TEMA 3 Autonomia Edu Infantil

TEMA 3: ACTIVIDAD Y DESCANSO EN LA INFANCIA 1. ACTIVIDAD Y DESCANSO La atención integral a las necesidades básicas de lo

Views 262 Downloads 2 File size 141KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

TEMA 3: ACTIVIDAD Y DESCANSO EN LA INFANCIA 1. ACTIVIDAD Y DESCANSO La atención integral a las necesidades básicas de los niños y niñas de 0 a 6 años tiene una gran importancia de cara a la organización de la escuela infantil. Por eso, es fundamental marcar los horarios de actividad y descanso de los niños en la escuela. Elisa, como futura técnico en Educación Infantil habrá de conceder una especial atención a este aspecto. Sabe que es fundamental combinar adecuadamente los ritmos de actividad con los de descanso, que deben ser obligatorios. Tanto la planificación de los horarios como la de los espacios y los materiales de la escuela deben partir de la adecuación a las características de los ritmos del niño. La actividad adecuada y el necesario descanso constituyen factores de salud infantil. Para todo ello, será necesario conocer las principales características del sueño y sus trastornos, para prevenirlos y tener informadas a las familias. 1.1.

EQUILIBRIO ENTRE ACTIVIDAD Y DESCANSO

¿Son la actividad y el descanso procesos contrarios? No, la actividad y el descanso son dos procesos complementarios. Ambos tienen una gran importancia en el desarrollo integral del niño y la niña y su equilibrio es fundamental para asegurar tanto el mantenimiento de unas condiciones físicas adecuadas, como para estimular el desarrollo de todas sus capacidades. La evolución en el niño/a de este equilibrio entre la actividad y el descanso, responde a su maduración órgano-funcional, que va ligada al desarrollo del sistema nervioso, a la maduración motora, cognitiva, afectiva, a factores individuales y a pautas educativas.

De qué hablamos cuando nos referimos a actividad? La actividad se establece como el proceso a través del cual el niño/a entra en contacto con el entorno. El niño o la niña, desde el momento de su nacimiento, se manifiesta activo/a, siendo la actividad una característica inherente a su propia naturaleza, e indisociable de su condición de persona. Esta actividad puede ser de carácter físico o mental y ambos tipos se manifiestan desde el primer momento de su vida. Esto implica tener en cuenta las acciones externas que el niño lleva a cabo y se pueden observar -como son la acción de manipular o las producciones plásticas-, y aquellas que generan procesos internos -como pueden ser de interiorización, estructuración o asimilación

¿Qué entendemos por actividad física?

La actividad física, que utiliza el movimiento como instrumento, lleva al niño a mover su cuerpo y de este modo ir conociendo las diferentes sensaciones que estos cambios de posición y localización le van proporcionando: intentar alcanzar, acercarse, y asir los objetos que le rodean para descubrir sus características sensoriales y las consecuencias de sus acciones sobre ellos (desplazamientos, sonidos). Por tanto, podemos hablar de actividad física cuando el niño anda, corre, pinta, etc.

¿Qué entendemos por actividad mental? La actividad mental es aquella que utiliza el razonamiento para analizar, comparar o cualquier otra actividad del pensamiento. En el período que nos ocupa, la primera infancia, la asociación entre la actividad física y la actividad mental es muy importante debido a que el niño/a tiene que operar sobre la realidad para conocerla, su pensamiento no le permite todavía abstraer características de cualquier objeto del entorno sin verlo, tocarlo y manipularlo. Por eso es de gran importancia que la escuela infantil proporcione al niño/a la posibilidad de disfrutar experiencias diversas en las que:  Entre en contacto con materiales y objetos diferentes.  Explore sus características.  Descubra sus posibilidades.

¿De qué hablamos cuando nos referimos a descanso? El descanso es la recuperación subsiguiente a la realización de cualquier actividad, es el tiempo necesario para restablecer el equilibrio, respondiendo a los nutrientes gastados y permitiendo una distensión muscular y psíquica. El descanso debe estar ajustado a la actividad que ha producido su necesidad y no siempre tiene que estar ligado al sueño o reposo, sino que puede consistir en la realización de otras actividades que resulten diferentes y/o relajantes. ¿Qué actividades podemos hacer para favorecer el descanso? Presentamos a continuación algunas actividades que pueden contribuir al descanso:  El juego. Es un elemento muy importante a tener en cuenta para una adecuada evolución del niño y está relacionado con el descanso, entendido éste como cambio de actividad. El cambio de actividad libera el organismo del niño/a de la probable sobrecarga o tensión física y/o psíquica acumulada como consecuencia de un período de actividad continuado. El juego le puede proporcionar esto, al mismo tiempo que promueve la socialización y la integración, mientras satisface sus necesidades de diversión, pues se potencian y favorecen las relaciones con sus iguales, comparten los juguetes y la propia actividad. El juego, por tanto, no sólo es importante desde el punto de vista cognoscitivo, sino también desde el punto de vista





fisiológico, pues ayuda al sistema nervioso a recuperarse de la fatiga y contribuye al descanso. El ejercicio físico. Es muy importante para mantener el equilibrio entre actividad y descanso que venimos analizando, al mismo tiempo que ayuda a alcanzar un buen desarrollo físico y psíquico. Algunas de las ventajas del ejercicio físico son: o Aumento de la capacidad respiratoria. o Corrección de alteraciones ocasionadas por malas posturas. o Suavización de los estados de nerviosismo y ansiedad. o Desarrollo muscular armónico. o Crecimiento regular del esqueleto. o Mejora de la calidad del sueño. La relajación muscular. Es una técnica que nos puede ayudar a disminuir la excitación y la fatiga, motivadas por una actividad excesiva o por un estado de cansancio general. Si no se profundiza demasiado en ellas, las técnicas de relajación son sencillas de aprender y de aplicar. Sería conveniente incorporarlas en la actividad diaria y que pasen a ser una más de sus rutinas, como un mecanismo para compensar el desgaste de energía que se produce diariamente.

¿Cómo podemos lograr este equilibrio? Toda actividad que se realiza con una determinada intensidad o durante un periodo largo de tiempo lleva al cansancio. Esto se puede incrementar si la actividad que se realiza no motiva al niño, es muy repetitiva o tal vez sea demasiado difícil para él y le suponga un esfuerzo excesivo. El niño/a por tanto necesitarádescansar para recuperar el gasto de energía, y volver a lograr el tono muscular y nervioso adecuado.+ Actividad y descanso deben ajustarse teniendo en cuenta tanto su duración como las características de losprocesos que implican, de modo que se conviertan en aspectos complementarios del desarrollo del niño. Llevar una vida saludable implica mantener este equilibrio entre actividad y descanso, por lo tanto, al tratar este aspecto, debemos considerar el descanso y la fatiga como dos situaciones estrechamente vinculadas para velar que se encuentren en el grado de compensación que es necesario. 1.2. LA FATIGA INFANTIL ¿Qué es la fatiga infantil? La fatiga infantil es el desequilibrio entre la actividad y el descanso, es consecuencia del agotamiento corporal o psíquico, es una disminución reversible de rendimiento y funcionamiento. Es sinónimo también del propio proceso de agotamiento por una actividad. ¿Qué tipos de fatiga nos podemos encontrar? Las numerosas formas de fatiga pueden encuadrarse dentro de dos ámbitos:  La fatiga muscular se produce por la reducción de la capacidad de contracción de un músculo, originada por un aporte deficiente de oxígeno y sustancias nutritivas, o una acumulación de ácido láctico en el músculo, para cuya combustión falta el oxígeno requerido. Las manifestaciones de la fatiga son: respiración superficial, aceleración del pulso y disminución del tono muscular. Cuando termina la

actividad fatigosa se produce la recuperación, proceso en el cual es muy importante el estado de la sangre, la capacidad respiratoria y la circulatoria.  Fatiga psíquica: la fatiga psíquica supone una sensación de cansancio generalizado y puede llevar a un empeoramiento de la calidad del movimiento y la coordinación, disminuyendo la precisión, de modo que se produce mayor número de errores en la actividad que se está realizando, o bien se puede manifestar un estado de nerviosismo o sobreexcitación. ¿Cómo podemos afrontar la fatiga? Aunque es cierto que en las primeras edades el grado los niños y niñas tienen un elevado grado de fatigabilidad, habrá de procurar no llevarles a situaciones de fatiga, teniendo en cuenta el grado de excitabilidad muscular y de inestabilidad psíquica de cada niño/a. No obstante, si el propio niño llega a esta situación, normalmente por desconocimiento o falta de control de sus posibilidades personales, esta fatiga deberá desaparecer mediante:  Cambio de actividad (juego o ejercicio físico).  Relajación muscular.  Descanso mediante el sueño. 1.3. EL SUEÑO Todos hemos oído en alguna ocasión la expresión "sueño reparador", pues realmente, es así. El sueño es un proceso regulado biológicamente de gran importancia en la vida del ser humano. Durante el mismo se produce una reducción de la actividad física del organismo y se originan cambios en diversos procesos fisiológicos corporales. El estado de sueño se caracteriza porque, durante el mismo, el organismo disminuye su respuesta a los estímulos externos, aunque no puede considerarse como un estado de reposo físico, sino que durante el mismo se produce una gran actividad en los centros cerebrales reguladores del sueño. Este estado de recuperación energética es una necesidad fisiológica básica, pues todos los procesos que se realizan durante el mismo, son imprescindibles para alcanzar el equilibrio físico, mental y emocional de las personas y para el mantenimiento de la vida. Pero además, durante el sueño, el cerebro humano procesa de modo intenso la información obtenida de las experiencias que hemos vivido durante el periodo de vigilia, contribuyendo de este modo al funcionamiento de los procesos cognitivos de atención, memoria, percepción y a la asimilación afectiva y emocional de algunas de las situaciones en las que, de modo más o menos directo, se ha visto implicado. Por otra parte, hay que tener en cuenta que las necesidades del sueño no se mantienen estables a lo largo de la vida, sino que varían con la edad: por término medio el adulto utiliza un tercio del día en dormir, y el recién nacido emplea en ello la mayor parte del día. El sueño se define como un estado de inconsciencia, en el que el organismo inhibe todas las funciones que lo relacionan con el mundo exterior, del que se puede sacar a la persona mediante estímulos sensoriales o de otro tipo.

2. NECESIDADES Y RITMOS DEL SUEÑO Dentro de las necesidades básicas de los niños y niñas que deben atenderse en la escuela infantil una de ellas es el sueño. Esta necesidad evoluciona en las diferentes edades y también tiene un carácter singular en cada niño. Elisa y sus compañeras de clase saben que, dependiendo de la edad de la niña, las horas de sueño son distintas, de las 18 horas diarias de un bebé de un mes a las 12 de un niño de 6 años. Como profesional de la Educación Infantil, estará en su mano garantizar que los periodos de descanso que corresponden a su estancia en la escuela se cumplan, ofreciéndoles un sueño de calidad que les garantice un buen descanso. La falta de sueño puede desencadenar trastornos de memoria, aprendizaje y atención en los niños. 2.1. FASES DEL SUEÑO ¿Qué momentos diferentes atraviesa el proceso del sueño? Para estudiar el sueño, es necesario realizar un registro, fundamentalmente de dos parámetros: el electroencefalograma (EEG) o registro de la actividad cerebral, y el electrooculograma (EOG) o registro de la actividad ocular. A través de los datos registrados en estos parámetros se observan diferentes momentos y fases que se suceden en ciclos, a lo largo del proceso. Se pueden diferenciar tres momentos: adormecimiento, sueño y despertar.  Adormecimiento: Esta fase comienza en el momento de acostarse y finaliza cuando la persona está dormida. El ritmo se hace más lento, hay bostezos, los músculos se relajan y los párpados se caen. Hay una búsqueda de la ubicación espacial y de la postura más cómoda.  Sueño: En el periodo de sueño podemos diferenciar dos fases, la de sueño lento o no-REM y la de sueño rápido o REM.  El despertar: El despertar se incluye dentro del ritmo biológico que regula todas las actividades vitales. El despertar espontáneo se produce cuando el cerebro está recuperado y preparado para iniciar la actividad de vigilia. Esto ocurre cuando se han dormido las horas suficientes que varían en función de la edad del individuo, como veremos en el paso siguiente. Cada sujeto tiene una forma distinta de despertarse, por ello, durante la infancia, en la medida de lo posible, debemos respetar el despertar espontáneo de cada niño. Hemos visto los tres momentos diferentes por los que el proceso del sueño atraviesa. Uno de estos momentos era el sueño, que a su vez se dividía en fases diferentes ¿Cuáles son las fases del sueño?  Fase no-REM o fase de sueño lento y reparador: Se denomina así porque las ondas cerebrales son muy lentas. Se caracteriza por ser un sueño que progresivamente va haciéndose más profundo y es reparador. Es lo que llamamos el sueño clásico. Presenta, a su vez, cuatro fases: o Fase I. Se caracteriza por una respiración uniforme y más lenta y una relajación muscular. En el electroencefalograma aparece una actividad cerebral más lenta que la que existe en vigilia. En este periodo pueden presentarse imágenes hipnagógicas (imágenes muy claras, muy vívidas y muy fugaces) y la sensación de impresiones corporales extrañas como ligereza o pesadez -en algunas ocasiones pueden aparecer alucinaciones, motivo por el cual se denomina estadohipnagógico-. Esta fase dura unos minutos, y supone entre un 5-10% del sueño lento.

Fase II. La segunda fase comienza, más o menos, unos diez minutos después: las ondas se hacen más lentas pero continúa siendo una fase de sueño ligero. En esta fase suele ser frecuente el giro lento de los ojos en sus órbitas y, aunque el sujeto tenga los ojos abiertos no ve. Asimismo, es muy fácil retomar el estado de vigilia, lo que puede ocurrir con un ruido débil. Representa el 50% del sueño lento. o Fase III. Se caracteriza por la aparición de ondas lentas y de gran amplitud. Puede considerarse como un periodo de transición hacia el sueño profundo. Se produce un descenso en la temperatura y la presión arterial, y una ralentización de la respiración y de las pulsaciones. Durante esta fase es difícil despertar al sujeto, y no existe ningún tipo de percepción. Supone aproximadamente un 10% del sueño lento. o Fase IV. La cuarta fase se alcanza unos minutos después. En ella predominan un mayor número de ondas lentas que en la fase anterior. La relajación muscular es máxima y es muy raro que se produzcan movimientos; todo cambio de postura produce una interrupción del sueño profundo, seguido por un breve período de las dos primeras fases. El sujeto que es despertado en esta fase, no tiene ningún recuerdo y manifiesta desorientación espaciotemporal y un alto grado de confusión mental. Representa un 10% del sueño lento. Fase REM o fase de sueño rápido: Después de la fase IV se produce un cambio en el electrooculograma que, en un principio, se creía que era una vuelta a la fase I. Posteriormente, se descubrió que en la fase REM se daba un tipo diferente de sueño, que se denominó sueño paradójico. En una noche de sueño normal se pasa de la vigilia al sueño lento, empezando en la fase 1 y terminando en la fase 4 para pasar a continuación al sueño REM, y de ahí se inicia otra vez el ciclo en la fase I. Estos ciclos se van repitiendo a lo largo de la noche, entre cuatro y cinco veces. Esta fase se denomina REM (Rapid Eye Movements), porque en ella se dan unos movimientos rápidos de los ojos, que se pueden entreabrir. Paralelamente a los movimientos oculares rápidos se produce también la activación de un conjunto de músculos pequeños: crispación del rostro y contracción de los músculos de la laringe y de los dedos. Esta fase se caracteriza también por un ritmo cardíaco acelerado, aumento de la temperatura, la respiración se hace rápida y lenta por momentos y las pulsaciones irregulares. Tiene una duración de unos 20 minutos y es el periodo en donde se sueña y posteriormente se pueden recordar los sueños, que en esta fase suelen ser muy ricoS. o



2.2. RITMOS DEL SUEÑO ¿Dormimos lo mismo y de la misma forma lo largo de nuestra vida? Las necesidades de sueño no se mantienen igual a lo largo de la vida, cambian con la edad y se van adaptando a los diferentes biorritmos. También las fases del sueño se distribuyen de manera distinta en los niños y en los adultos. Los niños pasan más tiempo en sueño REM (el 50% frente al 20% de los adultos), y los recién nacidos comienzan a dormirse en la fase REM. El sueño infantil no es un proceso uniforme, existen diferencias individuales dependiendo de las características personales de cada niño y niña (su adaptación al medio, su maduración cerebral y su aprendizaje), así como la organización familiar.

¿Cuáles son las necesidades y patrones de sueño según cada edad?  El sueño del recién nacido. En este primer trimestre, el niño necesita dormir unas 17-18 horas. Se establecen ciclos a lo largo de las 24 horas regulados por los periodos de alimentación e higiene. El niño se despierta porque tiene hambre, cuando come y se sacia, permanece despierto un tiempo breve y vuelve a dormirse de nuevo. Alrededor del mes y medio, el bebé tiene un período de vigilia más largo, que suele darse generalmente por la tarde.  El sueño del niño/a de 3 a 6 meses. En este periodo se produce un cambio en el ritmo biológico, abandonan los ciclos de 3-4 horas del periodo anterior, para adaptarse al ritmo de 24 horas. Duerme alrededor de 16 horas diarias, de las cuales de 9 a 10 horas las duerme de noche y las restantes 5 o 6 de día. El niño suele dormir dos o tres siestas relativamente regulares, y hay que tener en cuenta que entre el 50 y 70% de los niños llegan a dormir 7-8 horas seguidas. Suelen despertarse hacia las 6-8 de la mañana y acostarse entre las 7 y 9 de la noche.  El sueño del niño/a de 6 a 12 meses. Hasta los nueve meses el niño duerme entre 13 y 15 horas diarias. De estas horas, 9 o 10 son nocturnas y unas 5 horas son diurnas, repartidas normalmente en dos siestas, una por la mañana y la otra por la tarde. A partir de los 9 meses el niño suele dormir una media de 14 horas por día, siendo 12 horas de sueño nocturno y dos de sueño diurno, repartidas en dos siestas de una hora de duración cada una.  El sueño del niño de 1 a 3 años. Progresivamente se van ampliando los periodos de vigilia y van disminuyendo los de sueño. Los niños a partir de los 12 meses suelen dormir entre 12 y 13 horas diarias, de las cuales una o dos suelen ser siestas diarias. Cuando cumplen los 18 meses, el niño duerme sólo en dos momentos del día, por la noche y una siesta, normalmente después de la comida, pero antes ha pasado por una fase en la que dos siestas eran demasiadas y una demasiado poco.  El sueño del niño a partir de los cuatro años. Los niños a estas edades duermen alrededor de 11-12 horas diarias, y en muchos casos se elimina la siesta, aunque se puede seguir manteniendo hasta los 4 o 5 años. En este período está generalizado que los niños no se den cuenta de que necesitan dormir porque están entretenidos con cualquier actividad que esté ocurriendo a su alrededor. 2.3. RITMOS EVOLUTIVOS EN EL AREA DEL SUEÑO Hemos visto que los ritmos y las necesidades de sueño no se mantienen estables a lo largo de la vida sino que evolucionan con la edad. Pero ¿Y la forma en la que el niño/a duerme? También evoluciona la forma en la que el niño duerme y su vivencia del momento de dormir. A continuación describimos brevemente las características de cada edad. Menos de un año:  No necesita luz o ayuda para dormirse.  Debe dormir en una habitación diferente a la de los padres. De 1 a 2 años:  Si le cuesta conciliar el sueño, puede estar inquieto y lloroso.  Debe favorecerse el aprendizaje de dormir sin precisar la presencia de los adultos.

 



De 2     

De 3    

De 4     

De 5      

Deben evitarse los ritmos que puedan generar dependencia (presencia del adulto, luz, etc.) Debe tener la atención adecuada (juegos, cuentos) antes de ir a dormir para evitar el prolongar este momento como un reclamo de atención. Puede tener objetos que le ayuden a dormir: chupete, muñeco, etc. a 3 años: Puede dormir en una cama normal. Continúa reclamando la atención del adulto y deben evitarse rituales. En caso de que le cueste conciliar el sueño, se deben valorar las necesidades individuales y evitar las siestas prolongadas. Deben retirarse paulatinamente los objetos inadecuados para la edad, como chupetes. Hay que ayudarlo para que busque la manera de dormirse. a 4 años: Va dejando de dormir la siesta, de acuerdo con sus necesidades. Es importante que tenga unas horas de sueño nocturnas adecuadas. Tiene cierto temor a sufrir pesadillas si se ha despertado alguna noche. Muestra extrañeza si duerme en sitios poco habituales si no tiene costumbre, por lo que requiere cierta atención. a 5 años: Sabe que ha de ir a dormir aunque los demás no lo hagan. Tiene maneras de ayudarse a conciliar el sueño. Puede pedir oír los movimientos de los que no duermen. Acepta ir a dormir fuera de su casa, pero precisa que le den a conocer los puntos de referencia del nuevo hogar. Puede aún costarle aceptar que sus padres se marchen por la noche. a 6 años: La falta de sueño puede llevarle a inhibirse en las actividades. Puede pedir ir a dormir aunque la actividad sea interesante, porque es consciente de que precisa descansar. Sabe prepararse para ir a dormir: desnudarse, organizar su cama y ponerse el pijama. Puede ir a dormir y que después vayan a darle las buenas noches. No tiene problemas para ir a dormir sin los padres por una o dos noches. Comprende que los padres salgan por la noche y se va a dormir tranquilo.

3. TRASTORNOS DEL SUEÑO Elisa sabe que una de las labores importantes de la escuela infantil es asesorar e informar a las familias sobre diferentes aspectos del desarrollo del niño/a. Los trastornos del sueño deben prevenirse y en su caso intervenir ante ellos siguiendo unas pautas adecuadas. Los trastornos del sueño son un problema que afecta aproximadamente a un 15-25% de los niños menores de cinco años. La mayoría de los niños pasa por alguna época durante la que presenta algún problema o dificultad para conciliar el sueño. Los trastornos del sueño constituyen una queja muy frecuente de los padres. Durante la infancia, como hemos señalado en

varias ocasiones, existe una gran variabilidad en las necesidades de sueño; en muchas ocasiones estas necesidades no coinciden con las de los padres, por lo que estos toman conciencia de que su hijo puede tener algún tipo de trastorno. Las principales alteraciones del sueño en la infancia son la resistencia del niño para acostarse, la dificultad para conciliar el sueño, el despertarse de noche, las pesadillas, el sonambulismo y el despertar temprano. ¿Qué tipo de trastornos existen? La clasificación actual de los trastornos del sueño comprende cuatro categorías (Buela-Casal y Caballo, 1991):  Disomnias. Trastornos de iniciación y mantenimiento del sueño, trastornos de somnolencia excesiva y trastornos del sueño relacionados con el ritmo circadiano.  Parasomnias. Trastornos del despertar, trastornos de la transición sueño-vigilia, alteraciones asociadas al sueño paradójico.  Trastornos asociados a alteraciones médicas o psiquiátricas.  Trastornos sobre los que no se tiene suficiente información como para ser considerados trastornos del sueño. 3.1. DISOMNIAS ¿Qué son las disomnias? Son las alteraciones en la cantidad del sueño. Se pueden definir como dificultades para conciliar el sueño, o insomnio, y para mantenerse despierto, o hipersomnia. ¿Qué trastornos estarían dentro de esta clasificación?  Insomnio: Es la dificultad para conciliar el sueño, o interrupción de éste seguida de una fase de desvelo anormal. Se caracteriza por la dificultad para dormirse solo, los frecuentes despertares nocturnos y la imposibilidad de volver a dormirse sin la ayuda de los padres, los sueños superficiales y por tener menos horas de sueño que las necesarias para su edad. Podemos distinguir a su vez entreinsomnio inicial, que consiste en la dificultad para conciliar el sueño y el insomnio terminal que consiste en un despertar prematuro y cierta dificultad para volver a dormirse. Las causas del insomnio pueden ser debidas a: o Malos hábitos de sueño: el 70% de los bebés comienzan a dormir más de cuatro horas seguidas a partir del tercer mes de vida y el 83% duerme ocho horas al cumplir los 5 o 6 meses. Pero el 10% de los niños con un año de edad todavía no duerme la noche entera. En esos casos, los niños deben ser reeducados y estimulados para dormir. o Alteración de la rutina del bebé: la alteración de la rutina o motivos psicológicos provocados por un cambio de casa, el nacimiento de un hermano, un viaje o, en los bebés muy activos, cualquier nueva situación como aprender a caminar, a gatear, etc. le causarán excitación y no conseguirá dormirse. Los bebés son sensibles y perceptivos y la falta de sueño es el primer síntoma de que algo distinto está sucediendo.  Hipersomnia: es un trastorno poco frecuente en la infancia y normalmente se asocia a alteraciones del sistema nervioso central.

3.2. PARASOMNIAS ¿Qué son las parasomnias? Son las alteraciones en la calidad del sueño. Se producen mientras el niño duerme y afectan a sus diferentes fases. Entre ellas están: sonambulismo, somniloquia, pesadillas, terrores nocturnos, jactatio capitis nocturna y bruxismo. Veamos a continuación cada uno de estos trastornos  El sonambulismo: se caracteriza por una secuencia de comportamientos complejos ocurridos durante el sueño, generalmente en el primer tercio de la noche. El episodio se inicia con movimientos corporales que pueden llevar al sujeto a sentarse en la cama de una forma brusca e incluso levantarse y comenzar a deambular. Puede llegar a vestirse y abrir puertas o ventanas. El fin del episodio puede ocurrir de múltiples formas. El niño, después de sentarse en la cama y de realizar una serie de movimientos repetitivos, se acuesta y continúa durmiendo normalmente. En otras ocasiones, el niño se despierta y manifiesta un estado de desorientación durante unos minutos. En cuanto a la duración,un episodio de sonambulismo puede ir desde un minuto hasta más de media hora, y su frecuencia puede ser de hasta varios episodios por semana. El trastorno puede durar varios años sin tener por qué provocar ninguna alteración comportamental durante la vigilia. El sonambulismo se caracteriza por conductas manifiestas: el sujeto se sienta en la cama con los ojos abiertos pero teniendo poco contacto con la realidad, se puede levantar, andar y existe amnesia al despertar. En el ámbito fisiológico se produce una discreta activación autonómica; se produce en las fases III y IV del sueño en el primer tercio de la noche. El sonambulismo puede estar asociado a otros trastornos del sueño. Así es frecuente encontrar un mismo individuo con sonambulismo y somniloquia, lo que podría estar indicando algún tipo de relación en la etiología de ambos.  Somniloquia: Es el habla o la emisión de sonidos con significado psicológico durante el sueño. El habla puede ir desde sonidos ininteligibles hasta pequeños discursos. Al no estar asociado a ningún trastorno orgánico o psicológico grave, el problema suele desaparecer espontáneamente. El habla se caracteriza por murmuración de palabras o frases existiendo amnesia al despertar. En el ámbito fisiológico no se produce ningún tipo de activación autonómica; surge tanto en el sueño paradójico como en el de ondas lentas. Normalmente, el habla tiene una duración de pocos segundos y ocurre esporádicamente. Aunque estos episodios pueden aparecer en cualquier edad infantil, se inician alrededor de los 3-4 años. ¿Quién no se ha despertado alguna vez con la respiración y el pulso acelerados? Las pesadillas son frecuentes a cualquier edad, pero especialmente en la etapa infantil. Sigamos viendo los trastornos del sueño clasificados dentro de las parasomnias.  Pesadillas: Se acompañan siempre de ansiedad aunque no tiene por qué producirse una activación autonómica, y en el caso de que se produzca, ésta es muy moderada. Esta respuesta de ansiedad suele

