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EVENTOS FINALES UNA EXPOSICIÓN BÍBLICA Y CONTEMPORÁNEA Documentos presentados durante el 1.º Simposio Bíblico-Teológico

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EVENTOS FINALES UNA EXPOSICIÓN BÍBLICA Y CONTEMPORÁNEA Documentos presentados durante el 1.º Simposio Bíblico-Teológico “La Biblia y los eventos finales” Organizado por el Departamento de Investigación Bíblica y Discipulado, Hispanic Ministries, Central Californa Conference

(ULN5-LPpQH]7HyÀOR&RUUHD\-RHO,SDUUDJXLUUH EDITORES

CONTENIDO Introducción ................................................................................ vii Lista de abreviaturas ..................................................................... xi Los adventistas y los eventos finales Gerhard Pfandl ....................................................................... 3 Ficción apocalíptica en tiempos de la Covid-19 Elias Brasil de Souza ............................................................. 20 La Biblia y el cumplimiento de las señales cósmicas Sergio Celis Cuellar .............................................................. 31 El santuario y los santos en el fin de los tiempos de Daniel 9, 8 y 7 Teófilo Correa ...................................................................... 55 Las buenas nuevas del Yom Kippur en la teología adventista Richard M. Davidson y Joel Iparraguirre .............................. 70 ¿Cuál es el verdadero significado del juicio divino? ¡Salvación! JiĜi Moskala ......................................................................... 83 La resurrección especial en Daniel 12:2 Roger Ruiz ..........................................................................100 Apocalipsis 2, las doctrinas apóstatas y el evangelio eterno Erik R. Jiménez ...................................................................121 Los sellos de Dios y el tiempo del fin JiĜi Moskala ........................................................................138

La identidad de las siete cabezas de Apocalipsis 17 Roy E. Graf .........................................................................152 Elena G. de White y la salida de las grandes ciudades Ronald Rojas.......................................................................170 El mensaje de persecución en el Apocalipsis Ekkehardt Mueller ..............................................................185 ¿Podemos adelantar la segunda venida? La perspectiva de Elena G. de White Marcos Blanco ....................................................................207

Capítulo 6 ¿Cuál es el verdadero significado del juicio divino? ¡Salvación! JiĜi Moskala

Introducción Cuando presento el tema del juicio divino, regularmente le pregunto a mi audiencia lo siguiente: «¿Cuál es su primera reacción, pensamiento o sentimiento cuando escucha que Dios lo juzgará?». He hecho esta pregunta en todos los continentes (excepto en la Antártida) a personas de diversas edades, grupos políticos, sociales, religiosos, étnicos, educativos, y la respuesta es siempre unánime: «¡Miedo!» En el pasado, yo pensaba que ese concepto era principalmente mi problema ya que había crecido en un régimen comunista totalitario. Cuando escuchaba la palabra juicio, inmediatamente me imaginaba a un juez con ropas oscuras y con una expresión severa en su rostro, señalando con su dedo a una persona y condenándola a prisión o muerte. Sin embargo, he encontrado que en todas partes las reacciones de las personas sobre el juicio divino son notablemente oscuras y extremadamente frías. Ellos piensan que Dios es como un policía celestial que espera que la gente cometa errores para castigarlos. Las personas sienten que están bajo la lupa del Juez celestial y, por lo tanto, se llenan de ansiedad. Mi comprensión distorsionada del juicio divino estuvo fuertemente influenciada por algunos predicadores que usaron este tema como una «herramienta pedagógica» para motivar a los creyentes a que sean obedientes y para «animarlos» a ser buenos. Esos predicadores pensaron que asustar y amenazar a las personas con el juicio les ayudaría a que esas personas sigan a Dios fielmente (¡al contrario de lo que dice Rom. 2: 4!).1 Esos predi1. «¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y genero-

