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DIAGNOSTICO El diagnóstico de diabetes mellitus es relativamente poco complicado. Suele ser suficiente una glucosuria combinada con una glucosa sanguínea en ayuno superior a 150 mg/dI. Existen algunos casos raros de glucosuria renal en no diabéticos, porque siempre se debe practicar una glucosa sanguínea cuando la glucosa en orina es positiva. Hay que actuar con precaución en los gatos. Los gatos presentan una potente gluconeogénesis relacionada con el stress. La glucosuria y la hiperglicernia leve son frecuentes en gatos excitados o nerviosos. Debe repetirse el análisis de orina y, si es necesario, la glucosa sanguínea en todos los gatos en los que se sospeche diabetes antes de iniciar la insulinoterapia. Prueba de tolerancia a la glucosa: La prueba de tolerancia a la glucosa tiende a ser uno de los métodos más precisos para el diagnóstico de DM e especial si este es realizado por vía endovenosa ya que evita que cualquier desorden metabólico que esté presente o no se vea se vea camuflado o mal interpretado por causas del estado del sistema digestivo del paciente. Dosis de 0,5 gr /kg a concentraciones de 25-50% son suficientes para la estimulación de la secreción de insulina. Otras anomalías observadas en el análisis de orina incluyen proteinuria, cetonuria, piuria y bacteriuria. Los diabéticos suelen desarrollar grados leves de glomeruloesclerosis. Esto produce proteinuria, normalmente en grado leve. No he observado lesiones glomerulares diabéticas de suficiente envergadura como para inducir el síndrome nefrótico. Los animales diabéticos con frecuencia desarrollan infecciones del tracto urinario. A menudo son asintornáticas. En el conteo de células sanguíneas se puede encontrar una disminución del hematocrito, del conteo de glóbulos rojos y concentración proteínas plasmáticas debido a la deshidratación. Además, puede evidenciarse la presencia de un hemoleucograma de estrés o inflamación. Se puede encontrar azotemia prerenal y dilución urinaria acompañado de glucosuria y disminución de la densidad urinaria. Han de determinarse la bacteriuria, piuria y hematuria en el sedimento de orina. La glucosuria persistente parece predisponer a infecciones urinarias. Radiológicamente, estos animales pueden presentar cistitis enfisematosa. Puede ser necesaria la antibioterapia crónica para mantener bajo control las infecciones del tracto urinario. Otros datos basales útiles en los diabéticos no enfermos incluyen recuento de leucocitos, urea o creatinina, SGPT y fosfatasas alcalinas. Las alteraciones renales y hepáticas son problemas concomitantes frecuentes en los pacientes diabéticos. Las hepatopatías suelen ser secundarias a esteatosis hepática. Los

niveles de fosfatasas alcalinas en suero suelen estar aumentados en grado leve o moderado (de 2 a 5 veces lo normal). Las concentraciones de S-ALT son normales o están ligeramente aumentadas (80-500 JUlL). La diabetes crónica ocasional puede degenerar en cirrosis; sin embargo, no se ha establecido una relación causal efecto, es decir, que la diabetes sea causa de cirrosis. Determinación de la cetonuria/cetonemia: A todos los diabéticos se les debería determinar la presencia de cuerpos cetómicos en orina. Las tabletas de acetest o los dipsticks de cetodiastix son métodos rápidos y eficaces para detectar la presencia de cuerpos cetónicos en orina. No obstante, estos dos métodos no detectarán la presencia del ácido betahidroxibutírico. Debido a que éste es uno de los cuerpos cetónicos más importantes en perros y gatos, estos test pueden subestimar el nivel de cuerpos cetónicos. Se puede obtener una estimación de la concentración de cuerpos cetónicos en suero echando una gota de suero en las tabletas de acetest. Hemoglobina glucosilada: Durante la vida media de las células rojas sanguíneas, la glucosa se une de forma irreversible a las moléculas de hemoglobina, denominándose a dicho proceso glucosilación. Este proceso de unión de la hemoglobina es no enzimático, lento e irreversible. El porcentaje de hemoglobina de la serie roja unida a la glucosa depende del promedio de concentración de glucosa sanguínea durante la vida media de la serie roja (4-6 semanas). La hemoglobina glucosilada se presenta en varias formas, el grupo se denomina HbA1. La concentración de HbA1 se correlaciona en el hombre con un control adecuado de la glucosa sanguínea en el tratamiento de la diabetes. En la diabetes mal controlada o no tratada, aumentan las concentraciones de HbA1. En la diabetes bien equilibrada las concentraciones de HbA1 son normales. Las concentraciones de HbA 1 reflejan con mayor fidelidad la regulación de insulina del paciente que el uso de determinaciones aisladas de glucosa sanguínea. Las concentraciones medias normales de HbA1 canina son 6.43% (4.90-9.03).Las concentraciones de HbAl en un grupo de perros diabéticos sometidos a tratamiento en su mayoría, presentan una media de 9.63%, hallándose 15 ó 16 sobre 7.5% (6.24-13.33%). Electrolitos: Ante un estado de cetosis, resulta significativo evaluar el perfil electrolítico en pacientes diabéticos con vómitos o diarreas para determinar la gravedad y orientar el pronóstico y tratamiento. Deben determinarse los valores de Na, K, CI, Ca, P04. Gases sanguíneos: La determinación de los gases sanguíneos o del C02 total es muy útil para determinar el estado ácido-base en perros cetósicos. Los animales en estado de cetoacidosis presentan un pronóstico reservado o malo. Cuantos

