Biografias Heroina

MICAELA BASTIDAS Micaela Bastidas nació en Abancay en 1745. A los 15 años se casó con el cacique José Gabriel Condorcanq

Views 376 Downloads 6 File size 362KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

MICAELA BASTIDAS Micaela Bastidas nació en Abancay en 1745. A los 15 años se casó con el cacique José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II) con quien tuvo tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando. En 1780 lideró, junto a su esposo, la gran rebelión anticolonial buscando acabar con el mal gobierno, las injustas reformas fiscales y los abusos contra los indios. Al fracasar la sublevación fue capturada y condenada al estrangulamiento. La pena se cumplió en la Plaza de Armas el 18 de mayo de 1781. El mismo día fueron ejecutados su hijo Hipólito y su esposo Túpac Amaru II.

TOMASA TITO CONDEMAYTA Tomasa Tito Condemayta nació en Acomayo, al sur del Cusco, hacia el año 1750. Por ser descendiente de la nobleza incaica heredó el cargo de Cacica de Acos. Fue una mujer de gran sensibilidad social con los indios que sufrían dura explotación en las mitas y obrajes del Cusco y el Alto Perú. Cuando estalló la revolución de Túpac Amaru II (1780) Tomasa Tito Condemayta fue una de sus decididas partidarias, demostrando mucho valor y espíritu de lucha. Es muy recordada la victoria que junto a un batallón de mujeres logró en la batalla de Puente de Pilpinto, sobre el río Apurímac, en la región Cusco. Esta heroica mujer fue capturada por los españoles y murió junto a su Inca. La estrangularon en la Plaza de Armas del Cusco aquel 18 de mayo de 1781.

CECILIA TUPAC AMARU Figura importante de la rebelión de José Gabriel Tupac Amaru, nace en la ciudad de Sicuani, Canchis, Cusco, el año de 1742, desde muy niña se trasladó y radicó en la localidad de Surimana, asiento principal de la familia Túpac Amaru; se ganó el aprecio y cariño de los pobladores de Tungasuca, Pamapamarca y Surimana, ella destaco por su alegría, entusiasmo, don de convencimiento y habilidad para diligenciar grupos de personas en tareas y faenas públicas. Durante la preparación y levantamiento de 1780, ella de manera singular, destaca por su entusiasmo, valentía y gran personalidad. Es prima hermana de Túpac Amaru y hermana de Diego Cristóbal Túpac Amaru (segundo jefe máximo de la rebelión), se casó muy joven con Pedro Mendiguri, mártir de la rebelión ejecutado en la ciudad de Cusco, junto al Inca Jose Gabriel Tupac Amarú y Micaela Bastidas; además, Cecilia, es madre de Andrés Túpac Amaru, joven dirigente de

la rebelión quien a sus apenas 17 años organizo y encabezo la rebelión en el alto Perú e integró a la causa libertaria al temido dirigente indígena Túpac Catari. En Sicuani, lleva su nombre el malecón que se halla en zona céntrica, entre la calle Tacna y Bolognesi; es triste ver que allí se ubique un pequeño busto de yeso de Cecilia Tupac Amaru, elaborado hace muchos años atrás a iniciativa del artista Alfonso Alvarez; en ese lugar que frecuentemente nos inspira y hace reflexionar a muchos, debería ubicarse con mayor detalle y decoración una escultura de bronce de tan importante mujer, canchina ella, que participo directamente en la rebelión y levantamiento de Tupac Amaru.

JUANA TORIBIA ANA Símbolo de la mujer patriota tacneña. Colaboró con el alzamiento de 1911. En su casa se bendijo la primera bandera de los insurrectos.

VENTURA CCALAMAQUI El 31 de agosto de 1814 y en apoyo a la revolución encabezada por el brigadier Pumacahua en el Cusco, la heroína reunió a cientos de mujeres campesinas en Huamanga y las arengó para levantarse ante el cuartel de Santa Catalina (actual Centro Artesanal Soshaku Nagase), desafiando al destacamento español. De esa manera instaron con gritos patrióticos a los ayacuchanos a sumarse a la columna de los independentistas Béjar y Hurtado, que avanzaba por los Andes hacia Huamanga. Ventura se enfrentó al capitán español José Vicente de la Moya con un discurso que ensalzaba los valores de libertad e igualdad, algo extraño en esa época en que la mujer vivía marginada de la actividad política. Este gesto de rebeldía, después de tres siglos de opresión, contribuyó a la entrada triunfal de los patriotas en Huamanga un 20 de septiembre de 1814. Su fama sin embargo es local: un modesto busto ubicado en la plaza donde ocurrieron los hechos de 1814; asociaciones populares de mujeres, un colegio. A pesar de ello, tal vez por la sombra de la huamanguina María Parado de Bellido, elevada a figura femenina de mártir de la Independencia, Ventura no es un personaje de la historia del Perú más allá de Ayacucho

