Etnografia para La Terapia Ocupacional

Etnografía(s) para la investigación en terapia ocupacional y ciencia de la ocupación Pamela Gutiérrez Monclus1 y Joan Pu

Views 24 Downloads 0 File size 184KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Etnografía(s) para la investigación en terapia ocupacional y ciencia de la ocupación Pamela Gutiérrez Monclus1 y Joan Pujol Tarres2.

En Pimentel, A.; Bergma, I. y Araújo, L. (2009) Terapia Ocupacional. Pesquisas cualitativas. Belem, Amazonía Editora. 1.- Métodos etnográficos y terapia ocupacional y ciencia de la ocupación Las metodologías cualitativas, como el estudio de caso, la investigación histórica o, como el caso que nos ocupa, los estudios etnográficos, permiten una aproximación a la realidad social que tiene en cuenta los procesos de subjetividad y construcción de significado de las participantes en la investigación. Hopkins y Smith (Hopkins, 1998) expresan esta idea señalando que las metodologías cualitativas, dentro de la comprensión de la terapia ocupacional, nos permiten describir la experiencia de las personas en su unicidad y no como un dato. Así, “la investigación cualitativa propone el estudio de las personas y procesos en sus ambientes naturales, aprender la perspectiva de las personas, entender su manera de ver el mundo y su subjetiva construcción de su realidad, contar una historia compartiendo entendimientos y hacer una diferencia a través de este entendimiento” (Valiant, 2001:4). Otro aspecto relevante tiene que ver con la proximidad de contextos entre la persona que investiga y el fenómeno investigado (Spencer, Krefting, Mattingly, 1993) al posibilitar el acceso a la dimensión ocupacional de las personas desde la localización concreta en la misma práctica ocupacional. En este sentido, Valiant (2001) sostiene que en la investigación cualitativa el fenómeno estudiado es entendido como un todo, como un sistema complejo que es más que la suma de sus partes, en una compleja interdependencia y que, por lo tanto, no es posible reducirlo a algunas variables lineales y discretas que sean causa y efecto. A su vez señala, que la ocupación es un proceso complejo (Yerka, 1991; Taylor, 2008), en que las personas señalan 1

Terapeuta Ocupacional, Magíster en Ps Social, Candidata a Doctor en Psicología Social, Profesora Asistente de la Escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad de Chile. 2 Psicólogo Social, Doctor en Psicología Social, Docente del Departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona.

necesidades y perspectivas en interacción con sus ambientes, esta complejidad no puede ser visible porque el significado, los propósitos, valores y creencias detrás de lo que la gente hace no es directamente observable (CAOT; 2002). La aproximación etnográfica, por tanto posibilita una comprensión global y compleja de la práctica de terapia ocupacional al tener en cuenta las dimensiones subjetivas y de significado, y es por lo tanto una herramienta de estudio y reflexión sobre la práctica ocupacional. Para apuntar algunos ejemplos, Spencer, Krefting y Mattingly (1993) señalan la utilidad de los métodos etnográficos para la evaluación en terapia ocupacional, diferenciando entre etnografía tradicional y focal, y considerando que esta última es más pertinente para el trabajo con personas que tienen problemas en áreas específicas de su vida. Krefting, L. y Krefting, D. (1990) indican la importancia de los métodos etnográficos para la investigación clínica en terapia ocupacional, en particular, en la comprensión del uso del tiempo libre de personas con accidente cerebrovaculares. A su vez, Villamil (2003), señala la relevancia de la etnografía para la terapia ocupacional, por la posibilidad de recuperar los saberes desde los protagonistas a través de la integración de acciones y producción de conocimientos colectivos de investigadores y comunidad, permitiendo humanizar la investigación en salud y acercar los avances científicos a las necesidades de las personas en un compromiso con la sociedad. Magasi y Hammel (2009) señalan que la etnografía contemporánea permite explorar las interacciones entre la experiencia humana, las construcciones sociales y las políticas públicas, en una investigación acerca de la experiencia de mujeres con discapacidad en residencias de ancianos (nursing home). Por otra parte, la etnografía es un marco metodológico flexible que permite adaptarse a distintos problemas de investigación. Jackie Taylor (2008) aplica la etnografía a la propia ocupación, permitiendo evidenciar los roles ocupacionales y la interrelación entre distintas prácticas ocupacionales. Pamela Block, et al (2005) destacan la aproximación etnográfica inspirada en la investigación acción participativa, para el análisis de los estudios de discapacidad en la formación de futuros terapeutas ocupacionales. Elizabeth Townsend, Lynn Langille y Debra Ripley (Townsend et. al. 2003) realizan otra adaptación en términos de etnografía institucional, tomando la experiencia cotidiana como punto de partida para identificar el marco regulatorio de los textos institucionales. En este artículo y en uno posterior (Townsend et. al., 2006) la etnografía institucional es usada para reflexionar y

analizar la experiencia cotidiana de los terapeutas ocupacionales desde la perspectiva de su trabajo dentro de la institución. En los distintos trabajos revisados, la aproximación etnográfica implica una reflexión o toma de conciencia previa de las premisas epistemológicas de la investigación y del tipo de relación con el objeto/sujeto de estudio. Pueden apreciarse distintas líneas de tensión en la práctica concreta de la investigación etnográfica que se corresponden con distintas posiciones epistemológicas que se han ido desarrollando a lo largo de los años debido a que, al igual que en otras aproximaciones metodológicas, se ha producido una transformación radical de las bases epistemológicas sobre las que se asienta este tipo de investigación. A la narrativa realista que caracterizaba las primeras narraciones etnográficas se le ha cuestionado el ocultamiento de la posición de la narradora y la transparencia que se asume respecto al objeto de estudio (Clough, 2000). Podemos usar la categoría de Haraway (1991) para caracterizar el proceso en que simultáneamente desaparece la investigadora a la vez que el objeto de investigación puede visualizarse sin aparente dificultad: el truco del "ojo divino", el ojo que todo lo ve pero que nunca es visto. Esta ocultación es central en las formas modernas de discurso científico en ciencias sociales herederas del cógito cartesiano que conciben al yo descorporeizado y deslocalizado (Pujol y Capdevila, 1995). La crítica filosófica post-estructuralista ha realizado una importante crítica al cartesianismo que ha devuelto al yo a las pasiones del cuerpo. Podemos decir, en este sentido, que la investigadora es corporal (i.e., los trabajos de Foucault), irracional (i.e., Derrida, 1989), y pasional (i.e., de Lauretis, 1984). La visualización de la investigadora ha tenido un importante efecto en el replanteamiento de la escritura etnográfica en el contexto de la crítica general a la concepción representacionista del conocimiento. Las sucesivas ediciones del famoso Handbook of Qualitative Research de Denzin y Lincoln muestran la evolución de los criterios que se establecen de cara al trabajo cualitativo, llevando a la consideración de la discontinuidad, tensiones y contradicciones de los distintos momentos de la teorización de la práctica etnográfica. A lo largo de la década de los 80 y 90, revisando el Handbook, podemos apreciar la aglomeración de perspectivas alrededor de la premisa de la investigación como co-construcción de conocimientos en la que se reconoce el carácter situado de

la investigadora y en donde se incluyen elementos tanto semióticos como materiales en la comprensión de la realidad social. Podemos afirmar, en este sentido, que el momento actual de la teoría social coloca a la investigadora etnográfica en una particular encrucijada donde debe construir su forma particular de aproximación al objeto de estudio, escogiendo y argumentando aquellos elementos coherentes con su perspectiva epistemológica y adecuados a las características del campo que se debe estudiar. Este trabajo, siguiendo esta línea, reflexiona y propone distintos principios epistemo-metodológicos que pueden servir como guía para el desarrollo de métodos etnográficos en terapia ocupacional, desarrollos a partir del trabajo investigador del grupo de investigación Fractalidades en Investigación Crítica de la Universidad Autónoma de Barcelona 3. Luego se presentan tres figuraciones para la investigación en terapia ocupacional: etnografía dialógica, performativa y activista. Y por último a modo de conclusión se señalan algunas posibilidades y limitaciones de la etnografía para la investigación en terapia ocupacional y ciencia de la ocupación 2.-

