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Biografías de Grandes Cristianos Orlando Boyer El libro nos presenta a grandes personajes, hombres de Cristo que por su dedicación a la obra de Dios consiguieron marcar una diferencia para su época. El autor no se entretiene en detalles menores, por el contrario, selecciona los sucesos más relevantes en la vida de cada uno de estos hombres, dando como resultado un libro de fácil lectura, ágil pero, sobre todo, desafiante, casi como si cada uno de los personajes preguntara al lector ¿Y tú que estás haciendo para aquel quien llamas Señor, Señor? A pesar de que el autor no duda en retar al lector usando como ejemplo la vida y la obra de estos grandes hombres de Dios, en ningún momento trata de transmitir el mensaje de que la grandeza, la elocuencia y el valor de éstos fueron la razón del éxito de su obra. En todo momento el lector tiene en claro que la clave del éxito, de hombres como Martin Lutero o Juan Wesley, radicó en el tiempo que ellos pasaron de rodillas, reconociendo sus debilidades, su insuficiencia para llevar a cabo tan grande labor. El tiempo de comunión con el Creador les permitió a estos personajes encontrar el consuelo en los tiempos de persecución, las fuerzas cuando más debilidad tenía y las palabras para convencer al pueblo del pecado en que se encontraban. Me sorprendió encontrar que, además de compartir el hábito de pasar largas horas de oración y grandes periodos de ayuno (lo cual debe ser considerado como el verdadero mérito de ellos), estos obreros de Dios también tenían en común un gran temor por dejarse vencer por el orgullo y la vanagloria, reconociendo en todo momento que no eran más que instrumentos en las manos del Todopoderoso. Las grandes hazañas que consiguieron estos hombres nacieron de un amor sincero a Dios y por las almas que, envueltas en pecado, se perdían en el mundo. No quisieron ganarse un nombre entre la gente, lo que quisieron fue ganar, para Cristo, a la gente. Hubiera sido fácil dejarse vencer por el orgullo y la arrogancia al ver los grandes frutos que lograban con su obra, sin embargo resulta sorprendente ver que la humildad reinaba en su carácter. En pocas palabras, decidieron morir para el mundo y vivir para Cristo.

Aun con todo lo dicho, me parece importantísimo mencionar que la obra fue siempre de Dios, en todo sentido. El Creador no sólo dio el hacer sino también el querer hacer. Fueron las riquezas de la gracia de Dios lo que movió a estos hombres a proclamar las verdades del evangelio. Fue el Espíritu Santo quien descendió como un fuego y saco al pueblo del letargo espiritual en el que se encontraban. Gloria a Dios porque estos hombres no resistieron su llamado, que resistieron las grandes pruebas por las que pasaron y que tomaron el arado y no miraron hacia atrás. Me gustaría mencionar algunos de estos personajes, no porque se destacaron más que los otros sino que, en lo particular, me llamaron mucho la atención. Uno de ellos fue Juan Wesley, quien creció dentro de una familia que lo instruyo desde pequeño en los asuntos del Señor. La madre de Wesley decidió educar a su hijo a fin de dedicarlo a la obra de Dios, siempre con la guía y la sabiduría que encontró en las Sagradas Escrituras. Esta educación no quedo sin fruto, la Palabra ya promete que si se instruye al niño en su camino, cuando fuere viejo no se apartara de él (Proverbios 22:6). Aun así era necesario que Juan Wesley tuviera un encuentro personal con su Salvador. No era suficiente simplemente con haber oído acerca de Él, ni con la instrucción que había recibido, era necesario llegar a conocer y amar, con todas sus fuerzas, a Aquél al que predicaba. Este privilegio lo obtuvo después de pasar dos años en América del Norte, cuando se dio cuenta que creía saber mucho cuando, en realidad, no sabía nada, pudo entonces decir como Job: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5). Luego de este suceso Wesley pudo experimentar, ya en Inglaterra en una pequeña reunión de oración con sus conocidos, la unción del Espíritu Santo derramada en su vida. Después de esa experiencia la vida de Juan Wesley cambio para siempre, comenzó a caminar ligado a Dios en una relación íntima. Como consecuencia de este cambio la obra de Wesley creció en magnitud e importancia, ya había sido preparado para que el Creador lo usara para alcanzar a grandes multitudes, y para dejar un legado que aun en nuestro tiempo sigue teniendo gran influencia.

