Debate Brenner resumen

Brenner se propone argumentar que los intentos por construir modelos económicos van a fracasar, ya que es la estructura

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Brenner se propone argumentar que los intentos por construir modelos económicos van a fracasar, ya que es la estructura de las relaciones de clase, lo que determina el modo y el grado en que los cambios concretos que se operan desde una perspectiva demográfica o comercial afectan a la distribución de la renta y al desarrollo económico a largo plazo. El problema clave es el del desarrollo económico a largo plazo, siendo el resultado de los conflictos de clase: la reafirmación de las relaciones de propiedad tradicionales o su destrucción, luego el surgimiento de una nueva estructura social, lo que sería la transición del feudalismo al capitalismo. Se centra en dos interpretaciones del cambio económico a largo plazo: una es el “modelo demográfico” y la otra “modelo mercantil”. El modelo demográfico Tanto la historia económica inglesa (Postan) como la francesa (Le Roy Ladurie) proponen una dinámica cíclica que reemplaza el unilineal “despegue mercantil” como la clave del cambio económico y social a largo plazo en la sociedad preindustrial. Brenner afirma que el modelo malthusiano posee cierta lógica. La creciente sobrepoblación de las tenencias y el agotamiento de los recursos naturales, supone una superpoblación, que genera correctores malthusianos, tal como el hambre y la escasez, lo que a su vez produce un descenso demográfico y consecuentemente lo opuesto a la distribución de los ingresos. Brenner considera que respecto a las tendencias seculares de la distribución de la renta, el modelo malthusiano choca con problemas especialmente difíciles en relación con el carácter de la distribución de la tierra. Por una parte, la misma distribución de la propiedad de la tierra entre señores y campesinos supuso un elemento conflictivo constante a lo largo del período ya que uno se plantea si la clase campesina podía, por su parte establecer rentas fijas y transmisibles, es decir derechos de libre tenencia de la tierra. De ser posible, hubiera tenido lugar una transformación muy significativa de lo que suponía la renta, poniéndose en peligro la existencia de los señores como clase dominante. Cualquier explicación del proceso de distribución del ingreso, debe posibilitar una interpretación sobre cuestiones más importantes en relación con la distribución de la propiedad entre el señor y el campesino, así como la aplicabilidad directa de la fuerza sobre la renta como relación de producción. Dice que exponer las condiciones que generaron el estancamiento económico a largo plazo, no explica el fenómeno en sí, ya que no se proporciona un cálculo real del porqué estas condiciones persistieron. Explicar la “rigidez” económica en función de un estancamiento de la técnica, de una carencia de capital, de falta de innovación, es dar por sentado lo que se intenta probar. El ciclo malthusiano, no es universal, solo puede entenderse en su conjunto como el producto de las estructuras de relaciones de clase, al igual que como el desarrollo económico se entiende como el resultado del surgimiento de nuevas relaciones de clase más favorables a la organización de la producción, a las innovaciones técnicas y al incremento de las inversiones productivas.

El modelo demográfico comparado El método de Brenner consiste en observar si se dio un predominio de tendencias demográficas similares en toda Europa durante los siglo XII y XVIII, y demostrar que los resultados diferentes de estas tendencias provienen de la estructura agraria, en particular de los modelos de distribución del ingreso y del desarrollo económico. Para ello expone los problemas que presentas los modelos de determinismo demográfico de Postan y Le Roy Ladurie. De acuerdo con Postan el crecimiento demográfico caracteriza a los siglos XII y XII, y genera una ocupación de tierras marginales y por lo tanto se reduce la fertilidad del suelo. En esta época hay pocos arrendamientos y contratos directos, y además una estructura de derechos y obligaciones consuetudinarios que definen la tendencia de la tierra y que consisten, en primer lugar en pagos regulares que el campesino tiene que hacer al señor para continuar poseyendo la tierra. Además se suma la imposición de exacciones extraordinarias (tallas y tasas), o de controlar la libertad de movimientos del campesino. El planteamiento de Postan consiste en que estas últimas condiciones, que definen la situación legal del campesino, permiten ser asimiladas por su modelo demográfico de oferta y demanda. Entonces por lo tanto para Postan, el siglo XIII es un período donde la posición del señor con los campesinos mejora. La lucha obliga a los campesinos a aceptar una degradación de su situación tanto personal como en relación con la tierra para poder mantener sus tenencias, lo que a su vez acentúa la deteriorada situación económica general. Por lo tanto, para conservar su tierra los campesinos tienen que someterse, al incremento arbitrario de las exacciones, y además al incremento de los servicios personales de trabajo en la tierra del señor. Durante los siglos XIV y XV se produjo un descenso de la población como resultado de la caída de la productividad, del hambre y de la peste. Las catástrofes demográficas originaron una drástica inversión de la proporción hombre/tierra. Postan argumenta que este cambio demográfico produjo una situación opuesta a la que se había dado en el siglo XII. Una disminución del número de los campesinos supuso un descenso no sólo del nivel de la renta, sino también de la capacidad señor para limitar la movilidad del campesinado. Los señores se disputan los servicios de los escasos campesinos. Una catástrofe demográfica determina la caída de la servidumbre. Le Roy Ladurie, comienza a partir del siglo XV. En ese momento, la servidumbre ya no existe ni en Inglaterra ni en Francia. La sociedad está formada por campesinos libres, en donde algunos poseían su tierra a partir de una primitiva base contractual, otros obtuvieron una situación legal equiparable a la libertad total. Hay una repetición del movimiento de doble fase que Postan trató anteriormente: un auge de la población durante “el largo siglo XVI”, que originó elevación de las rentas, una caída de los salarios y la desintegración de las posesiones campesinas. Una drástica caída de la productividad produjo catástrofes demográficas durante del siglo XVII, y por lo