Principios

epistemo-metodológicos

para

la

etnografía

en

terapia

ocupacional y ciencia de la ocupación Como hemos argumentado, los principios epistemológicos guían fuertemente la definición del objeto de estudio y su forma de aproximación metodológica. Se trata de crear un dispositivo de producción de conocimiento que reconozca el carácter complejo de la realidad a la que se enfrenta la terapia ocupacional a la vez que tiene en cuenta la posición de la investigadora en el trabajo investigativo. Se trata de desarrollar una objetividad encarnada que lleva a una práctica profesional relacional, relevante y pertinente a las necesidades y deseos de con quienes trabajamos. Debemos reconocer que no se trata de un posicionamiento inocente o fácil, ya que las dinámicas de la terapia ocupacional se dan habitualmente en contextos jerarquizados (Townsend, Langille y Ripley, 2003) y, en el caso particular que nos ocupa, los procesos de poder/saber dan preeminencia al modelo médico de 3

Estos desarrollos fueron sistematizados en la conferencia: "Propuesta para una difracción crítica del trabajo etnográfico" presentada en el IX Congreso Español de Sociología, en dialogo con las investigaciones "Hay tiempo libre en la educación del Tiempo libre. Aproximación etnográfica a la educación del tiempo libre en Barcelona" (Tesis de Magíster en Ps. Social, UAB) y " Terapia Ocupacional: una disciplina para la autonomía. Prácticas y discursos de gubernamentalidad y subjetivación en torno a una ciencia emergente” (Proyecto de tesis doctoral en Ps. Social, UAB).

comprensión de la persona. En tanto que el conocimiento en terapia ocupacional se enfrenta a un contexto social e institucional que debe afrontar y cambiar podemos calificar este conocimiento como necesariamente crítico con las actuales formas dominantes

de

intervención

social.

Producir

conocimiento

crítico

"debe

necesariamente partir del reconocimiento de que su existencia jurídica se debe a su participación, de una u otra forma, en las presentes o futuras formas de gobernabilidad de las poblaciones. No existe, por tanto, un “exterior idealizado” o transparente, desde el que situarnos tanto para investigar como para actuar. Preguntarnos por la posición y la posibilidad de la crítica debe ser una constante para no caer en una simple apropiación institucional del trabajo crítico. Y es precisamente esta imposibilidad de crear un campo disciplinar lo que hace que “lo crítico” sea un espacio necesariamente difuso (Escobar, 1999). En esta reflexión usamos dos metáforas de Donna Haraway (1991, 1992) que nos permiten pensar una crítica desde un espacio de gobierno dentro de un campo difuso: estar en “la barriga del monstruo” y adoptar una “conexión parcial”. En lugar de abanderar una cruzada de “lo crítico” buscamos el reconocimiento del lugar en que nos situamos junto a la conexión modesta con distintas formas de análisis e investigación (epistemologías feministas, co-investigación, investigación militante,...) que de alguna forma subvierten las actuales formas hegemónicas de bio-poder" (FIC, 2005). La intervención psicosocial -entendida la terapia ocupacional como una de ellas y la investigación,

ambas como formas gobierno contemporáneas, tienen fuertes

implicancias éticas y políticas en la relación con las personas. Y en este sentido es relevante pensar cómo y desde que posicionamiento generamos conocimientos, relevantes, como señala Haraway, a proyectos de libertad y felicidad moderada. Listamos a continuación los principios que deberían guiar la etnografía en el contexto de la terapia ocupacional: Aproximación a lo cotidiano: las aproximaciones etnográficas permiten compartir espacios de cotidianidad en los que se generan, construyen y se transforman los fenómenos sociales. La noción de cronotopo que aporta Bajtin nos sirve para entender que espacio y tiempo no existen separadamente; que no hay espacio sin tiempo, ni tiempo sin espacio, por más que nuestras operaciones separadoras insistan en ello (Danow, 1991). A su vez, este espacio tiempo simultáneo se puede entender como cariótico, que no es el tiempo cronológico o lineal medido a través de

intervalos mecánicos, sino el tiempo correcto o adecuado. Kairos, en griego, significa tiempo, espacio y circunstancias de un sujeto, en el sentido de que el tiempo no se presenta como acciones lineales y desencadenantes sino que aquello que puede ser interesante, en términos de vivencias y elementos de análisis del fenómeno a estudiar. Por tanto, habría un cambio de lógica de los tiempos que puede afectar la propia metodología de trabajo, ya no un trabajo de campo extendido, sino el estudio del objeto en diferentes espacios-tiempos (cronotopos) significativos a las relaciones que se establecen. Esta noción tiene directa relación con la noción de campo-tema que presentamos a continuación. La posibilidad de aproximarse a la cotidianeidad permite el estudio del campo de trabajo de la terapia ocupacional, el hacer diario de las personas en sus contextos. Ruptura de la dicotomía campo- no campo: investigar implica el relacionarse con un tema y entrar en diálogo con él desde diferentes lugares, con diferentes personas, objetos, etc., con la intención de romper la dicotomía campo- no campo y la ilusión del etnógrafo que va hacia mundos "ajenos" (Spink, 2005). Ya que "las ideas no existen en un espacio vacío, habitan en situaciones sociales" (Hacking, 1999) y materiales excediendo los límites de la noción clásica de campo e investigador separados uno del otro. Este concepto es útil para la investigación social, dada la imposibilidad de separar el sujeto y el objeto del conocimiento, y en particular en la terapia ocupacional, ya que podemos dar cuenta de nuestro campo de trabajo e investigación como un continuo, en una etnografía que no establece este tipo de diferencias. El análisis y generación de prácticas y discursos: las aproximaciones etnográficas nos permiten pensar en la inseparabilidad de las nociones de prácticas y discursos al abordar los fenómenos sociales. Justamente, al tratarse de la participación y generación de espacios de encuentro con personas y otros objetos, estaríamos frente a la noción de actividad significada esto es, prácticas sólo comprensibles en sus contextos de emergencia y relevantes a los sentidos en ellas construidas y, por otro lado, significados materialmente impresos en las acciones y objetos presentes en estos espacios (FIC, 2005). La apertura a lo emergente: las perspectivas etnográficas buscan, a través de la participación de quien investiga en los espacios de encuentro, constituir aquello que

