R. McKitterick, La Alta Edad Media

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Historia de Europa Oxford Editor de la colecci6n: T. C. W Blanning

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Historia de Europa Oxford Editor de la colecci6n: T. C. vV. Blanning

PLA.J."\T DE LA OBRA:

La Grecia clasica (publicado) Robin Osborne

Roma (pub!. prevista: 2004) ]. Bispham

La alta Edad Media Europa 400-1000

La alta Edad Media (publicado) Rosamond lV[cKitterick El cenit de la Edad Media (pubL prevista: 2004) Daniel .Power La baja Edad Media (pubL prevista: 2003)

Edici6n de Rosamond McKitterick i"l

Malcolm Vale

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El siglo XVI (pub!. prevista: 2003)

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Evan Carneron

El siglo XVII (pub!icado) Joseph Bergin El siglo xvm (pubiicado) T C. w: Blanning

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El siglo XIX (publicado) T C W Blanning

Europa 1900-1945 (pubLprevista: 2003) Julian Jackson

Europa desde 1945 (publicado) Mary Fu/brook

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CR1TICA Barcelona

Prefacio del editor de la colecci6n

Qnedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaci6n escrita de los titulares del copyright, bajo las sandones establecidas en las leyi;;s, la reproducci6n total o parcial de esta obra par cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informitico, y la distribuc.i6n de ejemplares de ella mediante alquiler o prestamo pUblicos. Traducci6n castella.na de Lourdes Soriano Robles Fotocomposici6n: Pa-cmer, S. A. © Oxforo;i University Press 2001

in:

The Eddy lYiiddle Age::; was odgirially published in English 200-L This tr'anslation-is published by arrangement with Oxford University Press. La alta Edad fvfedia se public6 origiHalmente en ingles en 2001. Esta traducci6n se publica por> y de las «invasiones b> fue en otro tiempo una tarea fJ.ciL El saqueo de Roma por Alarico y sus godos en el a_fto 410, sensacionalmente descrito en la lejana Palestina por Jer6nimo, quien tom6 los detalles del relato biblico de! saqueo de Jerusalen, podian ser considerados coma el leitmotiv del comportamiento b3.rbaro. La deposici6n de R6mulo AugUstulo) el «Ultimo emperador de Occidente>>, en el afio 476 puede ser tomada como un cisma habil. No fue dificil anadir los conceptos de declive y decadencia ( estimulado por alglin comentario eclesi. 11 En el afio 888, cuando el gobernante legitimo Carlos [Simplex (sencillo, simple) J no era mas que un be be, los nobles francos orientales eligieron a uno de ellos 1 Od6n, conde de Paris, coma rey, cuya reputaci6n como guerrero les ofrecia la esperanza de una direcci6n eficaz contra los vikingos. 12 La lealtad era algo que se ganaba y se retenia, pero tambien podia ser comprada e institucionalizada. Obsequios en forma de oro, joyas, armas o animales, concesiones de tierra y cargos podian fomentar una cohorte de hombres fieles alrededor de un rey, asi como acrecentar su propio po9

Vease J. YV. Bernhardt, Itinerant Kingship and Royal i'v!onasteries in Early Medieval Germany, c. 936-1075 (Cambridge, 1993).

Vease l.\1. Innes, State and Society in the Early lvfiddle Ages, ·100-1000 (Cambridge,

2000). 10

Pablo Di8.cono, Historia Langobardorum, III, 16, ed. Waitz, p. 123. Annales regni francorum, ed. F. Kurze, NIGH, Scriptores rerum germanicaru1n 6 (Hanover, 1895), p. 8 (entrada para el afio 749). u Richer, Histoire de France (888-995), I, 5, ed. Robert Latouche (Paris, 1967), p. 16. ll