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cadores construyeron su concepto del juicio en una traducción errónea de Judas 23: «Mas haced salvos a los otros por temor» (como se lee en algunas traducciones antiguas, en este caso, la RV1909),2 y así presentaron el juicio divino negativamente. Estas interpretaciones me preocuparon profundamente; y desde mi infancia en adelante, tuve una imagen sobre el juicio que era sombría y hostil. Esta imagen desempeñó un papel terrible en mi mente. Como resultado, temía a Dios y estaba desnudo ante sus ojos expectantes. Me sentí perdido, solo y abandonado con un fuerte sentimiento de culpa. No percibía nada favorable en el juicio divino. El miedo como reacción humana universal hacia el juicio divino es comprensible, porque sabemos que Dios es santo (Lev. 11: 44-45; 19: 2; 1 Ped. 1: 15-16), un fuego consumidor (Isa. 30: 27; Heb. 12: 29), y nosotros somos pecadores (Sal. 51: 5; Ecl. 7: 20; Jer. 17: 9; Rom. 3 23; 1 Juan 1: 8). Por consiguiente, no podemos permanecer de pie ante el imponente Juez de todo el universo (Gén. 18: 25; Juec. 11: 27; 2 Tim. 4: 8).3 Nuestra típica respuesta es descrita acertadamente por Asaf: «¿Quién podrá estar en pie delante de ti […] Desde los cielos hiciste oír tu juicio; la tierra tuvo temor y quedó en suspenso» (Sal. 76: 7b-8). Así, en el origen de nuestros pensamientos negativos, yace la convicción de nuestra insuficiencia y pecaminosidad. De acuerdo con el entendimiento popular, juzgar significa «condenar, castigar y destruir». Por ello, las personas tienen miesidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?» (Rom. 2: 4). 2. Por ejemplo, la Biblia Kralická (traducción checa del año 1613) y la traducción rusa de 1876 la traducen de manera parecida. La traducción apropiada de este versículo debe decir: «A otros, salvadlos arrebatándolos del fuego; y de otros, tened misericordia con temor, desechando aun la ropa contaminada por su carne». 3. La autoridad de Dios para juzgar se origina en el hecho de que él es el Creador. Steven J. Keillor argumenta bien este hecho: «Varios pasajes del Antiguo Testamento presentan la creencia de que el acto de creación le da a Dios el poder de juzgar después de la Caída». J. Keillor, God’s Judgments: Interpreting History and the Christian Faith (Downers Grove, Ill: IVP Academics, 2007), 65.

Moskala: El verdadero significado del juicio divino

do, están llenas de ansiedad y evitan hablar sobre un juicio divino. Las personas comparan el juicio de Dios con la condena, el castigo y la destrucción (y tal significado puede ser claramente atestiguado en la Biblia).4 Por lo tanto, no debería sorprendernos que esas personas no experimentan gozo y seguridad de la salvación en Cristo Jesús. La amenaza del juicio divino les quita el agradecimiento y su mundo se divide entre la redención asegurada en la cruz y el temor al juicio divino. De ese modo, esas personas viven en una esquizofrenia espiritual. Por un lado, saben que son salvos en Jesucristo, pero por el otro, entienden que habrá un juicio (Rom. 14: 10; 2 Cor. 5: 10; 2 Tim. 4: 1; Heb. 9: 27; 10: 30). Las personas no saben cómo unir estas dos realidades. Por lo tanto, pierden la paz y la certeza. ¿El miedo y la desesperanza son inherentes al concepto de juicio? ¿Son la incertidumbre y la sobriedad sus compañeras necesarias? Mientras estudiaba cuidadosamente las Escrituras, tuve que desaprender esta interpretación equivocada respecto al juicio divino. Estas definiciones e interpretaciones unilaterales del juicio son un verdadero problema. Este nuevo proceso de pensamiento sobre el juicio no es fácil, porque lo negativo trata de volver a filtrarse en nuestra mente. En este capítulo voy a destacar una dimensión positiva del juicio divino y su papel principal (sin negar que también hay un lado negativo, muy serio y trágico del juicio de Dios, es decir, la condena, el castigo y la destrucción, pero únicamente como un propósito secundario) al proporcionar una valiosa muestra de significativos ejemplos bíblicos.5 Quiero 4. Ejemplos de juicios negativos incluyen Génesis 3: 23-24; 4: 11-12; 6: 13; 19: 24-25; Éxodo 12: 29-30; Salmo 143: 2; Ezequiel 7: 1-4; 8: 6; Daniel 5: 25-30; Malaquias 3: 5; Juan 5: 29; 2 Tesalonicenses 1: 6-7; 2:8; Hebreos 13: 4; Apocalipsis 14: 9-10; 19: 19-21, etc. Es verdad que la ira de Dios está dirigida contra el pecado, pero los pecadores tercos que se asocian con el pecado también la experimentan (Prov. 28:13; Eze. 18: 23, 31-32; Mal. 4: 1; Mat. 25: 4146; Juan 3: 36; Rom. 2: 4-5; 1 Tes. 1: 10; 2 Tes. 1: 8-10). Permanecer en pecado ante el Santo Dios resulta en desesperanza y muerte (Rom. 6: 23; Gál. 5: 21). 5. Hay un patrón consistente en el juicio de Dios con aspectos positivos y negativos incluso en medio de la transgresión y en el establecimiento de la condenación. Considere, por ejemplo, los siguientes juicios divinos: 1) La

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subrayar que para los autores bíblicos, el juicio divino es algo que deseaban y esperaban con gran anticipación: «Levántate, Dios, juzga la tierra» (Sal. 82: 8). El juicio desempeña un papel vital en el plan de salvación de Dios y es una parte central del evangelio eterno (Rom. 2: 16; Apoc. 14: 6-7).6 Si esto es así, la pregunta fundamental es: ¿Cuál es el significado primario del juicio divino? Aquí proporcionaré cuatro respuestas.

El significado del juicio divino Juzgar significa justificar De acuerdo con la comprensión bíblica, «juzgar» significa «justificar», lo cual es una acción legal que tiene un impacto impresionante en nuestras vidas.7 Cada vez que confesamos nuestros caída de Adán y Eva. Positivo: la gracia divina intervino y Adán y Eva no murieron inmediatamente. Dios prometió la simiente venidera para vencer a Satanás. Negativo: condenación por la transgresión, la expulsión del huerto de Edén y finalmente la muerte. 2) Caín después de haber matado a su hermano Abel. Positivo: se le da una señal de protección. Negativo: se convierte en un fugitivo. 3) El diluvio. Positivo: la salvación de Noé y su familia. Negativo: la destrucción de la población/mundo malvado antediluviano. 4) La construcción de la torre de Babel. Positivo: Abraham ha sido llamado a ser el mensajero de Dios para el mundo. Negativo: la dispersión de la gente y la confusión de los idiomas. 5) Sodoma y Gomorra. Positivo: la salvación de Lot y su familia cercana. Negativo: la destrucción de las ciudades malvadas, etc. Como muestran los ejemplos, los juicios positivos se entremezclan con los negativos. Parece que solo unos pocos casos excepcionales (como Lev. 10: 1-2; 2 Sam. 6: 6-7; 2 Rey. 2: 23-24; Hch. 5: 3-11; 12: 21-24) y el juicio final (Apoc. 20: 7-10) son juicios puramente negativos (aunque la erradicación del mal trae resultados positivos). Dios salva a las personas arrepentidas, pero también castiga el pecado (Éxo. 20: 5-6; 34: 6-7). Estas dos características fundamentales de Dios constituyen una unidad indisoluble e inseparable. 6. J. Gordon McConville: «La idea de Dios como juez es una de las metáforas más penetrantes aplicadas a Dios en el Antiguo Testamento». J. Gordon McConville, «The Judgment of God in the Old Testament», ExAud 20 (2004): 25. 7. Sobre el concepto de juicio y su diverso vocabulario (shapat, din, rib, paqad, tsadaq, yashab, anakrino, diakrino, etc.), véase, por ejemplo, Leon Morris, The Biblical Doctrine of Judgment (London: Tyndale Press, 1960), 7-43; R. Laird Harris, Gleason L. Archer Jr. y Bruce K. Waltke, eds., Theo-

Moskala: El verdadero significado del juicio divino

pecados y somos perdonados, pasamos por el juicio escatológico de Dios que se abre paso en nuestra vida, y somos justificados por su gracia, es decir, somos declarados justos. El juicio se enfoca en la justificación: Dios, como verdadero Juez, justifica a los pecadores arrepentidos (Rom. 3: 22-26; 5: 6-11) y son limpiados y absueltos de toda culpa (Sal. 51: 1-2; Isa. 6: 7; Zac. 3: 4). Él hace eso y puede hacerlo, ¡porque es nuestro Juez celestial! De esta manera, por ejemplo, Abraham fue juzgado por Dios y declarado justo porque creyó en él (Gén. 15: 6); y Josué, el sumo sacerdote, fue proclamado justo (Zac. 3: 3-5). Isaías ha declarado contundentemente: «En Jehová será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel» (45: 25). De esta manera, juzgar significa «justificar/purificar/limpiar/vindicar» (Sal. 51: 7-10; Job 4: 17; Isa. 1: 18; Dan. 8: 14). Los pecadores justificados han de permanecer en una relación restaurada y correcta con su Señor. Esta proclamación positiva de Dios a nuestro favor nos da 1) plena seguridad de la salvación, 2) nuevo valor para vivir, 3) trae verdadera paz y 4) alegría a nuestras vidas. David ha afirmado alegremente: «Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño» (Sal. 32: 1-2). Por ello, Pablo aclaró sin ambigüedades: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús» (Rom. 8: 1). Jesús también lo ha asegurado claramente: «De cierto, de cierto os digo, el que oye mi palabra, y cree al que me envió tiene vida eterna y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida» (Juan 5: 24). El transgresor perdonado no entra en el juicio de condenación y no experimentará la desaprobación de Dios.8 Ninguna de nuestras actitudes (por logical Wordbook of the Old Testament (Chicago: Moody Press, 1980), 1:188, 414-416; 2:731-732, 752-755, 845-846, 947-949; C. U. Wolf, «Judge», en The Interpreter’s Dictionary of the Bible, ed. George Arthur Buttrick (Nashville, TN: Abingdon Press, 1985), 2:1012-1013; J. C. Moyer, «Judging, Judge», International Standard Bible Encyclopedia, ed. Geoffrey W. Bromiley (Grand Rapids: Eerdmans, 1979–1988), 2:1161-1162; Temba L. J. Mafico, Yahweh’s Emergence as «Judge» Among the Gods: A Study of the Hebrew Root Špt (Lewiston, NY: Mellen Press, 2007). 8. La frase clave en Juan 5: 24, «no vendrá a condenación», puede ser tra-

