Ensayo Salud Mental

ENSAYO SALUD MENTAL La invisibilidad de la enfermedad mental. Del proceso salud enfermedad, la salud mental es quizá un

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ENSAYO SALUD MENTAL La invisibilidad de la enfermedad mental.

Del proceso salud enfermedad, la salud mental es quizá uno de los factores más relegados y esto le ocasiona un efecto de invisibilidad y utilizamos este termino para denotar la concepción popular de que las enfermedades mentales por ser de la “mente” y por lo tanto alejadas del cuerpo no merecen una consideración semejante a las enfermedades con un sustrato corpóreo plenamente definido. No pretendemos en este breve escrito hacer un debate sobre el origen y desarrollo de esta tradicional concepción, por lo tanto haremos una brevísima referencia a Descartes quien con su trabajo dio origen al pensamiento dualista, en el cual se presenta una concepción del ser humano divido en dos entidades diferentes, res extensa y res inextensa, o en términos de nuestros días en cuerpo y alma, convirtiendo justamente esa parte intangible la que a lo largo de la historia se ha ligado a la concepción de mente. La mente según la psicología constructivista es el producto de la actividad cerebral, pero trascienda a este órgano del cuerpo, por lo tanto es función de un sistema biológico más no el componente orgánico, pero depende de este para su accionar. Con estos supuestos como precedente es fácil comprender como con el devenir del tiempo se ha consolidado la idea de una mente alejada del cuerpo, y por consiguiente las enfermedades de la mente implican una enajenación del ser. De la misma manera que se discute sobre la salud mental se ha discutido sobre la conveniencia de llamar a las enfermedades mentales como mentales; (Szasz, 1960) propone llamarlas enfermedades del cerebro, pues allí donde se presenta la alteración, y lo hace justamente para corporizar a las enfermedades mentales y evitar de esta forma la confusión sobre que es y donde se da la enfermedad mental. Otro punto de discusión se centra en la conveniencia de los términos, algunos autores sostienen que es mas adecuado y ajustado a la realidad cambiar

el termino enfermedad mental por el de trastorno mental debido a que es mas justo con problema que se presenta y mas acorde con la condición de las personas que sufren alteraciones de este tipo. En términos generales la enfermedad mental es un desorden “de la mente” que interfiere con el comportamiento normal y hace la vida diaria más difícil; las personas en esta condición además de la angustia generada y las dificultades para adaptarse a su entorno, pueden presentar síntomas fácilmente observables y reconocibles. Los problemas de la salud mental son verdaderos, y son causados por la biología, el ambiente, o una combinación de los dos, pero están determinados y modulados en cuanto a su impacto por variables de orden sociocultural. Para la OMS, la salud mental se entiende como el estado de bienestar en el que el individuo desarrolla sus propias habilidades, puede lidiar con el estrés normal de la vida, trabajar de manera productiva y placentera y estar en capacidad de contribuir a su comunidad; esta misma entidad sostiene que este concepto es general y que es mas amplio que la mera sensación de bienestar o la ausencia de trastornos mentales. Por su parte la CIE-101 define los trastornos mentales y del comportamiento como un conjunto, en el cual se presenta una combinación de anomalías

de

los

procesos

de

pensamiento,

de

las

emociones,

del

comportamiento y de las relaciones con los demás, aunque por lo general los síntomas varían sustancialmente. En todos los casos se hace referencia a la relación entre el funcionamiento mente cuerpo, en la cual las alteraciones de una de estas entidades da cuenta del mal funcionamiento de la otra. En este punto es importante señalar que los criterios de delimitación de la enfermedad mental esta supeditados a las practicas culturales, por lo tanto el criterio se liga a la concepción estadística; lo que se considere como normal dentro de un grupo será aceptado como sano y todo aquello que este por

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La Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud

fuera de la norma y por ende culturalmente no aceptado, será encasillado como una enfermedad mental. Otro problema adicional para la concepción de salud mental es la relativa dificultad para su diagnostico, ya que el malestar y los problemas de adaptación al entorno de un sujeto están por un lado al números de criterios que se cumplen para afirmar que se posee una enfermedad mental y por otro las idiosincrasias propias de cada contexto, pues en unos algo que se salga de un estándar puede ser llamado de otras maneras por ejemplo brujería, maldición, etc. Además no se puede ignorar que sea cual sea la condición o el nombre que la sociedad le de a una enfermedad mental, el solo hecho de nominarla esta poniendo de manifiesto una