más parámetros bioquímicos puedan determinarse, se estará en mejores condiciones de tratar al paciente o de aconsejar con mayor precisión a sus propietarios sobre el coste, pronóstico, etc. Amilasa y lipasa séricas: Debido a que la pancreatitis aguda o crónica suele ser un factor precipitante en la diabetes de perros y gatos, deben determinarse sus valores en cualquier paciente diabético que se halle enfermo o presente vómitos. El pronóstico en cuanto a recuperación en diabéticos con pancreatitis es peor que en aquéllos que no presentan esta complicación. Determinación de la tripsina y quimiotripsina fecal (BT-PA VA): La insuficiencia pancreática exocrina puede coexistir, preceder o seguir a la aparición de diabetes en perros. Cualquier diabético cuyas necesidades de insulina disminuyan o que presente una inexplicable pérdida de peso a pesar del adecuado aporte calórico, debe evaluarse en busca de insuficiencia pancreática exocrina. (Hardy, 1998) También se debería tener en cuenta la concentración de progesterona en el suero, para el diagnóstico de la diabetes mellitus en una perra no castrada, independientemente de su historial del ciclo estral, para descartar una diabetes mellitus secundaria inducida por progestágeno por un exceso de secreción de hormonas de crecimiento en el diestro. Es indicado hacer una ecografía abdominal para valorar si existe pancreatitis, adrenomegalia, piometra, o anormalidades que afecten al hígado y tracto urinario (Mooney & Peterson, 2012). Medición de fructosamina: El termino fructosamina ha si adoptado para hacer alusión a todas las proteínas plasmáticas ligadas la glucosa. La glucosa se liga de forma irreversible mediante una reacción no enzimática (glicosilación), resultando en una proteína glucosada, su utilidad diagnostica yace en determinar el nivel medio de glucosa en las ultimas 2-3 semanas dada por la vida media de la albumina. Esta es evaluada por medio de espectrofotometría, en caninos los valores de referencia son de 190-350 umol/L, es común encontrar que los pacientes caninos que padecen DM tengan sus valores por encima de 500 µmol/L. Según Colla et al (2014) Se debe ser claro en cuanto a que la fructosamina por sí sola no diagnostica de forma definitiva la DM en caninos aunque resulte sugerente es recomendado que esta esté acompañado de un perfil químico y hematológico ya que esta prueba puede variar a causa de diversos factores interferentes , tales como las concentraciones de hemoglobina la cual para caninos puede generar una interferencia negativa a partir de 1,20gr/L y la bilirrubina genera una interferencia positiva a partir de los 150mg/L. También se ha reportado aumentos de fructosamina, que pueden ser mal interpretados en pacientes euglicemicos que

presenten otro tipo de patología, que para el caso reportado fue una gammapatia monoclonal de IgA derivada de un mieloma múltiple. (Colla Et al., 2014).

Bibliografía Colla, C., et al. (2014). Estimación de interferencias en la determinación de fructosamina en suero de felinos y caninos. InVet, 16(2), 63-68. Recuperado de http://www.fvet.uba.ar/publicaciones/archivos/vol-16-n2-2014/II-Vol-16-N-22014.pdf Hardy, R. (1998). "Diabetes mellitus en el perro y en el gato”. Revista de AVEPA, Vol. 8, N°2-1988, Pag. 74-76. Mooney, C., Peterson, M. (2012). Manual de endocrinología en pequeños animales. Barcelona: Lexus