Estudio Salmo 3

SALMO 3 Muchas veces, como creyentes, nos sentimos rodeados de enemigos, y no sabemos qué hacer. Este es un buen Salmo p

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SALMO 3 Muchas veces, como creyentes, nos sentimos rodeados de enemigos, y no sabemos qué hacer. Este es un buen Salmo para leer en tales momentos. En solo ocho versos, David describe sus enemigos (v.1), y cómo ellos estaban queriendo socavar su confianza en Dios (v.2). Ante esta situación, David reafirma su fe en Dios (v.3), clama al Señor (v.4), y experimenta una tremenda paz interior (v.5-6). Por consiguiente, David vuelve a clamar a Dios (v.7), y afirma que “La salvación es de Jehová” (v.8). I. ANÁLISIS El Salmo lleva como título: “Salmo de David, cuando huía de delante de Absalón su hijo”1. Estas palabras indican el contexto en el cual el Salmo fue escrito, y nos dan la clave para cómo interpretarlo (ver 2 Sam 15-18). El Salmo consiste de 5 estrofas – las primeras tres, son de dos versos cada una; y las últimas dos, son de un verso cada una. Estrofa 1 (v.1-2): Describe los enemigos de David, y el número de ellos. i. ¿Quiénes son? “mis adversarios” ii. ¿Cuántos son? “se han multiplicado…Muchos son…” iii. ¿Qué hacen? “se levantan contra mi” iv. ¿Qué dicen? “no hay para él salvación en Dios” Estrofa 2 (v.3-4): Describe a Dios, e indica la confianza que David tenía en Él. i. ¿Quién es Dios? “Jehová… “Mi Gloria…” ii. ¿Qué hace Dios? “eres escudo alrededor de mi… “eres…el que levanta mi cabeza” iii. ¿Qué hizo David? “Con mi voz clamé a Jehová” iv. ¿Qué hizo Dios? “me respondió desde su monte santo” Estrofa 3 (v.5-6): Describe la experiencia y el testimonio de David.

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i.

La ACCIÓN de David – “me acosté” – “dormí” – “desperté”

ii.

La EXPLICACIÓN de David – “porque Jehová me sustentaba”

Ver Introducción a los Salmos, ‘Títulos’.

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iii.

La CONCLUSIÓN de David – “No temeré a diez millares de gentes…”

Estrofa 4 (v.7): Describe la oración de David. i.

A quién se dirige – “Jehová” (el Eterno) – “Dios mío” (el Fuerte)

ii.

Qué pide – “Levántate…” – “sálvame…”

iii.

La base del pedido – “Porque tú heriste a todos mis enemigos…” – “Los dientes de los perversos quebrantaste”

Estrofa 5 (v.8): Exclamación de alabanza y bendición. i. ii.

La Afirmación – “La salvación es de Jehová” La Bendición – “Sobre tu pueblo sea tu bendición”

En términos más sencillos, podríamos analizar este salmo en la siguiente manera: 1. La Queja de David (v.1-2) 2. La Confianza de David (v.3-6) 3. El Clamor de David (v.7-8) II. EXÉGESIS En el Salmo 1, vimos la prosperidad que Dios promete al creyente que vive en obediencia a Dios, y se deleita en Su Palabra. En este Salmo, vemos las consecuencias tristes para ese creyente, cuando deja de andar en los caminos de Dios, y se olvida de Sus mandamientos2. Sin embargo, en medio del sufrimiento, el Salmista pone su confianza en Dios. Este es un buen Salmo para cantar, cuando estamos pasando por momentos difíciles en la vida. Título “Salmo de David…” La palabra, “Salmo”, es la traducción de un término en hebreo (‘mizmor’) que significa ‘obra musical’ o ‘cántico’3. “…cuando huía de delante de Absalón su hijo”

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Recordemos que la rebelión de Absalón fue parte de la disciplina de Dios, por el pecado de David con Betsabé. Para mayores detalles, ver Introducción a los Salmos, ‘Nombre’.

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El Salmo fue compuesto en uno de los momentos más tristes de al vida de David (ver 2 Sam 15:14, 30). No solo sufrió la vergüenza de la sublevación de su propio hijo, sino que su huida de Jerusalén fue marcada por insultos y oprobio (2 Sam 16:5-13). En esta experiencia, David probó la copa amarga de la disciplina de Dios, por el pecado con Betsabé (comparar 2 Sam 12:11). ¡Un momento de placer dio lugar a un período de tremenda aflicción! El pecado cometido en secreto, fue castigado públicamente. Aunque el título da a entender que el Salmo fue compuesto “cuando huía de Absalón”, es probable que haya sido escrito después de ese evento, cuando David tuvo la tranquilidad para reflexionar sobre lo que había ocurrido, y el tiempo necesario para escribir el Salmo. Verso 1 David comienza el Salmo, dirigiéndose a Dios. No estaba en casa, donde seguramente tenía su lugar de oración; tampoco estaba cerca del tabernáculo, donde solía ir a orar (comparar 2 Sam 15:24-25). Sin embargo, afuera en el campo, lejos del tabernáculo y de su casa, David no se olvidó de la oración. Más bien, aquí nos da un buen ejemplo de la importancia de orar y confiar en Dios, aun en los momentos más difíciles de la vida. “¡O Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!”4 Al inicio de la sublevación de Absalón, David fue muy conciente de la fuerza numérica de sus adversarios. Él contaba con solo 600 hombres, mientras que sus enemigos hablaban de enviar inmediatamente un ejército de 12,000 soldados (2 Sam 17:1). Esto puso en duda, si David sobreviviría o no (ver 2 Sam 15:25-26). Muchos estaban seguros que no. La expresión, “se han multiplicado”, proviene de un verbo que significa ‘crecer en número’; por ende, ‘incrementar’ o ‘abundar’. La misma palabra en hebreo es traducida, “abundaba”, en Sal 4:7. David quedó sorprendido cuando vio la cantidad de gente que se unió a Absalón, para rebelarse contra él. Un mensajero le dijo a David, “El corazón de todo Israel se va tras Absalón” (ver 2 Sam 15:13-14). Los que habían crecido en número eran sus “adversarios”. La palabra significa, literalmente, ‘un lugar estrecho’ (Núm 22:26, “angostura”); por ende, transmite la idea de estar ‘apretado’ o ‘sufriendo’5. ¿Qué hizo que la nación se levantara contra David? Por un lado, era la disciplina de Dios; sin embargo, la sublevación también tuvo un aspecto humano. Las personas que se sublevaron eran, seguramente, personas quienes, en algún momento de su vida, se habían sentido ‘apretados’ por David (tratados injustamente, etc.), y que ahora aprovecharon el momento para ‘apretarle’ a él. Toda clase de gente se levantó contra David. Viejos enemigos aprovecharon esta oportunidad, uniéndose a Absalón, para hacer daño a David. Mucha gente, que por sí sola no hubiera tenido las agallas para levantarse contra el rey, usó ese momento para atacar a David. Todo esto fue muy doloroso para él. ¡Pensar que en tan poco tiempo una gran cantidad de gente se unió a la rebelión de su hijo, para quitarle su trono y su vida! Sin embargo, seguramente le dio mucho que reflexionar sobre su vida pasada – su liderazgo y comportamiento. ¡La disciplina de Dios estaba comenzando a tener efecto! Verso 2 4

Matthew Henry comenta que esta turba, que se levantó contra David, hace pensar en otra turba, que se levantó años después, contra el Hijo de David, gritando, “Crucifíquenle”. Esta comparación es interesante, aunque debemos reconocer que en el primer caso, Dios estaba disciplinando a su hijo, por su pecado; mientras que en el segundo caso, Dios estaba obrando la salvación del mundo. 5 Ver Deut 4:30, “Cuando estuvieres en angustia”; literalmente, ‘en aprietos’.

