BIOGRAFIAS

José Carlos Mariátegui La Chira Mariátegui a los 10 años de edad, junto a su hermano Julio César (1904). Mariátegui nac

Views 241 Downloads 7 File size 2MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

José Carlos Mariátegui La Chira

Mariátegui a los 10 años de edad, junto a su hermano Julio César (1904). Mariátegui nació en Moquegua, en 1894. Sus padres fueron María Amalia La Chira Ballejos y Francisco Javier Mariátegui Requejo. Entre sus antepasados se contaba el ilustre pensador liberal Francisco Javier Mariátegui y Tellería. Tuvo dos hermanos: Guillermina y Julio César Mariátegui. En 1899 se trasladó con su madre y sus hermanos a Huacho y en 1902, tras un accidente en la escuela, fue internado en la clínica Maison de Santé de Lima. Su convalecencia fue larga y quedó con una anquilosis en la pierna izquierda que lo acompañaría el resto de su vida. Por haber quedado inhabilitado para las recreaciones propias de su edad, frecuentó desde entonces la lectura y la reflexión. En 1909, ingresó al diario La Prensa para realizar tareas auxiliares, primero como alcanzarrejones (portapliegos) y luego como ayudante de linotipista. A pesar de no haber culminado sus estudios escolares, llegó a formarse en periodismo y empezó a trabajar como articulista, primero en La Prensa (1914-1916) y luego en el diario El Tiempo (1916-1919), al mismo tiempo que colaboraba en las revistas Mundo Limeño, Lulú, El Turf y Colónida. Usando el seudónimo de Juan Croniqueur ironizó la frivolidad limeña y exhibió una vasta cultura autodidacta, que lo aproximó a los núcleos intelectuales y artísticos de vanguardia. Se hizo amigo del escritor Abraham Valdelomar con quien formó un dúo diletante cuyos duelos de ingenio eran reproducidos por ellos mismos en sus crónicas. Por esa época (llamada luego despectivamente por él mismo como su “edad de piedra”) cultivó con entusiasmo la poesía pero nunca publicó su anunciado poemario titulado Tristeza. En 1918 sus intereses viraron hacia los problemas sociales. Fundó con el periodista César Falcón y Félix del Valle la revista Nuestra Época, desde donde criticó el militarismo y la política tradicional pero de la que solo salieron dos números. En 1919 e igualmente en colaboración con Falcón fundó el diario La Razón, desde donde apoyó la reforma universitaria y las luchas obreras. Dicho diario tampoco tuvo larga vida y fue clausurado por el gobierno del presidente Augusto B. Leguía, oficialmente por haberse expresado despectivamente de los miembros del parlamento, aunque lo más probable fuera por los crecientes reclamos populares que alentaba desde sus páginas.

José Carlos Mariátegui a la edad de 23 años Viaje a Europa y formación socialista

Artemio Ocaña, José Carlos Mariátegui y F. Gulda en las inmediaciones de la Plaza de San Pedro, Roma. 1922 Junto con César Falcón viajaron con rumbo a Europa gracias a una beca que le fue entregada por el gobierno de Leguía como una forma encubierta de deportación. Pasaron por Nueva York, coincidiendo con una huelga de trabajadores de los muelles del puerto, y en la Alemania de revolución espartaquista, para luego en noviembre llegar al puerto de Le Havre y de allí a París.3 Durante este viaje, nació su primogénita, Gloria María Mariátegui Ferrer, fruto de su relación con Victoria Ferrer Gonzales. En Europa, a decir de él mismo, fue donde hizo su mejor aprendizaje. Se vinculó con escritores representativos, estudió idiomas, inquirió sobre las nuevas inquietudes intelectuales y artísticas y concurrió a conferencias y reuniones internacionales.

José Carlos Mariátegui junto con sus 4 hijos (1929). En Italia se casó con Anna Chiappe y estuvo presente durante la ocupación de las fábricas en Turín, así como en el XVII Congreso Nacional del Partido Socialista Italiano en Livorno, donde se produjo la escisión histórica y se conformó el Partido Comunista Italiano (PCI). Formó parte de círculos de estudio del PSI y asumió el marxismo como método de estudio, cuando Benito Mussolini estaba a punto de tomar el poder. Según su análisis, la victoria del fascismo es el precio que un país debe pagar por las contradicciones de la izquierda. Abandona Italia y recorre Europa a la espera de poder volver al Perú. Visita París, Múnich, Viena, Budapest, Praga y Berlín.5 Durante ese recorrido estudia los movimientos revolucionarios que convulsionan el continente europeo después de la guerra. Retorno al Perú El 17 de marzo de 1923 Mariátegui regresó a Lima, acompañado de su esposa y su primogénito. Dictó conferencias en la Universidad Popular González Prada sobre la crisis mundial derivada de la Primera Guerra Mundial. Asumió la dirección de la revista Claridad cuando Víctor Raúl Haya de la Torre, futuro líder del APRA, viajó a México en calidad de exiliado. Llamó a la realización del Frente Único de Trabajadores. A fines de ese mismo año anunció la publicación de "Vanguardia: Revista Semanal de Renovación Ideológica", co-dirigida con Félix del Valle, proyecto que no se llevaría a cabo pero que luego se transformaría en la revista Amauta.6 En 1924, debido a su antigua lesión, debió amputársele una pierna. Pero no cesó por ello su actividad creadora, continuándola recluido en una silla de ruedas. Pasó una temporada de reposo en Miraflores para mudarse el 1 de junio de 1925 a la que sería su residencia más simbólica en la calle Washington, izquierda, No. 544, 7 hoy conocida como la Casa Museo José Carlos Mariátegui. En octubre de 1925 fundó la Editorial Minerva junto con su hermano Julio

César que publicó obras suyas y de otros autores peruanos, comenzando por su primer libro recopilatorio de ensayos: La escena contemporánea,8 sobre la política mundial. En 1926 fundó la revista Amauta (en quechua sabio o maestro), que cohesionó a una amplia generación de intelectuales en torno a una nueva apreciación del quehacer nacional y dio impulso al movimiento indigenista en arte y literatura. Asimismo, colaboró asiduamente en los semanarios limeños Variedades y Mundial. Fue encarcelado en 1927 durante un proceso contra los comunistas acusados de conspirar contra el gobierno de Leguía, pero luego le dieron arresto domiciliario. En 1928 rompió ideológicamente con Víctor Raúl Haya de la Torre y fundó el Partido Socialista Peruano, convirtiéndose un año más tarde en su Secretario General. Durante el mismo año, fundó la revista comunista Labor y publicó sus monumentales 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana.9 En 1929 fundó la Confederación General de Trabajadores del Perú. El proyecto político de Mariátegui se puso a prueba en el Congreso Sindical Latinoamericano de Montevideo (mayo de 1929) y la Conferencia Comunista Latinoamericana (junio del mismo año). A ellas asistió el Partido Socialista Peruano con cinco delegados que llevan planteamiento de Mariátegui: Hugo Pesce, Julio Portocarrero, José Bracamonte (piloto de la Marina Mercante Nacional, fundador de la Federación de Tripulantes del Perú), Juan Peves (dirigente campesino de Ica, fundador de la Federación de Yanacones) y Carlos Saldías (dirigente textil). Estos planteamientos fueron cuestionados por el buró político de la Internacional en Sudamérica, generando una distancia entre los planteamientos de la Internacional Comunista y las posturas de Mariátegui. En definitiva, Mariátegui "no aceptó subordinarse a la jerarquía comunista".10 En febrero de 1930, Eudocio Ravines fue nombrado Secretario General del Partido Socialista del Perú, en reemplazo de Mariátegui quien estaba preparando un viaje a Buenos Aires, donde podría tratar su enfermedad y participaría en el Consejo General de la Liga Antiimperialista. También proyectaba dar envergadura continental a su revista Amauta trasladando su sede de Lima a la capital de Argentina. Últimos días antes de su muerte[editar]

Cortejo fúnebre de Mariátegui pasando por la Plaza de Armas de Lima. A fines de marzo de 1930, Mariategui fue internado de emergencia siendo acompañado por sus amigos entre los cuales destacaron Diego San Roman Zeballos (creador de la revista El Poeta Hereje). Murió el 16 de abril, casi en vísperas de su esperado viaje a Buenos Aires. El 20 de mayo la dirección del Partido Socialista Peruano, con Eudocio Ravines como Secretario General y Jean Braham Fuentes Cruz como Presidente General, cambió el nombre del Partido Socialista del Perú por el de Partido Comunista Peruano. Fue enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro con un masivo cortejo fúnebre11 y en 1955, conmemorándose los 25 años de su muerte fue trasladado a un nuevo mausoleo en el mismo cementerio (un túmulo de granito obra del escultor español Eduardo Gastelu Macho).12 Su pensamiento Visión del Perú La Conquista no sólo escindió la Historia del Perú, sino también escindió la economía. Antes de la llegada de los españoles existía una economía comunal indígena que era bastante sólida. Existía un bienestar material gracias a la organización colectivista de la sociedad incaica. Esta

organización había enervado el impulso individual y a la vez había desarrollado el hábito de la obediencia al deber social. La Conquista instauró así una economía de carácter feudal. No buscaban desarrollar una economía sólida sino sólo la explotación de los recursos naturales. Es decir, los españoles no se formaron como una fuerza colonizadora (como los ingleses en Estados Unidos), sino que se constituyeron como una pequeña corte, una burocracia. Este sistema acabó determinando la economía republicana. La política económica de la Corona Española impedía el surgimiento de una burguesía en las colonias. Estas vieron necesaria la independencia para asegurar su desarrollo. La independencia se decide entonces por las necesidades del desarrollo capitalista, en ese sentido, Inglaterra cumplió un papel fundamental al apoyar a las nacientes naciones americanas. Para Mariátegui, el gamonal invalida inevitablemente toda ley u ordenanza de protección del indígena o del campesino. Contra la autoridad del hacendado sostenida por el ambiente y el hábito, es impotente la ley escrita. El alcalde o el presidente municipal, concejo o ayuntamiento, el juez, el corregidor, el inspector, el comisario, el recaudador, la policía y el ejército están enfeudados a la gran propiedad. "La ley no puede prevalecer contra los gamonales. El funcionario que se obstinase en imponerla, sería abandonado y sacrificado por el poder central, cerca del cual son siempre omnipotentes las influencias del gamonalismo, que actúan directamente o a través del parlamento, por una y otra vía con la misma eficacia". Es importante esclarecer la solidaridad y el compromiso a que gradualmente han llegado el gamonalismo regional y el régimen central: "de todos los defectos, de todos los vicios del régimen central, el gamonalismo es responsable y solidario". El gamonal es una pieza en la estructura de la administración centralizada: es el jefe local de uno de los partidos políticos de influencia nacional y es el eslabón fundamental en la cadena de una de las muchas clientelas del sistema político. El poder central recompensa al gamonal al permitirle disfrutar de innumerables contratos y alcabalas y actualmente, al dejar en sus manos las regalías que produce la explotación de recursos naturales por las multinacionales e innumerables contratos para complementarlas. En estas condiciones, cualquier descentralización termina con el resultado esencial de un acrecentamiento del poder del gamonalismo.

