Grupo

Grupo: Daniela Tobón Maria Paula Roa Juliana Sánchez Macbeth El tema central de la obra es la ambición de Macbeth y su

Views 183 Downloads 6 File size 139KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Grupo: Daniela Tobón Maria Paula Roa Juliana Sánchez

Macbeth

El tema central de la obra es la ambición de Macbeth y su esposa. La inclinación a desear aquello que no les pertenece (la corona) se convierte en una pasión y se impone sobre su voluntad, hasta el punto de arrastrarlos a su propia destrucción. Este proceso se prepara desde el comienzo mismo de la obra. I.i Truenos y relámpagos. Entran tres BRUJAS. BRUJA I.a ¿Cuándo volvemos a vemos? ¿Bajo lluvia, rayo y trueno? BRUJA 2.a Cuando acaben brega y bronca y haya derrota y victoria. BRUJA 3.a Antes de que el sol se ponga. BRUJA I.a ¿En qué lugar? BRUJA 2.a En el yermo. BRUJA 3.a A Macbeth allí veremos.

Las brujas anuncian que pronto se encontrarán con Macbeth, lo cual sugiere al espectador que va a existir una relación entre el protagonista y el mal Argumentos a favor de Lady Macbeth

Es una mujer encantadora, atractiva y está completamente dedicada a la carrera de su esposo, hasta la muerte.

Lady Macbeth, al comenzar la obra, era perversa, la que incitaba a Macbeth a cometer los crímenes y la que lograba hacer desaparecer sus remordimientos, mientras que al final, termina siendo una mujer destruida por la culpa que siente, reflejado eso en su sonambulismo (cree que sus manos continúan teñidas de sangre), y su muerte se debe al suicidio.

Ella, después de lograr su cometido de que su marido ascienda en el poder, está realizando un deseo ancestral, primordial e imaginario, pero un deseo masculino. Ella se engrandece para satisfacer el deseo de aquél que se recusa en aceptar su falta, su carencia. Su deseo último es colmar el marido de placer.

Análisis psicológico de Lady Macbeth Lady Macbeth representa a Eva, la manzana, y creemos que el mejor término para describir su personaje en la obra de Shakespeare sería la aniquilación de su femineidad. Lady Macbeth en su monólogo pide a las deidades que le interrumpan la menstruación, que estanquen la sangre de la fertilidad transformándola en la sangre estéril de la maldad y que la leche materna, se convierta en veneno, así como lo dice. LADY MACBETH Mi sangre se condense y pensamientos sin que los turbe débil compunción; la femenil clemencia a mis intentos no oponga su piedad ni compasión. Deidades invisibles, ominosas, que amáis humano llanto y padecer; en vez de tibia leche, ponzoñosas linfas dad a mis pechos de mujer. Y tú ven a mi ruego, noche obscura, rebozada en tu lóbrego capuz: el infierno te dé la sombra impura que el humo engendra de su aciaga luz. Tan tenebrosa ven, que mi cuchillo no pueda ver, oh noche, el propio herir; ni de los cielos importuno brillo logre por tus tinieblas traslucir.

Lady Macbeth conforma el paso a paso de extirpación de sus rasgos femeninos. Manos, cuerpo, venas, sangre, pechos, todo su ser clama por ser poseído por trazos masculinos, es un personaje que debe valerse de un tercero para llevar a cabo sus ambiciones, es una mujer oprimida que entra en crisis debido a un modelo patriarcal.

Análisis moral que justifica el actuar de Lady Macbeth LADY MACBETH ¡Fuera, maldita mancha! ¡Fuera digo! - La una, las dos; es el momento de hacerlo. - El infierno es sombrío. ¡Cómo, mi señor! ¿Un soldado y con miedo? ¿Por qué temer que se conozca si nadie nos puede pedir cuentas? - Mas, ¿quién iba a pensar que el viejo tendría tanta sangre? MÉDICO ¿Os fijáis? LADY MACBETH El Barón de Fifetenía esposa. ¿Dónde está ahora? -¡Ah! ¿Nunca tendré limpias estas manos? - Ya basta, mi señor; ya basta. Lo estropeas todo con tu pánico.

Esta parte de la escena muestra la transformación de sonambulismo que se produce en Lady Macbeth. En su delirio se ve las manos manchadas de sangre y trata compulsivamente de limpiarlas, mientras se juntan confusamente mezclados los recuerdos de los crímenes cometidos. MACBETH ¿Dónde llaman? ¿Qué me ocurre que todo ruido me espanta? ¿Qué manos son estas? ¡Ah, me arrancan los ojos! ¿Me lavará esta sangre de la mano todo el océano de Neptuno? No, antes esta mano arrebolará el mar innumerable, volviendo rojas las aguas. LADY MACBETH Mis manos ya tienen tu color, pero me avergonzaría llevar un corazón tan pálido.

