Literatura

Autor AA .VV. (2001) Pizarro, (2008) Título y capítulo Entre libros y lectores I. Cap. 3: “El texto literario”. Crist

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Autor AA .VV. (2001)

Pizarro, (2008)

Título y capítulo Entre libros y lectores I. Cap. 3: “El texto literario”.

Cristina. La búsqueda del lector infinito. Cap.1:”Una nueva mirada en la literatura infantil.”

Conceptos fundamentales Observaciones Literatura: texto con preponderancia de la función estética del lenguaje (texto estéticamente bello en cuanto al cuidado en la elaboración del mensaje y a su contenido: entretener o emocionar al lector) como elemento constitutivo, al igual que su estatuto ficcional (categoría diferente a la de verdadero/falso, por lo tanto, no debe someterse a ellas. Surge de la imaginación del autor, crea y funda realidades posibles y los lectores hacemos “pactos” con ellos para creer en sus historias). Lo literario no es de una vez y para siempre sino que está inmerso en un sistema social de convenciones vigentes al respecto. Características :Pampillo y Alvarado(86) - Connotativo: lenguaje metafórico, simbólico, mediado por recursos literarios que debe ser entendida a lo largo de todo el texto. Remite a sugerencias afectivas, valorativas y fruto de cada experiencia lectora en particular. Los planos fónico, gráfico, prosódico y sintáctico contribuyen a crear el sentido, que es estrictamente semántico. - Ficcional: verosímil si se asemeja a la realidad e inverosímil, si se aleja de ella. - Plurívoco: posee más de un sentido y estos están abiertos a las diferentes interpretaciones de los lectores. Nunca será unívoco ni claro para los lectores. - Autorreferencial: de existencia autónoma dentro de sus propios límites-, con predominio de la función poética del lenguaje. - Intertextual: relación con otros textos a pesar de autorreferencialidad. Pueden ser referencias en sentido amplio o estricto, pero siempre le piden al lector un plus en cuanto al trabajo de la interpretación. Compuesto por figuras o tropos verbales: no son meros adornos sino que contribuyen a la creación del sentido en su conjunto: Son la metáfora, metonimia, comparación, imágenes, sinestesia, personificación, aliteración y otros. Su uso más evidente es en la poesía. Literatura infantil: Montes (90) La literatura infantil merece su nombre. Es un universo de palabras con reglas de juego propias. Características de la literatura: -Polisemia: “muchos sentidos”. La obra de arte es plurívoca y ambigua. Su autor elabora una obra conclusa de forma tal que comprendida y disfrutada como él la ha producido, no obstante, cada usuario la interpreta desde su perspectiva individual. -Ficcionalidad: dar a entender lo que no es; dar existencia ideal a lo que realmente

no la tiene. Ficción: creación de un mundo imaginario. -No instrumentalidad: los textos literarios no deben utilizarse como instrumentos ilustrativos. Dice Savater:” Lo único instrumental en literatura es el deleite.” -Carácter lúdico: relativo al juego mediante la utilización de recursos literarios. Propicia la ruptura del orden cotidiano y promueve la catarsis. -Poeticidad: construcción de lo imaginario en la elección y el cultivo de un lenguaje literario. Díaz Rönner, (2011)

M.A. La aldea literaria de los niños. Caps. El canon literario en la esfera pública. Gratuidad. La banda de cronopios.