José Carlos Mariátegui (fotografía de Federico Sal y Rosas). Febrero de 1930. El guano y el salitre cumplieron un rol fundamental en el desarrollo de la economía peruana. Estos productos aumentaron rápidamente la riqueza del Estado, ya que la Europa industrial necesitaba estos recursos para mantener su productividad agrícola, productos que el Perú poseía en monopolio. Esta riqueza fue despilfarrada por el Estado Peruano. Pero permitió la aparición del capital comercial y bancario. Se empezó a constituir una clase capitalista, pero cuyo origen se encontraba en la vieja aristocracia peruana. Estos productos también permitieron la consolidación del poder de la costa, ya que hasta entonces, la minería había

configurado a la economía peruana un carácter andino. En síntesis, el guano y el salitre permitieron la transformación de la economía peruana de un sistema feudal a un sistema capitalista. Las nuevas naciones buscaron desarrollar el comercio. América Latina vendía sus recursos naturales y compraba productos manufacturados de Europa, generando un sistema que beneficiaba principalmente a las naciones europeas. Este sistema, permitió el desarrollo sólo a los países Atlánticos, ya que las distancias eran enormes para los países que se encontraban en la costa del pacífico como el caso del Perú. El Perú en cambio, comenzó a comerciar con el Asia, pero no logró el mismo desarrollo que los países del Atlántico. Además, con la Guerra del Pacífico el Perú perdió el guano y el salitre. Pero esta guerra también significó la paralización de toda la producción nacional y el comercio, así como la pérdida del crédito exterior. El poder cayó temporalmente en manos de los militares, pero la burguesía limeña pronto recuperó su función. Se planteó el Contrato Grace como una medida para salir de la crisis. Este contrato consolidó el predominio británico en el Perú, al entregar en concesión los ferrocarriles por un periodo de 66 años. El marxismo

Tumba de José Carlos Mariátegui, en Cementerio Presbítero Matías Maestro. Mariátegui se describe, desde su regreso de Europa, al marxismo, en la versión leninista de la Tercera Internacional, encontrándose notables similitudes con el pensamiento de Antonio Gramsci, especialmente en lo que atañe a la importancia de la superestructura cultural no como mero "reflejo", sino desde la valoración de sus potencialidades revolucionarias para generar contrahegemonía. Fruto de dicha noción será su revista teórica Amauta y el órgano revolucionario Labor, que será clausurado por el régimen de Leguía. Crítico incansable del reformismo de la Segunda Internacional y de la socialdemocracia, Mariátegui es considerado el primer marxista de América Latina, al realzar el papel de las masas indígenas como el auténtico "proletariado" del continente y pregonar la necesidad de una revolución socialista, influenciado por el sindicalismo radical de Georges Sorel. El fascismo Por su parte, mostró cómo el fascismo no era una "excepción" de Italia o un "cataclismo", sino un fenómeno internacional "posible dentro de la lógica de la Historia", del desarrollo de los monopolios en el imperialismo y de su necesidad de derrotar la lucha del proletariado. Mariátegui vio el fascismo como una respuesta del gran capital a una crisis social profunda, como la expresión de que la clase dominante no se siente ya suficientemente defendida por sus instituciones democráticas, por lo que culpa ante las masas de todos los males de la patria, al régimen parlamentario y a la lucha revolucionaria, y desata el culto a la violencia y al nuevo orden del Estado fascista, concebido como estructura autoritaria vertical de corporaciones. Mariátegui vislumbró cómo el triunfo del fascismo estaba inevitablemente destinado a exasperar la crisis europea y mundial.

Obras En vida, Mariátegui publicó solo dos libros (La escena contemporánea y los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana), dejando inacabados e inéditos dos más (El alma matinal y Defensa del marxismo publicadas en 1950 y 1955, respectivamente, aunque gran parte de ellos ya había sido publicada en la prensa). Todas estas obras, sumadas a su abundante producción periodística recopilada (entre artículos, conferencias, ensayos y una novela breve), han sido editadas por sus herederos (su esposa y sus hijos), hasta llegar a conformar 20 tomos. Hay que señalar sin embargo, que entre dichos tomos hay dos biografías del autor (una de María Wiesse y otra de Armando Bazán), una síntesis del contenido de la revista Amauta, realizada por Alberto Tauro del Pino y una antología poética de diversos autores inspirada en la vida y obra de Mariátegui. Si hablamos de las “obras completas” propiamente dichas, estas solo suman en realidad 16 tomos. Sustancial obra que fue producida en un lapso de 7 años (1923-30). Obras completas. Biblioteca Amauta                  

La escena contemporánea, Obras completas, Vol. 1. Ed. Amauta. 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, Obras completas, Vol. 2. Ed. Amauta. El alma matinal y otras estaciones del hombre de hoy, Obras completas, Vol. 3. Ed. Amauta. La novela y la vida. Siegfried y el profesor Canella, Obras completas, Vol. 4. Ed. Amauta.. Defensa del marxismo, Obras completas, Vol. 5. Ed. Amauta. El artista y la época. Obras completas, Vol. 6. Ed. Amauta. Signos y obras. Análisis del pensamiento literario contemporáneo, Obras completas, Vol. 7. Ed. Amauta. Historia de la crisis mundial. Conferencias pronunciadas en 1923. Obras completas, Vol. 8. Ed. Amauta. Poemas a Mariátegui (Compilación con prólogo de Pablo Neruda), Obras completas, Vol. 9. Ed. Amauta. José Carlos Mariátegui por María Wiesse, Obras completas, Vol. 10. Ed. Amauta. Peruanicemos al Perú, Obras completas, Vol. 11. Ed. Amauta. Temas de nuestra América, Obras completas, Vol. 12. Ed. Amauta. Ideología y política, Obras completas, Vol. 13. Ed. Amauta. Temas de educación, Obras completas, Vol. 14. Ed. Amauta. Cartas de Italia, Obras completas, Vol. 15. Ed. Amauta. Figuras y aspectos de la vida mundial. Tomos 1, 2 y 3 Obras completas, Vol. 16, 17 y 18. Ed. Amauta. Amauta y su influencia de Alberto Tauro, Obras completas, Vol. 19. Ed. Amauta. Mariátegui y su tiempo por Armando Bazán, Obras completas, Vol. 20. Ed. Amauta.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui, en 1929.

Información personal

Nombre de nacimiento

Nacimiento

José Carlos Mariátegui La Chira

14 de junio de 1894 Moquegua, Perú

Fallecimiento 16 de abril de 1930 (35 años) Lima, Perú

Causa de la muerte

Lugar de

Complicaciones por una lesión

Cementerio Presbítero Matías Maestro (Perú)

sepultura

Nacionalidad peruana

Partido político



Partido Socialista Peruano

Familia Padres

Francisco Javier Mariátegui Requejo (1848-1907) María Amalia La Chira Ballejos (1860-1946)

Cónyuge

Anna Chiappe (c. 1920-1930)

Hijos

Gloria María Mariátegui Ferrer, Sandro Mariátegui Chiappe, Sigfrido Mariátegui Chiappe, José Carlos Mariátegui Chiappe y Javier Mariátegui Chiappe

Familiares

Aldo Mariátegui Bosse (nieto) Información profesional

Ocupación

escritor, autodidacta y político

Años activo

siglo XX

Empleador 

La Prensa

Seudónimo

Juan Croniqueur

Género

ensayo y narrativa

Firma

José Carlos Mariátegui Ir a la navegaciónIr a la búsqueda Para otros usos de este término, véase José Carlos Mariátegui (desambiguación).

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui, en 1929.

Información personal

Nombre de

José Carlos Mariátegui La Chira

nacimiento

14 de junio de 1894

Nacimiento

Moquegua, Perú

Fallecimiento

16 de abril de 1930 (35 años) Lima, Perú

Causa de la

Complicaciones por una lesión

muerte

Lugar de

Cementerio Presbítero Matías Maestro (Perú)

sepultura

Nacionalidad

Partido político



peruana

Partido Socialista Peruano

Familia Padres

Francisco Javier Mariátegui Requejo (1848-1907) María Amalia La Chira Ballejos (1860-1946)

Cónyuge

Anna Chiappe (c. 1920-1930)

Hijos

Gloria María Mariátegui Ferrer, Sandro Mariátegui Chiappe, Sigfrido Mariátegui Chiappe, José Carlos Mariátegui Chiappe y Javier Mariátegui Chiappe

Familiares

Aldo Mariátegui Bosse (nieto) Información profesional

Ocupación

escritor, autodidacta y político

Años activo

siglo XX

Empleador 

La Prensa

Seudónimo

Juan Croniqueur

Género

ensayo y narrativa

Firma

José Carlos Mariátegui La Chira (Moquegua, 14 de junio de 1894, Lima, Perú, 16 de abril de 1930) fue un escritor, periodista y pensador político peruano, autor prolífico a pesar de su temprana muerte. El Amauta (del quechua: hamawt'a, "maestro") es el nombre con el que también se conoce en su país, y fue uno de los principales estudiosos del marxismo en América Latina. De entre sus libros, los 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana es una obra de referencia para la intelectualidad del continente.1 Fue el fundador del Partido Socialista Peruano en 1928 (que, tras su muerte, pasaría a denominarse Partido Comunista Peruano, a instancias de la III Internacional, y por obra de Eudocio Ravines, que ejercía entonces la secretaría general del partido), fuerza política que, según su acta de fundación, tendría como herramienta axial al marxismo-leninismo, y de la Confederación General de Trabajadores del Perú, en 1929. Para el sociólogo y filósofo Michael Löwy, Mariátegui es "indudablemente, el pensador marxista más vigoroso y original que América Latina haya conocido”.2 En la misma línea, José Pablo Feinmann, filósofo y crítico cultural argentino, lo declaró que se trata del "más grande filósofo marxista de Latinoamérica".1

José María Arguedas José María Arguedas Altamirano

Estatua de José María Arguedas en Andahuaylas

Información personal

Nacimiento

18 de enero de 1911 Andahuaylas (Perú)

Fallecimiento 2 de diciembre de 1969 (58 años) Lima, Perú

Causa de la muerte

Tiro en la cabeza

Nacionalidad Peruano

Familia

Cónyuge

Celia Bustamante Vernal Sybila Arredondo

Educación

Educado en

Universidad Nacional de San Marcos

Información profesional

Ocupación

Narrador, poeta, educador, antropólogo, etnólogo, periodista, traductor.

Movimiento

Indigenismo

Géneros

Novela, cuento, poesía, ensayo.

Obras notables



Los ríos profundos

[editar datos en Wikidata]

José María Arguedas Altamirano (Andahuaylas, 18 de enero de 1911-Lima, 2 de diciembre de 1969) fue un escritor, poeta, traductor, profesor, antropólogo y etnólogo peruano. Fue autor de novelas y cuentos que lo han llevado a ser considerado como uno de los grandes representantes de la literatura en el Perú. Introdujo en la literatura una visión interior más rica e incisiva del mundo indígena. La cuestión fundamental que se plantea en sus obras es la de un país dividido en dos culturas (la andina de origen quechua y la occidental, traída por los españoles), que deben convivir. Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el núcleo de su visión. Su labor como antropólogo e investigador social se da en paralelo a su importancia y a la influencia que tuvo en su trabajo literario. Se debe destacar su estudio sobre el folklore peruano, en particular de la música andina; al respecto tuvo un contacto estrechísimo con cantantes, músicos, danzantes de tijeras y diversos bailarines de todas las regiones del Perú. Su contribución a la revalorización del arte indígena, reflejada especialmente en el huayno y la danza, ha sido muy importante. Fue además traductor y difusor de la literatura quechua, antigua y moderna, ocupaciones todas que compartió con sus cargos de funcionario público y maestro. Su obra maestra fue Los ríos profundos.

Biografía[editar] José María Arguedas nació en Andahuaylas, en la sierra sur del Perú el 18 de enero de 1911. Proveniente de una familia criolla y aristócrata por parte materna, quedó huérfano de madre a los dos años de edad. Por la poca presencia de su padre ―que era un abogado litigante y viajero , y su mala relación con su madrastra y su hermanastro, se refugió en el cariño de los sirvientes andinos, lo que hizo que se adentrara con la lengua y costumbres andinas que modelaron su personalidad. Sus estudios de primaria los realizó en San Juan de Lucanas, Puquio y Abancay y los de secundaria en Huancayo y Lima.

Ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, en 1931; allí se licenció en Literatura, y posteriormente cursó Etnología, recibiéndose de bachiller en 1957 y doctor en 1963. De 1937 a 1938 sufrió prisión en razón de una protesta contra un enviado del dictador italiano Benito Mussolini. Paralelamente a su formación profesional, en 1941 empezó a desempeñar el profesorado, primero en Sicuani, Cuzco, y luego en Lima, en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Guadalupe y Mariano Melgar, hasta 1949. Ejerció también como funcionario en el Ministerio de Educación, poniendo en evidencia su interés por preservar y promover la cultura peruana, en especial la música y la danza andina. Fue Director de la Casa de la Cultura (1963-64) y Director del Museo Nacional de Historia (1964-1966). En el campo de la docencia superior, fue catedrático de Etnología en la Universidad de San Marcos (1958-1968) y en la Universidad Nacional Agraria La Molina (1962-1969). Agobiado por conflictos emocionales, puso fin a sus días disparándose un tiro en la sien. Su obra narrativa refleja, descriptivamente, las experiencias de su vida recogidas de la realidad del mundo andino, y está representada por las siguientes obras: Agua (1935), Yawar fiesta (1941), Diamantes y pedernales (1954), Los ríos profundos (1958), El Sexto (1961), La agonía de Rasu Ñiti (1962), Todas las sangres (1964), El sueño del pongo (1965), El zorro de arriba y el zorro de abajo (publicado póstumamente en 1971). Toda su producción literaria ha sido compilada en los primeros cinco tomos de sus Obras completas (1983). Además, realizó traducciones y antologías de poesía y cuentos quechuas. Sus traducciones y antologías de poesía y cuentos quechuas, como sus trabajos de antropología y etnología y su producción no literaria en general se encuentran compilados en la segunda parte de sus Obras completas (2012).

Infancia y niñez[editar] José María Arguedas Altamirano nació el 18 de enero de 1911 en la ciudad de Andahuaylas, en la sierra sur del Perú. Era hijo de Víctor Manuel Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que ejercía de Juez en diversos pueblos, y de Victoria Altamirano Navarro, perteneciente a una hacendada y acaudalada familia de Andahuaylas. Cuando falleció su madre, víctima de «cólicos hepáticos», pasó a vivir en la casa de su abuela paterna, Teresa Arellano, en la ciudad de Andahuaylas. En 1915, al ser nombrado juez de primera instancia de la provincia de Lucanas departamento de Ayacucho, su padre se trasladó a dicha sede, donde poco después se casó con una rica hacendada del distrito de San Juan (Lucanas), provincia del mismo nombre del departamento de Ayacucho, Grimanesa Arangoitia Iturbi viuda de Pacheco (1917). El pequeño José María viajó entonces a Lucanas, para reunirse con su madrastra; el viaje fue todo un acontecimiento para él, como lo recordaría siempre. La familia se instaló en Puquio, capital de la provincia de Lucanas del departamento de Ayacucho. José María y su hermano Arístides, dos años mayor que él, fueron matriculados en una escuela particular. Al año siguiente, 1918, los dos hermanos continuaron sus estudios en San Juan de Lucanas, a 10 km de Puquio, viviendo en la casa de la madrastra. En 1919, Arístides fue enviado a estudiar a Lima y José María continuó viviendo con la madrastra. En 1920, tras la ascensión al poder de Augusto B. Leguía, el padre de José María ―que era del partido contrario (pardista)― fue removido de su cargo de juez y tuvo que retornar a su profesión de abogado litigante y viajero, trajinar que solo le permitía hacer visitas esporádicas a su familia. Esta etapa de la vida del niño José María estuvo marcada por la difícil relación que sostuvo con su madrastra y con su hermanastro Pablo Pacheco. Aquella sentía por su hijastro un evidente desprecio, y constantemente lo mandaba a convivir con los criados indígenas de la hacienda, de la cual solo lo recogía a la llegada de su padre, tal como lo ha relatado Arguedas en el primer encuentro de narradores realizado en Arequipa en 1965.[cita requerida] Por su parte el hermanastro lo maltrataba física y psicológicamente e incluso en una ocasión le obligó a presenciar la violación de una de sus tías, que era a la vez la mamá de uno de sus compañeritos de escuela (los «escoleros» mencionados en varios de sus cuentos). Al parecer, esa fue solo una de las tantas escenas sexuales que fue obligado a presenciar, ya que el hermanastro tenía

muchas amantes en el pueblo.1La figura de este hermanastro habría de perdurar en su obra literaria personificando al gamonal abusivo, cruel y lujurioso. Sobre aquel personaje diría Arguedas posteriormente: Cuando llegó mi hermanastro de vacaciones, ocurrió algo verdaderamente terrible (...) Desde el primer momento yo le caí muy mal porque este sujeto era de facciones indígenas y yo de muchacho tenía el pelo un poco castaño y era blanco en comparación con él. (...) Yo fui relegado a la cocina (...) quedaba obligado a hacer algunas labores domésticas; a cuidar los becerros, a traerle el caballo, como mozo. (...) Era un criminal, de esos clásicos. Trataba muy mal a los indios, y esto sí me dolía mucho y lo llegué a odiar como lo odiaban todos los indios. Era un gamonal.2

Algunos, sin embargo, consideran que el supuesto maltrato de la madrastra fue una ficción; entre ellos el mismo Arístides.3 A mediados de julio de 1921 José María se escapó de la casa de la madrastra junto con su hermano Arístides, que había retornado de Lima; ambos fueron a la hacienda Viseca, propiedad de su tía Zoila Rosa Peñafiel y su esposo José Manuel Perea Arellano (medio hermano de su padre) a quien le tenía un gran cariño, situada a 8 km de San Juan de Lucanas. Allí vivió durante dos años, en ausencia del padre, conviviendo con los campesinos indios a quienes les tomó cariño y con quienes participaba por diversión de las faenas agrícolas. De dos campesinos guardaría un especial recuerdo: don Felipe Maywa y don Víctor Pusa. Para José María fueron los años más felices de su vida.

Adolescencia y primera juventud[editar]

La plaza de Abancay.

En 1923 abandonó su retiro al ser recogido por su padre, a quien acompañó en sus frecuentes viajes laborales, conociendo más de 200 pueblos. Pasaron por Huamanga, Cuzco y Abancay. En esta última ciudad ingresó como interno en el Colegio Miguel Grau de los Padres Mercedarios, cursando el quinto y sexto grado de primaria, entre 1924 y 1925, mientras su padre continuaba su vida itinerante y su hermano Arístides seguía su educación en Lima. Esta etapa de su vida quedó conmovedoramente plasmada en su obra maestra, Los ríos profundos: Mi padre no pudo encontrar nunca dónde fijar su residencia; fue un abogado de provincias, inestable y errante. Con él conocí más de doscientos pueblos. (...) Pero mi padre decidía irse de un pueblo a otro cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles del pueblo empezaban a formar parte de la memoria. (...) Hasta un día en que mi padre me confesó, con ademán aparentemente más enérgico que otras veces, que nuestro peregrinaje terminaría en Abancay. (...) Cruzábamos el Apurímac, y en los ojos azules e inocentes de mi padre vi la expresión característica que tenían cuando el desaliento le hacía concebir la decisión de nuevos viajes. (...) Yo estaba matriculado en el Colegio y dormía en el internado. Comprendí que mi padre se marcharía. Después de varios años de haber viajado juntos, yo debía quedarme; y él se iría solo.4

En el verano de 1925, cuando se hallaba de visita en la hacienda Karkequi, en los valles del Apurímac sufrió un accidente con la rueda de un trapiche, de resultas del cual perdió

dos dedos de la mano derecha y se le atrofiaron los dedos restantes.5 Se dice que atribuyó el hecho a un castigo sobrenatural por practicar la masturbación.[cita requerida] En 1926, junto con su hermano Arístides empezó sus estudios secundarios en el colegio San Luis Gonzaga de Ica, en la desértica costa peruana, hecho que marcó su alejamiento del ambiente serrano que había moldeado hasta entonces su infancia, pues hasta entonces había visitado la costa solo de manera esporádica. Cursó allí hasta el segundo año de secundaria y sufrió en carne propia el desprecio de los costeños hacia los serranos, tanto de parte de sus profesores como de los mismos alumnos. Se enamoró intensamente de una muchacha iqueña llamada Pompeya, a quien le dedicó unos acrósticos, pero ella lo rechazó diciéndole que no quería tener amores con serranos.6 Él se vengó llegando a ser el primero de la clase en todos los cursos, derrumbando así la creencia de la incapacidad intelectual del hombre andino. En 1928 reanudó su vida trashumante otra vez en la sierra, siempre junto a su padre. Vivió entre Pampas y Huancayo; en esta última ciudad cursó el tercero de secundaria, en el colegio Santa Isabel. Fue allí donde se inició formalmente como escritor al colaborar en la revista estudiantil Antorcha; se dice también que por entonces escribió una novela de 600 páginas, que tiempo después le arrebataría la policía, pero de la que no ha quedado huella alguna.6 Cursó sus dos últimos años de secundaria (1929-1930) en el Colegio Nuestra Señora de La Merced, de Lima, casi sin asistir a clases pues viajaba con frecuencia a Yauyos para estar al lado de su padre, que se hallaba agobiado por la estrechez económica. Aprobó los exámenes finales, terminando así sus estudios escolares prácticamente estudiando sin maestro.

Vida universitaria[editar]

Vista exterior de la histórica Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde José María Arguedas estudió, y en la que luego se desempeñaría como catedrático.

En 1931, ya con 20 años de edad, se estableció permanentemente en Lima e ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Allí, contra lo que esperaba, fue recibido con cordialidad y respeto por sus condiscípulos, entre los que se contaban los futuros filósofos Luis Felipe Alarco y Carlos Cueto Fernandini, y los poetas Emilio Adolfo Westphalen y Luis Fabio Xammar. A raíz del fallecimiento de su padre, ocurrido el año siguiente, se vio forzado a ganarse la vida entrando a trabajar como auxiliar en la Administración de Correos. Era apenas un puesto de portapliegos, pero los 180 soles mensuales de sueldo aliviaron sus necesidades económicas a lo largo de cinco años.7 En 1933 publicó su primer cuento, «Warma kuyay», publicado en la revista Signo. En 1935 publicó Agua, su primer libro de cuentos, que obtuvo el segundo premio de la Revista Americana de Buenos Aires y que inauguró una nueva época en la historia del indigenismo literario.8En 1936 fundó con Augusto Tamayo Vargas, Alberto Tauro del Pino y otros, la revista Palabra, en cuyas páginas se ve reflejada la ideología propugnada por José Carlos Mariátegui.

