manejo inicial ideal para el reconocimiento temprano de la sangre intraperitoneal debido a su rapidez, seguridad y sesnsibilidad, además que puede ser realizado las veces que sean necesarias si el estado hemodinámico del paciente cambia. 

Trauma Penetrante abdominal

Aunque muchos estudios limitan el uso del examen de FAST para el escenario de un traumatismo cerrado, parece ser igualmente sensible para la detección de hemoperitoneo en pacientes con trauma penetrante. Además, puede ayudar a priorizar el abordaje inicial en pacientes con traumatismos penetrantes múltiples o cuando la trayectoria del proyectil es desconocida. La sensibilidad de la prueba FAST para determinar la necesidad de laparotomía es sólo del 50%. Las lesiones intestinales son muy frecuentes trauma abdominal y el examen de FAST no detecta la mayoría de estas lesiones penetrantes. Algunos médicos creen que esta baja sensibilidad hace al ECO FAST menos útil en el traumatismo penetrante, sin embargo, otros lo consideran como una herramienta valiosa para ayudar a evaluar los casos importantes de hemoperitoneo y priorizar la atención en múltiples lesiones penetrantes. 

Trauma Torácico: o Hemotórax o Neumotórax

¿Cuándo es más útil el ECO FAST? Dado que la tomografía computarizada tiene una mayor precisión en el diagnóstico de lesiones del torso, la ecografía FAST es más útil en situaciones en las que la TC no es práctica debido a limitaciones de tiempo o cuando está contraindicada Los escenarios clínicos donde el FAST es más útil son: 1. Pacientes hemodinámicamente inestables, cuando la causa de la hipotensión no está clara. 2. Los pacientes que necesitan un procedimiento emergente en su propia camilla. 3. Pacientes intoxicados que se pueden observar y re-examinar. 4. Los pacientes con trauma penetrante con múltiples heridas o trayectoria desconocida, sobre todo con heridas en el tórax o la parte superior del abdomen 5. Los pacientes con un mecanismo de lesión preocupante, pero sin indicación para TC. En ellos se debe considerar posibilidad de un período de observación y FAST seriados.

6. Traumatismo toracoabdominal en mujer gestante ANATOMÍA: Los espacios torácicos e intrabdominales que se examinan con mayor frecuencia durante el ECO FAST para detectar sangre proveniente de los órganos o de lesiones vasculares son los siguientes:

TÉCNICA: Se requiere disponer de un equipo de ultrasonido portátil o transportable, que pueda ser utilizado dentro del box de reanimación, sin entorpecer las maniobras de resucitación. Existen actualmente en el mercado múltiples equipos compactos portátiles diseñados para este fin, sin embargo basta con disponer de un equipo relativamente compacto que cumpla con los requisitos previamente descritos. Se utiliza un transductor sectorial convexo de 2 a 5 MHz en programa abdominal general. El objetivo del examen es buscar líquido libre en las cavidades peritoneal, pleural y pericárdica. Es necesario tener una consideración especial con el aspecto ecográfico del hemoperitoneo, el cual depende de la fase de degradación de productos hemáticos. La técnica de exploración consiste en una exploración rápida sistematizada que incluye la evaluación de 4 zonas. Estas son:

1. Epigastrio: se evalúa el lóbulo izquierdo del hígado, la parte alta de los grandes vasos y orientando el transductor hacia craneal se visualiza el corazón y espacio pericárdico.

2. Cuadrante superior derecho: se coloca el transductor en la línea media axilar derecha entre la 8va y 11er costilla con ángulo oblicuo. En esta ubicación se visualiza el hígado, riñón derecho y el espacio hepatorrenal (Fondo de saco de Morison), donde generalmente es observado el líquido libre. Además se evalúa el receso costofrénico derecho en búsqueda de derrame pleural.

Si se desliza el transductor en dirección cefálica, se puede obtener una vista del diafragma y realizar la búsqueda de líquido pleural. También en esta posición se puede revelar la presencia de líquido libre intraperitoneal en la región peri hepática.

3. Cuadrante superior izquierdo: se coloca el transductor en la línea axilar posterior entre el 6to y el 9no espacio intercostal Se debe visualizar bazo, riñón izquierdo, gotera parietocólica izquierda y el receso costofrénico izquierdo.

4. Pelvis o ventana suprapúbica: Evaluación de la vejiga y el espacio rectovesical en hombres y de fondo de saco de Douglas en la Mujer, en búsqueda de líquido libre. Normalmente la exploración dura no más de 2 o 3 minutos. El momento de la realización debe ser definido caso a caso, pudiendo ser parte de la evaluación inicial o ser realizado en una etapa secundaria. Se realiza en corte longitudinal y transversal: a. Longitudinal: se coloca el transductor en la línea media, cefálico a la sínfisis del pubis.

b. Transversal: para obtener esta vista, simplemente se debe rotar el transductor 90 grados. Aquí es posible obtener imágenes de líquido libre posterior al útero o la vejiga, o adyacente a la vejiga llena.

