Ensayo Psicofarmacologia

ASPECTOS DE LA PSICOFARMACOLOGÍA EN LA PSICOLOGÍA CLÍNICA Es ampliamente aceptada y demostrada la relación entra la psic

Views 79 Downloads 4 File size 74KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

ASPECTOS DE LA PSICOFARMACOLOGÍA EN LA PSICOLOGÍA CLÍNICA Es ampliamente aceptada y demostrada la relación entra la psicología y la medicina, vínculo en el que se crean espacios en el que convergen sus prácticas. Así, la farmacología constituye uno de estos espacios que hasta hace poco tiempo sólo formó parte en la formación y campo del conocimiento de la psicología clínica, para evolucionar en sus ámbitos de acción profesional. Lo anterior se debe, a que la psicología clínica ha tenido un cambio de énfasis ampliándose del sólo interés por el sujeto enfermo o anormal al interés por el sujeto normal que enfrenta problemas psicológicos más o menos inesperados como consecuencia de una enfermedad física, de la exposición a distintas condiciones ambientales de estrés en la familia, o en la vida profesional, o debido a la exposición de situaciones extremadamente difíciles. Esta evolución no ha restringido de ningún modo el trabajo tradicional en la prevención y el tratamiento de las enfermedades mentales, sino que al contrario la ha conducido a vincularse con otros campos como la neurociencias. Al respecto Sanz (2008), señala: La psicología clínica ha evolucionado en función de una dinámica interactiva entre el objeto de su conocimiento y método, en retroalimentación con los resultados que la praxis clínica cotidiana nos aporta. Esta praxis, está a su vez condicionada por diversos factores de distinta naturaleza: biológicos, psicológicos, sociales, que determinan sus necesidades y éste es un proceso en continuo cambio. De este modo, nuestra actividad profesional tiende a mutar en función de las demandas de un ámbito ecológico en continuo proceso evolutivo. Al igual que en su día se superaron concepciones dualistas tipo "mente-cuerpo" en el abordaje científico de la psicología, el progreso experimentado por las neurociencias durante esta última década, hace conveniente prestar una mayor atención al substrato neurobiológico de la

conducta y esto tiene también sus consecuencias sobre la práctica clínica. (p. 1) Ciertamente, es un hecho que el campo de acción de la psicología clínica, se ha extendido, se debe suponer que existe una demanda de servicio creada por el aumento de las complejidades de la vida moderna junto con un aumento del interés por el bienestar del individuo y los avances científicos. Como respuesta de ello, los gobiernos de sociedades desarrolladas se han interesado no sólo en la formación especializada del psicólogo en la farmacología, sino que también se han dictaminado las leyes necesarias para que éstos incorporen la medicación en los planes terapéuticos de la consulta psicológica. De esta manera, en países con especial influencia en la psicología clínica venezolana, como Estados Unidos y España, se ha demostrado un marcado interés en otorgar la competencia farmacológica en el psicólogo. En palabras de Barron, (1989): “los tratamientos psicofarmacológicos pueden considerarse como una lógica extensión del armamentorium terapéutico de la psicología” (p. 22). De hecho, desde 1989, la American Psychological Association (Asociación Americana de Psicología, APA), adoptó la posición oficial de que los psicólogos están particularmente preparados para diagnosticar y tratar enfermedades mentales, planteando que, con una preparación adicional, podrían ser expertos en recetar los fármacos relevantes. Ante este panorama, convendría analizar como psicólogo en formación en un contexto venezolano, en qué forma esta importante competencia de amplio impacto en el éxito del tratamiento terapéutico, está siendo acogida por los que ya son profesionales graduados en psicología clínica. Con la