En 1937 fue apresado por participar en las protestas estudiantiles contra la visita del general italiano Camarotta, jefe de una misión policial de la Italia fascista. Eran los días de la dictadura de Óscar R. Benavides. Fue trasladado al penal «El Sexto» de Lima, donde permaneció 8 meses en prisión, episodio que tiempo después evocó en la novela del mismo nombre. Pero a pesar de simpatizar con el ideario comunista, nunca participó activamente en la política militante. Estando en prisión, se dio tiempo para traducir muchas canciones quechuas que aparecieron en su segundo libro publicado: Canto kechwa

Educador, etnólogo y literato[editar] Perdido su trabajo en el Correo y lograda su Licenciatura de Literatura en San Marcos, Arguedas inició su carrera docente en el Colegio Nacional «Mateo Pumacahua» de Sicuani, en el departamento de Cuzco, como profesor de Castellano y Geografía y con el sueldo de 200 soles mensuales (1939-1941). Allí, junto con sus alumnos, llevó a cabo un trabajo de recopilación del folclor local. Descubrió entonces su vocación de etnólogo. Paralelamente contrajo matrimonio con Celia Bustamante Vernal, el 30 de junio de 1939, quien junto con su hermana Alicia era promotora de la Peña Cultural «Pancho Fierro», un legendario centro de reunión de artistas e intelectuales en Lima. En 1941 publicó Yawar Fiesta (novela), su tercer libro y primera novela a la vez. Entre octubre de 1941 y noviembre de 1942 fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios. Tras representar al profesorado peruano en el Primer Congreso Indigenista Interamericano de Pátzcuaro (1942), reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales «Alfonso Ugarte», «Nuestra Señora de Guadalupe» y «Mariano Melgar» de Lima. En esos años publicó también en la prensa muchos artículos de divulgación folclórica y etnográfica sobre el mundo andino. En 1944 presentó un episodio depresivo caracterizado por decaimiento, fatiga, insomnio, ansiedad y probablemente crisis de angustia, por lo cual pidió licencia repetidas veces en su centro de labor docente, hasta 1945. Este episodio lo describió en sus cartas a su hermano Arístides y brevemente en sus diarios insertados en su novela póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo; en una de esas cartas (con fecha 23 de julio de 1945) dijo: Yo sigo mal. Van tres años que mi vida es una alternativa de relativo alivio y de días y noches en que parece que ya voy a terminar. No leo, apenas escribo; cualquier preocupación intensa me abate totalmente. Sólo con un descanso prolongado, en condiciones especiales, podría quizá, según los médicos, curar hasta recuperar mucho mi salud. Pero eso es imposible. José María Arguedas9

Se recuperó, pero eventualmente tendría otras recaídas posteriores. Según atestigua César Lévano, en esta época Arguedas estuvo muy cerca de los comunistas, a quienes apoyó en diversas labores, como en la de capacitación a círculos obreros.10Los apristas lo acusaron de ser un «conocido militante comunista», acusación que sin duda tuvo mucho eco pues a fines de 1948 la recién instalada dictadura de Manuel A. Odría declaró a Arguedas «excedente», cesándolo de su puesto de profesor en el colegio Mariano Melgar. Al año siguiente se inscribió en el Instituto de Etnología de San Marcos y reanudó su labor intelectual. Ese mismo año publicó Canciones y cuentos del pueblo quechua. En los años siguientes continuó ejerciendo diversos cargos en instituciones oficiales encargadas de conservar y promover la cultura. En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación, para luego ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo Ministerio (1950-1952). Llevó a cabo importantes iniciativas orientadas a estudiar la cultura popular en todo el país. Por su gestión directa, Jacinto Palacios Zaragoza , el gran trovador ancashino, creador de la guitarra andina de 2 manceras, grabó el primer disco de música andina en 1948. Los teatros Municipal y Segura abrieron sus puertas al arte andino.

Entre 1950 y 1953 dictó cursos de Etnología y Quechua en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones. En 1951 viajó a La Paz, Bolivia, para participar en una reunión de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). En 1952 hizo un largo viaje con su esposa Celia por la región central andina, recopilando material folclórico, que publicó con el título de Cuentos mágico-realistas y canciones de fiestas tradicionales del valle de Mantaro, provincias de Jauja y Concepción. En 1953 fue nombrado director del Instituto de Estudios Etnológicos del hoy Museo Nacional de la Cultura Peruana, cargo en el que permaneció durante diez años; simultáneamente dirigió la revista Folklore Americano (órgano del Comité Interamericano de Folklore, del que era secretario). En 1954 publicó la novela corta Diamantes y pedernales, conjuntamente con una reedición de los cuentos de Agua, a las que sumó el cuento Orovilca. Habían pasado unos 13 años desde que no publicaba un libro de creación literaria; a partir de entonces retomó de manera sostenida tal labor creativa, hasta su muerte. Pero su retorno a la literatura no lo apartó de la etnología. En 1955 su cuento «La muerte de los Arango» obtuvo el primer premio del Concurso Latinoamericano de Cuento organizado en México. A fin de complementar su formación profesional, se especializó en la Universidad de San Marcos en Etnología, de la que optó el grado de Bachiller el (20 de diciembre de 1957) con su tesis «La evolución de las comunidades indígenas», trabajo que obtuvo el Premio Nacional Fomento a la Cultura Javier Prado 1958. Por entonces realizó su primer viaje por Europa, becado por la UNESCO, para efectuar estudios diversos, tanto en España como en Francia. Durante el tiempo que permaneció en España, Arguedas hizo investigaciones entre las comunidades de la provincia de Zamora, buscando las raíces hispanas de la cultura andina, que le dieron material para su tesis doctoral: «Las Comunidades de España y del Perú», con la que se graduó el 5 de julio de 1963.

Narrativa cumbre[editar] En 1958 publicó Los ríos profundos, novela autobiográfica, por la cual recibió en 1959 el Premio Nacional de Fomento a la Cultura «Ricardo Palma». Esta novela ha sido considerada como su obra maestra. Por entonces empezó a ejercer como catedrático de Etnología en la Universidad de San Marcos (de 1958 a 1968). De la misma disciplina fue también profesor en la Universidad Nacional Agraria La Molina (de 1962 a 1969). En 1961 publicó su novela El Sexto, por la cual se le concedió, por segunda vez, el Premio Nacional de Fomento a la Cultura «Ricardo Palma» (1962). Dicha obra es un relato novelado de su experiencia carcelaria en el famoso penal situado en el centro de Lima, que sería clausurado en 1986. En 1962 editó su cuento La agonía de Rasu Ñiti. Viajó en ese mismo año a Berlín Occidental (Alemania), donde se llevó a cabo el primer coloquio de escritores iberoamericanos, organizado por la revista Humboldt. En 1963 fue nombrado Director de la Casa de la Cultura del Perú, donde llevó a cabo una importante labor profesional; sin embargo, renunció al año siguiente, como gesto de solidaridad para con el presidente de la Comisión Nacional de Cultura. En 1964 publicó su obra más ambiciosa: Todas las sangres, novela de gran consistencia narrativa, en la que el escritor quiso mostrar toda la variedad de tipos humanos que conforman el Perú y a la vez los conflictos determinados por los cambios que origina en las poblaciones andinas el progreso contemporáneo. Sin embargo, esta novela fue criticada severamente durante una mesa redonda organizada por el Instituto de Estudios Peruanos el día 23 de junio de 1965, aduciéndose que era una versión distorsionada de la sociedad peruana. Estas críticas fueron devastadoras para Arguedas, quien aquella misma noche escribió estas líneas desgarradoras: … casi demostrado por dos sabios sociólogos y un economista, […], que mi libro Todas las sangres es negativo para el país, no tengo nada que hacer ya en este mundo. Mis fuerzas han declinado creo que irremediablemente.11

Uno de los críticos desaforados de la obra arguediana era el escritor Sebastián Salazar Bondy. Según la interpretación de algunos, esas críticas fueron uno de los tantos eslabones que se sumaron a alimentar la depresión de Arguedas, que lo llevaría a su primer intento de suicidio al año siguiente No obstante, su labor intelectual siguió recibiendo reconocimientos oficiales. En ese mismo año de 1964 su labor de docente mereció el otorgamiento de las «Palmas Magisteriales» en grado de Comendador y una Resolución Suprema firmada por el presidente Fernando Belaúnde Terry dándole las «gracias por los servicios prestados a favor de la cultura nacional». Fue nombrado también Director del Museo Nacional de Historia, cargo que ejerció hasta 1966. En 1965 Arguedas inició su divorcio de Celia a la vez que entablaba una nueva relación con una dama chilena, Sybila Arredondo, con quien se casó en 1967, una vez fallada la sentencia de divorcio. Sybila lo acompañó hasta el final de su vida; décadas después, estuvo presa en el Perú acusada de tener vínculos con el grupo terrorista Sendero Luminoso y tras ser liberada volvió a su país en el 2002. Ese mismo año de 1965 Arguedas hizo numerosos viajes al extranjero y al interior del Perú. En enero estuvo en Génova, en un congreso de escritores, y en abril y mayo pasó dos meses, invitado por el Departamento de Estado, recurriendo universidades norteamericanas (en Washington D.C., California e Indiana). De regresó a Perú, visitó Panamá. En junio asistió al primer Encuentro de Narradores Peruanos, realizado en Arequipa, donde sostuvo una polémica con Sebastián Salazar Bondy quien días después falleció víctima de una cirrosis hepática congénita. En septiembre y octubre estuvo en Francia. Pero se dio tiempo para publicar, en edición bilingüe, su cuento El sueño del pongo. En 1966 hizo tres viajes a Chile (en enero, por diez días, en julio, por cuatro y en septiembre por dos) y asistió, en Argentina, a un congreso de interamericanistas, luego del cual visitó Uruguay por dos semanas. Ese mismo año publicó su traducción al español de la crónica Dioses y hombres de Huarochirí del doctrinero hispanoperuano Francisco de Ávila.

Depresión y suicidio[editar] La depresión de José María Arguedas hizo crisis en 1966, llevándolo a un primer intento de suicidio por sobredosis de barbitúricos el 11 de abril de aquel año. Desde algunos años atrás, el escritor venía recibiendo múltiples tratamientos psiquiátricos, describiendo sus padecimientos en sus escritos: Yo estoy sumamente preocupado con mi pobre salud. (...) He vuelto fatigadísimo, sin poder dormir y angustiado. Tengo que ir a donde el médico nuevamente; aunque estos caballeros nunca llegan a entender bien lo que uno sufre ni las causas. Lo malo es que esto me viene desde mi infancia (carta a John Murra, 28 de abril de 1961).12 Un poco por miedo otro poco porque se me necesitaba o creo que se me necesitaba he sobrevivido hasta hoy y será hasta el lunes o martes. Temo que el Seconal no me haga el efecto deseado. Pero creo que ya nada puedo hacer. Hoy me siento más aniquilado y quienes viven junto a mí no lo creen o acaso sea más psíquico que orgánico. Da lo mismo. (...) Tengo 55 años. He vivido bastante más de lo que creí (carta a Arístides Arguedas, 10 de abril de 1966).13

A partir del intento de suicidio, su vida ya no volvió a ser la misma. Se aisló de sus amigos y renunció a todos los cargos públicos que ejercía en el Ministerio de Educación, con el propósito de dedicarse solamente a sus cátedras en la Universidad Agraria y en la de San Marcos. Para tratar su mal se puso en contacto con la psiquiatra chilena Lola Hoffmann, quien le recomendó, a manera de tratamiento, que continuara escribiendo. De este modo publicó otro libro de cuentos: Amor mundo (en ediciones simultáneas en Montevideo y en Lima, en 1967), y trabajó en la que sería su obra póstuma: El zorro de arriba y el zorro de abajo.