tanto un cambio en el comportamiento de la tendencia y la configuración opuesta en términos de la distribución del ingreso y la tierra. Pero en el periodo entre el 1500 y el 1750, se pone en duda el modelo malthusiano. Queda sin explicar el problema global de las vías fuertemente contrapuestas del desarrollo económico: un continuado estancamiento a largo plazo acompañado en ciertas áreas de un crecimiento de la población y el surgimiento espectacular de un modelo enteramente nuevo de crecimiento autosotenido, acompañado también del incremento de la población. Por lo que Le Roy Ladurie supone que a lo largo de los siglos XVI y XVII en buena parte de Francia el incremento de la población produjo una fragmentación de tenencias, un alza de las rentas y un declive de la productividad, originándose las clásicas crisis de subsistencia en momentos diferentes y en lugares distintos. En Francia mientras la población crecía, hay una fragmentación de las tenencias y un descenso de la productividad, mientras que en Inglaterra, al contrario, la tendencia dominante consistió en crear unidades cada vez mayores, en concentrar tenencias y cederlas a un arrendatario que a su vez las cultivaba con ayuda de trabajo asalariado. Acompañando es cambio en la organización de la producción, se fue dando un mayor incremento en la productividad agrícola, con mayores resultados que en cierto sentido marcaron época. El modelo mercantil Postan y Le Roy Ladurie, atacaron duramente las simples concepciones del cambio económico que sostenían que la fuerza de mercado determina, en primer lugar el descenso de la servidumbre, el cual se identifica con el cambio de la renta de trabajo por renta monetaria, que origina el surgimiento de arrendatarios libres, y en segundo lugar, el auge de la agricultura capitalista, organizada en torno a la figura del gran arrendatario que funcionaba sobre las bases de inversiones y mejoras de capital y trabajo asalariado. a) Comercio y servidumbre Para Brenner el fallo de la interpretación mercantil procede del hecho de que sistemáticamente se ignora que la servidumbre implicaba no tan sólo que las prestaciones de trabajo personal se oponían a las prestaciones monetarias, sino que también suponía la existencia de los poderosos derechos de los señores para aplicar exacciones arbitrarias. La servidumbre por sí misma suponía la capacidad del señor para controlar la persona de su arrendatario, y también de fijar el nivel de renta que podía exceder lo normalmente estipulado. Por esta razón, el declive de la servidumbre no podía conseguirse, como a veces se asegura, por medio de una simple alteración de los términos que definen el “intercambio igual”, es decir, el paso de renta/trabajo a la renta/dinero como resultado de la confluencia de intereses para conseguir una mayor eficacia por ambas partes. Entonces, a pesar del cambio que supuso, la alteración del tipo de renta, no implicó la finalización del poder del señor sobre el campesinado, sino más bien su continuidad. Puede decirse que la servidumbre sólo finaliza cuando el derecho y la

capacidad del señor para controlar al campesinado, en caso de que quisiera hacerlo ya no perduran. b) Mercantilismo y capitalismo agrícola Le Roy Ladurie demostró que el surgimiento de la “renta capitalista” (fundamentada en el incremento de la productividad de la tierra debido a las inversiones de capital) como alternativa a la extorsión del campesinado (realizada a causa de la demanda creciente de tierra estimulada por el aumento de la presión demográfica) no suponía que aquella fuera inevitable, ya que la fragmentación de las tenencias probablemente tuvo el mismo significado que la concentración. Para Brenner el método de Posta y Le Roy Ladurie, les impide plantearse los dos problemas fundamentales para llevar a cabo un análisis del desarrollo económico a largo plazo centrado en la Europa bajomedieval a fines de la Edad Moderna, o dicho de otro modo, la transición del feudalismo al capitalismo: 1) la decadencia versus la persistencia de la servidumbre y sus efectos ; y 2) el surgimiento y estabilización de una pequeña propiedad campesina versus la consolidación de las relaciones señor/gran arrendatario. Esto implica un análisis comparativo de la intensificación de la servidumbre en Europa oriental en relación con el proceso de decadencia en Europa occidental; y luego un análisis comparativo de la ascensión del capitalismo agrario y el incremento de la productividad en la agricultura en Inglaterra, relacionándolo con su caída en Francia. Brenner marca además que el paso de una “economía tradicional” a un desarrollo económico relativamente autosostenido, se fundamentó en el surgimiento de relaciones de clase capitalistas, y que además dependió del buen éxito de un doble proceso anterior de desarrollo y conflicto de clases; por una parte, la destrucción de la servidumbre y por otra la rapidez en la consolidación de la pequeña propiedad campesina. La incapacidad de la economía agraria de base servil para introducir innovaciones y mejoras en la agricultura, incluso bajo incentivos de mercado, es comprensible a la vista de los hechos, interrelacionados, primero por la fuerte extracción de excedente por parte del señor y segundo por las barreras que frenaban la movilidad de hombres y tierra, que eran a su vez parte de la relación servil de extracción de excedente. Además de lo que extraía de sus siervos, la mejor manera que tenía el señor para incrementar el producto de sus tierra no era por medio de inversiones de capital o introduciendo nuevas técnicas, sino a través de la “sobrecarga” de los campesinos aumentando tanto las rentas monetarias como las prestaciones personales. En particular la disponibilidad de arrendatarios no libres frenaba la tendencia de expulsarles o comprarles su parte de la tierra para poder establecer un dominio concentrado y sobre esas bases introducir mejoras. Las relaciones de propiedad de los señores con este pequeño grupo de campesinos que tenían tierra suficiente para generar un excedente comercializable y, por tanto, posibilidad de acumular, también eran una barrera para la elevación de la productividad. En primer lugar, la misma renta feudal