El canon literario entroniza, instaura un orden. Pensarlo en la esfera pública (instituciones, educativas, bibliotecas, revistas culturales) es arduo y generador de polémicas, ya que “lubrica” una versión oficial de infancia. El canon literario es un “accidente histórico, transitorio y mudable”. Un modo único de pensar el mundo. Hay diferencias entre el canon literario de adultos y el de los niños. El último inicia una modesta puesta de carácter transgenerativa: libros y autores de antes y libros y autores de ahora. El mercado editorial mata o resucita autores y libros cuando rankea e intenta posicionar. También se valen de mediadores (promotores en las escuelas). Finalmente, los adultos legamos a los niños los libros que han significado para nosotros. Esos clásicos (que nunca acabaron de decirse por su gran valor estético) no deben confundirse con canónicos (clausurados e infértiles); abren surcos, ramales y nos permiten aprender a tejer nuestros bordes internos. La literatura jamás será utilitaria. Se debe preservar su especificidad. No debe estar al servicio de ningún otro aprendizaje (coincidencia con Pizarro). Se debe tender a la formación de lectores críticos y no de meros consumidores. GRATUIDAD Calvino caracteriza a la literatura por su infinita desmesura, por su ambición. El carácter de gratuidad se resume en el “porque sí” de la lectura literaria, que implica también desorden y libertad que apoya y habilita las distintas construcciones de mundo. LA BANDA DE CRONOPIOS Literatura infantil en Argentina de excelente calidad, a pesar de la influencia de las editoriales y de los libros extranjeros. En los 60, los escritores eran, además, lectores (Ma. Elena Walsh). Trabajaban desde la literatura y por la literatura. Walsh rompió con los arquetípicos relatos para chicos. Junto con ella, Graciela Montes, Ema Wolf, Graciela Cabal, Ricardo Mariño y Oche Califa conforman un grupo de escritores que se preocupan más por lo estético que por los mensajes. Quebraron un discurso literario autoritario y retórico. Entre los 60 y los 80, aparecen Laura Devetach, Gustavo Roldán y Elsa Bornemann.

Machado, Colomer, Bombini, Blanco, Andruetto, Origgi, Devetach. (2009)

Decir, existir. Actas del 1° Congreso Internacional de Literatura para Niños: producción, edición y circulación. Derecho de ellos y deber nuestro (Literatura infantil:¿Para qué?

Díaz Rönner (1990)

Cara y cruz de la literatura infantil. Parte I: El escenario

Instituciones surgidas para la propagación e investigación de la literatura infantil: CEDILIJ, ALIJA y CEPROPALIJ. MACHADO La lectura es cultural y debe ser enseñada. Se aprende socialmente a leer el lenguaje simbólico y a interpretarlo. Hay que preguntase por el papel que desempeña la transmisión cultural en nuestra especie. Los mayores deben preparar a los niños por una necesidad generacional. Al principio, dicha transmisión era individual y luego, esa responsabilidad se trasladó a instituciones. Mediante la lectura y la escritura, escritores, docentes, bibliotecarios, pedagogos, etc. Se convirtieron en guardianes de la cultura y su legado fue un acto de justicia. Al principio, los beneficiados por la educación fueron los reyes, los príncipes, los clérigos. La cultura se transmitía a las elites. La popularización y el derecho a la educación fueron muy posteriores y datan de la época del Iluminismo. La educación no se sostiene con edificios, niños y recursos solamente. Fueron necesarios docentes educados. Profesionalizados. El supuesto para toda educación es que las personas tengan condiciones para leer, que no se reduce a la decodificación sino a la interpretación de que se lee. Los niños deben tener contacto con el acervo literario: textos con lenguajes estéticos que transmiten experiencias individuales, conmover los espíritus y generar identificaciones, inquietar y consolar al lector. Los adultos son responsables de que la lectura de literatura forme parte de la lectura general. Hoy en día, la escuela está más atenta a la alfabetización que a la lectura. Es importante que los adultos se erijan en modelos de lectura. Padres y profesores deben transmitir el amor por la lectura. Hay que atender también a que la oferta de lectura no sea solo la de” libritos para niños”. Hay que incluir la literatura infantil. Hay que ofrecer un poco de todo. Y el contacto con lo cultural irá ocurriendo de a poco. Lo fundamental, que los textos posean calidad literaria. Deben ser plurívocos y cada niño, hacerlos suyos. Es fundamental que el docente sea lector de literatura. La literatura posee, según Jakobson, función poética, característica fundamental e indispensable de los textos literarios: Su importancia radica no solo en la elección de las palabras sino en su combinación para lograr el significado que se desea transmitir. Los niños que desde temprano entran en contacto con la literatura tienen la posibilidad de desarrollar intimidad con esta función del lenguaje, es decir, al universo del arte. El vínculo adulto – niño que comparte literatura genera en los últimos autoestima y sensación de acompañamiento y seguridad. Las sociedades poco acostumbradas a la lectura son más vulnerables. De qué se trata esta literatura y por qué importa saberlo El mercado, las editoriales y los mediadores conspiran, a veces, en contra de la literatura infantil. A esto debemos sumar la “inhospitalidad” de los medios de

de la infantil.

