Ensayo Etica en La Educacion

ETICA EN LA EDUCACIÓN Ethics in the Education ABSTRACT. One of the social concerns today regarding education is the res

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ETICA EN LA EDUCACIÓN Ethics in the Education

ABSTRACT. One of the social concerns today regarding education is the restructuring and combination between ethics and education work. In this present work it is to glimpse the use and practice of it in education as a social, fanily and educational reinforcement toward improving the same, having as subject of study the human condition; it will glimpse the essential part of being so as to demostrate and remain favorable áreas. All human activity whatever it must have a purpose and lines of action that will help achieve this activity. Due to that fact that you should ask for that? Perform this activity and if this willing to asume that activity with a reflection commitment by the and what was assigned. Moreover the approach toward adolescent is an essential part of the educational work; fanily function can not be sidelined for this topic and with regard to the social nor can become side because somehow everything falls into an organized social system. Obviously the phylosophy not could sit ouside since it is the starting point for education in México, and in our state, as well as our schools have a proper sense in its ontological context.

Key Words: Restructuring, human activity, reflection, philosophy, ontological, context

La educación ha venido sufriendo diversas trasformaciones sociales desde diferentes enfoques y puntos de vista; este presente trabajo pretende resaltar el vínculo que se establece entre la Ética y la Educación, lo cual nos lleva a una pequeña retrospección en la condición humana. Hablar de la condición humana es referirse a la naturaleza humana en donde ésta a su vez por contar con ciertas manifestaciones es inherentes al Ser. De ahí nace un pequeño atisbamiento hacia la ética y la educación, el abordaje aunque un poco difícil se enfocara en pequeñas dosis en cuanto a la formación docente, así como los contextos sociales y familiares donde la ética de algún modo conforma y es parte del quehacer educativo. La ética vista desde cualquier ángulo guarda ciertas exigencia con el deber ser, y de algún modo regula cualquier actividad, incluyendo el estudio de la misma. Toda actividad humana sea cual fuere esta debe tener un propósito y líneas de intervención que lo ayudaran a lograr esa actividad, ante ese hecho real primero deberá preguntarse para que lo hará y si está dispuesto a asumir esa actividad para lo que fue asignado, partiendo de una reflexión obligada desde su interior, tanto el que lo realizara así como el que lo recibirá. Hoy por hoy nos encontramos con ciertas estructuras que se encuentran en crisis sean éstas económicas, políticas, religiosas, educativas, etc. y es en ésta última donde se intentara construir un cambio o mejoramiento imprescindible en cualquier condición humana.

Se iniciara partiendo de lo que es ética en términos generales y lo que es educación para luego proponer opiniones que coadyuvaría la formación del educando y el quehacer educativo en nuestras escuelas dentro de sus propios contextos estando en un mundo diverso como nuestro estado, Chiapas. PROBLEMATIZACIÓN Es muy fácil decir que las cosas están como están por culpa de los gobernantes, o de la crisis, o de la sociedad, o del sistema, constantemente estamos justificándonos para evadir nuestras obligaciones morales, desplazando las responsabilidades hacia entidades abstractas u organismos que nada solucionan. Sin embargo, el contexto familiar y escolar son determinantes en la formación de ser y el deber ser del sujeto, hemos visto que el humano es un ser incierto, tiene varias posibilidades de acción moral, pero es en la edad temprana donde precisamente le provoca conflictos, ¿Qué hacer?, ¿Cómo responder? Aunque hay pautas en el desarrollo del ser humano en todas las sociedades y épocas, es en la adolescencia donde el proceso formativo es afectado debido a la susceptibilidad que los caracteriza y a la búsqueda de su identidad, lo que hace necesario reconocer que en esta etapa es cuando el adolescente trata de adaptarse a las presiones sociales, a las tensiones cotidianas de los adultos, a las frustraciones de docentes faltos de vocación, conflictos políticos y hogares con problemas de alcohol, inestabilidad económica, desintegración, violencia, ésta es la realidad que tristemente viven muchos de los educandos, entonces