limitaba el capital disponible para la acumulación. En segundo lugar, las restricciones sobre la movilidad del campesinado no solamente impedían el traslado de campesinos hacia aquellas áreas con mayores oportunidades, sino que tendía a limitar el desarrollo de un mercado libre de trabajo. Finalmente, las restricciones feudales sobre la movilidad de la tierra tendían a impedir su concentración. Postan demuestra que los campesinos, usaron su posición económica, su escasez numérica, para conseguir su “libertad”. En resumen, las contradicciones entre el desarrollo de la producción campesina y las relaciones de extracción de excedente que definían las relaciones de clase de la servidumbre produjeron una crisis de la acumulación y la productividad campesina y, en última instancia, de las mismas posibilidades de subsistencia campesina. Esta crisis se acompañó por una intensificación del conflicto de clases inherente a la estructura social vigente, pero con resultados distintos en lugares diferentes. La servidumbre inició su ascensión en el este ( y su definitiva caída en el oeste), en el período de declive demográfico bajomedieval; se consolidó durante el alza de la población en toda Europa durante el siglo XVI y principios del XVII, y se agudizó totalmente durante los desastres demográficos a finales del XVII. La revuelta catalana fue la más significativa de las revueltas contra la servidumbre, en la cual no se dieron alianzas bien definidas entre las clases bajas rurales y urbanas, aunque fue probablemente la mejor organizada y a pesar de la falta de apoyo de las clases urbanas, la que tuvo más éxito en Europa, ya que consiguió la abolición de la servidumbre en Cataluña. En resumen, puede afirmarse que las ciudades raramente ayudaron a los campesinos en su lucha contra su situación servil, e incluso el éxito de la resistencia parece que no dependió de tal ayuda. Está claro que las guerras campesinas tanto en el este como en el oeste fueron un fracaso, como lo fueron la mayoría de las revueltas durante el período bajomedieval. Sin embargo en Alemania occidental, mejor dicho en todo el oeste europeo, fue el proceso de resistencia, pueblo a pueblo, gracias a la cual el campesinado fue desarrollando sus instituciones y sus lazos de solidaridad. En el este la nueva estructura de relaciones de clase tuvo como resultado el “desarrollo del subdesarrollo”, el impedir un incremento de la productividad en general, y de la industrialización en particular. Por un lado, a partir de la posibilidad de intensificación del trabajo de los campesinos por parte del señor, disuade la introducción de mejoras agrícolas. Por otro lado, la creciente extracción de excedente por parte de los señores limitaba el surgimiento de un mercado interno para productos industriales. En tercer lugar, el hecho de que existieran controles directos sobre la movilidad de los campesinos suponía la reducción de la fuerza de trabajo industrial, y en consecuencia la asfixia de la industria y el declive de las ciudades. Finalmente los señores, ejercían una política de “antimercantilismo”, intentado usurpar la función del mercader como intermediario y promoviendo las importaciones industriales del oeste, erosionando lo que quedaba de organización urbana e industrial. Así se elimina el crecimiento económico equilibrado, dejando a Europa oriental relegada a una situación de atraso durante siglos.

Además incluso en el oeste, el colapso de la servidumbre no generó por sí mismo el capitalismo ni un desarrollo económico importante. Desde finales del siglo XV hay crecimiento demográfico, desarrollo del mercado y aumento de los precios cerealícolas. En Inglaterra, los señores consolidaron sus tenencias y las arrendaron a grandes arrendatarios capitalistas que a su vez las cultivaban a base de trabajo asalariado y de inversiones agrícolas. En Francia, la tendencia es hacia la débil concentración de la propiedad. Las diferencias de clases produjeron resultados dispares respecto a la producción agrícola y a los modelos de desarrollo económico. Esto se entiende como fruto de un desarrollo histórico anterior, a partir de los diferentes conflictos de clases que ocurrieron a partir de la disolución de la servidumbre en cada país. En Inglaterra alrededor del siglo XI, el campesinado pudo quebrantar de forma definitiva el control que se ejercía sobre su movilidad, consiguiendo la libertad total. La eliminación de la servidumbre supone el fin de las prestaciones personales como de las cargas impositivas. A partir de allí la renta queda fijada por principios consuetudinarios y sujeta a la revaluación a largo plazo, por la inflación. A su vez los señores utilizan dos tipos de estrategias para evitar el libre control de la tenencia por parte del campesinado. Por un lado, los señores se apropiaron de las tierras vacantes que dejó la peste en el siglo XIV, incorporándolas a sus dominios, lo que frena una posible evolución hacia la libre tenencia y reduciendo la tierra posible para la plena propiedad del campesino (esto no ocurre en Francia). Por otro lado, los señores continuaban teniendo el derecho a fijar cargas siempre que la tierra del campesino se traspasara, lo que le proporcionaba a los señores la oportunidad necesaria para conseguir enfiteutas. En resumen Inglaterra permaneció ampliamente exenta de la “crisis económica general del siglo XIV”. Lo que distingue el desarrollo industrial inglés de principios de la Edad Moderna, es su carácter continuado, su capacidad de sostenerse y de generar su propia dinámica. El progreso agrícola no sólo hizo posible que una proporción creciente de la población abandonara la tierra para trabajar en la industria, sino que igualmente importante, estimuló directa o indirectamente una creciente cohesión del mercado interno, componente esencia del crecimiento continuado de la industria inglesa a lo largo de todo el período de “la crisis económica general del siglo XVII”. Por lo tanto el desarrollo económico inglés, dependió casi totalmente de la relación entre la agricultura y la industria. Para Brenner, lo que hizo posible la transformación de la producción agraria fue el surgimiento de la clásica estructura señor/gran arrendatario capitalista/ trabajador asalariado, lo que sería la clave para el desarrollo económico inglés. Con el fracaso de los campesinos para conseguir un libre control sobre la tierra, los señores pudieron agrandar, concentrar, cercar, crear extensos dominios y arrendarlos a arrendatarios capitalistas, quienes pudieron afrontar importantes inversiones de capital. Esta fue la precondición indispensable para un progreso agrario significativo, ya que el desarrollo agrícola se asentaba sobre la base de fuertes entradas de capital, abarcando la introducción de nuevas tecnologías y una mayor capacidad de actuación. Los arrendatarios capitalistas establecerían una alianza con los señores,