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“Muchos son los que dicen de mi…” Los adversarios de David no solo eran muchos en número, sino que también eran insolentes. Hablaban contra David, y de paso, contra Dios, quien lo había escogido y ungido como rey sobre Israel. La palabra “mí” es, literalmente, ‘mi alma’ (hebreo, ‘nefesh’). Algunos entienden esta palabra como sinónimo de la totalidad de la persona de David (por ende, la traducción de la RV). Sin embargo, otros toman la palabra ‘nefesh’ en forma literal (‘alma’), e indican que apunta a las emociones de David. Calvino, por ejemplo, comenta: “La palabra alma, en mi opinión, significa el lugar de las emociones… David quiere decir que su corazón fue afectado por la burla de sus enemigos”. NOTA: 2 Sam 16:7ss narra únicamente las palabras negativas de Simei. Sin embargo, al parecer fueron muchas las personas que desanimaron a David, en ese tiempo, con sus palabras. “…no hay para él salvación en Dios” David estaba siendo disciplinado por Dios. El propósito de la disciplina siempre es benéfica (Heb 12:511); es para salvarnos (ver 1 Cor 11:32). Sin embargo, los enemigos de David no sabían eso. Ellos simplemente pensaban que David iba a ser derrotado por esta rebelión. Miraban las cosas desde una perspectiva humana, y no consideraron la mano de Dios en todo esto. Indudablemente, Satanás estaba usando a estas personas para desanimar a David, y llevarle a la desconfianza en Dios (cosa que el enemigo muchas veces hace con personas que han caído en pecado, y están bajo disciplina). NOTA: Aquí vemos uno de los peligros en tiempos de disciplina – el de escuchar la voz de Satanás, y desanimarnos acerca del futuro. En ese momento, lo que Dios quiere que hagamos es confiar en Él; porque tal como Él impuso la disciplina, sabrá sacarnos adelante, cuando la disciplina haya tenido su efecto. “Selah” (ver Introducción a los Salmos, ‘Selah’) Verso 3 La marca del verdadero hijo de Dios es que cuando la gente más le insta a desconfiar en Dios, más mira a Dios, y pone su confianza en Él. Esto es lo que David hace ahora. Desde este verso, hasta el final del salmo, David expresa una tremenda confianza en Dios. A pesar de la disciplina de Dios (y quizá por ello mismo), David confiaba que sería librado de esta aflicción. La actitud de David en este momento, fue la de Pablo, en 2 Cor 4:8-9, estando “…en apuros, mas no desesperados… derribados, pero no destruidos”. “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí…” El escudo era una pieza importante en la defensa del soldado. En los tiempos antiguos, a veces el escudo era grande, y brindaba protección total para el cuerpo del soldado. Por ser tan grande, a veces era llevado por un portador de armas, llamado en la Biblia, “escudero” (p.e. el escudero de Goliat, 1 Sam 17:7). El AT frecuentemente habla de Dios como el ‘escudo’ de Su pueblo. Dios mismo se describe así, en Gén 15:1 (“yo soy tu escudo…”), dirigiéndose a Abram. Moisés, al fin de los 40 años en el desierto, recuerda 36

