Intercambio Cultural y Supervivencia

Intercambio Cultural y supervivencia. Intercambio Cultural: Es cuando varias culturas intercambia ideas, costumbres, cr

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Intercambio Cultural y supervivencia.

Intercambio Cultural: Es cuando varias culturas intercambia ideas, costumbres, creencias, arte, y tecnología, entre otras cosas.... Con el fin de mejorar su supervivencia.

La palabra "supervivencia" es utilizada para señalar la capacidad de sobrevivir que puede poseer cualquier tipo de ser vivo.

La nueva cultura globalizada.

Appadurai (1990) dice que la cultura global contemporánea está dirigida por los flujos de personas, la tecnología, las finanzas, la información y la ideología. Los anuncios por todo el mundo tienden a abrir una cultura global del consumo. La postmodernidad describe nuestro tiempo como una ruptura y difuminado de los cánones (reglas o normas), categorías, distinciones y límites establecidos. El término se ha tomado de postmodernismo, un movimiento y estilo arquitectónico que sucedió al modernismo en la década los setenta. Esta arquitectura rechazó las reglas, el orden geométrico y la austeridad del modernismo. Si los edificios modernistas tenían un diseño claro y funcional, el diseño postmoderno es “más desordenado” y juguetón, apoyándose en una diversidad de estilos de diferentes épocas y lugares, incluidas la cultura popular, las étnicas y las no occidentales. La globalización describe las conexiones aceleradas entre países y gente en un sistema mundial conectado económicamente, políticamente, y por los modernos medios de comunicación y de transporte. Así, la globalización promueve la comunicación intercultural, incluidos los viajes y la emigración, que ponen en contacto directo a gentes de diferentes culturas. El mundo está más integrado que nunca. Y sin embargo, también la desintegración nos rodea: los países, los bloques políticos y las ideologías se disuelven. Emergen nuevos tipos de unidades políticas y étnicas. La aculturación es distinta de la difusión, o del préstamo cultural, que puede producirse sin contacto directo. Aunque aculturación puede aplicar a cualquier caso de contacto cultural y cambio, el término ha descrito casi siempre la occidentalización - la influencia de la expansión occidental sobre las culturas nativas -. Así, a los nativos que visten ropas compradas en tiendas, que aprenden lenguas indoeuropeas, y adoptan costumbres occidentales, se les dice aculturados, aunque nunca hayan salido de su país de origen.

Dominación. El contacto interétnico puede ir seguido de diferentes grados de destrucción, dominación, resistencia, supervivencia, adaptación y modificación de las culturas nativas. En los encuentros más destructivos, las culturas nativas y subordinadas se enfrentan a la aniquilación. En estos casos, al encuentro inicial suele seguir una “fase de choque”. Los comerciantes y los colonos pueden explotar a la gente nativa. Tal explotación puede aumentar la mortalidad, quebrar la subsistencia, fragmentar los grupos de parentesco, dañar los sistemas de apoyo social e inspirar nuevos movimientos religiosos. Estos factores pueden llevar al colapso cultural de la tribu (etnocidio) o a su extinción física (genocidio). En la era del desarrollo y la modernización, los paisajes nativos y sus sistemas tradicionales de organización han sido atacados y con frecuencia destruidos. Los foráneos suelen intentar rehacer los paisajes y culturas nativas a su propia imagen y semejanza. La finalidad de muchos proyectos agrícolas de desarrollo, por ejemplo, parecen ser la de hacer el mundo tan a la imagen y semejanza de occidente como sea posible, completados, además, con una agricultura mecanizada y la familia nuclear como propietaria, a pesar del hecho de que estos modelos pueden resultar inadecuados para los países no industriales.

