6. Fisioterapia en Gatos y Perros

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Fisioterapia en gatos y perros aplicada a los trastornos locomotores de origen artrítico La fisioterapia tiene efectos positivos sobre la totalidad del sistema locomotor

Sarah Rivière, DVM, MSc Comunicación científica, Centro de investigación Royal Canin, Aimargues, Francia Sarah Rivière se licenció por la Facultad de Veterinaria Nacional de Lyon en el 2000. Ese mismo año empezó a trabajar en la Unidad de Cría y Medicina Deportiva ((Unité de Médecine de l’Elevage et du Sport) de la Facultad de Veterinaria de Alfort, en París. Sarah trabajó durante cinco años en Medicina Deportiva Canina, desarrollando el uso de la rehabilitación funcional y fisioterapia para los carnívoros domésticos. Su tesis doctoral, defendida en 2002, versa sobre este tema. Sarah Rivière se unió al equipo de investigación de Royal Canin en septiembre de 2005 y es responsable de los estudios científicos y de comunicación.

Introducción En los últimos años, la medicina veterinaria ha hecho verdaderos avances en el diagnóstico y el tratamiento, médico y quirúrgico, de los trastornos locomotores. Sin embargo, los beneficios de la atención fisiológica en los períodos pre y postoperatorio es un descubrimiento más reciente. Los efectos positivos de la rehabilitación funcional en el ser humano son conocidos en todo el mundo desde la década de 1970, lo que sugiere que también podría ser beneficiosa para los animales de compañía. En medicina veterinaria, se vienen empleando nuevas técnicas para una mejor recuperación desde la década de 1990.

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La morfología, la fisiología y el metabolismo de las estructuras que intervienen en la locomoción están determinadas principalmente por factores mecánicos relacionados con el movimiento: ciclos de carga y descarga, así como la dirección y la orientación de la fuerza. El tejido conectivo (ligamentos, tendones, músculos, fascias, tejido conjuntivo), los cartílagos articulares y el hueso, se adaptan a las exigencias mecánicas no sólo durante el crecimiento juvenil, sino también en los adultos (1).

El movimiento fisiológico es esencial para un buen estado del sistema locomotor Hay tres tipos de limitaciones que perjudican al sistema locomotor: • limitaciones relacionadas con la realización de movimientos suprafisiológicos o movimientos repetitivos durante las actividades deportivas • limitaciones no fisiológicas generadas por trastornos posturales (malformaciones congénitas, traumatismos, etc.) • inmovilización prolongada por razones terapéuticas o por la negación del animal a mover una parte del sistema locomotor (dolor, malestar mecánico, etc.). Todos los órganos locomotores están sujetos a cambios durante la carga no fisiológica o la inmovilización (1, 2): • la elasticidad y la resistencia mecánica del cartílago articular y del hueso subcondral disminuyen. La absorción de los choques es menos efectiva y aparecen los mecanismos degenerativos de la artritis • se modifica el metabolismo óseo: puede aparecer osteoporosis después de unas pocas semanas de inmovilización o de osteosíntesis deficiente • las cápsulas articulares, los ligamentos y los tendones se contraen y pueden volverse escleróticos, se forman bridas con pérdida de la movilidad articular y deficiencia propioceptiva (Figura 1)

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• el cuerpo carnoso de los músculos experimenta retracción degenerativa, e incluso aparece fibrosis y se forman adherencias entre los ligamentos, y aumenta la fatigabilidad del músculo • se alteran los procesos de cicatrización y se favorecen los de formación de adherencias, ya que la vascularización local se modifica, reduciendo la eliminación de los productos de desecho metabólicos • se deteriora la circulación sanguínea y linfática, que puede afectar a las principales funciones del organismo Los efectos nocivos de la movilización no fisiológica y de la inmovilización explican por qué los ortopedas coinciden en la necesidad de cargar peso y llevar a cabo movimientos fisiológicos lo antes posible durante el tratamiento de un problema locomotor.

Los beneficios de la fisioterapia en el tratamiento de los problemas locomotores Definición La fisioterapia se define como una terapia en la que se utilizan medios físicos como: movimiento (movilización, estiramiento, ejercicio, masaje) agentes térmicos (frío, calor), corriente eléctrica, ondas de sonido (ecografía terapéutica), luz (láser), campos magnéticos, ondas de choque extracorpóreas, etc.

Efectos esperados Estas técnicas, no invasivas, utilizadas en gatos y perros, presentan múltiples beneficios terapéuticos (1, 3): • combaten el dolor • combaten los procesos inflamatorios agudos y crónicos • mejoran la perfusión sanguínea y, por consiguiente, el crecimiento tisular • previenen adherencias, fibrosis y retracción de los tejidos • reducen las contracciones y la tensión muscular • fortalecen los músculos y mejoran la resistencia a la fatiga • estimulan el sistema nervioso, evitan la neuropraxia y la atrofia muscular • estimulan la rehabilitación propioceptiva funcional y el reaprendizaje de los patrones motores • mejoran la capacidad cardiorrespiratoria

La estimulación precoz de las articulaciones y el músculo, junto con una aplicación meticulosa de control de peso durante las sesiones de fisioterapia, mejora la calidad de vida y ayuda al animal a ser autónomo, acelerando su recuperación funcional.

Indicaciones La principal indicación para la fisioterapia es el control postoperatorio de animales que hayan sido sometidos a cirugía ortopédica o neurológica (4). Sin embargo, también es útil antes del tratamiento quirúrgico para ayudar a controlar el dolor, reducir la inflamación y preparar físicamente al animal para la cirugía (por ejemplo: aumentar la masa muscular en algunos casos de displasia de cadera). La fisioterapia también ofrece la posibilidad de tratar enfermedades agudas y crónicas que no necesiten cirugía (tendinitis, esguinces, dolor muscular, artritis, etc.). Puede implantarse para evitar la recurrencia o para la preparación de los perros para la práctica deportiva (5, 6).

La fisioterapia es una parte integral de un programa general de rehabilitación funcional La rehabilitación funcional es, sobre todo, un enfoque global y sensible orientado a tratar la función deteriorada y a limitar cualquier repercusión que pueda tener sobre el organismo. Cuando un animal sufre un problema locomotor, redistribuye las fuerzas necesarias para la postura y la locomoción en sus miembros válidos, que son sometidos a esfuerzos complementarios, no fisiológicos. Por lo tanto, un problema locomotor suele ir acompañado de una cascada de efectos negativos: restricción voluntaria de la actividad física, aumento de peso, modificación de áreas de descanso, rigidez articular, amiotrofia, aumento del dolor, etc. Debemos romper el círculo vicioso. El objetivo de un programa de rehabilitación funcional es asegurar y preservar la recuperación funcional óptima lo antes posible. Se basa en una selecta combinación de técnicas de fisioterapia, a menudo asociadas con otras Figura 1. a. La inmovilización prolongada de un miembro puede provocar una anquilosis irreversible de una o varias articulaciones. b. Extensión y flexión máxima de la rodilla de un Caniche después de tres meses de inmovilización.

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modalidades (acupuntura, osteopatía, etc.) junto con una buena atención diaria. Complementa los efectos de los tratamientos médico y quirúrgico. En cuanto se inicia la fisioterapia siempre se observa una mejoría en la rehabilitación (7-11). Para obtener los mejores resultados, se alienta a los propietarios de las mascotas a participar en la rehabilitación funcional de sus animales llevando a cabo de manera regular movimientos sencillos.

Fisioterapia en el control de los pacientes con artritis La calidad de vida de los animales artríticos está muy deteriorada. A medida que avanzan los signos clínicos (dolor, rigidez articular), los animales se van moviendo menos y la inactividad provoca una disminución de la flexibilidad articular y una atrofia muscular. Cuanto mayor es la disminución de la amplitud de movimiento mayor es el riesgo de adherencias capsulares y de retracciones de los ligamentos. El dolor genera tensión muscular, disminuye la actividad espontánea y se crea un círculo vicioso. El control terapéutico debe ralentizar el proceso artrítico y limitar la incomodidad de los animales. Un programa de rehabilitación funcional puede combinarse con fármacos para la artritis o posiblemente con cirugía (si es necesaria) (12). Los objetivos son: • aliviar el dolor • preservar o mejorar la función articular • aumentar la fuerza muscular • estimular la actividad física voluntaria (13) Muchas técnicas de fisioterapia son beneficiosas para los pacientes con artritis. En este artículo, nos limitaremos a las técnicas "manuales" que, a diferencia de las técnicas "instrumentales" no precisan un equipo específico. Las técnicas manuales son siempre la base de cualquier programa de fisioterapia y pueden adaptarse a la intensidad de los signos clínicos de los animales evaluando el dolor y la capacidad funcional. Hay, sin embargo, una excepción a esta regla: en el caso de un ataque de artritis aguda, es necesaria la restricción completa de la actividad y sólo pueden utilizarse ciertas técnicas instrumentales (véase el artículo de S. Sawaya, página 37).