Perriconi (2012)

literatura comunicación masiva. Literatura infantil: trata de las palabras y la multiformas que cada escrito les otorga. Trata del lenguaje y de sus resplandores en pugna. El lenguaje es el protagonista. La literatura para chicos debe ser abordada desde la literatura, desde sus propias regulaciones internas. La superposición ordinaria y traviesa El abordaje de los libros para niños está entorpecido por : - La psicología y la psicología evolutiva: los factores extraliterarios deben estar al servicio de la literatura y no, al revés. - La pedagogía y sus excesos: la literatura no puede utilizarse para “educar mejor”. No debemos hacerle decir a un libro lo que no dice. - La ética y la moral: no decirle a los niños la verdad sobre lo que dice un texto para que les salga bien la vida es autoritarismo. - La moralización de las moralidades: no es un servicio moral o moralizador. El discurso literario orientado hacia ese fin engendra verdaderos desconsuelos y desbarata el placer por la lectura. La literatura no debe homogeneizar conductas sociales desde la infancia. Tres miradas sobre la Sobre los comienzos de la literatura argentina contemporánea: un recorte literatura infantil y descriptivo necesario juvenil argentina. Ada María Elflein (1880-1919), Leyendas argentinas para niños, primera escritora nacional para la infancia. Horacio Quiroga, Conrado Nalé Roxlo, José Talló, Enrique Banchs, Álvaro Yunque, José Murillo, Rafael Jijena Sánchez, Javier Villafañe, Ma. Elena Walsh, Laura Devetach, Graciela Montes, Ema Wolf, Silvia Schujer, Gustavo Roldán Ricardo Mariño, Graciela Cabal, Ana María Shúa, María Teresa Andruetto, Perla Suez, Elsa Bornemann: autores seleccionados en función de los cambios significativos que produjeron en la literatura. En la época de la Dictadura toda su obra fue censurada. María Elena Walsh aportó una literatura del absurdo, la ausencia total de didactismos y la re- creación del lenguaje literario; además de su originalidad, fantasía, descubrimiento e imaginación. Nonsense: intención lúdica. Joaquín Lavado (Quino) y su personaje Mafalda le dio a la historieta un mensaje nuevo y original. María Granata hace hincapié en el tratamiento poético de la palabra. Su aporte ha sido combinar la escritura con la ilustración. Marta Giménez Pastor dejó sus personajes, su estilo despojado y su producción poética. Laura Devetach unió la literatura con el compromiso social. Legó un minimalismo lingüístico con honda profundidad al mismo tiempo. Graciela Cabal, militante en defensa del género e irónica. Escritora y narradora

oral. Javier Villafañe, titiritero y cuentista. Escapaba con humor y picardía de los lugares comunes y se sumía en la recreación de cuentos populares. A él, a Sara Bianchi y a Mané Bernardo se les debe el lugar que ocupa el teatro de títeres en educación. Gustavo Roldán, narrador de cuentos locales marcados por la geografía de nuestras selvas, montes y pampas en las que los animales son protagonistas. Sus obras son costumbristas y se tiñen de humor. Hace referencia al tema de la muerte en algunos cuentos.

Andruetto, Teresa (2009)