En 1967 dejó su magisterio en la Universidad de San Marcos, y, casi simultáneamente, fue elegido jefe del departamento de Sociología de la Universidad Nacional Agraria La Molina, a la cual se consagró a tiempo completo. Continuó su afiebrado ritmo de viajes. En febrero estuvo en Puno, presidiendo un concurso folclórico con motivo de la fiesta de la Candelaria. En marzo pasó 15 días en México, con motivo del Segundo Congreso Latinoamericano de Escritores, en Guadalajara, y ocho días en Chile, en otro certamen literario. A fines de julio viajó a Austria, para una reunión de antropología, y en noviembre estaba de nuevo en Santiago de Chile, trabajando en su novela de los «zorros». En 1968 le fue otorgado el premio «Inca Garcilaso de la Vega», por haber sido considerada su obra como una contribución al arte y a las letras del Perú. En esa ocasión pronunció su famoso discurso: «No soy un aculturado». Del 14 de enero al 22 de febrero de ese año estuvo en Cuba, con Sybila, como jurado del Premio Casa de las Américas. Ese mismo año y el siguiente tuvo su amarga polémica con el escritor argentino Julio Cortázar, y viajó varias veces a Chimbote, a fin de documentar su última novela. A principios de 1969 hizo su último viaje a Chimbote. Ese mismo año hizo tres viajes a Chile, el último de los ellos por cerca de cinco meses, de abril a octubre. Por entonces se agudizaron nuevamente sus dolencias psíquicas y renació la idea del suicidio, tal como lo atestiguan sus diarios insertos en su novela póstuma: Yo no voy a sobrevivir al libro. Como estoy seguro que mis facultades y armas de creador, profesor, estudioso e incitador, se han debilitado hasta quedar casi nulas y sólo me quedan las que me relegarían a la condición de espectador pasivo e impotente de la formidable lucha que la humanidad está librando en el Perú y en todas partes, no me sería posible tolerar ese destino. O actor, como he sido desde que ingresé a la escuela secundaria, hace cuarentitrés años, o nada. (Epílogo, 29 de agosto de 1969).14

Finalmente renunció a su cargo en la Universidad Agraria. El 28 de noviembre de 1969 le escribió a su esposa Sibyla: ¡Perdóname! Desde 1943 me han visto muchos médicos peruanos, y desde el 62, Lola, de Santiago. Y antes también padecí mucho con los insomnios y decaimientos. Pero ahora, en estos meses últimos, tú lo sabes, ya casi no puedo leer; no me es posible escribir sino a saltos, con temor. No puedo dictar clases porque me fatigo. No puedo subir a la Sierra porque me causa trastornos. Y sabes que luchar y contribuir es para mí la vida. No hacer nada es peor que la muerte, y tú has de comprender y, finalmente, aprobar lo que hago.15

Ese mismo día (28 de noviembre de 1969) se encerró en uno de los baños de la universidad y se disparó un tiro en la cabeza. Pasó cinco días de agonía y falleció el 2 de diciembre de 1969. El día de su entierro, tal como el escritor había pedido en su diario, el músico andino Máximo Damián tocó el violín ante su féretro ―acompañado por el arpista Luciano Chiara y los danzantes de tijera Gerardo y Zacarías Chiara― y luego pronunció un breve discurso, en palabras que transmitieron el sentimiento del pueblo indígena, que lamentó profundamente su partida. Sus restos fueron enterrados en el cementerio El Ángel. En junio del 2004 fue exhumado y trasladado a Andahuaylas, el lugar donde nació. En 1969 ―el mismo año en que suicidó― Arguedas concedió una entrevista a Ariel Dorfman para la revista Trilce: Entiendo y he asimilado la cultura llamada occidental hasta un grado relativamente alto; admiro a Bach y a Prokofiev, a Shakespeare, Sófocles y Rimbaud, a Camus y Eliot, pero más plenamente gozo con las canciones tradicionales de mi pueblo; puedo cantar, con la pureza auténtica de un indio chanka, un harawi de cosecha. ¿Qué soy? Un hombre civilizado que no ha dejado de ser, en la médula un indígena del Perú; indígena, no indio. Y así, he caminado por las calles de París y de Roma, de Berlín y de Buenos Aires. Y quienes me oyeron cantar, han escuchado melodías absolutamente desconocidas, de gran belleza y con un mensaje original. La barbarie es una palabra que inventaron los europeos cuando estaban muy seguros de que ellos eran superiores a los hombres de otras razas y de otros continentes «recién descubiertos».

José María Arguedas16

Obras[editar] La producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende unos 400 escritos, entre creaciones literarias (novelas y cuentos), traducciones de poesías y cuentos quechuas al español, trabajos monográficos, ensayos y artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica, el folclore y la educación popular, entre otros aspectos de la cultura peruana. La circunstancia especial de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la occidental y la indígena, unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y describir como ningún otro intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la que se identificó de una manera intensa. En Arguedas, la labor del literato y del etnólogo no está nunca totalmente disociadas; incluso, en sus estudios más académicos encontramos el mismo lenguaje lírico que en sus narraciones.17 La importancia fundamental de este escritor ha sido reconocida por críticos y colegas peruanos suyos como Mario Vargas Llosa, quien llegó a dedicarle a su obra el libro de ensayos titulado La utopía arcaica. También Alfredo Bryce Echenique ha colocado las obras de Arguedas entre los libros de su vida. Con el paso de los años, la obra de Arguedas ha venido cobrando mayor relieve, pese a que es poco conocido fuera del Perú.

Novelas[editar]   

  

1941: Yawar fiesta. Revisada en 1958. 1954: Diamantes y pedernales. Editada conjuntamente con una reedición del libro Agua y el cuento «Orovilca» 1958: Los ríos profundos. Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1959. Fue reeditada en 1978 por la Biblioteca Ayacucho de Caracas con prólogo de Mario Vargas Llosa. 1961: El Sexto. Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1962. 1964: Todas las sangres 1971: El zorro de arriba y el zorro de abajo, novela inconclusa y que fue publicada póstumamente.

Cuentos[editar] 

   

1935: Agua. Colección de cuentos integrada por: Agua, Los escoleros y Warma kuyay. Segundo premio en el concurso internacional promovido por la Revista Americana de Buenos Aires. Traducida al ruso, alemán, francés e inglés por La Literatura Internacional, de Moscú. 1955: La muerte de los Arango. Cuento. Primer premio del Concurso Latinoamericano de Cuento en México. 1962: La agonía de Rasu Ñiti. Cuento. 1965: El sueño del pongo. Cuento, en edición bilingüe (castellano-quechua). 1967: Amor mundo. Colección de cuatro cuentos de tema erótico: «El horno viejo», «La huerta», «El ayla» y «Don Antonio».18

Recopilaciones póstumas (cuentos)   

1972: El forastero y otros cuentos (Montevideo: Sandino). Contiene «El barranco», «Orovilca», «Hijo solo» y «El forastero». 1972: Páginas escogidas (Lima: Universo). Selección de la obra de Arguedas, editada por Emilio Adolfo Westphalen. 1973: Cuentos olvidados (Lima: Imágenes y Letras). Compilación de cuentos perdidos en periódicos y revistas de los años 1934 y 1935, edición y notas de José Luis Rouillon.



1974: Relatos completos (Buenos Aires: Losada). Contiene los siguientes importantes relatos: «Agua», «Los escoleros», «Warma kuyay», «El barranco», Diamantes y pedernales, «Orovilca», «La muerte de los Arango», «Hijo solo», La agonía de Rasu Ñiti, El sueño del pongo, «El horno viejo», «La huerta», «El ayla» y «Don Antonio».

Poesía[editar] Escritos primero en quechua, y luego traducidos al español por el mismo autor, los poemas de Arguedas asumen conscientemente la tradición de la poesía quechua, antigua y moderna, convalidan la visión del mundo que la anima, revitalizando sus mitos esenciales y condensan en un solo movimiento la protesta social y la reivindicación cultural.    

1962: Túpac Amaru Kamaq taytanchisman. Haylli-taki. A nuestro padre creador Túpac Amaru. Himno-canción. 1966: Oda al jet. 1969: Qollana Vietnam Llaqtaman / Al pueblo excelso de Vietnam. 1972 – Katatay y otros poemas. Huc jayllikunapas. Poemas en versiones quechua y española. Publicado póstumamente por Sybila Arredondo de Arguedas.

Estudios etnológicos, antropológicos y del folcklore[editar] Estos conforman la mayor parte de su producción escrita (solo un 12 % de esta corresponde a su narrativa).           



1938: Canto kechwa. Con un ensayo sobre la capacidad de creación artística del pueblo indio y mestizo. Edición bilingüe preparada en la prisión. 1947: Mitos, leyendas y cuentos peruanos. Recogidos por los maestros del país y editados en colaboración con Francisco Izquierdo Ríos. 1949: Canciones y cuentos del pueblo quechua. 1953: Cuentos mágico-realistas y canciones de fiestas tradicionales: Folclor del valle del Mantaro. 1956: Puquio, una cultura en proceso de cambio. 1957: Estudio etnográfico de la feria de Huancayo. 1957: Evolución de las comunidades indígenas. Premio Nacional Fomento a la Cultura Javier Prado en 1958. 1958: El arte popular religioso y la cultura mestiza. 1961: Cuentos mágico-religiosos quechuas de Lucanamarca. 1966: Poesía quechua. 1966: Dioses y Hombres de Huarochirí. Hermosa traducción directa al castellano, de los mitos de la creación del mundo de la recopilación hecha por el sacerdote cuzqueño Francisco de Ávila a fines del siglo XVI, en la provincia de Huarochirí. 1968: Las comunidades de España y del Perú.

Recopilaciones póstumas (estudios etnológicos, antropológicos y del folcklore)  

1975: Señores e indios: Acerca de la cultura quechua. Compilación de Ángel Rama. 1976: Formación de una cultura nacional indoamericana. Compilación debida a Ángel Rama y cuyo título «busca interpretar... una preocupación central de Arguedas».

Edición de obras completas[editar] En 1983 la editorial Horizonte, de Lima, editó las obras completas de José María Arguedas en cinco tomos, compilada por Sybila Arredondo de Arguedas. En 2012 la misma editorial Horizonte, de Lima, editó otros siete tomos que recogen la Obra antropológica y cultural. También la segunda serie, del sexto al duodécimo tomo, fue compilada por Sybila Arredondo de Arguedas.

Centenario de su nacimiento[editar]

Mausoleo de etnología José María Arguedas en Andahuaylas.

En 2011, con motivo del centenario del nacimiento de José María Arguedas, se programaron diferentes actividades en honor al novelista indigenista. La primera de ellas fue la propuesta de que el Gobierno del Perú declare el 2011 como el Año del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas, sin embargo, esta fue dejada de lado y el 31 de diciembre de 2010 el presidente Alan García declaró el año 2011 como «Año del Centenario de Machu Picchu para el Mundo», al conmemorarse también el centenario del redescubrimiento de la ciudadela inca en el 2011. La polémica sobre esta decisión continuó, puesto que muchos opinaron que fue una mezquindad no otorgarle el 2011 a uno de los más grandes estudiosos del Perú profundo. El día de su centenario, 18 de enero de 2011, se realizaron diversas actividades en su homenaje. En Lima, se organizó un pasacalle a cargo del TUC (Teatro de la Universidad Católica) que salía del Congreso de la República, por la avenida Abancay, hacia el Parque Universitario, con el uso de carromatos, zancos, personajes típicos de la literatura arguediana. Allí se presentó la Acción Escénica que tomó textos, testimonios, poemas, fragmentos de obras, y figuras, como la del Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo, usando máscaras, y un gran despliegue de actores. Luego se trasladaron a la histórica Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde el Ministro de Cultura inauguró la muestra Arguedas y el arte popular. En Andahuaylas, Apurímac, más de 5 mil personas desfilaron en un pasacalle por la ciudad desde las siete de la mañana acompañados de bailes folclóricos y la favorita de Arguedas, la Danza de tijeras. La celebración comenzó con una misa a las 7 am oficiada en quechua en la Iglesia de San Pedro, seguida de un repicar de campanas.19 En Bermillo de Sayago ―población que le sirvió de estudio para su tesis doctoral Las comunidades de España y del Perú―, se realizó un homenaje con el lema «Perú en el “Alma sayaguesa”, Bermillo de Sayago, 1958, a la luz de Arguedas».[cita requerida]

César Vallejo Ir a la navegaciónIr a la búsqueda Para otros usos de este término, véase César Vallejo (desambiguación).

César Vallejo

César Vallejo en 1929.

Información personal

Nombre de

César Abraham Vallejo Mendoza

nacimiento

Nacimiento

16 de marzo de 1892 Santiago de Chuco, La Libertad, Perú.

Fallecimiento

15 de abril de 1938 (46 años) París, Francia

Lugar de

Cementerio de Montparnasse (Francia)

sepultura

Nacionalidad

Peruana

Afiliaciones

Partido Socialista Peruano

Familia

Cónyuge

Georgette Philippart de Vallejo

Educación

Educado en

Universidad Nacional de Trujillo Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Información profesional

Ocupación

Poeta, ensayista, narrador, periodista y educador

Movimiento

Grupo Norte

Género

Poesía

Obras

Los heraldos negros (1918), poemario

notables

Trilce (1922), poemario Escalas (1923), narraciones Fabla salvaje (1923), novela corta El Tungsteno (1931), novela Paco Yunque (1931), cuento Rusia en 1931 (1931), ensayos España, aparta de mí este cáliz (1939), poemario Poemas humanos (1939), poemario

Firma

[editar datos en Wikidata]

César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco, 16 de marzo de 1892-París, 15 de abril de 1938) fue un poeta y escritor peruano. Es considerado uno de los mayores innovadores de la poesía del siglo XX y el máximo exponente de las letras en su país.1 Es, en opinión del crítico Thomas Merton, «el más grande poeta católico desde Dante, y por católico entiendo universal»2 y según Martin Seymour-Smith, «el más grande poeta del siglo XX en todos los idiomas».3 Publicó en Lima sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), con poesías que si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió en París,

con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo4 complementado con trabajos de traducción y docencia. En la última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que aparecerían póstumamente. Sacó en cambio, libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también su cuento más famoso, Paco Yunque, que saldría a luz años después de su muerte. Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía reunida en estos últimos volúmenes es de corte social, con esporádicos temas de posición ideológica y profundamente humanos. Para muchos críticos, los Poemas humanos constituyen lo mejor de su producción poética, que lo han hecho merecedor del calificativo de «poeta universal».

Biografía[editar] Primeros años[editar] César Abraham Vallejo Mendoza nació el 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco, pueblo en una zona alta del departamento de La Libertad, en Perú. Hijo de Francisco de Paula Vallejo Benítez y María de los Santos Mendoza Gurrionero, fue el menor de once hermanos; su apariencia mestiza se debió a que sus abuelas fueron indígenas y sus abuelos gallegos, uno de ellos fue el sacerdote mercedario José Rufo Vallejo, quien yace en las catacumbas de la iglesia del pueblo de Pallasca en Áncash.5 Vallejo era un «hombre muy moreno, con nariz de boxeador y gomina en el pelo», recordaba César González Ruano, en una entrevista publicada en el Heraldo de Madrid, el 27 de enero de 1931.

El joven Vallejo

Sus padres querían dedicarlo al sacerdocio, lo que él en su primera infancia aceptó de muy buena gana; de ahí que existan tantas referencias bíblicas y litúrgicas en sus primeros versos. Sus estudios primarios los realizó en el Centro Escolar Nº 271 del mismo Santiago de Chuco, pero desde abril de 1905 hasta 1909 estudió la secundaria en el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco. En 1910 se matriculó en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, pero debido a problemas económicos retorna a su pueblo, con el propósito de trabajar y ahorrar para continuar luego sus estudios. Apoyó a su padre en las tareas administrativas de

gobernador y toma contacto con la realidad de los mineros de Quiruvilca, cerca de Santiago de Chuco, lo que recordará más adelante en su novela El tungsteno. Viajó a Lima en 1911 para matricularse en la Facultad de Medicina de San Fernando, pero nuevamente abandonó el claustro universitario por razones económicas o tal vez por desilusionarse de dicha carrera. Consiguió un empleo de preceptor de los hijos de un rico hacendado de Acobamba (departamento de Junín), trabajo en el que permaneció durante siete meses. Luego regresó a Trujillo, y en 1912 consiguió un modesto empleo como ayudante de cajero en la hacienda azucarera “Roma”, en el valle Chicama, donde fue testigo de la cruel explotación de los peones indios.

La bohemia de Trujillo[editar] Artículo principal: Grupo Norte

La “bohemia trujillana” o Grupo Norte, 1916. Vallejo es el cuarto de los sentados, de izquierda a derecha. Atrás de él, Antenor Orrego.

En 1913 regresó a Trujillo con el propósito de retomar sus estudios universitarios en Letras. A fin de costearse sus estudios, trabaja como maestro en el Centro Escolar de Varones Nº 241, y luego como profesor del primer año de primaria en el Colegio Nacional de San Juan, donde tuvo como alumno pequeño a Ciro Alegría, que más tarde se convertiría en un gran novelista.6 El 22 de septiembre de 1915 se gradúa de bachiller en Letras con su tesis El romanticismo en la poesía castellana. En 1916 frecuenta con la juventud intelectual de la época agrupada en la bohemia trujillana, conocida luego como Grupo Norte, donde figuran Antenor Orrego, Alcides Spelucín, José Eulogio Garrido, Juan Espejo Asturrizaga, Macedonio de la Torre y Víctor Raúl Haya de la Torre. Publicó sus primeros poemas en los diarios y revistas locales (algunas de las cuales son recogidas por publicaciones de Lima) y se enamora de María Rosa Sandoval, joven atractiva e inteligente, que fue la musa inspiradora de algunos de sus poemas de Los heraldos negros. En 1917 conoce a Mirtho (Zoila Rosa Cuadra), una muchacha de quince años con quien sostiene un apasionado y corto romance. Al parecer, Vallejo intenta suicidarse a causa del desengaño. Sea como fuese, es convencido por sus amigos para viajar a Lima a fin de proseguir sus estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y conseguir su doctorado en Letras y Derecho.

El recuerdo de María Rosa[editar] El recuerdo de María Rosa Sandoval es la inspiración de su primer libro, “Los heraldos negros”, y se junta al de la madre del poeta también llamada María en la imprecación a Dios de su poema “Los dados eternos”: “Tú no tienes Marías que se van…” Después de más de un año de romance, ella desaparece sin dejar huella. Se sabrá después que María

Rosa viajó a las serranías de Otuzco para alejarse del poeta a quien no quería entristecer con su enfermedad mortal: una tuberculosis que terminó con su vida en 1918. La misteriosa amada que tanta importancia tiene en la poesía de Vallejo dejó un inédito diario de vida revelado en la novela biográfica Vallejo en los infiernos de Eduardo González Viaña.

Viaje a Lima. Los heraldos negros[editar]

Monumento a César Vallejo en el exterior de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Se embarca en el vapor Ucayali, y llega a Lima el 30 de diciembre de 1917. Conoce a lo más selecto de la intelectualidad limeña. Se encuentra con Clemente Palma, que había sido un furibundo detractor de su obra poética (había calificado de mamarracho el poema «El poeta a su amada»), pero quien esta vez le da muestras de respeto. Llega a entrevistarse con José María Eguren y con Manuel González Prada7, a quien los más jóvenes consideraban entonces un maestro y guía. En la capital, Vallejo se vinculó con escritores e intelectuales como Abraham Valdelomar8 y su grupo Colónida, José Carlos Mariátegui; con ambos hace profunda amistad. También conoce a Luis Alberto Sánchez y Juan Parra del Riego. Asimismo, publicó algunos de sus poemas en la revista Suramérica del periodista Carlos Pérez Cánepa. En 1918 entra a trabajar al colegio Barrós de Lima. Cuando en septiembre de ese año muere el director y fundador de dicho colegio, Vallejo ocupa el cargo. Se enreda en otra tormentosa relación amorosa, esta vez con Otilia Villanueva, una muchacha de 15 años, cuñada de uno de sus colegas. Debido a ello pierde su puesto de docente. Otilia será la inspiradora de varios de los poemas de Trilce. Al año siguiente consigue empleo como inspector disciplinario y profesor de Gramática Castellana en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe. Ese mismo año ve la luz su primer poemario Los heraldos negros, que muestran aún las huellas del modernismo en su estructura, aunque ya se vislumbran algunas características muy peculiares en el lenguaje poético. El poeta toca la angustia existencial, la culpa personal y el dolor, como, por ejemplo, en los conocidos versos «Hay golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo no sé!» o «Yo nací un día / que Dios estuvo enfermo». Circularon relativamente pocos ejemplares, pero el libro fue en general bien recibido por la crítica.

Prisión en Trujillo. Trilce[editar]

Su madre había fallecido en 1918. La nostalgia familiar lo empuja, en mayo de 1920, a retornar a Santiago de Chuco. El 1.º de agosto ocurre un incendio y saqueo de una casa del pueblo, perteneciente a la familia Santa María Calderón, arrieros negociantes de mercaderías y alcohol desde la costa, suceso del que se acusa injustamente a Vallejo como participante y azuzador. Se esconde pero es descubierto, apresado y arrojado a un calabozo de Trujillo donde permanecerá durante 112 días (del 6 de noviembre de 1920 al 26 de febrero de 1921). El 24 de diciembre de 1920 gana el segundo premio (el primero fue declarado desierto) de la Municipalidad de Trujillo con el poema «Fabla de gesta (Elogio al Marqués de Torre Tagle)»; lo curioso de este suceso es que Vallejo compitió escondiendo su identidad bajo un seudónimo, a fin de dar imparcialidad al concurso. En la obra ya citada, Vallejo en los infiernos, Eduardo González Viaña, el autor, que también es abogado, revela piezas claves del expediente judicial seguido contra el poeta y muestra que todo aquel fue una construcción deliberada por el juez y sus enemigos para hundirlo en una prisión infame. Se procesó a las víctimas y se excluyó de la acción penal a los implicados. Se inventó testimonios y se les adjudicó a personas que después declararon que ni siquiera conocían Santiago de Chuco,el lugar de los hechos. Por fin, el hombre sindicado como autor material fue conducido a Trujillo para que declarara ante la corte superior. Sin embargo, en el largo camino, los gendarmes que lo custodiaban lo mataron a balazos pretextando que había querido fugar. Más todavía, el autor ha indagado las otras ocupaciones del juez ad hoc. En verdad, aquel era abogado de la gran empresa cañavelera Casagrande y de la minera Quiruvilca en las cuales los trabajadores operaban sin horario y eran víctimas de horrorosas condiciones laborales. Todo ello evidencia el carácter político del juicio penal. En Vallejo se trataba de escarnecer a su generación, jóvenes universitarios que intentaban alzarse contra la injusticia y abrazaban el anarquismo y el socialismo, las utopías del siglo. El proceso judicial nunca se cerró. El poeta salió de la cárcel en virtud de una liberación provisional. Años después en Europa sabía que no podría volver jamás a la patria. La cárcel y los “infiernos” denunciados en esa novela tenían la puerta abierta para él. Tras salir en libertad condicional, se dirige nuevamente a Lima, donde su cuento de corte fantástico Más allá de la vida y de la muerte fue premiado en un concurso literario. El monto del premio lo destina a financiar otras publicaciones literarias. En octubre de 1922 ve la luz su segundo poemario: Trilce, prologado por su amigo Antenor Orrego. Es recibido tibiamente por la crítica, que no alcanzaba aún a comprender la literatura de vanguardia, salvo por el propio Orrego, quien dijo de Vallejo: «A partir de este sembrador se inicia una nueva época de la libertad, de la autonomía poética, de la vernácula articulación verbal». Trilce anticipó gran parte del vanguardismo que se desarrollaría en los años 1920 y años 1930. En este libro, Vallejo lleva la lengua española hasta límites insospechados: inventa palabras, fuerza la sintaxis, emplea la escritura automática y otras técnicas utilizadas por los movimientos dadá y suprarrealista. Se adelantó a la renovación del lenguaje literario que después ensayaría Vicente Huidobro en su poemario Altazor (1931) y James Joyce en su relato onírico Finnegans Wake (1939). En marzo de 1923, Vallejo publicó una corta edición de Escalas o Escalas melografiadas, colección de relatos y cuentos, algunos ya vanguardistas. Otra narración suya, titulada Fabla salvaje, fue publicada el 16 de mayo en la serie La novela peruana dirigida por Pedro Barrantes Castro. Es admitido nuevamente como profesor en el Colegio Guadalupe, puesto en el cual no durará mucho, tras ser declarado cesante.

Viaje a Europa[editar]

Vallejo frente a la Puerta de Brandenburgo en Berlín.

