Convento e Iglesia de San Francisco

CONVENTO E IGLESIA DE SAN FRANCISCO El Conjunto Monumental San Francisco de Lima, ubicado a dos cuadras de la Plaza Mayo

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CONVENTO E IGLESIA DE SAN FRANCISCO El Conjunto Monumental San Francisco de Lima, ubicado a dos cuadras de la Plaza Mayor de Lima en el Centro Histórico, es uno de los más hermosos e importantes centros religiosos de la capital. Se trata de un complejo arquitectónico colonial constituido por un convento y por 2 iglesias ubicadas alrededor de éste: la Iglesia de La Soledad e la Iglesia El Milagro. Es fácilmente reconocible por su fachada amarilla de estilo barroco limeño. Posee unas catacumbas donde se encuentran los restos de más de 25,000 personas. Inició su historia en 1535, cuando Francisco Pizarro designó a la orden franciscana un espacio sobre el cual el Fray Francisco De La Cruz construyó una pequeña capilla. Después de un tiempo, el padre tuvo que ausentarse y el solar quedó abandonado. Fue entonces cedido a la orden dominicana. Después de una década, llegó a Lima Francisco de Santa Ana quien, después de recuperar el terreno, edificó una pequeña y modesta iglesia. Ésta fue objeto de ampliaciones, arreglos y decoraciones durante los años siguientes y se convirtió en una maravilla del arte en la época virreinal. Sin embargo, el gran terremoto de 1655 derrumbó el edificio, destruyendo sus incalculables riquezas artísticas. Después de ello, por iniciativa de Francisco de Borja, se empezó a reconstruir el convento, inaugurándose en 1672. Desde ahí el convento fue adquiriendo numerosas piezas y obras de arte, donadas o realizadas para embellecer el convento, convirtiéndose en un lugar de gran valor artístico y cultural. La visita empieza subiendo una escalera que conduce hasta el segundo nivel. Al levantar la vista al subir las escaleras, se puede observar una cúpula de media naranja, trabajada en madera de cedro traída desde Centro América. Por su acabado y dimensiones, la cúpula, de diseño mudéjar, no tiene comparación en todo el continente americano. Predominan figuras geométricas esculpidas en la madera, en las cuales anteriormente estaban colocados unos vitrales que permitían el ingreso natural de la luz y que lograba producir un hermoso juego de luces. Pero actualmente está cubierto para evitar su deterioro. La cúpula actual no es la original, elaborada en 1625, es en realidad la tercera y fue elaborada en el año 1969. Entonces es bastante reciente. Una vez en el segundo piso, la visita sigue con la biblioteca principal del convento, del siglo XVII. Con sus 25,000 libros aproximadamente, es considerada una de las más importantes de Sudamérica, junto con la de Quito, Ecuador. Entre sus inestimables obras, figuran crónicas franciscanas de los siglos XV al XVIII, un Atlas o Teatro de Todo el Mundo de mediado del siglo XVII, algunos tomos del primer Diccionario editado

por la Real Academia de la Lengua Española, la célebre Biblia Regia editada en Amberes entre 1571 y 1572, más de 6,000 pergaminos, y numerosas obras de jesuitas, agustinos, benedictinos y carmelitas. Se encuentran libros acerca de diversas materias como el derecho canónico, el derecho eclesiástico, la filosofía, la teología, la literatura o la historia. También se encuentran una gran variedad de biblias. Están escritos en latín, español, francés, portugués, italiano, hebreo, arameo e incluso en aymara y quechua. En la parte central de la biblioteca se encuentran ejemplos de libros corales colocados en un facistol. Estos libros de gran tamaño pesan hasta aproximadamente 25 kilos pues las hojas están hechas con piel de cordero y la cubierta es de madera revestida en cuero de res. En la parte central de la sala se pueden observar dos escaleras de caracol que conducen al segundo nivel, ambos trabajados en madera de cedro. En el techo, hay 4 ventanas que, junto con los ventanales laterales, permiten el ingreso de la luz natural para evitar al máximo el uso de velas, las cuales podrían resultar peligrosas por la gran cantidad de libros presentes en la biblioteca. La visita sigue con el coro principal de la iglesia, lugar donde se reunían los franciscanos para sus oficios o ceremonias religiosas. Allí se puede observar una impresionante sillería coral de estilo barroco trabajada en madera de cedro traída desde Panamá durante la segunda mitad del siglo XVII y XVIII. Tiene 130 asientos distribuidos en dos filas: 59 asientos bajos y 71 altos. A notar la presencia de mascarones que servían como punto de apoyo y así dar la apariencia de estar parados durante los largos oficios. Se pueden también observar el tremendo facistol dónde se colocaban los pesados libros corales y que podía girar permitir una mejor lectura. El órgano tubular, ubicado al lado de la sillería, fue elaborado en el año de 1901 por el italiano Inocente Fogria. Tiene más de 1000 tubos de diferentes tamaños y medidas, hechos a base de plata y de aleación de otros metales. Funciona a pedal, pero en la actualidad ya no se usa. Desde el coro principal se tiene una buena vista sobre la Iglesia de San Francisco y su altar.

Al bajar hacia el claustro principal, se pasa por la penitenciaría, donde los Franciscanos practicaban la penitencia o castigos corporales. En la actualidad solo se usa como sala de exposiciones temporales, actualmente, un homenaje a San Francisco Solano para conmemorar los 400 años su muerte, en 1610. El claustro principal es un lindo patio alrededor del cual se distribuían los diferentes ambientes del convento. Está decorado con azulejos realizados en Sevilla en 1620. En la parte superior se encuentran lienzos con escenas de la vida de San Francisco de Asís, elaborados entre 1671 y 1672, justo para la inauguración del convento. En el techo hay un hermoso artesanado trabajado en madera de cedro traída desde Nicaragua y colocada con la técnica del machihembrado (técnica que consiste en unir las piezas macho y hembra con presión, sin necesidad de usar pegamento). Se puede observar también, en los 44 pilares que rodean el claustro, imágenes de santos y mártires franciscanos. Encima de los azulejos se puede ver también la Serie de la Vida de San Francisco de Asís al óleo, colección de 36 lienzos al óleo ubicados en la parte superior de los azulejos, realizados durante el siglo XVII. En la Sala Capitular, los Franciscanos trataban temas de importancia, tomar decisiones, realizar elecciones en sus capítulos conventuales o recibir a los prelados. Destaca un retablo barroco del siglo XVIII en madera de cedro y revestida en pan de oro. La sala capitular es una sala histórica, ya que en ella el clero regular firmó el Acta de la Independencia, mientras que los miembros del clero secular la firmaron en la Catedral de Lima. La Sala Profundis, llamada así porque en ella los Franciscanos iban a orar el Salmo profundis, se es llamada Sala Museo en la actualidad. Contiene una colección de 11 lienzos del siglo XVII con escenas de la Pasión de Cristo y atribuidas al pintor Flamenco Pedro Pablo Rubens. En todos se utiliza la técnica del claro-oscuro que consiste en iluminar al personaje principal para darle mayor realce. En la parte frontal de la sala hay una cripta donde está enterrado Luis de Castilla Altamirano, benefactor de la orden, acompañado de su esposa u otro familiar. Esta cripta es privada y no tiene conexión con las catacumbas. En el Refectorio (o comedor), se encuentra la famosa colección de quince lienzos que representan a los Doce Apóstoles, a Cristo Redentor, la Virgen María y San Pablo. En el fondo de la sala se encuentra el lienzo de la Última Cena, pintado por el artista belga Diego de la Puente en el siglo XVII. En esta Última Cena versión peruana, hay elementos y personajes poco frecuentes, como el cuy como plato principal, una mesa ovalada y no cuadrada, los personajes principales o apóstoles recostados en sus divanes muy a la usanza romana y un rocoto. En la Sacristía, se encuentran 35 tallas de maderas de imágenes de Santos y mártires de la orden. En ella destacan 3 imágenes de mayor tamaño: “La Inmaculada Concepción”, “Cristo Redentor” y “Santa Catalina de Alejandría”. En el lavabo acudían los sacerdotes para lavarse