Otro personaje que me gustaría mencionar (no destacar porque todos tienen gran importancia), es Christmas Evans. Este personaje fue llamado de una vida llena de pecado, estilo de vida que lo llevo a perder un ojo, al servicio del Dios viviente. Al principio sus sermones eran secos y sin frutos, quizá porque trataba de alcanzar a las almas con sus propios medios, hasta que un día se rindió totalmente a Dios y recibió el fuego del Espíritu Santo que obraba para que las personas se volvieran a Cristo. En un momento de su vida paso por una experiencia que lo llevo a un lugar por el que, muy probablemente, la mayoría de los creyentes hemos pasado, el desánimo. Me sorprende como describe él mismo su situación y la desesperación que lo llevo a buscar con ansiedad ese fuego interior que había tenido al principio de su ministerio. Evans describe la desesperación que sentía por la frialdad de su corazón, ya había conocido una vida en comunión con Dios, evidentemente cualquier forma de vida diferente a la que había experimentado resultaba vacía y sin sentido. Imagino la angustia que sentía al asistir a un culto y no encontrar la dulce presencia de Dios, una sensación casi asfixiante; hasta que ya no pudo sopórtalo más. Dios, en su infinita misericordia, concedió a Evans el regresar a una vida llena de su poder. El siervo respondió entregándose en cuerpo y alma a la obra de su Señor, cuidando de no ahogar esa llama que el Señor había encendido de nuevo. Por ultimo quisiera mencionar unos detalles que me sorprendieron de la biografía de Adoniram Judson, misionero de Birmania. Vivió en una época de ataques

intelectuales

al

cristianismo,

en

Francia

había

crecido

considerablemente el pensamiento ateísta. A pesar de haber nacido en una familia de creyentes que lo habían instruido en los asuntos del Señor, Adoniram se dejó llevar por la influencia que había tomado fuerza en Francia. Esto sucedió durante los años que Judson paso estudiando. En el ámbito académico a veces es fácil ser engañado por personas a las que se estima como sabias e instruidas, los argumentos intelectuales (por llamarlos de alguna manera) en contra del cristianismo pueden ser fatales para una persona que no está firme en la fe, no porque sean argumentos buenos o

irrebatibles sino porque, generalmente, son expuestos con excesos de palabras que pueden llegar a confundir a alguien que no ha estudiado a profundidad las Escrituras. Finalmente Dios le mostro que cuando creyó haber alcanzado conocimiento lo que realmente hizo fue volverse necio e ignorante. Abrió los ojos de Adoniram para que entendiera que cuando creyó alcanzar la luz, lo que hacía era adentrarse en la oscuridad. Después de que el velo le cayera de los ojos Adoniram Judson dedicó su vida, en compañía de su familia, al servicio de su Creador. Por supuesto hay más historias que se podrían destacar, otros personajes que influyeron a pueblos y naciones enteras, y más testimonios de almas rendidas a los pies de Cristo por el esfuerzo de hombres que dedicaron su vida al servicio de Dios. Por ello es que puedo asegurar que la esta lectura siempre será recomendable. El libro resulta muy alentador en muchas ocasiones, conmovedor la mayoría de las veces, desafiante en todo momento. Solo me resta decir que las biografías que compilo el autor fueron de gran bendición y motivación para mi vida. Después de leer las grandes obras que Dios hizo a través de estos hombres es imposible no sentirse alentado y exhortado a levantarse y tomar el arado para nunca más mirar atrás. Misioneros de Asambleas de Dios en el Mundo No . 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Misioneros Familia Lagos Héctor Macías Esmeralda Martínez y Marilou Ortega Familia Salazar Carrasco Angélica Quintero Yolanda Díaz y Mari Hernández Erika Soto y Familia Méndez Familia Salinas y Familia Jimenez Familia Estrada Ayón Tizabeth Acevedo

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