La Mente sobre el cuerpo: Nombre: Genaro Gallo Plascencia

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Fecha de entrega: 20 de abril del 2012

La mente sobre el cuerpo Es la voluntad de ir cada día al gimnasio, de ir contra el cansancio y la agonía, de dar cada vez lo mejor de uno, de actuar y dejar de pensar como hacerlo, de mentalizarse antes de iniciar el reconfortante martirio, es como decía, mi fisicoculturista favorito, Kai Greene (2009): “Tú sabes, estar trabajando en la composición de tu propio sueño o alcanzar tus propias metas, es como decir, ser una persona que esta en un lado viendo a las otras personas vivir contra ser una persona que esta afuera haciéndolo realidad” Te preparas; tomas una barra y tienes los discos, ordenas los hierros, revisas y te sientas. De espalda a ella y miras alrededor, aun cansado, tu voluntad y orgullo te empujan a seguir, te acuestas mirando el largo de la barra, juntas las escapulas, formas un arco con tu torso, aprietas el abdomen y la tomas. Piensas un instante y visualizas el final, respiras profundo y lo haces. Ahí la tienes, sobre tu cuerpo, sujetada solo por tus brazos tiritones, de forma mecánica y pasional bajas hasta que sientes como te hiela el pecho, aguantas y la subes, no terminas ahí, lo repites un predeterminado número de veces hasta que un amigo te ayuda en el último centímetro del recorrido, para finalmente devolverla a su nido. Ya esta, terminaste tu ultima serie, tomas un respiro, sientes como la sangre se aglomera en tu pecho y solo piensas en comer. Te sientes satisfecho por esa hora de pesas, ahora solo te quedan veintitrés horas para terminar el entrenamiento, ya que no basta con machacarse en el gimnasio, hay que seguir una dieta y un horario de descanso. Cada gramo, cada minuto, cada gota de sudor son fundamentales para obtener el tan deseado objetivo. Considérenlo un hobby, una concupiscencia, una pasión o un simple deporte, pero esto va mas allá, esto es un estilo de vida. Todo es una simple ecuación, solo tienes que sumar las siguientes cosas; comer, dormir, entrenar, y sobre todo comer más. Muchos se preguntan cuánto debo esforzarme, pero simplemente debes dar el cien por ciento en cada una. Cada cosa es importante, tener una dieta y seguirla no es fácil, hay que medir cada gramo para tener la cantidad necesaria de proteínas y carbohidratos, suena exagerado pero los detalles hacen la diferencia. En el caso del entrenamiento, solo hay que recordar el título de la película “No pain, No gain” de Samuel Turcotte, en la que vemos como avanza la vida de un fisiculturista camino al mr. Olimpia y nos enseña que, si quieres ese kilo de carne en tu cuerpo tendrás que sangrar por él, a propósito, esta frase es mas bien un refrán estadounidense que es usado mucho por los que practicamos este deporte. A pesar de todo, se crece cuando se descansa, así que de nada sirve

comer como cerdo y entrenar como hormiga si no se descansa como perezoso. Por lo cual avanzar en este deporte lleva tiempo y a veces hay que darle tiempo al tiempo. Muchos creen que basta con ir tres meses antes del verano para poder lucir regio en ese traje de baño, lamentablemente necesitas por lo menos tres años para verte decente. No podemos tapar el sol con un dedo, hay que ser constante y perseverante, no queda otra, la buena suerte en este deporte es el resultado de trabajo duro y esfuerzo. Aunque el sueño de alcanzar nuestra meta se vea distante, hay que persistir, es ahí cuando entra en juego la motivación de seguir cada día diciéndose, yo lo quiero hacer, voy a dar lo mejor de mí porque quiero alcanzar las cosas que me inspiran y me hacen sentir bien. Si bien las primeras razones para empezar son simples, ya sea por; un complejo, una necesidad, un capricho o la búsqueda de una vida sana. Sea cual sea, el éxito estará definido por la cantidad de esfuerzo del que se disponga. De cualquier manera todos empezamos de una manera parecida, con una rutina Weider de cinco días, que nos dio el instructor del gimnasio o algún amigo. El resultado del primer día será unas agujetas por el acido láctico, que nos durará por lo menos una semana, pero la sensación de satisfacción suplirá todo el dolor que nos prosigue. Ya pasado un tiempo, empezamos a ver los dichosos resultados. Se llena más la camisa y se nos moldean los bíceps, empezamos a comprender que todo esto funciona y es ahí cuando nos obsesionamos. Empezamos a estructurar de manera mas detallada nuestro entrenamiento según nuestros objetivos, nos proponemos horarios sagrados que no pueden ser cambiados de ninguna manera, y como novedad empezamos a elegir de manera cuidadosa los alimentos que más nos nutran. La consecuencia de nuestros primeros meses de entrenamiento son brutales, ocurre un cambio de autoestima, alimentación, horarios, prioridades y sobretodo, un cambio físico, que es a lo que supuestamente vamos, ¿o no? Así como una vez dijo Charles Poliquin (2010): “Cuando recién empezó a levantar pesas, sin duda su objetivo inicial era llenar la manga de su camiseta para que cuando soplara el viento, toda esa tela que se movía inadvertidamente no fuera una señal para el despegue de aviones de combate. A medida que ganó más experiencia, es probable que haya fijado algunas metas concretas para usted”. Si bien el estancamiento o congelamiento de resultados ocurre por que nuestro cuerpo es un arma de doble filo debido a que mientras su adaptamiento nos favorece para levantar más peso y ganar mayor cantidad de masa. Es por ello que nos cuesta cada vez más progresar, suena paradójico pero es la realidad. Cada día nos es más difícil adquirir masa magra y pasamos de ganar de uno a tres kilos por mes a ganarlos en unos años. La única solución a este dilema es cambiar de rutina de vez en cuando, no sólo los ejercicios sino que también; la