¿Cómo se puede esperar que los niños y adolescentes sean quienes logren la transformación de una sociedad en crisis a una donde prevalezca la armonía? y los adultos, ¿Qué están dispuestos a hacer para contribuir en la construcción de un mundo mejor? ¿Qué papel debe asumir la escuela ante la urgencia de una educación sensible y humana? Desde la mirada de la ética, los adolescentes son víctimas de las generaciones mayores, y lo que reflejan a partir de las conductas violentas, agresivas o defensivas, son solo el resultado de una educación sin valores, que aún se puede resolver si se atiende de raíz, es decir, desde el contexto familiar conjuntamente con la escuela, de manera que lo enseñado por los adultos sea aprendido por los adolescentes y aplicado para coadyuvar en la reconstrucción de una sociedad convulsa, donde la esperanza de la vitalidad está en los niños y adolescentes.

1. FORMACION DOCENTE Referirse a la formación docente seria como realizar un recorrido en tren, lento, paso a paso, y tocando cada estación que nos lleve a realizar una reestructuración en aras de encontrar un sentido propio del sujeto en formación implícito en la labor educativa; por otra parte seria profundizar en un reingeniería del Ser y la condición humana, por otra parte este rubro se vista un tanto cuanto escabroso pues tendríamos que partir desde la misma naturaleza, pasando por epistemologías antropológicas, éticas, sociales, políticas, educativas, etc., que coexisten en el mismo Ser. Hoy en día, las reformas, política educativa y programas educativos van conjuntamente con el pensamiento de negocios, lucrando con la educación y ciertos convenios mezquinos, pero jamás hacia el mejoramiento y desarrollo humano de nuestro país y de cada una de las identidades que lo conforman. Partiremos primeramente que el proceso educativo incluye tres enunciados fundamentales: Es un quehacer, un decir y un decidir.” Existe una aspiración a lo mejor y una fidelidad a la memoria que produce los cambios reflexivos. Finalmente la decisión supone la libertad, ámbito que no se explica de forma causal. La tarea educante reposa sobre la fuerza de la decisión y esta es la fuente de posibilidades de la existencia humana”. Octavi Fullat. 1997. El proceso educador nos ha definido al hombre como un animal educandum y, como sostuvo Aristóteles, un

zoon politikon. Lo propio del hombre no es vivir en sociedad sino que tener que vivir en sociedad, alejándose de lo zoológico. Por lo tanto, este quehacer educativo y ante esta perspectiva se convierte en una figura heterónoma con una gran dependencia cultural. Todos tenemos muchas identidades; somos cada uno legión como la biblia y cada una de esas identidades crea un habitad de significado. Lo propio de la ciudadanía es permitir albergar dentro de sus pautas, de unas normas comunes con otros, la mayor cantidad posible de habitas de significado. En el fondo la ética, en el sentido fuerte y significativo del término, es una reflexión que cada uno de nosotros debe hacer sobre su propia libertad, puesto que cada uno de nosotros solo medio se conoce, desde el punto de vista de la libertad. Podemos ver los efectos de lo que hacen los otros, pero no estamos dentro de ellos para determinar cuáles son sus objetivos, sus intenciones su buena o mala fe; en cambio estamos en el interior de nosotros mismos y por ello el juicio ético es un juicio sobre nuestra propia plenitud, sobre nuestra propia excelencia como seres humanos en relación con otros; no somos seres aislados. Porque ser racional no significa ser capaz de razonar, sino ser capaz de entender las razones de los demás. Muchas veces creemos que una persona es evidentemente racional o racionalista cuando es muy capaz de argumentar sus actitudes empero sus deseos y planteamientos sociales no se circunscribe en él, lo interesante es entender los razonamientos de los demás, los planteamientos de los otros, de entender su capacidad racional. No debe haber un tirano, no puede haber una decisión sobrehumana, lo único que debe imperar es la razón misma, la capacidad de entender, de escuchar, de argumentar, de intercambiar opiniones y motivos para tomar un camino u otro. Precisamente porque el mundo no es así es por lo que hay que reflexionar sobre los valores y el tipo de formadores y formados que queremos. Por lo que en términos generales puede decirse que la formación de los profesores es un proceso en el que se pretende que los profesionales de la educación aprendan y desarrollen diversos conocimientos disciplinares, psicológicos, sociológicos, organizativos e institucionales, didácticos, éticos, morales, ideológicos, etc. Para fundamentar dar sentido y finalidad a la tarea educativa. Además de estos conocimientos que de uno u otro modo versan sobre qué, por qué y para que enseñar, la formación docente ha de incluir el aprendizaje de habilidades y competencias profesionales partiendo del contexto en que se encuentre así como del contexto en que se ha desenvuelto el alumno, para saber cómo llevar a cabo la enseñanza, pues su trabajo docente es

