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Orgullo Aymara ============ == "Soy un indio fornido de treinta años de acero, "forjado sobre el yunque de la meseta andina, "con los martillos fúlgidos del relámpago herrero "y en la, del sol, entraña de su fragua divina. "El lago Titikaka templó mi cuerpo fiero "en los pañales tibios de su agua cristalina, "me amamantó la ubre de un torvo ventisquero "y fue mi cuna blanda la más pétrea colina. "Las montañas membrudas educaron mis músculos, "me dio la tierra mía su roqueña cultura, "alegría las albas y murria los crepúsculos. "Cuando surja mi raza que es la raza más rara, "nacerá el superhombre de progenie más pura, para que sepa el mundo lo que vale el aimara." (Dante Nava) RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA HUASIPUNGO – JORGE ICAZA – Argumento del libro "Huasipungo" de autor Jorge Icaza. Analisis de Huasipungo. Huasipungo es una palabra de origen que cuaque significa: Huasi, casa, pungo, puerta, es el nombre dado a la parcelada tierra que le era cedida al indio para que la habitara y cultivara; como contra presentación, debí trabajar y vigilar las tierras del patrón. Alrededor de ese concepto se mueve la novela más famosa de Icaza, publicada en 1934 en Quito, su patri chica. Dos representantes de clases sociales diferentes son sus protagonistas. El uno es un burges terrateniente llamado Alfonso Pereira y el otro un indígena adjudicatario de los huasipungos, llamado Andrés Chiliganga. El primero, atraviesa por una difícil situación económica, hecho al cual se suma el embarazo de su única hija con la consabida “deshonra” en una sociedad tracionalista como la sociedad quiteña. El segundo, reparte su tiempo en jornadas de trabajo en los cultivos y borracheras con chicas en los estancos; su núcleo familiar se compone de Cunshi, su mujer y de su pequeño hijo Cushi, encargado de ayudar a su padre y servirle de desahogo en las borracheras. Un día Julio Pereira, tío de Alfonso le propone en asocio con el gringo Mr. Murphy el negocio de explotar la madera y de construir una carretera. Después de un viaje agotador (en especial para los indios) hacia Cuchitambo, Alfonso, con el fin de lograr su objetivo ambicioso, cómbense a dos personajes claves en la comunidad de los Huasipungo, ellos son: Jacinto, el gamonal que domina cuerpos y el cura. Dueño de suficiente mano de obra para llevar a cabo el “negocio”, Alfonso con ayuda del cura, compra las tierras vecinas con indios y toda a un precio muy bajo. Las obras se hacen con mingas, según sugerencia del cura. Mientras transcurren, se celebra el día de la santa patrona, “la virgen de la cuchara” por la cual obtiene el cura ingresos por mas de cien sucres a cambio de sus plegarias por la salvación de los indios pecadores (que eran todos) también, en el transcurso de la construcción, se pierde un numero incalculable de vidas y la fuerza y animo de los indios va decayendo día a día.

Alfonso Pereira mitigaba ese cansancio “obrero” con borracheras y riñas de gallos pagas, con el único ambicioso y interés de culminar el proyecto. Cuando esto finalmente ocurre, todo Ecuador lo supo y lo admiro. Se hizo una gran celebración pero nunca se mencionó el alto índice de mortalidad indígena ocasionado. Para los poderosos, la carrera se tradujo en grandes ganancias. Don Alfonso envía su cosecha a Quito en los caminos que el cura había comprado con el dinero de las mismas, y que alquilaba el terrateniente. En cambio, para los indios la miseria aumento y se vieron obligados a robar en las casas de la aldea con la complicidad de las sombras nocturnas. Las hijas de los arrieros ante el desempleo de estos, no tenían otro camino que dedicarse a la prostitución en pueblos vecinos. En cierta ocasión, un grupo de indios, visita a don Alfonso para suplicar su ayuda, pero en lugar de obtenerla son atropellados con insultos quedando aplastada así su poca dignidad y aumentado el odio en su interior. Un día Policarpo, capataz de Alfonso, llego con la noticia de que una vaca se había despeñado por un de los barrancos y que los indios suplicaban el favor de poder hacer buen uso de esa carne en estado de descomposición, mas el patrón respondió dando la orden de enterrar la res para evitar que los indios ejecutaran tales acciones a propósito. Andrés vuelve a su casa después de dar cumplimiento a la orden de enterrar la vaca pero el semblante de su mujer y su hijo hambrientos, le hacen decidir por desenterrar la vaca. Volviendo al sitio encuentra a dos indígenas más con el mismo apetito suyo. Luego de repartir las raciones correspondientes y saciadas el hambre, la familia se dispone a descansar pero fuertes dolores y vómitos los mantienen en vela. Hasta que Cunshi, entre contorsiones y gemidos desgarradores muere en el piso húmedo de la choza, a causa de la intoxicación que produjo la carne descompuesta. Con la frase “A Dios no se le puede pagar a crédito”, recibe el cura la petición de Andrés de fiar la sepultura de su mujer, ya que se encontraba en la pobreza mas franciscana. Camino a su casa encuentra una vaca solitaria fuera del rebaño, hace planes de esconderla y venderla al carnicero del pueblo vecino, para pagar al cura el sepelio de su mujer, y dar de comer a su hijo. Pero es descubierto y duramente castigado por don Alfonso y Jacinto, sus despiadados verdugos que lo colocan de escarnio público, golpeándolo salvajemente frente a las miradas pavorosas de cientos de indios. Con el tiempo, sus heridas sanaron y sus rencores crecieron. Con la llegada de camiones y finos automóviles ultimo modelo, los indios son despojados de sus chozas para construir allí a los extranjeros sus mansiones. Regimientos de soldados obligan a salir a los indios brutalmente de sus viviendas. Mientras continuaba la afluencia de moderna maquinaria y lujosos autos para emprender la explotación de la madera. Andrés y un grupo de indígenas se atrincheran abandonando todo temor bajo la consigna (¡Huasipungo nuestro!) la valentía es feroz mente aplastada por un piquete de soldados y se emprende una lucha desigual que al final, obliga a Andrés y sus compañeros a abandonar sus chozas dejando en el legumbre paisaje, el eco de “Mucanchic huasipungo”.

POEMA CANTO CORAL A TUPAC AMARU DE ALEJANDRO ROMUALDO

Poesia a Tupac Amaru - Tupac Amaru y Micaela Bastidas

Lo harán volar con dinamita. En masa, lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes le llenarán de pólvora la boca, lo volarán: ¡Y no podrán matarlo! Le pondrán de cabeza. Arrancarán sus deseos, sus dientes y sus gritos. Lo patearán a toda furia. Luego lo sangrarán. ¡Y no podrán matarlo! Coronarán con sangre su cabeza; sus pómulos, con golpes. Y con clavos, sus costillas. Le harán morder el polvo. Lo golpearán: ¡Y no podrán matarlo! Le sacarán los sueños y los ojos. Querrán descuartizarlo grito a grito. Lo escupirán. Y a golpe de matanza lo clavarán: ¡y no podrán matarlo! Lo pondrán en el centro de la plaza, boca arriba, mirando al infinito. Le amarrarán los miembros. A la mala tirarán:¡Y no podrán matarlo! Querrán volarlo y no podrán volarlo. Querrán romperlo y no podrán romperlo. Querrán matarlo y no podrán matarlo. Querrán descuartizarlo, triturarlo, mancharlo, pisotearlo, desalmarlo. Querrán volarlo y no podrán volarlo. Querrán romperlo y no podrán romperlo. Querrán matarlo y no podrán matarlo. Al tercer día de los sufrimientos cuando se crea todo consumado, gritando ¡LIBERTAD! sobre la tierra, ha de volver.¡Y no podrán matarlo! RESUMEN DE LA OBRA CRIMEN Y CASTIGO - FEDOR DOSTOIEVSKI Argumento de la Obra Crimen y Castigo Analisis de la obra. El escritor narra el asesinato de una ávara anciana usurera llamada Elena Ivanovna, cometido por el estudiante universitario Raskolnikov que tenia problemas económicos para continuar con sus estudios, Raskolnikov, después de matar a la prestamista y a su hermana con un hacha se apodera de todas las alhajas. Luego se deshace del arma homicida y esconde las alhajas en el hueco de un patio, cerca de un edificio. Los días pasan agobiando al joven criminal con delirio de persecución y pesadillas. Su conciencia vigilante se subleva y no lo deja en paz. La policía lo cita por ciertas dudas que tiene con su persona con relación al crimen de la vieja usurera y, cuando le mencionan el crimen Raskolnikov se desmaya. Se agrava la salud del joven Raskolnikov y sufre de insomnio por

la intensa tensión nerviosa que padece. El joven se comporta como un loco y pierde los papeles con suma facilidad. El solo se va delatando por su actitud sospechosa. El cree que ya todos sospechan de su persona. En todas partes ve como alucinado un dedo acusador. Raskolnikov vive abandonado a su suerte, su amigo del alma Rasumikin, lo reconforta y le cambia los andrajos por ropa nueva. En los momentos mas difíciles, Sonia Marmeladora , siempre lo esta visitando por que lo ama. En una visita cuando Raskolnikov se sorprende al verla Sonia Marmeladora le dice: vine a saber como te encuentras y el le responde: Sonia siempre te has portado muy bien conmigo, no lo merezco y ella le dice que no diga eso por que se siente a gusto con tu compañía. Y el así mismo se dice, pobre Sonia, es tan buena. Se que me ama pero yo nada puedo ofrecerle. Se merece a alguien mejor que yo. Sonia se despide de el. Raskolnikov lleno de temor y de dudas se queda dormido, así paso el día. a la mañana siguiente salió a la calle y anduvo al azar, finalmente ingresó en un café ayi tomó un té y leyó los periodicos de los ultimos 5 dias, buscando las nocias que hablaran sobre el crimen. En la cafetería se encuentra con Zamertoff, con quien habla sobre el crimen que se cometio con la usurera. Zamertoff queda intrigado con la conducta de Raskolnikov y se dice a si mismo: muy extrano su comportamiento, me dio la impresion de estar asustado y por eso esa actitud, se lo contare al inspector de policia. Se despidieron y el joven raskolnikov estuvo por la calle vagando horas y horas sin rumbo fijo, sin dejar de pensar en el crimen que cometio, y cuando regresaba a su casa se encontró con su amigo Dimitri y ambos fueron a su casa. Alla los esperaba su madre Pulquerria y su hija Dunia. Luego de una conversacion, Raskolnikov se desmaya y lloran las dos mujeres. Raskolnikov recupera su salud que estaba quebrantada, gracias a los cuidados de su amigo Dimitri Razumikin y las atenciones de un medico amigo. El joven Raskolnikov alterna entrevistas con su adorada madre y con su hermana. El joven universitario va a casa de Sonia y juntos leen la biblia. Los dos jovenes se aman en silencio. Posteriormente Raskolnikov le confiesa a Sonia que el es el asesino de la usurera; ella queda tremenamente impresionada le dice que jamas lo abandonara y que siempre estara a su lado, el joven por fin decide entregarse a las autoridades y confiesa su culpa. Um mes despues es condenado a 8 años de trabajos forzados de segunda categoria en siberia. Genero: Narrativo. Especie: Novela Psicológica. Personajes: Rodino Raskolnikov (joven estudiante de derecho).Aliovna Ivanovna (Anciana Usurera).Pulkeria Raskolnikov (Madre de Rodino).Dunia Romanovich (Hermana de Rodino).Porfiri Petrovich (Inspector).Svidiragoilov (Antiguo jefe de Dunia, a quien pretende).Sonia (Joven que se prostituye para ayudar a su madrastra).Catalina (Madrastra de sonia). Marmeladov (Padre de Sonia). Tema Principal: La desmitificación de “La teoría del superhombre”. Secundario: Descripción de una conducta criminal y del sentimiento de culpabilidad íntimamente humano.

