Ensayo Paradigmas

EL PARADIGMA HISTÓRICO-HERMENÉUTICO EN CIENCIAS DE LA SALUD GRUPO B-2 NEBALIS XERELIS ARTETA OLIVARES Ensayo Docente:

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EL PARADIGMA HISTÓRICO-HERMENÉUTICO EN CIENCIAS DE LA SALUD

GRUPO B-2 NEBALIS XERELIS ARTETA OLIVARES

Ensayo

Docente: Mary Sánchez

UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR FACULTAD DE MEDICINA CURSO PREMÉDICO BARRANQUILLA 2017

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EL PARADIGMA HISTÓRICO-HERMENÉUTICO EN CIENCIAS DE LA SALUD ¿Y si usted se enterara que en realidad los médicos no han podido curar nunca ninguna enfermedad, volvería a ir al médico cuando se sienta enfermo?

Estoy segura que su primera reacción ante esta pregunta es de incredulidad. Es decir, en lugar de pensar en una respuesta, lo que ha acudido a su mente es una contestación: “eso no es cierto”, seguramente rematada por una afirmación radical “los médicos sí curan enfermedades”, la cual soportará con una frase aún más radical: “lo han hecho desde tiempos inmemoriales”.

Pero ya que nos metimos en estas honduras y que probablemente usted pueda ser uno de los poquísimos incrédulos que se pudiera estar preguntando “¿es verdad que los médicos no han curado nunca ninguna enfermedad?” (o al menos uno de los seguramente más numerosos que tiene curiosidad por la explicación de tan asombrosa afirmación), voy a dar la mejor respuesta que me es posible: depende.

Efectivamente, aunque a primera vista pudiera parecer que a la pregunta de si los médicos pueden o han podido curar o no enfermedades ahora o en el pasado, las únicas dos respuestas posibles son “sí” o “no”, la respuesta depende de lo que los filósofos de las ciencias, también llamados epistemólogos, conocen como “paradigmas”. Desde uno de los paradigmas de la ciencia la respuesta es “si”, pero desde otro, la respuesta es “no”. ¿Confundido? No lo culpo. También yo lo estaba cuando empecé a leer el material que tuve que tratar de entender con todas mis fuerzas para poder escribir este ensayo.

En este ensayo explicaremos qué es un paradigma en las ciencias, cuáles son los paradigmas existentes y cómo se relaciona cada uno con las diferentes ciencias. También revisaremos brevemente sus diferencias y finalmente escogeré un

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paradigma y explicaré cómo se aplica a las ciencias de la salud. El objetivo que me tracé al escribir este ensayo es que con su lectura se aclaren las ideas sobre los paradigmas y su importancia en el desarrollo de las ciencias y como considerar una ciencia desde un paradigma diferente al tradicional, puede cambiar por completo el concepto que tenemos de ella y el futuro que podría tener la ciencia misma.

Así, pues, lo primero que hay que averiguar es “¿qué es un paradigma?” Les aseguro que el diccionario no los va ayudar demasiado. Aún el más enciclopédico empezará por decirle que paradigma significa “ejemplo o ejemplar” (1). ¿Ah? ¿Ejemplo o ejemplar de qué? No se entiende. Más adelante encontrará algo como: “Relación de elementos que comparten un mismo contexto fonológico, morfológico o sintáctico en función de sus propiedades lingüísticas. Esquema formal en el que se organizan las palabras que admiten modificaciones flexivas o derivativas.” (1) Peor, ahora sí es verdad que no se entiende nada. Después de leer ya no recuerdo cuantas definiciones, lo que puedo expresar con mis propias palabras es: “un paradigma es algo en lo que creemos sin preguntarnos por qué”. Como cuando pensamos que Dios existe. O que si somos buenos nos irá bien. O que una blusa color vino tinto se ve muy bien con un pantalón azul oscuro, pero no tan bien con una falda amarilla. Pero en realidad este es sólo el significado que tiene en el lenguaje común. En el lenguaje técnico de la epistemología significa otra cosa.