La Dictadura Militar echó un manto de silencio en la producción para niños y adultos del país, por entenderlos “de adoctrinamiento y subversivos”. Con la vuelta de la democracia surge la literatura de reparación. Paulatinamente, se recuperaron voces calladas que exteriorizaban sus cicatrices en la producción escrita. Es muy difícil restaurar la memoria social luego de una dictadura, ya que ella perturba la memoria. Lejos de neutralizarse, los prohibidos, los que volvieron del exilio se unieron para llevar la literatura argentina a lo largo y a lo ancho de todo el territorio, ejercitar el placer lector y disponer de libros. Se formaron el CEDILIJ y el CeProPaLij. Algunos autores abordaron el tema de la Dictadura, por ejemplo Graciela Bialet en Los sapos de la memoria. La década del 90 reivindica la memoria y fue muy rica en cuanto a los aportes del Estado, de libreros y editores que apostaron a la literatura juvenil. También se globalizó el mercado, pero la memoria fue recogida por la ficción como una necesidad y un deber. En cuanto a la ilustración, no solo acompañó a la escritura sino fue la protagonista de la historia, la ironizó y expuso sus horrores. Para finalizar, hay una literatura que hace memoria de los inmigrantes, que actualiza también el exilio no deseado (Andruetto), así como la literatura de la migración pone de manifiesto la necesidad de vincular lo propio con lo ajeno. María Hacia una literatura Algunas cuestiones en torno al canon sin adjetivos. “ La 1. Caña, vara, norma, regla, precepto, modelo, prototipo. (diccionario). La ventana indiscreta” literatura es siempre un remolino que se desacomoda dada la relación dialéctica entre lo canonizado y lo no canonizado. Lo literario necesita de lo no literario para definirse. 2. Presente/pasado. El canon es una mirada del presente hacia el pasado que implica decidir acerca de qué enseñar, qué antologar, qué hacer para que ciertos libros sigan vivos. 3. Cada lector construye su canon. Cada buen lector construye su canon, más allá de lo que dictamine la academia, la escuela o el mercado. 4. Fervor/lealtad. Hay libros que nos disparan una flecha que no nos permite

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olvidarlos. No atesoramos el libro mejor escrito sino el que sigue, en nuestra memoria, haciéndonos interrogar sobre nosotros mismos. Canon y docencia. El intento de canonizar va unido a la docencia. Qué enseñar, qué vale la pena hacer leer a las nuevas generaciones. Memoria/olvido. La selección de unos textos implica el olvido de otros. Lo canonizado perdura, porque es longevo y porque adquiere valor y posee calidad. Pero está en las antípodas de la novedad que reclama el mercado. Vara para hacer mediciones. Canon, instrumento de control social. Se ven reflejados en los rankings de los más vendidos. Canon de autores/ canon de textos. En la actualidad, se han sustituido los cánones de autores por los de obras. En la literatura infantil pasó al revés. Ha convertido a autores en marca registrada sin reparar en las grandes diferencias en cuanto a la calidad de cada una de sus obras. La literatura infantil no ha sido considerada por la academia. Podría pensarse que ese olvido (academia, crítica, editorial y mercado) han favorecido la proliferación libre de la literatura infanto-juvenil. Variedad/uniformidad. La alternativa la constituyen los autores que, a merced de ir y venir de la variedad a la uniformidad, han dilatado los alcances y amplitud de su estilo. Hay que salir de la zona de confort e incursionar en nuevos géneros. Adecuación/exploración. La búsqueda de la verdad interna de escritura es central en un escritor y se trata de una construcción que lleva toda la vida. Tradición/vanguardia. Se pregunta acerca de en dónde debe buscar la tradición o la vanguardia un escritor para niños. Literatura/infantil. Hay que destacar a la literatura, al sustantivo antes que al adjetivo. Escribir literatura, por sobre todas las cosas. La literatura infantil/los comienzos. 1983/84 se comienza a constituir el campo de estudio de la literatura infantil. Se buscaron combatir los fines didácticos, los textos funcionales, la escolarización de los textos destinados a los chicos. El objetivo fue sacar la literatura infantil de los márgenes y llevarla al centro de la escena. Darle entidad. Terratenientes/inquilinos. No pertenecer del todo a este campo tiene sus desventajas, ya que todo campo reclama fidelidad. Lo ideal es que los escritores escribiesen todo tipo de literatura y no solo juvenil para atacar los prejuicios de que la infantil no es literatura. ¿Al centro de qué? La difusión de ciertos libros de calidad era necesaria, ya que algunos que circulaban eran de inferior calidad. Desde los años 80 hasta hoy, lo canonizado se logró debidos al grupo de los 90. Utilitarismo, mercado y otras yerbas. La inserción en el campo intelectual coincide con el final de la Dictadura. Desde allí se miraba la escasísima