Hastiado de la mediocridad local, tenía ya sus miras puestas en el Viejo Mundo. Con el dinero que le adeudaba el Ministerio de Educación, se embarca rumbo a Europa, de donde no regresará más. Viaja en el vapor Oroya el 17 de junio de 1923, con una moneda de quinientos soles. Arriba a París el 13 de julio. Sus ingresos —siempre insuficientes— provenían del periodismo, si bien fungió también de traductor. Escribía para el diario El Norte de Trujillo, y las revistas L'Amérique Latine de París, España de Madrid y Alfar de La Coruña. Sus dos primeros años en París fueron de mucha estrechez económica, al punto que muchas veces tuvo que dormir a la intemperie. Inicia su amistad con el escritor español Juan Larrea y con Vicente Huidobro; traba contacto con importantes intelectuales como Pablo Neruda y Tristan Tzara. A principios de 1924 recibe la noticia de la muerte de su padre. En octubre es hospitalizado en un hospital de caridad pública, a consecuencia de una hemorragia intestinal. Fue operado y pudo restablecerse. En 1925 empieza a trabajar como secretario de la recién fundada Les Grands Journaux IberoAméricains o Los Grandes Periódicos Iberoamericanos, una vasta organización publicitaria. También empezó a colaborar para la revista limeña Mundial. Ese año el gobierno español le concedió una modesta beca para que pudiera continuar sus estudios universitarios de Derecho en España. En los dos años siguientes visitó periódica y brevemente Madrid a fin de cobrar a plazo fijo el monto de la beca, aunque sin estudiar; en octubre de 1927 renunció a dicha beca. Nunca se doctoró en Letras ni en Derecho. Renunció a su trabajo en Los Grandes Periódicos Iberoamericanos en 1926 y conoció a su primera compañera francesa, Henriette Maisse, con quien convivió hasta octubre de 1928. Con Larrea fundó la revista Favorables París Poema, y con Pablo Abril de Vivero el semanario La Semana Parisién. Ambas publicaciones tuvieron vida efímera. Empezó a enviar colaboraciones para la revista limeña Variedades.

Vallejo y Georgette en París

En 1927 conoció en París a Georgette Marie Philippart Travers, una joven de 18 años que vivía con su madre en un apartamento situado enfrente del hotel donde se hospedaba. Profundizó en sus estudios sobre el marxismo. Apareció una narración suya en Amauta, la revista que fundó en Lima su amigo José Carlos Mariátegui y en la que también se reprodujeron varias de sus crónicas periodísticas. En abril del año siguiente enfermó nuevamente de gravedad, pero se recuperó a los pocos meses. Todavía le acompañaba Henriette. Empezó a interesarse con más ahínco por las cuestiones político-sociales. Ese mismo año realizó su primer viaje a Rusia. Retornó a París y fundó la célula parisina del Partido Socialista que había fundado Mariátegui en su patria (después denominado Partido Comunista Peruano). En 1929 empezó a convivir con Georgette (quien acababa de heredar el apartamento y bienes de su fallecida madre) y junto con ella realizó un segundo viaje a Rusia. Se detiene en Colonia, Varsovia, Praga, Viena, Budapest, Moscú, Leningrado y varias ciudades italianas, antes de retornar a París. Inició su colaboración para el diario El Comercio, como corresponsal oficial, y continuó haciéndolo con las revistas Variedades y Mundial. Esta labor periodística fue forzosamente suspendida en 1930 a raíz de la crisis mundial, cuando dichas revistas desaparecieron, al igual que el suplemento dominical de El Comercio, donde se publicaban sus artículos.

César Vallejo en Niza, 1929

En esta primera parte de su estancia parisina, que va de 1923 a 1929, se sitúa la composición de algunos cuantos poemas (después llamados Poemas en prosa), un libro o recopilación de ensayos: Contra el secreto profesional y un proyecto de novela incaica: Hacia el reino de los Sciris, todos los cuales fueron publicados póstumamente, a excepción de algunos ensayos y relatos sueltos. La razón de esta parquedad de

creaciones literarias se debió a que se hallaba más absorbido en producir artículos y crónicas para diarios y revistas pane lucrando. En 1930 viajó a Madrid a raíz de la publicación de su poemario Trilce, que señaló el descubrimiento de su poesía en España, donde fue sometida a la crítica. Retorna a París pero al poco tiempo es expulsado, acusado de hacer propaganda comunista. Junto con Georgette vuelve a Madrid donde pasa dificultades económicas. Allí es testigo de la caída de la monarquía borbónica y la proclamación de la Segunda República Española (1931); se relaciona también con grandes literatos españoles como Miguel de Unamuno, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego y José Bergamín. Publicó también su novela proletaria El tungsteno, y su libro de crónicas y ensayos Rusia en 1931, que se convirtió en un superventas: tres ediciones en solo cuatro meses. Le niegan, en cambio, la publicación de su cuento Paco Yunque, por ser «muy triste». En octubre de 1931 realizó un tercer y último viaje a Rusia para participar en el Congreso Internacional de Escritores Solidarios con el Régimen soviético. Retorna a Madrid y continúa con pasión su tarea literaria, pero los editores españoles se niegan a publicar sus obras de teatro Lock-out y Moscú contra Moscú (conocida después como Entre las dos orillas corre el río), así como su libro de crónicas Rusia ante el segundo plan quinquenal (continuación de Rusia en 1931), y su recopilación de ensayos El arte y la revolución. La razón principal: por ser obras de carácter marcadamente marxista y revolucionario. Por esta época empieza también a escribir (hasta 1937) una serie de poemas que póstumamente serían publicados con el título de Poemas humanos. Decidió regresar a París en 1932, cuando es levantada la anterior restricción de ingreso. Ese año Georgette es hospitalizada debido a un mal causado por los continuos abortos provocados (según testimonio de Juan Larrea, amigo y biógrafo de Vallejo); pero se recupera. Al año siguiente Vallejo escribió un extenso artículo, publicado por entregas en el Germinal de París, titulado ¿Qué pasa en el Perú?. Por ese tiempo deambula por pensiones y hoteles parisinos en medio de una gran angustia económica. En 1934 se casó por lo civil con Georgette. Por entonces termina de escribir otra de sus obras teatrales, Colacho Hermanos o presidentes de América, sátira contra los gobiernos latinoamericanos que veía como sumisos a la política exterior estadounidense, pero que ningún editor se animó a publicar. También le rechazan otro libro de ensayos que quiso dar a la prensa: Contra el secreto profesional. Entre 1935 y 1936 escribió varios cuentos: El niño del carrizo, Viaje alrededor del porvenir, Los dos soras y El vencedor, bocetos narrativos que serían publicados años después de su muerte.

II Congreso internacional de escritores para la defensa de la cultura.

Al estallar la guerra civil española en 1936, colaboró con fervor en la fundación del Comité Iberoamericano para la Defensa de la República Española y de su vocero, el boletín Nueva España. Le acompaña en esa labor Pablo Neruda. En diciembre de dicho año viaja por unos días a España, pasando por Barcelona y Madrid, preocupado por el desarrollo de los

acontecimientos. En julio de 1937 vuelve por última vez a España para asistir al Congreso Internacional de Escritores Antifascistas. Visita Barcelona, Valencia, Jaén y el frente en Madrid. De vuelta a París, es elegido secretario de la sección peruana de la Asociación Internacional de Escritores. Entre septiembre y noviembre escribió sus últimas composiciones líricas de Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz; así como el drama de tema incaico La piedra cansada.

Muerte en París[editar] A inicios de 1938 trabaja como profesor de Lengua y Literatura en París, pero en marzo sufre de agotamiento físico. El 24 del citado mes es internado por una enfermedad desconocida (después se supo que fue la reactivación de un antiguo paludismo, que sufrió de niño) y entra en crisis el 7 y el 8 de abril. Fallece una semana más tarde, el 15, un viernes santo de llovizna, pero no un jueves, como había dicho en su poema «Piedra negra sobre una piedra blanca». Se le realizó un embalsamamiento. Su elogio fúnebre estuvo a cargo del escritor francés Louis Aragon. El 19 sus restos son trasladados a la Mansión de la Cultura y más tarde al cementerio de Montrouge, en los suburbios del sur de la capital francesa. Después de treinta y dos años de reposar allí, el 3 de abril de 1970 su viuda Georgette Vallejo trasladó sus restos al cementerio de Montparnasse, escribiendo en su epitafio: He nevado tanto para que duermas.

Obras[editar] Vallejo abarcó prácticamente todos los géneros literarios: poesía, narrativa (novelas y cuentos), teatro y ensayo. Se debe también mencionar su copiosa labor periodística (crónicas y artículos).

Poesía[editar]

Portada de la edición príncipe de Los heraldos negros.

Es comúnmente aceptado que es en la lírica donde Vallejo alcanza su verdadera expresión y sus más altas cotas. Consta de tres etapas: modernista, vanguardista y revolucionaria. Etapa modernista Artículo principal: Los heraldos negros

Comprende el libro de poemas Los heraldos negros (Lima, 1919). Constituye el comienzo de la búsqueda del poeta por una diferenciación expresiva, la cual se irá consolidando a lo largo de toda su obra. Para Vallejo era necesario fundar un lenguaje poético diferente a lo tradicional. Vallejo estuvo influenciado por el nicaragüense Rubén Darío, fundador de modernismo y máximo exponente en Hispanoamérica, y el poeta modernista uruguayo Julio Herrera y Reissig. Según Mariátegui «en estos versos principia la poesía peruana, en el sentido indigenista». Efectivamente, el poeta nos habla de lo nativo. Allí están las profundas vivencias de los sucesos cotidianos, la vida familiar y aldeana, el paisaje tierno y eglógico, pero expresados todavía con el gusto modernista y las formas métricas y estróficas de la poesía clásica. También encontramos temas más elevados como la protesta contra el destino del hombre, la muerte, el dolor, la conciencia de orfandad, el absurdo, todos ellos tratados por el poeta con un acento muy personal. En efecto, el poeta despliega en el poemario características que lo convierten en un libro único: la exhibición impúdica de sentimientos, la muestra descarnada del sufrimiento, la radical desnudez de la palabra. El primer poema de la serie da título al libro y se refiere a los momentos en que la muerte, o el simple paso del tiempo, nos dan una señal angustiosa, cual sacudida. «... son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.» Esta imagen, en realidad tan fundada como innovadora, fue objeto de burla de Miguel de Unamuno, ya que el anquilosamiento retórico en que se hallaba la poesía y la literatura española por aquellos tiempos, aún no podía permitir entender que se pudiera extraer lo profundo de lo cotidiano, incluso de lo doméstico. Etapa vanguardista Artículo principal: Trilce

Cubierta de la primera edición de Trilce, con el retrato del poeta.

Comprende el poemario Trilce (Lima, 1922), uno de los mayores libros de poesía de la vanguardia posbélica a nivel mundial. El poemario nace en un contexto muy especial para el poeta. Su perplejidad ante el mundo se había acrecentado: la muerte de su madre,

sus fracasos amorosos, la experiencia de no ser aceptado totalmente en Lima y su estadía en una lóbrega cárcel de Trujillo, son los principales acontecimientos que marcaron el profundo sentimiento de exclusión del poeta. Estas experiencias forjaron en él ese sentimiento de ser humano preso de la existencia o de la sociedad y fueron el origen del desgarramiento del poeta, del dolor infinito que encierra cada poema, y de su densidad y hermetismo. El nombre del poemario es un neologismo inventado por Vallejo, cuyo significado hasta ahora es incierto. De acuerdo a la versión más extendida, derivaría de «tres», pues el cambio del nombre del libro (originalmente Vallejo le puso el título de Cráneos de bronce) fue cotizado por el impresor en tres libras (treinta soles oro). Al momento de aparecer cayó en el mayor vacío, pues la gente todavía estaba acostumbrada a los versos románticos y modernistas. El mismo Vallejo lo explica en carta dirigida a Antenor Orrego, y defiende a la vez su posición: El libro ha nacido en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad de su estética. Hoy más que nunca quizá, siento gravitar sobre mí, una hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista. ¡La de ser Libre! Si no he de ser libre hoy, no lo seré jamás. Siento que gana el arco de mi frente su más imperativa fuerza de heroicidad. Me doy en la forma más libre que puedo y ésta es mi mejor cosecha artística. [...] ¡Dios sabe cuánto he sufrido para que el ritmo no traspasara esa libertad y cayera en libertinaje! ¡Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he asomado, colmado de miedo, temeroso de que todo se vaya a morir a fondo para que mi pobre ánima viva! 9

Fue calificado como «disparate». Críticos como Luis Alberto Sánchez se preguntaron extrañados por qué Vallejo había escrito un poemario de esas características. Trilce significó la creación de un lenguaje muy personal, lo que ya en sí implicaba una hazaña descomunal. Fue una ruptura con la tendencia del pasado literario y con respecto a las normas expresivas tradicionales. El libro refleja la poética personal de Vallejo, tal como él mismo lo explica: «La gramática, como norma colectiva en poesía, carece de razón de ser. Cada poeta forja su gramática personal e intransferible, su sintaxis, su ortografía, su analogía, su prosodia, su semántica. Le basta no salir de los fueros básicos del idioma. El poeta puede hasta cambiar, en cierto modo, la estructura literal y fonética de una misma palabra según los casos.» (El arte y la revolución). Trilce es un libro revolucionario porque pulverizó las normas estéticas y retóricas:   



Usa vulgarismos, cultismos, regionalismos, tecnicismos, neologismos, arcaísmos. Transita por todos los niveles del lenguaje. Crea un nuevo lenguaje poético a través de la deslexicalización del mismo, puesto que tiene altos grados de agramaticalidad y violenta la representación gráfica de las palabras. Usa múltiples figuras literarias: paradojas, prosopopeyas, animismo, hipérboles numéricas, sinestesias, onomatopeyas, pleonasmos y antítesis.