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nobles que sean), logros o buenas obras pueden ayudarnos a ganar el reino divino.9 ¡Recibimos la salvación como un don puro únicamente por medio de y en Cristo! No es de extrañar que a Jesús se le diera autoridad para pronunciar el juicio (Juan 3: 17-18; 5: 22-23, 27, 30; 6: 37-40, 44; 8: 16; 9: 39; cf. Dan. 7: 13-14), y que toda la gloria le pertenezca (Sal. 34: 2; Jer. 9: 23-24; 1 Cor. 1: 29-31; 10: 31; Col. 1: 27; Jud. 24-25; Apoc. 5: 12-13). El primer juicio registrado en la Biblia es sobre Adán y Eva después de haber roto su relación de amor y confianza con su Creador y de haber comido el fruto prohibido (Gén. 3: 6).10 En lugar de ser destruidos como Dios dijo inicialmente —«pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás» (Gén. 2: 17) —, por la gracia divina sus vidas fueron salvadas, e incluso Dios los buscó (Gén. 3: 9). El llamado de Dios («¿Dónde estás?») fue una expresión de su profundo amor en busca de la humanidad y así reveló el juicio y la gracia divina al mismo tiempo. A causa de la gracia que venía del Cordero, quien fue inmolado antes de la creación del mundo (Apoc. 13: 8; 1 Ped. 1: 20; Efe. 1: 4), se le dio vida a Adán y Eva. El protoevangelio anunció el amor divino a favor de los pecadores porque únicamente Dios podía proveer una solución para nuestra situación pecaminosa y derrotar a Satanás

ducida de una manera diferente: «no vendrá a juicio» (Traducción propia). El ambiguo término griego krisis se usa intencionalmente aquí con un doble significado para aludir a dos términos complementarios (es decir, condenación y juicio) donde ambos son correctos. Los que creen en Cristo no serán condenados en ningún juicio (Rom. 8: 1; 14: 10; 2 Cor. 5: 10) y no serán llevados al juicio final de condenación de los impíos porque en ese momento los justos ya serán habitantes de la Nueva Jerusalén (véase Apoc. 20: 7-21: 4). 9. Las buenas obras tienen una triple función: 1) no son importantes para nuestra salvación pero sí para la salvación de los demás (Mat. 5: 16; Rom. 10: 14; Gál. 5: 6; Efe. 2:10; 1 Ped. 2: 9); 2) demuestran que nuestra fe está viva porque sin obras nuestra fe está muerta (Sant. 2: 26) y 3) revelan nuestra salvación que es un don 100% de Dios (Juan 14: 15; 1 Juan 4: 19). Para más detalles, véase el apéndice. 10. Claus Westermann, Genesis 1-11: A Continental Commentary (Minneapolis: Fortress Press, 1994), 252-255.

Moskala: El verdadero significado del juicio divino

(Gén. 3: 15).11 Cuando estamos en Cristo, somos hijos e hijas de Dios y herederos de su reino. En Cristo tenemos todo (Gál. 3: 29; 4: 7; Rom. 4: 13-16; 8: 32; 1 Juan 3: 1) y podemos cubrirnos completamente en su perdón divino.12 George Ladd explica correctamente: «La doctrina de la justificación significa que Dios ha pronunciado el veredicto escatológico de absolución sobre el hombre de fe en el presente, antes del juicio final […] Así que el hombre en Cristo es realmente justo, no éticamente sino de manera forense, en términos de su relación con Dios».13

Juzgar significa salvar Dios salva a los creyentes de la segunda muerte,14 el pecado, la culpabilidad, el poder del mal y les da vida eterna (Juan 1: 12; 3: 16; 10: 28; Rom. 6: 5-9, 23; 8: 1-4). El rey David primero describió un aspecto negativo del juicio divino en términos de destrucción y extinción, pero luego resaltó el juicio como salvación: «Pero todos los pecadores serán destruidos; el porvenir de los malvados será el exterminio. La salvación de los justos viene del Señor; él es su fortaleza en tiempos de angustia» (Sal. 37: 38-39). Asaf hace hincapié en que el hecho de que Dios se levante para juzgar, significa que viene «para salvar a todos los mansos de la tierra» (Sal. 76: 9). Así, estos textos bíblicos declaran explícitamente que juzgar, para Dios, significa salvar a su pueblo. El juicio divino es 11. Afolarin O. Ojewole, The Seed in Genesis 3:15: An Exegetical and Intertextual Study, Adventist Theological Society Dissertation Series (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society, 2002). 12. Peter Brunner, «The Forgiveness of God and the Judgment of God», Word & World 21, no. 3 (2001): 288. Respecto a la importancia del perdón, véase Donald E. Gowan, The Bible on Forgiveness (Eugene, OR: Pickwick, 2010); McConville, «Judgment of God in the Old Testament», 32-38. 13. George Eldon Ladd, A Theology of the New Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1974), 446. 14. La primera muerte es una muerte natural como resultado de nuestra naturaleza pecaminosa, pero la segunda muerte es una muerte eterna como consecuencia de nuestra vida pecaminosa y la condenación de Dios en su juicio (Rom. 6: 23; Apoc. 14: 13; 20: 6).

