Farmacia Hospitalaria

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Farmacia Hospitalaria Las farmacias hospitalarias suelen depender de la dirección médica de un hospital, al igual que los servicios de Análisis Clínicos, Microbiología o Medicina Nuclear entre otros. Son responsables de la adquisición, conservación, dispensación y elaboración de medicamentos, así como de la selección y evaluación de medicamentos, la información farmacoterapéutica, las actividades de farmacocinética clínica, de farmacovigilancia, el control de productos en fase de investigación clínica y la realización de estudios de utilización de medicamentos. En lo que a la especialidad de estudios se refiere, la Farmacia Hospitalaria es una especialidad farmacéutica que se ocupa de servir a la población en sus necesidades farmacéuticas, a través de la selección, preparación, adquisición, control, dispensación, información de medicamentos y otras actividades orientadas a conseguir una utilización apropiada, segura y costo-efectiva de los medicamentos y productos sanitarios, en beneficio de los pacientes atendidos en el hospital y en su ámbito de influencia. Por tanto, las farmacias hospitalarias son responsables de coordinar las comisiones de farmacia y terapéutica de los hospitales y de elaborar y mantener las guías o formularios farmacoterapéuticos. Es decir, cumplen funciones de gestión, logísticas, y clínicas tanto con fines asistenciales, docentes como de investigación. El presupuesto de una farmacia hospitalaria puede suponer entre el 12% al 17% del presupuesto del hospital. En su día a día, en este departamento se preparan fórmulas magistrales, medicamentos destinados a un paciente específico, colirios o formulaciones específicas para provocaciones alérgicas, y nutriciones parenterales para los pacientes que por su patología no pueden ingerir por la boca. También se prepara, por ejemplo, quimioterapia para cada paciente.

El papel de la regulación sanitaria en el uso racional de medicamentos En 1985, en la Conferencia de Expertos en Nairobi, la utilización de los medicamentos pasó a ocupar el primer plano de la agenda internacional. Se consensuó el Uso Racional de Medicamentos (URM). Este concepto consiste en que los pacientes reciban la medicación adecuada a sus necesidades clínicas, en las dosis correspondientes, durante un período de tiempo adecuado y al menor costo posible para ellos y la comunidad (OMS, 1985). El URM abarca la adquisición, producción, distribución, almacenamiento, dispensación, prescripción y utilización, entendiéndolas como parte del mismo proceso. En mayo de 2010, en una publicación de la OMS, se divulgó que se “…calcula que más de la mitad de los medicamentos se prescriben, dispensan o venden de forma

inapropiada, y que la mitad de los pacientes no los toman correctamente…”. El uso incorrecto de fármacos abarca la polifarmacia; consumo excesivo de antibióticos e inyecciones; la prescripción no ajustada a directrices clínicas; automedicación inapropiada; siendo las principales complicaciones que se encuentran mayormente en el uso incorrecto de los medicamentos. El uso incorrecto de medicamentos genera un escenario nocivo para los pacientes y trae aparejadas importantes consecuencias a nivel de la salud pública: resistencia a los antimicrobianos, reacciones adversas a los medicamentos, errores de medicación, desperdicio de recursos, pérdida de confianza del paciente, etcétera. La prescripción de un fármaco es un proceso deductivo, basado en información acerca de un problema de salud. La prescripción debe ser precedida por adecuada anamnesis, para llegar a un diagnóstico presuntivo, e indicar el medicamento adecuado. La prescripción racional debe tener presente:      

Definir el o los problemas del paciente. Especificar los objetivos terapéuticos. Diseñar un esquema terapéutico apropiado para el paciente. Escribir la receta (iniciar el tratamiento). Brindar información, instrucciones y advertencias. Supervisar la evolución del tratamiento.

Regulación de la dispensación de medicamentos Regulación sanitaria en el uso racional de medicamentos El 25 de agosto de 2010, fue publicado el «Acuerdo por el que se determinan los lineamientos a los que estará sujeta la venta y dispensación de antibióticos» (en lo sucesivo «El Acuerdo»), con el propósito de evitar la automedicación, al establecer que las farmacias únicamente deben vender antibióticos cuando el cliente exhiba una receta médica. La orientación profesional del médico bajo este esquema tiene los siguientes beneficios: – Que exista un diagnóstico médico adecuado a las enfermedades de los pacientes, orientándolos a la compra de antibióticos o de otros medicamentos como los antivirales. – Que no exista automedicación perjudicial con antibióticos. – Que se reduzca el riesgo a la resistencia bacteriana ocasionada por la medicación inadecuada. – Que se reduzca el riesgo de desviación de antibióticos al mercado informal.

