Viaje a la Semilla Analysis

Ojeda 1 Ernesto Ojeda Profesora Lloreda ESPA3102-052 2 Diciembre 2015 Viaje a la Semilla: Según lo interpreta un gringo

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Ojeda 1 Ernesto Ojeda Profesora Lloreda ESPA3102-052 2 Diciembre 2015 Viaje a la Semilla: Según lo interpreta un gringo Mediante el establecimiento de la tensión entre naturaleza y cultura, utilizando el lenguaje de la música, Carpentier señala al lector que viaje de Marcial es el que lo llevará a través de las capas de su vida, así como la historia de Cuba. Como una pieza etnográfica de la literatura, el cuento pretende a informar al lector de los enfrentamientos importantes de la música inherente a la supervivencia de la cultura afrocubana. Aunque Carpentier, un europeo privilegiado, no necesitaba disimular su prosa ni sincretizar los elementos de una estética dominante, lo hace solamente como homenaje. La mimesis empleada captura y conserva la estrategia utilizada por los músicos afrocubanos y se convierte en costumbre literario. Consideramos el momento cuando Don Marcial llega a la edad final de su infancia, antes de ser adulto, un “punto en que los tribunales dejan de ser temibles para quienes tienen una carne desestimada por los códigos”. Con su nueva libertad, que lo protege de graves consecuencias, Marcial se desaparece de una fiesta por la noche para participar en hacer el amor apasionado, mientras que sus compañeros blancos tocan la " Balada de los Lagos de Escocia" en “una guitarra incrustada de nácar, un salterio y un serpentón.” A la melodía de música burguesa, Marcial disfruta y entiende

Ojeda 2 solo la pasión carnal, una alegría de vivir que es primitiva pero inefablemente eufórica. La música se describe como una cacofonía, y es en este punto que Marcial, ahora un adolescente, solamente puede soportar la música “buscando en el teclado, sobre bajos falsos, la melodía del Trípili-Trápala.” Sólo cuando “su mente se hizo alegre y ligera,” es que Marcial pudo comprender la música de una manera puramente instintiva para poder descubrir la fuente de su existencia y la existencia cultural de su país. El placer que Marcial se experimenta como un amante joven se puede lograr sólo por escuchar la música por oído afrocubano, algo que instintivamente se cumple en ese momento de el cuento. Más tarde, ya que el tiempo revierte Marcial a su infancia, la importancia de la naturaleza a una alma pura se hace más clara, aunque la importancia no puede ser articulada. Cuando Marcial llega a su infancia, reencuentra (se recuerda de) su amigo Melchor, un esclavo negro que se preocupaba por velar a Marcial como un niño. El se recuerda de las canciones que Melchor le enseñó que sonaban como si fueran cánticos rituales, espirituales y no complicados; eran “fáciles de aprender, porque las palabras no tenían significado y se repetían mucho.” A pesar de que Viaje a la Semilla parece ser un cuento sobre la vida de un hombre en al revés, la estilización de Carpentier sobre artefactos culturales dentro de su prosa obliga al lector a considerar el cuento como una alegoría para afrocubanísimo. Sin duda, el uso literario de la alegoría no hace un autor un etnógrafo, pero la insistencia de Carpentier en detallar

Ojeda 3 canciones de esclavos e incorporar esos elementos dentro de su trama imbuye su trabajo con una importancia mucho más allá del simple entretenimiento. Siendo un niño que nació en la aristocracia cubana, es interesante que Marcial le tendría gusto a Melchor, un esclavo. Para Marcial, “[n]i Dios, ni su padre, ni el obispo dorado de las procesiones del Corpus, eran tan importantes como Melchor.” Paralelo a este momento en la narración, música cae más en consonancia con la naturaleza y se convierte en la más orgánica: "del cielo caían los rayos para construir aquella bóveda de calderones - órgano, pinar al viento, mandolina de grillos”. Como los Orishas, Melchor es el punto de entrada a y de la fuente de afrocubanísimo que aparece tanto en el principio como en el fin del cuento. De cualquier manera, Melchor es el intermediario entre el mundo del hombre y la divinidad. Teniendo en cuenta la importante e inseparable relación entre la música y el alfabetismo, Carpentier nos recuerda cómo un artefacto solo puede guiar lectores hacia atrás a través del tiempo al origen orgánico de la cultura. Esto, otra vez, es su contribución como etnógrafo.