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salvación y viene únicamente del Señor (Sal. 62: 1; 118: 14; Isa. 12: 2; Jon. 2: 9). Dios es el Salvador y Redentor (Deut. 32:15, 36, 43; 2 Sam. 22: 3; Job 19: 25; Sal. 18: 46; 19: 14; 43: 5; Isa. 44: 6; 48: 17; 59: 20; 63: 8-9; Jer. 14: 8; Ose. 13: 4). La palabra hebrea yasha’ «denota la obra salvífica de Dios a pesar de una condena que está legalmente libre de reproche».15 Cuando Dios envía su mensaje de juicio a las personas, este es un mensaje de gracia, una oportunidad para arrepentirse (véase la experiencia de los ninivitas en Jon. 3: 6-10; o los mensajes de Daniel a Nabucodonosor en Dan. 4: 27-33). El relato bíblico del diluvio (Gén. 6-9) es otro buen ejemplo de salvación en medio de la actividad que tiene Dios de juzgar. Toda esta historia está escrita en una estructura quiástica con una declaración culminante: «Entonces se acordó Dios de Noé» (Gén. 8: 1).16 Este clímax no significa que Dios haya tenido falta de memoria y de repente haya recordado, sino que intervino a favor de Noé en medio del juicio para salvarlo a él, a su familia y a los animales en el arca. Además, Noé recibió el don de la gracia divina (Gén. 6: 8). Es importante observar que el término «gracia» (khen) aparece por primera vez en la Biblia en el relato del diluvio. Sorprendentemente, la gracia divina que interviene en los asuntos humanos es la cúspide de la historia, pues de ella fluyen todas las acciones salvíficas para la humanidad. La gracia divina no era únicamente para Noé, sino también para el pueblo antediluviano. Génesis 6: 3 revela que el Espíritu de Dios estaba contendiendo con las personas al llamarlas al arrepentimiento. Sin embargo, Dios tuvo que proclamar tristemente: «No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre» (Gén. 6: 3). En este versículo aparece la palabra hebrea din, «juzgar», y los traductores están desconcertados porque no están seguros de qué hacer con este concepto. No intentan ocultar

15. Gerhard Kittel Y Gerhard Friedrich, ed., Theological Dictionary of the New Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1971), 7:977. En adelante TDNT. 16. William H. Shea, «The Structure of the Genesis Flood Narrative and Its Implications», Origins 6 (1979): 22-23.

Moskala: El verdadero significado del juicio divino

la dificultad de este versículo y proponen varias soluciones.17 ¿En qué sentido el Espíritu del Señor ya no podía «juzgarlos»? Dios quiso justificar y salvar al pueblo antediluviano, pero debido a su terquedad, su rechazo a escuchar la palabra divina y seguir sus instrucciones, además de sus malos pensamientos, Dios no pudo juzgarlos favorablemente. No obstante, aún en una situación tan extraña, Dios les dio 120 años de gracia adicional para que pudieran arrepentirse y volver a él (Gén. 6: 3b). Desafortunadamente, la maravillosa gracia divina no fue recibida generosamente, y el resultado se describe en un lenguaje que indica un estado total de depravación humana: «Vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón solo era de continuo el mal» (Gén. 6: 5; véase también 8: 21). Noé era un predicador de justicia para ellos (2 Ped. 2: 5), pero sus palabras y su ejemplo de piedad no fueron tomados en serio. Dios tenía que detener el incremento del mal, pero estuvo esperando hasta el último segundo. Cuando Dios intervino con su juicio negativo, en realidad intervino en su gracia, porque ya no podía seguir viendo la destrucción, la perversión, la violencia, la tortura y la explotación del mundo antediluviano. Destruyó lo que ya había sido destruido por los mismos seres humanos (Gén. 6: 11-13).18 Dios, como un cirujano, ¡corta el cáncer del pecado! 17. Véase Francis Brown, S. R. Driver, y Charles A. Briggs. A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament (Oxford: Clarendon Press, 1907), 192. En adelante BDB. Emil Kautzsch, ed., Gesenius’ Hebrew Grammar, trad. Arther E. Cowley, 2da ed. (Oxford: Clarendon, 1910), 199. Para una perspectiva general de las diferentes opiniones, véase Richard M. Davidson, «The Nature of the Human Being from the Beginning: Genesis 1-11», en “What Are Humans Beings That You Remember Them?” Proceedings of the Third International Bible Conference Nof Ginosar and Jerusalem, June 11-21, 2012, ed. Clinton Wahlen (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 2015), 33-36. Compárense diferentes traducciones de este versículo, por ejemplo, NVI, RVC, y RV95. 18. En el diluvio, Dios no destruyó algo que era bueno, bello, significativo y tenía potencial para crecer. Él puso fin a la corrupción humana y a la destrucción. El autor del relato del diluvio juega con la palabra hebrea shakhat, que tiene un doble significado: 1) «destruir» y 2) «corromper». El juego de palabras en Génesis 6: 11-13 es sorprendente (se usa cuatro veces la