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inminentemente practico. En ese sentido, el profesor necesita formarse en buen número de habilidades y competencias estratégicas para saber cómo enseñar, como planificar su enseñanza, como interaccionar con sus alumnos, como evaluar, reflexionar y tomar decisiones centradas en su práctica y para la mejora sucesiva de la misma, hecho que obliga a no dejar de lado la parte filosófica en su propio devenir histórico. Hay que precisar también, que para que la formación no se quede en sí misma, para que no termine con la mera asistencia a cursos y a la recepción de certificado correspondiente, ha de traducirse en la conversión en práctica pedagógica por parte de los profesores de aquellos contenidos, estrategias didácticas y aprendizajes esperados que puedan contribuir de modo más adecuado a la mejora de su quehacer educativo.

2. EDUCANDO/ DISCENTE A través del tiempo la sociedad mexicana se ha fragmentado, debido a la diversidad de acontecimientos que subyacen en un país donde existe cada vez más inseguridad y violencia, donde el poder prevalece en los más fuertes, con familias desintegradas, una educación indiferente ante los sentimientos que fluyen en cada ser humano, movimientos sociales que generan tensión y caos. No obstante, aún existe la esperanza de la transformación social, a partir de lo valioso nuestro nación; los niños y adolescentes. Por ello, es necesario el análisis del acontecer actual desde la perspectiva filosófica de la educación, particularmente, de la ética. La etapa adolescente del ser humano se distingue por ubicarse en el momento justo donde busca establecer su identidad, su esencia para el resto de su vida. Esta forma de entender la realidad puede ocasionar turbulencias en la vida familiar, social, escolar si no es tratado debidamente. El adolescente busca un mayor grado de independencia, por eso es molesto para ellos limitar sus acciones y forzar sus decisiones, aún carecen de experiencia y necesitan el amor, acompañamiento, guía y apoyo de los padres en la vida familiar, de los docentes en su rol de estudiantes, y de la sociedad que forman parte. Por tanto, es necesario profundizar en la función de la educación desde la etapa temprana y más vulnerable; la infancia, ya que por ser sensibles son también la esperanza para lograr la transformación de una sociedad convulsa, a una sociedad armónica y de ayuda mutua. Por ello, es fundamental que en los hogares se propicie un entorno cordial, de escucha, y