BRIGIDA SILVA DE OCHOA Perteneció a una familia muy involucrada en el quehacer libertario del Perú, ya que era hermana del coronel Remigio Silva implicado en la conspiración contra Abascal en 1809; y el abogado Mateo Silva promotor de la formación de una Junta de Gobierno, pero que fue sometido a juicio y encarcelado.

A los dieciocho años, en 1794, se casa con el cusqueño Francisco Ochoa Camargo quien la apoyaría en su amor patrio. Durante mucho tiempo Brígida, con la ayuda de su esposo, se dedicó a brindar apoyo a quienes eran encarcelados por la lucha emancipadora. Durante el intento libertador de su hermano Mateo, a través de Juntas de Gobierno, ella se encargó de llevar y traer las comunicaciones entre los patriotas, para que estuvieran informados sobre los movimientos de los realistas que se preparaban para el combate. Debemos tener en cuenta que en esos momentos era muy difícil cumplir con esa misión, ya que el virrey Abascal había redoblado la vigilancia en toda la ciudad, con la finalidad de descubrir la más mínima iniciativa emancipadora. Lo que favorecía a Brígida era que no despertaba sospechas pues tenía un hijo que prestaba, como oficial del Cuerpo de Artillería, acuartelado en Santa Catalina, al servicio del Rey de España, por lo que ella podía entrar libremente al cuartel para ver a su hijo y para visitar a su hermano Remigio que se encontraba recluído en el mismo lugar. Ofrendó a su patria los más eficaces servicios, atendiendo a aquellos encerrados en oscuras prisiones, llevando mensajes o sacrificando el último centavo de su fortuna para proporcionar víveres y ropa a los prisioneros. Conseguida la Independencia fue declarada patriota, por el general José de San Martín, en la ciudad de Lima en el año 1840.

MARÌA PARADO DE BELLIDO María Parado de Bellido nació en Huamanga el 5 de julio de 1777. Sus padres fueron Fernando Parado y una indígena ayacuchana. A los 15 años se casó con Mariano Bellido, con quien tuvo 7 hijos. A finales de 1820, su esposo y sus hijos Tomás y Mariano se unieron a las guerrillas que luchaban por la Independencia del Perú. En 1822, María Parado de Bellido empezó a enviar informes de los movimientos españoles a su esposo, quien las mostraba al jefe guerrillero Cayetano Quiroz. Lamentablemente una de las cartas fue descubierta en Quilcamachay el 29 de marzo de 1822. Al día siguiente fue detenida en Huamanga. La torturaron para que delate a sus compañeros, pero la heroína no mencionó a nadie. Fue fusilada por orden de José Carratalá en la Pampa del Arco (Ayacucho) el 1 de mayo de 1822.

JOSEFA CARRILLO ALBORNOZ Fue una de las patriotas que más lucharon por la Independencia del Perú, a pesar de descender de rancio abolengo hispano. Aprovechó su gran posición social para prestar a la patria los más grandes servicios. En todo movimiento que realizaban las damas limeñas para lograr la libertad, siempre se encontraba doña Josefa.

Apoyó resueltamente todas las acciones para favorecer el ingreso del ejército del Libertador San Martín; redactando cartas que la podían comprometer gravemente ante las autoridades virreinales; cartas que ella misma firmaba para que tuvieran valor, credibilidad y alcanzaran el éxito deseado. Siempre decía que a pesar que era peligroso lo que hacía, estaba dispuesta a llegar hasta el sacrificio, de ser necesario. Cuando al fin llegó la tan ansiada Independencia, el general San Martín declaró a Doña Josefa Carrillo, Prócer de la Independencia, siendo el propio libertador quien le entregó el diploma que la acreditaba con tan honroso título. A quienes se preguntaban respecto a los peligros y los sobresaltos a que estuvo sometida durante todo el tiempo de lucha, contestaba: “Eran necesarios aquellos sacrificios, para gozar ahora de libertad; éstas es la dulce recompensa a las horas amargas”. Y agregaba: “Ya ven ustedes que el tiempo de gozar la libertad que nos queda, es más dilatado del que necesitamos para destruir la opresión” En 1822, por Ley del 11 de diciembre, se le condecoró, a ella y a las demás damas que participaron en la lucha, con la Medalla de Honor de la Patria en premio a su valor y abnegación. Los días angustiosos fueron seguidos de los de alegría, exteriorizada por todas las clases, y entonces recorriendo los grandes salones, nadie habría reconocido en ella a la aguerrida revolucionaria, que no tuvo miedo jamás.