Plenitud poética: Etapa revolucionaria y de compromiso social Artículo principal: Poemas humanos Artículo principal: España, aparta de mí este cáliz

Los poemarios de esta etapa son de publicación póstuma, labor que realizó la viuda del poeta, englobando los textos bajo el título común de Poemas humanos (París, julio de 1939). Aunque hay que señalar que España, aparta de mí este cáliz, ya había sido ordenado por el mismo Vallejo en forma de libro individual y fue publicado meses antes, en enero, en España. El título de Poemas humanos fue impuesto a sugerencia de Georgette Vallejo, quien afirmó haber leído en una libreta de apuntes de Vallejo que éste tenía planificado un libro de "poemas humanos", aunque sin mayor especificación. La ambigüedad de esta afirmación ha llevado a diversos críticos y editores a considerar arbitraria dicha imposición.

Posteriormente, Georgette Vallejo dividió los llamados Poemas humanos en dos bloques titulados Poemas en prosa (19 poemas) y Poemas humanos propiamente dichos (76). Así aparecieron en la Obra poética completa, Francisco Moncloa Editores S.A., 1968. Según Georgette, los primeros fueron escritos entre 1923 y 1929, y los segundos entre 1931 y 1937. Otros editores no han estado de acuerdo con esta división y han preferido mantener en un solo cuerpo todos los poemas póstumos de Vallejo, a excepción de España, aparta de mí este cáliz. Aunque estos poemas tratan algunos temas recurrentes del autor, muestran claras diferencias respecto a su obra poética anterior. Lo primero que se nota, en el plano formal, es su retorno a los ritmos conocidos, al menos en buena parte de los poemas, así como el abandono de la experimentación del lenguaje, que había sido la nota predominante en Trilce. En esta nueva fase de su poética su lenguaje es pues más accesible para el lector común. El poeta buscaba precisamente acercarse más al pueblo. Se considera que uno de los factores que más influyó en este cambio de rumbo de su poesía fue su adhesión al marxismo, pensamiento que coincidía con algunas de las preocupaciones que lo habían acompañado a lo largo de su vida. Si bien la nota reiterativa en estos poemas sigue siendo la insatisfacción del poeta ante la vida y el pertinaz dolor de vivir; sin embargo, esta vez trae consigo una nota de esperanza. Ella radicaría en su fe en la unidad de todos los hombres. En Poemas humanos el poeta se abandona con seriedad o patetismo exacerbado al dolor humano y nos obliga a pensar en las angustias y esperanzas de todos aquellos que con el estómago vacío no tienen ni siquiera una piedra en que sentarse. La obra está llena de paralelismos y oposiciones. Usa el lenguaje de la conversación cotidiana, por eso parece que el yo poético conversa con un amigo o un obrero. Hay fuertes exclamaciones en la estructura lingüística, quiere dramatizar su poesía. Presenta un humanismo esencial, literatura social y revolucionaria. España, aparta de mí este cáliz, escrito en 1937 y publicado en 1939, compendia los versos más intensos y hondos que escritor alguno haya llevado a cabo sobre la guerra civil en ese país. La visión de la España combatiente había conmovido a Vallejo, por lo que su poética estuvo al servicio de la causa. Consta de 15 poesías y se considera el testamento poético de Vallejo. En los versos que dan nombre al poemario, se manifiesta una prueba premonitoria de su amor por España y su miedo por la derrota de la que consideraba la causa justa.

Narrativa[editar] En la narrativa de Vallejo también se aprecia su transformación ideológica. 

 

Escalas melografiadas (Lima, 1923) es un libro que agrupa doce relatos. Algunos de ellos son de un sorprendente vanguardismo, poco cultivado entonces. Se divide en dos secciones: o Cuneiformes, seis estampas lírico-narrativas: Muro Noroeste, Muro Antártico, Muro Este, Muro dobleancho, Alféizar y Muro occidental. o Coro de vientos, seis relatos o cuentos psicopatológicos: Más allá de la vida y la muerte, Liberación, Los caynas,10 El unigénito, Mirtho y Cera. Fabla salvaje (Lima, 1923) es una novela corta de carácter psicológico que aborda la locura de un campesino de los Andes. Cercano al género fantástico. Hacia el reino de los Sciris (terminado en 1928, se publicó póstumamente) es una nouvelle histórica de tema incaico, todavía ligado al modernismo.

Hacia 1930, influenciado por el marxismo, empezó a escribir relatos más imbuidos de la problemática social y circunscritos en el llamado realismo socialista. 

El tungsteno (Madrid, 1931) es una novela desigual sobre un conflicto en una mina de los Andes. Es una novela "proletaria" que ataca no solamente a los "gringos", sino también a los "arribistas" que imitan a los extranjeros y explotan y oprimen a los



pobres, los indios, y los "conscriptos" del ejército. Publicada en España, fue muy popular en la década de 1930, la de la depresión económica mundial. Paco Yunque (escrito en 1931), un cuento infantil de denuncia social que fue rechazado por muchos editores. Finalmente fue publicado en 1951. Ahora en el Perú, Paco Yunque es lectura obligatoria durante la enseñanza primaria.

Se debe mencionar también otros relatos escritos entre 1935 y 1936, pero que dejó inconclusos:    

El niño del carrizo Viaje alrededor del porvenir Los dos soras El vencedor

Su obra narrativa completa fue publicada en 1967, bajo el título de César Vallejo. Novelas y cuentos completos (Lima, Francisco Moncloa Editores, edición supervisada por Georgette Vallejo).

Teatro[editar] De Vallejo se conservan cuatro piezas teatrales, ninguna de las cuales fue estrenada o publicada durante su vida, aunque también se conservan los fragmentos de un drama suyo, Mampar, pero en su versión en francés y bajo el título de Les taupes (escrita entre 1929 y 1930), del que también se hacen referencias en una carta crítica del productor Louis Jouvet. Dicho drama trata del conflicto de un esposo con su suegra y se supone que el autor destruyó el original. Las cuatro piezas teatrales que se conservan íntegramente y que fueron publicadas póstumamente (Teatro completo, Lima, Fondo Editorial PUCP, 1979, editado y prologado por Enrique Ballón Aguirre) son las siguientes:  





Lock-out (1930), drama escrito en francés; el propio Vallejo hizo una traducción al castellano que no se conserva. Trata de un conflicto obrero en una fábrica metalúrgica. Entre las dos orillas corre el río (años 1930), drama que fue el producto de un largo y difícil proceso. Entre los títulos de versiones anteriores se encuentran Varona Polianova, Moscú contra Moscú, El juego del amor, del odio y de la muerte y varias permutaciones de este último. Colacho Hermanos o presidentes de América (1934). Una sátira que expone la democracia peruana como farsa burguesa bajo presiones diplomáticas y de empresas transnacionales. La piedra cansada (1937), drama de tono poético ambientada en la época incaica e influida por las tragedias griegas.

Ensayo[editar] Vallejo publicó un libro de crónicas titulado Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin (Madrid, 1931) y preparó para las prensas otro similar titulado Rusia ante el segundo plan quinquenal (terminado en 1932 pero que fue publicado tiempo después, en 1965). Además, organizó dos libros de prosa ensayística y de reflexión: Contra el secreto profesional (escrito, según Georgette, entre 1923 y 1929), y El arte y la revolución (escrito entre 1929 y 1931), que reúnen diversos artículos, algunos de los cuales fueron publicados en revistas y periódicos en vida del autor. Ninguna editorial en España quiso publicar estos libros por su carácter marxista y revolucionario. Serían publicados en 1973 (Lima, Editorial Mosca Azul).

Traducciones[editar]

Vallejo tradujo del francés al castellano al General Mangin, Henri Barbusse y Marcel Aymé. Dichas traducciones fueron publicadas en París, Madrid y Buenos Aires. Posteriormente fueron compiladas en el tomo Traducciones de sus Obras completas, publicadas por la Universidad Ricardo Palma, tal como se indica en el capítulo "Obras completas" del presente artículo.1112

Compilaciones de la obra de Vallejo[editar]   



Novelas y cuentos completos. Lima, Francisco Moncloa Editores, 1967, (edición supervisada por Georgette Vallejo). Teatro completo, Lima, Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, 1979. Editado y prologado por Enrique Ballón Aguirre y Georgette Vallejo. Desde Europa - Crónicas y artículos (1923–1938), recopilación, prólogo, notas y documentación por Jorge Puccinelli, Lima, Ediciones Fuente de la Cultura Peruana, 1987. César Vallejo. Obras completas. Prólogo de Ricardo González Vigil. Lima, Editora Perú S.A., julio de 1992 (edición popular en fascículos distribuida gratuitamente por el diario La Tercera de Lima).

Obras completas[editar] La última edición de Obras completas de César Vallejo es la de la Pontificia Universidad Católica del Perú (1997-2003) en catorce volúmenes: 



  

   

Poesía completa. Presentación de Salomón Lerner Febres. Edición, prólogo y notas de Ricardo Silva-Santisteban. Lima, PUCP, 1997. 4 tomos. Bibliografía de Miguel Ángel Rodríguez Rea. Autógrafos olvidados. Estudio preliminar de Juan Fló y notas de Stephen M. Hart. Lima, Tamesis/ PUCP, 2003. Contiene la edición facsimilar de 52 manuscritos ológrafos. Narrativa completa. Presentación de Salomón Lerner Febres. Edición de Ricardo Silva-Santisteban y Cecilia Moreano. Lima, PUCP, 1999. Teatro completo. Presentación de Salomón Lerner Febres. Edición de Ricardo Silva Santisteban y Cecilia Moreano. Lima, PUCP, 1999. 3 tomos Artículos y crónicas completos (Desde Lima - Desde Europa, 1918-1938). Presentación de Salomón Lerner Febres. Edición y prólogo de Jorge Puccinelli. Lima, PUCP, 2002. 2 tomos. Ensayos y reportajes. Edición y prólogo de Manuel Miguel de Priego. Lima, PUCP, 2002. Correspondencia. Edición y prólogo de Jesús Cabel. Lima, PUCP. 2002. Contiene 281 cartas de César Vallejo. Traducciones. Edición y prólogo de Rosario Valdivia Paz-Soldán. Lima, PUCP, 2003. Cartas de César Vallejo a Pablo Abril de Vivero. Edición y prólogo de Andrés Echevarría. Montevideo, Biblioteca Nacional de Uruguay, MEC, 2013.