RESUMEN DE LA OBRA "YAWAR FIESTA" - Jose Maria Arguedas Argumento del libro "Yawar Fiesta" de Jose Maria Arguedas.

Los primeros capítulos nos brindan el marco histórico de la sistemática e inescrupulosa apropiación de parte de los mistis, aprovechándose de la ignorancia de la gente, de las zonas de cultivo y pastoreo de los nativos andinos. Los indígenas hallándose desprovistos de sus recursos de subsistencia y careciendo de todo apoyo de las autoridades fueron forzados a la pobreza y humillación. Con la llegada de una clase de potentados, en la ciudad de Puquio comenzaron a convivir indígenas, mestizos y blancos. Estas clases raras veces se mezclaban, con excepción de la fiesta indígena Turupukllay, donde todo el poblado convergía a celebrar una especie de corrida de toro. Esta convivencia, al parecer pacífica, se interrumpe cuando el nuevo subprefecto trata de instaurar medidas más “civilizadas”. Esta resolución incita conflictos que dividen a los puquieños entre aquellos que querían preservar una tradición autóctona y los que, por congraciarse con las autoridades y en nombre del desarrollo, quieren cambiar las prácticas festivas. Los planes para la fiesta siguen adelante, pero los preparativos se llevan a cabo en dos planos diferentes. El arreo del Misitu en las zonas altas exalta la determinación del indio, mientras que las autoridades se empecinan en ejecutar las órdenes gubernamentales. Este micro-mundo es emblemático de las disparidades entre la sierra (Puquio) y la costa (Lima) y la falta de comunicación que, a pesar del trazado de carreteras, no logra salvar las distancias culturales y sociales. La supremacía limeña parece establecerse no sólo a través de la imposición de la autoridad sino de la conversión de serrano residiendo en Lima a los valores costeros. Esta obra exalta dos virtudes indígenas que parecieron verse amenazadas a desaparecer por la impuesta autoridad de los mistis, la dignidad y el sentido de comunidad de los nativos andinos. Arguedas, una vez más, a través del relato de la Yawar Fiesta celebra la victoria cultural indígena forjada a través de la voluntad mancomunada de mantener en alto la dignidad de raza. RESUMEN DE LA OBRA LOS CACHORROS, DE MARIO VARGAS LLOSA Nos narra la tragedia del alumno Cuellar del colegio miraflorino “Champagnat”. El autor nos describe como era Cuellar: era chanconcito (pero no sobón): la primera semana salió quinto y la siguiente tercero y después siempre primero, hasta que se produjo ese fatal accidente. Es a partir de allí que empezó a flojear y a sacarse malas notas. Un día después del entrenamiento de fútbol, se fueron a bañar como de costumbre: Lalo, Cuellar, Choto, Chingolo Y Mañuco. El perro danés Judas, entró al baño, todos escaparon por la ventana, pero menos Cuellar. Judas le dió un mordisco en el órgano genital de Cuellar, castrándolo. Este accidente en la vida de Cuellar va a cambiar la conducta del aplicado alumno. Sus padres aceptaban todos sus caprichos, los profesores lo aprobaban a pesar de su bajo rendimiento. Se vuelve sumamente agresivo con sus amigos y no permite que le llamen “pichulita Cuellar”. Cuando Cuellar llego a la etapa de la adolescencia, su conducta era insoportable. Sus amigos empezaron a tener enamoradas, pero Cuellar no logró tener enamorada sumiéndose en la soledad y en la violencia, como resultado de su impotencia. Un día Cuellar conoció a Teresita Arrarte y se enamoró perdidamente y se volvió nuevamente sociable y su vida cambió en forma positiva. Para su desgracia, teresita se enamoró de otro y Cuellar al enterarse de esto, casi se volvió loco y volvió a caer en su depresión que lo iba consumiendo poco a poco. Sus amigos habían cambiado mucho en sus vidas. Cuando Chingolo regresó de estados unidos casado con una gringa y con dos hijos, Cuellar ya se había ido a la montaña. En realidad a sus amigos la vida les sonrió; en cambio, Cuellar tuvo un triste final, se mató en su automóvil en las curvas del Pasamayo. RESUMEN DE LA OBRA EL VIEJO Y EL MAR DE ERNEST HEMINGWAY Argumento de la obra El Viejo y el Mar de Hernest Hemingway La historia se desarrolla en La Habana, Cuba y cuenta que un viejo hombre de mar “Santiago” quien vivía solo ya hacía muchos años, no tenía mucha suerte en su pesca. Su amada esposa había muerto años atrás. En el

pueblo al hablar de él se referían a El Viejo, en lugar de su nombre. A su avanzada edad, ya no era tan exitoso en su pesca como en otros tiempos. A su lado, un niño “Manolo” el cual el viejo había hecho pescador desde muy joven. La seguidilla de fracasos de Santiago ya se extendía a 84 días y era tan mala su reputación como pescador que los padres del niño le prohibieron seguir pescando con él, luego de los primeros 40 días sin frutos con el viejo. Manolo, estuvo siempre con Santiago a pesar de sus reveses, aunque sólo como apoyo moral y llevándole alimentos, pues Manolo estaba embarcado con otros pescadores de mayor suerte. El lazo entre ellos dos era muy fuerte, ya que compartían aventuras de pescas exitosas en el pasado. En el día 85, Santiago pensó que su mala racha tendría que terminar y aunque manolo quería viajar con él, ni los padres del niño ni el viejo lo permitirían. Entonces Santiago se lanza a la mar muy temprano como todos los días, cansado, con hambre y sin tantas fuerzas como en sus mejores tiempos en busca de una mejor suerte, en contraste del resto de los pobladores pescadores que salían con mejor racha. Ya en el mar, Santiago hacía lo de costumbre, preparar la carnada, hablar solo, pues, no estaba acompañado y desde muy joven había aprendido a hablar de esta manera y en silencio. Al no tener compañía, estaba convencido que a nadie importunaría, por lo que hablar solo era más fácil. En un instante del medio día, un pez picó en la carnada y Santiago tomó con prisa el hilo para esperar el momento oportuno de la captura. Esperó con la paciencia de los pescadores más experimentados y en el momento preciso, tiró del hilo para provocarle una herida mortal al pez. Para su sorpresa, este pez no tenía intenciones de rendirse fácilmente y en lugar de facilitarle su trabajo, inició una batalla por la vida tirando del hilo mientras Santiago no le permitía escapar. Santiago sintió que este esfuerzo no era usual, pero urgido de una victoria se hizo jurar a si mismo que lo perseguiría más allá de cualquier frontera, más lejos de donde cualquiera hubiese llegado jamás. Pasaron las horas y Santiago no tenía la menor idea de lo que enfrentaba, lo único que sabía era que se alejaba cada vez más de la costa mientras que aquel pez tiraba del hilo. Caería la noche y Santiago no tendría la dicha de saber quién era su rival al que, conforme pasó el tiempo, respetaría su gallardía. En medio de la oscuridad, Santiago empezó a sentir miedo y recurrió a sus recuerdos más valiosos, sus victorias, su mujer, el pequeño manolo al que extrañó y sintió que debió estar con él para ayudarle, pero enseguida desechó esa idea pues, al final de cuentas sabía que estaba solo. Pero el miedo se acrecentó a tal punto que Santiago, quien no era hombre muy religioso, hiciera promesas al Creador recitando 10 Padre Nuestros y 10 Ave Marías. La tensión creció mucho más y entonces prometió 100 Padre Nuestros y 100 Ave Marías, solamente que los recitaría a la vuelta del viaje en vista que estaba muy agotado como para recitarlas. Una de sus manos estaba estropeada y se disgustó con ella, sin embargo, se procuro curarla en el agua salada mientras mantenía su batalla con el testarudo pez. No contaba con alimentos a bordo, en su lugar tenía una botella de agua y el pescado rancio que usaba como carnada, que al final serviría de alimento para él mismo. Una pequeña ave se aproximó a la embarcación y él se pudo percatar del cansancio que tenía. No sabía con certeza cuanto tiempo había estado volando pero enseguida se enteró que estaba pasando muchos problemas aquella ave. Santiago le dijo que descansara en su bote un rato, pero que tenía que luchar por su propia cuenta si quería llegar con vida a su destino y dicho esto, sintió un fuerte tirón del hilo y el ave se marchó inmediatamente. Por fin el pez se dejó observar y entonces Santiago pudo contemplar su tamaño y belleza, un pez espada enorme. Santiago apreció su belleza pero estaba convencido que tenía que matarlo. La lucha duraría 3 días y al final Santiago se quedaría con la victoria, disfrutó el momento y constantemente lo miraba para estar seguro que era real su tamaño. No lo pudo subir a su embarcación debido a sus dimensiones y camino a casa, los tiburones le dieron mordiscos por todas partes. Santiago no se rindió y en lugar de aceptarlo, los hirió y mató con su arpón hasta antes de perderlo en las aguas, de igual manera utilizó un cuchillo y por último la caña del timón. A pesar de la valentía de Santiago, no pudo hacer nada para evitar que los tiburones se quedaran con su premio.

Santiago entonces sintió una vez más la derrota y empezó a hablar con el pescado ya desecho, pero en su debilidad reconoció la valentía de ambos en aquella batalla que libraron y se hacía preguntas tales como cuántos tiburones debió matar el pez espada en vida ya que por su tamaño era casi un hecho que debieron ser muchos y Santiago por su parte con el arpón y su cuchillo. Llego durante la oscuridad a puerto sin recompensa, con un montón de espinas de pescado atadas a su bote y con la moral por el suelo, casi arrastrándose llegó a su humilde morada y se acostó a dormir. Por la mañana, el pequeño Manolo fue a la casa de Santiago como todos los días durante su ausencia y rápidamente se percató del sufrimiento que padeció al ver sus manos y al verlo en esa condición no pudo evitar llorar. Ya adentrado el día Santiago fue por algo de comida para el viejo en el pequeño restaurante de la localidad en donde el dueño del local le envió con Manolo sus pesares al viejo de lo que le había pasado, no sin antes reconocer que el pez debió ser enorme. Los pobladores estaban asombrados con el tamaño inusual del pez espada que enfrentó Santiago y se acercaron a tomar algo de este. Unos turistas que vieron los restos se preguntaban qué clase de pez pudo ser aquel y uno de los pobladores incautos les respondió que un tiburón, luego se admiró una dama turista y exclamó “no sabía que los tiburones tenían una cola tan preciosa”. Manolo visitó al viejo y le dio los ánimos de siempre sólo que esta vez le hizo la promesa que a partir de ese día pescaría junto a él sin importar que dijeran sus padres pues a su juicio, ya era un hombre. Análisis de la obra: El mensaje principal de la obra en mi concepto es la perseverancia y la fe que se debe tener cuando se está desarrollando un plan. “Santiago” puede representar nuestras propias historias, creemos a veces que sabemos todo o que nuestra experiencia es suficiente para vencer casi cualquier obstáculo que se nos presenta. “Santiago” un hombre de avanzada edad, aguerrido, que no admite la derrota se enfrasca en una pesca que a la postre se convertiría en su más dura batalla contra un pez, está desesperado por obtener una victoria a cualquier precio de manera que lo lleva a poner en riesgo su propia vida con tal de no saborear una vez más el amargo de la derrota. Durante el proceso se siente muy confiado en un principio, pero al percibir el grado de complicación que se está presentando, cambia a un tono más humilde y sensato. Entonces recurre a sus recuerdos, triunfos del pasado, personas que le animan a seguir luchando, orgullo que le será de mucha ayuda para lograr su meta “matar al pez”. Cuando se est{ sólo, la conciencia es nuestra única consejera y en el caso de Santiago, esta le hizo saber que pagaría un precio por alejarse tanto de la costa en busca de aquel preciado pez. También recordó las palabras de su pequeño amigo “Manolo” quien antes de partir le ofreció su ayuda en ese día 85 de pesca que sería de buena suerte y el la rechazó. Era muy cierto también que los padres no estaban de acuerdo y que eso debía respetarse. Pero como Santiago sabía que estaba solo, no cabía posibilidad de aquellos lamentos. Es nuestro caso de la misma forma, no podemos esperanzarnos en lo que no tenemos o no hicimos, al contrario, como “Santiago” debemos olvidar nuestros pesares y enfrentar el problema con las herramientas que contamos. Quizás el momento cumbre de humildad en Santiago es cuando se ve obligado a reconocer que por sus propias fuerzas no será suficiente para atrapar a el pez y decide realizar plegarias al Creador, aunque él no es hombre muy religioso. “Santiago” encontró fuente de motivación en su oración, en sus victorias del pasado y todo lo que más quería para poder lograr capturar al pez espada. También reconoció el esfuerzo de los demás, las aves que tanto trabajan para conseguir un puñado de alimento, las aves en su arriesgada y larguísima travesía por el mar, el mismo pez espada que con fortaleza y perseverancia, le estaba robando de a poco la calma, fueron para él claras señales que existían otros que padecían más que él y seguían luchando. Todo esto le llevó a concluir que debía permanecer fiel a su causa. Cuando por fin atrapa al pez siente el sabor de la victoria, le hace olvidar todo el suplicio que ha tenido que atravesar para llegar a tal punto. Luego, los tiburones le hacen recordar que está muy lejos de la costa y que para poder llevar su premio a casa tendrá que pelear ferozmente con ellos en vista que no le van a permitir regresar fácilmente, después de todo, los tiburones están hambrientos y en su territorio. Aquí es donde cada uno de nosotros debe medir la relación causa-efecto de nuestras acciones ¿qué estamos dispuestos a pagar por