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Si Dios no hubiese intervenido, lo más probable es que con el tiempo la plaga del pecado hubiese invadido incluso a ese fiel remanente. La simiente prometida de Dios no habría tenido un lugar para nacer, su palabra no habría sido cumplida (Gén. 3: 15) y la venida del Mesías habría sido obstaculizada. Así, el cáncer del pecado hubiese envuelto completamente al mundo y Satanás hubiese triunfado, ¡la causa de Dios habría sido derrotada y la humanidad se habría perdido!19 Sin embargo, la gracia divina prevaleció incluso en ese trágico evento (Rom. 6: 20b-21). El versículo más significativo con respecto al juicio salvífico de Dios está en Isaías 35: 4. Dios instruye a Isaías para que anime a la gente: «Decid a los de corazón apocado: “¡Esforzaos, no temáis! He aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará”» Esta es la noticia que necesita ser predicada y difundida ampliamente.

Juzgar significa liberar Dios, como nuestro Juez, nos libra de la condenación y de la tiranía del pecado porque él es el verdadero Libertador (Juan 8: 32, 36; Rom. 8: 2; 2 Cor. 3: 17; Gál. 5: 1, 13). Él es el vencedor en el palabra shakhat): ¡Dios ha destruido lo que los humanos ya habían destruido! Así, el juego de palabras revela la reacción real de Dios a la consumación del mal. En otras palabras, en el diluvio Dios destruyó un gran «campo de concentración» de maldad. Destruir no es su naturaleza, porque él es el Creador, Dador y Sustentador de la vida. Sus juicios negativos son su «extraña obra» y «extraño trabajo» (Isa. 28: 21), y no le agrada la muerte de los malvados (2 Sam. 14: 14; Eze. 18: 23, 32; 33: 11). Cuando el Señor tuvo que aniquilar a los malvados, «se arrepintió» y «le dolió en su corazón» (Gén. 6: 6). Esto está en gran contraste con las historias extrabíblicas del diluvio donde los dioses enojados destruyen a los seres humanos debido al bullicio que hacían (como por ejemplo, en la Épica de Atrahasis) Juan en el libro de Apocalipsis conecta sabiamente el juicio de Dios en la segunda venida de Jesús con Génesis 6 al señalar que Dios destruirá «a los que destruyen la tierra» (Apoc. 11: 18). 19. Según la declaración del Génesis, «Engrandezca Dios a Jafet, que habite [Elohim] en las tiendas de Sem» (Gén. 9: 27), el Mesías debe venir de la posteridad de Sem, uno de los hijos de Noé. Para un análisis detallado de este pasaje, véase Walter C. Kaiser, Jr., The Messiah in the Old Testament (Grand Rapids: Zondervan, 1995), 42-46.

Moskala: El verdadero significado del juicio divino

gran conflicto contra Satanás (Juan 12: 31-32; 14: 30; 16: 11), por lo tanto, él es capaz de liberarnos de diferentes adicciones al pecado. Él es el Dador de la libertad. Aunque estamos en peligro de ser esclavos del pecado (Rom. 6: 11-18), nuestro Juez nos libra del poder del maligno (Mat. 6: 13). «A lo largo de la Biblia, aquellos que han experimentado la liberación por parte de Dios lo hacen por medio de su juicio».20 Dios liberó a su pueblo de la esclavitud en Egipto, y lo liberó por medio de su juicio contra los dioses egipcios y sobre aquellos que se asociaron con ellos (Éxo. 3: 8; 5: 2; 6: 6; 7: 5; 12: 12). Esta liberación es aún más significativa; ser libre del pecado significa ser sanado (Sal. 41: 4). La salvación, en última instancia, significa la liberación sobre el pecado y un completo bienestar o sanidad. La palabra griega soteria abarca este abundante significado.21 Dios nos ayuda a entender la naturaleza de su juicio a través del libro de Jueces. ¿Cuál era la función principal de estos jueces? ¿Condenar, castigar o destruir al pueblo de Dios? Los jueces fueron enviados por Dios para liberar a las personas de la opresión y devastación de sus enemigos. Fueron llamados a proteger, cuidar, salvar y liberar al pueblo de Dios de sus enemigos. ¡Estaban allí para dar y asegurar la libertad! Este libro debería llamarse el «Libro de los libertadores». ¡El juicio para Dios es su manera de demostrar su actitud positiva hacia los oprimidos, su venida para rescatarlos (Sal. 9: 7-10)!

Juzgar significa vindicar Dios está siempre a nuestro favor. Como el gran Juez, él vindica a su pueblo contra las acusaciones de Satanás, su archienemigo. El salmista ha hecho bien en expresar que «Jehová 20. James M. Hamilton, Jr., «The Glory of God in Salvation through Judgment: The Center of Biblical Theology?» Tyndale Bulletin 57, no. 1 (2006), 62. 21. Véase TDNT, 7:965-998; Frederick W. Danker, Walter Bauer, William F. Arndt, y F. Wilbur Gingrich, Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature. 3ra ed. (Chicago: University of Chicago Press, 2000), 801; Ceslas Spicq, Theological Lexicon of the New Testament (Peabody, MA: Hendrickson, 1994), 3:344-357.