Rosell, Joel(2001)

literatura infantil que nos precedía. Fueron años de militancia por el libro, la lectura y la literatura, cargados de voluntarismo y de ideales. Intencionalidad de fundar un nuevo canon. Hubo que luchar contra el uso utilitario de la literatura y contra los mercados que querían consumidores dentro de las escuelas. 18. Una mesa de muchas patas. La gran circulación de libros pobrísimos de literatura infanto-juvenil tuvo que ver con la escasa existencia de espacios de investigación y crítica. 19. Lectura alerta y flechazo. Punctum de Barthes. Es cuando un libro nos flecha, nos marca, nos perturba. Y nos deja la marca, la alegría de haber sido flechados. Nos marca para siempre. La literatura infantil: Contradefensa de la literatura infantil (sinécdoque y paradoja). un oficio de centauros La literatura infantil es algo serio. No tiene nada que ver con los subproductos que y sirenas. año tras año se presentan en las ferias. La verdadera literatura infantil posee valor estético, al igual que la literatura propiamente dicha; y no solo es para niños. Pensemos en Lewis Carroll, Hans Christian Andersen, Verne, Stevenson y otros. El ámbito de la creación literaria no tiene fronteras. La literatura infantil no está definida por los temas y tratamientos apropiados a la comprensión de los chicos. No la definen el bagaje intelectual y vital inherente a la infancia, sino la estetización de la forma peculiar que tienen los más jóvenes de apropiarse y relatar el universo. Los niños perciben las cosas con un carácter inevitablemente dialéctico. Son maleables y poseen un gran nivel de absorción. Lo específico de la literatura infantil es el rasgo estilístico que tienen los chicos en la manera de mirar el mundo, mediado por un adulto especialista en lenguaje, en el universo estético infantil. ¿Qué es la literatura infantil? Un poco de leña al fuego. La llama. ¿Es la literatura infantil un género literario? Este término suele aplicarse muy a la ligera. No hay que confundir libros infantiles con literatura infantil (LI). Y si bien, dentro de la literatura infantil abunda la narrativa, no es el único género. La LI es un campo. Implica el compromiso de un adulto con las esencias y posibilidades de lo humano que se revelan a través de los niños. Ha debido luchar contra la instrumentalización, contra su uso pedagógico, de armonización social y de cosmovisión. La LI se revela como parábola de la complejidad del hombre, que no se forma sin deformarse, que evoluciona continuamente y que derriba modelos. El género literario LI carecería de forma fija. Los receptores, pequeños lectores, actúan como un cristal polifacético, a través del cual el creador enfoca lo que le rodea, le rellena o le falta. La leña La LI es un método de interpretación de la realidad y el sueño. Una vía de acción a

través de la palabra. Proliferan estudios acerca de las representaciones que encontramos en la LI. Sin embargo, los críticos no comprenden que estas no están abocadas al realismo o a la reproducción fiel de la realidad. Lo infantil es solo un adjetivo que modifica un sector de la literatura, caracterizándola y haciéndola apta para la lectura de niños. No es la temática lo que diferencia a la LI de la de adultos, sino el tratamiento (de formas, no solo de temas). Los autores no deben sentir a la edad de su destinatario como un limitante, sino como potencial y expresivo receptor que interpreta el mundo con su mirada “especial”: su experiencia escasa, la maleabilidad de conceptos, la difusa línea entre realidad y fantasía, presente- pasado- futuro, la ignorancia en gramática y ortografía, la falta de prejuicios, desconfianza y suspicacias. Es el destinatario ideal con el que todas las posibilidades de libertad están permitidas. La obra, por lo tanto, no será un mero acto de transmisión, sino la colaboración sincera y vinculante de su espíritu con aquellos que está más capacitados para comprenderlo. De la literatura en general y del lenguaje en particular. La literatura es lengua y, si de niño se puede disfrutar de una historia, también se puede paladear la riqueza literaria. Algunos desdeñan la estética en esta literatura basándose en una necesidad de simplicidad. El niño disfruta de la riqueza global del lenguaje, sin comprender necesariamente su sentido literal. No debe subestimarse al niño. La literatura es una forma de comunicación estética, no informativa. La misma aplicación de la norma lingüística podría atentar contra el estilo del autor. Las palabras se las lleva (solo) el viento. La dificultad para comprender el significado de ciertas palabras exóticas no interfiere en el disfrute de un niño. Lo hace más atractivo. Las ediciones criollas rara vez quitaron una coma de un libro procedente de otro país hispanoparlante. Hoy, los mediadores de la literatura levantan vallados para evitar a los lectores acentos o palabras ajenas a las suyas. ¿Se han vuelto xenófobos nuestros niños y adolescentes? Lo dudo, basándome en la globalización y en sus consumos.