asegurándose la posibilidad de obtener una participación razonable en el aumento de la renta generado por sus propias inversiones capitalistas, evitando así un alza excesiva de la renta señorial. En última instancia fue una revolución agrícola basada en el surgimiento de relaciones de clase capitalistas en el campo, que permitió a Inglaterra convertirse en el primer país que experimentó la industrialización. Francia por otro lado, sufre el fracasó de una transformación agraria que deriva de la fuerza y de la solidez del sistema de tenencia de la tierra por parte de los campesinos a principios de la Edad Moderna. Los campesinos franceses logran establecer determinados derechos de propiedad y libertad y los mantienen. Esta persistencia parece estar dada por la fuerte interconexión con la particular forma de evolución del Estado monárquico francés. El Estado centralizado francés se desarrolló como un fenómeno de “clase”, es decir como un extractor independiente de excedente, gracias a la potestad de imponer tasas sobre la tierra, hasta el punto que los campesinos pudieron unirse contra los señores y conseguir librarse de la servidumbre. El Estado se pudo desarrollar, como competidor de los señores. Por lo tanto tenía un interés en limitar las rentas señoriales para permitir que los campesinos pagaran mayores impuestos, y por este motivo, luchó contra los señores ayudando a los campesinos a poner fin a su situación servil y a consolidad y asegurar la propiedad campesina. La corona reconoció la situación de libertad legal del campesinado, lo que permitió establecer rentas fijas y una propiedad plena. En esta época la monarquía llevo a cabo acciones importantes para organizar la comunidad campesina en los municipios, con la finalidad de recoger y administrar los impuestos de la corona. En Francia el objetivo de la revuelta campesina era el abrumador sistema impositivo del Estado absolutista, quien había asegurado y protegido la propiedad campesina e impidió el desarrollo capitalista. Durante el siglo XVII (como dice Bloch) los intendentes tenían la función de “proteger las comunidades rurales, materia prima para los impuestos, de la explotación intemperada de sus señores”. En última instancia se dio un fracaso a largo plazo en la productividad agrícola, y además también una correspondiente incapacidad para desarrollar un mercado interno. Por lo tanto cuanto más completos eran los derechos de liberta y propiedad, mayor pobreza y atraso generaban en la población rural.

Cap 10

En varias regiones de Europa, con estructuras de propiedad y relaciones de clase diferentes, se encuentra que las mismas tendencias demográficas y comerciales originaron comportamientos económicos distintos, tanto a las tendencias a largo plazo relativas a la distribución de la renta, como a las pautas generales del desarrollo o no desarrollo de las fuerzas productivas. Por esto los procesos autónomos que originaron estas estructuras de clase, tiene que situarse en el centro de cualquier interpretación de la evolución a largo plazo de la economía de la Europa preindustrial. La irrupción de un proceso de crecimiento autosostenido dependió de la evolución paralela de dos aspectos de las relaciones de clase:  

Del derrumbe del sistema señorial de extracción de excedente por medio de mecanismos extraeconómicos. Del debilitamiento de la posesión campesina, o mejor dicho, del fracaso de cualquier intento en conseguir la propiedad plena de la tierra.

La consecuencia de este proceso consistió en el surgimiento de un nuevo sistema social de propiedad, donde quienes organizaban la producción y los productores directos consideraron necesario un sistema de autorreproducción a partir de acciones económicas que, a gran escala, favorecieron un desarrollo continuado de las fuerzas productivas. Por lo tanto ni los organizadores de la producción ni los productores directos tenía acceso directo a sus medios de reproducción o subsistencia (en especial a la posesión de la tierra), lo cual hizo que tuvieran para sobrevivir que comprar y vender en el mercado. Para ello tuvieron que producir de forma competitiva, reduciendo costes y especializándose. Esta separación de sus medios de subsistencia, generó un proceso de liberación de la fuerza de trabajo, de la tierra y de los medios de producción, que posibilitó combinarlos para beneficiarse. En Inglaterra la consolidación de las relaciones señor propietario/arrendatario capitalista/trabajador asalariado, puso las bases para la transformación de la agricultura y punto de partida para el desarrollo económico inglés, cosa que no sucedió en el resto de Europa debido a la continuidad de diversas formas de propiedad y de extracción de excedente (en Francia la estructura fiscal del Estado, y en Europa oriental la servidumbre). Cambio demográfico y distribución del ingreso Durante el cambio del comportamiento de la población a fines del siglo XII y durante el siglo XII, en Inglaterra, se dio una variación que favoreció a los señores, gracias a la interrelación del refuerzo de la propiedad señorial, y de la creciente capacidad de los señores para crear exacciones arbitrarias sobre las tierras cedidas a censo. En Francia y bajo las mismas condiciones, se dio una variación totalmente opuesta en la distribución del ingreso, favoreciéndose los campesinos, a partir de la conjunción del debilitamiento del señorío y del control señorial sobre la propiedad.