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juzgará [heb. din] a su pueblo y se compadecerá de sus siervos» (Sal. 135: 14). La historia de Job revela esta verdad. En el tribunal celestial, Satanás acusó a Job de motivos egoístas e impuros: «¿Acaso teme Job a Dios de balde?» (Job 1: 6, 9) El término clave en esta diabólica pregunta es la palabra hebrea khinnam («de balde»).22 En este contexto judicial, Dios está del lado de Job aunque no pueda responder directa e inmediatamente la acusación de Satanás, porque el acusador únicamente puede ser derrotado por alguien que es más débil que él y no por la argumentación o el poder de Dios. Al final, Dios logra la victoria moral cuando se revela el amor desinteresado, la confianza y el servicio de Job. En última instancia, el amor, la verdad y la justicia de Dios conquistan todo y prevalecen (Sal. 100: 5; 101: 1; 103: 8-11; 117; Efe. 1: 10; Fil. 2: 9-11),23 y Dios es justo mientras justifica a los pecadores (Sal. 51: 4; Rom. 3: 4, 26).24 Esta teodicea es el corazón de la guerra espiritual.25 Daniel 7: 22 describe el aspecto de vindicación/justificación del juicio celestial preadvenimiento (véase Dan. 7: 9-10,13-14). El texto arameo debe traducirse con mayor precisión de la siguiente manera: «Hasta que vino el Anciano de días y el juicio se pronunció a favor de los santos del Altísimo» (Traducción propia).26 22. Este es un término importante en el libro de Job que ocurre cuatro veces y es expresado por diferentes personas: Job 1: 9 (Satanás), 2: 3 (Dios), 9: 17 (Job) y 22: 6 (Elifaz). Esta palabra tiene muchos significados: «sin razón», «gratis», «en vano», «sin propósito», «inmerecidamente», «desinteresadamente». Véase BDB, 336. 23. Muchos eruditos abogan por la unidad entre el amor y la justicia en el juicio ya que es la naturaleza misma de Dios (Éxo. 34: 6-7). Véase, por ejemplo, James P. Danaher, «Forgiveness, Mercy and Judgment», Modern Believing 48, no. 4 (2007): 30-39; Randall C. Zachman, «The Unity of Judgment and Love», Ex Auditu 20 (2004): 148-161. 24. Sobre cómo Dios se justifica ante las naciones, véase Ezequiel 28: 22, 25; 36: 23; 38: 16, 23; 39: 7. La frase «cuando sea santificado en ti» únicamente se usa en Ezequiel 36: 23 y 38: 16. 25. Para un estudio más detallado del caso de Job, véase mi artículo «The God of Job and Our Adversary», JATS 15, no. 2 (2004): 104-117. 26. Richard M. Davidson provee apoyo exegético para esta traducción, especialmente el inglés. Véase Richard M. Davidson, Song for the Sanctuary:

Moskala: El verdadero significado del juicio divino

¡Qué hermosa imagen de Dios! ¡Él está con nosotros y nunca contra nosotros!27 Varias veces David oró: «¡Júzgame, Jehová!» (Sal. 7: 8; 26: 1; 35: 24; cf. Sal. 43: 1).28 El contexto explica claramente que David necesitaba la vindicación divina de las falsas acusaciones de sus enemigos, y muchas versiones modernas traducen como «¡Vindícame, Señor!».29 Juan declara que Jesús silenció las acusaciones de Satanás debido a su victoria en la cruz: «Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!, porque el diablo A Graduate Textbook on the Biblical Doctrine of the Sanctuary (Berrien Springs, MI/Silver Spring, MD: Andrews University Press/Biblical Research Institución, de próxima publicación), capítulo 20. La mayoría de las versiones bíblicas modernas reconocen un «dativus commodi» en el uso de la preposición hebrea le sobre la cual una acción recae. En este contexto se ha de traducir «a favor de» los santos. Véase NVI, RVC, NTV, NBLH. 27. Para una mayor discusión del significado positivo de Daniel 7: 22, véase el capítulo 20 de Davidson, Song for the Sanctuary. 28. Los primeros tres de estos salmos son explícitamente davídicos, de acuerdo a su sobrescrito o encabezado. El cuarto tiene la inscripción «Una contemplación de los hijos de Coré», pero esto puede referirse a la melodía y no a la letra. Elena G. de White atribuye a David las palabras del Salmo 42 (y por lo tanto también el Salmo 43, que está íntegra, estructural y temáticamente relacionado con el Salmo 42). Véase Elena G. de White, La educación (Doral, FL: IADPA, 2009), 148. Véase Elena G. de White, Obreros evangélicos (Buenos Aires: ACES, 1997), 270; Elena G. de White, Testimonios para la iglesia (Doral, FL: IADPA, 2007), t. 4, 526. 29. Al parecer, solo las versiones inglesas han captado bien esta idea. Entre ellas, véase, por ejemplo, NASB, NIV, NET. Entre las versiones españolas para los Salmos 7: 8, 26: 1 y 35: 24, están, por ejemplo, la NTV (“declárame justo”, 7: 8); LBLA, DHH, NBLH, NVI, RVC (“Hazme justicia”, 26: 1), NTV, TLA (“Declárame inocente”, 26: 1); NBV, NTV (“Declárame inocente”, 35: 24), RV2015 (“Hazme justicia”, 35 :24).