podemos llamar el contexto (o cronotopo) de las acciones. En este sentido, hay una actitud de apertura hacia aquello que emerge en dichas interacciones, al tiempo que se ponen en riesgo: de ser transformadas, debatidas, contrastadas, aquellas posturas y perspectivas sostenidas inicialmente por quien investiga. El conocimiento encarnado: las comprensiones resultantes de prácticas etnográficas participativas, están atravesadas por las experiencias, emociones, perspectivas, historias, de quienes están involucradas en dicha acción, así, las comprensiones que emergen de alguna u otra manera están ligadas a su contexto de emergencia; esto es, a los diferentes corporalidades involucradas (Haraway, 2006). Perspectiva crítica: el conocimiento se produce necesariamente en un espacio hegemónico, y es necesario considerar el tipo de acción que este conocimiento realiza en el campo. Siguiendo a Laclau y Mouffe (1985), no se trataría de una hegemonía absoluta, si no a una multiplicidad de posiciones que buscan conseguir su espacio de dominio en lo social. La investigación irrumpe en este campo, modificándolo a través de la articulación con ciertas posiciones, creemos necesario que la investigación sea reflexiva respecto de su posición en la hegemonía actual. Investigación como articulación: Al aplicar el concepto de articulación (Laclau y Mouffe, 1985) a la investigación en términos de localización en el espacio hegemónico, emerge la importancia de reflexionar y actuar en términos de las posiciones de sujeto que la investigación produce. En tanto que actividad política, la forma concreta que toma la articulación en el trabajo investigativo es un elemento clave para su evaluación. La ética y la política: La ética es “algo intrínseco a la relación entre el que conoce y los que poseen un conocimiento deseado, de tal forma, que ambos son agentes en la construcción de ese nuevo conocimiento. La disolución de la exterioridad de los mandatos

éticos

y

si

reposicionamiento

en

el

centro

de

la

relación

investigador/investigado, implica la creación personal y la negociación, en cada contexto, en cada individuo y grupo investigado (Lincon, 2000).

Reflexividad de referencia: La reflexividad no es entendida como un acto de confesión por parte de quién investiga, es decir, como la necesidad de justificar el lugar desde el que vemos las cosas, como si se tratara de una "autorización del self" (Skeggs, 2002) que nos permitiese salir de nuestro aparato de visión, para dar cuenta de cómo éste se conforma en la línea de lo que Haraway llama la autoevidencia y transparencia. Desde la perspectiva de "reflexividad de referencia" (Adkins, 2002), es entendida a partir de la reflexividad de las personas con las que trabajamos y la de la investigadora como parte de su comunidad académica, generando un espacio que privilegie y de cuenta de la relación que se establece, lo multivocal y no sólo el mundo propio de quien investiga (Guarderas y Gutiérrez, 2004). Dando una particular atención al lugar privilegiado que ocupamos como académicas, y las trampas que tiende esta posición (Spivak, 1994), por lo tanto, implica una responsabilidad con las posiciones que ocupamos, en el sentido de considerar las implicaciones éticas y políticas de las comprensiones que construimos y entregamos al mundo en términos de reconocer los fantasmas de omnipotencia, prepotencia, transparencia y "hablar a" propios del conocimiento científico tradicional. Al respecto, Haraway (2004) señala que la reflexividad ha sido muy recomendada como práctica crítica, pero sospecha que la reflexividad, como reflexión,

solamente

desplace

lo

mismo

a

otro

lugar,

estableciendo

las

preocupaciones sobre la copia y el original y la búsqueda de los auténtico y lo verdaderamente

real4.

La aplicación de estos principios en el trabajo etnográfico supone el reconocimiento del conocimiento de las personas con quienes trabajamos; implica reconocer la simetría de los conocimientos expertos y no-experto en el campo de la terapia ocupacional. La persona que investiga es ella misma un elemento más en la producción de conocimiento, por lo que debemos tener en cuenta los procedimientos y posicionamientos transitados al valorar el conocimiento producido. Este tipo de aproximación es coherente con las reivindicaciones de movimientos sociales que 4

La idea de reflexividad de referencia nos abre nuevas pautas y trae aportes para la investigación, ya que al investigar nos conectamos parcialmente con lo que investigamos para, dar cuenta de la relación que se establece entre quien investiga y el fenómeno investigado y de los cambios de posición en la relación. En este proceso, las emociones también juegan un papel importante ya que son entendidas como un "sentido" (Kleinman, 2002) que nos permiten establecer cambios de posiciones y de roles que constituyen giros y posibilidad de conocimiento generadas en conjunto con quienes trabajamos.

fuertemente han criticado la separación entre sujetos "válidos" y "no-válidos" en la producción de conocimiento, crítica que sintetiza la frase "nada de nosotr@s sin nosotr@s" propuesta por el movimiento de vida independiente. Es necesario entonces, reafirmando la dimensión ética, realizar una producción de conocimiento que transite más allá del árido contexto académico para trasladarse a la comunidad de personas de quines sus experiencias han sido detalladas (Towsend, Langille, Ripley, 2003). Gage (citado Towsend, Languille, Ripley, 2003) apunta a una relación de colaboración (Magasi, Hammel, 2009) que permita una "sinergía", y sin duda demanda el posicionamiento político del investigador/a terapeuta ocupacional de cara a los derechos de las personas con quienes produce conocimiento. En este sentido Punch, 1994 señala que la opción de trabajo de campo no es blanda, ya que esta compromete múltiples negociaciones y estar continuamente pactando con dilemas éticos. La práctica investigativa debe ser cuidadosa y responsable frente a los derechos de con quienes investigamos. Pensar acerca del prósito de la investigación, a quién serán presentados los resultados, cuáles serán sus consecuencias, son parte central del proceso de investigación (Cohn, 2003). Al pensar el trabajo etnográfico debemos ser capaces de contestar una serie de preguntas: ¿qué elecciones hacemos?, ¿para quién?, ¿con qué fines?, ¿con qué consecuencias? ¿qué uso tendrán nuestros resultados?, ¿qué voz está hablando?, ¿qué aspectos éticos-políticos se relacionan con la etnografía?, etc. A su vez, el posicionamiento del investigador/a-etnografo/a acerca de los procesos a investigar en terapia ocupacional o ciencias de la ocupación implica un posicionamiento claro de cara a las personas con quienes participa, será demandada y será necesario asumir que las prácticas profesionales e investigativas no son neutras, ni ajenas a un proyecto futurible de un mundo posible. Becker, lo señala como "tomar partido", y este es un proceso complejo 5 (Becker 1967). Estos principios epistemo- metodológicos nos acercan a la etnografía, no con la intención 5

En primer lugar, los investigadores deben tomar sus propias posiciones de valor claramente. En segundo lugar, identificar y analizar los valores que son contrarias a los suyos. En tercer lugar, mostrar cómo estos llamamientos a la ideología y conocimiento objetivo de reflejar un determinado posicionamiento moral e histórico. En cuarto lugar, mostrar cómo estos puntos de vista generan desventajas e inhabilitan a los miembros de un grupo específico. En quinto lugar, los investigadores deben entonces hacer un llamamiento a la ética de participación, feminista, y comunitaria. Esta ética puede representar nuevas concepciones del cuidado, el amor, la belleza, y el empoderamiento. Sexto, esta ética se aplica a casos concretos, que muestra la manera en que se podría producir una mejora social. Séptimo, en un llamamiento a la acción, que los investigadores participen en medidas concretas para cambiar las situaciones en el futuro. Octavo, en la promoción de este proyecto utópico, el investigador crítico busca nuevas normas y nuevos instrumentos de evaluación

de ser reflexivas a nuestras prácticas profesionales sino con la intención de difractar 6 (Haraway, 2004) su comprensión tradicional y aproximarla a la construcción de un conocimiento parcial, contaminado, limitado y significativo a las relaciones que se generan en estas prácticas etnográficas.

