Veganismo

Veganismo: ¿Un imperativo ético? El veganismo, hoy día, se encuentra envuelto de polémicas, escándalos, criticas y lucha

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Veganismo: ¿Un imperativo ético? El veganismo, hoy día, se encuentra envuelto de polémicas, escándalos, criticas y luchas sociales. Sin lugar a duda, uno de los tópicos de mayor relevancia en la sociedad moderna. Sin embargo, al igual que movimientos como el Feminismo, ha implantado varias dudas a nivel general sobre el porqué es la ruta con mayor aceptación moral. En el caso del Feminismo, es de gran ayuda que se hable de una misma especie; se posee un lugar común del cual abrir debate, donde queda irrefutable la necesidad de promover un trato equitativo entre géneros. No obstante, al hablar del veganismo, la mente humana colapsa, es un concepto de moralidad como especie y no dentro de la especie. Es de allí que surge la pregunta ¿Es el Veganismo un imperativo ético? Para dar respuesta a una cuestión tan controversial, es vital partir de la descomposición de la pregunta y así arribar a una vía resolutiva de la misma. ¿Qué es el veganismo? Según la Real Academia de la Lengua se define como: “Actitud consistente en rechazar alimentos o artículos de consumo de origen animal.”. Al hablar de Veganismo, vale aclarar, que se está haciendo referencia a la línea de pensamiento animalista que actúa en defensa de las demás especies, resultando en la evasión de productos que contengan o estén relacionados con las mismas; y se exceptúa los individuos que consumen de forma exclusiva formas de vida vegetal por ámbitos de salud o estética. Parafraseando, el conflicto reside en la razón tras el acto y no el acto en sí. Ahora bien, ¿Qué es un imperativo ético? En primera instancia, imperativo del latín ímperativus, es un término empleado para describir a quien impera o es capaz de dominar, por ende, que indica un deber. Por otro lado, la ética es el conjunto de valores que rigen la conducta general del ser humano. Englobando, un imperativo ético es el deber u obligación de llevar a cabo un comportamiento para cumplir con un margen moral. El principal argumento en la discordia de veganos y omnívoros es la coacción de libertad de acción de un bando a otro. Es del todo aceptable rechazar artículos de carácter animal, sin embargo, aceptarlos, es catalogado por el bando contrario como inmoral. Aun así, planteo la certeza moral en un modo de vida vegano, pero, no adjudico una responsabilidad de carencia de valores, a quienes toman la decisión contraria. Para llegar a dicha conclusión, es imprescindible relegar la crueldad del maltrato animal llevado a acabo por multinacionales y causado por el aumento desmedido de la población.

La imagen omnívora base procederá a ser un sujeto cuya única intervención a otra especie es el sacrificio de la vida contraria para satisfacer sus necesidades primarias. Los avances modernos y la crudeza de estos no entran a debate. Frans Wall durante su conferencia en la plataforma TED en noviembre del 2011, puso en riesgo los pilares de nuestra definición como humanos o al menos retiró el erróneo concepto de proclamarnos peculiares, únicos y superiores en todo ámbito. ¿Puede tener un ser no racional conductas morales? Sí, si las tienen. Wall indica la reciprocidad y empatía como fundamentos de la moral; también exhibe como diferentes especies comprenden y aplican tales principios en su actuar. Iniciando con la capacidad de reconciliación de los bonobos; pasa a dar muestras en video de chimpancés y elefantes cooperando respectivamente con su propia especie por un fin común e incluso de forma desinteresada, abordando valores como la solidaridad. A continuación, brinda evidencia del entendimiento de equidad y justicia en monos. En base a estas pruebas, es posible cuestionar al ser humano promedio o en general el pensamiento popular. Dentro de los humanos, en su gran mayoría, resulta sencillo explicar por qué resulta abismal a simple vista la antropofagia: comprendemos a otros humanos como iguales, sus sentimientos y sensaciones son comparables a la experiencia propia. Entender a otro ser capaz de razonar o sentir evita que se mantenga vigente como primera opción atacarnos entre nosotros. Sin embargo, si partimos del mismo punto, otras especies también pueden ser concebidas iguales o aptas para asimilar su propio y ajeno sufrimiento o alegría, asimismo, protestan, apoyan o discriminan consientes de una serie de valores. ¿Por qué la reconciliación es de importancia en nuestra sociedad? Asumimos que una buena convivencia con nuestros iguales ayudará a garantizar una supervivencia, por ello mismo, el cuidar y respetar la vida de otros seres animales se convierte en una primicia casi biológica. El no consumir o hacer uso de productos relacionados a especies animales se reduce a solidaridad y empatía. Pero, he ahí donde reside el conflicto, ¿Son los omnívoros egoístas e insensibles? No. Si continuamos fijándonos en el argumento de Frans Wall sobre la moralidad en seres no racionales, inmediatamente sobreentendemos que los mismos diferencian conceptos