Cecilia Bixio (2005)

“La literatura infantil o Hablar de educación no es hablar de pedagogía. La literatura tiene fines la infantilización de la educativos, pero no pedagógicos. Los primeros radican en que nos vincula con la literatura” cultura. Nos oponemos a acercar al niño al texto literario desde lo pedagógico. Se pueden utilizar textos literarios para enseñar lengua, pero siempre y cuando se respete y aprecie, primero, su sentido estético. La escuela pedagogiza la ciencia y el arte. La mala pedagogía ha banalizado la psicología infantil, creyendo saber qué le interesa a un niño según la edad que tiene y tratando de homogeneizar sus intereses.

Leemos porque alguien tiene algo que contarnos y en ese relato nos interpela de diferentes maneras. El lector se topa con aquello que el autor tenía para decir. Hay buena o mala literatura. La buena logra interpelarlo con la seguridad de que el autor tiene preparada una red para contenerlo y cuidarlo de la caída. Todo intento de comprender al otro es un esfuerzo y la literatura tiene mucho de eso. El lector desea investigar allí y no, en otro lado. Se ha perdido el sentido de los libros a partir del mercado. La lectura debe ser una práctica autónoma. El culto a los libros fomentado en los colegios tiene un borde fascista. El culto reverencial a los libros tiene como paradójico y oculto objetivo el de no leer. Produce un objeto de culto que intimida. La literatura se infantiliza cuando se le sacan condimentos humanos y en su lugar, se le pone brillantina light. Pero los niños no se dejan engañar, aunque ya nadie les lea Platero y yo. Los libros chatarra ponen más hincapié en la estética de sus imágenes que en las de sus palabras. Leer en la escuela requiere construir una actitud lectora y un tiempo único, una ZDP (zona de desarrollo próximo) según Vygotsky, que pueda hacer circular el deseo de sentarse a leer, de ser más humano que antes de sentarse a leer. La lectura es un acto de cultura que nos acerca a otros (en tiempo y espacio) que nos han legado una manera de mirar al mundo a través de la metáfora. Nos subjetiviza y nos socializa. La literatura es buena o mala, no infantil ni adulta. Y la lectura es una experiencia de aprendizaje, ya que a través de ella se incorpora la cultura. El libro en la escuela parece más una puerta cerrada que una llave. Hay que desescolarizarlo y desinfantizarlo. Graciela Cabal (2013)

“La literatura infantil En Argentina, nos comenzamos a interrogar acerca de la LI a partir de 1960. Hoy, la argentina” controversia radica en si la LI es literatura. Borges afirma que no y por suerte. Stevenson, en cambio, se enorgullecía de ser autor de relatos para niños. Los libros para chicos incluyen un fin comercial. ¿Qué leían los chicos en el s. XIX? Libros didácticos que llegaban de Europa. Tenían pocos niños acceso- por suerte- a los mismos, el resto escuchaba literatura oral: Fábulas de Domingo de Azcuénaga (1801-1802) publicadas en el diario “El Telégrafo Mercantil”. Muchos eran escritos pedagógicos y recreativos, composiciones en verso, himnos navideños, canciones patrias, libros escolares y de lectura. Echeverría, J.M. Gutiérrez y Sarmiento se dedicaron a la escritura de estos textos didácticos que dejaban poco espacio a liberar la imaginación. Algunos, sobre todo los dirigidos a las niñas, poseían frases violentas y machistas. Sarmiento, en Recuerdos de provincia alude a libros que él leyó de niño, concibiéndolos como una concepción moderna de lo que hoy llamamos LI. También defiende a los libros que no enseñan mucho a los niños, pero que les

