Escultura Mochica

ESCULTURA MOCHICA La cultura Moche o cultura Mochica tuvo su hábitat en el valle homónimo, estableciéndose entre los te

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ESCULTURA MOCHICA

La cultura Moche o cultura Mochica tuvo su hábitat en el valle homónimo, estableciéndose entre los territorios de valle de Nepeña al Sur y de Piura al Norte. Ocuparon los valles de la Leche, Lambayeque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Chao, Santa y Nepeña. Históricamente fue conocida como Protochimú o Chimú Temprano, pero recibió el nombre de cultura Moche tras los descubrimientos en el valle de Moche. También se la denomina cultura Mochica en razón del nombre de la lengua, el muchik, que hablaban sus pobladores Es la cultura más conocida y admirada del Perú. La más representativa de Perú antiguo desde el punto de vista de su expresión artística Fueron magníficos ceramistas, dejando testimonio en su cerámica de escenas de la vida diaria, costumbres, enfermedades, religión, vida sexual, etc. constituyendo así una valiosa documentación del pasado prehispánico. Se ha dividido el desarrollo cultural de los Moche en cinco fases estilísticas a partir de los cambios en la forma de la cerámica de las “botellas asa estribo” (“huacos”): vasijas cerradas, de cuerpo globular o escultórico, base plana y con un gollete tubular en forma de asa Aparecen los huacos retrato. Comienza el refinamiento de esta cultura. Los ceramios son de líneas armónicas y proporcionadas. La cerámica es un poco más grande que Mochica II. Los recipientes son de mayor capacidad. Las paredes de los vasos se afinan sin perder su solidez. Las asas y los picos se afinan notablemente, siendo las primeras elípticas y los picos pequeños, acampanulados y con reborde casi imperceptible. Las esculturas antropomorfas son verdaderos retratos de personas. La escultura religiosa adquiere importancia. El ceramio está cubierto por una fina capa de engobe cuidadosamente pulida. Son frecuentes los motivos pintados con linea fina ausentes en las fases anteriores, con escenas míticas.

PINTURA MURAL Lambayeque presenta importantes de pintura mural, además de las que terminaron por desaparecer, como las de la Huaca Pintada y las de Mayanga. También en la Huaca del Loro, del complejo de Sicán o Batán Grande , fueron identificadas en 1953, restos de un relieve pintado en rojo, amarillo y azul obscuro. Igualmente en Túcume, en el sector noreste, relieves planos con pintura que representaba aves estilizadas. El tratamiento de las aves es similar a la decoración en relieve de la Huaca Chotuna , forma convencional de representar aves volando o en picada, común en diversas expresiones culturales peruanas incluyendo la de los andes amazónicos. Las pinturas murales de la Huaca Pintada fueron descritas por Lorenzo Orrego algunos años después de haberlas apreciado en 1916. En octubre de 1983, Walter Alva y Susana Alva pusieron parcialmente al descubierto un mural con valiosa iconografía pintado en Úcupe, valle de Saña. En muchos de estos casos la policromía se ha conservado gracias a que el monumento fue cuidadosamente cubierto con tierra y arena, tal vez a la muerte de un personaje de alcurnia. En este caso Úcupe, al parecer hubo intención de camuflar el monumento para que semejara una colina natural. Son muestras de arte pre-colombina extraordinarias, no deje de visitarlas en Lambayeque.

ARQUITECTURA OLLANTAYTAMBO Ollantaytambo se ubica a 80 Km. al noreste de la ciudad del Cusco y a 40 Km. de Machu Picchu por ferrocarril, en el distrito de Ollantaytambo, provincia de Urubamba, departamento del Cusco. Según estudiosos e historiadores; el conjunto arquitectónico de Ollantaytambo pertenece a la etapa Inca Imperial es decir; la comprendida entre los Incas Pachacútec y Wayna Capac. Esta etapa, que comprendió a solo tres generaciones de gobernantes incaicos y que antecedió a los conquistadores por sólo 150 a 200 años.[1]

Ollantaytambo, uno de los complejos arquitectónicos más monumentales del Imperio Incaico construido en la ladera de cerro bandolista ,también llamado Fortaleza ,fue en realidad un Tambo o ciudad-alojamiento ,ubicado estratégicamente para dominar el Valle Sagrado de los Incas. El tipo arquitectónico empleado, así como la calidad de cada piedra trabajada individualmente, hacen de este una de las obras de arte más peculiar y sorprendente Según el autor del libro Arquitectura y construcción incas en Ollantaytambo Jean-Pierre Protzen,"Ollantaytambo es ,probablemente, el mejor conservado de los poblados incas, aunque a la vez, representa un desafiante rompecabezas arquitectónico y arqueológico" [2] Esta fortaleza muestra el espíritu previsor de los Incas que la aprovisionaron de agua mediante acueductos subterráneos, cuyos lugares de captación fueron secretos de estado en su tiempo y hasta la actualidad no se descubren. Ya en lo alto del conjunto arquitectónico se descubren seis bloques gigantescos que al parecer pertenecieron al Templo del Sol, prolijamente trabajados en el duro pórfido rojo como si fuera un material blando y moldeable. Estas piezas enormes y perfectamente encajadas que resistieron la embestida de los extirpadores de idolatrías, conforman un lienzo pétreo sencillamente admirable por su solidez, volumen y mutuo ensamblamiento. En ese lienzo se perciben tres Chacanas o cruces incas talladas en la tercera piedra.[3]