Salmo 25 (estudio)

“Estudio de los Salmos” Ps Alex Donnelly SALMO 25 Introducción Viviendo en un mundo de pecado, el creyente frecuentemen

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“Estudio de los Salmos” Ps Alex Donnelly

SALMO 25 Introducción Viviendo en un mundo de pecado, el creyente frecuentemente pasa por momentos muy difíciles. Momentos de sufrimiento y gran dolor; momentos de tristeza, por algún pecado que ha cometido; momentos de incertidumbre, porque necesita tomar decisiones, y no sabe qué hacer. David era un hombre conforme al corazón de Dios; sin embargo, él también pasaba por momentos difíciles. Ese es el contexto del Salmo 25. Una lectura de este salmo indica TRES cosas: i. ii. iii.

David estaba rodeado de enemigos, y la estaba pasando muy mal (ver v.16-22). David sentía la necesidad de la dirección de Dios (v.4-5, 8-10). David era conciente de sus pecados (v.6-7, 11).

Viviendo en esta situación, David clama a Dios (v.1-2), y expresa su confianza en Él (v.3, 1215). Este salmo nos enseña mucho acerca de qué hacer cuando pasamos por momentos difíciles; particularmente, nos enseña cómo orar al Señor en momentos críticos de la vida. ¿Qué podemos aprender de David? ¿Cómo reaccionó ante la situación en la cual vivía? ¿Qué pidió a Dios? Pidió TRES cosas: 1. David Pidió DIRECCIÓN David evidentemente estaba en una situación difícil. Rodeado de enemigos (v.19), se sentía solo y afligido (v.16). No estaba seguro qué hacer. Por eso, FIJÓ SU MIRADA EN DIOS, CONFIANDO QUE EL SEÑOR LE GUIARÍA (v.12). Pero David también sabía que para experimentar la dirección de Dios en su vida había ciertas condiciones que tenía que cumplir. ¿Cuáles eran? a. Temor a Dios (v.12). El temor a Dios es esa reverencia que sentimos, cuando CONSIDERAMOS la grandeza de Dios, y RECONOCEMOS Su soberanía en nuestras vidas. El temor a Dios nos llevará a la disposición de someternos a los propósitos de Dios para nuestras vidas, y el deseo de vivir en obediencia a Su Palabra. b. Humildad (v.8-9). Dios no guiará a los orgullosos (Sal 138:6). Una marca de la humildad es reconocer nuestra condición de pecadores. Dios no exige que seamos completamente santos antes de disfrutar de Su dirección; pero sí espera que seamos honestos, y reconozcamos nuestra condición de pecadores (v.8). Otro elemento de la humildad es la mansedumbre (v.9b); es decir, la cualidad que se somete a los propósitos de Dios para nuestras vidas, y NO RECLAMA o reacciona ante las circunstancias adversas de la vida que Dios dispone para nosotros.

c. Obediencia a Su Palabra (v.10). Dios no guiará a los desobedientes. Quizá no exija perfección como una precondición para experimentar la dirección de Dios en nuestras vidas; pero sí espera una disposición de obedecerlo. Es por eso que David pide a Dios: “Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad…” (v. 4-5a) En estos versos, lo que David está pidiendo a Dios no es simplemente que Él le enseñe el camino que debe tomar personalmente (ese es el tema del v.12), sino que Dios le enseñe Sus caminos; es decir, las ordenanzas de Su ley. Es muy importante tomar esto en cuenta. Antes de mostrarnos Su voluntad para nuestra vida personal, lo que Dios quiere hacer es enseñarnos esos principios éticos y espirituales que rigen la vida de todo ser humano. No tiene sentido pedir a Dios que me ayude a saber qué carrera seguir como profesional, si no estoy dispuesto a vivir conforme a los principios establecidos por Dios en Su Palabra. NOTA: David sabía muy bien que al ser guiado por Dios, él iría por el camino que conduciría a la bendición de Dios (v.13). 2. David Pidió PERDÓN El reconocimiento de la importancia del temor a Dios, expresado en una vida de obediencia a Su Palabra, lo llevó a David a reconocer sus faltas ante Dios. Al parecer, David era conciente de dos cosas: i.

Pecados pasados, cometidos en la juventud (v.7). A veces, el recuerdo de estos pecados nos hace sentir que quizá no podamos experimentar la bendición de Dios en nuestras vidas. David pide a Dios que no traiga a la memoria esos pecados, sino que lo trate conforme a Su gran amor y misericordia.

ii.

Pecados presentes, cometidos recientemente, y que quizá contribuyeron a la situación difícil que David estaba viviendo (v.11). Aunque David era un hombre temeroso de Dios, y un hombre conforme al corazón de Dios, no era totalmente perfecto. La Biblia señala varias faltas que David cometió durante su vida. Momentos de imprudencia, de falta de fe, de ira, y de orgullo. Por todos esos pecados, David pide perdón a Dios. Reconoce que eran muchos: “perdona todos mis pecados” (v.18b).

NOTA: Obviamente, al pedir perdón, David esta expresando un verdadero arrepentimiento, que incluye el deseo ferviente de no volver a cometer esos pecados. 3. David Pidió PROTECCIÓN Finalmente, David pide la ayuda de Dios. Necesitaba la protección de Dios de varios enemigos: a. Enemigos Internos – el miedo y la soledad (v.16). Estos son grandes enemigos, que atacan aun a los hijos de Dios. Sabemos que Dios siempre está con nosotros, pero hay momentos en los cuales nos sentimos muy solos, y somos atacados por la soledad y la tristeza. David pide protección de estos enemigos internos. David exclama:

“Las angustias de mi corazón se han aumentado Sácame de mis congojas” (v.17) b. Enemigos Externos – hombres que odiaban a David (v.19). Eran muchos, y David se sentía amenazada por ellos. Por eso pidió la protección de Dios (v.20). Conclusión Dos cosas resaltan en este salmo. En primer lugar, la HONESTIDAD de David. No solo reconoció su necesidad de la dirección y de la protección de Dios, sino también su pecado, y la necesidad de ser perdonado por el Señor. La segunda cosa que notamos es la tremenda CONFIANZA de David (v.1-2a). Él no pidió dudando (Sant 1:6), sino con fe. Estableció su fe firmemente en Dios (v.3, 8-9, 11-15), y sabía que no sería avergonzado (v.20).