8

45

LA POLfTICA

LA ALTA EDAD MEDIA

der. Los seguidores que elegfan a un rey tambien se proclamaban sus partidarios fieles. Carlomagno opt6 por exigir un jurarnento formal a sus partidarios mientras fue rey de los francos y1 de nuevo, despues de su famosa coronaci6n coma emperador en Roma en el aiio 800. El juramento, explicito en su caso e imitado por sus sucesores, h>. 14 Las culturas de poder eran una combinaci6n de intimidad y de responsabilidad. La actividad comunal del rey con su carte) como dar banquetes, cazar y hacer carreras de caballos y su relaci6n con la reina, eran aspectos esenciales de la monarquia del periodo altomedieval. Einardo contaba de Carlomagpo c6mo el rey disfrutaba nadando en las fuentes termales de Aquisgrin con miembros de su corte, de forma que en cualquier inomento «cien hombres o mis podian bafiarse con el». 15 Luis el Piadoso disfrutaba intensamente cazando, especialmente «en el mes de agosto, cuando los ciervos est3.n muy gruesos, pasaba las horas cazandolos hasta que llegaba el tiempo de cazar jabalies)). 16 Muchas residencias reales o palacios parecen haber sido pensados en parte como pabellones de caza, como Thionville, en las Ardenas, o Tamworth, en el reino de Mercia. Las cortes lombardas y las famiJias reales del siglo VIU, asi como las carolingias y anglosajonas del siglo IX y las de los gobernantes otonianos del siglo x, ademas de las de Bizancio y los emires de C6rdoba, tambi€:n eran 1 en diferentes momentos, celebres por su cultura, su promoci6n de la erudici6n y el aprendizaje y su mecenazgo activo de las artes. Sobre todo, en tal patrocinio las obispos y los miembros de las principales casas de la aristocracia los emularon (v€:ase el capitulo 5). Dentro de los reinos habia, a menudo, guerras civiles entre pretendientes rivales. En estas circunstancias, las facciones perdedoras se volvian mis duras de coaccionar. Los reyes del siglo x pudieron extender me14

u Extracto del juramento a Carlos el Calvo, rey de los francos de Occidente (840-877)

en Quierzy en el afio 858, ed. A. Boretius y V. Krause, MGH, Capitularia regum francorum II (Hanover, 1897), no. 269, p. 296. Vease C. E. Odegaard, 1 era desempeiiadO- por ciudades como Cornacchio, Venecia, J>Tapoles o Marsella. En el reino franco, el declive de los wiks habia en1pezado hacia los decenios de 820 y 830, antes de las primeras incursiones vikingas. A partir del afio 859, es posible) aunque puede ser una falsa impresi6n creada par las lagunas en las pruebas documentales, que fueran destruidos o abandonados emplazamientos a an1bo.s lados de1 Mar del Norte. En el caso de Dorestad, por ejemplo, el estuario se encenag6. A principios del siglo x hubo lo que puede ser una reanudaci6n de actividades comerciales en los asentamientos de origen romano o un movimiento a nuevos lugares (de tundenwich a Londres) de Quentovic a :tvlontreuil-sur-ivI~r, de Dorestad a Tie1 y Utrecht). Puede haber habido un vacio en el comercio de Europa noroccidental entre los afios c. 870 y c. 920, pero con el florecimiento ininterrumpido de otros centros como Dublin, York, Birka, Novgorod y Kiev, es improbable. La «ruralizaci6n>' de las elites francas (a partir del siglo vn y no, como se ha dicho durante demasiado tiempo, desde el ai\o 500) tiene como consecuencia una dispersi6n real de lugares de poder a la que puede contraponerse claramente Europa meridional, donde hay indicios convincentes 13

(2000).