Efectos de la regulación en el mercado de antibióticos en México A raíz del Acuerdo, las ventas de antibióticos en México cayeron 20% al pasar de 61.1 millones de unidades vendidas en 2010 a 49 millones de unidades vendidas en 2011. Asimismo, entre 2011 y 2012 la venta de antibióticos disminuyó en un 8.4%. En promedio, la reducción en ventas del mercado de antibióticos durante el periodo 2010-2012 se calcula en 14.1%. Farmacias con consultorio en México Derivado del mismo Acuerdo algunas cadenas de farmacias incursionaron en la oferta de servicios médicos a través de consultorios. Los resultados mostraron que de las más de 25,000 farmacias que existen en México, más de 10,000 (40% del total) ya cuentan con esta modalidad. Así entonces, entre 2010 y 2012 la oferta de farmacias con consultorio en México creció en 130%. La COFEPRIS tiene el mandato legal de garantizar que no se desproteja al paciente en su atención médica. Por ello, ante la creciente oferta de farmacias con consultorio, fue fundamental que la autoridad sanitaria asegurase que tanto las farmacias como los consultorios cumplen con la normatividad correspondiente, para garantizar su correcto funcionamiento. Modelo Nacional de Farmacia Hospitalaria En México, un reto importante para la calidad y seguridad en la provisión de servicios en el sistema de salud es el URM. Uno de los factores que condicionan el problema, es la ausencia de una Política Farmacéutica Nacional integral correctamente desarrollada, planificada y consensuada entre los diferentes actores involucrados (industria, academia, proveedores de servicios de salud, cuerpos colegiados, gobierno, sociedad civil, etc). En el 2009, la Secretaría de Salud (SSA) publicó el “Modelo Nacional de Farmacia Hospitalaria” (MNFH) que plantea la implementación y operación en hospitales de México de cinco componentes relacionados directa o indirectamente con la optimización farmacoterapéutica (COF´s): 1) El paquete de SFC´s que integra la Atención Farmacéutica; 2) Un Comité de Farmacia y Terapéutica (CFT) para la toma de decisiones en cuanto a la selección y uso de medicamentos; 3) Investigación de medicamentos (farmacocinética, farmacoepidemiología, farmacoeconomía); 4) Educación sanitaria para la promoción del URM; y 5) Farmacovigilancia, como un servicio transversal encargado de otorgar asesoría en el manejo y reporte de reacciones adversas a los medicamentos. Además de estos componentes, el MNFH propone la operación de servicios enfocados a la fabricación, acondicionamiento y distribución intrahospitalaria de medicamentos. El MNFH está apoyado por la existencia de un marco legal. Sin embargo, la implementación de sus diversos componentes aún se encuentra en desarrollo en

los hospitales tanto públicos como privados, y se han identificado barreras culturales, financieras y operativas que obstaculizan su implementación y operación. Como un abordaje de estudio inicial, el presente artículo tiene por objetivo analizar la operación de los componentes del MNFH relacionados con la optimización farmacoterapéutica en el sector público de México. Nuestra Misión. La Farmacia Hospitalaria tiene como misión apoyar la actividad clínico-quirúrgica del hospital, añadiendo valor al proceso de atención a los pacientes, mediante la atención farmacéutica especializada, la investigación de la utilización de medicamentos y la formación de recursos humanos. Nuestra Visión. El Departamento de Farmacia Hospitalaria debe ser el área institucional reguladora del manejo y uso de los medicamentos y prestadora de servicios farmacéuticos, para apoyar a los profesionales de salud a hacer el mejor uso de los medicamentos y garantizar la seguridad de los pacientes. Principales funciones la Farmacia Hospitalaria: 1. Participar en los procesos de adquisición de medicamentos e insumos necesarios para brindar atención a los pacientes, mediante la planificación de necesidades y evaluación técnica de las propuestas, a fin de garantizar su eficacia y seguridad. 2. Implementar y coordinar el sistema de distribución de medicamentos para la adecuada conservación, custodia y dispensación, así como la supervisión del manejo y uso de los medicamentos en el Instituto, a fin de garantizar el suministro oportuno de medicamentos de calidad. 3. Realizar la readecuación de medicamentos (fórmulas magistrales, acondicionamiento unitario) mediante procedimientos normalizados, para la dispensación a los pacientes de manera eficiente y segura. 4. Implementar medidas para garantizar la correcta administración de medicamentos, así como mantener activo un sistema de farmacovigilancia, para la detección, registro y análisis de acontecimientos adversos asociados a medicamentos. 5. Llevar a cabo Estudios de Utilización de Medicamentos, participar en ensayos clínicos y en proyectos o actividades institucionales de acuerdo al ámbito de aplicación, con la finalidad de colaborar con las diferentes áreas del Instituto. 6. Contribuir a la formación de recursos humanos a través de la capacitación en el manejo y uso de medicamentos y recepción de estudiantes con fines de tesis y pasantías, contribuyendo así a la correcta utilización de los medicamentos. Responsable: Dra. Odalis Rodríguez Ganen, jefe del Departamento.