estigmatización de la que son victima las personas que están en esta

condición. Lo anteriormente expuesto nos da un marco de referencia para entender un poco la problemática de la salud mental en Colombia. Históricamente en nuestro país la salud mental ha sido marginada en cuanto a la atención en salud se refiere; desde mediados de siglo la atención en salud se prestaba en tres ámbitos o subsistemas, unos social (a cargo del estado), otro solidario (seguro social) y otro particular o privado. Antes de la ley 100 del 93, la salud mental pública estaba a cargo de instituciones psiquiátricas gubernamentales que dependían de instituciones como beneficencias departamentales, estas cuidaban de los enfermos mentales que no contaban con ninguna cobertura en salud mental. El resto de la población era atendida por el Seguro Social si se era beneficiario de este sistema de seguridad social; y finalmente estaba el subsistema privado de servicios que era financiado a través de seguros privados, y cada uno de estos subsistemas tenían diferentes modos de control y de regulación.

En la década de los 90 con los cambios socioeconómicos venideros se hizo necesario un nuevo sistema de seguridad social, en lo referente a la salud el objetivo de éste era la búsqueda de un modelo de salud más universal, solidario y eficiente (Rodríguez, 2003). Con la promulgación de la ley anteriormente mencionada ( 100/93) se organizó el sistema de seguridad social para la población mediante los regímenes contributivo y subsidiado, en ella la salud mental se incluye como uno de los principales aspectos de la salud publica (Posada, 2003); y aunque es un hecho que la ley 100 vino a organizar y a regular la prestación de salud mental, es igualmente cierto que la prestación de este servicio es deficiente y en muchos casos restringida a los diferentes sectores de la población. Con las nuevas regulaciones la atención en salud mental no pasa del plan de atención básica (PAB), que por ley es lo que están obligadas a suministrar las entidades promotoras de salud; los topes de atención están restringidos a unas cuantas sesiones de terapia al año y al cumplimiento de ciertos requisitos en cuanto a antigüedad y a la cobertura de los diferentes tipos de enfermedad. Todo lo anterior hace más evidente “la invisibilidad” de la enfermedad mental, pues ahora hasta la legislación hace difícil acceder al servicio de salud para dar solución a los trastornos mentales. Las perspectivas para el futuro son cada vez menos esperanzadoras si tenemos en cuenta que según la OMS “Los pobres soportan a menudo una carga más importante de enfermedades mentales, tanto por el mayor riesgo de sufrir cualquiera de esas enfermedades como por su menor acceso a los tratamientos”. Adicionalmente esta entidad sostiene que la presencia de factores que contribuyen al surgimiento y aumento de las enfermedades mentales es mayor para este tipo de poblaciones. En este orden de ideas es de esperar que en un país como Colombia siga siendo latente la invisibilidad de la enfermedad mental, y peor aun, se hace necesaria dicha invisibilidad ya que con las actuales condiciones es preferible hacer caso omiso del los resultados del estudio nacional de Salud mental, según el cual cerca del 40% de las personas tendrán en algún momento un trastorno psiquiátrico

durante su vida, y cerca del dos por ciento lo han presentado en el último año. (Ministerio de Protección Social. 2003). Con estas proyecciones y con las condiciones actuales de los sistemas de salud se hacen cada vez menores las posibilidades de recibir una atención óptima en salud mental; sin ser pesimistas es muy probable que se acrecienten los problemas sociales que esto acarrea. Solo queda esperar un cambio en diferentes ámbitos para mejorar la asistencia en esta área de la salud y esperar que se logre disminuir los problemas tanto individuales como sociales para lograr una mejor adaptación de las personas en esta condición y así promover el bienestar y la integración psicosocial de las mismas. Pero obviamente el cambio debe estar acompañado de la implementación de programas de prevención para que apoyen a las mejoras en la asistencia, y definitivamente un cambio a nivel social que permita eliminar los conceptos erróneos que se atribuyen a las personas con enfermedad mental y que faciliten la adaptación de las mismas al entramado social.

REFERENCIAS. Posada, J. (2003). La salud mental en Colombia y la ley 100 de 1993: Oportunidades y Amenazas. Revista Colombiana de Psiquiatría. Vol 32; 6-12 Rodríguez, M. (2003). Oportunidades para la Salud Mental Dentro Del Sistema General de Seguridad Social en Salud. . Revista Colombiana de Psiquiatría. Vol 32; 21-29 Organización mundial de la salud. (2001). Informa Sobre la Salud en el Mundo. Ministerio de Protección Social. (2003). Estudio Nacional de Salud Mental. Szasz, T. (1960). The Myth of Mental Illness. American Psychologist, 15, 113-118.

Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV