12 Hombres en Punga

ANALISIS DE LOS 12 HOMBRES EN PUNGA Introducción Esta película está basada en la toma de decisiones, en la cual en un c

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ANALISIS DE LOS 12 HOMBRES EN PUNGA

Introducción Esta película está basada en la toma de decisiones, en la cual en un cuarto se encuentran doce hombres quienes la función de dictaminar si un joven de 19 años es culpable o inocente debido a que todas las pruebas arrojan que fue este joven el asesino de su padre. Dentro de este juicio cada hombre juega diferente rol, el cual permite identificar o hacer visible su personalidad, siendo el jurado numero 8 el único que muestra interés por resolver la situación del joven, siendo el único con un punto de vista diferente en cuanto a las pruebas y con sus argumentos genera la duda con respecto a la opinión que tenían los otros jurados.

Identificación de diversas virtudes y defectos del carácter ético de los personajes 

Jesús Puente (Jurado N°1): Es el personaje que más insiste en el deber ético que tienen todos de hablar para intentar encontrar en común una solución lo más racional posible. Se mueve, pues, por ideales éticos elevados incluso cuando ello no es fácil. Destaca por su templanza y por su racionalidad (no se deja llevar por su emotividad, aunque a veces sufra agresiones verbales). Por ello es capaz de oponerse a una sociedad hostil y aferrada a sus prejuicios, aun estando en minoría; es capaz de ser un rebelde social (y de serlo firmemente) pero no de modo destructivo, sino simplemente crítico e intentando siempre mejorar a los demás, sacar lo bueno que hay en ellos, favorecer su arete. Seguramente este es el motivo por el cual no tiene afán de revancha ninguno sobre aquellos a los que vence en la discusión (como se ve especialmente en la penúltima escena del filme). Y también por

ello, y a pesar del duro esfuerzo que ha tenido que hacer, puede mirar hacia atrás a esa parte de su vida con satisfacción 

Pedro Osinaga (Jurado N°2): Se trata de un hombre sencillo, sin ganas de destacar a pesar de que se le ha otorgado un papel relevante en la deliberación del jurado. Es patente que cuenta con una clara voluntad de hacer las cosas bien. Sin embargo, es demasiado susceptible a la crítica, lo cual lo apoquina cuando otro miembro del jurado se enfrenta directamente con él. Esta debilidad suya menguará mucho su capacidad de imponer el ideal ético en el mundo.



Jose Bondalo (Jurado N°3): Es una persona que se rige por principios, noble, y por ello sale en defensa del anciano cuando el Personaje Iracundo lo trata despectivamente. No tiene prejuicios y por ello acepta relativamente pronto los buenos argumentos que se dan. Sin embargo, tal y como confiesa en un determinado momento, está poco acostumbrado en su vida a reflexionar y tomar decisiones, pues tiene un trabajo en que siempre está subordinado a la voluntad de otros. Tal vez por ello al principio se dejó llevar por la masa, aceptando el veredicto de culpabilidad del acusado sin ser consciente de las incongruencias que se encerraban en el caso.



Luis Premdes (Jurado N°4): Nos las habemos aquí con un hombre poco llamativo, pero con un carácter claramente templado (algo que se le llega a reprochar por quienes carecen de su templanza) y moral (y por ello es capaz de reprochar al Personaje que Antepone sus Intereses Triviales lo inmoral que es el hecho de que cambie de opinión simplemente por apresurar el final de la reunión). Aunque debido a su poco protagonismo nunca podrá (a diferencia del Personaje Virtuoso) inducir cambios significativos en la sociedad que le rodea, sin embargo, con su presencia callada y moral ayuda a crear un ambiente ético favorable a la reflexión y a la ausencia de sesgos, en que el diálogo redunde en beneficio de todos.



Manuel Alexandre (Jurado N°5): Este es un personaje abierto, aparentemente seguro de sí y con personalidad, pues está acostumbrado por su profesión (trabaja en el mundo de la publicidad) a dar esa apariencia. No

obstante, también debido a su oficio está habituado a la persuasión para conseguir cosas, y no tanto a reflexionar racionalmente para encontrar la verdad. Por ello, a medida que avance la discusión y se vaya imponiendo la verdad de los hechos, demostrará no estar acostumbrado a razonar las cosas por sí mismas, y cambiará de opinión varias veces. Demostrará así poseer un carácter titubeante, lejos de la autoconfianza que había querido mostrar al principio. 

Antonio Casal (Jurado N°6): Aparentemente es una persona sin criterio propio, muy dependiente del entorno que le rodea: apenas puede siquiera justificar su voto inicial de culpabilidad. Sin embargo, el curso de la deliberación le ayuda precisamente a ir despertando sus valores, a irse haciendo fuerte. De este modo, aunque se ha dejado avasallar en varias ocasiones por varios personajes desde el principio de la obra, hacia la segunda mitad de la película será capaz incluso de enfrentarse a otros por aquello que cree que es justo. La oportunidad de dialogar con los demás le ha hecho mejor persona; ha sabido utilizar esa experiencia para perfeccionarse.



Sancho Gracia (Jurado N°7): Se trata de un hombre sin el menor interés por conseguir de la discusión un resultado justo para la sociedad; sólo le interesa sacar lo mejor para sí mismo (que, en este caso, es el hecho de que la reunión termine cuanto antes). Este egocentrismo resulta especialmente espeluznante si se tiene en cuenta que la discusión puede quitarle la vida a un hombre, mientras que el beneficio que va a sacar este personaje es simplemente pasar un buen rato de diversión tras salir de los juzgados. Incluso cuando cambia de opinión, lo hace simplemente con una finalidad hedonista. A pesar de lo primario y vulgar de su actitud, no admite críticas contra ella. Denuesta todo lo que le estorba para sus fines personales, y ello se revela en la poca coherencia de su opinión. De hecho, reconoce que usa el humor y sus gracietas con esa única finalidad.



Jose Maria Rodero (Jurado N°8): Sus prejuicios contra la gente de clase baja le ciegan; no puede entender los argumentos ni aprender durante la

discusión pues está obcecado en su odio hacia la gente que vive en los suburbios. Además, es tan codicioso que desprecia el tiempo que emplea en la discusión porque no le reporta ningún beneficio económico e incluso le hace perder posibles ganancias (resalta el hecho de que la discusión, como siempre que se emprende el camino del diálogo, tiene un alto coste de oportunidad). Para este personaje, la gente sólo cuenta si puede sacar algún beneficio de ella y, dado que la gente de los suburbios tiene demasiado poco dinero como para poderle enriquecer, la considera en su inmensa mayoría como sólo una amenaza (“delincuentes”) para su posición privilegiada. 

Carlos Lemos (Jurado N°9): Este personaje resulta una interesante contradicción de los prejuicios del Personaje Clasista ya que, aunque se educó en un ambiente suburbial y de clase muy baja, ha logrado salir adelante y convertirse en un ciudadano honrado. Es más: sabe aprovechar sus experiencias negativas en el suburbio para provecho de los demás (así, les enseña cosas que sólo saben los que viven en tales malos ambientes, y con ello ayuda a otro chaval de los malos ambientes –el acusado–). Aunque es acusado de blandengue por parte del Personaje Iracundo (que tiene el prejuicio de que alguien que viene de su contexto social debería resultar más duro e inmisericorde), no varía su actitud ni su juicio por esta ofensa: no se deja avasallar ni intenta demostrar que es lo que no es o que piensa lo que no piensa.



Ismael Marlo (Jurado N°10): Aunque no es el que mejor habla ni el que mejor razona, sí que sabe aprovechar su gran experiencia vital para fijarse en finos detalles que le revelarán cómo son las personas que tiene delante (por ejemplo, los dos testigos fundamentales del juicio, en quienes ha percibido detalles que a todos los demás se les escaparon y a quienes ha comprendido en un sentido psicológico mucho más profundo que ningún otro). Pese a esta sabiduría suya, lo cierto es que la vida no le ha proporcionado éxitos ni reconocimiento. Pero, lejos de volverse resentido contra la sociedad, o inventarse motivos para que los otros le presten atención (como hizo, por cierto, uno de los dos testigos, que en cierta medida

es un personaje en su misma situación), este personaje sigue estando dispuesto a ayudar a la sociedad con sus valores, a pesar de que ello a menudo le cueste soportar las afrentas, la impaciencia o la ira de los demás. No le mueve el rencor, sino que, casi desde el principio, le ha impresionado y ha querido estar a la altura del ejemplo de heroísmo 

Fernando Delgado (Jurado N°11): Este personaje, aunque insiste en que él se atiene a los hechos y no a los sentimientos (excusatio non petita, accusatio manifesta), está obcecado por su resentimiento*personal. Su negativa a admitir que quepa la menor posibilidad de duda en cosas donde claramente sí que cabe, junto con su absolutismo (afirma que “todo” corrobora su posición), le colocan en una posición insostenible. Confunde sus obsesiones personales con su opinión personal. Cree que se sentirá mejor si condena a alguien por algo que en realidad le hizo otra persona, y por ello se identifica con la víctima. Sin embargo, su verdadera liberación no vendrá, curiosamente, de conseguir ese objetivo de “venganza”, sino al reconocer en el diálogo, ante los demás, lo que le está atormentando. Pues el diálogo a veces también tiene este fin “terapéutico”, algo que nos recuerda las tesis de Sigmund Freud.



Rafael Alonso (Jurado N°12): Es templado y frío en su argumentación como el Personaje Virtuoso, aunque ambos disientan durante casi toda la película. No se deja condicionar por lo que piensen los demás, sino sólo por las buenas razones; no busca antipatías ni simpatías (y por ello no hace caso al Personaje Iracundo cuando este busca una y otra vez su complicidad), sino que solo busca la verdad. Por ello, cuando la fuerza de los argumentos le acaba mostrando que está equivocado, no tiene inconveniente en cambiar su opinión. Él no ha vivido la discusión (y ello le diferencia de muchos otros) como una cuestión de enfrentamiento entre “bandos”, sino sólo como una búsqueda de razones: y por ello no tiene problema en condenar al Personaje Clasista en su discurso más lleno de odio, incluso cuando lo que dice este Personaje Clasista apoya su mismo veredicto de culpabilidad. En suma, se trata aquí de un personaje que no busca beneficio ninguno en la discusión, y

es tan justo como para dedicar una larga charla al acusado a pesar de lo claramente que está convencido de su culpabilidad desde el principio.

Conclusión Esta película nos invita a reflexionar sobre la toma de decisiones de manera racional intentando siempre buscar la verdad para poder llegar a resolver una sentencia justa ante un juzgado, buscando las pruebas necesarias para poder imputar algún hecho delictivo, sin dejarse llevar por las emociones y experiencias personales que en muchas ocasiones nublan nuestro juicio crítico en la responsabilidad de nuestros deberes. Nosotros como futuros abogados tenemos el deber y la obligación de tener objetividad para actuar con conciencia y convicción y no cometer errores.