Kant y Los Derechos Humanos

KANT Y LOS DERECHOS HUMANOS A pesar de que su autor vivió en el siglo XVIII, la filosofía kantiana sigue tan vigente hoy

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KANT Y LOS DERECHOS HUMANOS A pesar de que su autor vivió en el siglo XVIII, la filosofía kantiana sigue tan vigente hoy como el día en que fue pensada y escrita. No nos es posible abordar tópicos como la epistemología, el derecho o la ética sin tener que, obligatoriamente, volvernos al pensador de Konisberg para escuchar su pensamiento. Esta actualidad del pensamiento kantiano nos lleva hoy a la siguiente pregunta: ¿qué tiene que decirnos Kant sobre los derechos humanos? Si bien es cierto que quizá el concepto, tal como lo entendemos hoy, de derechos humanos no existía en tiempos de Kant, también es cierto que existen varias nociones en su pensamiento que tienen mucha relación con nuestro análisis de los derechos humanos en el siglo XXI. Uno de los primeros conceptos, y quizá el más importante, es el de la Libertad. Para Emanuel Kant (1724-1804) la libertad es un concepto fundamental, inherente a la naturaleza humana, y fundamento mismo de la conducta del hombre. Es sobre esta libertad que se construye el Estado, ya que este se constituye como una acto libre de los hombres que le componen. Además, el Estado se constituye con el objetivo de garantizar el ejercicio de las libertades individuales. Este concepto es muy importante en el ámbito de los derechos humanos, pues es inevitable la conexión del concepto de éstos con el concepto de la libertad. Porque ¿qué es el derecho a la vida sino la libertad de vivir sin que nadie nos lo impida? O ¿qué es el derecho al trabajo sino la libertad de trabajar sin restricciones ni privaciones? La libertad es, pues, el fundamento mismo de los derechos humanos, ya que sin la existencia de la libertad no podría formularse como necesarios o implícitos la existencia de tales derechos. De igual modo, del concepto de la libertad Kant deriva un concepto importante: el de la primacía de la constitución republicana sobre la democrática. Y esta crítica kantiana a la democracia es interesante de abordar, especialmente en nuestra época donde la democracia es catalogada como el sistema de gobierno. Para Kant la democracia encierra una falla: los derechos de la minoría son pisoteados por la mayoría. El gobierno democrático ya no es (como su etimología lo sugiere) el gobierno del pueblo, sino mas bien el gobierno de las

mayorías. Kant propone por el contrario un gobierno republicano, donde todos sus miembros, incluyendo los gobernantes, son ciudadanos de esta república, y donde se respete la voluntad general, no la de la mayoría. El legislativo se convierte entonces en el medio de expresión de esta voluntad general, mientras que el ejecutivo sólo es la transmisión de esta voluntad a un gobernante. Visto de esta manera, podríamos decir que un gobierno de este tipo podría garantizar el respeto a todos los derechos humanos de todos sus integrantes, no obstante nos preguntamos si es posible que tal tipo de gobierno pudiera llegar a ser una realidad. Pero, aun más importante, este concepto kantiano nos lleva a reflexionar sobre porque nuestras democracias no han podido garantizar el ejercicio de nuestros derechos. Finalmente, el concepto kantiano de la moral tiene una influencia fundamental en cuanto a los derechos humanos. Recordemos que para Kant la ética nace de nuestro interior, de un imperativo categórico: Obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal. Para Kant existe una fundamentación universal y trascendental sobre la que construimos nuestra ética. De igual modo, podemos decir que nuestros derechos no existen porque hayan sido formulados legal o políticamente; no, existen porque somos seres humanos morales, y por tanto hacemos de estos derechos algo necesario. Quizá podamos sentirnos como los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, quienes ante la devastación del mundo político apelaron a una ley invisible para castigar a los genocidas de la época. Vemos, entonces, que el pensamiento kantiano tiene mucho para decirnos sobre los derechos humanos. Quizá la invitación final es que nos adentremos más en este pensamiento, de modo que nuestra filosofía de los derechos humanos sea mejor cimentada y fundamentada. Obed Góngora P.