permiten expandir su imaginación infantil. Cerca de la Generación del 80, rescatamos a Juana Manuela Gorriti y Eduarda Mansilla. También podemos mencionar a Rosa Guerra, feminista, que tuvo la idea de fundar un periódico, “La Camelia”, que no prosperó. Se considera Ada María Elflein (1880-1919) la primera escritora nacional para la infancia. A su vez, se le otorga un lugar destacado a Horacio Quiroga por ser sus escritos de excelencia y calidad, incluso para los niños. Otros: Conrado Nalé Roxlo, José Tallon, Enrique Banchs, Álvaro Yunque, José Murillo (jujeño, escritor y alfabetizador en Cuba. Opositor al gobierno de Videla). Dictadura: en 1978 se prohíbe La torre de cubos de Laura Devetach por su ilimitada fantasía y por su cercanía con el pensamiento comunista. Otro libro prohibido fue Un elefante ocupa mucho espacio de Elsa Bornemann por incitar a la huelga (fenómeno de ventas en nuestro país). En ese año se clausuró la editorial Centro Editor de América Latina, pioneros en casi todo y, también, en literatura infantil; y se quemaron sus libros. Un vuelco fundamental en literatura se produce a partir de Javier Villafañe, Ma. Elena Walsh y Laura Devetach. Ma. Elena sostenía el peligro que implicaba que lo infantil cayera en manos de adultos que lo contaminaran con contenidos extraliterarios. Ella utilizó el lenguaje como juego. Javier Villafañe, por su parte, decía no creer en la literatura para niños, pero sí, en los cuentos y en los títeres. En los 80 surgen (inspirados por Devetach) Díaz Rönner, Montes, Wolf, Schujer, Roldán, Mariño y Cabal. A ellos agregamos a Ana María Shúa, Suez, Andruetto, Ramos, Pérez Aguilar, Basch, Canela, Clemente, Lardone, Laragione, Pescetti, Maritano, De Santis, Birmajer, Acame y otros. En las escuelas, la literatura infantil entra para quedarse, a través de los mediadores: maestros y bibliotecarios. También surgen congresos de “literatura seria” que le asignan lugares a los productos de LI. En 1984, Plan Nacional de Lectura: acerca libros a los chicos de diferentes puntos del país. Surgen editoriales que se dedican a los chicos e instituciones que se dedica a la difusión de la lectura. En 1989 se comienza a realizar en Bs. As. La Feria del Libro Infantil y Juvenil. Un tema a destacar es el del uso del español neutro como condición para entrar al mercado. Es una sugerencia para escritores que sale de las editoriales. El español no tiene ni sal ni sangre. Y con una lengua híbrida y falsa, ningún escritor puede hacer literatura. Las palabras de los cuentos deben ser las palabras de la infancia. Y tampoco es necesario que los chicos entiendan el total de las palabras, ya que una de los encantos de la literatura es que posea cierta dificultad. Además, los chicos

entienden de contextos. Los que imponen condiciones y fijan las reglas del juego son los que tienen el poder. Conclusiones -La LI argentina existe, sin tener que legitimarse como tal. -La LI es literatura, antes que infantil. -Tiene que ver con las resonancias de las palabras, su misterio y ambigüedad, que no es específico de la LI sino de la literatura. -Los escritores escriben porque no pueden dejar de hacerlo, para que los quieran, porque no toleran la vida, para conjurar temores de la infancia, reparar viejas heridas, no volverse locos, etcétera. -La división entre LI y literatura es falsa. La LI en la que se cree es en la que puede ser leída desde varios planos: la que no pretende enseñar (aunque lo haga); la que exige poner el cuerpo, desechar los caminos ya transitados, apostar y lanzarse al vacío. Colasanti, (2005)