como bien y mal y se comportan acorde a estos. Por ejemplo, dos primates entran en disputa por el dominio de la comunidad, independiente de los resultados, es probable que aquel que haya tenido la reacción mas agresiva, desee acercarse a enmendar la relación, percibe sus acciones como negativas. En este punto, traeré a colación otras especies omnívoras o carnívoras, en este caso el chimpancé africano. El chimpancé africano, a diferencia de otros primates, se anima consumir crías de antílope, jabalíes de río y colobos rojos. Teniendo en cuenta su habilidad para reconocer que conducta es positiva o negativa, su dieta serviría para denominarlos seres inmorales. Aun así, de no administrar una alimentación incluyente de proteína, su salud se vería afectada y podría fluctuar el aumento de la población o la conservación de la especie. Automáticamente una conclusión malintencionada surge: El instinto de supervivencia es inmoral. Judit Ribas Duró, en su ensayo publicado por la Universidad Católica Argentina, defiende que no es una imposición la catalogación de los instintos como inmorales. Hacer una diferenciación entre la sensibilidad animal y humana es vital, puesto que mencionaré la moralidad del instinto del humano y no de otras especies. Independientemente de haber introducido el punto a tratar con una demostración de chimpancés. Dentro de la corriente naturalista, los aristotélicos afirman que un instinto moderado, refrenado y ligado a la razón es moral e incluso sano. Tanto Aristóteles, como Platón aceptan la existencia de leyes naturales que marcan una normativa base en el humano y, que con ayuda de la razón pueden trasladarse a un ámbito más refinado; por ende, la supresión de estos más allá de un punto medio si puede rozar la inmoralidad. Igualmente, Xavier Zubiri, filósofo español, no contrapone inteligencia y sensibilidad, es decir, no considera opuestos la moral y los instintos, es más, llega a defender que cooperan ambos puntos para dar singularidad al individuo. Las raíces biológicas no determinan el comportamiento, pero si lo condicionan; en cierta medida, la posibilidad de arribar a una moralidad es gracias a la existencia incompleta y dudosa de los instintos. En general, el instinto de prevalencia como sujetos y especie no es inmoral, en cambio, la ignorancia o atentar contra el mismo si lo es. Señal Colombia, canal de televisión

abierta colombiano, público en su página oficial distintos casos de veganos, cuya salud corrió riesgo a causa de su restrictiva dieta. La primera prueba fue la inglesa, Estelle Silver, quien fue diagnosticada síndrome de fatiga crónica y obligada a reanudar la ingesta de pescado y carne para estabilizar su cuerpo. ¿Qué simbolizó el consumo de proteína animal para el ser humano? Es de dominio publico las dos grandes razones que permitieron el desarrollo del cerebro, el uso de herramientas de piedra e ingerir carne. Una investigación realizada en la Universidad de Harvard y difundida por la cadena BBC, esclarece este proceso evolutivo. A diferencia de lo afirmado por algunos especialistas, cocinar no fue el motivo tras la modificación del esplacnocráneo, fue alimentarse de productos con mayor índice de energía y mayor complejidad digestiva. Aun así, este cambio también influyo en el neurocráneo y cerebro. Al ocupar un 17% de tiempo menos que nuestros antecesores en adquirir energía, nuestra capacidad para razonar mejoró. Tanto caminar erguidos, como consumir carne colaboraron en el avance humano. Parte del argumento animalista consiste en la industrialización y el abuso de los animales, además del efecto invernadero, la desigual distribución del bien y la masiva ganadería. Pero, si regresamos a los preceptos de Aristóteles y Platón, el error es encontrarse en un extremo de la satisfacción de un instinto, más no el instinto en sí. Una corrección en la metodología de manipulación de los artículos y la moderación del consumo, limitándose a lo necesario, nos guía al efecto positivo que en teoría se busca con el veganismo. Aunque, una vez entrados en un ámbito social, me atrevería a denunciar cierta hipocresía dentro del activismo. Por un lado, la ganadería contamina en más del 14% de las emisiones de efecto invernadero, no obstante, esto sigue correspondiendo a menos de un quinto del total; la preocupación excesiva en este ámbito sobre el otro 75%, no es del todo producente. Además, la distribución desigual de la renta no es una preocupación real. La repartición de la carne, en definitiva, no es la única razón tras la inequidad social. De hecho, de lograr la prohibición y aplicación del veganismo a nivel mundial de forma obligatoria, más de 2000 millones de seres humanos que hoy en día se encuentran en estado de desnutrición

se verían gravemente perjudicados, ocasionando que, mujeres en estado de embarazo, niños, jóvenes y pacientes de VIH, queden peligrando e incluso, propensos a formar una cadena de pérdidas monumental. Aquello sin mencionar los datos revelados por la FAO, el 75% del capital humano ubicado en la ganadería son denominados pobres o de bajos recursos. El desequilibrio de la renta aumentaría incluso más, en el caso de eliminar por completo la proteína animal de nuestra dieta. ¿Realmente es de ayuda para las especies el detenimiento abrupto de la ganadería? No del todo. El cuello de botella propuesto por Darwin nos ha demostrado que hay una competitividad entre especies y que la supervivencia de una anula las posibilidades de permanencia de otra. Claudio Bertonatti, comenta en su libro La confusión del veganismo el impacto en la biodiversidad que tiene la propagación de ciertas especies de consumo vital humano. El control sobre el crecimiento de una comunidad y su selección de permanencia en un área es de gran ayuda a la biodiversidad. En gran parte de países hispanohablantes de América Latina, una fracción de la población animal original antes de la conquista se ha perdido. Al traer la ganadería, proseguir a olvidar la zona de producción y permitir su expansión natural, especies invasoras aniquilaron por completo seres nativos. En principio del ensayo hice énfasis en por qué el veganismo es un comportamiento moral y el ser omnívoro, a su vez, también es moral. Fluctúa la respuesta en los extremos de cada bando; los omnívoros que practican la ingesta brutal, abusiva y bestial de artículos animales omiten todo tipo de empatía; en cambio, resolver el veganismo como una obligación y una coacción en la conducta, al punto de atentar el instinto de supervivencia de la comunidad humana, también es inmoral. La libertad de acción, bajo el régimen de la razón y moderación, es un imperativo ético. El deber de permitir dietas de todo tipo, siempre y cuando se mantengan en el punto medio.