Nouveau Roman

Movimiento Nouveau Roman Planteamiento novedoso en cuanto a la forma de narrar, pero que también han evolucionado cada

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Movimiento Nouveau Roman Planteamiento novedoso en cuanto a la forma de narrar, pero que también han

evolucionado cada uno de ellos de forma muy

distinta. Una

característica

generalizada

en

estos

autores

es

el

cuestionamiento de la novela tradicional decimonónica. Según ellos no tiene ya sentido escribir novelas al modo de Balzac, con unos personajes, una trama, un inicio, un desarrollo y un desenlace. Se sienten en cambio más cercanos a la literatura más introspectiva de Stendhal o Flaubert. No se admite la descripción

de

mediatizada

por

exploración

de

los

personajes,

los los

que

prejuicios

flujos

de

según

ellos

ideológicos,

conciencia.

En

está

sino

la

ellos,

la

influencia de autores extranjeros como Virginia Woolf o Kafka o franceses como Sartre o Camus es evidente.      

Claude Simon, premio nobel Alain Robbe-Grillet con La celosía Nathalie Sarraute con Tropismos Claude Ollier Robert Pinget Claude Mauriac

La crisis de la literatura, signo de nuestro tiempo, se hace sentir con una particular agudeza en el género literario más destacado

en

los

últimos

cien

años:

la

novela

(v.).

El

realismo de Balzac y Flaubert había consagrado una noción clásica

de

este

género,

formada

a

partes

iguales

de

una

anécdota y unos personajes, de descripciones externas y de análisis psicológico. Más tarde, los grandes renovadores Proust, Gide, Joyce, Faulkner, Kafkaamplían considerablemente

los recursos técnicos, mientras que la moderna literatura comprometida se sirve de la novela como medio de afirmación de actitudes individuales, éticas y metafísicas. Sin embargo, hacia la mitad del s. XX se produce un cambio de orientación con la aparición de jóvenes escritores que, abandonando el debate ideológico, centran la reflexión literaria sobre la literatura en sí misma y sobre la novela en particular. Las preguntas que se plantean a partir de este momento son: ¿es posible la novela?, ¿puede despojarse la novela, como ha hecho

la

pintura,

de

lo

anecdótico,

de

lo

convencional?

Nacimiento de la «nouveau roman». La nouveau roman (o nueva novela), término nacido en el periodismo y la crítica para designar este fenómeno, no constituye una escuela ni un movimiento

literario.

Sus

componentes,

agrupados

en

su

mayoría en torno al editor Jéróme Lindon y a las Éditions de Minuit, tienen en común el concepto esencial de la novela como búsqueda de nuevas formas. «La búsqueda de nuevas formas novelescas cuyo poder de integración sea mayor desempeña, pues,

un

triple

papel

en

relación

con

la

conciencia

que

tenemos de la realidad: el de denuncia, el de exploración y el

de

adaptación»

(M.

Butor,

Sobre

Literatura,

Barcelona

1960,

10). El

resultado

de

esta

triple

empresa

de

denuncia,

exploración y adaptación es, ante todo, la desaparición del héroe

novelesco

dotado

de

una

biografía

y

de

unos

datos

personales, la ausencia total de intriga, la destrucción del tiempo y del espacio, la negación de la psicología. Como dice Nathalie Sarraute (las figuras más destacadas de la nouveau roman

son

a

la

vez

brillantes

críticos

que

defienden

agudamente novela:

sus

«...

teorías), ha

ido

refiriéndose

perdiendo

al

todo,

personaje

poco

a

antepasados, su casa abarrotada de toda clase

de

poco:

la sus

de objetos

desde la bodega al desván, sus vestidos, su cuerpo, su rostro y sobre todo ese precioso bien, su carácter, que únicamente le pertenecía a él, y a menudo hasta su nombre» (La era del recelo,

Madrid

Otro nuevos

aspecto

en

novelistas

enfrentamiento

que

es

con

1967,

la

la

coinciden

fundamentalmente

necesidad

realidad

48).

absoluta

que

esté

los

de

un

totalmente

desprovisto de toda significación previamente pensada por el autor. Su rigorismo lleva a los últimos extremos la escisión de lo subjetivo y de lo objetivo que en la novela tradicional se encontraban íntimamente mezclados, a veces hasta en la misma frase. Para ellos se trata de renunciar, de una vez para siempre, a la posición privilegiada y omnipresente del autor, a la vez fuera y dentro de sus personajes, con el fin de suprimir toda posible interferencia explicativa. «Que sea en primer lugar por su presencia por lo que los objetos y los gestos se impongan, y que esta presencia continúe después dominando, por encima de toda teoría explicativa que intente encerrarlos en cualquier sistema de referencia, sentimental, sociológico, freudiano, metafísico o demás» (Robbe-Grillet, Une

voie

pour

le

roman

futur,

París

1956,

82).

Fácilmente se observa que esta forma de presentación más que explicación de la realidad, que esta renuncia a toda profundidad está influenciada por la técnica cinematográfica. Es significativo resaltar que muchos de los escritores de la nouveau

coman

colaboran

activamente

en

la

realización

de

películas

donde

intentan

desprenderse

también

del

lastre

literario y discursivo en beneficio del simple impacto de la imagen. El resultado en ambos casos son obras de difícil acceso que requieren un esfuerzo análogo al que han exigido su concepción y su realización. En efecto, una de las más interesantes

aportaciones

de

este

tipo

de

novelas

es

el

cambio total de la relación autor-lector. Este último, al encontrarse

frente

a

una

realidad

novelística

totalmente

desprovista de significaciones, se ve obligado a colaborar de una manera más activa y a renovar, por decirlo así, el acto de creación literaria. Claro que esta reeducación del lector no siempre se consigue y se diluye muy frecuentemente en una incomunicación

desalentadora.

Características de la «nouveau roman». La nouveau roman aparece, pues, más que como una ruptura, como una extremista depuración

de

la

novela

tradicional.

Hay

en

todos

sus

componentes, como última nota común, una decidida voluntad de renovación formal y una obsesión por el lenguaje, por su aptitud o ineficacia para representar una realidad (obsesión que linda en muchos casos con verdaderos fanatismos teóricos y estéticos). Al mismo tiempo, se someten en la realización de sus obras a difíciles y rigurosas estructuras externas que hacen a priori de la novela una obra de arte en el sentido clásico de superación de dificultades (bien entendido que aquí

las

reglas

no

son

gerierales

sino

peculiarísimas

y

autoimpuestas por el escritor). Así, Robbe-Grillet renuncia a los

verbos

de

sentimiento

y

de

opinión

y

a

todos

los

adjetivos que expresen un matiz de valor o de subjetividad; Michel Butor en La Modification (La Modificación) se impone el empleo constante del Usted, y Nathalie Sarraute mantiene

continuamente el diálogo al nivel de la «subconversación». Paralelamente,

el

marco

espacial

se

halla

rigurosamente

limitado: una ciudad en L'emploi du Temps (El empleo del tiempo), de Butor y Dans le Labyrinthe (En el laberinto), de Robbe-Grillet; un tren en La modificación; una plazuela en Le Square, de Marguerite Duras; el plano de una mesa de banquete en Le diner en

ville (La cena

en la ciudad),

de Claude

Mauriac; de la misma manera que la duración temporal: 24 horas en Le Voyeur (El mirón), de Robbe-Grillet; una hora en Degrés (Grados), de Butor. En definitiva, se trata de una renovación

por

los

caminos

del

empobrecimiento

expresivo

voluntario, renunciando a aquellas formas que se consideran híbridas o sobrepasadas y distendiendo hasta el máximo los métodos reputados novelísticamente puros. No es extraño que un crítico haya hablado a este propósito y no sin cierta ironía de una «cura de adelgazamiento de la novela» (JeanBertrand Barrére, La Cure d'Amaigrissement du Roman, París 1964). Figuras de la «nouveau coman». Por derecho propio le corresponde un puesto destacado a Alain Robbe-Grillet (n. en Brest en 1922), ingeniero agrónomo, novelista y crítico de talento. Robbe-Grillet es el paladín de una nueva objetividad llamada «objetalismo» o «escuela de la mirada», según la cual el relato debe ir completamente desprovisto de toda identidad personal

o

narradora»

afectiva que

para

suscite

ser la

sustituida existencia

por de

«una una

mirada

realidad

estrictamente material. Aparte de sus escritos teóricos (Por una nueva novela, Un camino para la novela futura), ha hecho la demostración, no siempre convincente, de sus teorías en diversos relatos donde, partiendo de una astuta idea inicial,

desarrolla

con

el

virtuosismo

de

un

hábil

fotógrafo

una

acción y un tiempo narrativo que son puras creaciones suyas. Así

sucede

con

la

primera

de

sus

novelas,

Les

gommes

(traducida al español con el título de La doble muerte del profesor Dupont), 1953; la estructura externa, como en casi todas sus novelas, es una imitación del género policiaco; pero en torno al crimen, el relato no se va desarrollando, sino

que

confusión

se

enrolla

con

sobre

alusiones



mismo

frecuentes

en al

una

reiterativa

mito

de

Edipo;

confusión que alcanza a los personajes (el detective y el culpable se identifican), y de la que surgen únicamente las imágenes de un mundo estático y de unos objetos que, como diría el autor, «están ahí». La descripción en 16 líneas de un objeto tan anodino como un trozo de tomate es un ejemplo antológico de esta típica manera de novelar de Robbe-Grillet. En torno a un crimen gira también su segunda novela, cuyo representativo título es Le voyeur (El mirón), 1955. Nuevamente aparece un relato sin historia y, detrás de él y de la fragmentación de gestos, se esboza una escena única y obsesiva, que es el único momento en blanco de una jornada de 24

horas

minuciosamente

cronometrada.

En

La

falousie

(La

celosía, pero también Los celos) hay un evidente progreso introspectivo. A través del esquema clásico del triángulo amoroso, a través de una ventana y de una mirada detrás de la cual desaparece el personaje, se nos muestra un universo cuya única

densidad

dimensión

espacial

temporal

es

es el

la

geométrica

presente.

Sin

y

cuya

embargo,

sola el

pensamiento no resbala sobre esta superficie lisa sino que insidiosamente se insinúa la subjetividad del marido celoso que

es,

en

el

fondo,

el

centro

y

el

ordenador

del

espectáculo.

Finalmente,

en

Dans

le

laberynthe

(En

el

laberinto), 1959, asistimos a una creciente invasión de lo alucinante; los interminables vagabundeos de un soldado por una

extraña

ciudad

podrían

hacernos

pensar

en

Kafka

o

Beckett, si el autor no nos hubiera puesto en guardia contra toda posible interpretación simbólica. En su última obra, La maison de rendez-vous (traducida al español como La casa de Hong-Kong), 1965, se aprecia una sensible renovación técnica procedente en gran parte de su dedicación al cine en los últimos

años:

L'année

derniére

á

Marienbad

(1961),

L'immortelle

(1963).

Más atractiva en muchos aspectos resulta la figura de Michel Butor (n. en Mons-en-Bareul en 1926), más jugoso en sus descubrimientos y también más enraizado en una tradición de exploración de la interioridad que él pretende renovar a su modo. En L'emploi du temps (El empleo del tiempo), 1956, la anécdota se organiza entre las continuas interferencias del

pasado

en

el

presente,

y

se

termina

con

la

trágica

conclusión de la imposibilidad de rememoración del tiempo perdido. Sin embargo, su obra

maestra es La modification

(1957), donde asistimos a un interminable monólogo interior, pero

formulado

constante

del

de

Usted.

acontecimientos protagonista distintos (Grados),

es

1960,

modo La

externos una

niveles

simultaneísmo,

un

de

obra Michel

sobreimpresión con

obra la un

inquisitorial la

maestra

Butor

de

ha

el

los

empleo pequeños

mental

captación Después

didáctica se

de

trayectoria

conciencia. tanto

por

y

de

confusa

orientado

del

de

los

Degrés en

su

hacia

investigaciones técnicas que recuerdan las experiencias de Mallarmé (v.) en Un coup de dés jamais n'abolira le hasard;

Mobile (1962) y Description de San Marco (1963), son librosobjetos donde se proponen a través de las variaciones y los recursos de la tipografía diversos itinerarios de lectura, más

en

consonancia

con

la

poesía

que

con

la

novela.

Primera en la cronología y primera para muchos críticos es Nathalie Sarraute (n. 1902), hoy eclipsada un poco por los dos autores citados. Ya desde 1938)

propone

como

objeto

de

su primer libro la

novela,

a

(Tropismes

diferencia

de

Robee-Grillet, la captación de una realidad interior que, al contrario de lo que ocurre en la novela tradicional, no puede alcanzarse en toda su profundidad por medio del análisis psicológico, sino por deducción del comportamiento y de las formas triviales de la conversación. Lo que ella llama la subconversación

(gestos

que

contradicen

a

las

palabras,

entonaciones, silencios, etc.) constituyen el verdadero medio de comunicación entre los hombres y lo que en definitiva los desenmascara principales

a

los

novelas

ojos son

del

novelista

Marterau

y

(1953),

del Le

lector.

Sus

Planétarium

(1959), Les frutos d'or (Los frutos de oro), 1962, aparte de su tratado teórico L'ére du soupcon (La era del recelo), 1956. Dentro del grupo de- cabeza de los nuevos novelistas habría que citar igualmente a Marguerite Duras (n. 1914), Claude Simon (n. 1913), Claude Ollier, Robert Pinget y Claude Mauriac

(1914-70).

V. t.: NOVELA; VANGUARDISMO. FRANCISCO J. HERNÁNDEZ.

Fuente: http://www.canalsocial.net/ger/ficha_GER.asp?id=9427&cat=literatura