JUANA GARCIA Juana García González nació en la ciudad de Buenos Aires, Virreinato del Río de la Plata, en el año 1792. Casó con el general Manuel Guillermo Pinto Lobo y "fue, como su compañero, apreciadísima por su moderación, cultura y patriotismo". Apoyó desde un comienzo la Revolución de Mayo y contribuyó decididamente al esfuerzo de los primeros años de la guerra de Independencia Argentina desde el momento mismo de la organización de las Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú. Tuvo al menos una hija, Rita Pinto García, casada con Luis José Molina y Gonzalez de Noriega, hacendado de la provincia de Santa Fe y en segundas nupcias con Juan Bernabé Molina y Gonzalez de Noriega. Falleció el 21 de agosto de 1868 a los 76 años de edad.

MARCELA CASTRO Marcela Castro fue acusada de alentar el alzamiento Tupacamarista en Marcapata y de no haber delatado a los que intervinieron en él. Por esto, se le aplicó feroz sentencia de ser arrastrada a la cola de una bestia, llevando soga de esparto al cuello, siendo así conducida por las calles para que sea objeto de burla luego fue descuartizada y su cabeza fue puesta en el camino que sale para San Sebastián, un brazo en el pueblo de Sicuani, otro en el puente de Orcos, una pierna en Pampamarca, otra en Ocongate y el resto del cuerpo quemado en una hoguera en la plaza y sus cenizas arrojadas al aire. Esto provocó más la ira de la gente hacia las tropas realistas.

BARTOLINA SISA Bastian Flores (Cantón de Caracato del Ayllu, 24 de agosto de 1753 - La Paz, 5 de septiembre de 1782) fue una heroína Indígena Aymara, Virreina y comandante junto a su esposo el caudillo y Virrey Aymara Túpac Katari (Julián Apaza, 1750-1781). Se casó con Julián Apaza cuando ella tenía 25 años (aproximadamente en 1778).Bartolina Sisa y su esposo Julián Túpac Catari batallaron contra el ejercito realista. Ella fue jefa de batallones indígenas donde demostró gran responsabilidad y capacidad de organización, logrando armar un batallón de guerrilleros indígenas y también grupos de mujeres colaboradoras de la resistencia a los españoles en los diferentes pueblos del alto Perú. Sus hazañas y arrojó está representada en el Sitio de La Paz y a Sorata en donde tomó parte activa, ordenando represar el río que pasa por la ciudad para provocar una inundación que debía romper los puentes y aislar a la población, pero este plan fracasó puesto que el general realista, Segurola, recibió ayuda de cinco mil hombres que destruyeron los planes de los rebeldes. Tiempo después, Bartolina Sisa fue capturada, torturada y cruelmente asesinada.

GREGORIA APAZA Gregoria Apaza Nina (Ayo Ayo, provincia de Sica Sica, c. 1751 - La Paz, 6 de septiembre de 1782) fue una heroína y revolucionaria indígena aimara que lideró, junto a su hermano Túpac Katari (Julián Apaza) y su cuñada Bartolina Sisa, una de las rebeliones más extensas contra el Imperio español en el Alto Perú. Hija de Nicolás Apaza y Marcela Nina, estuvo vinculada sentimentalmente a Andrés Túpac Amaru, sobrino de Túpac Amaru II, quien se les uniría durante el segundo cerco a la ciudad española de La Paz en 1781; con éste, Gregoria lideró el asalto y toma de Sorata. Fue torturada y ejecutada el 6 de septiembre de 1782 en La Paz, junto a Bartolina Sisa.