ir acompañada de una reacción motora brusca que puede provocar el despertar. En el caso de que las pesadillas se presenten de una forma recurrente pueden conducir a una fobia al sueño o provocar interrupciones repetidas del sueño paradójico. Las pesadillas aparecen principalmente en el período medio y final del sueño nocturno, puesto que ocurren durante el sueño paradójico. De forma excepcional, pueden aparecer durante el sueño leve de ondas lentas. Las pesadillas, tanto las transitorias como las situacionales, se producen a cualquier edad en la gran mayoría de las personas, aunque su relato es más común en la primera década de la vida. Las pesadillas son episodios de sueño con ansiedad que surgen generalmente durante el sueño paradójico y que pueden despertar al niño.  Terrores nocturnos: los episodios de terrores nocturnos suelen ocurrir en el primer tercio de la noche -en las fases III y IV del sueño-, manifestándose de una forma llamativa. El niño, que hasta ese momento estaba durmiendo de una forma calmada, se sienta de forma brusca en la cama gritando intensamente; se puede producir toda una serie de vocalizaciones acompañadas de manifestaciones de una ansiedad intensa: sudoración, piloerección -piel de gallina- y taquicardia. Se pueden producir gestos descoordinados y rápidos, y una fijación de la mirada en algún punto frontal. A pesar de toda esta activación inicial, el niño puede tardar entre cinco y diez minutos en despertarse, en el caso de que esto ocurra. Cuando el niño se despierta durante un episodio, no suele recordar lo ocurrido, y tampoco lo hace a la mañana siguiente. ¿Qué hacer ante los terrores nocturnos? Durante un episodio de este tipo, el niño no llega a responder a los estímulos ambientales mostrando una desorientación espaciotemporal, por lo que puede manifestar indiferencia a la presencia de los padres. Lo único que puede hacer el padre o la madre es abrazar al niño y tranquilizarle hasta que se calme y vuelva a conciliar el sueño. Hasta ahora hemos estudiado los trastornos del sueño más frecuentes y de los que seguramente habréis oído hablar alguna vez, pero ¿conocéis el caso de alguna persona que rechine los dientes al dormir? Por último veremos dos de los trastornos que aunque tienen una incidencia menor, si se dan en la edad infantil.  Jactatio capitis nocturna: Hace referencia a la conducta asociada al sueño que consiste en el balanceo rítmico de la cabeza -de delante atrás y hacia los lados- y, en algunos casos, de todo el cuerpo, normalmente antes de dormirse el sujeto. Los movimientos de la cabeza son los más importantes, considerándose los corporales como secundarios. Estos movimientos, que se producen en estado de vigilia y en las fases I y II de sueño, pueden ser regulares o intermitentes y, aunque en la mayoría de los casos son suaves, pueden resultar violentos hasta el punto de provocar alguna herida. Durante el episodio el niño no relata ningún tipo de sueño, y al despertarse no se acuerda del episodio. Aparece especialmente entre los 8 y 24 meses de edad. En algunos niños los movimientos



reaparecen varios años después coincidiendo con una etapa de tensión emocional acentuada. Bruxismo: El bruxismo asociado al sueño se caracteriza por una actividad rítmica de los músculos posteriores de la mandíbula que provocan una serie de contracciones forzadas de las mandíbulas superior e inferior y una fricción de las superficies dentarias rechinar de dientes-, lo cual provoca un ruido muy molesto. Esta fricción, si es muy frecuente, puede terminar provocando un desgaste de los dientes e incluso alteraciones en la articulación temporomandibular. Aparece sobre todo en la fase II del sueño y en la transición entre las distintas fases, y en el ámbito fisiológico se origina una discreta taquicardia. El curso de este trastorno puede ser transitorio o crónico. La incidencia en niños de 3 a 7 años es del 2,3 al 12,1%.

3.3. INTERVENCION ANTE LOS TRASTORNOS DEL SUEÑO ¿Qué podemos hacer para mejorar el sueño de los niños y niñas? Cuando existe una alteración o trastorno del sueño, la intervención frente a estas situaciones consiste en proporcionar un entrenamiento adecuado para introducir hábitos de sueño, estableciendo relaciones de coordinación con las familias para detectar y abordar el estado de las relaciones afectivas, ya que situaciones de rechazo, incomprensión y mandarlo a acostar como forma de castigo pueden provocar y agravar estas situaciones. Es importante tener en cuenta las características individuales de cada niño, entendiendo que hay niños más dormilones que otros. En la mayoría de los casos, los padres realizan la consulta cuando ya la situación es insostenible. Por ello es necesario desde el ámbito de la escuela infantil orientar a los padres a través de charlas informativas, con intercambios de experiencias, asesorando sobre técnicas de relajación, etc. ¿Qué consejos podemos darles a los padres y madres?  Evitar sobreexcitación. Como decíamos en el tema uno, es muy importante evitar que los niños se fatiguen mucho o estén sobreexcitados.  Eludir situaciones que provoquen tensión y miedo. Como las agresiones o violencias en familia, gritos indiscriminados en los centros, ver películas violentas, castigarlos a quedarse solos en una habitación, situación que asociarían a tenerse que ir a dormir solos y que podría generarles miedo a la oscuridad.  Angustia de separación. Realizar los procesos de separación del niño de la madre y de otros adultos con los que tiene establecidos vínculos de apego de manera adaptativa, natural y no dramática, puesto que la angustia de separación entre los ochos meses y los tres años, es la principal causa de estados de insomnio. Durante el día, la angustia de separación se manifiesta por la constante demanda de permanecer en todo momento con la madre o adultos que le cuidan.  En caso de que el niño llore o demande la presencia del adulto constantemente. Si esto ocurre o se niega a acostarse sin la presencia de éste, se le podrá acompañar a la cama y permanecer con él, pero realizando otro tipo de tareas, de manera que se esté cerca de él pero prestándole otro tipo de atención. Cuando va conciliando el sueño, el adulto se irá alejando y paulatinamente disminuirá el tiempo de permanencia con él, distanciando su