Desarrollo y medio ambiente. Los países tienden a apoyar a las empresas predatorias que buscan mano de obra y materias primas baratas fuera del núcleo, como, por ejemplo, en Brasil, donde el desarrollo económico ha contribuido a la devastación ecológica. De modo simultáneo, los ecologistas del núcleo predican cada vez más la moralidad medioambiental al resto del mundo, lo cual parece no encajar muy bien después que los recursos han sido destruidos en beneficio del Primer Mundo. La moderna filosofía intervencionista busca imponer una moralidad ecológica global sin prestar la debida atención a la variación y la autonomía culturales. Así, pues, un primer choque entre culturas, relacionado con el cambio medioambiental, se da cuando el desarrollo amenaza a los pueblos indígenas y a sus entornos. Grupos nativos, como los indios kayapó de Brasil, pueden verse amenazados por planes de desarrollo regionales, nacionales e internacionales que destruirían sus lugares de origen. Un segundo choque se produce cuando la relación externa amenaza a los pueblos indígenas. A veces, los foráneos esperan que la gente local abandone sus actividades económicas y culturales tradicionales sin sustitutos, alternativas o incentivos claros. El tradicional enfoque para la conservación ha sido el de restringir el acceso a las áreas protegidas, contratar guardas de parques y castigar a los transgresores. Los problemas suelen surgir cuando la regulación externa sustituye al sistema nativo. Al igual que en el caso de los proyectos de desarrollo, los programas de conservación suelen pedirle a la gente que cambie la forma en que han estado haciendo las cosas durante generaciones para satisfacer los fines de los planificadores en lugar de los locales (tal como sucede en Brasil y Madagascar). Cuando se le pide a la gente que abandone lo que es la base de su subsistencia, suele resistirse a ello, más aún cuando no se implica a la gente local en la planificación y puesta en práctica de las políticas de actuación que les afectan. Para una conservación efectiva, al igual que para el desarrollo, la tarea consiste en desarrollar estrategias culturalmente apropiadas. Ni las agencias de desarrollo ni las ONG tendrán

éxito si tratan de imponer sus metas sin tener en consideración las prácticas, costumbres, reglas, creencias y valores de la gente que será afectada.

Dominación religiosa. A continuación se toca el cambio religioso, El proselitismo religioso, el creer que hay que convertir las prácticas nativas a la religión occidental, creer una anomia absoluta. A veces, una religión y las costumbres con ella asociadas son sustituidas completamente por una ideología y un comportamiento más compatibles con la cultura occidental. Por lo general, son los misioneros y proselitistas representantes de las grandes religiones mundiales, en especial de la cristiandad y del islamismo, los que proponen el cambio religioso. A veces, la ideología política de una nación-estado se opone a la religión tradicional: represión violenta de prácticas religiosas. Ejemplo: soviéticos contra cristianos, voladura de mezquitas, etc. Y por el lado contrario, hay gobiernos que prácticamente imponen la religión: Irán, Sudán, Irak à con el Islam. Ejemplo: Sudán adoptó una política de imperialismo religioso, lingüístico y cultural. Declaró una jihab (guerra santa) contra los no musulmanes, persiguió y dio muerte a líderes católicos y purgó el ejército. Se forzó a los estudiantes a hacer los exámenes en árabe (lengua extranjera).

Resistencia y Supervivencia. Los sistemas de dominación - política, cultural o religiosa- tienen siempre sus aspectos más ocultos acompañando a sus dimensiones públicas. En público, los oprimidos pueden dar la impresión de que aceptan su sometimiento, pero siempre lo cuestionan en privado. James Scott utiliza el término transcripción pública para describir las interacciones abiertas y en público entre los dominadores y los oprimidos. Utiliza el término transcripción oculta para describir la crítica del poder que tiene lugar en privado, donde los que detentan el poder no pueden verla. En público, oprimidos y élites observan las reglas de etiqueta en las relaciones de poder. Gramsci acuñó el concepto de hegemonía para referirse a un orden social estratificado en el que los subordinados acatan la dominación mediante la interiorización de sus valores y la aceptación de su “naturalidad”. Según Pierre Bourdieu (1977) todo orden social intenta

hacer que su propia arbitrariedad (incluida su opresión) parezca natural. Es decir, se intenta justificar un comportamiento opresor atendiendo al bien de todos.

Las armas de los débiles. Con frecuencia, situaciones que parecen hegemónicas tienen resistencia activa, pero se trata de una resistencia individual y disfrazada más que colectiva y desafiante. La resistencia se basaba en pequeñas acciones de oposición, como, por ejemplo, no declarar la tierra o mentir acerca de la cantidad cultivada. Una vez vistas las técnicas de sometimiento pasamos a ver lo que Scott (1985) llama “las armas de los débiles”. Expresión del descontento en rituales públicos (carnavales) cuentos populares. La resistencia suele expresarse abiertamente cuando se permite juntarse a los oprimidos. Los oprimidos pueden extraer valor de la multitud, de su impacto visual y emocional y de su anonimato. Sintiendo el peligro, las élites evitan fomentar tales reuniones públicas, limitar y controlar las fiestas, los funerales, los bailes, los festivales y otras ocasiones que podrían unir a los oprimidos. Así, en el sur de los Estados Unidos estaban prohibidas las reuniones de cinco o más esclavos a menos que estuviera presente un blanco. También, actualmente, en ambientes políticos de represión, la iglesia y el estado han condenado las reuniones en bares, tabernas, etc., por la atmósfera de libertad que favorece el alcohol.

(Kottak, 2006) Resumen tomado de Antropología Cultural capítulo 16 de pg. 317 – ss.