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TEMA 3 LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: LOS REINOS CRISTIANOS (siglos VIII al XIII) I. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LOS

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TEMA 3 LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: LOS REINOS CRISTIANOS (siglos VIII al XIII)

I.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LOS PRIMEROS NÚCLEOS CRISTIANOS DE RESISTENCIA. EL NACIMIENTO DE LEÓN Y DE CASTILLA. SIGLOS VIII-XIII.

Tras la desaparición del reino visigodo, los primeros núcleos de resistencia cristianos contra la expansión islámica nacen independientemente unos de otros en la zona montañosa del norte de España. a) El Reino Astur-Leonés. El Reino de León y Condado de Castilla El Reino de Asturias tiene su origen en la Batalla de Covadonga (722) en la que Pelayo (noble visigodo) derrota a los musulmanes. Esta victoria da una gran fuerza moral a los cristianos, que aclaman a Pelayo como un gran caudillo. Sus sucesores adoptan el título de reyes. Durante el siglo VIII, Alfonso I aprovecha las luchas entre árabes y bereberes, realiza campañas militares por el norte del Duero y extiende sus dominios hacia Galicia y hacia el actual País Vasco. Alfonso II funda la capital de Oviedo y restablece la legislación visigoda, convirtiendo el reino de Asturias en heredero del reino visigodo. Además impulsa el cristianismo con la creación del mito del hallazgo de la tumba del apóstol Santiago, que dará lugar con el tiempo a la creación del Camino de Santiago. Durante el siglo IX el crecimiento demográfico necesita la expansión del reino Astur. Alfonso III se aprovecha de los problemas internos del emirato independiente de Córdoba y extiende el territorio hasta el mismo río. Surge el espíritu de cruzada frente a los musulmanes. A comienzos del siglo X el reino se extiende ya hasta el río Duero y hasta Alto Ebro, y Alfonso III traslada la capital a León. Ya hablamos del Reino y de reyes de León. Debido a los continuos ataques musulmanes, el avance se detiene en el río Duero. Los reyes de León impulsan la repoblación del reino y en ello ayuda la llegada de mozárabes que huyen de las persecuciones en Al Andalus. Dentro del reino astur-leonés, en la frontera oriental, un conjunto de condados es unificado por el conde Fernán González, creando el condado de Castilla. Actúa con independencia del reino de León, y así lo hacen sus herederos. El último de ellos murió asesinado, siendo su heredera la esposa del rey Sancho III de Navarra. Así, en 1029, Castilla pasa a formar parte de ese reino. A la muerte de Sancho III el Mayor, su hijo Fernando I hereda el condado de Castilla y lo transforma en Reino de Castilla en 1035. El rey leonés muere sin descendencia y Fernando hereda ese reino. Comienza así un largo proceso de uniones y separaciones entre León y Castilla, pues los reyes a menudo dividían el reino entre varios hijos. La unión definitiva será en 1230 con Fernando III el Santo, pasando el reino a llamarse Corona de Castilla. b) Los primeros reinos pirenaicos, frontera entre francos y musulmanes La zona pirenaica se ve sometida a la presión de los musulmanes y de los carolingios o francos. Durante los siglo IX y X irán surgiendo de manera independiente varios núcleos de resistencia, todos bajo el impulso de aristocracias autóctonas y tutelados por los monarcas carolingios. La proximidad musulmana en el valle del Ebro obstaculiza su posterior crecimiento. Al Oeste del Pirineo surge en el siglo IX el condado de Pamplona. A comienzos del siglo X se transforma en el Reino de Pamplona, y luego se expansiona por el Alto Ebro y anexiona por matrimonio el Condado de Aragón. A principios del siglo XI, con Sancho el Mayor, rey de Pamplona, domina también el condado de Aragón y el condado de Castilla. En el Pirineo Central se forman a comienzos del siglo IX los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Están bajo tutela directa de los carolingios, con jefes hispanos al frente del territorio para que defiendan la frontera sur frente a los musulmanes. El condado de Aragón se incorpora al reino pamplonés de Sancho III mediante un enlace matrimonial. En el Pirineo Oriental surgen los Condados Catalanes. Carlomagno los en la frontera defensiva sur del Imperio carolingio (la Marca Hispánica). Pronto estos condados serán gobernados por condes locales pero dependientes del Imperio. El conde de Barcelona, Wilfredo el Velloso, consigue la unificación de casi todos los condados bajo su mando, controlar a los nobles y expandirse hacia el Sur. En el s. X, Borrell II independiza definitivamente los condados catalanes.

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II.

EXPANSIÓN Y FORMAS DE OCUPACIÓN DEL TERRITORIO. MODELOS DE REPOBLACIÓN Y ORGANIZACIÓN SOCIAL. LA MESTA.

La Reconquista es el proceso de recuperación, por parte de los reinos cristianos, del territorio de AlÁndalus. Es un proceso largo, complejo y no lineal, lleno de alternativas y victorias de uno y otro bando, y en el que es fundamental para entender su desarrollo conocer los acontecimientos internos del bando contrario, ya que suelen coincidir las crisis internas de un bando con el fortalecimiento del otro.

Etapas de la Reconquista: a) Siglos VIII-XI. La inferioridad de los reinos cristianos frente a Al-Ándalus El reino de Asturias-León conquista el Valle del Duero, territorio de escasa población y no defendido por los musulmanes. Los núcleos pirenaicos apenas pueden avanzar por el Valle del Ebro, muy poblado e islamizado. En la primera mitad del siglo XI, los reyes cristianos aprovechan la debilidad del califato y de los reinos de taifas para exigirles impuestos a cambio de no atacarlos. Consiguen consolidar su dominio en los territorios situados entre el Duero y el Sistema Central, denominados Extremaduras, y en una pequeña zona al sur de los Pirineos hasta el sur del valle del Llobregat. b) Siglo XI-mediados del siglo XII. Expansión territorial sobre los valles del Tajo y Ebro La lucha de los reinos cristianos peninsulares contra Al-Ándalus se convierte en una nueva cruzada. Los protagonistas son las coronas de Castilla y Aragón. Alfonso VI exige parias a los Reinos de Taifas, repuebla y fortifica la extremadura castellana (Ávila, Segovia, Salamanca etc.), rebasa el Sistema Central y conquista Toledo. El noble castellano Rodrigo Díaz de Vivar (el Cid Campeador) conquista la ciudad de Valencia. Los almorávides logran reunificar Al Andalus bajo su autoridad, derrotan en varias ocasiones a los ejércitos castellano-leoneses, pero no consiguen recuperar Toledo. Al desaparecer los almorávides, Alfonso VII lleva la frontera hasta Sierra Morena y Almería. Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Navarra, realiza importantes conquistas por el Valle del Ebro. Tras morir sin descendencia, la unión entre Aragón y Navarra se rompió. Ramón Berenguer IV de Aragón y Alfonso VII de Castilla se reparten sus áreas de influencia y de reconquista en la Península en el Tratado de Tudillén. El reino de Navarra queda relegado de la Reconquista al no tener frontera con Al-Ándalus. c) Segunda mitad del siglo XII-principios del XIII. Ralentización de la reconquista A la muerte de Alfonso VII Castilla y León se vuelven a separar y la reconquista se paraliza debido al enorme poderío militar de los almohades, que recuperan lo conquistado por Alfonso VII. La defensa de los territorios fronterizos frente a los almohades queda en manos de las Órdenes Militares. Aragón firma con Castilla un nuevo tratado, el de Cazorla, para delimitar definitivamente la zona de expansión de ambos reinos quedando así Murcia para Castilla y Valencia para Aragón. d) Siglo XIII. Rápido avance hacia el valle del Guadalquivir y Mediterráneo A principios del siglo XIII, el rey Alfonso VIII de Castilla dirige contra los almohades. Les vence en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa (1212) y se inicia un avance espectacular de Castilla, Aragón y Portugal. Castilla y León, unidas definitivamente por Fernando III, conquistan los reinos de Taifas del Valle del Guadalquivir y Murcia. Alfonso X el Sabio toma Sevilla. Ese año Muhammad I, rey de Granada, se declara su vasallo para evitar la conquista de su reino, el último musulmán de la Península. Aragón, con Jaime I conquista las Islas Baleares y Valencia. Portugal llega hasta la costa del Algarve. Navarra permanece independiente pero enclaustrada entre Castilla y Aragón. Repoblación y organización social La repoblación estuvo condicionada por la velocidad de la conquista, la cantidad de población preexistente y los aportes de población cristiana, y las diferentes maneras de repoblar fueron el origen de la estructura de la propiedad y el poblamiento rural vigente en muchos casos hasta nuestros días.  La repoblación espontanea (Presura). Corresponde a los s. VIII-X y a las zonas poco pobladas del N del valle del Duero. La presura es la ocupación de pequeñas parcelas de tierra (alodios) por parte de

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campesinos libres, o de mayores espacios por señores o monasterios con sus colonos y siervos. El rey astur reconoce la plena propiedad de las mismas a esos campesinos. En el s. X los nobles del y los monasterios, comienzan a apropiarse de las tierras repobladas y someten a los campesinos. En la zona pirenaica y Cataluña el sistema, similar y reconocido por reyes o condes, se denomina aprisio.  La repoblación concejil. Se da en el s. XI en el sur del Duero. La Corona concentra población en núcleos bien defendidos o concejos, que constan de una ciudad amurallada (villa) a la que la Corona entrega un territorio extenso (alfoz), dentro del cual hay una serie de aldeas campesinas (puebla) que trabajan la tierra. Para atraer pobladores el rey concede a los Concejos privilegios y ventajas económicas y jurídicas (exención de impuestos, exenciones penales, regalo de tierras etc.) que se recogen en un documento llamado “fuero o carta puebla”. Con este sistema la corona pretende limitar el poder territorial de los nobles.  Las capitulaciones. (Desde finales del siglo XI y durante el siglo XII). Son pactos con las poblaciones sometidas en los valles del Valle del Tajo y del Ebro, que obligan a la población musulmana a trasladarse a arrabales o al campo. Las casas y propiedades de los huidos a zonas musulmanas, se reparten (repartimientos) entre los participantes en la conquista o entre cristianos venidos del norte.  Las encomiendas. (Siglos XII y comienzos del XIII, en tierras de la actual Extremadura y la Mancha). Los monarcas encomiendan a las Órdenes Militares (monjes-soldados) la ocupación y defensa de las tierras fronterizas. Las órdenes importantes son las de Alcántara, Santiago, Calatrava y Montesa. A cambio reciben grandes latifundios por parte del rey. La población se concentra en torno a los castillos de las Órdenes Militares, que protegen a estos pobladores a cambio de que trabajen sus tierras (“encomiendas”) en régimen feudal. El resultado es un poblamiento muy concentrado en poblaciones rurales de gran tamaño y muy alejadas entre sí, que aún hoy domina en la región.  Los repartimientos. En el siglo XIII, tras la victoria de las Navas de Tolosa se lleva a cabo una rápida ocupación del Valle del Guadalquivir, Murcia, Valencia y Baleares. En las ciudades que se resisten a la conquista se expulsa a la población islámica al reino nazarí (Granada) o a África. En las que no oponen resistencia, los musulmanes (mudéjares) se trasladan a los arrabales y a zonas rurales, y se convierten en siervos feudales. El rey hace el repartimiento, distribuye sus bienes entre los conquistadores cristianos de acuerdo con su nivel social y grado de participación en la conquista. Pronto los campesinos que han recibido algunas parcelas se las venden a los poderosos, y la tierra se concentra en manos de grandes nobles y de la Iglesia, dando origen al latifundismo que aún subsiste en esas tierras. Las transformaciones económicas y sociales. La Mesta. Entre los siglos XI y XIII se produce una fase de expansión demográfica y económica. Se reactiva el comercio en las nuevas ciudades (burgos), que tienen funciones artesanales y comerciales y en ellas se llevan a cabo mercados y ferias por concesión real. La economía castellana se basa más en ganadería lanar que en la agricultura, pues la venta de la lana es un buen negocio en los mercados de Flandes e Inglaterra. Los rebaños de ovejas son propiedad de los grandes nobles, de los monasterios y de las órdenes militares, que se organizan en asociaciones que regulan la trashumancia y cuidan las cañadas. Alfonso X funda el Honrado Concejo de la Mesta, que une a todas estas organizaciones ganaderas. Los grandes nobles suministran tropas, protegen las fortalezas, repueblan con campesinos las tierras conquistadas, y a cambio obtienen del rey más señoríos y privilegios; por debajo hay nobles más modestos, los infanzones e hidalgos, y en el escalón más bajo los caballeros villanos. También aumenta el poder y las propiedades agrícolas de la Iglesia, especialmente del alto clero (obispos y abades). Surge así la sociedad estamental (dividida en brazos o estamentos con sus propias leyes y funciones). Estos dos estamentos dominantes, junto a las oligarquías urbanas constituirán las Cortes a partir del siglo XIII. A partir del siglo XI se va extendiendo el feudalismo por todos los lados. Existe un grupo minoritario de labradores propietarios, pero la mayoría de los campesinos, aunque en teoría libres, carecen de tierras propias y dependen de los señores laicos y eclesiásticos: cultivan los campos del señor y pagan rentas por el uso de la tierra y de los bienes señoriales (molinos, hornos y lagares). Además, la mayoría depende de la jurisdicción señorial. En algunos casos, hay campesinos que no son libres de abandonar la tierra, como los “payeses de remensa” en Cataluña.