de respeto como seres humanos. Hoy se necesita de una educación con valores, que genere la autoconfianza en los niños y adolescentes, me refiero a la familia, recordemos que es la base para formar hombres y mujeres de bien, a partir de la protección, de lazos afectivos, de comunicación y convivencia entre padres e hijos. No obstante, la misma familia en ocasiones es responsable de las actitudes violentas de los niños y adolescentes, ya que en vez fortalecer la relación en este contexto, son los adultos los que destruyen la esperanza de amor, de confianza y dependencia que son esenciales para su desenvolvimiento social. (Craig J.2003). Por tanto, debido a la susceptibilidad que los caracteriza pueden ser fácilmente manipulados por quienes creen tener el poder, lo que refleja el desconocimiento de sus derechos como; la libertad de expresión y de decisión, a una vida saludable, a disfrutar de una infancia y adolescencia feliz, y al acceso a la educación escolar. Si bien es cierto que la familia es el entorno inmediato después del nacimiento y el inicio de la enseñanza, también debemos reconocer a la escuela como complemento en el proceso de formación de seres verdaderamente humanos. En efecto (Vázquez Stella, 2012) enfatiza en que la educación prepara al hombre para que éste aporte el bien común temporal y trascendente, a través de los diversos sectores de la cultura. De acuerdo al artículo 3ro de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, todo individuo tiene el derecho recibir una educación en los diferentes niveles. Entonces, la escuela tiene una responsabilidad con los niños y adolescentes, es el espacio ideal para la reconstrucción de una sociedad que hoy está en colapso, pero no está todo perdido, aún podemos coadyuvar en esta transformación, como docentes debemos empezar por recuperar el sentido de la educación, reconocer los baches que no han permitido un proceso de enseñanza-aprendizaje significativo como son; la violencia intrafamiliar, las adicciones, la baja autoestima, la falta de afecto, de conciencia ambiental, además de la falta de comprensión y comunicación en la familia y escuela. Por lo cual, no es solo aceptar, sino actuar de manera comprometida con los estudiantes hacia la ruta de una sociedad solidaria, equitativa y humana. Ahora bien, la educación escolar necesita hacer cambios respecto a los contenidos, tomar en cuenta los intereses y necesidades de los educandos para generar en ellos la confianza para alcanzar sus sueños. Por tanto, los y las adolescentes son de una forma u otra en función de las posibilidades que tienen de serlo, de las dinámicas, interacciones y prácticas

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adolescentes que se produzcan en estos años de sus vidas, y de acuerdo a las respuestas que reciban de las instituciones adultas que los rodean. (J. Funes, 2005, citado por Silva Diverio). Es prioridad que la familia, escuela y comunidad se complementen para dar cobertura a los niños, adolescentes para ser partícipes de una nueva historia de nuestro México, donde fluyan los sentimientos positivos, con valores, conformado por hombres y mujeres con amor a la patria, a sus familias, a su gente, una nación rica por su naturaleza, por sus tradiciones y costumbres, por la niñez, quienes hoy requieren de un ambiente familiar sano, armónico y afectivo, de una educación escolar humana, que contribuya en la formación de jóvenes emprendedores, a favor de la paz y la convivencia, socializando sus derechos y sensibilizándolos sobre sus obligaciones. Cabe destacar que toda instancia educativa debe reconocer que los niños y adolescentes son la clave para la reconstrucción de una sociedad lastimada. Por tanto, la mejor manera para lograrlo es, a través de una “educación con valores”.

3. LA ÉTICA Y LA FAMILIA. Otro aspecto fundamental al pensar en la Ética se centra en la familia, éste núcleo organizado, que tiene antecedentes trascendentales y que ahora se ha adaptado a las condiciones de esta moderna sociedad, pero que aún conserva como una de sus funciones principales la de servir en la construcción de ciudadanos. Hemos de reconocer que la familia como forma de organización social ha variado en el tiempo, antes se identificaban como sus elementos fundamentales al padre, encargado de proveer el sustento económico, a la madre, mujer abnegada que estaba al frente de las tareas del hogar y los hijos, cuyo objetivo era perpetuar la especie y abonar al legado familiar; ahora bien la sociedad compleja de hoy en día, con sus avances tecnológicos, pero a la vez con tantas limitantes de tipo social, económico y político nos demuestra que las familias se han diversificado y que son una minoría que así pueden constituirse. Encontramos familias extendidas, en las que en un mismo espacio encontramos habitando a parientes lejanos (tíos, primos, abuelos); familias monoparentales, en las que la separación de los cónyuges ha desvirtuado el vínculo inicial; familias reconstruidas, aquellas que generan la convivencia de

hijos de diferentes matrimonios; pero la importancia de todas ellas radica en la influencia que ejercen sobre los más jóvenes en la toma de decisiones, porque no podemos negar la influencia negativa que se ha generado desde el ámbito familiar, al confundir con mensajes contradictorios y falta de atención por parte de los padres. A pesar de ello, no podemos negar que la familia es la primera escuela de educación de los individuos, al compartir ciertas características comunes con quienes conviven, porque al nacer somos seres sin experiencia que adoptamos las costumbres, imitamos comportamientos y aprendemos a relacionarnos con los demás para establecer vínculos, por ello es importante que la familia se constituya como ese espacio abierto de práctica para la construcción de una personalidad definida y asertiva. El proceso de socialización consiste en el aprendizaje que viene de la interacción constante entre el niño y los miembros de la familia que le son significativos o importantes; que le ofrecen conocimientos, actitudes, valores y costumbres; que satisfacen sus necesidades y establecen relaciones emocionales que caracterizarán, probablemente durante mucho tiempo de la vida, su estilo de adaptación a los diferentes ambientes en los que vivirá. Para ello, la familia inculca valores desde la infancia, con el propósito de encaminar a sus integrantes al logro de objetivos bien definidos. Cuando hablamos de los valores que inculca la familia, podríamos hacer una lista de acuerdo a su importancia, pero pronto caeríamos en cuenta de que cada familia ha determinado de manera inconsciente los valores que prefiere enseñar con mayor énfasis que otros, podemos hablar de solidaridad, tolerancia, respeto, honestidad, pero quienes en realidad los ajustan a sus necesidades serán los padres en el marco de la educación que proporcionan, “La base de la educación, desarrollada por la familia, consiste en transmitir al niño las normas y los valores que le permitirán entender cómo funciona el mundo que le rodea” (Esteve, 2010, 71). Sin estos valores, los niños y los jóvenes quedarían sin argumentos ni herramientas para enfrentarse a las situaciones que se les presenten, no podrían distinguir entre el bien y el mal y no tendrían claro el alcance y la importancia de sus acciones, en un mundo que no estamos solos, y que la convivencia y la integración a los grupos se vuelve fundamental. Se le otorga entonces un carácter de “lugar de prueba” en donde se ponen en evidencia las

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reacciones, los sentimientos, el carácter y la habilidad para discernir, porque cada individuo piensa y actúa en el seno de una determinada tradición cultural en la que se inscribe un fondo y unas formas de vida familiar, ahí se desarrollan un conjunto de experiencias significativas, que pasan a formar parte de su ser y que replica más tarde en la sociedad. Es ahí donde se viven y transmiten los valores morales primarios, a través de continuos intercambios de información, de sentimientos, de acciones, todos ellos buscando probar a este individuo en su desarrollo. Que sería de los seres humanos, sin ese necesario respaldo que brinda la familia, es un aprendizaje mutuo, en el que se perfeccionan los entramados sociales y se refuerzan conductas. Si realmente se pretende que los valores guíen al actuar, no sólo deben ser entendidos por la razón mediante un concepto, sino deben ser conocidos por la experiencia, porque son las que nos transforman, nos dejan ver desde otra perspectiva lo que podemos, lo que debemos y lo que queremos hacer. “La experiencia supone hacer un trayecto hacia fuera, un trayecto en el que uno se encuentra respondiendo a otro, en la medida en que es responsable del otro y tiene cuidado de él” (Mélich, 2002, 80). Así es como los padres extienden ese sentimiento de cuidado y protección, en la medida que los seres humanos crecemos, entonces la familia puede ser interpretada como la estructura de la recepción y del encuentro, de la acogida de nuestra condición humana como persona vulnerable, dependientes de cosas que no están a nuestra absoluta disposición y que, por ello, sufrimos y necesitamos de los demás.

única e irrepetible. Debemos entender que se educa en valores en y desde la experiencia, pero ésta puede ser negativa o positiva de alguien concreto y en un contexto determinado, puesto que estas se depositan a un ser que ya ha tenido experiencias previas, dificultades, tropiezos y un bagaje de conocimientos que si bien puede ser limitado por su edad, no implica que sea ineficaz para sus propósitos. Podemos entender este proceso porque en la familia hay una estructura de donación y acogida mutua, en la cual no caben egoísmos, porque no se obliga en este proceso a mostrarte amable, respetuoso, íntegro, libre, sino que se construye esta posición, la familia no te obliga a actuar de ese modo, espera que actúes de acuerdo a lo aprendido, que sepas intercambiar y que te preocupes por el otro, sin importar que los valores que lo rijan sean diferentes. La familia entonces deberá establecer mecanismos para ejercer y llevar a la práctica esa parte de la Ética que implica no solo el conocimiento mismo de los valores, ni el derecho o no de ejercerlos como tal, sino más bien de ese proceso reflexivo, que los seres humanos llevamos a cabo, cuando nos ponemos a pensar si fue correcto o no, cuando valoramos críticamente nuestras acciones, las ponemos a la altura de las circunstancias y damos una reflexión del actuar, vista desde una posición comprometida y consciente.

La experiencia no es un tipo de saber científico o técnico y es posible porque el saber que ella transmite no es un “algo ya dado”, sino un descubrir facetas nuevas en un proceso de transmisión que nunca terminaría. Ello implica que cualquier experiencia está condicionada en un principio por su apertura a lo real.

Esas formas efectivas, solo se consiguen en la propia familia, a través de la palabra, en un diálogo abierto, que es una de las acciones que más cuestan al hombre, puesto que al expresar sus ideas, sus pensamientos o contar lo ocurrido se siente juzgado, se ve a sí mismo como exhibido y resta importancia a este ejercicio, un diálogo que puede contribuir a todos los integrantes de la familia a compactar sus ideales, a aclarar sus posiciones respecto a algunos temas y a formar estructuras mentales más sólidas respecto a ciertos temas.

El carácter abierto de la experiencia evita cualquier intento de calificar el conocimiento de las cosas y del mundo como objetos intelectuales, por lo que al valor se accedería antes por el mundo de la vida que por la sola especulación racional. Así pues, cualquier experiencia se refiere siempre a otra experiencia, a permanecer siempre abierto a nuevas experiencias y aprender de ellas. Por eso, quien transmite experiencias no es el que “se las sabe todas”, sino aquel que es consciente de que cada experiencia es

Es importante el establecimiento de normas democráticas en cuya elaboración participen todos los miembros de la unidad familiar, puesto que se trata de que todos sientan las normas como propias y asuman los valores que las sustentan; así mismo, que sean capaces de expresar sus opiniones y argumenten con claridad sus ideas. Analizar la importancia de la participación de todos los miembros de la unidad familiar en la organización de las tareas y actividades, en la toma de decisiones, en la elaboración de las

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normas, y valorar los efectos positivos que ello tiene para la autonomía, la autoestima y la adquisición de competencias por parte de los hijos, para que los valores éticos sean conocidos, comprendidos y asumidos por todos sus miembros, mostrarles el rico mundo de los valores para que decidan por sí mismos, mantener sobre los mismos una coherencia básica, fomentar la capacidad de producir relatos y escucharlos, cuestionar y combatir los estereotipos sociales que transmiten contravalores de género o racistas o consumistas, tener y manifestar expectativas positivas sobre los hijos, favorecer las relaciones con la comunidad de vecinos y con la comunidad humana, y, siempre, mostrar afecto con el uso adecuado del tacto, de la mirada y de la palabra. Otra estrategia de la familia para integrar a todos sus elementos es la convivencia sana fuera del espacio familiar, una convivencia que permita a sus elementos ayudarse, apoyarse, establecer códigos de conducta, mostrar respeto por los demás y por su entorno, así como aprender de los otros por medio de la imitación. “No hay vida humana sin la realización de valores, porque en ella se manifiestan puntos de vista que hacen posible que la vida sea vivida como si fuera un ejercicio de responsabilidad, de solidaridad y de otros valores que la habilitan de modo humano” (Mínguez, 2011). Por lo que transmitir valores sería algo así como promocionar la misma vida. De ahí que la transmisión de valores sea una tarea de esclarecer y aportar perspectivas para vivir de modo humano.

4. CONTEXTO SOCIAL En las condiciones actuales, el contexto sociocultural es complejo y con ello las relaciones humanas también; hay una multiplicidad de cosas que se presentan a la vez, hay que tomar decisiones, elegir y resolver muchas situaciones que antes no contaban o no formaban parte de nuestro ámbito de preocupación. Además del incremento de las relaciones e intercambio entre países, hay otro tipo de problemas que tocan a los profesionistas, como el tema de la pobreza, la desigualdad, la corrupción, el deterioro del medio ambiente, el incremento de la violencia y delas redes delincuenciales, la migración, la multiculturalidad, la pluralidad ideológica, entre otras. Actualmente, el tema de la ética está mucho más presente y explicito que en otras épocas y no exclusivamente en manos de los filósofos; las nuevas

condiciones generan y posibilitan a la vez una reflexión ética que se espera contribuya o proporcione respuestas para la mejora de la convivencia humana, sujeta a riesgos y eventualidades no conocidas en otros tiempos. Formar parte de una comunidad ética, desarrollar las competencias éticas básicas, han de ser propósitos importantes para todos, especialmente para los profesionistas y universitarios en general. La ética trata de regular, de orientar el comportamiento humano en tanto que conducta intencional; vista de esta forma, no es un conocimiento nuevo. Pero hoy en día el nuevo interés por la ética no atañe solamente al problema de los fundamentos de normas y valores morales, no se limita a la discusión de teorías generales, también concierne a sus múltiples aplicaciones en diferentes campos de la cultura. No puede concebirse la vida humana, sin ideales, sin una tabla de valores que la apoye, en sentido amplio consideramos como valor todo aquello que favorece la plena realización del hombre como persona. Los valores se adquieren y se configuran a lo largo de toda la vida, es todo lo que favorece el desarrollo y realización del hombre como persona. Las personas se rigen por las normas que tres instancias le inculcan o transmiten: la familia, la sociedad y la escuela, y por último el Profesional, (Forma parte de la sociedad) el cual se rige por la Ética Profesional y las Leyes de Ejercicio Profesional, de "obligada" observancia. El proceso es continuo y reversible, es decir, la sociedad a través de sus mecanismos establece normas que son de cumplimiento de sus miembros que a su vez conforman familias, cuyos miembros en edad escolar asisten a las escuelas que el estado ha creado y sostendrá, las cuales revierten sus " Productos" al medio social, y estos organizan nuevas familias, siendo este proceso indetenible. En este devenir tenemos a los medios de comunicación social que contribuyen ampliamente con la distorsión de los valores que predominan en la sociedad. Ejemplos sobran en este sentido. Como factor de equilibrio (o desequilibrio) están los padres y los docentes (con sus juicios de valor ya establecidos), los cuales quieren transmitir a los suyos: hijos y alumnos respectivamente. Los padres "deciden " a cual escuela asistirá su hijo en la cual a su vez los docentes asumen la complicada tarea de ayudar a sus alumnos a tomar decisiones en función de sus valores. El valor se convierte entonces en aquello a lo que se aspira, se desea, en cuanto representa un atractivo o un bien estimable que traerá satisfacciones o mejoras