algo que añoramos? El viejo Santiago sin duda no esperaba trabajar tan duro para regalarle su premio a los tiburones y es por esta razón que otra batalla se liberó, ahora para reclamar su recompensa.Como individuos se nos presentan a lo largo de nuestras vidas grandes desafíos que van ligados a otros que no somos capaces de ver sino hasta cuando los tenemos en frente y es entonces cuando entra en juego la motivación para no permitir que un imprevisto de tal índole nos aleje de nuestro curso. El viejo Santiago tenía fuente de motivación que le llevó a pelear con los escualos y pudo así defender por un tiempo su pez espada pero conforme el agotamiento, la valentía de los tiburones y la distancia se mezclaron, resultó en una serie de factores que pesaron a la hora de regresar con su premio a casa. Como se sabe, Santiago perdió el pez espada y se desilusiono muchísimo pero a su vez reconoció su coraje al enfrentar tal desavenencia. Lo más destacado de la lucha de Santiago es que no sólo el pudo ver su esfuerzo sino que el resto del pueblo, incluso forasteros se maravillaron con tal acontecimiento.Aquí tenemos otro mensaje y es que aunque no hayamos logrado a cabalidad el objetivo, es decir, obtengamos un nuevo fracaso, no significa que todo se ha perdido ya que algo de seguro ganamos en este tropiezo, porque así como Santiago recuperó el respeto que había perdido en el pueblo en sus constantes desaciertos, nosotros ganamos experiencia en el camino al éxito. Por último un pequeño pero gran personaje “Manolo” representa en mi concepto aquellas personas que por alguna razón no vemos o no sabemos que nos tienen tanta fe que a pesar de lo que se dice en multitud no es favorable para nosotros, están ahí dándonos animo y motivación incalculable y debemos ser capaces de verla para poder así aprovechar al máximo nuestros recursos como individuo. RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA "TAITA DIOS NOS SEÑALA EL CAMINO" - Francisco Vegas Seminario – Argumento de "Taita dios nos señala el camino", libro de Francisco Vegas Seminario.Manuel Yamunaqué salió una mañana de su rancho a huaquear. Era un jueves santo y la superstición de los indios de la zona anunciaba que ese día emergían a la superficie de la tierra los huacos y las momias de los antiguos cementerios incaicos. Ya en la loma pelada empezó a dar unos lampazos sin encontrar nada. El mediodía ya le anunciaba el almuerzo que le prepararía su esposa, pero continuó escarbando la tierra hasta que su perro que lo acompañaba se acercó al hoyo que había abierto y con sus uñas, desesperadamente empezó a horadar la tierra. Yamunaqué siguió el olfato del can con su lampa y se encontró con un muerto. Exhumó el cadáver y al tratar de identificarlo se dio con la sorpresa que era su hijo Juan, quien había desaparecido hace varios días. Regresó a su casa con el cadáver al hombro, comunicó el hecho a su mujer y decidieron darle cristiana sepultura. En el velorio se acercaron los vecinos y entre ellos el juez, a quien Manuel comunicó sus sospechas de que a su hijo lo había asesinado "El Gringo", europeo propietario del fundo "Arenales". Este no le hizo caso porque no había pruebas. El difunto había vuelto al pueblo después de cumplir su servicio militar y obtener el grado de cabo. Al "Gringo" no le cayó bien el muchacho por su libertad y desenvoltura, además de que la Juana le consideraba su prometido. La muchacha despertaba la lujuria del extranjero que desde su arribo había demostrado ser ambicioso, abusivo y ladrón. Al llegar la noche del tercer día del velorio, a la medianoche, se encaminaron al cementerio. Pusieron el cuerpo sobre el lomo de una burra y se dirigieron al camposanto. El cortejo siguió al animal a una altura del camino se desvió, Yamunaqué increpó que Taita Dios nos señala el camino, sigamos. De pronto, todo el cortejo se encontraba al frente de la casa del "Gringo". Hubo un combate de perros, luego también de hombres que finalmente concluyó con la muerte del "Gringo". El cortejo se recompuso con tres muertos más y tomó la verdadera ruta del cementerio. EL DILUVIO DE LA JUSTICIA - MANUEL GONZALES PRADA Si antes de concluir fuera necesario resumir en dos palabras todo el jugo de nuestro pensamiento, si debiéramos elegir una enseña luminosa para guiarnos rectamente en las sinuosidades de la existencia, nosotros diríamos: Seamos justos. Justos con la Humanidad, justos con el pueblo en que vivimos, Justos con la familia que formamos y justos con nosotros mismos, contribuyendo a que todos nuestros semejantes cojan y saboreen su parte de felicidad, pero no dejando de perseguir y disfrutar la nuestra. La justicia consiste en dar a cada hombre lo que legítimamente le corresponde; démonos, pues, a nosotros mismos la parte que nos toca en los bienes de la Tierra. El nacer nos impone la obligación de vivir, y esta obligación nos da el

derecho de tomar, no sólo lo necesario, sino lo cómodo y lo agradable. Se compara la vida del hombre con un viaje en el mar. Si la Tierra es un buque y nosotros somos pasajeros, hagamos lo posible para viajar en primera clase, teniendo buen aire, buen camarote y buena comida, en vez de resignarnos a quedar en el fondo de la cala, donde se respira una atmósfera pestilente, se duerme sobre maderos podridos por la humedad y se consume los desperdicios de bocas afortunadas. ¿Abundan las provisiones? pues todos a comer según su necesidad. ¿Escasean los víveres? pues todos a ración, desde el capitán hasta el ínfimo grumete. La resignación y el sacrificio, innecesariamente practicados, nos volverían injustos con nosotros mismos. Cierto, por el sacrificio y la abnegación de almas heroicas, la Humanidad va entrando en el camino de la justicia. Más que reyes y conquistadores, merecen vivir en la Historia y en el corazón de la muchedumbre los simples individuos que pospusieron su felicidad a la felicidad de sus semejantes, los que en la arena muerta del egoísmo derramaron las aguas vivas del amor. Si el hombre pudiera convertirse en sobrehumano, lo conseguiría por el sacrificio. Pero el sacrificio tiene que ser voluntario. No puede aceptarse que los poseedores digan a los desposeídos: sacrifíquense y ganen el cielo, en tanto que nosotros nos apoderamos de la Tierra. Lo que nos toca, debemos tomarlo porque los monopolizadores, difícilmente nos lo concederán de buena fe y por un arranque espontáneo. Los 4 de agosto encierran más aparato que realidad: los nobles renuncian a un privilegio, y en seguida reclaman dos; los sacerdotes se despojan hoy del diezmo, y mañana exigen el diezmo y las primicias. Como símbolo de la propiedad, los antiguos romanos eligieron el objeto más significativo -una lanza, Este símbolo ha de interpretarse así: la posesión de una cosa no se funda en la justicia sino en la fuerza; el poseedor no discute, hiere; el corazón del propietario encierra dos cualidades del hierro: dureza y frialdad. Según los conocedores del idioma hebreo, Caín significa el primer propietario. No extrañemos si un socialista del siglo XIX, al mirar en Caín el primer detentador del suelo y el primer fratricida, se valga de esa coincidencia para deducir una pavorosa conclusión: La propiedad es el asesinato. Pues bien: si unos hieren y no razonan, ¿qué harán los otros? Desde que no se niega a las naciones el derecho de insurrección para derrocar a sus malos gobiernos, debe concederse a la Humanidad ese mismo derecho para sacudirse de sus inexorables explotadores. Y la concesión es hoy un credo universal: teóricamente, la revolución está consumada porque nadie niega las iniquidades del régimen actual, ni deja de reconocer la necesidad de reformas que mejoren la condición del proletariado. (¿No hay hasta un socialismo católico?) Prácticamente, no lo estará sin luchas ni sangre porque los mismos que reconocen la legitimidad de las reivindicaciones sociales, no ceden un palmo en el terreno de sus conveniencias: en la boca llevan palabras de justicia, en el pecho guardan obras de iniquidad. Sin embargo, muchos no ven o fingen no ver el movimiento que se opera en el fondo de las modernas sociedades. Nada les dice la muerte de las creencias, nada el amenguamiento del amor patrio, nada la solidaridad de los proletarios, sin distinción de razas ni de nacionalidades. Oyen un clamor lejano, y no distinguen que es el grito de los hambrientos lanzados a la conquista del pan; sienten la trepidación del suelo, y no comprenden que es el paso de la revolución en marcha respiran en atmósfera saturada por hedores de cadáver, y no perciben que ellos y todo el mundo burgués son quienes exhalan el olor a muerto. Mañana, cuando surjan olas de proletarios que se lancen a embestir contra los muros de la vieja sociedad, los depredadores y los opresores palparán que les llegó la hora de la batalla decisiva y sin cuartel. Apelarán a sus ejércitos, pero los soldados contarán en el número de los rebeldes; clamarán al cielo, pero sus dioses permanecerán mudos y sordos. Entonces huirán a fortificarse en castillos y palacios, creyendo que de alguna parte habrá de venirles algún auxilio. Al ver que el auxilio no llega y que el oleaje de cabezas amenazadoras hierve en los cuatro puntos del horizonte, se mirarán a las caras y sintiendo piedad de sí mismos (los que nunca la sintieron de nadie) repetirán con espanto: ¡Es la inundación de los bárbaros! Mas una voz, formada por el estruendo de innumerables voces, responderá: No somos la inundación de la barbarie, somos el diluvio de la justicia. RESUMEN DE EL TROMPO DE JOSE DIEZ CANSECO El tesoro del protagonista del relato es un trompo, hermoso y pulido, hecho de naranjo al cual le había adaptado un clavo filoso y brillante como las espuelas de los gallos de pelea de su criadero. Aquel trompo era el orgullo de “chupitos”, y los muchachos de la cuadra lo sabían, sobre todo Carmona el líder de la gallada , quien lo retó taimado a la “cocina”, “ un juego que consiste en ir empujando al trompo contrario hasta meterlo