Eventos finales

ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo» (Apoc. 12: 10-12).

Satanás acusa, pero Dios defiende y vindica (Zac. 3: 1-4; Dan. 12: 1; Rom. 8: 31-39; Heb. 7: 25).

El testimonio rabínico Apoyo esta dimensión positiva del juicio divino con las fuentes rabínicas antiguas. Según estas fuentes, el Yom Kippur (el día de la expiación), tradicionalmente conocido como el día del juicio, es en realidad el día de la salvación. La naturaleza paradójica del Yom Kippur está bien expresada por Naphtali Winter: «A pesar del arrepentimiento y la abstinencia practicados en el Yom Kippur, este nunca fue un día triste. Su atmósfera era solemne, pero siempre estuvo acompañada por la confianza y la alegría de encontrar expiación».30 Esta imagen afirmativa del juicio divino está documentada en la Mishná, donde el rabino Simeón ben Gamaliel describe el día de la expiación (Yom Kippur) como un día de alegría: «No había días más felices para Israel que el 15 de Ab y el día de la expiación, porque en ellos las hijas de Israel solían salir vestidas de blanco […] para danzar en las viñas».31 El Talmud de Jerusalén afirma acertadamente lo siguiente: «Normalmente, alguien que juzgaba se vestía sombríamente, se vestía con ropas negras y no se cortaba la barba. Después de todo, él no ha de saber el resultado. Sin embargo, en Israel es diferente. Nos vestimos de blanco y nos cortamos la barba; comemos y bebemos, y estamos alegres porque sabemos que Dios hará milagros 30. Naphtali Winter, ed., The High Holy Days, Popular Judaica Library (Jerusalem: Keter Books, 1973), 64. El talmud babilónico declara: «Se ha enseñado: “Todos son juzgados” en Año Nuevo y su condenación es sellada en el día de la expiación» (Rosh HaShanah 16a). Philip Birnbaum señala: «En Rosh Hashanah su destino está inscrito, y en Yom Kippur está sellado». Philip Birnbaum, High Holiday Prayer Book: Yom Kippur (New York: Hebrew Publishing Co., 1960), 508. 31. Ta’anith 4.8 (traducción de Herbert Danby).

Moskala: El verdadero significado del juicio divino

por nosotros. Ser juzgado por Dios es a la vez algo asombroso: Él lo sabe todo, pero es un Dios misericordioso. Incluso el juicio mismo no tiene por qué estar desprovisto de alegría».32

El rabino Akiva nos recuerda que «el mundo es juzgado por la bondad [divina]… el juicio es un juicio verdadero, y todo está preparado para el banquete».33

Observaciones fundamentales Las personas que están en la senda de la muerte han de regocijarse por la noticia de que habrá un juicio que se ocupará de su situación. Esta noticia significa una nueva esperanza para su caso. Cuando hayamos aceptado que estamos condenados a la muerte eterna debido a nuestros pecados, entonces podremos regocijarnos por la noticia de que habrá un juicio divino. ¡Este juicio es nuestra única esperanza! Es una oportunidad para que los pecadores seamos salvados. Sin embargo, ¡en este juicio todo depende de nuestra relación con nuestro Señor y Salvador Jesucristo! Tenemos que darnos cuenta de que el sistema judicial en el antiguo Israel era diferente si lo comparamos con nuestro sistema de justicia occidental. En el sistema judicial de nuestra sociedad, tenemos principalmente dos individuos (además del fiscal y el jurado), cada uno con una función diferente para asegurar la justicia en nuestro caso (y en nuestra cultura tenemos buenas razones para hacerlo). Estos dos personajes principales son el juez (cuya función principal se entiende que es sentenciar o condenar a las personas) y un abogado para defender a los acusados. ¡Pero en el antiguo Israel no había abogados! Solamente se necesita de una persona en los procedimientos legales, un juez que sea al mismo tiempo un abogado. Un solo individuo cumplía ambas funciones. ¡El juez era percibido como el salvador! Únicamente él podía liberar y vindicar a un acusado de la injusticia. Si alguien necesitaba 32. Rosh HaShanah 1:3. 33. Hayim N. Bialik y Yehoshua H. Ravnitzky, The Book of Legends: Legends from the Talmud and Midrash (New York: Schocken Books, 1992), 561:237.