Estudio de Salmo 28

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“Estudio de los Salmos” Ps Alex Donnelly

SALMO 28 Introducción ¿Qué hacer cuando enfrentamos problemas, y nos sentimos amenazados por las circunstancias de la vida? Este salmo nos da la respuesta, porque fue escrito cuando David se sentía amenazado. El Espíritu Santo le guió a redactar este salmo para ayudarnos a nosotros, cuando enfrentamos situaciones parecidas. El salmo se divide en dos partes: ‘Un Clamor de Angustia’ (v.1-5) y ‘Un Grito de Confianza’ (v.6-8). 1. UN CLAMOR DE ANGUSTIA (v.1-5) Cuando David compuso este salmo, estaba pasando por un momento difícil. Las circunstancias de la vida eran adversas, y David clama a Dios en su angustia, pidiendo ayuda. Veamos los detalles. a. Las Circunstancias del Salmista Lo primero que notamos, al leer este salmo, es que David estaba rodeado de personas impías; personas que estaban experimentando (o estaban por experimentar) el juicio de Dios sobre sus vidas. David describe a estas personas como “los malos” (v.3). La palabra en hebreo (‘rasha’) describe a los habitantes de Sodoma y Gomorra (Gén 18:23, 25). Significa una persona carente de ética moral. Estas personas son las que “hacen iniquidad”; se dedican a las vanidades de la vida. Una característica particular del comportamiento de estas personas era que: “…hablan paz con sus prójimos, Pero la maldad está en su corazón” (v.3b). Daban a entender que se llevaban bien con otros, y que les deseaban las bendiciones de Dios sobre sus vidas. Pero en realidad, guardaban un rencor y un resentimiento contra las otras personas, y estaban deseosas de hacerles daño. No solo eran hipócritas, sino que eran peligrosos. David describe a personas muy parecidas en Sal 12:2; 55:20-21. Jeremías también conocía a gente así (Jer 9:8). Lamentablemente, dichas personas abundan en este mundo. El peligro para estas personas es que su comportamiento los hace estar bajo el juicio de Dios. Dios no tolera tal comportamiento, porque va totalmente en contra de Su carácter (ver Sal 12:3:

Jer 9:9). Dichas personas no hacen caso a las advertencias de Dios. Se hacen de la vista gorda de “los hechos de Jehová…la obra de sus manos” (v.5). Pasan por alto los juicios anteriores del Señor, y pretenden (o se jactan) de que tales cosas no les sucederán a ellos. David sabe que tales personas merecen el juicio de Dios. Sin embargo, en este salmo hay una circunstancia interesante. David estaba tan cerca de estas personas, que tenía miedo que el juicio de Dios sobre ellos lo afectaría a él también. Esto da a entender que las personas a quienes David describe eran muy allegadas a él. David prevé una situación en la cual el juicio de Dios sobre estos malvados podría afectarle a él, tal como el juicio sobre Sodoma y Gomorra afectó a Lot y a su familia, y el juicio de Dios sobre Jerusalén afectó a Daniel y a sus amigos. LECCIÓN: A veces nos sentimos amenazados por el juicio de Dios que está por caer sobre los impíos, y que nos podría afectar a nosotros también. ¿Qué hizo David en esta circunstancia? Clamó a Dios… b. El Clamor del Salmista ¿Qué pidió a Dios? Podemos señalar TRES cosas puntuales: i.

Pidió a Dios ayuda (v.1-2) David clamó al Señor. Es decir, alzó su voz, y dio un grito al cielo, diciendo: ‘¡Socorro!’ Pidió a Dios que escuchara sus ruegos (v.2a), y que no se ‘desentienda’ de él (v.1a). El verbo (“no te desentiendas de mí”) significa, ‘no te quedes en silencio’, o ‘no te quedes sin hacer nada’ (ver 2 Rey 2:3, 5). David quería ver a Dios hacer algo en respuesta a sus oraciones. La insistencia de David se debe al temor de su propia muerte. Siente que si Dios no hace nada, David sería “Semejante a los que descienden al sepulcro” (v.1b).

ii.

Pidió que no sea arrastrado con los impíos, en el juicio (v.3) Como ya hemos notado, David tenía miedo que el juicio de Dios sobre los pecadores lo iba a arrastrar a él también. Eso indica que David estaba viviendo muy cerca de los impíos; tan cerca, que temía ser afectado por el juicio de Dios sobre ellos. El clamor de David es el clamor de un hombre que vive en una sociedad bastante corrupta, y que es consciente del inminente peligro del juicio de Dios sobre esa sociedad.

iii.