dentro de un círculo, donde el perdedor tiene que entregar el trompo cocinado a quien tuvo la habilidad rastrera de saberlo empujar”. El fuerte de “chupitos” eran los “quiñes”, muchas veces su pulido trompo de naranja y afilada punta había abierto en dos a su contrario y é l nunca se permitió una burla. Apenas la sonrisa presuntuosa que delataba el orgullo de su sabiduría en el juego. Ahora retado a ese juego zafio de empujones, quedaba en desventaja ante Glicerio Carmona El jefe, quien imponía, a la “cocina” a su contendor porque estaba seguro de ganar en ese campo infame, sin gallardía de destreza, sin arrogancia de fuerza, como anota el narrador, que en tercera persona recrea el lance que hirió con certera estocada el orgullo de zambo en el momento que su tesoro estaba encerrado en el círculo que lo condujo a las manos codiciosas de Carmona. La pérdida del trompo sirve al narrador de puente perfecto para retroceder a la vida de “chupitos” y adentrarse en la intimidad de su casa el día de su nacimiento en el callejón de Nuestra Señora del Perpetua socorro. En aquella fecha un incendio por poco arrasa las casuchas, debiendo Aurora su madre, salir en brazos de Demetrio su padre, recién parida como estaba, para no ser consumida por las llamas. Una hermana del papá había sacado al chiquillo medio envuelto en una sabana.Después, ante el temor de lo que el susto hubiese podido causarle la leche depositada en los senos de Aurora, “chupitos” había sido entregado a una vecina para que lo alimentara. De este modo se había iniciado la vida del zambo que, no transcurrido mucho tiempo sufriría un revés todavía peor. Aurora “zamba engreída había salido un poco volantusa y le era infiel a Demetrio, su marido. Uno de los días en que regresó tarde del mercado, cae en la cuenca de que no puede continuar engañando a Demetrio y aprovechando que él sale en busca de una amiga de la mujer (Juana rosa) con quien ella dijo haber estado hablando, Aurora recoge alguna ropa y huye dejando a su hijo, aún muy pequeño, sumido en el pánico y el llanto. Con la certeza de haber sido burlado, Demetrio regresa en busca de Aurora para cobrarle con violencia su afrenta, pero solo encuentra al lloroso zambo que desde la oscuridad le responde se fue, papacito. La venganza de Demetrio Velásquez no ocurrió aquella noche, pero si algunos días después, y aquel acto de hombre ofendido que apalea una buena ley a quienes lo burlaron, lo lleva a la cárcel. Según se desprende del relato, Aurora muere a causa de los golpes recibidos y quien pago el pato fue el pobre “chupitos” que se quedo sin madre y con el padre preso, mal consolado por la hospitalidad de la tía, la hermana de Demetrio, que todo el día no hacía si no hablar de Aurora. El lance entre “chupitos” y Carmona sirve al narrador para presentar el conflicto paralelo de la infidelidad de aurora y las funestas consecuencias del engaño. La marga experiencia de su familia deja en el zambo una enseñanza: “mujeres con quiñes como si fueran trompos, ¡ni de vainas¡ luego los trompos debían tener quiñes…No , nada de lo que el hombre posee, mujer o trompo -juguetes- podía estar maculado como nadie ni nada. Esta visión machista del mundo , explica la actitud del niño, que al igual que su padre lo hiciera con su mujer y el amante , fraguó su vergüenza contra Carmona. Con tres reales pedidos con vehemencia a Demetrio compro un trompo nuevo, lo pulió como al perdido y lo armó con un clavo filoso que le hizo sangrar la palma de la mano al momento de la prueba. Con sagacidad consiguió que Carmona aceptara jugar a los “quiñes”:”el trompo que ahora tenia Carmona, el trompo que antes había sido de “chupitos” se chanto ignominiosamente: en sus manos jamás se habría chantado! Y allí estaba, entupido e inerte, esperando que las púas de los otros trompos se cebaran en su noble madera de naranjo. Su nuevo juguete se encargo de abrir en dos el vientre de su antiguo orgullo. No seria para el ni para nadie: ¡los trompos con quiñes, como las mujeres, ni de vainas! Al final, el zambo abandona ambos trompos, el nuevo y reluciente instrumento de su vergüenza que era preciso eliminar. la narración de el trompo esta matizada con giros del habla local de Lima, que dan al encuentro un sabor y un ritmo particulares. Ambos conflictos, el del niño y el del padre, se resuelven de modo radical, pero no abrupto. la solución es premeditada así en principio la ira dominase los actos iniciales: era preferible perder definitivamente trompo y mujer, que conservarlos llevando el lastre de la vergüenza sobre las espaldas varoniles. Cuando “chupitos” abandona los dos trompos sobre la arena en la que en la que había lavado su honor, deja también atrás la infancia. comienza a hacerse hombre entendiéndolo que pare bien o para mal le enseñase su padre con actos,

mas que con palabras. Podría decirse que el niño asume una manera de ser hombre, la que le ofrece el espejo paterno, macho honorable que lava con sangre la burla a su hombría. El zambo reproduce un modelo , repite la historia y va aprendiendo a luchar solo a enfrentarse a sus propios conflictos, a resolverlos sin ayuda de nadie , solo por la sutileza de su ingenio criollo o por la pujanza viril de sus puños palomillas . El lance del trompo no es más que una metáfora de la vida; una vida regida por una ley que no es siempre justicia. Así como la zamba Aurora no seria mas ya de Demetrio, nunca seria el suyo (de “chupitos”) ese trompo malamente estropeado ahora por la ley del juego que tanto se parece a la ley de la vida. Cabe resaltar en este relato, no solo el valor estético de una escritura definida y depurada, sino la penetración del espíritu de sus personajes y la perfecta asimilación del alma infantil encarnada por el protagonista de una historia cuya interpretación el lector debe desentrañar a partir de sus propios elementos. Diez Canseco es uno de los más criollos escritores peruanos. En su obra se reúnen vivacidad, malicia e ingenio para mostrar con sardónicos visos a una sociedad limeña inconciente y descontextualizada. RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA "LAS BOTELLAS Y LOS HOMBRES" - Julio Ramon Ribeyro Argumento de "Las botellas y los hombres", libro de Julio Ramon Ribeyro.Luciano es un joven que está en un club de gente bien. Le anuncian que lo esperaban. Era un tipo desaliñado y de un aspecto que no encaja con el ambiente del club y que denota la carencia de medios de parte del hombre. Quedaron en encontrarse en otro sitio. En la tarde se encontraron y se dirigieron por indicación de su padre hacia un bar, en donde su padre conocía a todos y presentó orgulloso a su hijo. Empezó a mentir con respecto a su hijo y a él porque los hombres crean un mundo ficticio cuando se encuentran al frente de una botella. Los concurrentes veían con extrañeza a Luciano. Conforme pasaba el tiempo y los tragos aumentaban Luciano, a pesar del rencor que guardaba por su padre por haberlo abandonado a él y a su madre, sintió admiración al verlo jugar sapo y vencer a sus adversarios. Ese tipo charlatán, mentiroso y guarapero tenían su admiración. Se dirigieron, a petición de Luciano, al club "Once Amigos Bolognesi" en la Victoria. Allí cerraron el club, todos tomaron por cuenta de Luciano. Lo miraba y un impulso lo llevó a besar a su padre en la boca. Todos se quedaron mudos, desconcertados. Luego su padre le confesó que él se había ido de la casa porque no aguantaba estar en medio de la pobreza y la angustia. Además su madre se acostaba con todo el mundo. Luciano lo golpeó y luego se dirigieron a la calle en donde buscaron un lugar apropiado para liarse a golpes. Luciano recibió un buen golpe a lo que respondió con igual o mayor intensidad. Su padre se encontraba en el suelo retorciéndose, Luciano se alejó, pero al regresar encontró a su padre dormido, lo miró y lo compadeció; le puso en su dedo el anillo con rubí que él llevaba. Seguidamente se alejó. RESUMEN DE LA OBRA AVES SIN NIDO DE CLORINDA MATTO DE TURNER Argumento de la obra Aves Sin Nido Don Fernando Marín, minero, y su esposa Lucia se identifican plenamente con el sufrimiento de los indios de Killac; cooperan con el dinero al Indio Juan Yupanqui para protegerlo de los cobros injustos a que lo sometían el cura pascual, el gobernador Sebastián Pancorbo y los vecinos blancos. Las acciones que cometen los abusivos explotadores de Killac son extremadamente inhumanas, como por ejemplo el rapto de la pequeña hija de Juan Yupanqui que el cobrador de impuestos hace con la complicidad de las autoridades, para luego venderla en arequipa. La ayuda que brinda don Fernando Marín salva a la hija de JuanYupanqui. La solidaridad de la familia Marín con los indios humillados y maltratados simboliza la medición de un elemento externo y civilizador, ajeno a la estructura interna de la sociedad lugareña, que rompe el equilibrio tradicional de la explotación del indio. Los explotadores e sienten amenazados de afuera, por gente que no reconocen el equilibrio de la explotación, y por ello deciden suprimir la amenaza de manera violenta, recurso tradicionalmente efectivo para controlar la rebelión del indio. Organizan una asonada popular contra los forasteros para asesinarlos; los esposos Marín escapan a tiempo del atentado gracias a otra intervención providencial, en cierto modo otra vez ajena al lugar; se trata de Manuel, un joven estudiante de jurisprudencia, que con el exilio de su madre Petronila, se hace presente en la casa de los Marín para salvarlos.

Manuel es hijastro del gobernador y este hecho crea disensión en el campo enemigo del indio; un elemento ideólogo interesante es que la salvación del indio en la novela indigenista tiene como punto de partida el cambio de la conciencia en algunas personas del grupo explotador, gracias a la intervención de un factor civilizador; de esta manera de plantear el problema comienza con “aves sin nido”. Antes de morir, Marcela Yupanqui confiesa un secreto a Lucia Marín, que será revelado al final de la novela, después de haber servido como ingrediente para crear un desenlace melodramático. Las niñas Yupanqui, que se habían quedado huérfanas son adoptadas por los Marín. Margarita Yupanqui en manos de la novelista es apenas un recurso para insertar en la novela la trama romántica; sin ella el paso de la narración descansaría sobre la denuncia indigenista: Manuel se enamora subidamente de Margarita, como complemento de su figura como héroe salvador de los Marín. Las preocupaciones de Clorinda Matto de Turner exige el castigo de los personajes culpables, así la intención moralizante de la novela romántica se hace evidente. El cura personaje licencioso y uno de los instigadores de la asonada contra los Marín, rápidamente enferma y muere. Los otros complotados corren el peligro de ser enjuiciados por crimen; parecería que los mecanismos de la justicia, que no esta del todo ausente, se movía para castigar a los culpables; pero nuevamente son burlados por las autoridades (el gobernados Sebastián y el juez de paz) encargados de hacerlos funcionar. Los culpables en Killac, atentados por el nuevo subprefecto, le echan la culpa de la asonada a otro indio, el campanero champú, que no tiene nada que hacer en el asunto, pero, por ser indio era la victima natural e inevitable dentro del sistema de explotación. El indio champú va a la cárcel, se apropian de su ganado, su mujer martinas acude donde los Marín para pedir ayuda; se repite el patrón de la salvación providencial. Los Marín cansados de vivir en un medio tan injusto y temeroso de otras represalias, resuelven marcharse a lima. Los Marín antes de la partida, dan un banquete a las personas mas importantes que eran los mas culpables, para con loable propósito cristiano logra persuadirles de que cambien sus costumbres ancestrales en nombre de la moral. Las cosas terminan como terminan con la llegada a killac de una orden judicial de encarcelamiento para los culpables del crimen. Manuel, entenado del gobernador, gestiona y logra la libertad del indio champú y también la de su padrastro; así quedan libres tanto el culpable como el inocente. Los Marín se marchan y Manuel los sigue para pedir la mano de margarita. El final de la novela es cuando Manuel y margarita descubren que son hermanos, hijos del Obispo Pedro De Miranda Y Claro, producto de una época en que los dignatarios de la iglesia no solo tenían los privilegios de la riqueza sino también la prerrogativa de los señores feudales. José Carlos Mariátegui - El problema del indio Su nuevo planteamiento Todas las tesis sobre el problema indígena, que ignoran o eluden a éste como problema económico social, son otros tantos estériles ejercicios teoréticos -y a veces sólo verbales- condenados a un absoluto descrédito. No las salva a algunas su buena fe. Prácticamente, todas no han servido sino para ocultar o desfigurar la realidad del problema. La crítica socialista lo descubre y esclarece, porque busca sus causas en la economía del país y no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su dualidad o pluralidad de razas, ni en sus condiciones culturales y morales. La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverla con medidas de administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad de los "gamonales"1. El "gamonalismo" invalida inevitablemente toda ley u ordenanza de protección indígena. El hacendado, el latifundista, es un señor feudal. Contra su autoridad, sufragada por el ambiente y el hábito, es impotente la ley escrita. El trabajo gratuito está prohibido por la ley, sin embargo, el trabajo gratuito, y aun el trabajo forzado, sobreviven en el latifundio. El juez, el subperfecto, el comisario, el maestro, el recaudador, están enfeudados a la gran propiedad. La ley no puede prevalecer contra los gamonales. El funcionario que se obstinase en imponerla, sería abandonado y sacrificado por el poder central cerca del cual son siempre omnipotentes las influencias del gamonalismo, que actúan directamente o a través del parlamento, por una y otra vía con la misma eficacia. El nuevo examen del problema indígena, por esto, se preocupa mucho menos de los lineamientos de una legislación tutelar que de las consecuencias del régimen de propiedad agraria. El estudio del Dr. José A. Encinas ("Contribución a una legislación tutelar indígena") inicia en 1918 esta tendencia, que de entonces a hoy no ha cesado de acentuarse2. Pero,