cuántas veces Dios había protegido a Su pueblo, y describe a Jehová como, “Escudo de tu socorro” (Deut 33:29). En los Salmos, esta es una idea que se repite constantemente (Sal 7:10; 18:2, 30; etc.). ¡Si Dios es “escudo”, y Él es tan grande, entonces la protección que Él brinda como “escudo” es total! Por ende, el Salmista habla de Jehová como ‘escudo’ “alrededor de mí”; es decir, delante y detrás, proveyendo protección total. Comparar la experiencia de Israel, cuando el pueblo de Dios salió de Egipto, huyendo del faraón (Ex 14:19-20). “…Mi gloria, y el que levanta mi cabeza” Humanamente hablando, David estaba en una situación tremendamente vergonzosa; había perdido toda la ‘gloria’ de ser rey. Estaba siendo perseguido por su propio hijo, y rechazado por muchos en Israel. Sin embargo, en ese momento reconoció que su verdadera gloria estaba en Dios. En medio de la deshonra, Dios podría honrarle, y ser glorificado en él. Comparar Sal 62:7; Is 60:19. Por toda la eternidad, Dios será la gloria de Su pueblo (ver Apo 21:11, 23). Cuando somos deshonrados, agachamos la cabeza; pero cuando somos honrados, alzamos nuestra frente. David confiaba que Dios iba a ser “el que levanta mi cabeza”. La Versión Popular traduce, “eres quien me reanima”. Esta acción, por parte de Dios, traería a David tremendo gozo (ver Sal 27:6). En medio de las luchas, David aprendió a no buscar venganza, sino a dejar que Dios lo defienda. Frente a los muchos adversarios (v.1a), Dios era ‘escudo’ para David (v.3). Frente a los que se levantaban contra David (v.1b), Dios era su ‘gloria’ (v.3). Frente a los que le insultaban y desanimaban (v.2), Dios era quien ‘levantaba su cabeza’ (v.3). En resumen, Dios es la solución para todos nuestros problemas. NOTA: Esta estrofa (v.3-4) es un buen ejemplo para nosotros, mostrándonos como debemos confiar en Dios, aun en los momentos más críticos de la vida. Esto se aplica, no solo a nuestras vidas personales y familiares, sino también a toda la Iglesia de Cristo. ¡Cuando estamos rodeados de enemigos, pongamos nuestra mirada en Dios, y confiemos en Él! Verso 4 “Con mi voz clamé a Jehová…” Habiendo establecido su fe en Dios (v.3), David ahora puede clamar a Dios. El orden es muy importante. Mientras no tengamos fe, es difícil clamar a Dios; la tendencia es a desesperarnos. Sus enemigos estaban diciendo, “No hay para él salvación en Dios” (v.2); sin embargo, David sigue confiando en Dios, y por ende clama a Él. Notemos la intensidad de la oración de David. El texto no dice que ‘oró’, o que ‘suplicó’, sino que ‘clamó’ (aunque debemos notar que este verbo no siempre tiene el sentido de ‘gritar’; ver Gén 1:5; Ex 17:7; etc; pero, comparar Ex 19:20; 24:16; etc). La Versión Popular traduce, “A gritos pido ayuda al Señor”. “…Y él me respondió desde su monte santo”

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Cuando clamó, David estaba lejos de Jerusalén (ver 2 Sam 15:23, 28; 17:246). Sin embargo, tal fue la oración de David, que llegó a los oídos de Dios, en la ciudad capital. El “monte santo” es Sión (ver Sal 2:6); la morada de Dios. Dios no solo escuchó el clamor de David, sino que “respondió”. Al hacerlo, Dios dio la contra a los enemigos de David, quienes negaron que Dios le ayudaría (v.2). Es hermoso saber que Dios nunca se niega escuchar a los que le claman en desesperación; los escucha, y les responde (ver Sal 34:4). La respuesta de Dios vino desde el “monte santo”. Este es el lugar del cual Dios envía ayuda (Sal 20:2) Verso 5 Habiendo orado, y recibido la respuesta de Dios (en su mente y corazón), David estaba listo para dormir. Por ende, el autor escribe: “Yo me acosté y dormí…” En medio de sus luchas y angustias, David pudo acostarse y dormir. Ambas cosas son sorprendentes, dado el contexto en que David vivía en ese tiempo. Toda persona cansada desea acostarse. Sin embargo, no es tan fácil acostarse cuando uno está rodeado de enemigos. Lo normal es quedar de pie, ante la eventualidad de cualquier ataque nocturno. Sin embargo, tal fue la fe de David en este momento, que pudo acostarse y descansar. No solo se acostó, sino que logró conciliar el sueño. Esto es también sorprendente, dado el contexto. Una cosa es acostarse; otra es poder dormir. El hecho que David pudo dormir en esta situación indica una fe que le llevó a una tranquilidad mental, propicia para el sueño. El verbo, ‘dormir’, aquí es interesante. Indica un sueño profundo. Es el verbo que se usa del sueño de Adán, cuando Dios le hizo dormir profundamente, para poder tomar una de sus costillas, y formar a Eva (Gén 2:21). Es también el verbo que se usa de Sansón, cuando Dalila lo hizo dormir sobre su falda, y le cortó el cabello (Juec 16:19). Ver 1 Sam 26:12. David estaba experimentando la disciplina de Dios en su vida; sin embargo, tal era su confianza en Dios, que experimentó lo que dice el Sal 127:2 – “a su amado dará Dios el sueño”. “…Y desperté, porque Jehová me sustentaba” El verbo ‘despertar’ señala la protección de Dios. Al acostarse y dormir, David gozó del cuidado de Dios durante toda la noche (ver Sal 121:4). Fue ese cuidado que lo mantuvo vivo (frente a las amenazas de Absalón), y por ende pudo abrir sus ojos en la mañana. El secreto, afirma David, es que “Jehová me sustentaba”. La palabra, “sustentaba”, realmente significa ‘sostenía’ (ver NVI). La idea del término en hebreo es el sostenimiento físico de algo. En Juec 16:29 esta palabra se usa de las columnas sobre las cuales “descansaba la casa”. En Sal 37:17, David afirma, “el que sostiene a los justos es Jehová” (ver v.24). Comparar Sal 71:6; 119:116; 145:14. En Is 26:3 tenemos una tremenda promesa – Dios guardará en perfecta paz “a aquel 6