las manos como símbolo de purificación antes de ingresar a celebrar la misa. Está trabajado en mármol y posee 3 mascarones de bronce y de las cuales antes brotaba agua. La visita finaliza con la generalmente muy esperada visita de las catacumbas. Se encuentra ubicada exactamente debajo de la Iglesia Principal y fue construido hace más de 3 siglos para dar cristiana sepultura a los vecinos de la ciudad, miembros de las hermandades y cofradías y a los mismos sacerdotes, pues en ese tiempo la ciudad de lima carecía de un cementerio. Las catacumbas fueron usadas como cementerio hasta inicios del siglo XIX cuando en 1808 se construyó el primer cementerio de la ciudad Lima, el Presbítero Matías Maestro (que actualmente solo se utiliza como Museo). Sin embargo, se continuaron utilizando para realizar entierros hasta que en el año de 1821, Don José de San Martín lanzó el decreto para prohibir los entierros en las catacumbas y de ese modo, evitar las epidemias que podían ocurrir en la ciudad. No solo la Iglesia de San Francisco cuenta con catacumbas. La mayoría de las iglesias coloniales como Santa Ana en Barrios altos o San Lázaro en el Rímac, entre otros, también contaban con catacumbas. Pero las únicas visitadas por el momento son las de San Francisco. Se pueden ver una clasificación de restos humanos, todos fémures, cráneos, tibias y perones ya que son los huesos que han resistido más el paso del tiempo. En San Francisco fueron enterrados aproximadamente entre 25,000 y 30,000 personas. No se puede dar una cantidad exacta pues no todas la galerías de las catacumbas han sido abiertas y cabe la posibilidad de que mientras se siga avanzando con las excavaciones se encuentren muchas más personas enterradas. En las catacumbas se encuentra pozos u osarios que tienen la función de absorber las ondas sísmicas en caso de movimientos telúricos. Uno de ellos tiene 10 metros de profundidad. Los pozos eran el destino final de algunos de los cuerpos, cuando se llenaban los sepulcros estos eran puestos en los pozos. En total hay 5 pozos en las catacumbas, todos utilizados con la misma finalidad. El padre franciscano Fray Francisco de la Cruz le pidió a Francisco Pizarro un lugar donde aposentarse en la Fundación de Lima. La orden ya había llegado junto a Pizarro en los primeros años de la Conquista. Se comenzó a edificar en 1557, tiempos del Virrey Marqués de Cañete . Su sucesor el Virrey Marqués de Montesclaros erigió en el siglo XVII el crucero y la Capilla Mayor, las bóvedas de las capillas menores, renovó el enmaderamiento del techo, cubriéndolo de artesonados dorados y empezó la edificación de las torres.

La fachada de estilo barroco fue obra de Constantino de Vasconcelos, en la segunda mitad del siglo XVII. Parte de ella es de piedra. A sus lados están las torres que cuya construcción empezó con el Virrey Marqués de Montesclaros. La campana se fundó al pie de la torre el jueves 10 de agosto de 1673, por el licenciado Andrés de Meléndez. Se colocó en la torre el jueves 26 de agosto. En el terremoto de 1630, no sufrió gran daño pero sí en los de 1556 y 1687. Lo que cuenta la gente sobre la actual iglesia de San Francisco es que está apoyada sobre las bóvedas de la Iglesia subterránea, pero no existe tal. Debajo de la iglesia hay una serie de bóvedas aisladas unas de otras, destinadas a cementerios de las familias ilustres de abolengo que contribuyeron a que se construyese. Ante Portería. Espacioso ambiente ubicado entre la puerta del convento y la portería, se encuentra decorado con un hermoso zócalo de azulejos limeños del siglo XVII, así como: Un Cristo Crucificado con la Virgen María y San Juan el Evangelista, óleo sobre lienzo del siglo XVII, obra del artista italiano Angelino Medoro quien llegó a Lima en 1599 y que está activo en Lima hasta 1618. A modo de puertas aparecen diez escenas de la Pasión de Cristo, estas escenas fueran acopladas al tríptico posteriormente y tienen influencia flamenca. Al cerrarse las puertas con estos diez paneles que representan la Pasión de Cristo, se observa la “Entrada de Ramos”, de dimensiones iguales a la crucifixión de Cristo, tuvo que ser dividido en dos para poder formar la cara anterior del tríptico y se atribuye también a Angelino Medoro. Inmaculada Concepción, escultura trabajada en mármol de CarraraItalia, anónima, siglo XIX.

Sala Portería. Dependencia de ingreso al convento y utilizado por los frailes franciscanos para recibir la visita de familiares y amigos, y destacan: Cristo crucificado, escultura en madera, anónima, siglo XVII, de estilo realista, presenta aplicaciones en plata en el manto de pureza y en las

tres potencias o rayos que aparecen insertadas sobre su cabeza. Es posible que esta sea una reducción de la aureola cruciforme y simbolizan las tres potencias del alma: entendimiento, voluntad y memoria. Virgen María y San Juan Evangelista, óleo sobre madera, anónimo, siglo XVII, esta obra es de autor anónimo, de una persona aficionada, sin formación, debido a las desproporciones de la Virgen y San Juan y la falta de perspectiva en los fondos. Estas dos obras se encuentran sobre un altar decorado con azulejos limeños, siglo XVII. Azulejos, hechos en Lima en 1643, decoran toda la sala, fueron donados por Pedro Jiménez Menacho, acaudalado comerciante español que abastecía de carne a la ciudad y que manda a grabar con los azulejos una leyenda que permanece mutilada en su primera parte, sólo se lee: “…menez Menacho dio de limosna estos azulejos vuestras reverencias le encomienden a dios año de 1643”. San Buenaventura, óleo sobre lienzo, hecho en Lima en 1603 por Angelino Medoro. San Buenaventura fue nombrado como Primer cardenal de la orden franciscana por el Papa Gregorio X y biógrafo de San Francisco de Asís. Muere en 1274 mientras asistía al Concilio de Lyon.

Sala Vestíbulo. Ambiente de tránsito entre la portería, el claustro y las escaleras que conducen al segundo nivel, decorado con un zócalo de hermosos azulejos limeños y un techo de madera tallada, aquí destacan: Anda procesional, madera tallada y dorada de estilo rococó, anónimo, Siglo XVIII, utilizada para sacar en procesión la custodia ubicada en el museo en la fiesta del Corpus Christi. Santa Casilda: óleo sobre lienzo, anónimo limeño seguidor de la Escuela de Francisco de Zurbarán, Siglo XVII. Llegada del espíritu Santo o Pentecostés, óleo sobre lienzo, anónimo, Siglo XVII. Inmaculada Concepción o Nuestra Señora del Buen Aire, óleo sobre lienzo, anónimo, Escuela Limeña, Siglo XVII. Muerte de San José, óleo sobre lienzo del artista quiteño José Cortes, 1778.

Escalera Principal. Cúpula, la original de media naranja o semiesfera, asentada sobre un cuerpo cuadrado con tres óculos en cada lado y con una linterna en lo alto, fue construida por Fray Miguel de Huerta en 1625 y permaneció en buen estado hasta los terremotos de 1687 y 1690 que le ocasionan gran daño. La segunda cúpula sobre la misma escalera corresponde al periodo de 1725 hasta su destrucción con el terremoto del 24 de mayo de 1940, correspondía a un casquete curvo algo rebajado y carecía de linterna superior, realizada por el alarife Francisco de Sierra. La tercera cúpula en madera cedro, estilo mudéjar, influencia árabeespañola, sobre el mismo ambiente de la escalera principal ha sido reconstruida a principios de la década del 70’, por Juan de Dios Muñoz y reitera idéntica conformación de casquete rebajado que mostraba la segunda cúpula. Destacan también: Altar de la Virgen Dolorosa, talla en madera, dorada y pintada siglo XVIII. San Diego de Alcalá predicando en las Islas Canarias. La familia real adorando el cuerpo de San Diego de Alcalá, ambos óleos sobre lienzo obras de José Joaquín del Pozo, siglo XVIII.

