Discurso Sobre Las Ciencias y Las Artes

Discurso sobre las ciencias y las artes” J. J. Rousseau Este libro de Rousseau, fue su primera obra importante que fue p

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Discurso sobre las ciencias y las artes” J. J. Rousseau Este libro de Rousseau, fue su primera obra importante que fue premiada por la Academia y publicada en 1750; concluye un gran no, respecto a si el establecimiento de las ciencias y las artes han contribuido a depurar las costumbres del hombre. Esto como una crítica a los valores culturales de la sociedad del siglo XVIII y a los ideales de los ilustrados. Rousseau va a examinar si el restablecimiento de las ciencias y las artes han contribuido a modificar o corromper las costumbres y que partido se debe adoptar ante esta cuestión. Se dirige al tribunal preguntándoles como es que osan condenar las ciencias ante una de las sociedades mas sabias de Europa, ensalzando la ignorancia en una célebre Academia y conciliar el desprecio por el estudio con el respeto por los verdaderos sabios. El autor dice defender la virtud ante los hombres virtuosos, no atacar a la Ciencia. Rousseau dice que el partido en el que se debe de estar es el de la verdad y que la recompensa la encontrará siempre en el fondo de su corazón. El la primera parte del libro Rousseau exalta la renovación de su generación en cuestión de la razón, cómo es que el hombre logra salir de su nada por sus propios esfuerzos usando la razón; recordando que la Ilustración fue una época donde cada unos de los autores aportaba a demás de información filosófica o científica, el hombre alentaba al hombre a llegar a este grado donde se renovaría la educación, que ayuda a que se pase de la ignorancia a la vida ilustrada de conocimiento que creará la aparición del “arte de pensar” haciendo a los hombres mas sociables e inspirando el deseo de agradarse unos a otros por medio de obras dignas de aprobación mutua, formando un pueblo civilizado. Rousseau también habla de que el hombre de bien es aquel que desprecia todos los ornamentos que impedirían el uso de sus fuerzas que normalmente fueron creados para cubrir las deformidades del hombre. Por esto dice que el hombre de bien debe ser un atleta que le gusta combatir desnudo. Dejándose ver completamente, siendo transparente. La naturaleza humana no es buena, pero el conocerse recíprocamente los alejaba de muchos vicios, dice Rousseau. Me parece muy cierto este fragmento del discurso, ya que el hombre cuando se examina a si mismo se puede dar cuenta de realmente como es él como ser humano y su verdadera condición, pero si vemos puro comportamiento exterior y a demás, solemos ser hipócritas con nosotros mismos, sería como si siempre estuviéramos maquillados, mintiéndonos hasta llegar a creer que nuestras mentiras son la verdad. Pero cuando logramos ser sinceros con nosotros, podemos ver lo positivo que esta fuera de nosotros, en mi caso, Dios, a quien podemos adoptar para que pueda hacer el bien en nosotros y como dice, alejarnos de muchos vicios; ya que el bien no se encuentra en nosotros, sino se alcanza a través de desmaquillarnos o estar desnudos siendo humildes primeramente ante Dios, nosotros y el mundo. Rousseau dice que como esto ya pasó, y el mundo no se pone a pensar en esto, no existen las verdaderas amistades, ni la estimación real, ni a confianza fundada, porque detrás de esto, en realidad hay sospechas, recelos, temores, frialdad, reserva, odio y traición. Sobre todo olvidándose del Creador y blasfemando contra El. Lo que precisamente nos lleva a que si Dios es lo único bueno, si se deja a Dios, no queda nada que esperar del hombre, excepto al que llama el vestido