por el carácter mismo de su trabajo, el Dr. Encinas no podía formular en él un programa económicosocial. Sus propocisiones, dirigidas a la tutela de la propiedad indígena, tenían que limitarse a este objetivo jurídico. Esbozando las bases del homestead indígena, el Dr. Encinas recomienda la distribución de tierras del Estado y de la Iglesia. No menciona absolutamente la expropiación de los gamonales latifundistas. Pero su tesis se distingue por una reiterada acusación de los efectos del latifundismo, que sale inapelablemente condenado de esta requisitoria3, que en cierto modo preludia la actual crítica económicosocial de la cuestión del indio. Esta crítica repudia y descalifica las diversas tesis que consideran la cuestión como uno u otro de los siguientes criterios unilaterales y exclusivos: administrativo, jurídico, étnico, moral, educacional, eclesiástico. La derrota más antigua y evidente es, sin duda, la de los que reducen la protección de los indígenas a un asunto de ordinaria administración. Desde los tiempos de la legislación colonial española, las ordenanzas sabias y prolijas, elaboradas después de concienzudas encuestas, se revelan totalmente infructuosas. La fecundidad de la República, desde las jornadas de la Independencia, en decretos, leyes y providencias encaminados a amparar a los indios contra la exacción y el abuso, no es de las menos considerables. El gamonal de hoy, como el "encomendero" de ayer, tiene sin embargo muy poco que temer de la teoría administrativa. Sabe que la práctica es distinta. El carácter individualista de la legislación de la República ha favorecido, incuestionablemente, la absorción de la propiedad indígena por el latifundismo. La situación del indio, a este respecto, estaba contemplada con mayor realismo por la legislación española. Pero la reforma jurídica no tiene más valor práctico que la reforma administrativa, frente a un feudalismo intacto en su estructura económica. La apropiación de la mayor parte de la propiedad comunal e individual indígena esta ya cumplida. La experiencia de todos los países que han salido de su evo-feudal, nos demuestra, por otra parte, que sin la disolución del feudo no ha podido funcionar, en ninguna parte, un derecho liberal. La suposición de que el problema indígena es un problema étnico, se nutre del más envejecido repertorio de ideas imperialistas. El concepto de las razas inferiores sirvió al Occidente blanco para su obra de expansión y conquista. Esperar la emancipación indígena de un activo cruzamiento de la raza aborigen con inmigrantes blancos, es una ingenuidad antisociológica, concebible sólo en la mente rudimentaria de un importador de carneros merinos. Los pueblos asiáticos, a los cuales no es inferior en un ápice el pueblo indio, han asimilado admirablemente la cultura occidental, en lo que tiene de más dinámico y creador, sin transfusiones de sangre europea. La degeneración del indio peruano es una barata invención de los leguleyos de la masa feudal. La tendencia a considerar el problema indígena como un problema moral, encarna una concepción liberal, humanitaria, ochocentista, iluminista, que en el orden político de Occidente anima y motiva las "ligas de los Derechos del Hombre". Las conferencias y sociedades antiesclavistas, que en Europa han denunciado más o menos infructuosamente los crímenes de los colonizadores, nacen de esta tendencia, que ha confiado siempre con exceso en sus llamamientos al sentido moral de la civilización. González Prada no se encontraba exento de su esperanza cuando escribía que la "condición del indígena puede mejorar de dos maneras: o el corazón de los opresores se conduele al extremo de reconocer el derecho de los oprimidos, o el ánimo de los oprimidos adquiere la virilidad suficiente para escarmentar a los opresores"4. La Asociación Pro-Indígena (1909-1917) representó, ante todo, la misma esperanza, aunque su verdadera eficacia estuviera en los fines concretos e inmediatos de defensa del indio que le asignaron sus directores, orientación que debe mucho, seguramente, al idealismo práctico, característicamente sajón, de Dora Mayer5. El experimento está ampliamente cumplido, en el Perú y en el Mundo. La prédica humanitaria no ha detenido ni embarazado en Europa el imperialismo ni ha bonificado sus métodos. La lucha contra el imperialismo, no confía ya sino en la solidaridad y en la fuerza de los movimientos de emancipación de las masas coloniales. Este concepto preside en la Europa contemporánea una acción antiimperialista, a la cual se adhieren espíritus liberales como Albert Einstein y Romain Rolland, y que por tanto no puede ser considerada de exclusivo caracter socialista. En el terreno de la razón y la moral, se situaba hace siglos, con mayor energía, o al menos mayor autoridad, la acción religiosa. Esta cruzada no obtuvo, sin embargo, sino leyes y providencias muy sabiamente inspiradas. La suerte de los indios no varió sustancialmente. González Prada, que como sabemos no consideraba estas cosas con criterio propia o sectariamente socialistas, busca la explicación de este fracaso en la entraña económica de la cuestión: "No podía suceder de otro modo: oficialmente se ordenaba la explotación; se pretendía que humanamente se cometieran iniquidades o equitativamente se consumaran injusticias. Para extirpar los abusos, habría sido necesario abolir los repartimientos y las mitas, en dos palabras, cambiar todo el regimen Colonial. Sin las faenas del indio americano se habrían vaciado las arcas

del tesoro español"6. Más evidentes posibilidades de éxito que la prédica liberal tenía, con todo, la prédica religiosa. Esta apelaba al exaltado y operante catolicismo español mientras que aquella intentaba hacerse escuchar del exiguo y formal liberalismo criollo. Pero hoy la esperanza en una solución eclesiástica es indiscutiblemente la más rezagada y antihistórica de todas. Quienes la representan no se preocupan siquiera, como sus distantes -¡tan distantes!- maestros, de obtener una nueva declaración de los derechos del indio, con adecuadas autoridades y ordenanzas, sino de encargar al misionero la función de mediar entre el indio y el gamonal7. La obra que la iglesia no pudo realizar en un orden medioeval, cuando su capacidad espiritual e intelectual podía medirse por frailes como el padre de Las Casas, ¿con qué elementos contaría para prosperar ahora? Las misiones adventistas, bajo este aspecto, han ganado la delantera al clero católico, cuyos claustros convocan cada día menos suma de vocaciones de evangelización. El concepto de que el problema del indio es un problema de educación, no aparece sufragado ni aun por un criterio estricta y autónomamente pedagógico. La pedagogía tiene hoy más en cuenta que nunca los factores sociales y económicos. El pedagogo moderno sabe perfectamente que la educación no es una mera cuestión de escuela y métodos didácticos. El medio económico-social condiciona inexorablemente la labor del maestro. El gamonalismo es fundamentalmente adverso a la educación del indio: su subsistencia tiene en el mantenimiento de la ignorancia del indio el mismo inter';es que en el cultivo de su alcoholismo8. La escuela moderna -en el supuesto de que, dentro de las circunstancias vigentes, fuera posible multiplicarla en proporción a la población escolar campesina- es incompatible con el latifundio feudal. La mecánica de la servidumbre, anularía totalmente la acción de la escuela, si ésta misma, por un milagro inconcebible dentro de la realidad social, consiguiera conservar, en la atmósfera del feudo, su pura misión pedagógica. La más eficiente y grandiosa enseñanza normal no podría operar estos milagros. La escuela y el maestro están irremisiblemente condenado a desnaturalizarse bajo la presión del ambiente feudal, inconciliable con la más elemental concepción progresista o evolucionista de las cosas. Cuando se comprende a medias esta verdad, se descubre la fórmula salvadora de los internados indígenas. Mas la insuficiencia clamorosa de esta fórmula se muestra en toda su evidencia apenas se reflexiona en el insignificante porcentaje de la población escolar indígena que resulta posible alojar en estas escuelas. La solución pedagógica propugnada por muchos con perfecta buena fe, está ya hasta oficialmente descartada. Los educacionistas osn, repito, los que menos pueden pensar en independizarla de la realidad económico-social. No existe, pues, en la actualidad, sino como una sugestión vaga e informe, de la que ningún cuerpo y ninguna doctrina se hace responsable. El nuevo planteamiento consiste en buscar el problema indígena en el problema de la tierra. RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA "JORGE o EL HIJO DEL PUEBLO - María Nieves Bustamante - MARÍA NIEVES BUSTAMANTE Argumento del libro "JORGE o EL HIJO DEL PUEBLO" de Maria Nieves Bustamante. Arequipa por cuestiones políticas, pierde su condición de departamento, convirtiéndose en provincia (1857). Entre tanto surge un sector que protesta contra el presidente Vivanco, tirano vicioso; que ha convertido a la ciudad, en un club social, un salón de diversión, etc. Hay impuesto para todo, lo que causa molestias entre los ciudadanos. Ante esta situación, Castilla pone en sitio a la ciudad durante 10 meses planeando tomar las fortalezas enemigas. Mientras tanto se comienza a organizar la defensa de la urbe, por parte de u sector del pueblo (obreros y artesanos) que estaban en contra de las fuerzas de Vivanco. Eran 300 jóvenes al mando de Javier Sánchez, Benito Bonifaz y Jorge. Este es el personaje central. Muchacho hábil e inteligente, experto en armar y dirigir barricadas (pequeñas fortalezas). Por otra parte el mayor Iriarte, logra con engaños comprometerse con Isabel, hija de un acaudalado arequipeño. Este oficial Vivanquista, antes se había casado con Elena Velarde, a quien Jorge ama con locura. Elena sufre moralmente por el mal proceder de su esposo y estando en Lima, contrae la tuberculosis y para recuperarse vuelve a arequipa. Jorge, según recuerdos que hace don Guillermo, viene a ser hijo de Carmen Flores y de él, y por lo tanto es hermano de la bella aristócrata. Isabel Latorre. Se da la masacre entre Vivanquistas y Castillistas, con un total de 7, 500 muertos. De esta lucha sale triunfador Castilla, quien logra entrar en Arequipa, recuperando ésta su condición de departamento. Poco después, Alfredo Iriarte, es descubierto y tiene que huir. Jorge, es ensalzado como héroe, pero, al enterarse que Elena ha muerto, casi pierde la razón. Mientras tanto Isabel se refugia en el convento, en busca de paz para su alma.