2. El gran ciclo agrario La superpoblación acarrea, caída demográfica equilibradora que conduce a la inversión del cociente tierra/trabajo, y a un nuevo impulso del crecimiento demográfico: aparece así el ciclo de dos fases. Por lo tanto para Brenner no hay duda para desafiar la lógica de este modelo, ni tampoco se puede negar que en la mayor parte de las regiones de Europa occidental, en la época medieval, se caracterizaron por un gran ciclo de doble fase, pero Brenner cuestiona al ciclo malthusiano para definir a este ciclo agrario. En primer lugar la aparición de una superpoblación estuvo relacionada con la distribución del ingreso y de la riqueza, sin mencionar la disponibilidad de tierra no cultivada. El techo demográfico pudo rebajarse de dos maneras: directamente, como resultado de la detracción para el uso improductivo de los señores de bienes de consumo del campesinado; e indirectamente, como resultado de la pérdida de unas reservas potenciales que permitirían incrementar las fuerzas de producción de los campesinos por medio de la inversión y la innovación. En segundo lugar, se supone que el mecanismo malthusiano ha funcionado como un proceso de reajusto para equilibrar la población trabajadora con los recursos potenciales, pero en realidad este requisito previo no tuvo necesariamente que cumplirse dado que la producción y la distribución estaban muy condicionadas por las relaciones de extracción de excedente entre señores y campesinos. Por lo tanto el sistema además de equilibrar la problación y sus necesidades con la producción total, permitió nivelar el excedente extraído de los productores directos, con necesidades de las clases dirigentes no productivas. Permaneciendo constante el resto de las variables. Por lo tanto con el finde mantener o incrementar sus ingresos, los señores, frente a un descenso de la población, se vieron obligados a intentar extraer una mayor cuantía de cada campesino, así como intentar otras vías de apropiación (latrocinio, guerra). Entonces afectados por el descenso de sus ingresos, los señores utilizaron la coerción, incrementando las exacciones y generando luchas intestinas, debilitando así las fuerzas productivas del campesinado ocasionando un descenso demográfico adicional. Esto produce como resultado una despiral descendente más que un reajuste malthusiano. Resumiendo, debido a los intérpretes demográficos no integran sus explicaciones den gran ciclo agrario en una teoría del atraso y del desarrollo económicos, no pueden ofrecer una explicación satisfactoria, tanto para la forma específica de estancamiento que ellos han definido, como para las fuerzas que han permitido la ruptura de este estancamiento hacia un crecimiento económico regular: avance en la especialización, inversión de capital, cambio tecnológico.

II Estructura y organización de clase y desarrollo feudal en la Europa Medieval

Brenner dice que la “fusión” entre lo “económico” y “lo político” constituye la característica definitoria y fundamental de la estructura de clases y del sistema de producción feudal. Esta característica se patentizó en el hecho de que las condiciones “económicas” para la reproducción de la clase dirigente dependieron de un sistema de extracción de trabajo excedente de los productores directos, caracterizado por una compulsión extraeconómica (“política”). Por su parte, las diversas formas de desarrollo de este sistema de extracción de excedente por mercanismos extraeconómicos, en relación con el desarrollo de las fuerzas productivas llevado a cabo por los campesinos poseedores de los medios de subsistencia ofrecen la clave para comprender la evolución de la economía feudal europea. Brenner no coincide como Postan y Hatcher en “una oferta insuficiente de la posibilidad de nuevas tecnologías”, sino en la incapacidad de la economía feudal de utilizar las posibilidades existentes. Debido a la imposibilidad de aumentar la producción, el mejor método de acumular continuaba siendo la coerción. Llega un punto que la coerción de los señores produce un conflicto interseñorial, lo que hizo que la acumulación política fuera una necesidad real. La acumulación política, necesitaba perpetuarse y acrecentarse, necesitaba aumentar la cantidad de tierra y el número de hombres para acaparar eficazmente los recursos que a su vez permitirían, ejercer más poder. Esta acumulación política requería una organización interna de la clase dirigente feudal, por un lado una cooperación política más amplia, que permitiera extraer mayores excedentes de los campesinos, y también contrarrestar los efectos de la movilidad de los campesinos. Además necesitaban nuevas formas de organización militar y de armamento más complejas, a partir de la competencia entre señores, por lo que la guerra se convirtió en el mecanismo más importante para conseguir la centralización política. Estados feudales y evolución económica: Inglaterra versus Francia Durante bastante tiempo los medievalistas franceses describieron el proceso que culmina en el siglo XII como un período de “conquistas campesinas”, mientras que sus pares ingleses, lo definieron como de “reacción señorial”. La divergente evolución de Francia e Inglaterra en el siglo XVIII no es el atraso de la evolución “económica” de Inglaterra en relación a Francia, como Bois expone, sino el avance de Inglaterra en términos de organización “política” de la clase dirigente feudal. Lo que permitió que se diera una superioridad de los señores ingleses como extractores de excedente campesino fue su superior autoorganización, su supremacía frente a los señores franceses como centralizadores y acumuladores feudales. Para Brenner hay que entender que el autogobierno de la clase feudal inglesa adelantó a la francesa en los siglos XII y XIII, no tan solo porque fuera diferentes su punto de partida, sino porque se consolidó gracias a los avances que en esta esfera ya se habían conseguido en el continente. Cuando más tarde se fue acelerando la centralización francesa se debió en parte a la influencia del proceso inglés, y en parte como respuesta a la presión político-militar inglesa.