Mahanaim fue el lugar donde los ángeles salieron al encuentro de Jacob, cuando éste volvía de la casa de Labán (Gen 32:1-2).

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cuyo pensamiento en ti persevera” (literalmente, ‘se sostiene’). David puso su fe en Dios, ‘sostuvo’ su mente en Él, y por ende gozo del sostenimiento de Dios, que le permitió acostarse y dormir. El que sostenía a David no era cualquier dios, sino “Jehová”, el Dios de Israel. En Is 48:2, la frase, “en el Dios de Israel confían”, debiera traducirse, “en el Dios de Israel se sostienen”. Luego el profeta añade, a manera de aclaración, “su nombre es Jehová de los ejércitos”. Con este verso, podemos comparar Sal 4:8. Tal fue la experiencia de David en este momento angustiante de su vida. Su fe en Dios le permitió experimentar la paz de Dios, y por ende pudo acostarse y dormir (comparar Prov 3:24-26, notando el contexto – v.21-23). ¡Qué palabra para aquellos creyentes que a veces no pueden dormir en la noche, por las muchas preocupaciones! “La gran fuente de paz, tranquilidad y seguridad es confianza en Dios” (Brown). Verso 6 Habiendo descansado, David despierta refrescado, y con una mayor confianza en Dios. Por ende, exclama: “No temeré a diez millares7 de gente…” Aquí David parece hacer referencia al ejército de Absalón; era tremendamente numeroso. Sin embargo, su confianza en Dios era tan fuerte, que aun este numeroso ejército no le atemorizaba8. David sabía que el secreto de la victoria no estaba en números, sino en la presencia de Dios. Para el Omnipotente, pelear contra uno o pelear contra 10,000 es igual – no hay mayor desgaste para Él. Por eso, nunca debemos fijar nuestra mirada en las apariencias externas de las cosas, sino en la realidad eterna – que Dios está con nosotros. Más bien, como creyentes podemos contemplar las perores circunstancias de la vida, y enfrentarlas con ecuanimidad, sabiendo que Dios es soberano sobre toda la vida, y ha prometido Su ayuda y protección. ¿Por qué no tenía temor? Porque sabía que Dios estaba a su favor. Como dijera Pablo, “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom 8:31). En estas palabras vemos al David que enfrentó a Goliat, cuando era joven (ver 1 Sam 17:45-47). No importa cuán fuertes o numerosos sean nuestros enemigos, si ponemos nuestra mirada en Dios, el temor huirá. No solo huirá el temor, sino que tendremos la victoria (ver Sal 118:10-14). “…que pusieren sitio contra mí9” Este tremendo ejército tenía una sola meta – atacar y destruir a David. Sin embargo, aun así David no temía. 7