Marina “Fragatas para tierras Año 2000, cuando lo imaginario no tiene fronteras. lejanas”. Conferencias -Diversidad: Habla de la realidad de Brasil, pero se refiere a que no se puede sobre literatura. generalizar que todos los niños de este tiempo tienen las mismas características en tanto que tienen diferentes realidades socioeconómicas. No hay una infancia, sino infancias. Y cada autor elige su campo esperando llegar a los demás. A los niños del tercer milenio se les incluirán imágenes en los textos, ante la supuesta e inminente desaparición del libro o reemplazo por imágenes, o no: se acelerarán los tiempos de la narración tal como un videoclip. Cada escritor elegirá su camino. Más allá de dónde vivan, aprenderán a leer y a escribir (con lápiz o computadora) y se maravillarán del mundo nuevo que se les abre. Todos sentirán el miedo a la oscuridad y considerarán al adulto como refugio y peligro a la vez. Necesitarán jugar y hacer mímesis de la realidad para aprender a vivir. Se deberá asumir la responsabilidad de la escritura: dirigirse a los lectores a partir de sus sentimientos más profundos. Lo interesante no es contar una historia sino utilizarla para tratar los miedos, el amor, los celos, el deseo, la grandeza humana. No se debe escribir cuentos con pretensión moral y debe usarse un lenguaje metafórico y apto para niños, es decir, libre de censuras. Las indicaciones de la edad regulan el acceso a los libros, impidiendo o permitiendo su ingreso. También hoy podemos ver que suavizar lenguajes y acciones de ogros, brujas y lobos; borrar diferencias sexuales fue un error. Ya desde la infancia nos corresponde asumir un destino de preguntas sin respuestas. Para finalizar, no importan tanto los referentes sino lo que estos simbolizan. Rey

Montes, Graciela(1999)

La frontera indómita: En torno a la construcción y defensa del Espacio Poético. “La frontera indómita”.

castillo son símbolos que trascienden a la representación exterior para ser aprehendidos. ¿Qué lugar ocupan los cuentos y la literatura en la vida de las personas? La literatura atraviesa como un rayo de luz y nos deja a oscuras, es en ese estado donde tienen lugar todas las construcciones humanas, la cultura; en una búsqueda de claridad que es difícil y hasta insatisfactoria. La literatura tiene lugar en esa frontera indómita. Winnicott llama tercera zona o lugar potencial al espacio en que un niño espera a su madre y mientras tanto, crea. Allí utiliza elementos transicionales para soportar la espera. Esta tercera zona no se hace de una vez y para siempre y nunca es un territorio conquistado del todo. Zona de intercambio entre el afuera y el adentro, el individuo y el mundo. Única zona liberada al hacer personal. La educación puede contribuir a que esta zona siga siendo indómita: ni puramente subjetiva, ni del todo objetiva. Y es ahí donde se abre la literatura, en la frontera indómita de las palabras. Palabras que están en los márgenes y que hacen perder la paciencia a los lingüistas. La literatura constituye avanzadas sobre la tercera zona, construcciones pioneras propias del borde. La literatura no es indiferente al yo o al no-yo; justamente, es frontera, transición. Pero su hacer es independiente y tiene sus propias reglas (concepto de ficción). La literatura debe incluirse entre los quehaceres escolares. Se debe transmitir el acervo literario al menos nacional y universal. Pero nadie se pregunta dónde poner ese acervo. Deben colocarse en esa tercera zona, la cual debe de estar previamente construida. La cultura solo es importante si se la puede incluir como propia. La cultura debería convertirse en experiencia, pero esto es una carga muy pesada para la escuela. Educar en la literatura ayuda a que esta ingrese en la experiencia de los alumnos, en su hacer. Es un asusto de tránsito y ensanchamiento de fronteras. Ese es nuestro oficio como maestros y profesores, a pesar de las condiciones adversas y los magros salarios. Es nuestra responsabilidad. No debemos permitir que se achique nuestra zona indómita a través de los principales devoradores: La escolarización (forma de domesticación de la literatura que se consideró útil: selección por temas, clasificaciones por edades, agrupaciones por épocas y otras, ponen en orden la frontera indómita,), el mercado (fantasma más poderoso: lo que vende, manda) y la frivolidad (literatura light, blanda, sencilla, cómoda, que no cuesta trabajo).