LA DIVINA COMEDIA Dante Alighieri EL INFIERNO Ante las puertas del infierno Aquí se encuentran, entre lamentos de dolor y de ira, las "gentes que vivieron sin gloria ni infamia", mezcladas con los ángeles que no se rebelaron contra Dios, pero no por lealtad, sino para evitar las consecuencias de tomar partido en la lucha entre el bien y el mal. El cielo los rechaza porque no hicieron nada bueno y el infierno también, porque no hicieron nada malo. Su tormento es que nadie se acuerda de ellos, no tienen esperanza de morir y no tienen nada que hacer en su pobre vida, desdeñados tanto de la justicia como de la compasión. Dante está condenando aquí, en particular, a sus compatriotas que, al contrario que él, evitaron tomar partido en los conflictos políticos de su tiempo anteponiendo su bienestar al bien de su ciudad. También están allí los pusilánimes, desnudos, acosados por avispas, moscones y gusanos. Entre ellos estaba "quien hizo por cobardía aquella gran renuncia", sin duda el Papa Celestino V. El Infierno es un enorme valle cónico y está dividido en nueve niveles o círculos, cada cual más profundo y estrecho que el anterior. Para llegar hasta él hay que cruzar el río Aqueronte, y las almas lo hacen en la barca de Caronte. Círculo primero El círculo primero es el Limbo, donde están quienes, sin haber cometido falta alguna, han muerto sin haber recibido el bautismo; en particular, todos cuantos nacieron antes de la llegada de Cristo. Las excepciones son Adán, Abel, Noé, Moisés, Abraham, Isaac, Jacob y sus doce hijos, Raquel y "otros muchos", que dejaron el Infierno cuando fue visitado por Jesucristo entre su muerte y su resurrección, y fueron entonces convertidos en santos. Los que están en el Limbo no sufren tormento alguno, salvo el saber que estarán allí para siempre. Círculo segundo A la entrada del círculo segundo está el rey Minos, ante cuya presencia todas las almas confiesan sus pecados y él los asigna al lugar del Infierno que les corresponde. En este círculo se castiga a "los lujuriosos, que la razón someten al deseo", eternamente arrastrados de un sitio a otro por un terrible e incesante viento. Entre ellos se encuentran Francesca da Rimini y Paolo Malatesta. Los amantes explican cómo estaban leyendo la historia de Lanzarote y la reina Ginebra y, en el punto en que los personajes se besaron, ellos lo hicieron también, y así empezó su perdición. Círculo tercero El círculo tercero está guardado por Cerbero, el perro de tres cabezas. Aquí se castiga el pecado de la gula. Los condenados sufren una tormenta perpetua, con lluvia y granizo. Círculo cuarto El círculo cuarto está guardado por Pluto, el dios romano de la riqueza, y en él se encuentran los pródigos y los avaros, condenados a hacer rodar pesadas rocas desde las laderas del valle hasta chocar en el centro. Entre los condenados hay numerosos clérigos, cardenales y papas. Círculo quinto En el círculo quinto está la laguna Estigia, vigilada por Flegias, hijo de Marte. Enfangados en ella, luchando eternamente unos contra otros, a golpes y mordiscos, están los condenados por el pecado de la ira, mientras que debajo del agua están los acidiosos, es decir, los perezosos y los que vivieron tristes y deprimidos sin motivo. Entre los iracundos

estaba Felipe Argenti, florentino llamado así porque en una ocasión hizo herrar a su caballo con herraduras de plata. Su familia, los Adimari, fue la que se quedó con los bienes de Dante cuando fue exiliado. Los cuatro círculos anteriores castigan los pecados de incontinencia, mientras que los círculos siguientes castigan (más severamente) la maldad en sentido estricto. La región que comprende a todos ellos se llama Dite (un nombre latino para el Hades, o el Infierno), una ciudad que toma el color rojo de las llamas que hay en ella por todas partes, y está rodeada de murallas, cuyas puertas guardan los demonios. Círculo Sexto En el círculo sexto se condena a los herejes. Está sembrado de tumbas en cada una de las cuales arde el jefe de una secta herética junto con todos sus seguidores. Allí se encuentra Farinata degli Uberti. Círculo Séptimo El círculo séptimo está custodiado por el Minotauro, en él se castiga a los violentos y está dividido en tres recintos: Recinto primero Aquí se castiga a los que cometieron violencia contra el prójimo, cuyas almas hierven en el Flegetonte, un río de sangre. Los que intentan salir de él son devueltos por las flechas de los centauros que vigilan sus orillas. Recinto segundo Aquí se castiga a los que cometieron violencia contra sí mismos (los suicidas) o contra sus posesiones (dilapidadores). Los que han renunciado a su cuerpo mediante el suicidio lo pierden para siempre, pues cuando sus almas son arrojadas a este recinto se convierten en árboles que sangran cuando las arpías se comen sus hojas. Los dilapidadores son perseguidos y devorados por perros. Recinto tercero En el recinto tercero se castiga a quienes cometieron violencia contra Dios y sus designos: blasfemos, homosexuales y usureros. (Los usureros no respetaban el mandato divino de ganarse el pan con el sudor de su frente, sino que se lo ganaban con el sudor de la frente ajena.) Se trata de un arenal ardiente sobre el que cae una lluvia de fuego. Los blasfemos están tendidos boca arriba, lo que les impide protegerse de la lluvia; los usureros están sentados, lo que les permite estar algo más resguardados, mientras que los homosexuales pueden correr libremente (y si uno se para se ve obligado a estar parado durante cien años). Círculo octavo En el círculo octavo se condenan las distintas clases de fraude, y se llama Malasbolsas, porque está dividido en diez recintos o bolsas. Está separado del anterior por el río Flegetonte, que forma una gran catarata. 

Bolsa primera: En ella se castiga a los seductores, azotados por demonios cornudos, provistos de látigos.



Bolsa segunda: Aquí están los aduladores, hundidos en estiércol.



Bolsa tercera: Aquí se castiga la simonía. Cada reo está metido boca abajo en un agujero, de modo que sólo le asoman los pies en llamas. Dante se encuentra con el Papa Nicolás III, que confunde al poeta conBonifacio VIII (que aún no ha muerto, pero ya está destinado a este lugar del infierno, y tras él le seguirá Clemente V, que destruyó a los templarios por dinero).



Bolsa cuarta: Aquí se castiga a los adivinos, que caminan hacia atrás porque les han retorcido el cuello, de modo que tienen la cara en la espalda.



Bolsa quinta: Aquí están los estafadores, a los que unos demonios negros sumergen en una espesa resina ardiente y les pinchan con sus garfios si asoman la cabeza.



Bolsa sexta: Aquí están los hipócritas, que iban vestidos con capas que por fuera eran de oro y por dentro de pesado plomo, que se veían obligados a llevar con gran esfuerzo. Caifás, Anás y todos los judíos que decidieron la crucifixión de Cristo estaban crucificados, desnudos en el suelo, de modo que los demás hipócritas pasaban por encima de ellos.



Bolsa séptima: Aquí los ladrones desnudos entre serpientes que se les suben encima, les muerden y hacen que se deshagan en cenizas, pero luego se recomponen para seguir sufriendo el tormento.



Bolsa octava: Es un foso en llamas, donde se castiga a los que sembraron discordia.



Bolsa novena: Unos demonios desgarran en ella a los "sembradores de escándalo y cisma", entre los que se encuentran Mahoma y Alí.



Bolsa décima: Los falsificadores caminan aquejados de distintas enfermedades. Entre ellos está Gianni Schichi, que falsificó un testamento para cobrar una herencia.

Círculo noveno El último círculo está rodeado por los gigantes que forman una muralla humana que sobresale hasta la altura del círculo octavo. En él se castiga a los traidores, sumergidos en hielo. Se divide en cuatro zonas, en las que se castiga, respectivamente, a los traidores a su propia familia, a los traidores políticos, a quienes traicionaron a sus amigos (entre ellos Ugolino della Gherardesca y el cardenal Ruggieri degli Ubaldini) y, ya en el mismo centro de la Tierra, donde está Lucifer, se encuentran quienes traicionaron a sus benefactores, entre ellos Judas y los asesinos de César: Bruto y Casio. Lucifer es un gigante de unos mil metros. Fue arrojado del cielo por el hemisferio austral, de donde se retiraron las tierras (todas concentradas en el hemisferio norte) y quedó el agujero que lleva hasta el centro de la Tierra. La tierra desplazada formó el monte del Purgatorio, junto al agujero, por el que fluye el río Leteo. EL PURGATORIO El monte Purgatorio es una gran montaña rodeada de agua, la más alta de la Tierra, la única tierra del hemisferio austral, justo en las antípodas del monte Calvario. Dante sale del túnel en una playa desierta, donde se encuentra con Catón (el que se suicidó en 46 a.C. para no caer en manos de César). Es el vigilante del Purgatorio. Las ánimas llegan hasta allí en barcas pilotadas por ángeles. Antepurgatorio Muchas almas tienen que esperar un tiempo antes de poder entrar en el Purgatorio para iniciar su penitencia: 

Los excomulgados que se arrepintieron antes de su muerte, que deben dar vueltas a la montaña antes de iniciar su penitencia durante un tiempo treinta veces superior a lo que duró su excomunión. Entre ellas estáManfredo.



Los perezosos, que deben esperar lo mismo que duró su vida antes de entrar en el Purgatorio.



Los muertos violentamente que se arrepintieron antes de morir.



Los príncipes que descuidaron sus deberes. Entre ellos se encuentran Rodolfo de Austria, Otakar II de Bohemia, Felipe III de Francia, Enrique I de Navarra, Pedro III de Aragón, Carlos II de Anjou yEnrique III de Inglaterra.

Purgatorio El Purgatorio se divide en siete círculos, en cada uno de los cuales se castiga uno de los pecados capitales.



Círculo primero: Aquí purgan su pecado los soberbios, arrastrándose por el suelo oprimidos por grandes pesos.



Círculo segundo: Destinado a los envidiosos, que tienen cosidos los ojos.



Círculo tercero: Destinado a los iracundos, envueltos en una nube de humo.



Círculo cuarto: Destinado a los perezosos, que no dejan de correr.



Círculo quinto: Destinado a los avaros. Aquí están el Papa Adriano V y Hugo Capeto.



Círculo sexto: Destinado al pecado de la gula. Los golosos no pueden comer ni beber, aunque tienen alimentos ante ellos. Allí está el Papa Martin IV.



Círculo séptimo: El círculo donde los lujuriosos son consumidos por el fuego.

Paraíso Terrenal En la cumbre del monte purgatorio está el Paraíso Terrenal, que es también el Parnaso de la mitología griega. Hasta aquí Dante ha sido conducido por el poeta Virgilio, que ahora vuelve a su lugar en el limbo y Dante prosigue su camino guiado ahora por Beatriz. EL PARAÍSO También aparece dividido en varios niveles: 

En el cielo de la Luna están las almas de quienes no guardaron sus votos.



En el cielo de Mercurio están las almas que amaron la gloria humana. Dante encuentra allí al emperador Justiniano.



En el cielo de Venus están los espíritus amantes.



En el cielo del Sol están los sabios. Dante encuentra aquí, entre otros muchos, a santo Tomás de Aquino, san Alberto Magno, san Isidoro de Sevilla, san Anselmo de Canterbury, etc.



En el cielo de Marte están las almas de los héroes y los mártires. Entre ellos están Carlomagno, Roberto Guiscardo y Godofredo V, el duque de Lorena que dirigió la primera cruzada y fue elegido rey de Jerusalén.



En el cielo de Júpiter están las almas que se distinguieron por su justicia, como el Emperador Constantino I.