intensidad, candencia, variedad, volumen, peso a levantar hasta el tipo o ancho de agarre. El tiempo avanza, maduramos cada vez más y a priori buscamos la manera de avanzar, empezamos añadiendo suplementos como: gainers, creatina, Lcarnitina, animal pack entre otros. Nos da el empujoncito necesario para seguir adelante, pero no debemos olvidar lo que dijo Jonathan Pérez (2005) en su libro, “De flaco a musculoso”: “Yo sé, sigo repitiendo esto. Pero que nunca lo olvides. Revistas, compañías de Suplementos, entrenadores personales, y supuestos “expertos” quieren que Usted piense diferente. No se deje engañar. Mantén los fundamentos en Mente a todo tiempo si quieres transformar su cuerpo”.

Los pilares o fundamentos son los ya mencionados; comer, entrenar, comer, descansar y obviamente comer más. Sin esto no avanzaremos, pero hay algo más. La inspiración nos ayuda a seguir adelante, en mi caso particular, Dios es el que me alienta seguir, aunque suene loco es mi forma de pensar, pero hablando de manera terrenal siempre me anima pensar en tener un cuerpo como el de Frank Zane, Steve Reeves o Arnold Schwarzenegger y no soy el único, muchos se la pasan viendo revistas sobre temas como; Sandow, Men´s health, o Musclemed, las cuales ofrecen métodos maravillosos para progresar, pero muchos de ellos son pura propaganda, por eso hay que mantenerse enfocado en lo básico, razón por la cual prefiero la vieja escuela, hablando en métodos de entrenamiento, claro está. Ahora, la pregunta del millón, ¿Cuál es mi limite natural? Esto ya es recurrente después de algunos años de entrenamiento, porque cada vez avanzamos más lento y si nos ponemos a pensar en la frontera que nos depara, solo quedaría el siguiente paso, que es el uso de anabolizante.

Es un riesgo que muchos corren, solo hay que recordar cuando el ex campeón nacional Christian Lobaredes (2010), dijo: "Yo soy el que más lamenta, aparte de las familia, esas muertes, y si yo hubiese tenido una responsabilidad, yo mismo me hubiese denunciado, hubiese llegado a la Justicia", dijo en su defensa el ex campeón”. No son los únicos que han muerto en el intento de ser los mejores, es solo la punta del iceberg, por eso muchos sólo se quedan con los suplementos normales y a lo más, los esteroides de barrio como la testosterona, a pesar de todo, muchos corren el riesgo ,pero, ¿Vale la pena morir para vivir el sueño?

Si pudiera definir este maravilloso hábito solo podría resumirlo en una sola palabra: Perseverancia. Los mayores resultados solo pueden ser obtenidos teniendo un sueño bastante alto. El día en que pones límites, el día en que le pones un techo a tus sueños, creo que ese día se acaba todo. La genética nunca debe ser tu límite. La constancia es enemiga de cada uno de estas fronteras y las traspasa con orgullo. Lo que un día, tal vez fue un complejo físico, o un simple sueño, con el tiempo inmerso en este deporte, comprendes que luego se convierte en una costumbre, después en un hábito, luego desemboca en una obsesión para finalmente convertirse en una pasión que no te deja en paz, que cuando no lo haces te sientes mal y que cuando pasan días sin levantar un gramo, sientes que falta algo por hacer La vida tras los hierros es muy difícil y no es para cualquiera, se caracteriza por ser muy sacrificado y de mucha dedicación, en mi opinión el deporte más difícil de todos, sólo comparado con la gimnasia olímpica, hablando a nivel de elite. Muchos no llegaremos a un nivel muy elevado, pero ¿Qué tan lejos pretendemos llegar?, ¿Acaso cuarenta y cinco centímetros de brazo nos basta? Eso dependerá de cada uno, solo cada día hay que superarse, eso es lo que cada persona que realiza este deporte comprende, que cada esfuerzo vale la pena y que nada es en vano, solo hay que tener el corazón para hacerlo o hacer una repetición más. Solo me queda mencionar unas palabras que aluden a que el trabajo duro es lo importante, si bien, Vince Gironda (1954), dijo:

“La separación del talento y habilidad son unos de los conceptos más incomprendidos para las personas que entrenan o quieren hacer cosas en su cuerpo. El talento es natural de cada uno, y la habilidad solo se obtiene con horas y horas de trabajo duro”.