La precocidad de la centralización feudal inglesa se debe a la organización “política” que los normandos habían conseguido con anterioridad a la conquista. La centralización feudal en Inglaterra se manifestó sobre todo por la prohibición de guerras intestinas, y también un nuevo procedimiento por el que todo nuevo vasallo o colono debía jurar fidelidad, no tan sólo a su señor, sino que también al rey. En resumen: el crecimiento de un poderoso Estado monárquico en Inglaterra significó no tanto una “simple evolución política”, como la consolidación de relaciones sociales de clase que permitieron una mayor acumulación e n el terreno económico. La situación en Francia se caracterizaba por una multiplicidad de jurisdicciones feudales en conflicto, dominadas por la rivalidad señorial. Durante los siglo XI y XII en la mayor parte de Francia se produjo una extrema fragmentación de la autoridad, a partir de la falta de una efectiva organización política de la monarquía e incluso de su principio de superioridad. Hay una incapacidad de los señores franceses para impedir la decadencia de la servidumbre expresada en la pérdida de su poder para imponer exacciones arbitrarias y reajustar los censos enfitéuticos a la coyuntura inflacionista y, en consecuencia, la reducción de las rentas feudales de la aristocracia francesa y el declive de sus ingresos, sobre todo durante el siglo XIII. Brenner argumenta que el elemento clave a largo plazo para el desarrollo y la consolidación de una monarquía centralizada en Francia se debe a que a finales del siglo XIII, existe una superioridad relativa de su sistema de extracción de excedente centralizado sobre la jurisdicción descentralizada de los señores y de los grandes magnates. En resumen durante los siglos XII y XIII, la monarquía francesa vio cómo se incrementaba gradualmente su poder gracias a conquistas y alianzas. Pero a finales del XIII, la caída de las ganancias señoriales, como consecuencia de la desorganización señorial y de las conquistas campesinas, permitió que se avanzara considerablemente hacia una nueva forma de centralización monárquica. La clase señorial inició así un largo proceso que conduciría a buena parte de sus miembros a depender de la administración real. A largo plazo, el incremento de la extracción de excedente centralizado, sirvió para reorganizar a la aristocracia, puesto que permitió que los señores “domésticos” entraran en la administración real, e influyó en que los magnates se convirtieran en cortesanos, aliándose con la monarquía. En Inglaterra, sucedió lo contrario. La organización más avanzada de la clase dirigente en su conjunto, la centralización de los barones en torno a la monarquía, permitió la intensificación de los poderes señoriales y de los derechos institucionales sobre y contra el campesinado a finales del siglo XII y durante el XIII. En este sentido la cohesión política señorial aseguró el éxito de la extracción de excedente feudal descentralizado, es decir la servidumbre. Como resultado no hubo indicios de crisis de las ganancias señoriales, y a su vez, no se dio ninguna tendencia que indicara la implantación repentina de un sistema centralizado de extracción de excedente como sustitución de un obsoleto sistema descentralizado. Es decir no se manifestó ninguna forma de gestión absolutista.

La crisis de las ganancias señoriales y sus resultados La crisis económica feudal, no adquirió una simple forma malthusiana. En casi toda Europa occidental a finales del XIII y durante el XIV, se produjo un parate en el crecimiento de la población. Por un lado por la peste, la cual según el planteamiento malthusiano, tendría que haber curado las enfermedades del sistema, reequilibrando la población con los recursos y reiniciando un nuevo período de crecimiento demo-económico. Pero lo que ocurrió en realidad fue un largo período de declive económico y demográfico, de estancamiento y catástrofe. Ocurrieron dos mecanismos: por un lado la caída de la población permitió dejar de cultivar tierras marginales, volviendo a tierras de mejor calidad, elevando la productividad. Al mismo tiempo, el aumento del ingreso per cápita del campesinado habría facilitado un incremento de la inversión en la agricultura. Entonces por qué se produce recién a largo plazo el resurgimiento demoeconomico? Brenner cree al igual que Bois que la crisis de los rendimientos señoriales (coerción, y además conflictos entre señores), la llamada “reacción aristocrática”, produjo un trastorno en las fuerzas productivas del campesinado, lo que originó a su vez un descenso demográfico, es decir ese espiral descendente. Al norte de Francia el descenso de las ganancias señoriales había ocurrido ya en el siglo XIII, decadencia que se aceleró con la guerra de los Cien Años, guerra que fue apoyada por los señores debido a su beneficio. Así creció el aparato del Estado, y se hizo más efectivo incrementando sus exacciones, utilizando parte de las ganancias para equilibrar la intensificación de la crisis de los ingresos señoriales. El alza de las exacciones centralizadas tuvo efectos negativos sobre la producción y la población, la crisis se precipitó debido a la invasión de tropas extranjeras, seguidas muy de cerca por la peste y luego por nuevas invasiones que originaron una devastación demográfica. Aunque los señores feudales siguieron la vía del estímulo y el aprovechamiento de un tipo de desarrollo que involucraba la intensificación de la guerra, el crecimiento de la fiscalidad monárquica y la construcción de la maquinaría estatal. En Inglaterra, al contrario de Francia, el estancamiento o descenso de las ganancias señoriales aparecieron en el siglo XIV, además la población había alcanzado su límite de crecimiento, iniciando su decadencia. Los señores hicieron esfuerzos para impedir la movilidad campesina, para fijar límites salariales y para controlar la competencia entre los mismos señores en lo relatico a la obtención de fuerzas de trabajo para incrementar o aumentar los antiguos niveles de renta. El desajuste económico fue menor en Inglaterra que en Francia, debido a que la población no era tan densa, y que los niveles de exacciones señoriales impidieron la expansión demográfica. Durante la primera mitad del siglo Xv, la reacción señorial fracasó gracias a la resistencia campesina, demostrando la diferencia de la forma descentralizada en oposición a la centralización de Francia. Entonces la incapacidad de la aristocracia inglesa en ampliar la extracción de excedente por medios extraeconómicos, a través de la intensificación de la servidumbre, o por la imposición de la fiscalidad absolutista, combinado con la resolución de las crisis financieras

gracias a acciones militares externas, impidieron la aparición de catástrofes económicas.