3.- Figuraciones etnográficas para la investigación en terapia ocupacional y ciencia de la ocupación A partir de los principios apuntados se han elaborado una serie de figuras etnográficas que sirvan de inspiración para el desarrollo de una metodología propia adaptada al objeto de estudio y objetivos de cada investigación concreta en el campo de la terapia ocupacional y ciencia de la ocupación. Se trata de la etnografía dialógica, la etnografía performativa y la etnografía activista. 3.1.- Etnografía dialógica

El tradicional relato etnográfico realista consigue un efecto de transparencia respecto al objeto de estudio privilegiando y, a la vez, ocultando la voz de la persona que investiga, produciendo un relato autorizado de carácter monológico (single voice) que oculta las contradicciones de las múltiples voces en juego y deslocaliza al investigador/a. La concepción de lenguaje subyacente a esta perspectiva considera que el habla es el reflejo del mundo interior (en lugar de una práctica social), y en la narrativa realista se expresa la mirada "objetiva" del investigador etnográfico. Una alternativa a esta visión consiste en considerar el pensamiento como parte de nuestra "actividad-lenguaje". Voloshinov señala en el texto "Marxismo y filosofía del lenguaje” que “una palabra es un puente entre uno mismo y el otro" y desde aquí la palabra es “lo semiótico material de la vida íntima -de la conciencia” (Voloshinov, 1986 citado en Shotter & Billig, 1998), por lo que el proceso que define el contenido de la psique, no ocurre dentro, sino fuera del organismo individual, aunque ellos 6

"La reflexibidad parece incapaz de ir más allá de la autovisibilidad como cura para la autoinvisibilidad. Si lo que se busca es otro mundo y espíritu mundano, la enfermedad y su cura parecen ser la misma cosa. La difracción, producto de modelos de deferencia, podría ser una metáfora más útil que la reflexividad para el trayecto requerido". (Haraway, 2004:54)

envuelven esta participación (Shotter & Billig, 1998). Al entrar en el campo etnográfico entramos en un entramado de enunciados de carácter histórico que, por nuestra entrada, queda transformado y modificado. En el campo, los enunciados siguen un juego de lenguaje asociado a un cierto contexto; un género comunicativo del que la persona que investiga pasa a formar parte. Estos enunciados se implican uno a otro de manera sincrónica y diacrónica, cruzando multiplicidad de voces presentes y pasadas, de este modo, el dialogismo es el principio constitutivo del lenguaje (Danow, 1991). Este punto de vista dialógico evita una visión monádica, autárquica y libre del sujeto y apela al carácter siempre pluriacentuado y heterogéneo de la práctica enunciativa, dónde es posible reconocer los diferentes conflictos ideológico-sociales. Desde allí, podemos considerar la actividad de los sujetos y sus producciones, no como realizadas por un self autocontenido, sino por el contrario, como resultado de una multiplicidad de conexiones y relaciones estratégicas de fuerza, entre materialidades diversas. La etnografía dialógica busca procedimientos metodológicos que nos permitan acceder a la multiplicidad de voces y a los cambios de posiciones de enunciación que se dan entre los diferentes agentes. De este modo, vinculamos estos conceptos en la etnografía dialógica con el fin de ser una herramienta que nos permita, a través del diálogo acercarnos a las acciones y a los elementos semióticos y materiales de nuestras relaciones (Guarderas y Gutiérrez, 2004). La etnografía dialógica da cuenta de la multiplicidad de relaciones tanto de quién investiga como de quién es investigado, y en esta multiplicidad, evidencia las múltiples historias, palabras, tiempos y tramas (Guarderas y Gutiérrez, 2004). A continuación se detallan dos investigaciones que se han llevado a cabo en Fractalidades

en

Investigación

Crítica

(FIC) en

las

que

se utilizó

esta

metodología. Una de ellas trata, sobre la categoría mujer-migrante (Guarderas, 2006), y otra sobre los discursos y prácticas de gubernamentalidad en espacios de educación del tiempo libre (Gutiérrez, 2005), ambas en Barcelona. En la investigación sobre la categoría mujer-migrante (Guarderas, 2006), la investigadora da cuenta de los posicionamientos que realiza durante su investigación, por medio de diferentes figuraciones: de ser externa-ajena a la

investigación y categoría, hasta la involucración personal en ella o en la investigación sobre la educación del tiempo libre (Gutiérrez, 2005) la investigadora señala sus posicionamientos respecto a la relación con las adolescentes. Es así como, estas figuraciones (verbales o visuales) son imágenes performativas que pueden ser habitadas y a su vez, son mapas condensados de mundos discutibles (Haraway, 2004).

Respecto a la multiplicidad de voces, la presencia de diferentes voces y miradas, en ambas investigaciones, colaboran y matizan la visión parcial de la investigadora y proveen una comprensión limitada y comprometida con la experiencia. En el trabajo sobre la categoría mujer-migrante, lo que interesa es identificar las interpelaciones semiótico y materiales que nos constituyen como "mujer y migrante" (Guarderas, 2006). Para ello se privilegió el diálogo con diferentes personas, espacios, actividades y objetos: las filas de extranjería, las relaciones en la Plaza Cataluña, las leyes, las relaciones en las asociaciones, las conversaciones en el tren, entre tantas otras, nos proporcionó información sobre esta categoría. Respecto de la investigación sobre el tiempo libre (Gutiérrez, 2005), lo que en gran medida permitió difractar la comprensión de las prácticas de gobierno y subjetivación, fue el poner en diálogo con diferentes agentes (administración, gestores, monitores y adolescentes), sus prácticas y discursos. A su vez señalar y en la relación a la noción de campotema, que no es necesario escoger un escenario al que se va a realizar la etnografía sino que se está dialogando en el cotidiano con ella (Spink, 2003). Cabe destacar las limitaciones de escritura respecto de esta metodología, desde nuestro desafío dialógico. En parte, debido a nuestra herencia académica que limitó la

posibilidad

de

generar un

texto

más múltiple,

variado

y resonante.

Por último, acerca del hecho de que cada evento dialógico siempre permite que ocurra algo único e irrepetible, justamente en este breve momento, nosotras no sólo expresamos unos a otras nuestra naturaleza íntima, nosotras también damos forma a nuestras relaciones entre unos y otras y nuestro ambiente. Sólo en el momento dialógico y relacional, podemos remodelar -en algún grado pequeño- lo ya existente, histórica e ideológicamente influenciado (Shotter & Billig, 1998).