MANUELA TITO CONDORI Esta mujer colaboró con Diego Cristóbal Túpac Amaru que era su esposo. Había nacido en Pitumarca, lugar perteneciente a la zona de Canchis; fue el noble corazón que alentó en todo instante a las huestes de su marido en el levantamiento que llevaba el germen de la libertad que había sido ya iniciado por Túpac Amaru y Micaela Bastidas. Fracasada la revolución, Manuela Tito Condori fue cruelmente condenada a perpetuo destierro y debía estar reservado su destino fijo al excelentísimo señor Virrey, que en aquella época era don Agustín de Jáuregui; el encargado de hacer cumplir esta sentencia fue don Benito de la Mata Linares, el 17 de julio de

1783. El destierro al cual marchaba esta valerosa mujer indígena se debía cumplir integrando una caravana que partiendo del Cuzco debía hacer a pie el recorrido hasta el Callao.

MARGARITA CONDORI Margarita Condori apoya con dinero y provisiones guerrillas de Diego Tupac Amaru; natural de Tungasuca que pertenece a Tinta. Murió por causa del frío y cansancio por integrar la "Caravana de la Muerte-los 40 años". Su último destino sería en Andahuaylas donde el padre Francisco Javier Alfaro, de la Iglesia San Pedro, le otorgó los sacramentos y la enterró el 14 de octubre de 1783.

SIMONA JOSEFA MANSANEDA Nació en la población de Mecapaca, distrito de La Paz, el 28 de octubre de 1770, hija natural de Josefa Manzaneda, se casó con Pablo Gonzales de cuyo matrimonio tuvo un hijo llamado José María. De oficio bordadora de jubones (confeccionaba chaquetillas para fiestas), su trabajo le proporcionaba una ganancia como para pasar la vida. Quedó viuda y no volvió a casarse, se dedicó a la insurrección durante la independencia. Esta mujer de estrato del pueblo, resultó una gran líder, dirigía la fábrica de municiones y preparaba los cuadros de lucha por la libertad, adiestrando y adoctrinando a los artesanos y campesinos. Los sitios de operaciones, eran las solariegas casas de Doña Vicenta Juariste Eguino, los pliegues de su pollera eran el ánfora segura para ocultar la correspondencia revolucionaria que debía ser entregada en su destino. En 1811, hace una nueva aparición en el escenario de la lucha con motivo de la llegada del Ejército auxiliar argentino. En 1814 durante el ataque de Muñecas y Pinelo a La Paz, ella organiza grupos de patriotas que posesionados en el centro de la ciudad, coadyuvaron en el triunfo de las armas patriotas contra el tirano Valde Hoyos. En la mañana del 28 de septiembre del mismo año, cuando la pólvora estalló en el cuartel y mató al Ejército patriota, ella estuvo en los sucesos del Cabildo, cuando a Valde Hoyos lo sacaron de ese sitio para ultimarlo en forma horrenda. Todos estos hechos no podían quedar sin castigo por los españoles y en 1816, el Ejército realista se dirigió a La Paz, para castigar severamente a los revoltosos, con la consigna de no dejar en La Paz, más tesoros que lágrimas, pusieron en práctica su plan y comenzando la persecución por las mujeres patriotas capturaron a Manzaneda y luego de juicio sumario y sentencia, la ejecutaron en público, sacándola a la calle, la despojaron de sus vestidos, le raparon la cabeza quitándole las trenzas, la subieron a un burro y con las manos atadas atrás la condujeron hasta el cadalso, en cada esquina de la plaza y a la vista del público, los soldados españoles le daban 50 azotes y así en esa forma, sangrante y destrozado el cuerpo, llegó al sitio donde la ultimaron disparándole por la espalda, horas más tarde recogieron su cuerpo y la madre tierra la recibió alborozada porque sabía que llegaba a su regazo el cuerpo de un alma llena del ideal de libertad, de pasión en la lucha y de amor para sus semejantes.

LAS HEROÍNAS TOLEDO El heroico acontecimiento que hace ilustre al pueblo de Concepción en la historia de nuestra independencia se debe a ellas. Juana Toledo y sus hijas Teresa y Ana concibieron un atrevido proyecto con los y las habitantes de los campos vecinos y todas las armas que pudieron encontrar para oponerse al paso de los españoles. Las Toledo corrieron inmediatamente a la cabeza del puente con algunos de los suyos y cortaron las amarras con las herramientas que tenían preparadas al ver que unos Húsares trataban de atravesarlo. Esta operación fue realizada con presteza y entre las balas del enemigo, y quienes cometieron la temeridad de pasar al lado opuesto del puente cayeron al río.