DRENAJE PERCUTANEO En qué consiste el drenaje percutáneo abdominal El drenaje percutáneo es un procedimiento que se realiza en casos de colecciones abdominales por ejemplo en un absceso que es una acumulación infectada de fluidos dentro del cuerpo. En general, las personas que tienen un absceso padecen fiebre, escalofríos y dolor en un lugar cercano a la zona involucrada. Si el paciente tiene estos síntomas, no es inusual que se lo someta a un test por imágenes (por lo general una TC) o de ultrasonido), con el fin de ayudar a identificar y hacer un diagnóstico correcto del absceso. Una vez que se diagnostica el absceso, el médico y el radiólogo de intervención trabajarán en conjunto para establecer una terapia adecuada. Siempre que se determine que no es riesgoso, se puede utilizar el drenaje percutáneo de absceso, que permite realizar una terapia mínimamente invasiva para tratar el absceso. En el drenaje percutáneo de absceso, un radiólogo de intervención utiliza la guía por imágenes (TC, ultrasonido o fluoroscopia) para colocar una aguja delgada dentro del absceso con el fin de extraer o drenar el líquido infectado de una zona del cuerpo como el tórax, abdomen o pelvis. Por lo general, se deja colocado un tubo de drenaje para que drene el líquido del absceso. Podría llevar varios días para poder remover todo el líquido. En forma ocasional, los abscesos que no pueden tratarse por medio del drenaje percutáneo podrían requerir de un drenaje quirúrgico en la sala de operaciones.

Algunos de los usos comunes del procedimiento

El drenaje percutáneo de absceso en general se emplea para extraer el líquido infectado del cuerpo, más comúnmente ubicado en el abdomen y la pelvis. El absceso podría ser consecuencia de una cirugía reciente o un efecto secundario de una infección como la apendicitis. En menor medida, el drenaje percutáneo de absceso puede practicarse en el tórax o en otras partes del cuerpo. Forma en que debo prepararme Los pacientes a los que se les practica el drenaje percutáneo de absceso se los coloca en dos categorías generales: 

los hospitalizados, que frecuentemente se recuperan de una cirugía.



los no hospitalizados y tienen los síntomas detallados anteriormente. En estos casos, posiblemente deba internarse en el hospital en el día en que se le practique el procedimiento.

Debe informarle a su médico sobre cualquier medicación que esté ingiriendo, incluyendo suplementos herbales, y sobre el padecimiento de alergias, en especial anestésicos locales, anestesia general o a material de contraste con iodo (a veces denominados "tintes" o "tintes de rayos X"). Su médico le podría aconsejar dejar de tomar aspirinas, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas en inglés) o anticoagulantes durante un período de tiempo específico antes del procedimiento. Las mujeres siempre deben informar a su médico y al tecnólogo de rayos X si existe la posibilidad de embarazo. Muchos exámenes por imágenes no se realizan durante el embarazo ya que la radiación puede ser peligrosa para el feto. En caso de que sea necesario el examen de rayos X, se tomarán precauciones para minimizar la exposición del bebé a la radiación. Con la excepción de los medicamentos, se le podría indicar que no beba ni ingiera nada por varias horas antes del procedimiento. Se le proporciona una bata para usar durante el procedimiento. Se aconseja que programe pasar la noche en el hospital luego del procedimiento.

La forma en que se ve el equipo

Un catéter es un tubo de plástico largo, delgado, del mismo tamaño o más pequeño que un lápiz. El drenaje percutáneo de absceso en general se realiza con la orientación por medio de imágenes de TC, ultrasonido o imágenes fluoroscópicas de rayos X. Cómo se realiza el procedimiento

Los procedimientos mínimamente invasivos guiados por imágenes como el drenaje percutáneo de absceso se llevan a cabo con mayor frecuencia por un radiólogo de intervención especialmente capacitado en una sala de radiología de intervención o por medio de la orientación por TC en un área separada del departamento de radiología. Se ubicará sobre una mesa de examen. Durante el procedimiento, podría estar conectado a unos monitores que controlan el latido cardíaco, la presión arterial y el pulso. Personal de enfermería o un tecnólogo le colocarán una línea intravenosa (IV) en la mano o brazo para administrarle medicación sedante por vía intravenosa.

El médico dejará insensible la zona con un anestésico local. Se rasurará, esterilizará y cubrirá con un paño quirúrgico la zona del cuerpo en donde se colocará el catéter. Se hace en la piel un pequeño corte en la zona. Luego de que el paciente es sedado para el procedimiento, el radiólogo de intervención utiliza la guía por imágenes para colocar un catéter (un tubo plástico largo, delgado y hueco) que atraviesa la piel y se introduce dentro del absceso para permitir el drenaje del líquido infectado. Posiblemente se le quita la línea intravenosa. En general, este procedimiento finaliza entre 20 minutos y una hora. Si fuera necesario, el catéter podrá conectarse a una bolsa de drenaje que se encuentra fuera del cuerpo. El tubo permanecerá colocado hasta que el líquido deje de drenar y la infección hayan desaparecido. Posiblemente el drenaje de la infección lleve varios días. IMÁGENES DE PROCEDIMIENTO MEDIANTE USO DE EQUIPOS DE IMAGEN

Cuáles son los beneficios y los riesgos Beneficios 

No se necesita incisión quirúrgica: sólo un pequeño corte en la piel que no necesita suturas para cerrarse.



El procedimiento es mínimamente invasivo y el periodo de recuperación es en general más rápido que el que lleva un drenaje quirúrgico abierto.

Riesgos 

Cualquier procedimiento en el cual se penetra la piel conlleva un riesgo de infección. La posibilidad de necesitar un tratamiento con antibióticos ocurre en menos de uno de cada 1.000 pacientes.



Existe un muy bajo riesgo de reacción alérgica si se inyecta material de contraste.



En muy raras ocasiones, un órgano adyacente puede resultar afectado por el drenaje percutáneo de absceso.



En ciertas ocasiones podría haber sangrado.



El catéter colocado al momento del drenaje percutáneo de absceso posiblemente se bloquee o se salga de lugar por lo que requerirá que se manipule o se cambia el catéter. Asimismo, una acumulación muy grande o compleja de líquido posiblemente necesite más de un drenaje de absceso.