3.2.- Etnografía Performativa: Si bien la perspectiva performativa es ampliamente usada en ciencias sociales, sus implicaciones para la investigación y, específicamente, para el trabajo etnográfico, están emergiendo en la actualidad. Considerar la investigación como un acto performativo, implica considerar las identidades que se construyen en el proceso investigativo y la mejor forma en que estas deberían ser narradas. A continuación exploraremos las implicaciones metodológicas de considerar la investigación performativamente. Una primera vía para la comprensión de un trabajo etnográfico performativo viene a través del trabajo de Norman K. Denzin, que redefine los distintos métodos de escritura etnográfica como una forma de producir textos y etnografías performativas sobre el sujeto y la sociedad (Denzin, 2001). Considera que el actual momento cultural se define en términos de una sensibilidad performativa y una voluntad de experimentar con distintas formas de presentación del trabajo de campo. El trabajo de Denzin nos ofrece un primer aspecto a tener en cuenta al plantearnos la cuestión del trabajo etnográfico: el tipo de performance que la misma escritura está realizando. Efectivamente, el trabajo académico crea sujetos e identidades, y la exigencia de reflexividad del trabajo etnográfico debe tenerlo en cuenta. En este aspecto, tienen sentido el entroncamiento de la etnografía performativa en términos de una práctica democrática radical en que se cuestiona la supremacía que la escritura etnográfica realista que da la voz a la persona que investiga. Al igual que Haraway (1991), Denzin nos recuerda que nuestra escritura no es inocente: es una práctica cultural que posiciona y defiende cierto tipo de hegemonía. Siguiendo a Haraway (1991) podemos encontrar otros elementos para comprender este tipo de trabajo etnográfico: se trata de la noción de conocimiento situado. Para Haraway el conocimiento sólo puede partir de la posición en la que nos encontramos, rechazando el truco del ojo divino que realiza la etnografía realista. En tanto que el conocimiento depende de la perspectiva de la observadora, es necesaria una crítica ética y moral de esta posición, posición que performamos académicamente. Se trata de una actividad reflexiva y crítica que, en el caso de Haraway, se sitúa en el pensamiento feminista. A diferencia de la reflexividad radical de la sociología del conocimiento científico (i.e., Latour, 1987, 1999), se reconoce la

importancia de la corporeidad en el conocimiento. Para esta autora, la reflexividad radical sólo es posible a partir de la invisibilización de la postura política que estamos sosteniendo. Podría parecer contradictorio que la vuelta del espejo sobre sí mismo produzca una invisibilización en lugar de una visibilización de la persona que habla. Para entender la crítica, debemos tener en cuenta que Haraway está refiriéndose a la posición desde la que se está mirando. El reflejo en el espejo es el resultado de la mirada del espejo, no de la posición de la persona que mira. En la reflexividad radical se ofrece la ilusión de que nos miramos desde nuestra propia mirada, asumiendo una postura fuera de nosotras con la capacidad de observarnos: un bonito ejemplo de lo que Haraway considera "truco divino" y que, en el contexto de los estudios de la ciencia, lo etiqueta ''erótica epistemológica heterosexual" (Haraway, 1997:33) haciendo referencia al carácter heroico y de lucha en las narraciones

de

las

controversias

científicas

y

tecnológicas.

Si, a partir de la propuesta de Haraway, el conocimimiento es immanente a nuestra posición, lo relevante de la investigación etnográfica no se localiza en la otredad del objeto de estudio; más bien en la otredad que emerge desde la posición de la persona que investiga. La investigadora pertenece a múltiples sujetos/objetos (sujetos de acción y objetos de actividad), y no es posible asignar un único rol, identidad o práctica; ni a la investigadora ni a las participantes de la investigación. La interpelación institucional, sin embargo, prioriza uno de los roles, marcando una performance de autoridad al texto en base a la actuación del relator. Localizándonos en un postura crítica en consonancia con las posibilidades de redefinición de la hegemonía actual, transformamos la performance investigadora analizando y transformando las múltiples posiciones de sujeto que genera el proceso investigativo. Efectivamente, la toma de distintas posturas a lo largo del proceso de investigación supone la producción de distintas posiciones desde las que comprender el proceso de investigación. Al tener en cuenta las interpelaciones del campo y los efectos corporeizados de tales interpelaciones supone incidir en la posición de la investigadora para transformarla en una voz más cercana al tipo de subjetividades que se pretende estudiar. En tanto que la toma de una posición implica una localización de conocimiento, la persona que investiga explora las formas de conocimiento que se derivan de la toma de distintas posiciones.

Un tercer elemento, derivado de este segundo, consiste en el reconocimiento de la parcialidad de conocimiento de cualquier posición. Un campo de investigación dado está formado de una multiplicidad de posicionamientos performativos de entre los que podemos conocer, en base a nuestro posicionamiento, unos pocos. Tampoco, siguiendo a Butler y Haraway, podemos adquirir un conocimiento corporeizado de esas posiciones recurriendo a una representación externa de las mismas. Haraway (1991) recurre a la noción de conexión parcial: realizar una asociación con otras visiones parciales para generar una visión objetiva del campo. Se trata de una asociación política: una articulación entre distintos sujetos para comprender y actuar en cierta realidad dada. Se trata de generar un acto colectivo dentro de un ensamblaje en el que participa la investigadora. Siguiendo a la sociología del conocimiento científico, en el análisis del ensamblaje tendríamos en cuenta los agentes tanto humanos como no humanos (los actantes en el ensamblaje) en un cronotopo determinado. Considerar la investigación como un proceso de articulación nos permite resaltar la transformación que acaece en la subjetividad y la perspectiva de la investigadora dependiendo de la lógica del ensamblaje: la posición de la investigadora se pone en riesgo. El diseño de investigación se dirige entonces a crear/facilitar ciertas condiciones de posibilidad que generaran espacios-tiempos comunes y de encuentro para la articulación generadora de nuevas comprensiones localizadas y corporeizadas. Entender la construcción de conocimiento no como acumulativo sino en términos de novedad hace movernos desde la metáfora de la reflexión, donde el pensamiento se enfrenta a nuestra propia imagen, a la metáfora de la difracción7, donde se generan nuevas comprensiones situadas del fenómeno. Un último aspecto hace referencia al posicionamiento político dentro del ensamblaje. La posición dentro de la articulación nunca es neutra ya que implica necesariamente una serie de alianzas y oposiciones. La investigación supone la elaboración de una nueva mirada basada en la creación de una posición en un ensamblaje y esta mirada que difracta las formas ya establecidas de comprensión y está localizada en un

cierto

posicionamiento

ético-político.

Haraway

(1997)

expresa

este

posicionamiento en términos de el "anhelo a mundos habitables", un anhelo que nos sugiere las conexiones que deben hacerse, con qué propósitos y qué caminos 7

La difracción se basa en la interferencia entre ondas, mientras que en reflexión la onda cambia de dirección. En lugar de "reflexionar" (cambiar de dirección), "difractamos" (entramos en la interferencia para producir algo distinto).

deben seguir. Es decir, a pesar de que en la articulación se transforman las posiciones, en la investigación nos insertamos de cierta forma en una determinada articulación, y esta forma está guiada por principios ético-políticos que deben tenerse

en

cuenta

en

el

diseño

de

la

investigación.