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III.

LAS TRES CULTURAS PENINSULARES.

Del s. VIII al X la cultura peninsular está polarizada: cristianos en el norte, musulmanes en el centro, este y sur; aunque también hay que hablar de la cultura mozárabe, que conserva rasgos culturales visigodos visibles en sus construcciones. A partir del s. XI la reconquista supone la convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos en buena parte del territorio español. Hasta el s. XIII, esta convivencia, está dominada por la tolerancia religiosa y cultural. Los mudéjares mantienen su religión y sus costumbres, y los judíos mantienen su cultura. No obstante, la convivencia no estuvo exenta de conflictos: a menudo los cristianos expulsan a los musulmanes de las ciudades cristianas y prohíben su culto, presionándoles para que se conviertan (muchos emigran a África); los judíos quedan relegados a las juderías y a partir del siglo XIII sufren ataques populares, azuzados por los sectores más intransigentes de la Iglesia. La cultura cristiana es esencialmente eclesiástica y monástica (en los monasterios se copian a mano obras antiguas que se difunden por los monasterios europeos). Los reinos cristianos experimentan un despertar cultural, fruto de la coincidencia de varios factores: a) Entre los siglos VIII y X, Las manifestaciones artísticas mantienen las tradiciones visigóticas y romanas, como en el arte prerrománico asturiano, o las mezclan con las árabes, como en el arte mozárabe. Pero desde el siglo X el Camino de Santiago hace que la España cristiana se incorpore a las corrientes culturales de Europa Occidental, penetrando órdenes religiosas reformadoras como la cluniacense y la cisterciense, que difunden estilos artísticos como el Románico y el Gótico. Otro estilo híbrido es el Arte Mudéjar (Románico y Gótico Mudéjar de los siglos XII-XIII), que mezcla las influencias europeas llegadas por el Camino de Santiago con las influencias islámicas. b) El contacto con Al-Ándalus ejerce una notable influencia en la cultura cristiana. Manuscritos árabes y judíos, que recogen el saber de la Antigüedad así como las aportaciones propias (musulmanes como Averroes o Avicena, hebreos como Maimónides) se difunden por los reinos cristianos y, a través del Camino de Santiago, al resto de Europa Occidental. El núcleo más importante de difusión es Toledo, donde a mediados del siglo XII se establece la Escuela de Traductores, que llega a su apogeo bajo el reinado de Alfonso X el Sabio. Estudiosos cristianos, mozárabes, musulmanes y judíos traducen textos árabes al latín y luego al castellano antiguo, lo que permitirá a los cristianos conocer los antiguos escritos de los literatos, filósofos y científicos de la Antigüedad. Al traducir directamente al castellano, favorecen la difusión de esta lengua y el establecimiento de las primeras reglas ortográficas. En general todas las lenguas vulgares (las que se hablaban pero no se escribían, derivaban del latín pero ya eran diferentes entre sí) se transforman en lenguas cultas (lenguas escritas), aunque hasta el siglo XIII no aparecerá una literatura propia en lengua romance o vulgar.

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