Evolución de los servicios de farmacia en México Desde el tiempo de los mexicas, la farmacia estaba institucionalizada y sistematizada por los Panamacani que eran los especialistas dedicados a la preparación y dispensación de remedios y medicamentos. Sus conocimientos no se limitaron al desarrollo de preparados simples, sino eran verdaderas fórmulas magistrales. Con la conquista inicia una nueva faceta en la historia de la farmacia en México, los conocimientos mexicas fueron sustituidos por conocimientos traídos de Europa; sin embargo, gracias a algunos documentos y códices conservados por Fray Bernardino de Sahagún y por el protomédico Francisco Hernández fue posible salvar una parte de los conocimientos de la cultura mexica, sobre la medicina y la farmacia. En el siglo XV, al llegar los primeros colonizadores a la Nueva España se tienen las primeras disposiciones sanitarias, como es el caso de la dictaminada por el Ayuntamiento el 11 de enero de 1527, que consistió en imponer multas a quienes curaban sin autorización; y el 15 de octubre de 1535, la reina de España ordenó al virrey de la Nueva España que no se ejerciera la profesión de boticario si no se tenían estudios universitarios; por lo cual se creó una institución rectora y supervisora “El Protomedicato” quien examinaba y otorgaba licencias y cédulas para médicos, cirujanos y boticarios. En 1833 surge el primer código sanitario en el país, en el que se señala que para establecer una botica se debe de contar con la presencia de un profesional farmacéutico; en 1890 se reforma el código sanitario permitiendo que cualquier ciudadano pueda adquirir una farmacia, proliferando boticas en manos de personas sin la preparación adecuada. Durante el primer cuarto del siglo xx, ocurrió un creciente despliegue tecnológico y científico que dio impulso de manera notable las ciencias farmacéuticas, principalmente en el diseño de maquinaria para la producción masiva de medicamentos. En las últimas décadas del siglo xx la presencia del farmacéutico fue nula, la población podía adquirir medicinas de patente sin acudir al médico y el farmacéutico sólo figuraba como responsable sanitario en los establecimientos que distribuían medicamentos controlados. Con el objeto de implementar los Servicios Farmacéuticos como son seguimiento farmacoterapéutico, notificación de reacciones adversas, interacciones medicamentosas, incompatibilidades y estudios de análisis clínicos, la Secretaria de Salud publicó en 2009 el Modelo Nacional de Farmacia Hospitalaria, el cual centra sus esfuerzos en mejorar la atención al paciente a partir de una reorganización estructural y funcional de la farmacia, así como una redefinición de las interacciones. En la actualidad la función de la farmacia ha sufrido cambios: no sólo se centra en la preparación de medicamentos y demás insumos para la salud, sino que ahora se empiezan a realizar funciones de gestión, logística, clínica, asistenciales, docencia e investigación encaminadas a la seguridad al paciente, así

como el uso racional de los medicamentos en donde el paciente reciba el medicamento adecuado a la dosis terapéutica y al menor costo. PROFESIONALES FARMACÉUTICOS       

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Los Profesionales Farmacéuticos asignados a la Farmacia Hospitalaria deben estar capacitados para: Evaluar, aprobar y supervisar a proveedores y prestadores de servicios. Aplicar el conocimiento de las propiedades farmacéuticas y farmacológicas de los medicamentos y sus interacciones para optimizar la farmacoterapia. Asesorar a los demás miembros del equipo de salud y al paciente en el URM. Utilizar las fuentes de información médica y farmacología clínica especializada sobre medicamentos y demás insumos para la salud. Coadyuvar con los demás profesionales de la salud con el objetivo de revisar las posologías por medicamento/tratamiento que permitan el máximo aprovechamiento de los insumos, se elimine la automedicación, la sobredotación, y el mercado ilegal. Atender las actividades de farmacovigilancia de acuerdo con la NOM-220SSA1-2016. Atender las actividades de tecnovigilancia de acuerdo a la NOM-240-SSA1 vigente.