Movilización y estiramiento articulares pasivos Estas manipulaciones preservan o aumentan la flexibilidad y la amplitud de los movimientos articulares y estimulan los músculos y el sistema nervioso.

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El animal se tumba sobre un lado y no debe resistirse a los movimientos. Pueden calentarse previamente las articulaciones y los músculos para tener una mejor relajación (14) (véase el artículo de S. Sawaya, página 37). Se manipulan sucesivamente todas las articulaciones de la extremidad enferma. Varias veces al día, el terapeuta flexiona suavemente el miembro y luego lo extiende de 10 a 20 veces sucesivamente, sin causar dolor. Si la articulación está rígida y hay disminución en la amplitud del movimiento, debe incorporarse cierto grado de estiramiento: se mantiene la posición final de extensión o de flexión durante unos 10 segundos, luego se repite unas 10 veces. En un estudio se demostró que la movilización pasiva, dos veces al día, combinada con estiramientos durante 21 días aumentó de manera eficaz la amplitud de los movimientos articulares en perros con artritis (15). Aquí resulta evidente que, para que el animal reciba la terapia con la frecuencia necesaria, el propietario de la mascota debe ser capaz de llevar a cabo estas sencillas manipulaciones. Estos ejercicios pueden completarse mediante la movilización de todo el miembro realizando el movimiento de "bicicleta", el cual proporciona una acción global final que estimula todo el sistema nervioso (3).

Ejercicios terapéuticos activos Los ejercicios terapéuticos activos son movimientos voluntarios seleccionados y orientados por el terapeuta (o el propietario). Fomentan la recuperación de la carga de peso terapéutica, estimulan todo el sistema locomotor (aumentan la fuerza y la resistencia) y mejoran la capacidad cardiorrespiratoria. También contribuyen a aliviar el dolor y a mejorar la actividad, como se observa en el ser humano en un metaanálisis de las publicaciones aparecidas entre 2000 y 2005 concernientes al uso de ejercicios terapéuticos activos durante la rehabilitación funcional (16). Los ejercicios terapéuticos funcionales deben iniciarse lo antes posible, teniendo en cuenta las fases de cicatrización del tejido lesionado. El tipo, la duración, la frecuencia y la intensidad de los ejercicios se determinan a partir de los signos clínicos del animal artrítico. Se recomiendan sesiones cortas (de 5 a 10 minutos) varias veces al día y la dificultad debe aumentarse de manera gradual. Los ejercicios terapéuticos asistidos son también muy útiles para animales que no pueden moverse correctamente por sí solos. El principio consiste en sujetar al gato o al perro (utilizando un arnés, una toalla, etc.) para ayudarle y guiarle durante movimientos sencillos como andar. De manera

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Figura 3. Subir escaleras fortalece los miembros traseros y estimula la extensión voluntaria de las rodillas y las caderas.

progresiva, a medida que avancen las sesiones, los ejercicios se llevarán a cabo en diferentes tipos de superficie (hierba, arena, etc.) para estimular la función propioceptiva. Andar es el ejercicio más sencillo y más esencial (3). Una caminata lenta con la correa permite controlar a la vez la postura y la distribución del peso. Una cinta sin fin contribuye a estimular ciertos puntos de apoyo de peso rechazados por el animal, ya que, como el suelo se mueve bajo sus patas, tiene que utilizar los cuatro miembros. Este aparato también es beneficioso ya que se puede aumentarse la velocidad de manera regular hasta alcanzar el trote. No se recomienda el galope, ya que no se controlan los puntos de apoyo de peso y aumentan los choques. Otros ejercicios terapéuticos activos tienen una acción más específica: • retirar el apoyo de los miembros sanos, ya sea "andando en carretilla" o "bailando" para estimular los miembros afectados (Figura 2) • subir escaleras para inducir la extensión de la cadera y la rodilla (Figura 3) • colocar obstáculos en el circuito para conseguir la flexión de los miembros • tirar de una carga para fortalecer los músculos • ejercicios de "sentarse-levantarse" para fortalecer los miembros traseros • flexión/extensión voluntarias del cuello ofreciendo una pelota o alimento de izquierda a derecha o arriba y abajo • andar en círculo o en ocho para estimular la función propioceptiva, etc. (3, 12).