III El resultado de la crisis feudal y los diferentes modelos de desarrollo A partir de mediados del siglo XV en la mayor parte de Europa occidental, fueron desapareciendo las condiciones que habían originado la crisis, iniciándose un nuevo periodo de expansión económica. Hay una reanudación del cultivo, por lo tanto un incremento de la productividad. Además disminuyeron las guerras externas, y por otro lado hay una reducción del peso de las exacciones nobiliarias sobre el campesinado. En este contexto hay un nuevo incremento de la población y expansión de los cultivos, que impulsó un crecimiento de la producción, que a su vez generó un alza de los ingresos, tanto para señores como para campesinos. El comercio mantendría sus características medievales, condicionado por la producción de textiles de alta calidad y por la producción de vino, complementándose con seda y especias traídas de Oriente. Se ve como al mismo tiempo, por un lado el surgimiento de la servidumbre en el este, el auge del absolutismo estatal relacionado con la consolidación de la propiedad campesina en Francia, y el desarrollo de relaciones capitalistas en torno a la tierra, paralela a una nueva forma de estado en Inglaterra. En todas estas situaciones se da una nueva estrategia en la extracción de excedente gracias a un nivel más elevado de autoorganización y de autocentralización de la clase dirigente, y además relacionado con la continuación o incluso culminación de la tendencia del sistema feudal. Fue la implantación de la servidumbre en Alemania oriental, en condiciones de un rápido descenso demográfico, lo que indujo a Brenner a “dudar” de la opinión ampliamente aceptada referente a que una caída paralela de la población de Europa occidental podía explicar, el declive y la desaparición de la servidumbre. Para poder explicar por qué los señores en Europa occidental, a fines del XIV y durante el XV, no consiguieron superar la crisis de sus ganancias por la vía del reforzamiento de la servidumbre, mientras que los señores al este del Elba fueron muy capaces de conseguirlo, Brenner se remite al desarrollo de las tierras al este, acentuando su carácter de colonización. Brenner afirma que en un principio los campesinos obtuvieron excelentes condiciones para su asentamiento en la zona, aunque permanecieran en una situación de inferioridad frente a los señores. Estos, para estimular la repoblación, tuvieron que ofrecer condiciones favorables para atraer a los colonos. Así en la medida en que iban canalizando una corriente continuada de colonos hacia tierras incultas para que las trabajaran, pudieron establecer una relación distendida con ellos, participando en los beneficios originados por las roturaciones de estas tierras, estimulando una mayor productividad y evitando los costes de los mecanismos de coerción. En realidad, los señores de Europa oriental pudieron introducir la servidumbre como último recurso gracias a la consolidación de su propia organización

política. Entonces dice Brenner nos encontramos con un desarrollo dual, ya desde fines del período medieval:  

No hubo un desarrollo a largo plazo de la cohesión interseñorial a nivel local y provincial. Nos encontramos con la consolidación del poder señorial a nivel nacional gracias a la aparición de los grandes señoríos jurisdiccionales, fenómeno casi universal en todo el este europeo, lo que permitió la edificación de una forma de estado en el que se podían autorepresentar, protegiendo de sus derechos sobre tierras y campesinos, mientras permitía mantener unos costes reducidos del aparato de la administración del Estado. También hay que resaltar que se trataba de una forma de estado que difería del estado occidental, aunque presentaba similitudes en uno de sus aspectos más cruciales: era una manifestación del avance cualitativo de la autoconcienciación y la autoorganización de la aristocracia; estos avances eran necesarios en toda Europa para asegurar la continuación del dominio de la aristocracia y de su capacidad de autoreproducción, inmediatamente después de la crisis señorial y del período de rebeliones campesinas, a fines de la Edad Media. La reorganización política de los señores del este les permitió beneficiarse del inicio de la expansión europea del siglo XVI, pero su creciente capacidad para extraer excedente por medio de compulsión extraeconómica y por medio de la acumulación política creó a largo plazo el potencial para un desajuste del sistema.

