Ensayo Sobre El Estres

Ensayo sobre el Estrés Lic. Aníbal Benavides Arévalo Hablar de estrés es algo tan frecuente en nuestros días que inclus

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Ensayo sobre el Estrés Lic. Aníbal Benavides Arévalo

Hablar de estrés es algo tan frecuente en nuestros días que incluso escuchamos en el argot coloquial cosas como que al ver una persona alterada o molesta que esta persona esta estresada, o como forma de alentar a una persona decirle, tranquilízate no te estreses. Pero claramente muchas personas, no saben realmente que es el estrés. El estrés es tan normal que a cualquier persona, en alguna determinada razón o por varias razones le pueden pasar alguna crisis, pero no necesariamente tiene que estresarse. Todos, en algún momento, nos hemos sentido estresados; ya sea por el tráfico agobiante, las largas filas para pagar en el banco, el calor insoportable, el peso de los exámenes, o cualquier otra complicación que nos “saque de quicio”. Incluso el estrés, como respuesta a los agentes estresores, si representa algún peligro, y aunque es parte de la condición humana, puede desencadenar otros problemas, sobre todo cuando se vuelve una constante en la forma de reacción de algunas personas, por lo cual, se recomienda aprender a practicar alguna técnica de autocontrol. Estrés viene de la palabra inglesa “Stress” y que su traducción más común significa tensión, es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. Por lo cual pudiéramos decir que en cierto modo el estrés cumple una función positiva de preservación, por la cual prepara al organismo a prepararse en determinadas situaciones de peligro. O en pocas palabras, es toda demanda física o psicológica que se le haga al organismo. Pero no todas las personas reaccionan de la misma manera ante estas amenazas o peligros, y esta relación de mecanismos de defensa y fuerza para soportar los agentes estresores depende de cuan preparado este la persona para soportarlos, y entre los cuales pudieran destacarse algunas aspectos como el carácter o la personalidad, incluso lo que algunas personas llaman, forma de vida, aunque más específico seria la forma en como llevan su vida, así se hace más fácil entender que cuantos más diferentes son los estilos de vida de una persona como tantas, las formas de reacción ante las amenazas o peligros que se le pueden presentar a una persona en determinados momentos. Moreno explica que este termino fue introducido en medicina, en 1936, por el médico checo HANS SELYE, quien lo tomó de la física, para designar al conjunto de respuestas inespecíficas, observadas en ratas que habían sido sometidas a distintas formas de estímulos, especialmente nocivos, como inyecciones de extractos no purificados, toxinas, bacterias, calor, frío, etc. Por lo cual estas ratas sufrieron de distintos trastornos a los que llamó a ese fenómeno síndrome general de adaptación (SGA), y definió como estrés a aquel estado que se manifiesta por el SGA y denominó estresor (en inglés: stressor) al estímulo desencadenante de esa respuesta. Y por lo cual Moreno agrega que es conveniente aclarar que la tríada patológica observada por SELYE, corresponde solamente a un aspecto del SGA que se caracteriza, además, por otras respuestas en su mayoría no patológicas, que utiliza el organismo para mantener su homeostasis.

Durante las últimas décadas del Siglo XX hubo un boom de investigaciones alrededor del fenómeno del estrés en el ámbito de la docencia, lo que hasta la fecha ha generado una gran cantidad de literatura alrededor de este constructo. Desde las investigaciones de Kyracou a mediados de los 70s, hasta las investigaciones de Schaufelli y Salanova de la actualidad. Alrededor de los años 80, Wallace y Szilagyi advertían en una revisión de la literatura en referente a 1.- Una gran variedad de condiciones ambientales son capaces de producir estrés. 2.- Diferentes individuos responden a las mismas condiciones de maneras diferentes. 3.- La intensidad y el grado de estrés son difíciles de predecir en cada persona. 4.- Las consecuencias de un estrés prolongado provocan cambios conductuales y fisiológicos y psicosomáticos incluso enfermedad crónica. (Wikiperdia, 2011) FACTORES DESENCADENANTES DEL ESTRÉS Los llamados estresores o factores estresantes son las situaciones desencadenantes del estrés y pueden ser cualquier estímulo, externo o interno (tanto físico, químico, acústico o somático como sociocultural) que, de manera directa o indirecta, propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo (homeostasis). Una parte importante del esfuerzo que se ha realizado para el estudio y comprensión del estrés, se ha centrado en determinar y clasificar los diferentes desencadenantes de este proceso. La revisión de los principales tipos de estresores que se han utilizado para estudiar el estrés, nos proporciona una primera aproximación al estudio de sus condiciones desencadenantes, y nos muestra la existencia de ocho grandes categorías de estresores: -