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en un individuo y en la sociedad. Como consecuencia los valores son inspiradores de la conducta del hombre. Así pues, el valor, adquiere una gran importancia por cuanto se convierte en un elemento motivador de las acciones y del comportamiento del hombre. Desde otro punto de vista se tiene que los valores suscitan o inspiran juicios. Se constituyen en puntos de referencia para emitir juicios sobre un comportamiento, un hecho o un objeto. Son los llamados juicios de valor. La ética está relacionada con la cultura inherente a un pueblo, a una comunidad. El profesor debe responder de sus actitudes frente al medio donde se desenvuelve y respetar la escala de valores que la sociedad tiene, no sin negar el derecho que le asiste, para que esa escala de valores se perfeccione, se supere. De allí que se entiende la profesión como un servicio público en beneficio del colectivo. "La ética del profesor se basa en fundamentos, en comportamientos aceptados por los miembros del gremio y en consecuencia es de obligatorio cumplimiento. Es un comportamiento ético autoimpuesto que le permite satisfacciones y sentirse orgulloso por actuar sin entender las deformaciones producidas por la crisis que comúnmente son aprovechadas para deformar los verdaderos principios sobre los cuales debe descansar la nación." Tomando en consideración los Valores que forman parte de la cultura organizacional educativa, cada uno de los profesionales de la docencia, tiene la responsabilidad de mantener las normas de conducta que la comunidad y los usuarios de los servicios que ella presta, esperan de ellos. Esto con el fin con de resguardar la integridad de la institución. Además son responsables ante la opinión pública por la labor realizada en los planteles en los cuales están adscritos (Los profesionales de la docencia deberán cumplir y demostrar con su ejemplo, con los principios generales de conducta que se aplican a todas las personas en su vida pública, a saber: Abnegación, Integridad, Objetividad, Responsabilidad, Transparencia, Honestidad, Liderazgo. “Los valores son ideales humanos que indican un deber ser, más que un ser; responden a necesidades humanas esenciales, pero en constante dinamismo; se modifican con el tiempo, alrededor de un núcleo básico sustancialmente constante. En términos de la teoría de la acción social, son ideales, creencias, que justamente por el hecho de encontrarse en un nivel profundo de los elementos que orientan la acción del

individuo, cercano a los sentimientos y a los referentes de la identidad, tienen gran fuerza sobre la orientación de su acción.

CONCLUSION El presente trabajo estuvo orientado a analizar la ética en la educación. Educar en valores es algo que los profesionales de la enseñanza han hecho siempre, siguen haciendo y nunca podrán dejar de hacer. Toda acción educativa es ya una actividad cargada de valor, lleva implícitos unos valores. Ningún profesor, (y el de educación de personas adultas no es una excepción), puede pretender, sin engañarse a sí mismo, que se limita a realizar una labor de transmisión de los conocimientos que corresponden a su especialidad. Nunca se puede sólo enseñar, se educa siempre. Lo que hace educativa una acción docente no es tanto lo que consigue como resultado, sino los valores educativos que pone en juego. En su práctica educativa cotidiana con personas, el profesorado hace algo más que dar clase: educa en valores. La educación empieza por sentirnos miembros de comunidades: familiar, religiosa, cultural, pero también como pertenecientes a una comunidad política concreta. Además de ser miembros de una familia, de una cultura, de una confesión religiosa, nacemos en una sociedad, pertenecemos a una comunidad política determinada en la que tenemos la categoría de ciudadanos. La educación en valores no puede limitarse a la construcción de la personalidad moral individual, debe interesarse al mismo tiempo por formar ciudadanos. Quizás la única manera de compartir con los alumnos los valores básicos en los que creemos es mostrar, con nuestra práctica cotidiana, que esos valores son algo más que una hueca moralina con la que es fácil quedar muy bien: son algo tan importante que, en lugar de hablar de ellos, preferimos mostrarlos en nuestra actividad cotidiana. Por ello, el docente no puede verse sino como un agente moral, alguien cuyo trabajo puede ser entendido como un arte práctico en el que lo fundamental es la dimensión moral. Lo que al final cuenta para educar en valores es el clima que intentamos crear y que no puede lograrse si no somos capaces de asumir un compromiso firme en torno a unos valores básicos compartidos y expresados en nuestra práctica educativa docente. La consideración de la necesidad de educación en valores surge también al interior de las actividades académicas como consecuencia de aspectos tales

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como la revolución tecnológica, el avance científico, los cambios en las formas de socialización o la discusión sobre la pretendida neutralidad de la educación y su apego a los elementos cognitivos.

los docentes de dichos valores y la no aplicación del tiempo suficiente para su divulgación.

Por lo tanto es importante señalar que en la situación actual lo más común parece ser el desconocimiento de REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

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