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• Daniel

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Comentario personal Filme: El club de los emperadores “Vivir una vida sin virtud o sin principios no es vivirla” Postgrado Pedagogía Superior y didáctica Lic. Lawrence D. Valle. Psic.

Al ver la película orientada, logro identificar el abanico de características que debe cargar sobre sí aquel o aquella persona que se siente motivada, inspirada, llamada o vocacionada a la gran labor docente. Inundan mi razón y conmueven mi alma la frase con la que inicia la película y termina “El carácter de un hombre es su destino”. Es naturaleza viva el re-plantearnos la razón no tanto del por qué nos sentimos llamados a éste servicio humano, sino el por qué hoy en pleno siglo XXI y con sus embates propios queremos seguir siendo docentes. Realmente el profesor (protagonista de la película), hace manifestación clara de los valores racionales y nobles de los que debe uno dotarse en éste camino, como bien lo dirá el gran Platón: los filósofos son los que verdaderamente pueden gobernar a una nación, sigo parafraseando, ya que ellos buscan la sabiduría permanentemente. Y, es ésta sabiduría la que tendrá que ser aplicada al bien del otro, ese otro que forjará en su propia historia el ejemplo de tantos que llegaron a su vida y robaron su sensibilidad y racionalidad. Pienso en éste momento en un maestro que es admirable para mí como Guillermo Coronado, el doctor Gastón de Mezerville, que con sus proyecciones claras de rectitud y objetividad lograron impactar mi experiencia fundante. Todo proceso es doloroso, desgastante, sin embargo, vale la pena. Es pagarle a la vida justamente todo el bien que me ha dado, es un proceso que se gana con sacrificio y auto consuelo y al final confronta la vaciedad de la estupidez humana de la cual vivimos rodeados constantemente. El filme me invita a buscar continuamente el esfuerzo, a reforzar las necesidades de mi superyó y ello con el fin de estructurar con estabilidad mi propia condición psíquica, normatizarme en la gesta de lo que vale la pena, lo que garantizará una mejor calidad educativa en mis alumnos y generará a su vez la sensación de hacer lo correcto, lo que nunca se destila. Que terrible es pensar en la negligencia como el enemigo número uno de nuestros ideales, de nuestros triunfos y logros, ella se sitúa en lo absurdo de la humanidad, que trae consigo zozobra y desdicha, vacío y soledad. La negligencia que nos hace ser conformistas como alumnos, como profesionales, como maestros. Aquellos en los que muchos han perdido la ilusión porque carecen de pasión por lo que hacen y de rectitud en su emanar. Aquellos que ya no inspiran porque fragmentan lo que hacen de la posibilidad de convertirse en conspicuos en cada cosa que hacen. Me encanta la postura del maestro que frente a una visión tan distorsionada y que produce escándalo de conducta (caso del alumno que miente para lograr su fin),

logra mantener sus principios que en cierto momento fueron cuestionados y aparentemente saboteados. Tales principios son y serán necesarios en cada cosa hecha o que se pretende realizar. Ésta película ha impactado mi sentido existencial como bien lo dirá Victor Frankl en su obra “el hombre en búsqueda de sentido”, me hace retornar y mirarme frente al espejo, para seguir luchando por un camino, una vida en virtud y principios. Finiquito éste comentario dando gracias al Filántropo de la humanidad y a la vida, de aprender continuamente y depositarme en las manos de mis maestros, a las 3:51 minutos de la mañana de un 27 de septiembre del 2017, agotado, pero con la esperanza de que todo gran esfuerzo siempre es recompensado…