Situaciones que fuerzan a procesar información rápidamente, Estímulos ambientales dañinos, Percepciones de amenaza, Alteración de las funciones fisiológicas (enfermedades, adicciones, etc.), aislamiento y confinamiento, bloqueos en nuestros intereses, presión grupal, frustración.

Sin embargo, cabe la posibilidad de realizar diferentes taxonomías sobre los desencadenantes del estrés en función de criterios meramente descriptivos; por ejemplo, la que propusieron Lazarus y Folkman (1984), para quienes el 'estrés psicológico es una relación particular entre el individuo y el entorno (que es evaluado por el individuo como amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar). Por eso se ha tendido a clasificarlos por el tipo de cambios que producen en las condiciones de vida. Conviene hablar, entonces, de cuatro tipos de acontecimientos estresantes: Los estresores únicos: hacen referencia a cataclismos y cambios drásticos en las condiciones del entorno de vida de las personas y que, habitualmente, afectan a un gran número de ellas. Los estresores múltiples: afectan sólo a una persona o a un pequeño grupo de ellas, y se corresponden con cambios significativos y de transcendencia vital para las personas.

Los estresores cotidianos: se refieren al cúmulo de molestias, imprevistos y alteraciones en las pequeñas rutinas cotidianas. Los estresores biogénicos: son mecanismos físicos y químicos que disparan directamente la respuesta de estrés sin la mediación de los procesos psicológicos. Estos estresores pueden estar presentes de manera aguda o crónica y, también, pueden ser resultado de la anticipación mental acerca de lo que puede ocurrir en el futuro. Bien se sabe que existen muchos factores, pudiéramos destacar los ritmos de vida de la sociedad, el ambiente como agente principal y aunque actualmente se encuentran en investigación el papel de los medios de comunicación causando que algunas personas sean más propensas a dejarse afectar por estos agentes. Por ejemplo el efecto de poner a niños a ver algunos comics violentos, algunos adultos viendo un juego, entre tantos. Y por otro lado, recientemente se habla del termino llamado Resiliencia que en psicología significa la capacidad de las personas o grupos de sobreponerse al dolor emocional para continuar con su vida. Este término denota la capacidad que tiene para solventar los embates del ambiente como agentes estresores. Y en los cuales se proponen diferentes estrategias para repotenciar esta capacidad.

NEUROPSICOLOGIA DEL SISTEMA DE ESTRÉS La reacción típica de estrés se desarrolla temporalmente en tres fases: reacción de alarma, estado de resistencia y estado de agotamiento. La reacción de alarma es la fase inicial y consta de dos partes: la primera llamada Fase de choque, se caracteriza generalmente por hipotensión arterial, hipotermia, disminución de la reserva alcalina, hemoconcentración, disminución de la diuresis, hipocloremia, hiperpotasemia y linfocitosis. Al choque sigue el contrachoque, durante el cual se invierte el sentido de las reacciones humorales y neurovegetativas. Es en esta fase donde puede presentarse la triada patológica descrita por SELYE. La fase de resistencia es el conjunto de reacciones de adaptación y de los mecanismos de compensación del organismo sometido a estímulos crónicos. Si la capacidad de adaptación del organismo ha sido superada por un exceso de estimulación, puede llegarse a la tercera etapa. Esta, la fase de agotamiento es la etapa final de todo el proceso que lleva, en su caso extremo, a la muerte del organismo. Aunque, para SELYE, lo característico de la reacción de estrés era la hiperactividad del eje hipófisis‑suprarrenal, (en esa época no se había identificado la función endocrina del hipotálamo), hoy está plenamente definido que la respuesta es más amplia. Hay una respuesta generalizada de los tres sistemas de control del organismo: 1) el sistema nervioso, especialmente por acción del sistema simpático que incluye la médula suprarrenal, principal productora de adrenalina; 2) el sistema endocrino, particularmente los ejes regulados desde el hipotálamo y la hipófisis, como los de las gónadas, tiroides y corteza suprarrenal; y,

