EFECTO INVERNADERO

EFECTO INVERNADERO Nuestro planeta esta rodeado por la atmósfera. Se trata de una fina capa de gases que se extiende has

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EFECTO INVERNADERO Nuestro planeta esta rodeado por la atmósfera. Se trata de una fina capa de gases que se extiende hasta unos 700 km. por sobre la superficie terrestre. La atmósfera está compuesta de muchos gases que son transferidos constantemente a la Tierra y aprovechados por los seres vivos. Los más abundantes son el nitrógeno y el oxígeno (este último es el que necesitamos para respirar) En esta capa se producen todos los fenómenos que permiten mantener la temperatura apropiada del planeta. En la actualidad, es un hecho comprobado que las temperaturas planetarias han aumentando a un ritmo cada vez mayor y si se continúa con esta escalada, el promedio térmico de la atmósfera terrestre aumentará en 0,3ºC por década. El incremento de la temperatura media de la atmósfera es lo que se conoce como calentamiento global. Una de las principales causas de este calentamiento global es el fenómeno de efecto invernadero. Se le denomina así (invernadero) porque tiene una semejanza con el calentamiento que se produce en los invernaderos de cultivos al momento de atrapar el calor en su interior. El efecto invernadero es un proceso natural y normal que se produce porque parte de la energía proveniente del Sol es retenida por una capa compuesta principalmente por vapor de agua, dióxido de carbono y gas metano que se forma naturalmente en la atmósfera para mantener la temperatura media del planeta. Aproximadamente, el 50% de la energía solar es absorbida por la Tierra, el resto es reflejada hacia el espacio. Como la Tierra es mucho más fría que el Sol, no puede devolver la energía en forma de luz y calor. Por eso la envía de una manera diferente, llamada "energía infrarroja". Los gases de invernadero absorben parte de la energía infrarroja como una esponja, calentando tanto la superficie de la Tierra como el aire que la rodea. Si no existieran los gases de invernadero, el planeta sería ¡cerca de 30 grados más frío de lo que es ahora! En esas condiciones, probablemente la vida nunca se hubiera desarrollado. Por ejemplo, el planeta Marte tiene casi el mismo tamaño de la Tierra, y está a una distancia del Sol muy similar, pero como su atmósfera es mucho más delgada y casi no tiene gases de invernaderos es tan frío que no existe agua líquida (sólo hay hielo) y tampoco se ha descubierto vida de ningún tipo en él.

Por otro lado, Venus tiene una atmósfera muy espesa, compuesta casi en su totalidad por gases de invernadero. ¿El resultado? Su superficie es 500ºC más caliente de

lo que sería sin esos gases. Por lo tanto, es una suerte que nuestro planeta tenga la cantidad apropiada de gases de invernadero. Algunos de los gases que producen el efecto invernadero, tienen un origen natural en la atmósfera y, gracias a ellos, la temperatura superficial del planeta a permitido el desarrollo de los seres vivos. De no existir estos gases, la temperatura media global seria de unos 20ºC bajo cero, el lugar de los 15ºC sobre cero de que actualmente disfrutamos. Pero las actividades humanas realizadas durante estos últimos siglos de revoluciones industriales, y especialmente en las ultimas décadas, han disparado la presencia de estos gases y han añadido otros con efectos invernadero adicionales, además de causar otros atentados ecológicos. En lo que respecta al efecto invernadero, se está produciendo un incremento espectacular del contenido en anhídrido carbónico en la atmósfera a causa de la quema indiscriminada de combustibles fósiles, como el carbón y la gasolina, y de la destrucción de los bosques tropicales. Así, desde el comienzo de la Revolución Industrial, el contenido en anhídrido carbónico de la atmósfera se ha incrementado aproximadamente en un 20 %. La consecuencia previsible de esto es el aumento de la temperatura media de la superficie de la Tierra, con un cambio global del clima que afectará tanto a las plantas verdes como a los animales, observándose con mayor frecuencia fenómenos como las formaciones de huracanes, sequías o un progresivo deshielo de los casquetes polares, con la consiguiente subida de los niveles de los océanos. Aún cuando no es posible cuantificar las consecuencias de éste fenómeno, la actitud más sensata es la prevención. El obtener un mayor rendimiento de la energía, así como el utilizar energías renovables, produciría una disminución del consumo de combustibles fósiles y, por lo tanto, de nuestro aporte de anhídrido carbónico a la atmósfera. Esta prevención también incluiría la reforestación, con el fin de aumentar los medios naturales de eliminación de anhídrido carbónico. En cualquier caso, lo importante es ser conscientes de cómo, en muchas ocasiones, nuestras acciones individuales tienen influencia tanto sobre la atmósfera como sobre la habitabilidad del planeta.