Hidroterapia Andar en el agua y nadar son ejercicios terapéuticos activos muy útiles para los animales con artritis. Están particularmente recomendados en los casos de sobrepeso del animal o cuando este último tenga dificultad para moverse. La flotabilidad coloca al animal en un estado de relativa ingravidez que alivia al sistema locomotor (17) (Figura 4). La inmersión en agua induce la estimulación exteroceptiva constante que obliga al animal a movilizar su sistema locomotor completo para mantener su posición. El calor relaja el tejido y alivia el dolor, a la vez que la viscosidad del medio ofrece una resistencia que estimula el trabajo muscular. Algunos movimientos que son imposibles de hacer sobre el terreno pueden realizarse en el agua (18). La hidroterapia promueve el trabajo articular, el desarrollo muscular y la capacidad cardiorrespiratoria. Se recomiendan de 2 a 3 sesiones por semana de 5 a 20 minutos, preferiblemente en una cinta sin fin sumergida en una piscina de rehabilitación (Figura 5) o en un ambiente natural, si la temperatura del agua es adecuada.

Masaje Hay muchos tipos diferentes de masajes que ayudan al animal a relajarse, reducir la tensión muscular y el dolor, mejorar la circulación venosa y linfática, facilitar la eliminación de los productos de desecho del metabolismo, reducir las adherencias y estimular el sistema nervioso. El masaje se utiliza para reducir la tensión muscular en animales artríticos como un complemento a otras técnicas. Debe realizarse una sesión de masaje antes de cualquier otro ejercicio de fisioterapia. La aplicación de calor al comenzar y al finalizar la sesión mejorará la relajación.

38%

Trocánter mayor de el fémur

85%

Cóndilo lateral del fémur

91%

Maléolo lateral de la tibia

(©Jean-Michel Labat)

Figura 2. Andar en carretilla fortalece los miembros delanteros.

Figura 4. Soporte de peso por el animal (como porcentaje de peso corporal medido fuera del agua) como una función de la profundidad de inmersión en el agua, según Levine et al. (17).

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Figura 5. Hidroterapia en una piscina de rehabilitación de la Unidad de Cría y Medicina Deportiva*, Facultad de Medicina Veterinaria, Alfort, Francia.

En los pacientes artríticos, se emplean sólo técnicas superficiales y no se recomienda aplicar masajes en los lugares de artritis aguda. • La sesión comienza mediante un suave masaje o roce en el cual el terapeuta inicia el contacto con el paciente frotando suavemente la piel. • Continúa con amasamiento superficial: el terapeuta toma un pliegue de la piel y la enrolla. Comienza en la cola y va avanzando hacia la cabeza a lo largo del dorso y desde la zona distal hacia la zona proximal de los miembros. • También puede utilizarse percusión: por ejemplo, se dan golpecitos suavemente con la palma o el lateral de la mano. De esta manera se tratan grandes áreas de músculo. • La sesión finaliza mediante vibraciones, ya sea sujetando un grupo de músculos que se movilizan lentamente en un movimiento de dentro a fuera y de un lado a otro o sujetando la punta de la pata para estimular el miembro

completo. Es una técnica ideal para finalizar una sesión de masaje que relaja completamente los músculos. También puede realizarse roce al final de la sesión.

Control del peso Cualquier exceso de peso sobre las articulaciones puede acelerar el desarrollo de artritis y dolor (13). Cuando se evalúe a un animal antes de rehabilitación funcional, debe evaluarse siempre su peso ideal. Si es necesario, se prescribirá restricción calórica simultáneamente a los ejercicios para mantener la musculatura sana. En veterinaria, como en medicina humana, se ha observado que un programa de rehabilitación funcional que combine pérdida de peso con fisioterapia reduce los síntomas y mejora los signos clínicos (19).

Conclusión En el marco de la terapia multimodal integrada, una combinación meticulosa de diversas técnicas de fisioterapia (manual e instrumental), fármacos y otras terapias no farmacológicas, como la acupuntura, la osteopatía o la homeopatía proporcionan resultados excelentes. *La Unidad de Cría y Medicina Deportiva (UMES) fue creada en 1996 por el profesor Dominique Grandjean en la Facultad Nacional de Veterinaria de Alfort. Su misión consiste en conseguir que los profesionales especializados en perros y gatos y los veterinarios trabajen juntos. La UMES ha desarrollado la primera clínica francesa especializada en reeducación funcional para perros y gatos.

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