En el cielo de Saturno están las almas dadas a la vida contemplativa, como san Benito, el fundador de la orden Benedictina.



En el cielo de las estrellas fijas residen los ángeles, la virgen María y los apóstoles.

Por encima de estos ocho niveles está el cielo cristalino, es decir, la bóveda celeste, que es el primer móvil que transmite su movimiento a las demás esferas y a la Tierra. Pero Dante descubre que esta gradación del Paraíso no es real, sino que en realidad todas las almas se encuentran en el cielo empíreo, inmóvil, situado fuera del cielo cristalino, y que las distintas almas se le han mostrado en estratos para que pueda comprender los distintos grados de felicidad. Una última ascensión, bajo la guía de san Bernardo de Claraval, lleva a Dante a contemplar al propio Di

RESUMEN LA OBRA LITERARIA "EL CABALLERO CARMELO" - Abraham Valdelomar Argumento de "El Caballero Carmelo", libro de Abraham Valdelomar.

Empieza con el retorno a la casa de Roberto, el hermano mayor. El viajero volvería al lar paterno luego de largas aventuras en otros pueblos cargado de regalos, desempacó las maletas y entregó las ofrendas a los suyos. Un hermoso gallo de casta destacaba entre los presentes. Luego de tres años de vivir amorosamente con la familia, una tarde llego a la terrible noticia para el noble Carmelo, el padre de Roberto, había aceptado un desafió con el Ajiseco, otro afamado gallo de la zona. El Carmelo en aquellos tres años, había envejecido y perdido el reflejo de sus días juveniles, nada podría detener el mortal combate.Los niños de la casa, encariñados con el airoso gallo, contemplaban mudos y entristecidos los preparativos para el siniestro día. Llego un preparador y le pusieron navajas y entrenaron al Carmelo, la hora de la agonía se acercaba. Las apuestas se sucedían vertiginosamente, el favoritismo recaía en el vertiginoso Ajiseco quien se suponía infinitamente superior al viejo campeón. Los primeros embates fueron parejos, pero lentamente el Ajiseco iba ganando terreno, la sangre corría impetuosamente por la pierna del Carmelo, las apuestas crecían a favor del Ajiseco, todo hacia prever que el Carmelo estaba perdido. Siguieron las alternativas de la feroz pelea y cuando todos críen que el Ajiseco daría muerte al antiguo gladiador pues el Carmelo había rodado al piso casi sin aliento.Renació el espíritu del guerrero, el noble gallo de pelea acordándose de sus viejos tiempos atacó furiosamente jugando el todo por el todo, el Ajiseco rodó por tierra y ante el asombro de los espectadores enterró el pico. Todos felicitaron al dueño del campeón, el triunfador Carmelo caía desfalleciente luego de su heroica Victoria, los niños de la casa, corrieron a socorrer a su mascota echándole aguardiente bajo las alas.El noble Carmelo estuvo agonizando durante dos días, ya no podía comer ni beber. Una tarde se acerco a la ventana contemplo el crepúsculo, agitó las alas y se entregó a los brazos de la muerte. La casa estuvo llena de tristeza, la melancolía lo inundó todo.Había partido para siempre el amigo de la niñez y el honor y orgullo de los gallos de casta del Valle del Caucato. Movimiento Literario: Colónida. (Contemporánea). Genero Literario: Narrativo. Especie Literaria: Cuento. Personajes: Roberto (hermano mayor que regresa a casa después de mucho tiempo), Anfiloquio, Pelado (gallito pendenciero y revoltoso), Jesús (la hermana mas pequeña), El Carmelo (El gran gallo “caballero Carmelo”)…

EL SEÑOR PRESIDENTE Autor: Miguel Ángel Asturias, narrador, ensayista, antropólogo, poeta y político, premio Nobel de literatura 1967; 18991974. Otras obras: Hombres de maíz, Viento fuerte, El papa verde, Los ojos de los enterrados, El alhajadito, Mulata de tal, etc. (novelas); Leyendas de Guate nata, Cuentos del cuyito, etc. (cuentos y leyendas); poemas, ensayos, traducciones y artículos periodísticos. Género y corriente: Novela realista moderna. Estructura: Está dividida en tres partes, con un total de 41 capítulos numerados y titulados, y un epílogo. Sinopsis: La acción comienza en El Portal del Señor, acostumbrado lugar de reunión de todos los mendigos de la ciudad.

Entre ellos destaca el Pelele, un idiota que se enfurece cuando le gritan "madre". Esto hace precisamente el coronel José Parrales Sonriente, alias el Hombre de la mulita, y uno de los favoritos del señor presidente, por lo que el Pelele, fuera de sí, lo mata. Este asesinato encoleriza al señor presidente y ordena que se lleve a cabo una investigación para vengar la muerte de quien fue uno de sus "mejores amigos". Pero también anima al déspota el propósito de aprovechar las circunstancias para deshacerse de sus enemigos. Por lo tanto, aunque la culpabilidad del Pelele no admite duda alguna, los pordioseros son detenidos y obligados a declarar que el general Eusebio Canales, alias Chamarrita, y el licenciado Abel Carvajal, ambos sospechosos de conspirar contra el gobierno, son los culpables de la muerte del militar Parrales. Sólo uno de los mendigos, un ciego, insiste en culpar al Pelele y es asesinado. Desde ese momento se comienza a sentir el clima de terror que impera en la obra, el cual emana de la siniestra presencia del dictador. El presidente ordena la detención del general Canales, a quien quiere matar. Mientras tanto, el Pelele ha huido y en su fisga cae por un barranco y se quiebra una pierna; lo socorre Miguel Cara de Ángel, otro favorito del señor presidente, "bello y malo como Satán". Tocará a este nuevo personaje facilitar al general Canales la salida del país, misión que le encarga el propio dictador, pues sus verdaderas intenciones son preparar una emboscada para asesinar al general' aplicándole la "ley fuga". Sin embargo, Miguel ignora esa parte del plan, ya que solamente se le utiliza como instrumento de la conjura. Cara de Ángel comunica a Canales las órdenes recibidas; al mismo tiempo, aprovecha las circunstancias para raptar a Camila, hija del general. Con esa finalidad pide ayuda a Lucio Vásquez, miembro de la policía secreta, y a su amiga la Mazacuata, dueña de una taberna. Mientras tanto, Vásquez encuentra al Pelele en El Portal del Señor y lo acribilla a balazos; el titiretero Benjamín escenifica la muerte del Pelele y los niños ríen, y Genaro Rodas, amigo de Vásquez, comenta con su esposa los planes para el rapto de la joven. Cara de Ángel advierte las intenciones del señor presidente de asesinar a Canales, y engaña a la policía. Tanto la fuga del general como el rapto de Camila tienen éxito; aquél pasa la frontera y esconden a la muchacha en la fonda de la Mazacuata, donde está la cuida. Fedina, la esposa de Rodas, corre a avisar al general Canales, pero la policía la captura. Su hijo muere de hambre en sus brazos y el auditor de guerra, luego de apresar a Genaro Rodas y a Lucio Vásquez, la vende a un prostíbulo. Fedina enloquece. El ambiente de inseguridad y terror sigue su marcha y se extiende cada vez más. Miguel se desespera porque ya se ha enamorado de Camila. Buscando lugar donde alojar a su amada, pues en la fonda ella se enfermó de pulmonía y los tíos de la joven se niegan a recibirla para no enemistarse con el señor presidente. Por otra parte, se condena a muerte a Abel Carvajal, el otro inculpado, y lo fusilan. Su esposa intenta infructuosamente recuperar el cadáver, pero nadie se atreve a apoyarla. Cara de Ángel, con la esperanza de salvar a Camila de la muerte, se casa con ella. El señor presidente lo recrimina por no haberlo consultado pero, borracho, termina felicitándolo y más tarde apadrina la boda. Camila se repone milagrosamente y disfruta del amor de Miguel. Sin embargo, su dicha se ensombrece cuando se entera de que su padre murió al saber de su boda con el favorito del sanguinario dictador, y el movimiento revolucionario, organizado por Canales desde la frontera para derrocar al presidente, se diluye al quedar sin líder. Cara de Ángel, el "hombre sin entrañas", ahora transformado interiormente gracias al amor de Camila, recibe el encargo de viajar a Washington, pero presiente una celada por parte del tirano. En efecto, a su llegada al puerto lo espera el mayor Farfán, quien lo golpea y lo despoja de sus documentos, que entrega a un impostor. En la cárcel, Miguel envejece rápidamente, sobreviviendo con la esperanza de volver a ver a Camila. Ella ha dado a luz un hijo y se marcha al campo, desesperada por la falta de noticias sobre el paradero de su esposo. Un espía del presidente hace creer a Miguel que Camila es ahora la amante preferida del tirano. Él no puede soportarlo y muere al instante. Con este trágico final se cierra la obra. Uno de los temas relevantes en esta novela publicada en México en 1946 es el amor, en contraste con la perversidad manifiesta del "señor presidente", quien tiene sometido a su país al yugo de una infame dictadura política. En esta forma, Miguel Ángel Asturias logra comunicar al lector con notable eficacia la sensación de impotencia contra la tiranía que domina a los personajes, a través de una técnica narrativa fragmentaria, imagen del caos propiciado por las maquinaciones del señor presidente.

Asimismo, la incorporación de los mitos indígenas resulta muy acertada, pues contribuyen a acrecentar el simbolismo de la narración y la enriquecen con una perspectiva americana. La maestría demostrada por el autor en la creación de los escenarios, así como el ambiente de pánico imperante y de los personajes, hace que esta novela sea considerada un modelo dentro de su género, y una de las obras fundamentales de la literatura latinoamericana contemporánea. LA METAMORFOSIS DE FRANZ KAFKA (RESUMEN) Resumen: Una mañana, después de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó transformado en un monstruoso insecto. Tenía muchas patitas que se movían sin que él pueda controlarlas y todo indicaba que no se trataba de un sueño: el reloj indicaba las seis y media y el tren salía a las cinco. No podía comprender cómo pudo quedarse dormido si el despertador sonaba todos los días a las cuatro de la mañana, y tan fuerte que hasta hacía vibrar los muebles. Pero no era momento de lamentarse, debía levantarse o perdería su trabajo. Si bien había perdido el tren de las cinco podía alcanzar el de las siete si se daba prisa. Pero no era posible salir de la cama, se balanceaba sobre su enorme caparazón y aun así no lograba llegar ni al borde. Su mamá llamó a la puerta: ―Gregorio ―dijo ella― van a ser las siete, ¿te pasa algo malo? También llamó su padre y hasta escuchó la voz de su hermana Grete, pero intentó calmarlos diciéndoles que no pasaba nada y que enseguida estaría con ellos. Pero no podía levantarse aunque lo intentaba. Quiso rendirse, decir que estaba enfermo y descansar un día. Pero no era tan fácil, vendría su jefe a buscarlo, traería a un médico (el que se daría cuenta que Gregorio no estaba enfermo) y lo botarían de su empleo por perezoso. Y Gregorio no podía perder su trabajo, por lo menos ahora no, en cinco años podía ser, cuando termine de pagar la deuda de su padre, pero ahora no, su familia lo necesitaba. Miró una vez más el reloj: eran las siete, había perdido el segundo tren, definitivamente estaba en problemas. En ese momento oyó que tocaban a la puerta y que alguien decía: “Buenos días, ¿está Gregorio en casa?” Era la voz del gerente, ya no era tiempo de estar jugando o perdería su trabajo. Giró con todas sus fuerzas y cayó de la cama a la alfombra. Sus patas se acomodaron perfectamente al piso y se acercó a la puerta. Tocaron a la puerta, el gerente le increpó su actitud: ―No lo puedo creer, señor Samsa, yo había confiado en usted y usted ni siquiera quiere ir a trabajar. Además, es muy sospechoso que ayer usted tenía que hacer unas cobranzas y hoy, en vez de llevar el dinero, se queda en casa. Muy sospechoso, señor Samsa, muy sospechoso. Gregorio estaba disgustado, ¿por qué lo trataba así?, él sería incapaz de robarle a sus patrones, además tenía años de un trabajo impecable. Pero ni eso valoraba el gerente. ―Un momento por favor, ―dijo Gregorio― ya me levanto, me he sentido mal por la mañana pero ya estoy bien y voy a trabajar, así que no se preocupen. Al otro lado de la puerta, el gerente y la familia de Gregorio no había escuchado palabras, sino sonidos monstruosos, silbidos, gruñidos y resoplidos. Grete fue a buscar a un médico y la criada corrió a buscar a un cerrajero para forzar la puerta y saber que estaba pasando dentro de esa habitación. Pero Gregorio logró abrir la puerta antes. Usó su mandíbula sin dientes y se hizo bastante daño, pero giró la manija de la puerta. “Al fin”, exclamó el gerente y entró antes que los demás a la habitación. Cuando vio al insecto se quedó estático y mudo, la madre cayó desmayada y el padre amenazó a Gregorio con el puño para que no se acerque. El único que mantuvo la calma fue el insecto. ―No se preocupen ―dijo Gregorio― cualquiera tiene una indisposición, pero ya estoy bien, en un minuto me cambio y voy a trabajar. Además, voy a trabajar el doble para compensar mi tardanza, pero no piensen que soy un perezoso. Nuevamente lo que oyeron todos no fueron palabras sino balbuceos monstruosos. El gerente huyó casi a la carrera, Gregorio fue tras él pues temía perder su trabajo y como estaba apoyado en la puerta pudo pasar su ancho caparazón de

