Importancia Del Pensamiento Estrategico

Ricardo Jonathan López Morales. LA IMPORTANCIA DEL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO. Estrategia y táctica. Se podría decir, en té

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Ricardo Jonathan López Morales. LA IMPORTANCIA DEL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO. Estrategia y táctica. Se podría decir, en términos generales, que la estrategia es el qué se quiere obtener y la estrategia es el cómo se va a lograr. El pensamiento estratégico es, como bien dice Beaufré , “el arte de la dialéctica de las voluntades que emplean la fuerza para resolver su conflicto” (Beaufré, 1982: 18). Aquí el concepto fuerza adquiere toda su relevancia, pues no se podría entender la estrategia sin una de dos situaciones: O evitar que el enemigo use la fuerza, o el emprender acciones de fuerza. Ahora bien, la táctica constituye el complemento de la estrategia, es el medio que usa la estrategia para materializarse. Es importante recalcar que la estrategia es de un orden superior, es decir, en la dialéctica de las voluntades importa más cuál es el objetivo político, que la mera aplicación de la fuerza. La dialéctica de las voluntades supone una lucha permanente entre dos contrarios, por tanto, dado que la situación nunca es la misma y está en constante cambio, el método que ha de tener una estrategia no puede ser el mismo para todas las situaciones, más bien cada tipo de estrategia se tiene que adaptar a las situaciones. Esquema de lucha. La elección de una estrategia debe considerar nuestras posibilidades y limitaciones. Si se poseen posibilidades amplias de aventajar al enemigo sabiendo la superioridad de fuerzas, entonces la elección de una estrategia tenderá más acacia la ofensiva; si, en cambio, hay una desventaja respecto de la fuerzas del enemigo, lo mejor será tener una estrategia que tienda a ser defensiva y/o disuasiva. Pero, ¿qué criterio principal se tiene que seguir para elegir tal o cual estrategia de lucha? Siguiendo a Beaufré la fórmula para elegir una estrategia es “alcanzar el punto decisivo merced a la libertad de acción conseguida mediante una buena economía de fuerzas” (Beaufré, 1982:32). La libertad de acción se reduce a impedir la maniobra adversa y dirigir

hacia su objetivo la propia, mientras que la economía de fuerzas es el reparto óptimo y racional de los medio para protejerse del adversario y para la acción propia (Ídem). A manera de esquema simple, los elementos de la estrategia se dividen en cuatro: 1) El factor maniobra, 2) las doctrinas de maniobra, 3) los modos de la estrategia y 4) el factor variabilidad. En cuanto al primer aspecto se puede subdividir en tres categorías: a) la ofensiva, b) la defensa, y c) el tipo de decisión (“concentrar”, “dispersar”, “economizar”, “aumentar” y “reducir”). El pensamiento estratégico en la historia. En general, el pensamiento estratégico ha estado presente en tres etapas de la historia humana: La antigüedad clásica, la época medieval y la época moderna. Esta última, por cierto, se ha desarrollado principalmente en Europa y Estados Unidos. De la antigüedad, principalmente la información que se posee es del mundo grecorromano, aunque también China posee un importante caudal de pensadores. La visión de la estrategia cambia según la sociedad. De hecho, este es el condicionante principal no sólo de la estrategia, sino de toda concepción que emane de la consciencia humana. Los pensadores más sobresalientes del mundo grecorromano muchos de ellos no fueron militares, sino filósofos dedicados a la contemplación. De entre ellos destaca Polibio, Jenofonte, Tucícides, Tito Livio, etc. Sin duda alguna, la ausencia que más pesa es la de Aristóteles, ¿será que el gran pensador escribió algo importante pero se perdió con el paso del tiempo? ¿O será que este nicho Aristóteles lo dejó en manos de otros filósofos? Lo mas probable es que sea la segunda opción, pues de haber escrito algo sobre guerra y estrategia, sin duda hubiese sido citado por algún otro estudioso, y la información sobre dicha obra hubiese llegado hasta nosotros. La Edad Media está caracterizada por la concepción que se tiene del mundo, esto es, Dios como centro del universo, como explicación última del mundo. Es por ello que en esta época lo que predomina es la estrategia para quienes realmente pueden ejercerla: Los caballeros. Esta etapa está dominada por la caballería y las fortificaciones altas. No es de sorprender que en la Edad Media la guerra tenga una justificación religiosa antes que política, por tanto, las objetivos de la estrategia estarán sometidos a ese fin.

La época moderna constituye una revolución en todos los aspectos de la vida del ser humano. En esta etapa la política se laiciza y se esconde de la religión. Los avances tecnológicos permiten mejoras en la economía. El modo de producción se transforma y poco a poco la industria impone sus condiciones. No es de sorprender, por tanto, que haya pensadores que planteen el tema estratégico en términos nuevos. Quien sin duda constituye la culminación del nuevo pensamiento militar es Carl Von Clausewitz. Él mismo vive las invasiones napoleónicas y presencia el derrumbamiento del último valuarte del viejo orden: La disolución del Sacro Imperio Romano Germánico. El periodo convulso que vivió sirvió de inspiración para intentar construir una teoría, una teoría y una filosofía de la guerra. En su libro De la Guerra, pretende crear un sistema general que vaya, no a las consecuencias, sino a la causa de la guerra. En dicha obra, señala la esencia misma de la guerra: Es la continuación de la Política por otros medios. Clausewitz sigue siendo un referente para todo aquel que quiera sumergirse en el tema de la guerra, pero más que un “manual”, su obra debe ser leída como una filosofía. Bibliografía: Beaufré André. “Introducción a la estrategia”, Beunos Aires, Editorial Struhart & Cía., 1982. Villalba Fernández, Aníbal. “La evolución del pensamiento estratégico”, en Fundamentos de la estrategia para el siglo XXI, Monografías No. 76, CESDEN, España, 2003.