J.-P. Devroey, «On men and women in early medieval serfdcim)), Past and Present

LA ECONOMiA

123

_-___de la persistencia de una elite y un estilo de vida urbano. Esto puede ex\ plicar la temprana aparici6n ( o la permanencia) en Italia de un «predo~.- ~iniot) de ciudades en et campo y el auge de una comuni dad participativa } 'l de {ormas de organizaci6n de vida colectiva entre la poblaci6n urbana ~~·.-en N1ilan, Pisa o Lucca a finales del siglo IX yen el x. En el noroeste existe '''de hecho alguna continuidad funcional en la antigua red urbana. Pero la g;·:ruptura fue total entre los siglos VII y IX en la funci6n econ6mica de la ciut: recordando los (; antes de las inva- /' siones v), en NL T. FOgen {ed.), Ordnung und Aufruhr: Historische und jurisl"ische Studien z1> s6lo aparece en la Vida de Bonifacio escrita por Willibaldo, donde el santo es descrito talando triunfalmente el roble sagrado de Geismar. 9 Toda via la tala de irboles sagrados tenia una genealogia literaria larga que remonta a la Vida de San Martin de Sulpicio Se_vero (c. 397), uno de los textos hagiogr3.ficos mis influyentes de la al ta Edad Media. La colec;.::i6n de eplstolas de Bonifacio ofrece una imagen muy diferente. Dedic6 la mayor parte de su energia a erradicar las variedades anticonvencionales de cristianisn10 que habian florecido tras las primeras cam...: paftas mjsioneras. Significativamente, el ataque mas explicito de Bonifacio contra el ':visi6n diferente y de un conj unto. de creencias seguiria a su debido tiempo, pero no era sobre lo que se preocuparon inicialmente Bonifacio y sus colegas. Las f6rmulas bautismales eran redactadas en antiguo alto alemin, para que los nuevos conversos pudieran declarar pllblicamente que abjuraban de «Donar, Wodan y toda su pompa». Estas definiciones de paganismo procedian de los misioneros, no de los mismos· paganos. Ya no existia una categoria neutra de cultura secular con sus propias tradiciones y festividades; la pr:ictica social era cristiana o pagana, y esta Ultima inclufa cualquier cosa que pareciera remotam_ente «supersticiosa». Los augurios, amuletos, conjuros y otras formas de magia representaban el tipo de recurso prictico al que cualquiera, bautizado o no, podfa haber- recurrido. En el denominado Corrector, un compendia de pricticas ilicitas redactado por el obispo Burchardo de Worms (t 1025), se encuentra en general la magia practicada por gente que probablemente se consideraba cristiana. El hurto frecuente de aceite santo de las iglesias para prop6sitos n1agicos es un ejernplo claro; sin duda, no era un indicador claro de paganismo persistente. Los primeros textos medievales que apoyan la contraofensiva contra el cristianismo errante son una mina de informaci6n sobre los modos en que el cristianismo verdadero era definido: en oposici6n a las amplias y variadas gamas de pr3.cticas migico-religiosas ciasificadas en una sola categoria, a saber, «superstici6n y paganismo», para ser erradicada siempre que se encontraran tales fen6menos en la vida real. Tampoco la arqueologia proporciona informaci6n fidedigna sobre el paganismo. Si alguien era enterrado con objetos funerarios, incluso una cruz, ,;le convertia eso en un pagano, a causa de la presencia de objetos funerarios, o en un cristiano, debido a la cruz? El paganismo empezaba

LA ALTA EDAD MEDIA

donde el cristianismo acababa. Era la frontera que separaba a «elios>:· .de;~:'. «nosotros», dentro de las formas de gobierno cristianas) asi como en el in.:, ~ menso y peligroso mundo exterior. Esta frontera estaba alli para ser cru-: zada por los predicadores de la fe, o bien seguidos o bien precedidos- por_ los ejercitos que apoyaban su conquista.

Las esferas sagradas y las estrategias de distinci6n «El Dias que ha hecho el mundo y todo lo que se mueve, Sefior como es del cielo y de la tierra, no habita en templos construidos por la mano de! horn-. bre» (Bechos de los Ap6stolesj 17: 24). En oposici6n a un mundo romano:_; Ueno de lugares y espacios s;agrados, el cristianismo fue jnicialmente una _< religi6n sin santuarios; dondeq uier:1 q ue los creyentes se congregaran para el culto, Dios estaria presente. Este ideal iba a ser abrazado una vez mas por el protestantismo, pero era extrafio para la Antigiiedad tardia y la Edad .i\tle-· dia. A lo largo de todo este periodo, ei. cristianismo era una religi6n rnuy basada en lugares y espacios sagrados-sobre todo, en los {1, Past and Present, 161 (1998), pp. 3-38, esp. p. 37.

LA RELIGI6N

LA ALTA EDAD MEDIA

Esta intensa actividad de oraci6n fue avivada por las actitudes cam~i·'. biantes hacia la muerte y lo que aguardaba a la humanidad, una vez tras.,.-· pasaba el ultimo umbra!. El Juicio Final y la Resurrecci6n al final de lo&: tiempos se percibian todavia coma el definitivo ajuste de cuentas, perO" este Ultimo juicio habia llegado a estar precedido por otro anterior, inme:... ·diatamente despues de la muerte. A los pecadores que no habian logrado>' equilibrar la balanza de los pecados mediante la debida penitencia dura.ri...:) te su vida les esperaba tener que soportar los tormentos de un li1nbo inter-:-·i. 21 Las estratagemas que un tratado de mediados del siglo x, el Escaramuzas, recomienda alos corriandantes regionales presuponen que se enfrentaran a menudo con invasores 3.rabes nurnE:ricarnente superiores. En este trasfondo de inseo-uridad v de contaco ' tos involuntarios, es cory1prensible que la «imagen11 que la corte imperial busc6 transmitir a traves de ceremonias y otros actos de propaganda era de orden. Igualmente, co1no corolario a las reliquias e himnos que llegaron a ser tan prorninentes en la vida pliblica a partir de principios del siglo vn, la observancia estricta del ritual religioso y de la doctrina era un instrumento de supervivencia. A trave.s de la evitaci6n de desviacionismo los cristianos retendrlan el apoyo de Dios. ~

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Los que mostraban una gran farniliaridad con la literatura del pasado precristiano o un poco de afinidad con los pueblos «birbaros» eran susceptibles de incurrir en la sospecha, el ridiculo o algo peor de la elite politica y eclesi8_stica que imperaba en Constantinopla. El patriarca Facio fue castigado por poner el coraz6n en «Una fundaciDn er~r6nea y arenosa, e! saber 22 profano». Los rr1i(mbros de esa elite no estaban vor hacer concesiones mayo res de fa,:;to a.1-;gobernantes b8-rbaros» cuando la~situaci-6n lo requ:eria. Pero por esta misn1a raz6n est:iban poco dispuestos a escribirlo o a hacer que se dejara constancia en la literatura de la corte. De vez en cuando, las fuentes desafectas Haman la atenciOn sobre lo que eran probablemente modos corrieotes de hacer negocios con los forasteros. Asl, el emperador iconoclasta Le6n ·yr es censurado por un cronista venerador de iconos por la manera en que aquel ratific6 un tratado de paz con los invasores bU!garos en el afio 816: el ritual incluia prestar juramento sobre perros sacrificados, al es-

Povest' Vremennykh Let, e, en palabras del padre de Constantino. 26

Los relatos bizanti11os sobre los «barbaros»: el foco se estrecha La elite bizantina, consciente de los territories y de las glorias perdidos de su Imperio, no estaba dispuesta a dignificar a los pueblos «b- con una descripci6n en griego de alto estilo -aunque algunos de los que cumplian misiones diplom8.ticas enviados por el emperador poseian talento literario-. La escasez de dichos relatos despues del siglo vr merece un examen un poco mis extenso, porque sefiala la transfiguraci6n de las perspectivas culturales cristianas orientales despues de la epoca de Justiniano. Se trataba en parte de una cuesti6n de aproximaci6n al n1undo conocido. Las descripciones cuidadosas y el anilisis empirico de ios acontecimientos hurnanos y los fen6menos naturales como medio para explicar el funcionamiento del rnundo habian sido la esencia de la ciencia anti-

gua y de! escrito hist6rico, y todavia eran atacados por Cosme Indicopleustes en el siglo VL Cosme censuraba la opini6n predominante de que la tierra era una esfera por ser de origen pagano yen contra del sentido coml1n y evidente. En cambio, sostenia que el cielo descansaba como una tienda sob re la tierra fija y Hana y encima existia otro, celestial, un tabernaculo habitado por Dios y los 3.ngeles. La perspectiva antiempirica de Cosme es un ejemplo temprano de lo que lleg6 a ser la ortodoxia predominante en la cosmografia oriental. Mezclaba la aversi6n de la elite bizan.tina a describir con detalle los diferentes modales y costumbres de quienes · vivian fnas all:- eran esencialmente ilegitimos, con tendencia a funcionar a la manera de Gelimer. Pero la reticencia tambien procedia de una cierta falta de confianza sobre c6mo discutir los rnetodos de los barbaros, tanto individualmente entre los miembros de la elite, temerosos de ser criticados por desviaci6n o traici6n, como arraigada en la cultura politica en conjunto. Asi, los eruditos enviados en embajadas a Bagdad a veces entablaban con sabios musulmanes discusiones que se exteudian mas alla de sus ins26

Leo VI, T~ctica, XVIIl.110; PG 107, col. 972.

226

EUROPA Y EL ANCH.O AlUNDO

LA ALTA EDAD MEDIA

trucciones de demostrar la sabiduria-y la destreza imperiales y de exponer los argumentos a favor de la doctrina ortodoxa contra los errores musulmanes. Exiten pruebas que indican que Juan el Gram,, en L. Brubaker (e para atacar una de las bites no·ires de liudprando, ios sarracenos, en Fra.xinetum. La obra de Liudprando acaba con su propia visita al palacio ((no s61o superando en belleza sine tan1bien en fuerza a todas las fortalezas que he visto», 35 y sus estampas de la historia imperial reciente destacan la piedad.de 19s griegos. Ademas, el alcance de su trabajo no es muy diferente del De administrando de Constantino, a saber: los potentados cristianos y los centros de poblaci6n del N1editerraneo, y los sarracenos y otros que los hostigaron. No obstante, para Liudprando los griegos son tan extrafios coma hermanos, y los detalles que ofrece sirven en parte como informaci6n previa para el obispo espaftol a quien est:i dedicado el Antapodosis y para los miembros de la elite alemana entre los que escribe Liudprando. Ot6n I y sus camaradas sajones eran virtuales principiantes para el poder jugado en el mundo mediterrineo, pero incluso los n1agnates mas al sur estaban probablemente peor informados sobre Bizancio que sus predecesores caralingios. Al Cel'rar los hl1ngaros desde finales del siglo IX n1uchas rutas terrestres hacia Oriente, se habian agravado los riesgos a los que los viajeros se enfrentaban, de todas forrnas, en el mar. Al tomar aventureros musulmanes la Creta bizantina entre los afios 824-827 y reducir gradualmente los musulmanes la Sicilia bizantina, asi coma los enclaves a lo largo de las costas de Calabria y de Campania, el i\!IediterrJ.neo se convirti6 en un lago mas musulman de lo que lo habia sido antes. La reconquista bizantina de otras zonas de Italia de! sur a partir de mediados de! decenio de 870 realmente no compensaba los mis altos riesgos y castes que ahora acosaban al viajero. Fue a partir de finales del siglo IX que «los hijos de Ismael gobernaron las olas y se aprovecharon de todos los golfos, playas y promontorios».36 Para esta epoca, los datos de viajes por inar entre el Occidente 04