El reporte de investigación se convierte de esta forma en la presentación de las formas en que la posición de investigación se transforma a lo largo del estudio. La investigadora, a partir de su localización en la articulación que configura el campo de estudio, genera un conocimiento corporeizado y parcial del campo a que pertenece. Sin embargo, tal y como apuntan Law y Urry (2004:403-404), la ciencia social tradicional tiene dificultades para tratar los elementos sensoriales, emocionales y corporales. La dificultad viene por la limitación de las actuales formas de transmisión de conocimiento que se basan en la metáfora de una visión desencarnada y en la tecnología de la palabra referencial. Se trataría de pensar en nuevas metáforas y tecnologías, como la metáfora del tacto y la tecnología audiovisual, por ejemplo. Se trata de incorporar nuevos métodos de comunicar experiencias que ya están actualmente disponibles en otros ámbitos disciplinares. En el estudio de la interpelación que los servicios sociales realizan a la categoría mujer migrante en Barcelona. El equipo investigador estaba formado de personas que marcadas socialmente como mujeres migrantes, de forma que se transitó por el proceso que una "mujer migrante" debe realizar. Al localizarnos en la posición social de estudio recibimos las interpelaciones que esta posición recibe en la sociedad, adquiriendo un conocimiento corporeizado y localizado de esta experiencia. El equipo investigador reproduce en la práctica las posiciones sociales sujetas a estudio. Se trataría, como argumenta Spivak (1998), de un esencialismo estratégico que reconoce la materialidad de las construcciones que creamos socialmente. Es relevante, en este sentido, escoger la materialización identitaria con la que vamos a presentarnos en el trabajo de campo y las implicaciones de tal identificación: si socialmente te marcan como mujer migrante, presentarte en el campo con esta categoría genera una serie de interpelaciones productoras de conocimiento corporeizado que no estaría presente en caso de usar únicamente la categoría de investigadora.

Un segundo ejemplo sería el estudio realizado sobre el barrio del Raval de Barcelona (Montenegro et. al. 2005; Pujol et. al., 2005). En este estudio se toma la posición de un personaje del barrio para conectarnos semiótica y materialmente con personas, lugares, temas y acontecimientos. En cada localización se generan sensaciones, reflexiones y comprensiones en torno al efecto performativo de la posición adoptada. A partir de esta posición se tornan evidentes los procesos de precarización, gubernamentalización y resistencia que se producen en el barrio, generando

un

conocimiento

corporeizado

y

necesariamente

político.

En resumen, esta práctica de investigación nos acerca a unas formas que no tienen que ver solo con la producción de conocimiento sobre determinadas realidades o formas de hacer, sino con una actuación cercana, compartida y politizada de todas las participantes. Es una forma de comprensión que pasa por la experiencia, por el actuar con otros y por el intentar construir de maneras colectivas formas de estar en el mundo.

3.3.- Etnografía activista:

Esta última figura hace referencia a una forma de investigación - acción donde la investigación es al mismo tiempo una forma de comprender y transformar el fenómeno con el que nos articulamos. Partiendo de las bases de la etnografía performativa, en tanto que el conocimiento se construye desde la participación en la actividad, se trata de posicionarse, actuar y modificar el fenómeno con el que se estudia. Se trata de una acción política que actúa como herramienta epistémica y objeto de investigación/acción. Se invierte de esta forma la máxima "el conocimiento es político" en "la política es conocimiento". Esta forma de plantear la investigación diluye las distinciones entre sujeto y objeto de estudio y entre práctica y teoría. Al situar en el mismo plano conocimiento y práctica política se pone en relieve el carácter semiótico-material de la investigación, tal como apunta Haraway (1991). Se diluyen, por otra parte, las diferencias entre práctica-política (relegado al campo activista) y teoría-conocimiento (relegado al ámbito de investigación), dicotomías legados del pensamiento moderno y del testigo

modesto de Boyle que nos describe Haraway (2004). No hay separación entre un primer momento de investigación y una posterior acción social, sino que desde estas posiciones críticas con las formas de pensamiento hegemónicas y dicotomizantes, se apuesta por prácticas de InvestigAcción activista que sienten las condiciones de posibilidad para la producción de comprensiones más liberadoras de lo social. Por tanto, dichas prácticas políticas de investigación apuestan por la generación de formas de vida conectadas con determinados proyectos ético-políticos como, por ejemplo, el uso e implantación de herramientas de software libre, el apoyo y la participación en proyectos políticos de autonomía social, la investigación colaborativa, o el conocimiento compartido bajo licencias creative commons. Así, la investigación toma a menudo la forma de articulación con grupos activistas que se plantean formas de vida alternativas a las maneras hegemonizadas actuales.

Este trabajo compartido próximo a la co-investigación apuesta por una construcción en abierto y colectiva del conocimiento que pone en riesgo las preguntas fijas, a los aprioris y las posiciones aseguradas de la figura tradicional de investigador individual que se sitúa en una posición de exterioridad aséptica respecto al objeto de investigación. Desde la etnografía activista se entiende que si no ponemos en cuestión y en riesgo nuestros presupuestos y preguntas, si no nos abrimos a lo emergente y a los otros sujetos de investigación, nunca se transformarán nuestras comprensiones. (La transformación de nuestras comprensiones no es una finalidad de la etnografía activista, pero es parte del camino). De modo que articularse pasa por establecer relaciones de "companion especies" (Haraway, 2003), donde las especies nunca están terminadas, sino que se conforman constantemente unas a otras en la relación estableciendo alianzas epistémicas, políticas y éticas. Es más, asumiendo la parcialidad y limitación de nuestras respectivas posiciones epistémicas iniciales respecto al fenómeno a investigar, se busca la articulación con aquellas otras posturas que prometan una novedad y diferencia respecto a nuestros puntos de partida, para que sean puestos en riesgo, problematizados, difractados, alimentados y complejizados. Con el fin último de poder construir una nueva y mejor comprensión en términos políticos fruto de la hibridación de puntos de vista heterogéneos.

Entendemos que la articulación opera como práctica que establece una relación entre elementos cuya identidad resulta modificada en la misma articulación (Laclau y Mouffe,

1987:119),

permitiendo

construir

nuevos

significados

y

fijando

temporalmente sentidos sobre aquello que se estudia. Sentidos que se posicionan como antagonistas respecto a otras interpretaciones (FIC, 2005). De manera que las acciones políticas y los conocimientos que se construyen desde este lugar se entienden como situados en entramados de poder, sentidos y relaciones afectivas en las cuales se fijan ciertos significados y prácticas. Por ello, es necesario asumir la responsabilidad que implican nuestras propias tecnologías investigadoras de fijación de

significados

en

dichos

entramados

de

poder.

Esta manera de hacer etnografía se puede conectar con la propuesta que hace Haraway (2004), de "intervenciones modestas" como forma de contestar a esa idea del investigador no-marcado, autoinvisible, neutral y que todo lo ve, es decir: el "testigo modesto" de la modernidad científica europea. Su apuesta es por un "testigo modesto mutado" cuyo objetivo es "marcar una diferencia en el mundo, implicarse por unos modos de vida y no por otros" y "para hacerlo hay que estar en la acción, ser finito y sucio, no trascendente y limpio" (2004:29), se debe apostar por hacer intervenciones modestas. Esta modalidad etnográfica fue desarrollada en un trabajo con personas de una casa okupada en Barcelona (León, 2004), participando de las actividades propias del grupo y proponiendo otras, articulándose desde lo cotidiano (organizar fiestas, dar clases de baile, cocinar, etc.). Al mismo tiempo se desarrollaban conjuntamente comprensiones sobre las formas de acción política llevadas a cabo por este grupo en el contexto de Barcelona, borrando así las distinciones clásicas entre sujeto objeto y entre investigación teórica y de campo. 4.- Conclusiones: posibilidades y límites de los métodos etnográficos para la investigación en terapia ocupacional y ciencia de la ocupación

La investigación etnográfica en terapia ocupacional y la ciencia de la ocupación tiene un gran potencial especialmente por su acercamiento a la práctica cotidiana semiótico-material, a diferencia de las metodologías más orientadas al texto o al

discurso, en este sentido Taylor (2008) refiere que las perspectiva etnográficas permiten el acceso a la complejidad de la ocupación por sobre los acercamientos narrativos por ejemplo. Efectivamente, el acceso a los ambientes reales y cotidianos del hacer de las personas (Spencer, Krefting y Mattingly, 1993), es una potencialidad de esta metodología para los terapeutas ocupacionales, sin duda allí encuentra su mayor riqueza. En la investigación acerca del tiempo libre en adolescentes en Barcelona, al compartir por casi dos años sus espacios de casal y refuerzo escolar, me permitío compartir las dinámicas diarias, los diálogos que revelan valores, creencias, las rutinas y los hábitos que son posibles de acceder en una encuentro cotidiano con quienes trabajamos, sus habilidades y contextos, con las riquezas de esta metodología que nos desafía cotiadianamente (Gutiérrez, 2005), ya que desde este posicionamiento epistemológico, no es un acceso externo, ni fuera, sino implicado y trasnformador, en dónde uno es parte y colabora en la construcción de los proyectos en los que investigamos. Hay que señalar, sin embargo, sus limitaciones, que tienen que están principalmente relacionadas con la validación del conocimiento cualitativo en el marco del paradigma positivista en el que se desarrolla el contexto habitual de trabajo de los terapeutas ocupacionales. La investigación etnográfica es muy rica en información y proporciona una base para la comprensión encarnada del fenómeno estudiado a expensas de una mayor dedicación temporal a la investigación (Kreftig y Krefting, 1991). Es necesario, por otra parte, manejar holgadamente los criterios que se aplican a los métodos cualitativos (como, por ejemplo, los de Guba y Lincoln, 1989: credibilidad, transferabilidad, dependabilidad y confirmación; Finlay, 2006) para responder a las frecuentes críticas de falta de fiabilidad y validez. En este sentido, podemos afirmar que la etnografía como metodología de investigación, en general y en particular para la terapia ocupacional y la ciencia de la ocupación, no es un elemento procesual aislado del posicionamiento ontológico y epistemológico que tenemos como investigadoras/activistas. Nuestras maneras de producir conocimiento en los distintos contextos en que estemos actuando, a través de la etnografía, estará estrechamente ligada con las maneras en que entendemos al sujeto, (no como ente unitario), las prácticas en las que estamos inmersas, la responsabilidad compromiso, y las promesas de otros mundos posibles. Por esto

consideramos necesario dialogar con los principios propuestos desde nuestras posiciones y articular un conocimiento responsable y respetuoso de cara a las personas y comunidades con quienes trabajamos. Haraway señala que en la ciencia tradicional el análisis abdica de responsabilidad, de la misma manera que lo hace la cultura de la no-cultura, planteando, al contrario, el reto de llevar a cabo un proyecto realmente arriesgado (a truly risky project). Sumando la reflexividad crítica y la objetividad fuerte de Sandra Harding (1993), así como las intervenciones modestas de Deborah Heath (1997) a su propio conocimiento situado, expone la metáfora de la difracción para ayudar a imaginar su anhelo por una nueva forma de ciencia y conocimiento. El objetivo es marcar una diferencia en el mundo, para lo cual hace falta estar en acción, ser finito y ensuciarse, no ser ni transcendente, ni limpio. Esto implica preocuparse del mundo o de los mundos que el propio trabajo investigativo en terapia ocupacional /ciencia de la ocupación ayuda a crear o mantener. Haraway advierte que la comunicación y la articulación, desconectadas del anhelo de mundos posibles no tienen suficiente sentido. Quiere decir preguntarnos a nosotras mismas cómo nuestro trabajo, nuestras etnografías ofrecen más que reflexión y auto-visibilidad; quiere decir preguntarnos cómo se cuentan historias alteradas, materiales y semióticas orientadas a un mundo mejor para las cosas vivientes; quiere decir hacer etnografía que busca producir difracciones o análisis difractivos. Todo ello para producir un conocimiento relevante para proyectos mundanos, humanos y colectivos de libertad, justicia y democracia; contra la dominación y el racismo; que implica compromiso y responsabilidad por los propios testimonios, así como una acción permanentemente crítica. Este es un espacio de riesgo (moral, político, técnico y epistemológico) y debería ser el espacio de la etnografía. No es un método para tomar partido de una forma predeterminada, sino para riesgos, finalidades y esperanzas -propias y de los demás- imbricados en proyectos de conocimiento. Aquí, compromiso y anhelo son tan importantes como deconstrucción. No es que Haraway tenga la receta para conjugar los tres conceptos, sino que expresa la esperanza que puedan apuntar a mundos hoy vistos como apenas posibles. En definitiva, Haraway expresa su ansiedad y esperanza para nuevas formas de hacer ciencia (Schneider, 2002) de las cuales exploramos fractalmente.

5.- Referencias bibliográficas: •

Austin, J. (1962) How To Do Things with Words. Cambridge, MA: Harvard University Press.



Alleyne, B. (2003). An Activist Ethnography of Antiracist Cultural Politics: The New Beacon Circle. Anthropology in Action, 10(2) 21-30.



Block, P.; Ricafrente-Biazon, M.; Ke Yun Chu, A. et al. (2005). Introducing diability studies to occupational therapy students. The American Journal of Occupational Therapy. 59 (5) 554-560



Butler, J. (1988) Performative acts and gender constitution: an essay in phenomenology and feminist theory. Theatre Journal 40(4): 519-31.



Butler, J. (1990) Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity. New York: Routledge.



Butler, J. (1993). Bodies That Matter: On the Discursive Limits of "Sex. " New York, London: Routledge.



Callén, B (2006) Tecnología... política hecha por otros medios. Una comprensión tecnoactivista desde Riereta.net. Trabajo de Investigación del Máster en Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona.



CAOT Canadian Association of Occupational Therapy (2002). Enabling Ocupation: an occupational therapy perspective. Ottawa, Ontario: CAOT Publications ACE.



Clough, P. (2000). Autoaffection: Unconscious thought in the age of teletechnology. Minneapolis: University of Minnesota Press.



Danow, D. (1991). Chapter 4: Self and other. En K. Dannon, The thought of Michael Bakhtin. From world to culture (pp.21-41). Basingstoke: McMillan.



Danziger, K. (1997). The varieties of social construction. Theory & Psychology, 7, 399–416.



Denzin, N. y Lincoln, Y. (1994) The Sage Handbook of Qualitative Research. Second Edition. Thousand Oaks, London, New Delhi: Sage Publicaction



Denzin, N. (2001). The reflexive interview and a performative social science. Qualitative Research, 1(1): 23-46.



Denzin, N. y Lincoln, Y. (2005) The Sage Handbook of Qualitative Research. Thrid Edition. Thousand Oaks, London, New Delhi: Sage Publicaction.



Derrida, J. (1989) La escritura y la diferencia. Barcelona: Anthropos.



FIC (Fractalitats en Investigación Crítica) (2005). Investigación Crítica: Desafíos y Posibilidades. Athenea Digital, 8, 129-144.



Guarderas, P. (2006) La investigación de "mujeres migrantes": reflexiones desde una trayectoria. Trabajo de Investigación del Máster en Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona.



Gutiérrez, P. (2005) ¿Hay tiempo libre en la educación del tiempo libre?. Etnografía a la “educación del tiempo libre” en Barcelona. En Revista Chilena de Terapia Ocupacional Nº 5 (41-52). ISBN: 0717-6767



Hacking, I. (1998). Capítulo I: ¿Por qué preguntar de qué?. En ¿La construcción social de qué?. Barcelona: Paidós. (pp. 17-68) (2001)



Haraway, D. (1991). Simians, cyborgs and women: The reinvention of nature. New York: Routledge.



Haraway,

D.

(1997).

Modest_Witness@Second_Millenium.

Femaleman(c)_Meets_Oncomouse(TM): Feminism and technoscience. New York: Routledge. •

Haraway, D. (2003). The companion species manifiesto. Dogs, peoples and signiticant otherness. Chicago: Prickly Paradigm Press



Haraway,

D.

(2004).

Testigo_Modesto@Segundo_Milenio.

HombreHembra(C)_Conoce_Oncoratoón(R). Barcelona: Editorial UOC. •

Haraway, D. (2006) Una nota de la hija de un cronista deportivo: Especie acompañante. En Helene Moglen ed. Bodies in the Making: Transgressions and Transformations. (Santa Cruz, CA: New Pacific Press, 2006).



Hassard, J. (1999). Actor Network Theory and After. London: Blackwell Publishing. Sociological Monographs.



Hopkins, H. y Smith, H. (1998). Willard & Spackman. Terapia Ocupacional. Madrid: Editorial Panamericana.



Hymes, D. (1975) Folklore's Nature and the Sun's Myth. Journal of American Folklore, 88: 345-69.



Krefting, L. y Krefting, D. (1990). Leisure activities after a stroke: an ethnographic approach. The American Journal of Occupational Therapy, Volumen 45, number 5.



Laclau, E. y Mouffe, C. (1985). Hegemonía y Estrategia Socialista. Madrid: Siglo XXI. 1987.



Lakoff, G. y Johnson, M. (1980) Metaphors We Live By. Chicago: University Of Chicago Press.



Latour, B. (1987). Science in action: How to follow scientists and engineers through society. Cambridge, MA: Harvard University Press.



Latour, B. (1999). Pandora’s hope: Essays on the reality of science studies. Cambridge, MA: Harvard University Press.



de Lauretis, T. (1984). Alice doesn’t: Feminism, semiotics, cinema. Bloomington: University of Indiana Press.



Law, J. y Urry, J. (2004). Enacting the social. Economy and Society, 33,3: 390-410.



Law, J.(2004). After Method: Mess in Social Science Research. London: Routledge.



León, A., Guarderas, M. y Gutiérrez, P. (2005) Subviertiendo la etnografía: propuestas metodológicas para la investigación crítica, En Romay Martínez, J. y

García

Mira,

R.

(eds.)

Psicología

social

y

problemas

sociales:

epistemología, procesos grupales y procesos psicosociales básicos. Madrid: Biblioteca Nueva, 93-100. •

León, A. (2006) Emancipaçao no cotidiano: inicitivas igualitárias em sociedades de controle. Tesis doctoral, Departamento de Psicología Social Universidad Autónoma de Barcelona.



Magasi, S. Y Hammel, J. (2009) Women with diabilities' Experiences in LongTerm Care: A case for Social Justice. The American Journal of Occupational Therapy, Volumen 63, number 1.



Montenegro, M., et al (2005), Investigar desde las Participantes: derivas y actuaciones, En Romay Martínez, J. y García Mira, R. (eds.) Psicología social y problemas sociales: epistemología, procesos grupales y procesos psicosociales básicos. Madrid: Biblioteca Nueva, 23-30.



Pollner, M. (1991). Left of ethnomethodology: The rise and decline of radical reflexivity. American Sociological Review, 56, 370-380.



Pujol, J.; Capdevila, R. (1995). The Impossibility of Foundational Justification for the Post-Structural? Criticisms of the Self. Manifold, 2(2), 78 - 96.



Pujol, J., et al(2005), Trayectorias y Derivas Identitarias en el Raval, En Romay Martínez, J. y García Mira, R. (eds.) Psicología social y problemas

sociales: psicología ambiental, comunitaria y de la educación. Madrid: Biblioteca Nueva, 251-260. •

Schneider, J. (2002). Reflexive/Diffractive Ethnography. Cultural Studies Critical Methodologies, 2(4), 460-482.



Searle, J. (1983) Intentionality: An Essay in the Philosophy of Mind. Cambridge: Cambridge University Press.



Shotter, J., & Billig, M. (1998). A Bakhtinian Psychology: from out of the heads of individuals and into the dialogues between them. In M. Mayerfeld Bell & M. Gardiner (Eds.), Bakhtin and the human sciences. North Yorkshire: Sage Publications.



Spencer, J.; Krefting, L. y Mattingly, C. (1993) Incorporation of Ethnographic methods in occupational therapy assessment. The American Journal of Occupational Therapy, Volumen 47, number 4.



Spink, P. (2003). Pesquisa de campo em Psicología Social: uma perspectiva postconstruccionista. Psicologia e Sociedade, 15(2), 18-42.



Spink, P. (2004). Más allá de la psicología organizacional. Paper presented at the Curso de Doctorado: Psicología Social Actual. Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona.



Spink, P. (2005). Replanteando la Investigación de campo: relatos y lugares. ''Athenea Digital 8, 1-9.



Spivak, G. (1990). The Post-colonial Critic: Interviews, Strategies, Dialogues. Routhledge: New York, (pp.1-66).



Taylor, J. (2008). An autoethnographic exploration of an occupation: doing a Phd. British Journal of Occupational Therapy, 71(5) 176-184.



Towsend, E.; Langille, L. y Ripley, D. (2003). Professionaltensions in clientcentered

practice:

using

institucional

ethnography

to

generate

understandingand transformation. The American Journal of Occupational Therapy, Volumen 57, number 1. •

Townsend, E.; Le-May, S.; Stadnyk, R.; et al. (2006). Effects of workplace policy on continuing professional development: The case of occupational therapy in Nova Scotia, Canada. Canadian Journal of Occupational Therapy. 73 (2) 98- 108.



Turner, V. (1984) 'Liminality and the Performative Genres', in J. MacAloon (ed.) Rite, Drama, Festival, Spectacle: Rehearsals Toward a Theory of Cultural Performance, pp. 19-41. Philadelphia, PA: Institute for the Study of Human Issues.



Turner, V. (1985). The anthropology of performance. In E. Turner (ed.) On the Edge of the Bush: Anthropology as Experience, pp.177-204. Tucson: University of Arizona Press.



Valiant, J. (2001). Qualitative research in occupational therapy. Canada: Delmar. Thomson Learning.



Villamil, O. (2003). Investigación cualitativa, como propuesta metodológica para el abordaje de investigaciones de terapia ocupacional en comunidad. Umbral científico, 2, Fundación Universitaria Manuel Beltrán, Bogota, Colombia.

6.- Agradecimientos Al FIC8, mi grupo de investigación en procesos de gubernamentalidad en las democracias liberales contemporáneas, ya que este trabajo recoge el recorrido del grupo y ha sido una instancia tanto de crecimiento académico como personal. A Joan Pujol, mi tutor de tesis doctoral, por su apoyo en esta iniciativa, como en muchas más. A Catalina Garrido, por su colaboración en la edición del texto.

8

http://psicologiasocial.uab.es/fic/es