Pidió que Dios castigue a los impíos (v.4-5) Aunque David clamó por su vida, no pidió a Dios por los impíos. Él sabía que ellos merecían el juicio de Dios. Por eso pide a Dios:

“Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; Dales su merecido conforme a la obra de sus manos” (v.4) Uno se pregunta, ‘¿y qué del amor al prójimo?’ ‘¿No nos enseñó el Señor a amar a nuestros enemigos?’ Una forma de responder a esta pregunta es notando que las personas a quienes David describe en este salmo, no eran tanto sus enemigos personales, sino eran enemigos de Dios. Debemos perdonar a los que nos ofenden; pero, cuando la ofensa es contra Dios, entonces nuestra actitud debiera ser más como la de David, en este verso. Cuando personas se comportan de esta manera, y no hacen caso a los juicios de Dios (v.5a), entonces la advertencia de David es clara: “Él los derribará, y no los edificará” (v.5b). NOTA: Qué diferente es la gracia de Dios, cuando Él habla para advertirnos del peligro del pecado. Cuando Dios llamó a Jeremías, le indicó que su ministerio profético iba a ser no solo “para derribar”, sino también “para edificar” (Jer 1:10). David habla aquí de ‘derribar’, y ‘no edificar’.

2. UN GRITO DE CONFIANZA (v.6-9) Habiendo clamado a Dios, David expresa su tremenda confianza en el Señor. Lo hace, principalmente, en la segunda parte del salmo. Este grito de confianza se debió a la profunda convicción de que Dios ya había escuchado su clamor (v.6). ¡Bendice a Dios por ello! Notemos algunos detalles importantes de la confianza de David, en este momento. a. Confió en la Protección de Dios (v.7a) En medio de las circunstancias adversas, y temiendo el peligro de sufrir las consecuencias del juicio de Dios sobre los impíos, David expresa su tremenda confianza en la protección de Dios. Exclama, “Jehová es mi fortaleza y mi escudo” (v.7b). El primer sustantivo (en hebreo) es ‘oz’, que significa ‘fuerza’. Cuando nos sentimos débiles, Dios es nuestra fuerza y sostén. Habiendo sido testigos de los eventos relacionados con el cruce del Mar Rojo, y el juicio de Dios sobre el ejército de Egipto, Moisés y el pueblo de Israel cantaron, “Jehová es mi fortaleza (‘oz’) y canción” (Éx 15:2). David también aprendió de los poderosos hechos de Dios en la historia, y pudo declarar lo mismo1.

1

Lamentablemente, los impíos rehusaron reconocer los hechos poderosos de Dios, y por lo tanto, lejos de confiar en Dios, continuaron con sus pecados (Sal 28:5). ¡Cuán importante es meditar sobre la historia de este mundo!

Pero notemos en énfasis personal en la confianza de David. Declara, “Jehová es mi fortaleza y mi escudo”. Fue debido a este cuidado personalizado, que David pudo confiar en Dios, en medio de un juicio generalizado sobre los pecadores. b. Confió en su Corazón (v.7b) David declara, “En él confió mi corazón”. La palabra, “corazón”, señala la voluntad de la persona; el centro de su ser. A veces podemos confiar en Dios en nuestras mentes, pero seguimos intranquilos, porque el corazón no está confiando en Dios. ¡Cuán importante es confiar en Dios con nuestros corazones! c. Su confianza tuvo resultados (v.7c) David señala tres resultados concretos: i.

“fui ayudado” La persona que confía en Dios nunca será avergonzada (Sal 25:2-3). Ayuda siempre vendrá de lo alto. Ver Sal 37:39-40.

ii.

“se gozó mi corazón” Cuando el corazón confía en Dios, puede experimentar el gozo del Señor, aun en medio de circunstancias adversas (Sal 13:5).

iii.

“con mi cántico te alabaré” El gozo del Señor se expresa en cánticos de alabanza y gratitud (Sal 13:6).

d. Animó a otros a confiar en Dios (v.8) David reconoció que Dios no solo era su fuerza, sino también “la fortaleza de su pueblo” (v.8a). ¡Todo el pueblo de Dios puede refugiarse en el poder del Señor! Es más, Dios es también “el refugio salvador de su ungido” (v.8b). David era consciente de que sus problemas no eran simplemente problemas personales, sino problemas que enfrentaba como el ‘ungido’ de Dios – el rey de Israel. Por tanto, cuando clama a Dios por protección, no lo hace solo a título personal, sino como rey y representante de todo el pueblo de Dios. Para David era una gran bendición saber que Dios era su refugio protector, como el Ungido de Jehová. Al saber, y al declarar estas cosas, David estaba animando a todo el pueblo a poner su confianza en Dios. David estaba actuando como un buen rey, animando a todo el pueblo a descansar en el poder de Dios.

Conclusión (v.9) David concluye el salmo dirigiéndose a Dios, y pidiendo Su protección. David es el rey, y sabe que es su responsabilidad ‘pastorear’ al pueblo de Israel. Sin embargo, también reconoce que Israel es el redil de Dios. Él es el Buen Pastor, y David encomienda a Jehová el cuidado de todo el pueblo.