En epistemología, paradigma es “un paradigma es un sistema de creencias, principios, valores y premisas que determinan la visión que una determinada comunidad científica tiene de la realidad, el tipo de preguntas y problemas que es legítimo estudiar, así como los métodos y técnicas válidos para la búsqueda de respuestas y soluciones.” (2) De vuelta al principio: no se entiende prácticamente nada. Ahora tuve que leer otras tantas definiciones para poder entenderlo. Trataré de que ustedes lo puedan hacer con sólo esta: “un paradigma es un acuerdo al que llegan un grupo de científicos para determinar que algo es verdad, cómo es que

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ese algo es verdad y cómo hacer para averiguar (o confirmar) si ese algo en realidad es verdad.” Al algo, es lo que los científicos llaman “objeto del conocimiento” o “problema del conocimiento”, al “cómo” es lo que llaman “solución aceptable” y al “cómo hacer para averiguar (o confirmar)” es lo que llaman “método”. Y sí, ya dicho así, por partes, los problemas de conocimiento, sus soluciones aceptables y los métodos científicos que se usan para obtenerlas (o confirmarlas) cambian de acuerdo al paradigma, o sea el acuerdo al que cada comunidad científica haya llegado.

Por otra parte, paradigma no es un concepto que se haya tenido toda la vida. Es en realidad un concepto relativamente reciente. El primer filósofo en utilizar la palabra “paradigma” en lenguaje de ciencia fue Thomas Kuhn y lo hizo en 1970 (3), que para los que tenemos menos de 20 años nos parece la edad media, pero en tiempos de ciencia o filosofía es como decir que pasó ayer. Kuhn decía que cada grupo de científicos (digamos de una misma escuela o de una época determinada) trabaja dentro de un “paradigma intelectual” que hace que vean las cosas de una manera o de otra. En sus propias palabras estableció que: “los paradigmas son realizaciones universalmente reconocidas que durante cierto tiempo proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica” (4).

Ahora bien, hay tres paradigmas: el empírico-analítico, el histórico-hermenéutico y el crítico-social. Cada uno de ellos más o menos adecuado a algún tipo de ciencia en especial. Por ejemplo, el empírico-analítico se usa más en las llamadas “ciencias exactas”, como la física, química, biología, economía, etc. El histórico-hermenéutico con aquellas ciencias en las que dos más dos no siempre suma cuatro y que a veces también se les llama “artes”: historia, literatura, lingüística, geografía, etc. Y el crítico-social en aquellas en las que el objeto de estudio (el problema a resolver o entender) tiene que ver con las interacciones sociales de los individuos: sociología, política, demografía, etc. También es importante saber que mientras en el

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paradigma empírico-analítico se utiliza principalmente los métodos cualitativos de investigación (aquellos de contar, sumar, llevar estadísticas), en los otros dos se utiliza principalmente los métodos cualitativos (los de preguntar y comparar respuestas y más que contar, tratar de entender).

Explicado todo esto, y con la remota, pero posible, esperanza de que me haya hecho entender hasta ahora, volvamos a la pregunta de la que seguramente ya pensarán que me he olvidado, con la que empecé este ensayo y para darle respuesta utilicemos el paradigma histórico-hermenéutico. Aunque pudiera causar sorpresa la escogencia de este paradigma en particular, que no parece relacionarse bien con las Ciencias de la Salud, ya veremos que esta última afirmación no es del todo verdad.

Empezaré por decir que la Medicina (y las Ciencias de la Salud en general) siempre se han estudiado desde el paradigma empírico-analítico (5) y la mayoría de quienes deseamos estudiar medicina (incluso quienes ya la han estudiado y algunos médicos, según me di cuenta escribiendo este ensayo) pensamos que todo o casi todo el conocimiento médico proviene de los métodos de investigación cuantitativos propios de este paradigma en particular. ¿Cómo sabemos que la aspirina o el acetaminofén quitan el dolor de cabeza? Pues, sin duda una serie de estudios científicos ha demostrado, contando y midiendo, que estos dos medicamentos le quitan el dolor de cabeza a la mayoría de la gente que lo padece. ¿Cómo sabemos que la insulina es beneficiosa para un paciente con diabetes mellitus? La investigación científica demostró que esta enfermedad es producida por la deficiencia de insulina, por tanto, hay que aplicarla para que el paciente mejore. Y así, sucesivamente. Por lo tanto, el paradigma empírico-analítico nos dice que, si una persona está enferma de, digamos, gusanos intestinales (este sería el problema), entonces un médico sabrá diagnosticar este mal (esta sería la investigación) y recetaría un remedio que sin duda matará al parásito y curará a la

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persona (esta sería la solución). En consecuencia, el paradigma empírico-analítico responde nuestra pregunta inicial de si los médicos pueden curar enfermedades con un rotundo si: los médicos hacen una investigación (casi siempre cuantitativa: cuantos glóbulos blancos, cuantos parásitos) y con base en otras investigaciones (también cuantitativas: cuanto remedio se necesita, por cuanto tiempo) recetan una solución que cura al paciente.

Todo se ve muy bien, pero, si acudimos al paradigma histórico-hermenéutico veremos como la respuesta cambia radicalmente. Pero primero entendamos que implica este paradigma.

Se puede marcar su comienzo a finales del siglo XIX y principios del Siglo XX, cuando Wilhelm Dilthey, preocupado por darle a las ciencias sociales y humanas (en esa época consideradas más bien artes que ciencias) una base científica sólida y respetable (6). En aquella época reinaba el paradigma empírico-analítico y se pensaba que todo lo que no se pudiera contar, medir y clasificar no se podría conocer, por lo tanto, no era “científico”. Dilthey propuso en 1878 que las ciencias humanas se podrían estudiar a través de un método que él llamo “comprensivo”, en contraposición con el método “explicativo” de las ciencias naturales (6). Fue así como surgió el paradigma histórico-hermenéutico de la escuela de Frankfurt. Uno de sus principales representantes fue Jürgen Habermas, para quien el lenguaje era una herramienta de investigación muy potente (6).

Martin Heidegger, otro representante importante de este paradigma, explicó posteriormente que la hermenéutica tiene un triple significado: 1. Nos permite comprendernos a nosotros mismos; 2. Nos permite entender qué hacemos en este mundo y como lo modificamos; y 3. Nos permite entender porqué somos lo que somos y actuamos como actuamos (6).

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Por otra parte, Hans-Georg Gadamer, fundador de la neo-hermenéutica, se plantea que el lenguaje no es un mero instrumento de pensamiento, como se había establecido hasta entonces, sino que nos revela el significado del mundo, al ser el punto de encuentro entre interlocutores y el consenso sobre las cosas (6). En otras palabras, Gadamer llega a la conclusión que puesto que los científicos solo se pueden poner de acuerdo si se comunican y comparan sus ideas, y que esto solo se puede hacer a través del lenguaje, entonces el lenguaje es la clave para llegar al conocimiento, que al final no es más que el consenso (el ponerse de acuerdo que tanto hemos mencionado) entre los científicos que se comunican (los interlocutores).

En conclusión, el paradigma histórico-hermenéutico propone que la ciencia es un sistema complejo que pretende comprensiones mediadas por el lenguaje, las cuales conducen a procesos interpretativos de la realidad social y humana (7). En este sentido, surge en la década de los 30 como un modelo para el estudio de los sistemas vivos, considerados como organizaciones o totalidades integradas que no es posible reducir a sus partes. ¿Y qué más complejo, más integrado y menos posible de reducir a sus partes que la salud humana?

Aplicado a las ciencias de la salud, este enfoque nos habla que la relación entre salud y enfermedad ya no se basa, como se pensaba en hasta los años 70, en un triángulo formado por un microorganismo, su huésped1 y el entorno en el cual se relacionan. En cambio, afirma que la salud no es solamente la ausencia de enfermedad (lo cual puede medirse, contarse y clasificarse) sino el completo estado Aunque la palabra “huésped” es utilizada de manera errónea en el idioma español para referirse al ser humano que alberga un microorganismo (el ser humano no es huésped sino anfitrión del microorganismo), su uso amplio y generalizado es aceptado. Al parecer el error proviene de la traducción equivocada del vocablo “host” (anfitrión) desde el inglés. 1

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de bienestar biológico, sicológico y social del individuo, lo cual ya no se puede explicar completamente con números (8)

Volvamos a nuestra pregunta y veremos como ahora, desde este paradigma, a la pregunta de si los médicos pueden curar enfermedades, la respuesta es: no. Nunca lo han hecho.

Es cierto que un médico puede recetar un remedio para los parásitos intestinales de una persona, pero esta enfermedad sigue existiendo en el mundo, afectando a otras personas, luego en realidad no la ha curado. ¿Y qué se puede decir de enfermedades que ya prácticamente no existen como la viruela y la poliomielitis? Bueno, en realidad no fueron los médicos quienes las curaron, sino el uso generalizado de las vacunas contra ellas, lo cual, más que un esfuerzo en brindar tratamiento por parte de los médicos, fue producto de iniciativas políticas de los grandes países desarrollados. Se puede decir que los políticos tuvieron un papel más decisivo en la erradicación de estas enfermedades que los médicos.

Desde el paradigma histórico-hermenéutico en lugar de buscar mejores formas de erradicar las enfermedades de una persona, se investigaría acerca de nuevas y mejores formas de vivir, en mejores formas de convivencia, sin que ello deba considerarse menos científico (9). En la práctica de las ciencias de la salud, esto significa que se pone mayor acento en los equipos encargados del bienestar del paciente, en los cuales el médico no es precisamente el principal actor, ya que su papel se limita al de diagnosticar y recetar tratamientos o realizar cirugías. Se da mayor importancia a la educación en salud, al autocuidado y la adopción de hábitos saludables (promoción y prevención). Las ciencias de la salud buscan mejorar el estado de bienestar para toda una población, comunidad, familias y no solo para un individuo. Todo esto no hace a las ciencias de la salud menos técnicas, sino

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científicas en otra forma. Aunque a primera vista la aplicación del paradigma histórico-hermenéutico a las ciencias de la salud pudiera tener un tinte más bien romántico que práctico, lo cierto es que en todo el mundo esa es la dirección que está tomando.

Es mi opinión que debido a las necesidades que genera la implementación de una medicina más social, donde se busque más bien el mejoramiento general del estado de salud de toda la población y no tanto la atención de individuos independientes de sus hogares, ámbitos de trabajo y región en la que habitan, este paradigma cada día tendrá mayor cabida en su aplicación a las ciencias de la salud.

Una situación que respalda esta opinión, la constituye la reciente expedición en Colombia de la Política de Atención Integral en Salud (PAIS) en la que ya se habla de salud familiar y comunitaria, enfatizando la promoción y prevención y la atención primaria en salud como principales elementos (10). Otra evidencia que la respalda es la configuración de un Modelo Integral de Atención en Salud (MIAS), cuyo fundamento es la convicción de que la salud no se debe ver como el resultado de la atención individual de personas enfermas, sino el de la intervención de condiciones sociales y ambientales que condicionan el estado de bienestar de los ciudadanos (11). Finalmente, las cifras de indicadores de salud del país en los últimos 20 años demuestran que aunque se ha disminuido el número de hospitales en todo el país, ha habido un mejoramiento importante de las cifras en mortalidad infantil, mortalidad en niños menores de cinco años, mortalidad materna, mortalidad por desnutrición y prevalencia de enfermedades crónicas como la tuberculosis y la lepra, todo lo cual es evidencia que la intervención de factores sociales ha sido más eficaz para mejorar el estado de salud de la población que la construcción de hospitales.

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Personalmente agregaría que el utilizar con mayor frecuencia y fuerza el paradigma histórico-hermenéutico en el aprendizaje e investigación de las ciencias de la salud, haría de nosotros profesionales más idóneos, más humanos, más centrados en los verdaderos problemas que debemos combatir, como son el mejoramiento de las condiciones sociales de las personas, sin que esto signifique apartarnos de nuestro rol como clínicos que diagnostican y prescriben tratamientos para aliviar los pacientes y devolver la calma y seguridad a sus familiares. Pero sin duda, un entendimiento más profundo y humano de las causas y razones del sufrimiento de nuestros pacientes, nos permitiría una atención más integral de sus padecimientos.

En conclusión, los paradigmas permiten a quienes estudiamos ciencia llegar a un consenso sobre lo que debemos aprender de ella, cómo lo debemos aprender y cuáles deberían ser los caminos a seguir para continuar dándole solución a los problemas que día se presentan en su desarrollo, la generación de nuevo conocimiento y la aplicación del mismo en el día a día profesional. Por otra parte, la existencia de tres paradigmas con enfoques, teorías y métodos diferentes, nos permiten mantener el rigor científico en el conocimiento y la investigación de las diversas ciencias, dadas sus características que hacen más o menos dificultoso aplicar un único método y una única forma de ver, entender y aceptar como aplicable la búsqueda de la verdad y soluciones a los problemas planteados. Finalmente, vemos que los diferentes paradigmas nos permiten ver la misma ciencia desde puntos de vista que pueden resultar tan diferentes como para responder como “sí” desde uno de ellos y como “no” desde otro, la misma pregunta. Pero más importante aún, nos permite darle un nuevo y más importante sentido al desarrollo de una ciencia, en busca de una aplicación más acorde con nuestras necesidades actuales como personas, pero además como sociedad y como país.

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BIBLIOGRAFÍA 1. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. 23rd ed. Álvarez de Miranda P, editor. Madrid: Real Academia Española; 2014. 2. Gonzalez F. ¿Qué es un paradigma? Análisis teórico, conceptual y psicolingüístico del término. Investigación y Posgrado. 2005 Abril; XX(1). 3. Bacallao J. El fantasma de los paradigmas. Revista habanera de ciencias médicas. 2002 Febrero; I(2). 4. Palacios E. Paradigmas de investigación en salud. Revista de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca. 2014 Septiembre; XXXII(2). 5. Coello E, Blanco N, Reyes Y. Los paradigmas cuantitativos y cualitativos en el conocimiento de las ciencias médicas con enfoque filosófico-epistemológico. Edumecentro. 2012 Mayo; IV(2): p. 137-46. 6. Marin JD. El conocimiento pedagógico fundamentado en una epistemología de los sistemas complejos y una metodología hermenéutica. Magistro. 2009 Marzo; III(6): p. 13-25. 7. Larez Y, Garcia L. La complejidad: ¿una realidad emergente? Kaleidoscopio. 2010 Julio; VII(14): p. 64-70. 8. Diaz G. El enfoque cualitativo de investigación en la salud pública contemporánea. Revista Cubana de Salud Pública. 2010 Enero; 36(1): p. 3037. 9. Fourez G. La Construcción del conocimiento científico: Sociología y ética de la ciencia. 2nd ed. Fourez G, editor. Madrid: Narcea S.A.; 2012.

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10. Ministerio de Salud y Protección Social. Política de Atención Integral den Salud. Política. Bogotá: Ministerio de Salud y Protección Social, Viceministerio de Salud Pública y Prestación de Servicios; 2016. Report No.: NA. 11. Ministerio de Salud y Protección Social. Modelo Integral de Atención en Salud. Modelo. Bogotá D.C.: Ministerio de Salud y Protección Social, Viceministerio de Salud Pública y Prestación de Servicios; 2016. Report No.: NA.

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