Este fragmento muestra la locura de Lady Macbeth en su clímax, debido al asesinato de Duncan. Aquí se refleja como el deseo de poder sobrepasa su moral lo que conlleva a un terrible acto que luego perturba pero no es suficiente para que ella detenga sus acciones con el fin de satisfacer su deseo. LADY MACBETH No se goza, todo es pérdida si el deseo se logra, pero no contenta. Siempre es más seguro ser lo que se mata que tras esa muerte vivir dicha falsa.

Moralmente nada justifica los actos violentos de Lady Macbeth los cuales son guiados por una sed de poder que aun cuando lo consigue no logra llenarla, y tampoco logra alivianar la culpa que le provocan sus actos perversos y sin importar esto ella continúa sus planes para obtener el poder eterno.

Superioridad de Lady Macbeth sobre Macbeth Ella tiene y debe agigantarse para colmar la mirada de Macbeth. Cuando adivina la posibilidad de que su marido se acobarde, pierda las fuerzas de la ambición ella promete refiriéndose a un supuesto niño al que alimentaria que: LADY MACBETH Yo he sido madre, Macbeth; yo he sentido la terneza de una madre por el hijo que a sus pechos alimenta; mas de haberlo así jurado, cuando la frente serena del risueño amado infante mi regazo sostuviera; cuando con mayor dulzura sus ojos resplandecieran y al mirar los ojos míos su blando pecho latiera, el pezón le arrancaría entonces a la boca tierna; entonces estrellaría su frente contra una piedra.

Vemos un frío deseo de grandeza que arremete contra todo lo que pudiese interrumpir su camino hacia el poder, es una gran diosa que promete a su marido incluso no parir más hijos y es cómplice en el asesinato del Padre con tal de ser su compañera de grandeza quién lo convierta en rey. LADY MACBETH

Lo que apeteces altamente, lo apeteces santamente. No quisieras hacer trampas en el juego; y, sin embargo, aceptarías una ganancia ilegítima. Quisieras, gran Glamis, poseer lo que te grita: “¡Así debes hacer para tenerme!”, y esto sientes más miedo de hacerlo que deseo de poderlo hacer. Ven aquí aprisa, que yo verteré mi coraje en tus oídos y barrere con el brío de mis palabras todos los obstáculos del círculo de oro con que parecen coronarte el destino y una ayuda sobrenatural.

Además, en un principio Lady Macbeth es la que logra impulsar, persuadir e incentivar a su esposo a cometer los actos que fueran necesarios sin importar quien fuese la víctima o las acciones que se tuvieran que llevar a cabo para conseguir su cometido el cual es transversal a la historia y se identifica como el eterno poder y grandeza.

Lady Macbeth y el femenino ante-literam

Lady Macbeth es feminismo, es lucha de clase, es ambición sexual y de poder en la forma como decide sobre su cuerpo y rompe las barreras de la esposa y madre al decidir querer ser estéril. ¡Corred a mí, espíritus que servís a los pensamientos asesinos! ¡Despojadme aquí de mi sexo, y desde la coronilla a los pies, llenadme hasta los bordes de la más implacable crueldad! ¡Espesad mi sangre; cerrad en mí el acceso y paso a la piedad, para que ningunos escrupulosos ataques de naturaleza turben mi propósito feroz, ni se interpongan entre el deseo y el golpe! ¡Venid a mis senos maternales y cambiad mi leche en hiel, vosotros genios del crimen, de allí de donde ayudáis bajo invisibles sustancias a las maldades de la naturaleza! ¡Ven, horrenda noche, y envuélvete como una mortaja en la más espesa humareda del infierno! ¡Que mi agudo puñal no vea la herida que va a abrir, ni el cielo mire a través de la cobertura de la tinieblas, para gritar: “¡Basta, basta!”.

Aquí lo vemos de una forma más gráfica las transgresiones de género que comete Lady Macbeth, hasta tal punto, de querer transformarse en “otra”, cuya metamorfosis ocurre, si bien no de manera física, su decisión y determinación, la conduce a un cambio psicológico, puesto que sus pensamientos asesinos, crueles y feroces, que de ninguna manera, pertenecen a la femineidad, le

permiten despojarse absolutamente de aquellos sentimientos mujeriles, como la “piedad” que, de tenerlos, podrían hacerla vacilar en sus terribles acciones. La esencia del carácter de Lady Macbeth, no sólo se encuentra en las transgresiones de su sexualidad, sino que también reside en sus artificios, como lo son el disimulo, las apariencias y, por ende, la adaptación a las circunstancias, donde puede revelar el lado amable y femenino de su carácter en el exterior, pero albergar acciones malintencionadas en las entrañas de su corazón como lo fueron los múltiples asesinatos cometidos. “Vuestro rostro, thane mío, es como un libro donde los hombres pueden leer extrañas cosas. Para engañar al mundo, pareced como el mundo. Llevad la bienvenida en vuestros ojos, en vuestra lengua, en vuestras manos; presentaos como una flor de inocencia; pero sed la serpiente que se esconde bajo esa flor. (…) No más que la mirada serena. La alteración de las facciones es siempre de temer. Lo restante dejadlo a mi cuidado”.