ATENCIÓN FARMACÉUTICA La Atención Farmacéutica es la participación activa del farmacéutico en la mejora de la calidad de vida del paciente, mediante la dispensación, indicación farmacéutica y seguimiento farmacoterapéutico. Esta participación implica la cooperación con el médico y otros profesionales sanitarios para conseguir resultados que mejoren la calidad de vida del paciente, así como su intervención en actividades que proporcionen buena salud y prevengan las enfermedades. La Atención Farmacéutica se puede desarrollar en todos los ámbitos asistenciales: farmacia comunitaria, atención primaria y farmacia hospitalaria. En cualquiera de ellos contribuye a disminuir significativamente los problemas relacionados con los medicamentos, ayuda a mejorar el cumplimiento, la efectividad, y en consecuencia el uso racional de los mismos. Desarrollar la Atención Farmacéutica para que el paciente obtenga el máximo beneficio de los medicamentos y para limitar los riesgos que conllevan. Datos de estudios recientes indican que más del 30% de las consultas a los servicios de urgencia y hasta un 6% de los ingresos hospitalarios se relacionan con problemas asociados con medicamentos, y más del 50% de los pacientes crónicos están mal controlados. El farmacéutico es el profesional sanitario idóneo para desarrollar esta labor asistencial a través de su compromiso con la formación y aprendizaje

permanente. Su formación universitaria le cualifica profesionalmente como experto en medicamentos, y por su accesibilidad y proximidad a la población, es una figura fundamental en la asistencia sanitaria al paciente, dentro del equipo de salud. Consiste en:   

Dispensación, que supone una actitud activa del farmacéutico en la provisión de medicamentos. Indicación Farmacéutica, que implica la ayuda al paciente en la correcta toma de decisiones para el autocuidado de su salud. Seguimiento Farmacoterapéutico, que se basa en una mayor implicación del farmacéutico con la monitorización y registro sistemático de la terapia que recibe el paciente.

INTERVENCIÓN FARMACÉUTICA En el ciclo de utilización de medicamentos, el farmacéutico debe asegurar al paciente de recibir el medicamento adecuado para su enfermedad, en la dosis correcta y en el tiempo necesario. Para esto se realiza la validación de la prescripción médica donde se efectúa una comprobación y evaluación técnica del fármaco prescripto para un paciente teniendo en cuenta el estado clínico y el medio donde está inserto. Este acto profesional farmacéutico se completa cuando se realiza la dispensación y el asesoramiento al paciente si fuese necesario como parte de la práctica integral que brindan los farmacéuticos en los hospitales. Se define como intervención farmacéutica (IF) a todas aquellas acciones que lleva a cabo el farmacéutico en forma activa, en la toma de decisiones en la terapia de los pacientes y en la evaluación de los resultados. Estas se consideran oportunidades de mejora si logran optimizar la terapia del paciente. Sin embargo, y según se desprende de la revisión de varios autores, a pesar de llevar 20 años de publicaciones de IF no existe un criterio unificado que permita clasificar en un único lenguaje las mismas. En Argentina existe una propuesta de trabajo para la clasificación de las IF propuesta por la Asociación Argentina de Farmacéuticos de Hospital, aunque todavía no hay un conceso de trabajo grupal. CONSENSO DE GRANADA SOBRE PROBLEMAS RELACIONADOS CON MEDICAMENTOS (PRM) Y RESULTADOS NEGATIVOS ASOCIADOS A LA MEDICACIÓN (RNM) Como consecuencia de la prevalencia de los problemas derivados del uso de medicamentos, en 1990 se estableció el concepto de Problema Relacionado con Medicamentos (PRM). En España en 1998 se realizó un primer Consenso de Granada sobre PRM, en el que se definió este término y se estableció una clasificación en 6 categorías. Tras la experiencia con esta definición y con esta

clasificación, se actualizó en el Segundo Consenso de Granada sobre Problemas Relacionados con Medicamentos, publicado en 2002. En este tercer Consenso de Granada sobre Problemas Relacionados con Medicamentos (PRM) y Resultados Negativos asociados a la Medicación (RNM), se asume la entidad de los PRM como elementos de proceso y como causas de RNM. Se definen a los PRM y RNM, se propone un listado de PRM y una clasificación de RNM. Finalmente se adapta la definición de Seguimiento Farmacoterapéutico del Consenso sobre Atención Farmacéutica del Ministerio de Sanidad y Consumo de España, publicado en 2001, utilizando los nuevos conceptos de PRM y RNM. Con el objetivo de consensuar una definición y una clasificación de PRM, que permitieran poder comparar los resultados que mayoritariamente en aquel momento se estaban obteniendo en España en este campo de la práctica farmacéutica, en 1998 se celebró una reunión convocada por el Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada, en la que se alcanzó un acuerdo que se publicó bajo la denominación de Consenso de Granada sobre Problemas Relacionados con Medicamentos. Uno de los puntos claves a considerar de la definición de PRM dada por el Segundo Consenso de Granada, es entender a los PRM como resultados (clínicos negativos), y por tanto, no deberían confundirse con los fallos que tengan que ver con el propio proceso de uso de los medicamentos (causas).