Constantino VU, De administrando imperio, 13, ed. Nioravcsik y Jenkins, pp. 72-73. liudprando de Cremona,Antapodosis, V. 21, en Opera Omnia, ed. P. Chiesa. Corpus Christianorum, Continuatio n1ediaevalis 156 (Turnhout, 1998), p. 135; trad. inglesa EA. Wright, The ~'\forks of Liudprand of Crernona (Londres, 1930), p. 190. 30 Osias Loukas: 0 bias tou osiou Louka tvu Steiriote (Life of St. Luke the Steiriote), 3, ed. D.S. Sophianos (Atenas, 1989), p. 160. 3

Constantino VlI tiene cosas positivas que decir sabre una (1naci6n» extranjera: perdido, rnedio familiar a partir de los libros de histuria. Liudµrando y su ~upuesto pllblico ansiaban poner al dla su trato con los gri.ego-s y arrivistes co1no su sefior, Ot6n l, que estaban impacientes por intercambiar saludos y fr)rn1alizar las relaciones. Pero la irnpaciencla_ y el desconocimiento de los metodos de los griegos pudieron llevarles a equ;.vocaciones ya reacciones de desahogo, como la de Liudprando des.. ue ~ n . I . para e1h1_Jo puts de que su intcnto por ganar una porp hyrogenzta L ton 1 fuera rechazado en el afi.o 968. P.Jiora la diferente - y (iafen1inada> - indumentaria, los modales y los estilos de vida de ia elite oriental se convir1

37

Arr~alario de Treveris, versus rn> en un sentido en que Carlomagno no lo habia sido. Lo que faltaba a los gobernantes de origen saj6n en legitimidad yen antiguo patrocinio podia en parte compensarse con una politica ,>, y ascenso de Odoacro

537

Consagraci6n de la iglesia justiniana de Santa Sofia en Constantinopla

480

Muerte de Julio Nepote, tambien emperador occidental en Dalmacia

537-538

Casidoro compila las Variae

481

Clodoveo el franco se convierte en el gobernante de la Galia septentrional

c. 540

San Benito, Regla

493

Llegan a Bizancio gusanos de seda de Asia Central, India o China

Teodorico el Ostrogodo derrota a Odoacro y gobierna !tali a

c. 540-565

Talla de la tabla de Barbarini

496-508

Conversi6n de Clodoveo al catolicismo

Los francos gobiernan las tierras al norte del Po en Italia

506

Los visigodos promulgan,- el Breviario de Alarico, un compendia de! C6digo de Teodorico de derecho romano

decenio de540 542-543

La peste se propaga hacia el oeste desde Constantinopla

507

Los francos derrotan a los visigodos en Vouille

c. 550

Cosmas Indicopleustes, Topographia Christiana

c. 511

Se promulga la Lex Salica

552

Sll

Muerte de Clodoveo y primera divisi6n del reino merovingio entre sus cuatro hijos

El ejercito de Justiniano, comandado por Narses, mata a Totila, el lider godo

c. 552

Jordanes, Historia de los godos

c. 524

Boecio, Consolaci6n de la filosofia

553

Teias, sucesor de Totila, es derrotado

524

Ejecuci6n de Boecio en Italia

554

526

Iviuerte de Teodorico el Ostrogodo

La Ultima resistencia militar ostrogoda fracasa aunque algunas sublevaciones en el norte continlian durante unos cuantos afios mas

527-565

Reinado de Justiniano I, emperador bizantino

c. 532

Las Tablas de la Pascua de Dionisio Exiguo se fechan en el (supuesto) afio de la Encarnaci6n de Cristo y asi fomentan la Era Cristiana

533

Muerte de Gelimer, rey de los v