Biblioteca. Su riqueza volúmenes.

bibliográfica

reúne

aproximadamente

unos

25,000

Entre ellos figuran raras ediciones Aldinas, Elzevirianas y Plantinianas; existen incunables y crónicas Franciscanas de los siglos XV al XVIII respectivamente, también un Atlas o Teatro de todo el mundo de mediado del siglo XVII, algunos tomos del primer Diccionario editado por la Real Academia de la Lengua Española, la célebre Biblia Regia editada

en Amberes entre 1571–1572 con más de 6,000 pergaminos, numerosas obras de jesuitas, agustinos, benedictinos y carmelitas. Contiene asimismo millares de libros que llegan hasta el siglo XX en diferentes idiomas y materias como: Filosofía, Teología, Historia, Literatura, Música, Geografía, Derecho Canónico, Derecho Eclesiástico, Obras Predicables, Biblias, etc. Están escritos en latín, español, francés, portugués, italiano y algunos de ellos escritos en lenguas muy antiguas.

Claustro Superior. Conformado básicamente por las celdas o habitaciones que los antiguos frailes franciscanos utilizaban. Las primitivas columnas que lo sostenían eran de piedra negra traídas de Panamá y tuvieron que ser retiradas a causa de los frecuentes movimientos sísmicos y sustituidas por las actuales arquerías en las que abren óvalos bajo exornaciones de veneras y cenefas con motivos geométricos. El terremoto de 1974 destruyo gran parte de este sector y durante los trabajos de restauración que se realizaban en los años 1984-1985, restauradores encontraron en el ala oeste, pinturas murales que se encuentran superpuestas a otras capas de pinturas, Además de seis retratos de los siguientes personajes: Beato Leopoldo Sainchis, Santa Margarita de Cortona Terciaria Franciscana, San Pascual Baylón Fraile de la orden de los menores Descalzos de San Francisco, nació en Torre Hermosa (Zaragoza), el 16 de mayo de 1540. Y tres personajes más que no han podido ser identificados, ya que parte de las pinturas han sido destruidas con la ampliación de los vanos de las puertas en el siglo XIX. Aparentan ser de un solo autor, de los siglos XVII al XVIII. Igualmente en las cuatro esquinas de las galerías de este segundo piso se encuentran decorando el techo artesonados trabajados en madera machihembrada, el autor debió conocer la obra del italiano Sebastián Serlio, quien escribe en el siglo XVI ocho libros o tratados sobre

arquitectura, difundidos a manera de un diccionario complementado el texto con ilustraciones de alta calidad que influencia de gran manera en toda Europa.

Sala del Coro. Lugar donde se reunían los franciscanos para sus oficios o ceremonias religiosas. Es una pieza rectangular que mide 22 metros de largo y 12 de ancho. Sillería Coral, madera de cedro traído de Panamá durante la segunda mitad del siglo XVII y XVIII, el estilo al que pertenece es el barroco. Consta de 130 asientos distribuidos en dos filas: 59 asientos bajos y 71 altos; posterior a la sillería general se ubica al centro de la doble fila de asientos y que era ocupado por el Guardián de la Orden hay un pequeño y hermoso retablo en el que aparece la escena del Abrazo fraternal de San Francisco y Santo Domingo, en el segundo cuerpo coronando el retablo se aprecia a la Patrona de la Orden Franciscana, la Inmaculada Concepción, según el Padre Antonio San Cristóbal este retablo es del siglo XVIII, por sus diferencias estilísticas con el resto de la sillería. Facistol, ubicado al centro del coro sobre una base cuadrangular en mármol y azulejos, en madera de cedro, constituido por un primer cuerpo de ocho columnas barrocas y cuatro paneles donde se observan el escudo de la orden, los monogramas de Cristo y la Virgen María, el segundo cuerpo que es giratorio está decorado con ocho querubines y sobre él se colocaban los libros corales hechos en pergamino y que se conservan en la biblioteca, el tercer cuerpo conformado por un templete fijo con 4 columnas, donde se colocaba la escultura del Niño Jesús. Apostolado, colección de trece lienzos que representan a los doce apóstoles y San Pablo, atribuidas a José del Pozo, artista sevillano, de la Academia de Bellas Artes de esa ciudad, vino a Lima en 1790 con la expedición político-científica de Alejandro Malaspina, en la corbeta “Descubierta”, pinturas de fines del siglo XVII. Órgano tubular, ubicado al lado de la sillería, obra del italiano Innocente Foglia, quien construyó tres órganos en el Perú: Santa Teresa del Cuzco en 1898, San Francisco de Arequipa en 1898 y San Francisco de Lima en 1901.

Cristo Crucificado de tamaño mediano, talla en madera cedro, atribuido al artista flamenco Roque Balduque de gran influencia italiana, que trabaja en Sevilla a fines del siglo XVI. La Iglesia de San Francisco, data de 1672 fecha en que se inaugura oficialmente junto con el convento, muestra una influencia mudéjar en la decoración de la bóveda, el altar mayor original de estilo barroco fue destruido por Matías Maestro quien construyó el nuevo altar que vemos ahora de estilo Neoclásico, inaugurado el 19 de marzo de 1805.

Sala de Exposición o Penitenciaria. Recinto utilizado por los franciscanos para aplicarse la penitencia o castigos corporales mediante las disciplinas. En la actualidad es utilizado como sala de exposición en homenaje a los 400 años de fallecimiento de San Francisco Solano que se celebró en el año 2010 y donde destacamos: Viaje de San Francisco Solano de Panamá al Perú, representa la embarcación que trasladaba al Santo desde Panamá al Perú en 1589, pero esta naufragó durante tres días cerca de la frontera de Colombia y Ecuador, siendo el Santo el último en abandonar la embarcación luego de ayudar a los tripulantes. San Francisco Solano predicando en la Plaza de Armas de Lima, representa al Santo en plena predicación el 21 de diciembre de 1604, luego de enterarse que la ciudad de Arequipa había sido destruida por un terremoto, el santo vaticina lo mismo a la ciudad de Lima, si su población no se arrepiente de sus pecados y maldades. Los dos óleos sobre madera realizados para conmemorar su canonización en 1730. Dos Retratos de San Francisco Solano, realizados en 1610 después de su muerte por los artistas Juan de Aguayo y Pedro Reinalte Coelho. Dos esculturas de San Francisco Solano, obras anónimas realizadas en madera en 1730, una en tela encolada y otra para vestir. Relicario, en bronce dorado del siglo XVIII, con un fragmento del hábito de San Francisco Solano.

Pintura Mural, durante la restauración de la sala en 1985, se desprendió accidentalmente una parte de la pared, descubriéndose bajo ocho capas de pintura, esta decoración mural que imita a los azulejos del claustro principal. Anónimo, Siglo XVII.

Claustro Principal. Alrededor de este patio se distribuían los diferentes ambientes del convento y ha sido decorado con: Azulejos, realizados en Sevilla-España en 1620, se observan distribuidos en paños de forma rectangular, con figuras geométricas, igualmente en los extremos del claustro se observan a un par de figuras mitológicas de atlantes que simbólicamente sostienen el entablamento sobre sus cabezas. Así como en los 44 pilares que rodean el claustro imágenes de santos y mártires franciscanos. Artesonados, talla en madera cedro, siglo XVII, realizados con la técnica de machihembrado, un solo diseño se repite en cada galería, siendo solo la galería donde se encuentra la Sala Capitular, la que se encuentra restaurada faltando todavía las tres galerías restantes. Serie de la Vida de San Francisco de Asís al óleo, colección de 36 lienzos al óleo ubicados en la parte superior de los azulejos, hechos en el período del Comisario General del Perú Luis de Cervela (1669-1673), pintados por cuatro de los mejores artistas limeños: Francisco de Escobar, Diego de Aguilera, Andrés de Liébana pintor mulato y Pedro Fernández de Noriega. Serie de la Vida de San Francisco en pintura mural, descubiertos el 03 de junio de 1974 en forma casual al descolgar los lienzos con el objeto de restaurarlos, el soporte es adobe, luego lleva una argamasa de cal y arena, después una capa de yeso, luego imprimación de arcilla rojiza y finalmente la pintura en técnica mixta: al temple aplicado en los empastes y óleo en la veladura. Con influencia de la escuela manierista italiana que datan del primer tercio del siglo XVII. Cuatro retablos procesionales, ubicados en los cuatro ángulos del claustro, tallados entre 1638–1640, en madera y representando momentos en la vida de San Francisco de Asís:

La Invención del cuerpo de San Francisco. San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán aplacando la cólera Divina. La Indulgencia de la Porciúncula. La Impresión de las Estigmas en el cuerpo de San Francisco de Asís. Cinco piletas, en bronce realizadas por Sebastián de Cubas en 1672, ubicadas en el jardín y que representan simbólicamente los estigmas o heridas de Cristo y que San Francisco recibiera los mismos de un serafín en el Monte Alvernia en 1224. Cuatro cruces, en piedra berenguela, anónimo, siglo XVII, se encontraban originalmente rodeando el atrio de la Iglesia de San Francisco. Al extraviarse muchas de estas cruces en el Siglo XX, se ve por conveniente ingresarlas al convento quedando aparte de estas cuatro una quinta que se ubica en el pasaje que lleva al coro.

Sala Capitular. Lugar del convento donde se celebraban las reuniones de la comunidad franciscana para tomar las decisiones, realizar elecciones en sus capítulos conventuales o recibir a los prelados. Está conformada por una doble fila de asientos que bordean la sala en forma de “U” y en el testero tiene una Cátedra o tribuna para la ubicación del superior, consta de dos cuerpo y un remate con el escudo de la Orden y en el centro del espaldar una talla en alto relieve, con las imágenes del beato Fray Duns Scoto de perfil y la Virgen Inmaculada Concepción. Fray Duns Scoto (1274-1308), franciscano escocés defensor del Dogma de la Virgen Inmaculada Concepción. El 20 de marzo de 1993 el Papa Juan Pablo II confirmó su culto como beato. En esta Sala durante el periodo del Ministro Provincial Fray Manuel Manzano, la comunidad franciscana firmó su adhesión a la nueva República del Perú, el 27 de septiembre de 1822. Serie de Doctores y teólogos franciscanos, en la parte superior entre la sillería y el techo se observa una colección de lienzos anónimos de la escuela limeña del siglo XVII, con marcos dorados y textos en latín,

que representan a doctores y teólogos de la Orden Franciscana, con escenas de su vida. Retablo, barroco en madera cedro, siglo XVIII, revestido en pan de oro, ubicado al pie de esta sala, consta de dos cuerpos y tres calles, y en la hornacina central tiene la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción, trabajada en madera de una pieza atribuida a Francisco de Ocampo, Siglo XVII y cinco pequeñas tallas completan el conjunto, destacando la de San Francisco de Asís, y los evangelistas San Juan y San Lucas. Virgen de la Antigua, óleo sobre lienzo, anónimo, Siglo XVII, esta advocación es muy popular en Sevilla donde se conserva en su Catedral una pintura mural del siglo XV, con influencia Bizantina. Patrona de la Universidad Mayor de San Marcos desde 1627, en la Catedral de Lima existe una Capilla con esta advocación donde los alumnos recibían sus grados académicos. Cristo Yacente, óleo sobre lienzo, anónimo, siglo XVIII conocido también como Cristo del Santo Sepulcro, está acompañado por la Virgen Dolorosa y tres arcángeles.

Sala de Andas. Pequeño recinto de forma cuadrangular donde se reúnen las siguientes andas procesionales: Anda de San Francisco de Asís, talla en madera y revestido en pan de oro, anónima hecha en 1672, decorada con cuatro escenas de la vida del santo italiano creador de la orden franciscana en 1209, por muchos años se usó en la tradicional “Procesión del Paso”, entre Santo Domingo y San Francisco, cada 4 de Agosto y 4 de Octubre respectivamente, festividades de los santos y considerado modernamente como patrón de la ecología. Anda de San Francisco Solano, talla en madera y revestida de pan de oro, de 1732, decorada con cuatro escenas de la vida del santo peruano, nacido en Montilla-España el 10 de marzo en 1549 y utilizada para su festividad el 14 de julio, patrón de los toreros.

Anda de San Judas Tadeo, en madera y revestido con láminas de plata repujada, de 1958, utilizada para su festividad el 28 de octubre, patrón del trabajo, de los imposibles, del periodismo y de los pobres. Sala Museo o Profundis. Ambiente denominado de esta manera porque era el lugar en que la comunidad franciscana, rezaba el Salmo de Profundis antes de ingresar al refectorio para ingerir las comidas. Al centro de la sala hay una escalera que desciende a una pequeña cripta donde se encuentran enterrados don Luis de Castilla Altamirano y su esposa protectores de la Orden y cuya talla en posición orante se encuentra en esta sala. Serie de la Pasión de Cristo, once lienzos del taller del gran pintor flamenco Pedro Pablo Rubens (1577-1640), realizado en el siglo XVII. En ellas se observa la técnica llamada “Luz de Cueva” la cual consiste en iluminar al personaje central en este caso Jesús, para ser resaltado. En general todas son de gran ejecución, armonía de color y gran expresión en sus personajes. Como todo maestro Rubens tuvo un taller de discípulos que trabajaban a sus órdenes él cual hacía el boceto y los alumnos continuaban con la obra, limitándose muchas veces a dar los últimos toques. Luis de Castilla Altamirano, talla en madera policromada, siglo XVII, escultura orante de uno de los benefactores del convento, se encuentra de rodillas sobre un cojín y con las manos juntas a la altura del pecho, su rostro sereno. Balcón de Pizarro, talla en madera cedro, anónimo, siglo XVIII, de celosías, llamado el Balcón de Pizarro, porque estuvo ubicado en una antigua capilla dentro del Palacio de los Virreyes, hoy Palacio de Gobierno y que fuera retirada para construir el nuevo en la década de 1940. Cristo crucificado, marfil tallado y traído del puerto de Manila-Filipinas, siglo XVIII, ubicado en la parte superior del balcón, tallado en tres piezas, uno el cuerpo (de la cabeza a los pies) y dos piezas más los brazos.

Custodia, anónima, plata, bronce dorado y piedras preciosas, hecho en el Cusco. Objeto de culto que sirve para exponer el Santísimo Sacramento a la adoración de los fieles en ciertas ceremonias litúrgicas. Traída del Cusco por Fray Francisco de Hontón en 1672. Sala Clementina o Sala de los Pontífices Franciscanos. Llamada así en honor al Papa Clemente X quien dio al Convento de San Francisco el título de Casa Pontificia, mediante una Bula Apostólica del 29 de septiembre de 1668, por ello mandó a grabar en la fachada del templo, las armas e insignias pontificias, (la Tiara y las llaves de San Pedro) otorgándole similares privilegios, gracias e indulgencias del que goza la Archibasílica de San Juan de Letrán de Roma. Se observan las siguientes pinturas anónimas del siglo XVIII: Papa Clemente XIV, y los Pontífices franciscanos: Papa Sixto IV, Papa Sixto V, Papa Honorio III con San Francisco, Papa Alejandro V, Papa Nicolás III y Nicolás IV. Sala Refectorio. Sala del convento destinado por los franciscanos como comedor, tiene forma rectangular alargada y las mesas se disponen en forma de “U”, con bancos adosados a la pared y decoradas con pinturas y escultura. Cristo crucificado, óleo sobre lienzo, atribuido a Alonso Cano, Siglo XVII. Cristo resucitado, óleo sobre lienzo esta pintura forma parte de la serie de apóstoles que se encuentra en la sacristía, atribuido al Taller de Francisco de Zurbarán, Siglo XVII. Virgen María, óleo sobre lienzo esta pintura forma parte de la serie de apóstoles que se encuentra en la sacristía, atribuido al Taller de Francisco de Zurbarán, Siglo XVII. Cátedra ó Ambón, talla en madera cedro, siglo XVIII sobre este mueble se ubicaba un franciscano para leer pasajes de la Biblia durante los momentos que se reunían para ingerir sus alimentos.

Hijos de Jacob: En un inventario realizado en el taller de la artista limeña Juana de Valera y Escobar, viuda del capitán don José de Mújica, en el Siglo XVII, se señala una serie de los “Hijos de Jacob”, es por este dato histórico que se le atribuye la serie de San Francisco de Lima. Existe desde 1756 en el Palacio Episcopal de Durham (norte de Inglaterra) una serie de 13 cuadros “Jacob y las Doce Tribus de Israel”, pintados por Francisco de Zurbarán entre 1639-1640, todos considerados originales menos uno, el retrato correspondiente a Benjamín, el más joven de los hijos de Jacob, que se considera una copia. El original del “Benjamín” se localizaba en Bowrne, Lincolnshire (Reino Unido), en el Castillo de Grimsthorpe y Drummond. Cristo Crucificado, talla en madera, anónimo, siglo XVII, Cristo clavado en la cruz con tres clavos, dos en las manos y uno sobre los pies cruzados, lleva paño de pudor con moña y corona de espina sobre su cabeza. Última Cena, óleo sobre lienzo, atribuido en un primer momento a Diego de la Puente, pintor flamenco nacido en Malinas-Bélgica en 1586, su formación debió de recibirla en su tierra natal o en Amberes, ingresa a la Compañía de Jesús en 1605. A la muerte de Bernardo Bitti en 1610, probablemente fue designado su reemplazante por lo que su presencia en el Perú se da entre 1610 a 1620. Existe en la Catedral de Santiago de Chile, una obra similar en que se encuentra la firma del autor, en cambio la de San Francisco al ser restaurada, apareció la fecha de 1698, en el extremo inferior derecho, por lo que podría deberse a un seguidor tardío de la obra de este artista, ya que Diego de la Puente había fallecido 35 años antes el 1º de diciembre de 1663. Antesacristía. Ambiente que antecede a la Sacristía de la Iglesia, vemos en la parte superior cubriendo el techo una pequeña cúpula octogonal de estilo mudéjar recientemente restaurada, destaca también su fachada barroca coronada por el escudo de la orden franciscana y en la hornacina central la escultura del santo creador de la orden, siglo XVIII.

Árbol Genealógico de la Orden Franciscana, óleo sobre lienzo, anónimo, escuela limeña de 1734, ubicado sobre el vano que sirve de ingreso a las catacumbas se representa a San Francisco de Asís en la parte baja y de su pecho nace un árbol que es la Orden Franciscana creada por él y como frutos de este árbol aparecen frailes, monjas y laicos integrantes de las tres órdenes franciscanas. También se aprecian tres lienzos: La Resurrección de un niño ahogado, de la colección de la vida de San Francisco de Asís, ubicada en el claustro principal y pintada por Andrés de Liébana en 1671. San Agustín, Fundador de la Orden Agustina, Obispo de Hipona, considerado uno de los cuatro Padres de la Iglesia, óleo sobre lienzo, anónimo, siglo XVII. San Ambrosio, Arzobispo de Milán, considerado uno de los cuatro Padres de la Iglesia, óleo sobre lienzo, anónima, siglo XVII. Finalmente los zócalos de este ambiente están decorados con pinturas murales que imitan a los azulejos del claustro principal y al mármol. Sacristía. Espacio arquitectónico situado al lado del presbiterio y que servía para guardar los vasos y ornamentos sagrados y donde los sacerdotes y sus ayudantes se revestían para los actos litúrgicos. La sala está cubierta por una bóveda de medio cañón con lunetos labradas con maderas, cañas y yeso. Fue mandada a construir por Fray Lucas de Noriega en 1727 para solemnizar la canonización de San Francisco Solano. Sus autores son los arquitectos Lucas Meléndez y Fray Nicolás del Pozo. Lamentablemente el terremoto de 1974 trajo abajo esta bóveda que fue restaurada entre 1990 y 1995 con la ayuda de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). Cajonería, trabajada con madera de cedro del siglo XVII y consta de tres órdenes de gavetas superpuestas, con ornamento de lacerías, flores y serpenteantes. Sobre ella hay una serie de 35 medias tallas de santos

y mártires de la Orden. También destacan tres imágenes de mayor tamaño que las demás que distribuidas de izquierda a derecha representan a la Virgen Inmaculada Concepción, el Cristo Redentor, rodeado en su base por cabezas de querubines y Santa Catalina de Alejandría. Apostolado, Óleo sobre lienzo, Siglo XVIII, serie incompleta de diez retratos que representa a los Apóstoles de Cristo en medio cuerpo. Existe en la colección del Museo del Prado en España, una serie realizada por el pintor flamenco Pedro Pablo Rubens y una pintura del Apóstol Santiago, realizado por el artista español Bartolomé Esteban Murillo que sirvieron de modelos para la serie de San Francisco. Apostolado, 13 Óleos sobre lienzos de 1638-1640, taller de Francisco de Zurbarán. En 1940, llega a Lima Juan de Contreras y López de Ayala, Marqués de Lozoya; Historiador español, quien certifica la autenticidad de los cuadros y da fe de ello en su libro “Arte en Hispanoamérica”. Altar, talla en madera cedro, siglo XVIII, revestido en pan de oro, de estilo barroco, decorado en la parte superior por un Cristo crucificado tallado en tres piezas de marfil, traído del puerto de Manila-Filipinas. En su parte inferior presenta una pintura enmarcada en madreperla que representa a la Virgen Dolorosa. A los lados pinturas sobre madera con San Diego de Alcalá y San Antonio de Padua, anónimos, Siglo XVIII. Altar de estilo barroco, anónima, siglo XVII, en la hornacina central presenta la imagen de la Virgen Dolorosa, debajo presenta decoración en azulejos. Delante de este altar barroco, se realizaban misas para los padres franciscanos que por su avanzada edad o por su delicada salud no podían trasladarse hasta la iglesia. Lavadero, trabajado en mármol, anónimo, siglo XVII, utilizado por los sacerdotes para lavarse las manos antes de ingresar a la Iglesia a realizar la ceremonias religiosas. Juego de ornamentos, bordados en hilos de metal y confeccionados para los festejos de la canonización de San Francisco Solano en 1730.

Catacumbas.

Las criptas de San Francisco, que han cobrado fama con el nombre de catacumbas por similitud con las romanas, son una serie de bóvedas subterráneas (debajo de las capillas de la iglesia), éstas se emplearon hasta principios del siglo XIX y sirvieron de sepultura a miembros de cofradías y hermandades. En su extenso recorrido se aprecia techos abovedados o planos unidos por pasajes y arcos de medio punto, construidas con ladrillo y cal y canto, en el piso de ellos se encuentran sepulcros rectangulares donde los féretros eran colocados unos sobre otros, separados por tierra y cal viva, para acelerar el proceso de descomposición, evitar epidemias y malos olores. Durante todo el recorrido de las catacumbas se repite mucho la vista de cráneos, fémures, tibias y peronés, por lo que constituyen las partes más resistentes del cuerpo humano. Existen también pozos u osarios que tienen la finalidad de absorber las ondas sísmicas y cuya profundidad es de diez metros. La construcción de las catacumbas franciscanas se desarrolla de acuerdo a la transformación de la iglesia. Así, antes del hundimiento del 4 de febrero de 1656, las bóvedas sepulcrales eran independientes e incomunicadas entre sí como en las demás iglesias limeñas, se hallaban bajo las naves laterales, cerradas y de propiedad de patrones y cofradías. Con la construcción de la nueva iglesia entre 1657-1672, se abrieron los cimientos de los pilares, se excavaron todo el sector central del crucero y de la nave central. Allí se fabricaron las nuevas sepulturas en recintos sobre los pilares, y dos largos corredores paralelos bajo la nave central, así mismo, comunicaron estos espacios con las antiguas bóvedas sepulcrales independientes de las capillas mediante la rotura de los muros y pasadizos. De esta manera, quedó conformado totalmente lleno el laberinto unificado de las catacumbas de San Francisco. El año de 1808 fue inaugurado el Cementerio General “Presbítero Matías Maestro”, pero por costumbre se realizaban todavía los entierros en las

iglesias, por lo que en el año de 1821 don José de San Martín, prohibió el uso de las catacumbas mediante un decreto, siendo clausuradas posteriormente. En 1947 fueron abiertas sus galerías y pasajes que se encontraban tapiados, para efectuar trabajos de excavaciones, limpieza e instalaciones de luz, tres años después en 1950 las catacumbas quedaron abiertas al público. El área total de estas criptas no se ha llegado a determinar aún y se cree posible que exista una comunicación entre sus galerías con el Palacio de Gobierno y la cercana estación de Desamparados. En la cripta llamada de los Venerables, reposan los restos de Fray Juan Gómez, nació en Extremadura, España en 1560, llegó a Lima en 1587, fue enfermero en el Convento por 40 años y murió a la edad de 71 años el 2 de mayo de 1631, a quien inmortalizó Ricardo Palma en sus famosas Tradiciones Peruanas con la versión del “Alacrán de Fray Gómez”, fue enfermero de San Francisco Solano durante su larga enfermedad; así mismo está enterrado Fray Ramón y Tagle y Bracho, uno de los hijos de los Marqueses de Torre Tagle, quien falleció a la edad de 70 años, el 2 de Agosto de 1780 y de Fray Andrés Corso unos de los fundadores del Convento de los Descalzos en el Rímac, quien falleció el 10 de junio de 1620. También se halla sepultado en ese lugar el Padre Fray José Francisco de Guadalupe Mojica OFM, quien nació en San Gabriel de Jalisco, México, el 14 de Septiembre de 1896, famoso cantante de ópera y artista de cine de Hollywood, quien deja la vida artística e ingresa a la Orden Franciscana a la edad de 46 años, el 08 de marzo de 1942, falleció en Lima el 20 de Septiembre de 1974.

Claustro de Tierra Santa. Llamado así porque en la parte superior se alojaba el Comisario General o Visitador General que venía de Tierra Santa, y este es el territorio geográfico que comprende todos los sitios en los cuales se desarrollan las escenas bíblicas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Es por ello que se observa el escudo de Tierra Santa en la parte superior, llamada también Cruz de Jerusalén o Cruz de las Cruzadas, es una composición de un total de cinco cruces, una cruz griega central, es

decir una cruz con los cuatro lados iguales o cuadrada, que en este caso se encuentra potenciada y cantonada de cuatro cruces iguales de menor tamaño, una entre cada brazo de la mayor que representan los cinco estigmas de Cristo. Lo del Patio de la Pimienta, es porque allí se congregaba la gente a intercambiar especerías y condimentos, siendo la pimienta la mercancía más apreciada en la colonia.

Basílica y Convento de San Francisco de Lima. Para otros templos bajo la misma advocación, véase Iglesia de San Francisco ,Convento de San Francisco y Basílica de San Francisco. El conjunto monumental de la Basílica y Convento de San Francisco de Lima, también conocido como San Francisco el Grande o San Francisco de Jesús, se encuentra en el centro histórico de Lima. Esta iglesia junto con el Santuario Nuestra Señora de la Soledad y la Iglesia del Milagro, configura uno de los rincones más acogedores y artísticos de Lima. Ramón Menéndez Pidal , filólogo y erudito español, al respecto comentó: «Es el monumento más grande y más noble que erigiera en éstas tierras de prodigio la conquista».

La fachada es de estilo barroco limeño, tiene gracia y monumentalidad. Un rítmico almohadillado recorre sus muros, que en su parte superior se encuentran adornados por una balaustrada de madera.

Descripción de su interior En su interior merecen verse: el altar mayor que es de estilo neoclásico, las catacumbas y el museo, la portería, la sala capitular y el claustro. Cruzando el umbral de su portada principal y al costado izquierdo se puede observar una placa recordatoria de mármol, con el escudo de la Santa Sede, con las siguientes palabras grabadas: Juan XXIII se dignó elevar esta iglesia de San Francisco de Jesús de Lima a la categoría de basílica menor por su breve del 11 de enero de 1963 que comienzan con éstas áureas palabras: "Entre tantos y tan hermosos templos que embellecen la ciudad de Lima, lumbrera a orillas del gran océano pacífico, se destaca merecidamente la iglesia de San Francisco de Jesús, que contigua al gran monasterio de los frailes menores produce una gran admiración tanto por la antigüedad de su origen y lo eximio de su arquitectura" etc. Lima 29 de Diciembre de 1963.

Sacristía La Sacristía del templo mayor es una de las joyas actuales del conjunto franciscano. Los trabajos de la sacristía fueron concluidos en 1730, destacando su portada, ejecutada en 1729 por el Alférez Lucas de Meléndez. Su bóveda colapsó a raíz del terremoto de 1966, quedando desde entonces a la intemperie. Fue restaurada en la década de 1990 con la ayuda del gobierno de España. Posee en su interior una bella cajonería, destinada a guardar la indumentaria y los ornamentos litúrgicos, y alberga una importante serie de lienzos del Apostolado atribuida al Taller de Francisco de Zurbarán.

Anteportería Traspasando la puerta del convento, se ubica un ambiente espacioso, con zócalos adornados por azulejos, que presenta como atracción principal un tríptico del Señor Crucificado, cuyas pinturas laterales, son obras de Angelino Medoro. También encontramos pinturas de la escuela limeña, de mucho valor.

Portería Aquí, vamos a encontrar una escultura en madera de Jesús Crucificado; pinturas de santos de la iglesia católica, de la escuela limeña del siglo XVII; así como pinturas de la escuela cusqueña, y dos pinturas en forma de medallón, que representan pasajes de la vida de Francisco Solano, hechas con motivo de celebrar su canonización.

Vestíbulo Es una amplia sala de techo de madera labrada, con zócalos de azulejos sevillanos. Aquí se encuentran cuatro pinturas de artistas famosos, que representan a santos católicos; en la parte central, la atracción principal es un templete de estilo rococó del siglo XVIII, trabajado en madera y decorado en pan de oro. El templete se usaba antiguamente para la fiesta del Corpus Christi, en él, se colocaba una custodia de la escuela cusqueña; ahora se encuentra la imagen de Cristo Salvador, en estilo barroco, del siglo XVIII, que pertenece a la sacristía del templo.

Claustro principal Es un hermoso patio cuadrilátero, rodeado de galerías en forma de arcos de medio punto, once por lado, todas ellas sostenidas por pilastras. Las paredes están decoradas con azulejos sevillanos en el zócalo, que datan de 1620, siendo el tema de las decoraciones los santos franciscanos.

Este claustro principal cuenta con una colección de 39 lienzos hechos en 1671: Representan escenas de la vida de San Francisco de Asís, los mismas que fueron pintadas por artistas limeños. Cuando en 1974 se descolgaron los lienzos, con el objeto de restaurarlos, se descubrió en forma casual pinturas murales con técnica mixta, al temple y óleo, correspondiente a la escuela manierista italiana, que datan del primer tercio del siglo XVII. Fueron realizados sobre el muro de las paredes; actualmente se encuentran en investigación por restauradores profesionales. En los ángulos del Claustro se pueden ver cuatro retablos tallados en madera, que representan cuatro momentos de la vida de San Francisco de Asís, retablos que fueron hechos entre 1638 y 1640. Los techos son hermosos, totalmente en madera de cedro, traída de Costa Rica, en estilo mudejar.

Sala capitular Ambiente donde se reunían los franciscanos para celebrar sus capítulos conventuales y elegir un nuevo superior o tratar asuntos de principal importancia. Allí hay dos hileras de asientos con espaldar elevado que rodean la sala y tienen al centro como unión de las dos hileras, la cátedra, principal o tribuna, la cual está coronada por el escudo de la Orden; en el centro se encuentra una talla en madera en alto relieve con la imagen de Fray Juan Duns Scoto, así como la imagen de la Inmaculada Concepción Patrona de los Franciscanos, ante quien oraban antes de realizar sus reuniones, en las cuales muchas veces se sucedieron diversos

problemas entre ellos, por lo que era necesario la presencia de la guardia del virrey. La sala capitular de este convento es una sala histórica, porque en ella el clero regular firmó el Acta de la Independencia, mientras que en la catedral la firmaron los miembros del clero secular. Otro de los valores artísticos que debemos destacar en esta sala es la presencia de un lienzo que representa a Nuestra Señora de la Antigua, virgen de tez morena.

Salón de Andas Ambiente donde se conservan diferentes andas que sirven para las procesiones de los santos de la Iglesia Católica, en donde podemos diferenciar las siguientes: una de plata repujada, que es usada el primer domingo de noviembre de todos los años para la procesión de la imagen de San Judas Tadeo; otra, tallada en madera, y revestida en pan de oro de finos calados, hecha en 1732 con ocasión de las celebraciones por la canonización de San Francisco Solano; y, una tercera, destinada a San Francisco de Asís, también trabajada en madera y revestida en pan de oro, fue hecha en 1672. Ha sido utilizada por muchísimos años en la tradicional «Procesión del Paso», entre los templos de San Francisco y Santo Domingo.

Museo o Sala de Profundis Ambiente destinado a la exhibición de una colección de once lienzos de tres metros, aproximadamente; cada uno representa la «Pasión de Cristo» y pertenecen al taller del gran maestro flamenco Pedro Pablo Rubens, todos, de gran ejecución, armonía de color y de gran expresión en sus personajes.

Dicen que como todo maestro, Rubens se dedicaba solamente a realizar el boceto y sus alumnos continuaban trabajándolo, limitándose muchas veces a dar los últimos toques. También, llama la atención la forma cómo se conserva en este lugar un balcón de celosías de estilo morisco, llamado el balcón de Pizarro, porque estuvo en el Palacio de Gobierno. Existen otros atractivos de importancia como que, al fondo de la sala, se aprecia aún crucifijo de marfil, que fue traído de la ciudad de Manila, Filipinas; existiendo al centro de la sala una cripta donde se enterraban a los protectores de la Orden.

Refectorio Ambiente que antiguamente fue usado para el comedor. Se encuentran en este lugar la famosa colección de quince lienzos que representan a los Doce Apóstoles, a Cristo Redentor, la Virgen María y San Pablo, imponentes cuadros que pertenecen a las artística del maestro Español Francisco de Zurbarán, quien nació en Fuentes de Cantos, en Badajoz, España, falleciendo en Madrid Zurbarán fue un pintor que realizó sus obras en estilo barroco, mayormente sobre temas religiosos, en los cuáles la composición y el colorido son totalmente fantásticos, dando la impresión de estar observando una imagen natural. Los trabajos de este artista se encuentran en los mejores museos del mundo. Acompañan a esta colección de Zurbarán la destacada colección de diez lienzos que representan a los Apóstoles, que son copAmbiente destinado a la exhibición de una colección de once lienzos de tres metros, aproximadamente; cada uno representa la «Pasión de Cristo» y pertenecen al taller del gran maestro flamenco Pedro Pablo Rubens, todos, de gran ejecución, armonía de color y de gran expresión en sus personajes. Dicen que como todo maestro, Rubens se dedicaba solamente a realizar el boceto y sus alumnos continuaban trabajándolo,

limitándose muchas veces a dar los últimos toques. También, llama la atención la forma cómo se conserva en este lugar un balcón de celosías de estilo morisco, llamado el balcón de Pizarro, porque estuvo en el Palacio de Gobierno. Existen otros atractivos de importancia como que, al fondo de la sala, se aprecia aun crucifijo de marfil, que fue traído de la ciudad de Manila, Filipinas; existiendo al centro de la sala una cripta donde se enterraban a los protectores de la Orden.del siglo XIX del Apostolado de Rubens que está en el Museo del Prado. Al fondo de esta sala se observa un enorme lienzo de la última cena, que es atribuido al hermano jesuita Diego de la Puente, quien pintaba en todas las casas jesuitas.

Antesacristía Aquí, apreciamos un inmenso lienzo de cinco por seis metros, que representa el árbol genealógico de la Orden Franciscana, obra que data de 1734; es una pintura limeña de autor desconocido.

Claustro superior Al llegar a él nos encontramos en la parte superior del convento, desde donde podemos observar, en primer lugar, el hermoso jardín de las cinco fuentes de bronce. En las esquinas hay cuatro de las 27 cruces de alabastro que inicialmente fueron ubicadas en el perímetro del atrio o plazuela del conjunto monumental.Y en esta parte del Convento se encuentran las habitaciones de los franciscanos. Sus columnas primitivas eran de piedra negra, traídas desde Panamá. Posteriormente, fueron retiradas, por sufrir deterioro, a causa de los fuertes movimientos sísmicos, y restituidas por las actuales de mayor consistencia. Aquí también encontramos pinturas en los muros, con imágenes de santos católicos.

Coro En épocas anteriores, en este lugar se reunían los franciscanos para sus oficios o ceremonias religiosas. Es una pieza rectangular, que mide 22 m de largo por 12 m de ancho, donde se conserva una impresionante sillería coral barroca, tallada en cedro, que se extiende en ambos lados. Consta además, de 130 asientos, teniendo en la parte central, como unión de las dos hileras, el asiento principal del Guardián de la Orden, el mismo que tiene en su espaldar una hermosa talla del abrazo de San Francisco y Santo Domingo. La sillería está preciosamente tallada y grabada. En la segunda hilera se aprecia en alto relieve las figuras de 71 imágenes de la religión cristiana, las cuales están separadas por pequeñas ménsulas en forma de cariátides. En el centro se encuentra el facistol, un mueble giratorio donde se colocaban los libros cantorales. Toda la madera que fue usada para el trabajo de esta sillería, es totalmente de cedro, traída de Costa Rica durante el siglo XVII y confeccionada en total estilo barroco.

Biblioteca En esta lugar de mucho valor, hay aproximadamente 25 mil volúmenes, existen ediciones muy raras, incunables y crónicas Franciscanas del siglo XV al XVIII, así como algunos tomos editados en las primeras épocas de la imprenta en el Perú, al igual que más de 6 mil pergaminos, numerosas obras de Jesuitas, Agustinos, Benedictos, etc. También se encuentran libros de Teología, Filosofía, Historia, Literatura, Música, Derecho Canónico, Derecho Eclesiástico, biblias escritas en latín, español, francés, portugués, italiano y algunos escritos en lenguas muy raras.

Archivo conventual El archivo de San Francisco es el lugar donde se conserva los documentos históricos de la provincia franciscana de los 12 apóstoles del Perú. Aquí se encuentran las pruebas manuscritas de las gestiones realizadas con España y Roma por la Orden Franciscana desde la llegada a América especialmente al Perú. También podemos encontrar material gráfico como mapas, planos fotográficos, material musical y una pequeña biblioteca auxiliar. Actualmente lo están organizando de manera sistemática para ser más útil a sus usuarios, iniciándose estos trabajos en 1983, y contando desde 1987 con la ayuda Unesco.

Cúpula Cuando se sube al segundo piso por la escalera de ladrillo pastelero que se encuentra a la mano izquierda y nos detenemos por un momento en la mitad del camino, al levantar la cabeza tenemos sobre nosotros a la hermosa cúpula de diseño mudéjar, la cual, por su acabado y dimensiones no tiene comparación en todo el continente americano. Su construcción, fue hecha en el año de 1625 con madera traída de Costa Rica, por Fray Miguel de Huerta. A consecuencia del sismo de 1940, la parte central de la media naranja se vino abajo siendo restaurada en 1969 por el arquitecto Alberto Barreto Arce. Colaboró, con dichos trabajos el cuzqueño Juan de Dios Muñoz, quien rehízo las maderas dañadas, en cuya decoración predominan las figuras geométricas. Lo único original de esta cúpula son las esquinas o pechinas, que soportan a esta mitad de la esfera; además, en la pared hay dos lienzos con escenas de la vida de San Diego de Alcalá, patrón de los enfermeros de la orden franciscana.

Claustro de Tierra Santa Se denomina así porque allí se aprecia hasta ahora el escudo de tierra Santa.Era el hospedaje preferido del padre Comisario General.que está dentro.

Catacumbas Osario en las catacumbas de San Francisco.

Lo más sobrecogedor de este edificio son las catacumbas, que impresionan a más de uno ya que fueron el antiguo cementerio en los tiempos coloniales. Estuvo funcionando como tal hasta 1810 y se calcula que en aquella época debió albergar hasta 25.000 personas. Hoy se pueden observar en las distintas salas un buen número de huesos clasificados por tipos y dispuestos en algunas ocasiones de forma bastante “artística”, como los de la fosa común. Algunas puertas de esta cripta - que según algunas hipotesís conducen a corredores que comunican con otras iglesias e incluso con el palacio de Gobierno - hacen de este lugar un espacio estremecedor.

Historia Este conjunto de recintos religiosos, es sin duda, uno de los más importantes y mejores centros arquitectónicos de la ciudad, también es uno de los más extensos y hermosos legados de la época virreinal, consecuentemente convertido en uno de los centros culturales del Perú que genera mayor interés en los visitantes. Los edificios del Santuario de Nuestra Señora de la

Soledad, de portada neoclásica; el propio Convento de San Francisco, de fachada barroca, la Capilla del Milagro, de frontis neoclásico; son los que conforman este maravilloso conjunto monumental. Una vez fundada Lima, el 18 de enero de 1535, por Francisco Pizarro, como es de conocimiento general, se trazó el plano de la Ciudad y se distribuyeron los solares. A la orden Franciscana de los Doce Apóstoles le fue cedido uno de ellos, vecino al de Santo Domingo, sobre el cual, fray Francisco de la Cruz levantó una pequeña ramada que usó como capilla. Al cabo de un tiempo el Padre De la Cruz tuvo que ausentarse, y como no había otro franciscano en el valle, el solar quedó abandonado. Pizarro lo añadió entonces, al que había sido dado a los dominicos y destinó otro para los franciscanos, en el lugar que ocupa hoy la Capilla de Milagro. En el año de 1546, llega a Lima Francisco de Santa Ana, quien luego de recuperar el terreno, logró edificar una modesta y pequeña Iglesia, la que después fue mejorada y ampliada conjuntamente con el Convento por el virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza, protector de la Orden. Durante el siglo siguiente, el templo fue objeto de una serie de arreglos y decoraciones que terminaron por convertirlo en una maravilla del arte en la época virreinal. Su construcción no era en aquel tiempo muy sólida, por lo que en 1614, el arquitecto y obrero mayor del convento, fray Miguel de Huerta, advirtió que los pilares del templo tenían escasos cimientos y estaban colocados sobre cascajo. El 4 de febrero de 1655 ocurre un terremoto en Lima que trajo abajo el templo franciscano, destruyendo sus incalculables riquezas artísticas, viniéndose abajo todo el esfuerzo de un siglo.

Felizmente la Orden no se amilanó ante esta dura prueba. Francisco de Borja, su comisario general, fue quien contrató los servicios del arquitecto portugués Constantino de Vasconcellos quien realizó los planos y del alarife limeño Manuel Escobar, para encargarles que edificaran un nuevo Templo, en el mismo sitio. Y así aconteció que la primera piedra fue puesta por el virrey de entonces, Luis Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Liste, el 8 de mayo de 1657 y luego, en 1669, se hizo cargo de la obra el nuevo comisario general de la orden, fray Luis de Cervela, quien logró culminarla. El nuevo templo fue inaugurado con gran pompa el 3 de octubre de 1672, continuándose las reparaciones en el interior delconvento hasta 1729. Interiormente en la actualidad, el Convento presenta atractivos que vamos a ir describiendo de uno en uno, conjuntamente con sus notables patios y jardines, que están rodeados de arquerías con zócalos de azulejos sevillanos. Según cuentan las tradiciones escritas por Ricardo Palma, dichos azulejos fueron colocados por Alonso Godínez, natural deGuadalajara, España, quien había sido condenado a la horca por haber dado muerte a su esposa, el mismo que al ser confesado por el guardián de San Francisco el mismo día de su ejecución, le comunicó dicha habilidad. Sin pérdida de tiempo, el confesor se trasladó inmediatamente a Palacio, para solicitar el perdón de Godínez, lo que consiguió bajo la condición de que éste vestiría el hábito de lego y no pondría nunca más los pies fuera de la puerta del convento. Dichos azulejos sevillanos, traídos directamente de Sevilla, fueron donados por personas de gran corazón, encontrándose entre estos bienhechores, la famosa Catalina Huanca, quien fuera ahijada de Francisco Pizarro, que vino desde Huancayo a Lima con 50 acémilas, cargadas de oro y plata.

Por otro lado la gran cantidad de madera de cedro, con que fueron realizadas las diferentes obras de arte que presenta el convento, fue vendida por Pedro Jiménez Menacho que era importador de madera, quién como pago recibió según Palma, un pocillo de chocolate, ya que al saborearlo, dejó sobre la mesa los recibos cancelados, sin esperar su retribución. La madera fue usada en los artesanados del claustro mayor.

Bibliografía  Colección “Documental del Perú”, Departamento de Lima, Volumen XV, Tercera Edición, abril de 1973, SAN FRANCISCO. El monumento más grande y más noble de Lima, páginas 36-37.  Velarde, Héctor. Itinerarios de Lima. Patronato de Lima, Segunda Edición, 1990, páginas 19-21.  Guide to Peru, Handbook for travelers, 6th. Edition, by Gonzalo de Reparaz Ruiz, Ediciones de Arte Rep, Lima - Perú, Libro editado en idioma inglés por el Fondo de Promoción Turística del Perú - FOPTUR, páginas 97-99.