La palabra en hebreo simplemente significa ‘una abundancia’ (de personas). En Gén 24:60 y Núm 10:36, el término es traducido, “millares”; en otros lugares es traducido “diez mil” (Lev 26:8; Deut 33:2). La NVI traduce, “No me asustan los numeroso escuadrones”. 8 Algunos comentaristas niegan que debamos relacionar estos “diez millares de gente” con los 12,000 mencionados en 2 Sam 17:1. Lo hacen por dos razones sencillas. En primer lugar, no leemos que David se había enterado de esta cifra; y en segundo lugar, no leemos que estos 12,000 en realidad fueron enviados contra David. 2 Sam 17:11 indica que el plan fue juntar a todo Israel; por ende, es probable que el ejército que enviara Absalón era aun más numeroso que “diez millares”. 9 Literalmente, ‘que se han colocado alrededor de mi’; NVI, “que me acosan por doquier”.

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Podemos notar la misma idea en Sal 27:3. El secreto de esta confianza es saber que “Jehová es mi luz y mi salvación…Jehová es la fortaleza de mi vida” (Sal 27:1). Ilustración: La confianza del profeta Eliseo, cuando enfrentó al ejército de los sirios (2 Rey 6:1417). NOTA: La experiencia de la protección de Dios en el pasado (v.5), nos ayuda a confiar en Él para el presente y el futuro (v.6, “No temeré…”). Verso 7 La confianza de David ahora se expresa en una nueva oración (comparar v.4), específicamente dirigida a la situación en la cual estaba: “Levántate Jehová…” La oración de David es casi atrevida. Exclama a Dios que se levante; que se levante para actuar a su favor. La implicancia de la oración es que hasta este momento Dios no se había levantado; no estaba haciendo nada para salvarle. Por eso, sabiendo que un momento decisivo había llegado, la fe de David le llevó a pedir la intervención directa y dramática de Dios (comparar Sal 7:6; 9:19; 10:12; etc.). En el v.1, David afirmó que muchos enemigos se habían levantado contra él. Ahora pide que Dios lo haga, para defenderlo. “…sálvame, Dios mío” A pesar de la protección divina durante la noche (v.5), David era conciente aun de peligro. Por ende, pide la salvación de Dios. En este contexto, la ‘salvación’ es física. David usa el nombre, ‘Elohim’, que es la forma plural del nombre de Dios. Este nombre apunta al poder de Dios10. Usa el pronombre posesivo (“mío”), porque está pidiendo una ayuda personal. Anteriormente, Dios había establecido un pacto con David (2 Sam 7). David ahora apela a la ayuda divina (implícita en aquel pacto), indicando su compromiso personal con Dios – ver 2 Sam 7:8-12. “Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla” En su momento de necesidad, David se acuerda de situaciones en que Dios le ayudó anteriormente (contra Goliat, Saúl, los filisteos, etc.). Para colocarlo en el trono, Dios había derrotado a sus enemigos; Dios debe hacerlo otra vez ahora, para mantener a Su siervo sobre el trono de Israel. El verbo en realidad significa, ‘golpear’; a veces, con vehemencia (ver Gén 14:5, “derrotaron”; 14:7, “devastaron”; 14:15, “los atacó”). ‘Golpear en la mejilla’ es un modismo hebreo. Significa ‘maltratar’, pero con la connotación de un trato que es humillante y vergonzoso (ver 1 Rey 22:24; Job 16:10). Los hombres lo hacen con malas intenciones, pero Dios lo hace como parte de Su juicio sobre la tierra.

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‘El’ (la forma singular) significa ‘el fuerte’.