3) el sistema inmune con su amplio repertorio de citokinas, que dan lugar a inhibición de la inmunidad celular y a estimulación de la inmunidad humoral. Estos sistemas de control están íntimamente interrelacionados y dan lugar a respuestas orgánicas, generalizadas, finamente ajustadas, que tienen por objeto restablecer el estado estable (homeostasis) del cuerpo. Podemos, entonces, hablar de un sistema de estrés. Sin embargo, este sistema es una verdadera ʺarma de doble filoʺ pues una alteración en sus respuestas, ocasionada por factores como la hiperactivación o la hipoactivación crónica, estresores de alta intensidad, o daños anatómicos o funcionales en el sistema, que pueden ocasionar patologías severas y, aún, la muerte del individuo. La respuesta fisiológica más prominente en las reacciones de estrés es la liberación de glucocorticoides por las glándulas suprarrenales. Esta respuesta es realizada por el eje hipotálamo‑ pituitaria‑suprarrenal (HPA, por adrenal en inglés). El control central del eje HPA lo tiene a su cargo una población de neuronas neurosecretoras del núcleo hipotalámico paraventricular (PVN). Este núcleo tiene características mixtas pues está constituido por una porción magnocelular y otra parvocelular. Las células magnocelulares sintetizan hormonas de la neurohipófisis (arginina vasopresina y oxitocina) y las parvocelulares sintetizan un buen número de neuropéptidos, entre los que se destaca la hormona liberadora de corticotropina (CRH). Al ser estimuladas por estresores, las células del PVN secretan un verdadero cóctel de neuropéptidos en la circulación portal hipotálamo hipofisiaria. La CRH y la arginina vasopresina (AVP), especialmente, inducen la secreción de hormona adrenocorticotrópica (ACTH). A su vez, el aumento de la ACTH en la sangre es el estímulo fundamental para el inicio de la síntesis y de la secreción de glucocorticoides en la corteza suprarrenal. Lo anterior permite considerar al PVN como el área integradora de la reacción de estrés, que a su vez se manifiesta mediante la actividad de elementos neurales, endocrinos e inmunológicos, estrechamente interrelacionados.

ELEMENTOS NEURONALES El sistema nervioso vegetativo, con sus 3 divisiones: simpático, parasimpático y entérico, controla numerosas respuestas orgánicas en las reacciones de estrés. Los sistemas cardiovascular, pulmonar y renal, entre otros, son regulados por el simpático y por el parasimpático, mientras que la mayor parte de las funciones gastrointestinales lo son por el sistema entérico. Entre las respuestas mediadas por el simpático se hallan el incremento de la frecuencia cardíaca, el aumento de la frecuencia respiratoria, y la broncodilatación. El parasimpático puede participar también, en algunos casos, como en la supresión de la secreción gástrica. Son bien conocidos otros efectos del estrés en el sistema digestivo, como las úlceras gástricas (úlceras de estrés), alteraciones en la motilidad intestinal, etc. El sistema simpático es el principal responsable de la secreción de adrenalina y noradrenalina por parte de la médula suprarrenal que, funcionalmente, es un ganglio simpático. Además de esas catecolaminas y la acetilcolina que son sus neurotransmisores clásicos, el sistema vegetativo tiene