Surgimiento de relaciones de propiedad capitalista sobre la tierra: Inglaterra vs Francia Para Brenner el argumento de causalidad que presenta Blois está planteado al revés. En realidad la caída de la tasa de exacción feudal, que lo señores en la primera mitad del siglo XVI fueron capaces de detener, fue el resultado, no la causa, del aumento de la propiedad campesina. Es muy posible que los señores francés, cualquiera que fuese su vía de acceso a los ingresos de la administración estatal, les hubiera gustado expoliar a sus colonos ya que este era el único medio para obtener unas rentas de la tierra más elevada. La poderosa tenencia campesina determinaba prestaciones hereditarias fijas, y una situación inflacionista implicaba el descenso del valor real de las rentas enfitéuticas. A comienzos del siglo XVI, los señores intentaron sistemáticamente deshacerse de sus colonos. Pero no pudieron conseguirlo, en buena medida debido al poder de los campesinos, a veces expresado por medio de revueltas que les ayudaron a mantener su situación. Fue esta posición de los campesinos lo que decidió a los señores a buscar otras formas de ingresos por medio del servicio al Estado. Respecto a la intervención estatal para ayudar a mantener la propiedad campesina en Francia, se puede decir que durante el período medieval, sobre todo cuando ocurrió la devastación demográfica y el consiguiente abandono de

la tierra, la monarquía tuvo una función crucial al permitir la consolidación de la integridad el cens. A lo largo de este periodo se fueron desocupando grandes extensiones de tierra enfitéutica, pero fue difícil para los señores incorporar esta tierra a sus dominios, ya que la monarquía defendía los derechos de los campesinos. El periodo de recuperación económica que siguió, la posición de los campesinos como poseedores de una tenencia a censo se fue consolidando ya que por primera vez se hacían contratos de este tipo mediante documentos escritos, lo que proporcionó incluso una mayor protección en los tribunales de justicia. En segundo lugar, durante los siglos XV y XVI, el Estado se dedicó a abolir lo que quedaba de la servidumbre, en particular la talla señorial. En tercer lugar, y desde mediados del siglo XV, la monarquía decretó una serie de ordenanzas en apoyo de las costumbres locales. Estas costumbres, fijaban los derechos campesinos y les proporcionaban un respaldo total a nivel legal, consolidando de manera definitiva la propiedad campesina en buena parte de Francia. Por último, la monarquía decidió dejar en manos de la comunidades campesinas toda la responsabilidad en la recolección de la talla real. Esto reforzó a la comunidad campesina, contra el señorío, y también facilitó el aumento de una extracción centralizada del excedente, que fue reemplazando las cargas descentralizadas de los señores. A pesar de los enormes incentivos proporcionados por precios en ascenso a comienzos del siglo XVI, hay pocos indicios de una reacción señorial concreta, debido a lo que estos ya no disponían de suficientes poderes feudales para establecer su derecho de propiedad sobre la tierra y así poder fijar rentras económicas. El Estado absolutista, con bases en la fiscalidad y en los cargos públicos se fue desarrollando en conflicto con, y a expensas de las antiguas formas descentralizadas de extracción feudal. Como resultado, el auge del absolutismo provocó una oposición sistemática por parte de la clase señorial. Las reacciones señoriales contra la monarquía interrumpían de forma periódica la expansión de la organización del Estado absolutista en Francia. En resumen, el Estado absolutista no fue un simple garantizador de las antiguas formas de propiedad basadas en la extracción señorial descentralizada, sino que supuso una versión transformada del viejo sistema. Para consolidar su poder la corona tuvo que asegurar la lealtad de los servidores (hombres nuevos), cediendo un cargo primero vitalicio y luego hereditario, aunque también se cedían pensiones y tierra. La propiedad campesina se consolidó con posterioridad y sus antiguas limitaciones continuaron teniendo vigencia: fracaso en la especialización y en la introducción de mejoras, y una tendencia a la subdivisión más que a la acumulación. Además el nuevo sistema de extracción de excedente se orientó hacia un consumo suntuario. Para explicar la aparición en Inglaterra de relaciones capitalistas de propiedad de la tierra, Bois afirma que la nobleza “se enfrentó con un campesinado cuyos derechos habían sido demasiado bien establecidos para que fuera posible un

retorno a la servidumbre, pero no lo suficiente como para permitir el mantenimiento del control sobre la tierra. Careciendo de la capacidad de reinstaurar algún tipo de presión extraeconómica sobre el campesinado, los señores se vieron obligados a utilizar los poderes feudales que les quedaban para optar por lo que al fin se transformó en desarrollo capitalista. En resumen, los señores ingleses gozaban de una posición mucho más fuerte que la que gozaban los señores franceses. Mientras hubo una creciente competencia por la tierra el mercado de arrendamientos proporcionó las bases para la recuperación de los ingresos de los señores y para la diferenciación económica de los campesinos. Los primeros pasos para la diferenciación como resultado del surgimiento de grandes arrendatarios campesinos en el siglo XV se vieron facilitados por le mantenimiento de las exportaciones de lana. El desarrollo agrícola se produjo en el marco de un típico proceso capitalista, condicionado por el nuevo sistema de relaciones sociales en el que los organizadores de la producción y de los productores directos ya no poseían toso sus medios de reproducción y se vieron obligados a producir para un mercado. Lo que produce una competencia entre colonos para obtener tierra, y entre los señores para conseguir colonos, lo que originó un descenso en los costes de producción, y estimuló la especialización y la introducción de mejoras, dando lugar más adelante la suplantación de los pequeños campesinos poco eficientes. El Estado que surgió durante el período Tudor no fue un Estado absolutista. Al ser capaces de beneficiarse del alza de las rentas de la tierra por medio de la superioridad de una jerarquía tripartita capitalista de señores comerciantes, arrendatario capitalistas, y trabajadores asalariados, las clases terratenientes inglesas no tenía por qué acudir de nuevo a la coacción directa, extraeconómica para obtener excedente. Para sintetizar: a finales del siglo XVII la evolución de Inglaterra hacia un capitalismo agrario supuso el fin del período en que se fundían lo “económico” y lo “político, y contempló el surgimiento de una separación institucional entre el Estado y la sociedad civil. El desarrollo inglés se diferenció del resto en dos aspectos cruciales e interrelacionados: el surgimiento de una aristocracia capitalista que controlaba una revolución agrícola.