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“Los dientes de los perversos quebrantaste” La palabra, “quebrantaste”, es fuerte. El término en hebreo conlleva la idea de violencia. Se usa de los hombres de Sodoma, quienes violentamente procuraron ‘romper’ la puerta de la casa de Lot (Gén 19:9). También se usa en Ex 9:25, del granizo que “desgajó” los árboles de Egipto. Por ende, podríamos traducir la palabra, aquí, ‘destrosaste’ o ‘reventaste’. No es un cuadro muy ‘bonito’ de Dios, que digamos; refleja el contexto y la cultura en la cual David fue criado – un contexto rudo y violento. Aunque debemos notar un elemento poético también, en esta descripción11. Ver Sal 58:6 Los “perversos” son aquellas personas que hacen lo malo. ‘Malévolos’ sería una mejor traducción (ver Gén 18:23, 25 - “impío”). Esta palabra se usa frecuentemente en Job, y señala una persona que no vive de acuerdo a la ley de Dios (Job 3:17; 8:22; 9:22; etc.). El tiempo pasado (“heriste…quebrantaste…”) apunta a experiencias vividas por David anteriormente, que en esta crisis le sirven como estímulo para su fe, que Dios haga lo mismo otra vez. Verso 8 David termina este salmo con una tremenda afirmación, y con un clamor por la bendición de Dios sobre Su pueblo Israel: “La salvación es de Jehová” El hombre puede amenazar, pero Dios tendrá la última palabra (ver Prov 21:31). Dios es el único salvador12 (Is 43:11; Oseas 13:4). Él salvará a Su pueblo (Jer 3:23). Este fue el clamor de Jonás, en el vientre del pez (Jonás 2:9); y será el clamor de los santos por toda la eternidad (Apo 7:10; 19:1). “Sobre tu pueblo sea tu bendición” Como buen rey, David termina el salmo, no con un pedido personal, sino deseando la bendición de Dios sobre todo el pueblo de Israel. David debe ser protegido para el bien del pueblo, y no solo para su propio bien. Dios es la fuente de toda bendición – tanto espiritual (Efe 1:3), como material. Entre las bendiciones más importantes, podríamos destacar la paz (Sal 29:11; Rom 5:1). Dios bendice a las naciones con muchas cosas – el sol, la lluvia, etc. Pero Su bendición particular cae sobre Su pueblo. ¡Qué tremendo es ser parte del pueblo de Dios! III. HOMILETICA TEMA “Un Momento de Crisis” Introducción 11

Los enemigos son presentados como animales salvajes, cuyos dientes necesitan ser quebrados, para quitarles el poder de causar daño con sus mordeduras. En realidad, los enemigos de David eran así; estaban ansiosos por derramar su sangre, y devorar su ‘presa’. 12 Notemos el uso del nombre ‘Jehová’, en este contexto; el Dios de Israel. No hay otro Dios; no hay salvación aparte de Él.

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Aun como creyentes, podemos enfrentar graves crisis en la vida. A veces estas crisis son por culpa de otros; a veces por culpa propia. La pregunta es, ¿cómo reaccionamos en momentos de crisis? En este salmo vemos a David enfrentando una tremenda crisis. ¿Qué podemos aprender de ello? 1. La Queja de David (v.1-2) Lo primero que David hizo fue exponer todo el asunto delante de Dios, en detalle. a. Se quejó de lo que los adversarios hacían (v.1). b. Se quejó de los que los adversarios decían (v.2) Nosotros también debemos exponer toda nuestra crisis delante de Dios. 2. La Confianza de David (v.3-6) En medio de la crisis, David estableció su fe en Dios. Hace un resumen de: a. Lo que Dios era para él (v.3). b. Lo que Dios había hecho para él (v.4-5). A la luz de todo esto, afirma su gran confianza en Dios (v.6). 3. El Clamor de David (v.7-8) David pide dos cosas: a. La intervención de Dios (v.7a). b. La salvación de Dios (v.7b). Conclusión (v.8) En medio de la crisis, David alza su mirada al cielo, de donde viene la salvación (v.8a), y toda bendición (v.8b).

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