poblaciones neuronales que expresan otros neuropéptidos, como CRH, neuropéptido Y (NPY) y somatostatina. El NPY está cobrando importancia como neuromodulador, no solamente a nivel del sistema vegetativo. Se ha postulado su participación en la regulación de la secreción de la adenohipófisis, en el incremento del apetito, en la regulación de los ritmos circadianos y como ansiolítico. Algunos estudios han mostrado alteraciones del NPY en el estrés y en estados depresivos. El Locus ceruleus, el principal conjunto encefálico de células noradrenérgicas, junto con otros grupos de células noradrenérgicas del tallo cerebral, conforman el denominado sistema locus ceruleus ‑noradrenalina (LCN), que constituye la principal fuente de noradrenalina cerebral, ya que la noradrenalina plasmática no puede cruzar la barrera hematoencefálica. El sistema LCN interactúa con el sistema PVN‑CRH, mediante un mecanismo de estimulación recíproca. La norepinefrina cerebral activa algunas respuestas vegetativas y neuroendocrinas como las del eje HPA, pero, también inhibe otras respuestas como la de ingestión de alimentos y el sueño. Además, activa a la amígdala que es una estructura fundamental para la expresión de conductas relacionadas con el miedo. ELEMENTOS ENDOCRINOS Como se mencionó anteriormente, la principal eferencia endocrina del sistema de estrés es la del eje HPA que se manifiesta por el incremento en la secreción de glucocorticoides. El control superior de esta respuesta está dado por la CRH, péptido de 41 aminoácidos, secretado por neuronas de la porción parvocelular del núcleo paraventricular hipotalámico (pPVN). La CRH que, a su vez, es el principal regulador de la secreción de ACTH hipofisiaria, es liberada en la circulación del sistema porta hipotálamo‑hipofisiario en forma de pulsos que tienen a su vez, un ritmo circadiano, con mayor amplitud en las primeras horas de la mañana. El reloj biológico que controla esta secreción, no está definido. La ACTH es un péptido de 39 aminoácidos que se secreta en la adenohipófisis a partir de una proteína precursora de gran tamaño, la proopiomelanocortina (POMC), de la cual se originan además de la ACTH, el péptido del lóbulo intermedio similar a la corticotropina (CLIP), las formas ?, ? y ? de la hormona melanoestimulante (MSH), las ? y ? lipotrofinas (LPH) y 2 opioides endógenos: la ?‑endorfina y la metencefalina. La ACTH es la hormona fundamental en la regulación de los glucocorticoides secretados en la capa fascicular (intermedia) de la corteza suprarrenal y también es liberada en forma circadiana y pulsátil. Diversos estresores, así como los cambios de luminosidad ambiental y los patrones de alimentación y actividad, pueden modificar su ritmo de secreción. Esto es más notorio en los casos de estrés agudo, cuando se incrementa la frecuencia y la intensidad de los pulsos de secreción de CRH y de VPA. Los glucocorticoides (cortisol en los humanos y corticosterona en roedores y aves) ejercen una acción reguladora inhibitoria sobre la actividad del eje HPA, a nivel del hipotálamo, la hipófisis, el

hipocampo y la corteza frontal, lo que lleva a la finalización de la respuesta de estrés, actuando fundamentalmente por intermedio de la unión a receptores de glucocorticoides tipo II. Además de la respuesta del eje HPA, hay numerosa evidencia de la participación de otros sistemas endocrinos en la reacción de estrés, especialmente el eje hipotálamo‑hipófisis‑gonadal (HPGn) y el eje hipotálamohipófisis‑hormona de crecimiento (HPG). Los dos ejes mencionados son inhibidos en varios niveles durante la reacción de estrés. La CRH y los glucocorticoides inhiben la actividad de las neuronas hipotalámicas secretoras de la hormona liberadora de gonadotrofinas (GnRH), por ejemplo; mientras que la actividad prolongada del eje HPA puede llevar a la supresión de la secreción de la hormona de crecimiento (GH), con sus efectos bien conocidos, especialmente en individuos en etapa de crecimiento. QUE HACER ANTE EL ESTRES Si bien estos desequilibrios pueden presentarse según los agentes estresores y su intensidad bien se pueden utilizar distintos medios para controlar estos efectos. La medicina tiene distintos fármacos para el control de la ansiedad y mejorar las respuestas a los efectos del estrés. Pero una mejor respuesta a largo plazo seria consultar a un terapeuta. Donde la psicología propone distintos tratamientos algunos conductuales otros más sutiles como métodos de relajación por nombrar solo algunos. Dependiendo de la intensidad siempre es bueno tener opciones terapéuticas y donde las terapias combinadas, farmacológicas y psicológicas dan los mejores resultados.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA Moreno, C. El estrés, vino viejo en botellas nuevas, Documento Online: Archivo PDF: http://www.psiquiatriabiologica.org.co/avances/vol3/articulos/articulo1.pdf, consultado el: 16 de julio del 2011. Wikipedia Enciclopedia Online, Documento HTML: http://es.wikipedia.org/wiki/Estrés consultado el: 16 de julio del 2011