lado. Pero cuando quiso regresar a su habitación, no podía pasar por la estrecha puerta. Su padre había salido a detenerlo pensando que atacaría al gerente, y con la rabia que sentía no se fijó que Gregorio tenía el caparazón incrustado en el marco de la puerta y de un empujón lo envió al fondo del cuarto. El caparazón se hirió y de las llagas salía un líquido verdoso. El resto de ese día Gregorio lo pasó durmiendo. Cuando despertó encontró una bandeja con su alimento preferido: leche, y en ella nadaban pedacitos de pan. Al instante supo que su hermana había puesto ahí la comida. Se acercó, emocionado, a comer pero al primer sorbo sintió asco y se sorprendió pues nunca la leche le había causado esa sensación. Intentó de nuevo, pero era imposible, asqueroso. Así que se arrinconó debajo del sofá y pasó durmiendo y con hambre la primera noche de insecto. En la mañana, su hermana entró al cuarto, y al ver que Gregorio no había comido, como adivinando sus pensamientos, sacó el plato con leche y a cambio le trajo varios alimentos descompuestos: vegetales, restos de comida, un queso mohoso; y dejó solo a Gregorio que sólo entonces pudo comer y esta vez también se sorprendió pues lo que antes habría sido repulsivo para él, entonces era delicioso. Terminó y volvió a esconderse bajo el sofá. Más tarde, Grete limpió todo mientras el insecto estaba escondido bajo el sofá, pero la muchacha podía ver el bulto tenebroso debajo del mueble y aunque evitaba mirarlo, sentía su presencia y eso incomodaba a ambos. Y aunque la única que se encargaba de cuidar a Gregorio era ella, la situación se hizo cada vez más tensa: Grete abría de par en par las ventanas de la habitación cada vez que entraba para que escape el hedor del insecto, pero eso mortificaba a Gregorio que habría preferido que las ventanas no solo estén cerradas sino que también estén corridas las cortinas. Una noche, Gregorio escuchó la conversación de su familia (la puerta de su cuarto daba al comedor). Las conversaciones en casa ya no eran alegres ni joviales, casi no se hablaban, todo había entrado en un estado de petrificación. La criada se había ido y habían contratado otra bastante mayor. Y aunque solo Grete se encargaba de Gregorio, continuamente su madre declaraba su intención de ver a su hijo y conocer su estado; pero su padre y su hija se lo impedían. Gregorio estaba de acuerdo con ellos, no quería que su madre, ni su hermana (ni nadie) pase malos momentos por su culpa. Así que, aunque demoró cuatro horas, arrastró la sábana de su cama y la llevó bajo el sofá, donde se tapó con ella y evitaba que su hermana se aterrorice cada vez que entraba a limpiar la habitación. Por ese entonces, Gregorio había encontrado un pasatiempo: había descubierto que sus patas viscosas se adherían a las paredes y que podía caminar por ellas, incluso podía pasear por el techo. Su hermana lo había notado pues quedaban las huellas de sus patas. Se le ocurrió entonces que si su hermano quería pasear por las paredes y por el techo, lo más sensato sería quitarle todos los obstáculos que pueda encontrar: los muebles, el escritorio, la cama. En ese momento no tenía quién la ayude en la labor, y como la única en casa era la madre, tuvo que pedírselo a ella. Gregorio se escondió bajo la sábana y las dos mujeres comenzaron la labor. Sin embargo, él no quería que desalojen sus cosas, no quería sentirse un animal, no quería que le quiten lo último que le deba una apariencia humana a su habitación. “Es ahora o nunca”, pensó, y salió de debajo de la sábana y se apoyó sobre un cuadro, pegando su vientre viscoso al cristal del retrato. Cuando volvió la madre al cuarto, vio al insecto pegado al vidrio y se desmayó por el espanto. Grete intentó auxiliarla y le desabrochó la blusa para que pueda respirar mejor, mientras amenazaba al insecto con la mirada. Gregorio, asustado, se despegó como pudo del vidrio y huyó hacia el comedor y trepó por las paredes y el techo. Pero su nerviosismo lo traicionó: se despegó del techo y cayó pesadamente sobre la mesa. En ese momento llegó el padre del trabajo. Cuando vio la expresión de susto de su hija, lo adivinó todo. ―Gregorio se ha escapado ―dijo ella abrazándose al pecho del padre―, mamá lo ha visto y se ha desmayado, pero ya está mejor. El padre no quiso escuchar más, tiró la gorra sobre el sofá y empezó a perseguir al insecto. Gregorio huía, pero pronto se dio cuenta que era preferible dejar de escapar y dirigirse al cuarto para demostrar que tenía la intención de encerrarse por sí mismo. Pero el padre no entendió y empezó a arrojarle manzanas, una de las cuales se encajó en el caparazón del

insecto, quien se cruzó con su madre que corría espantada para detener a su esposo y pedirle llorando que por favor no mate a su hijo. A partir de entonces, la relación con Gregorio cambió drásticamente. Todos en casa debieron buscar un empleo: el padre era mensajero, la madre costurera y la hermana encontró trabajo en una tienda. Además tuvieron que despedir a la criada y contrataron una asistenta que venía por unas horas para limpiar la casa. Grete atendía a Gregorio con desdén: le arrojaba la comida y ya no limpiaba su cuarto, pronto abandonó su cuidado y se lo encargaron a la asistenta, quien, a diferencia de todos, no le tenía el menor temor al insecto: lo insultaba, le picaba el caparazón con la escoba y ponía todas las cosas de sobra en su cuarto. En poco tiempo Gregorio tenía un estado deplorable: estaba cubierto de polvo, viviendo entre los desechos, con restos de basura y comida adherida a su cuerpo y sin nadie que lo atienda de verdad. Por esos días los padres decidieron recibir inquilinos en casa para tener un ingreso adicional. Recibieron a tres amigos a los que trataban con demasiada sumisión (ni siquiera se sentaban en su sofá si los inquilinos estaban cerca) pues nunca habían tenido huéspedes en casa y querían tratarlos de la mejor manera para que no se vayan. Una noche, mientras cenaban, Grete tocó el violín en la cocina; los inquilinos se sintieron conmovidos por la música y le pidieron que toque para ellos y que a cambio le darían una propina. La muchacha lo hizo, el padre colocó el pentagrama y ella empezó a tocar. Cuando Gregorio oyó la música, se sintió conmovido. Recordó que soñaba con ahorrar dinero para enviar a su hermana al conservatorio y pensó que la música habría enternecido a todos tanto como a él así que se atrevió a salir del cuarto y asomarse al comedor (la asistenta había olvidado cerrar la puerta). Uno de los inquilinos vio al insecto pero mantuvo la calma. ―Señor Samsa ―dijo uno de los inquilinos―, ¿qué es eso? ―y señaló a Gregorio. El padre, espantado por el suceso, en lugar de meter a Gregorio en su cuarto, empujó frenéticamente a los huéspedes al suyo sin darles una explicación. Grete soltó el violín y corrió al cuarto de los huéspedes donde arregló las camas antes que ellos ingresen. Entonces, cansados de tantos empujones los inquilinos se detuvieron en seco. ―Señor Samsa, debo decirle que me siento ofendido por el trato que se nos ha dado ―dijo uno de ellos―. Así que nos vamos de su casa sin pagarle ni un centavo, al contrario creo que les voy a pedir una indemnización. Los dos compañeros de este, asintieron con la cabeza y se encerraron en su cuarto. El padre se dejó caer en el sillón, la madre y la hermana lloraban y Gregorio, por la falta de fuerzas que le ocasionaba el hambre, no podía moverse de regreso a su cuarto. No lograba entender como su buena intención se había convertido en una maldición para los demás. ―Debemos deshacernos de él ―gritó la hermana―. Yo ya no aguanto más. Esa cosa nos va a matar a todos. Nuestro error ha sido creer que eso es Gregorio, y no lo es. Echémoslo de casa, suficiente tortura es que todos nosotros trabajemos y que aparte debamos encargarnos de ese insecto. ¡Papá! ―dijo con un débil chillido y corrió a esconderse detrás de él―, ahí viene. Pero Gregorio no iba hacia ella, sino que daba la vuelta para regresar a su encierro. Estaba tan débil que demoró mucho en llegar, pero cuando cruzó el umbral, Grete cerró la puerta violentamente y la aseguró con llave. Toda esa noche Gregorio la pasó despierto, convencido (aún más que su hermana) de que debía morir. Cuando el reloj de la iglesia dio las tres de la madrugada, Gregorio encogió su cabeza y murió. A la mañana siguiente fue la asistenta la que notó la muerte del insecto. “Al fin estiró la pata”, le dijo a la familia que no le prestó atención. Intentó explicarles lo que tenía planeado para el cadáver, pero tampoco fue tomada en cuenta. Hasta que ella misma arrastró el cadáver con la escoba para que ellos lo vean. ―Demos gracias a Dios ―dijo el padre.

En ese momento salieron los inquilinos, quienes pidieron el desayuno y fueron sorprendidos por la asistenta que les mostró el insecto muerto. El padre, enojado, se paró frente a ellos y los botó duramente de su casa. También la criada salió muy enojada pues nadie tomaba atención a sus planes sobre qué hacer con el insecto. La familia se tomó el día libre de sus trabajos, sacaron sus cuentas y vieron que lo que ganaban entre los tres les alcanzaba para vivir y hasta sobraba un poco para ahorrarlo, así que sintieron un alivio por la carga que se les quitaba con la muerte de Gregorio. Decidieron salir, pasear, como hace meses no lo hacían; y, mientras viajaban en el tranvía, los padres notaban la belleza de Grete, que ya estaba en condiciones de tomar un buen marido. Vicente Huidobro ARTE POÉTICA Que el verso sea como una llave que abra mil puertas. Una hoja cae; algo pasa volando; cuanto miren los ojos creado sea, y el alma del oyente quede temblando. Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; el adjetivo, cuando no da vida, mata. Estamos en el ciclo de los nervios. El músculo cuelga, como recuerdo, en los museos; mas no por eso tenemos menos fuerza: el vigor verdadero reside en la cabeza. Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas! hacedla florecer en el poema. Sólo para nosotros viven todas las cosas bajo el sol. El poeta es un pequeño Dios.