del ropaje de la virtud. La virtud solo es de Dios, así que los que Dios vista, serán virtuosos y podrán hacer el bien, pero no de ellos, sino por Dios mismo. Rousseau también explica que nuestras almas se han corrompido, la depravación real, a medida que nuestras ciencias y artes han avanzado hacia la perfección, pero dice que esto no es una desgracia porque los males causados por nuestra vana curiosidad son antiguos como el mundo. En el inicio de las Letras, no se había llegado a la corrupción del corazón de sus habitantes, pero el progreso de las artes, la disolución de las costumbres antiguas para seguir otras como la de Grecia, corrompió. Dice el autor, Roma antes fue templo de la virtud para que después se convirtiese en teatro de crimen, oprobios de naciones y juguete de bárbaros. Viene la caída de Constantinopla, siendo la fuente pura para emanar las luces. Menciona que hay pueblos que se preservaron de el contagio de conocimientos vanos, labrando su felicidad y dando ejemplo a otras naciones por sus virtudes. Menciona también en una parte que el mismo se preguntó si prefería ser como un artista o poeta que se creen los hombres mas sabios o ser solo lo que él es, y el dice contestarse a el y a Dios que quiere permanecer siendo lo que es; los sofistas, poetas y oradores creen saber algo pero no saben la verdad, ni el la sabe pero dice al menos no dudar eso, sino esta bien convencido de lo que no sabe. Rousseau cataloga a Sócrates como virtuoso por elogiar a la ignorancia. Aunque quiero yo insistir en que sólo Dios puede saber quienes son hombres virtuosos, recuerdo haber leído a Sócrates hablando cosas casi Bíblicas, pero siempre ocurre algo como con todos los autores filosóficos que le dan su dosis de “razón” a sus obras, haciéndolas parte del lado que Rousseau insinúa no estar. A pesar de todo, me divierte leer a estos autores pues en lo personal pongo en práctica el “escudriñadlo todo y retened lo bueno”. Para cerrar esta parte, Rousseau escribe “los hombre son perversos, pero serían peores aún si hubiesen tenido la desgracia de nacer sabios”. Esto es real, si fuéramos sabios innatamente, creceríamos siendo seres increíblemente egoístas y vanagloriosos. En la segunda parte del discurso, dice que el inventor de las ciencias fue un dios enemigo de la tranquilidad de los hombres. Dice, “la astronomía nació de la superstición, la elocuencia de la ambición, del odio, de la lisonja, de la mentira… y aún la moral misma fue hija del orgullo humano. Las ciencias y las artes han sido engendradas de nuestros vicios” Todo origen es imperfecto, eso lo vuelve malo y al final de cuentas, el propósito o fin de estas se demuestra al reflexionar lo que Rousseau dice, por ejemplo, ¿Qué sería de la historia sin las guerras, tiranos o conspiradores? ¿De que nos servirían las artes sin el lujo que las sustenta?. Siendo de fuente “mala” cuantos peligros hay en la investigación de las ciencias y todos los errores y combinaciones; solo la verdad se manifiesta de una misma manera. Rousseau pregunta que pasaría si nunca nos hubieran enseñado estos conocimientos, ¿seríamos menos florecientes, mas perversos, menos temibles, peor gobernados?. Yo creo que las artes y las ciencias no son malas, solo que hay variedad de ellas, unas que dañan y otras que avivan. El autor dice en otro fragmento que los antiguos políticos hablaban sin cesar de las costumbres y de la virtud y que en su época ya solo se hablaba de comercio y dinero.

Dice “el estudio de las ciencias tiende más bien a corromper y a afeminar el valor, que a sustentarlo y a aguijonearlo”. El arte y la ciencia se usaban para distraer al hombre de lo militar, eran parte de una estrategia de entretenimiento del pueblo. El cultivo de las ciencias termina siendo un obstáculo a las cualidades guerreras, pero aún más a las cualidades morales. El arte provoca que antes que aprendamos a leer tengamos modelos a los ojos de malas acciones. Los libros se buscan por lo bien escritos, no por su utilidad. El hombre es lo que estudió (físicos, químicos, músicos, poetas, etc.) ya no hay ciudadanos, pues los que quedan son despreciados. Sugiere que las sociedades para honrar el mérito literario deberían hacer una selección de temas a propósito de reanimar el amor a la virtud en el corazón de los ciudadanos, pues esto hace que las sociedades sean sabias y se dediquen a derramar luces agradables e instrucciones saludables. Si se exhala la corrupción de las costumbres del siglo y se transmite la historia fiel del progreso y de las ventajas de nuestras ciencias y de nuestras artes, probablemente volverían a Dios Todopoderoso, levantando sus manos y diciendo en amargura “tu tienes en tus manos los espíritus, líbranos de las luces y de las funestas artes de nuestros padres y otórganos de nuevo la ignorancia, la inocencia y la indigencia, únicos bienes que pueden hacer nuestra felicidad y los únicos meritorios ante ti” dice Rousseau Al reducido grupo que se encarga del buen uso y estudio de las ciencias y las artes les corresponde elevar monumentos a la gloria del espíritu humano, se tiene que renunciar al antiguo prejuicio inventado por el orgullo de los grandes, contribuyendo al bienestar de los pueblos y solo así se podrá ver lo que pueden hacer la virtud, la ciencia y la autoridad animada por una noble emulación y trabajando de consuno por la felicidad del género humano. Y dice que mientras la autoridad permanezca aislada de un lado y las luces y las ciencias del otro, los sabios no podrán concebir grandes cosas, los príncipes no ejecutaran bien y los pueblos seguirán siendo corrompidos y desgraciados. Y los dice a los hombres no dotados de grandes talentos que no busquemos la felicidad en la opinión de otros si podemos encontrarla en nosotros mismos, dejando a otros el cuidado de instruir y nosotros cumpliendo bien los nuestros. Concluye Rousseau diciendo que basta con escuchar la voz de la conciencia y reencontrarse en sí mismo para hallar la verdadera filosofía sin envidiar la gloria de los hombres celebres que se inmortalizan con las letras, tratando de colocar en medio esta distinción de que uno sabe bien decir y el otro bien hacer.