presencia física hasta salir fuera de la habitación, y hablándole sin tener que estar presente en el dormitorio del niño. ¿Cómo podemos entrenar el hábito del sueño? El entrenamiento del hábito del sueño, que es un tratamiento eficaz para que desaparezcan gran parte de los trastornos del mismo, como cualquier hábito, sigue las siguientes pautas.  Comenzar a incorporarlo desde los primeros días de vida.  Procurar que estén adquiridos o consolidados entre los 3-4 primeros años de vida, ya que, una vez establecido, no desaparece jamás; para ello es necesario que se planifique el programa de actuaciones previamente, lo que comporta saber o conocer si se tiene o no capacidad y maduración para ejecutar las actuaciones que se van a desarrollar.  Realizar las actuaciones con regularidad y firmeza y con carácter repetitivo: horario fijo, trato y actuaciones estables, procurando no hacer excepciones.  Producir en el niño sensación de satisfacción mientras se llevan a cabo estas actuaciones, con canciones de cuna, lectura de cuentos...  Realizar actividades idénticas aun cuando las lleven a cabo diferentes personas sobre el mismo niño.  Asociar las conductas que forman el hábito a rituales, por ejemplo, antes de acostarse lavarse los dientes, hacer pis.  El adulto ha de actuar siempre de modelo en su desenvolvimiento cotidiano y, así, si el adulto posee el hábito y lo exhibe, es más fácil que el niño lo imite. 4. ACTIVIDAD Y DESCANSO EN LA ESCUELA INFANTIL Elisa ahora es consciente de que las horas de descanso vienen marcadas por las necesidades biológicas de los niños y niñas, que se deben organizar en torno a sus horas de alimentación, juego e higiene. Esta secuencia se repite varias veces a lo largo del día, por eso es tan importante tener marcado un horario diario teniendo en cuenta la edad del niño/a -ya que hay diferencias relevantes según la edad-. La escuela infantil debe dar respuesta tanto a los ritmos de actividad de los niños como a sus necesidades de descanso a través de una adecuada planificación de tiempos, espacios y recursos. 4.1. PLANIFICACION DE LA ACTIVIDAD EN LA ESCUELA INFANTIL

¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para planificar la actividad en la Escuela Infantil? Los aspectos más relevantes para realizar la planificación de las actividades serán: el horario, los diferentes tipos de actividades a realizar y la organización de dichas actividades. Veamos detalladamente cada uno de ellos. 

El horario va a ser un elemento importante en la organización escolar, al regir y disponer el desarrollo práctico de todas las

actividades de la escuela, organizando tiempos, materiales y elementos personales. Lo primero que debemos plantearnos a la hora de optar por una distribución del tiempo en la educación infantil es pensar en respetar los ritmos individuales de los niños y niñas, ritmos que presentarán una mayor diversidad en las edades más tempranas. Para ofrecer un horario adecuado a los más pequeños se ha de considerar: o

El tiempo de acogida. En algunas escuelas los educadores se encuentran en el mismo espacio (un recibidor, un pasillo amplio con correpasillos y juguetes atractivos) durante la primera media hora de la mañana hasta que llega el momento de dirigirse a las diferentes aulas.

o

El tiempo de entrada. Es importante que los niños acudan a la escuela sin tensiones. A veces, en el momento de vestirse y de desayunar surgen conflictos que no pueden resolverse adecuadamente si hay un horario rígido de entrada a la escuela. Si es posible se puede establecer un margen de unos 30 minutos para la entrada en el aula que se irá normalizando de manera espontánea según avanza el curso.

o

El momento de salida. El momento de la despedida es tan importante como el del encuentro, deben cuidarse tanto los saludos, gestos y complicidades colectivos, como los individuales. En algunas escuelas no es complicado permitir que antes de salir sea el adulto que viene a buscar al niño quien le cambie el calzado y le ponga el abrigo. De esta manera también hay previsto un tiempo diario para la relación informal con las familias.

o

El calendario. Se puede mostrar cierta flexibilidad en el momento de la incorporación del niño a la escuela.

¿Qué tipos de actividades debemos realizar? ¿Cómo las organizaremos? 

Tipos de actividades: dentro del horario escolar se pueden distinguir distintos tipos de actividades, algunas tienen una presencia habitual en la jornada escolar y otras se realizan de forma más esporádica. Las actividades pueden clasificarse en función de diferentes parámetros tales como los objetivos educativos que persiguen o el ámbito de experiencia al que corresponden. o

Actividades cotidianas: Las actividades cotidianas o rutinas son aquellas que tienen una presencia fija en el horario escolar y giran en torno a los saludos, la comida, el aseo y el sueño. Estas actividades

marcan los cortes de tiempo en el ritmo diario y se repiten muchas veces. A través de las actividades cotidianas los niños pueden prever lo que va a ocurrir en cada momento del día y pueden hacer sus propuestas. Las actividades que se repiten van complicándose y enriqueciéndose con los gestos o canciones que anuncian su llegada o su final. Así vamos construyendo un horario en el que los rituales tranquilizan y a la vez aportan la base que sustenta nuevas propuestas. o



Actividades ocasionales: Las actividades ocasionales son aquellas que complementan a las cotidianas. Pueden estar programadas de manera que respondan a un proyecto o improvisadas a partir de un interés que súbitamente ha surgido en el grupo. Una vez que está establecido un horario que responde a los ritmos y necesidades infantiles, es posible incluir en él actividades no cotidianas. Ejemplos de actividades ocasionales son las celebraciones, las fiestas, las visitas inesperadas, el uso de un material sugerente imprevisto, etc. En la escuela infantil pueden desarrollarse muy diversas actividades tales como: 

Actividades de movimiento. Suponen la acción global del cuerpo (desplazamientos, saltos, bailes, etc.).



Actividades de conocimiento y observación de la realidad.



Actividades de lenguaje, relacionadas con la adquisición del lenguaje como medio de conocimiento de la realidad y de comunicación con los demás.



Actividades de manipulación y de exploración, usando las manos fundamentalmente.



Actividades de juego simbólico o de imitación de la realidad.



Actividades musicales.

Organización de las actividades en la escuela: La adecuada distribución de las actividades dentro del horario escolar deberá tener en cuenta una serie de pautas: Respetar los ritmos individuales. Deben tenerse en cuenta las características individuales de cada niño, tanto en el ámbito del desarrollo como en lo que respecta a su estado físico o emocional. Las actividades deben planificarse teniendo en cuenta estos factores de diversidad.

o

Plantear las actividades de forma lúdica para conseguir del alumno un rendimiento adecuado evitando la fatiga.

o

Velar por el adecuado descanso de los niños y niñas. Los niños deben tener el descanso adecuado a su edad y sus características.

o

Ruidos. Es conveniente evitar el ruido externo mediante un adecuado aislamiento acústico.

o

Proporcionar al niño una alimentación equilibrada, a través de una dieta sana y un horario racional de comidas.

o

Combinar diversos tipos de actividades. Como ya hemos dicho anteriormente, los cambios de actividad suponen también un descanso para el niño y favorecen su interés y motivación.

o

Plantear actividades con una duración adecuada a las características evolutivas de los niños.

o

Disponer unas condiciones ambientales que favorezcan la actividad, esto se consigue mediante una iluminación y una ventilación correctas, la ausencia de ruidos y una adecuada disposición de los materiales.

4.2. ESPACIOS ADECUADOS PARA EL DESCANSO ¿Se puede trabajar bien si hace demasiado calor? ¿Se puede dormir bien con mucha luz? Obviamente además de atender a los adecuados ritmos de actividad y descanso de niños y niñas, otro elemento especialmente importante es el espacio destinado a ambas cosas. ¿Qué condiciones ambientales son las más adecuadas para el aula? Las condiciones ambientales en las que se desarrolla la actividad escolar ejercen una notable influencia en el rendimiento de los niños. Esta influencia ha de ser tenida en cuenta y se ha de procurar que las condiciones ambientales favorezcan la actividad saludable de los niños y prevengan la fatiga. A continuación vamos a analizar cómo pueden optimizarse las condiciones del aula.  Iluminación: una buena iluminación tiende a favorecer la atención y a evitar la fatiga. La luz natural es la más apropiada, siendo ideal que a determinadas horas entre el sol en la clase. También es conveniente usar persianas o cortinas graduables que permitan dosificar la luz natural.  Temperatura y ventilación: lo importante mantener una temperatura homogénea en la escuela, aproximadamente entre 20ºC y 22ºC.



Ambientación: en cuanto al color de las paredes se recomiendan los colores claros que evitan una excesiva estimulación y fatiga visual, usar mejor pinturas lavables.

¿Cómo han de ser los espacios dedicados al descanso? El lugar donde se va a dormir de la escuela infantil debe ser un espacio tranquilo, que no se vea alterado por ningún tipo de ruido. El aula de bebés -de 0 a 1 año- debe disponer de una zona aislada para que mientras unos niños duermen, otros permanezcan despiertos. En otras aulas debe existir un lugar para el descanso de los más mayores dotado con colchonetas y hamacas, habilitado en la propia clase. La colchoneta, la tumbona o la cuna en la que el niño descansa han de ser de uso individual. No debe ser ni demasiado dura ni demasiado blanda. El material debe ser transpirable y su composición preferiblemente natural. Además, es conveniente que los niños dispongan de una sábana o manta para abrigarse. ¿Cómo ha de ser el momento de ir a dormir? El sueño diurno no requiere una oscuridad total aunque sí algo de penumbra. Esto a los niños/as les ayuda a diferenciar entre el día y la noche, entre la vigilia y el sueño. El lugar en el que duerme debe ser reconocible por el niño/a, así como los objetos que acompañan al sueño. Se puede ir indicando al niño que llega la hora de dormir a través de actividades más relajadas, actividades de limpieza, recogiendo los juguetes, bajando las persianas o preparando las colchonetas o las hamacas. Los educadores deben ayudar a los niños a dormirse mediante técnicas de relajación, entonando canciones de cuna, leyéndoles un cuento o facilitándoles un objeto de transición. Al acostarse es importante descalzarse y desprenderse de algo de ropa, lo que facilita la libertad de movimientos. El momento de despertar debe ser placentero lo que se consigue si ese despertar es espontáneo.