intención de generar este análisis, la autora entrevistó a una Psicólogo de la Universidad Bicentenaria de Aragua que se desempeña actualmente como profesora (Natalia Ruth), cuyas apreciaciones de carácter general están claramente en contra de aceptar la posibilidad de que en esta profesión se pueda medicar; al contrario, considera ideal continuar trabajando de la mano con el psiquiatra y que sea éste último sobre quien recaiga la responsabilidad de la medicación. A pesar de hacer mención a los avances obtenidos en países como Estados Unidos y España, la posición de la profesional entrevistada se mantuvo sesgada a la negativa. Con ánimos de comparar esta apreciación más allá de los espacios académicos, se entrevistó a una Psicólogo (Olga Bondarengue), quien se desempeña en su consultorio privado en una reconocida clínica de la ciudad de La Victoria. Efectivamente, se obtuvo un contraste puesto que esta profesional reconoce las limitaciones de la praxis en el campo de la farmacología. También está en conocimiento de los avances que sobre este respecto se han alcanzado en otras latitudes, con poblaciones que no tienen un panorama muy distinto a las enfermedades mentales de la sociedad venezolana. Ahora bien, con estas dos aristas que han servido como focos de comparación, la autora se plantea su punto de vista personal, enmarcado en la firme convicción que todas las profesiones evolucionan y psicología no debe ser la excepción, más aun cuando existe una innegable realidad en la consulta psicológica que no debe continuar limitada a la psicoterapia, sino que se está ante el compromiso de enfrentar nuevos retos a través de los cuales se responda a las necesidades de los pacientes y la sociedad venezolana.

En este orden de ideas, la autora considera destacar en su opinión en cuanto al alcance y compromiso que implica que el ámbito de actuación del psicólogo venezolano se extienda hacia la medicación. En este sentido, considera que si bien existe una preparación previa en farmacología, se necesita profundizar en este conocimiento para poder tener las bases suficientes y que garanticen una medicación a favor del bienestar de los pacientes. Lo anterior implica que las universidades que imparten esta carrera amplíen los cursos de postgrado en psicología médica, lo cual ha criterio de la literatura revisada es el camino correcto a seguir para dar lugar a estos cambios. Por otra parte, se reconocen las limitaciones a las que se tendrán que enfrentar los nuevos psicólogos que están igualmente de acuerdo en esta nueva competencia. Esto lleva consigo generar cambios en el paradigma de la psicología, tanto desde el punto de vista de los graduados (lo que posiblemente supondría una conflicto intraprofesional), como de los pacientes, de manera tal que se internalice la capacitación del psicólogo en el área médica y la administración óptima de los fármacos. Cabe además destacar, las apreciaciones de Norcross (2005) Otro de los argumentos sostenido por muchos psicólogos para justificar su rechazo a este desarrollo es que aún no se ha podido controlar el mercado de prescripción de psicofármacos establecido entre algunas grandes empresas farmacéuticas y muchos profesionales que mantienen intereses económicos por sobre la realidad de las investigaciones sobre la efectividad de los tratamientos psicoterapéuticos. Esta circunstancia introduciría un gran problema de control que se sumaría a las dificultades de regulación y certificación de la práctica que todavía muchos gremios de psicólogos están enfrentando en todo el mundo, así como implicaría la revisión de muchas de sus normas éticas y deontológicas (p. 31)

Siendo las cosas así, se puede predecir que no será fácil el camino para que la psicología venezolana y de muchos otros países avance hacia la inclusión de la farmacología dentro de sus competencias y atribuciones. Sin embargo, el hecho de iniciar discusiones e iniciativas académicas y profesionales sobre este particular, constituye un certero punto de partida que despierta el interés de muchos que hoy reconocen que la farmacología puede integrarse a la psicología clínica y, en un futuro, formar parte de los planes formativos que en este campo, a criterio de la autora, serán inevitable desarrollar como producto de la propia dinámica científica y social, aunado a la

influencia

que

sobre

la

práctica

de

la

psicología

poseen

los

acontecimientos de otros países como los ya mencionados.

“Y como siempre ocurre con las cosas bellas, ellas no pueden existir verdaderamente hasta que no hallan a alguien capaz de descubrirlas, de embrujarse con su existencia, de hacerlas tan propias que su verdad se torna múltiple en manos de cada contemplación particular” Francisco Cajiao

REFERENCIAS Barron, (1989). Derechos de prescripción: pro y contra. España: Boletín de Psicoterapia Norcross (2005). Más accesible psicológico y farmacológico integrado: Privilegios de prescripción para los psicólogos. S/E Sanz (2008). Tratamiento Psicofarmacológicos en Psicología Clínica. España.