Cobardía de Macbeth

MACBETH No vamos a seguir con este asunto. El acaba de honrarme y yo he logrado el respeto inestimable de las gentes, que debe ser llevado nuevo, en su esplendor, y no desecharse tan pronto. LADY MACBETH ¿Estaba ebria la esperanza de que te revestiste? ¿O se durmió? ¿Y ahora se despierta mareada después de sus excesos? Desde ahora ya sé que tu amor es igual. ¿Te asusta ser el mismo en acción y valentía que el que eres en deseo? ¿Quieres lograr lo que estimas ornamento de la vida y en tu propia estimación vivir como un cobarde, poniendo el «no me atrevo» al servicio del «quiero» como el gato del refrán?. MACBETH ¡Ya basta! Me atrevo a todo lo que sea digno de un hombre. Quien a más se atreva, no lo es.

LADY MACBETH Entonces, ¿qué bestia te hizo revelarme este propósito? Cuando te atrevías eras un hombre; y ser más de lo que eras te hacía ser mucho más hombre. Entonces no ajustaban el tiempo y el lugar, mas tú querías concertarlos; ahora se presentan y la ocasión te acobarda. Yo he dado el pecho y sé lo dulce que es amar al niño que amamantas; cuando estaba sonriéndome, habría podido arrancarle mi pezón de sus encías y estrellarle los sesos si lo hubiese jurado como tú has jurado esto. MACBETH ¿Y si fallamos? LADY MACBETH ¿Fallar nosotros? Tú tensa tu valor hasta su límite y no fallaremos. Cuando duerma Duncan (y al sueño ha de invitarle el duro viaje de este día) someteré a sus guardianes con vino y regocijo, de tal suerte que la memoria, vigilante del cerebro, sea un vapor, y el sitial de la razón, no mas que un alambique. Cuando duerman su puerca borrachera como muertos, ¿qué no podemos hacer tú y yo con el desprotegido Duncan? ¿Qué no incriminar a esos guardas beodos, que cargarán con la culpa de este inmenso crimen?

Las actitudes y reacciones de los esposos ante el asesinato de Duncan son contrapuestas, tanto en el momento de planear el crimen como enseguida de consumarlo. Es claro que Macbeth muestra miedo y cobardía, pues debido a sus palabras parece que quisiera retractarse de cometer este asesinato. MACBETH Me pareció que una voz gritaba: « ¡No durmáis más! Macbeth mata el sueño, el sueño inocente, el sueño que devana una maraña de desvelos, el morir de la vida diaria, baño de fatigas, bálsamo de almas laceradas, plato fuerte de la gran naturaleza, sustento mayor del festín de la vida.»

Por otro lado, después del asesinato del Rey, del Padre simbólico, la pareja no puede dormir. La ausencia de sueño nos habla aquí de ojos que no se cierran, que no pueden descansar, ojos abiertos de par en par permanentemente, ojos que vieron lo que no podía ser visto. Porque no duermen, alucinan.

Dependencia emocional de Macbeth LADY MACBETH Entonces, ¿qué bestia te hizo revelarme este propósito? Cuando te atrevías eras un hombre; y ser más de lo que eras te hacía ser mucho más hombre. Entonces no ajustaban el tiempo y el lugar, mas tú querías concertarlos; ahora se presentan y la ocasión te acobarda. Yo he dado el pecho y sé lo dulce que es amar al niño que amamantas; cuando estaba sonriéndome, habría podido arrancarle mi pezón de sus encías y estrellarle los sesos si lo hubiese jurado como tú has jurado esto.

Macbeth se deja manipular fácilmente por Lady Macbeth. Se necesita el sentido acerado de Lady Macbeth para empujarlo a que lo cometa. Ella anula todas sus objeciones cuando él duda en cometer el asesinato, ella cuestiona en repetidas ocasiones su virilidad, hasta que él siente que tiene que cometer un asesinato para probarse a sí mismo. Ella tiene gran fuerza de voluntad, pues persiste tras el asesinato del rey y estabiliza los nervios de su marido inmediatamente después de que el crimen ha sido perpetrado. Posterior, vemos como Macbeth ya no necesita el apoyo de su antigua compañera de grandeza para perpetrar sus crímenes. Lady Macbeth ya no le importa. La ignora y desprecia, se aparta de su antigua y fiel escudera. Su marido ya no la mira, los ojos de Macbeth sólo reflejan la muerte.