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Doce argumentos para decir no al matrimonio homosexual Partiendo de un exquisito respeto a la persona homosexual, hay muchas razones por las que una sociedad responsable no puede equiparar sus relaciones a las del matrimonio. Los homosexuales, actualmente, ya se pueden casar en cualquier país Los homosexuales pueden casarse igual que cualquier otro, con los mismos derechos y obligaciones que los heterosexuales. Es decir, sólo con otra persona y sólo del sexo opuesto y que tenga cierta edad y dé su consentimiento. Que un homosexual se queje de discriminación porque no le dejan casarse con alguien del mismo sexo es como si un polígamo se queja de discriminación porque no le dejan casarse con varias mujeres, o un pederasta con un niño, o un secuestrador con su secuestrada (en muchos países aún se practica el secuestro de mujeres para casarse). No hay discriminación con ninguno: la ley es igual para todos y la sociedad tiene un modelo de matrimonio que ha demostrado su eficacia durante siglos. Casar homosexuales es un experimento social inédito Casar personas del mismo sexo es un experimento social que nunca antes se ha intentado. Ninguna civilización ha practicado jamás el matrimonio homosexual. Incluso sociedades que permitían la homosexualidad y hasta la fomentaban en ciertas edades y clases sociales, como los griegos antiguos, entendían claramente el matrimonio como la unión estable entre un hombre y una mujer abiertos a tener hijos. Una cosa eran las prácticas sexuales de los ciudadanos y otra muy distinta la familia y la generación/educación de hijos. La homosexualidad ha adoptado muchas formas en distintas sociedades, pero nunca se le ha relacionado con el matrimonio. Experimentar con la sociedad es irresponsable y peligroso. Como dice la prudencia popular, los experimentos, mejor en casa y con gaseosa. Sólo un hombre con una mujer generan niños y los crían de forma idónea El matrimonio es un status especial que la sociedad reconoce a la unión comprometida entre un hombre y una mujer por una razón: porque su relación corporal es la única capaz de generar nuevos miembros de la especie humana y porque su relación interpersonal es la idónea para criarlos, protegerlos y educarlos. Este servicio es tan importante y benéfico para la sociedad que merece protección legal. Por el contrario, ningún acto corporal entre homosexuales puede generar nuevos seres humanos, y tampoco dos personas del mismo sexo son idóneas para la cría y educación de los niños, que carecerían de referente paterno/masculino (si son dos lesbianas) o materno/femenino (si son dos homosexuales). Son los homosexuales los que deben cargar con el peso de la prueba y demostrar que pueden cumplir las mismas funciones que el matrimonio. Para evitar abusos contra/entre homosexuales o desamparo legal no hace falta aprobar el matrimonio homosexual

Casi todos los beneficios de un matrimonio a nivel de herencias, transmisión de bienes, propiedades compartidas, etc... pueden regularlo dos (o más) personas con acuerdos legales ante notario, independientemente de que tengan relaciones sexuales. De hecho, las pocas parejas homosexuales realmente interesadas en estos temas ya han establecido acuerdos así ante notario. Es de destacar que en el contrato matrimonial hay limitaciones, por ejemplo, los cónyuges se comprometen a ser fieles el uno al otro y a la ayuda mutua; en cambio, dos (o más) homosexuales o un grupo de amigos que viven juntos pueden, ante notario, regular muchas de las ventajas del matrimonio sin comprometerse ni a fidelidad ni a ayuda mutua. Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con las personas que viven juntas sin relaciones sexuales Dos ancianas que viven juntas, tres hermanos en una casa, cuatro amigos que comparten piso desde hace seis años... Tienen una relación con afectividad, compromiso y convivencia, igual que puedan tener dos homosexuales. Sin embargo, se ven privadas de las ventajas legales del matrimonio gay porque no practican sexo entre ellos. El matrimonio gay en realidad premia a los practicantes de cierto tipo de sexo, privilegiándoles sobre otras convivencias afectivas y estables. Es evidente la diferencia con el matrimonio verdadero, que premia la complementariedad hombremujer estable y abierta a la generación y crianza de los hijos. Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con los polígamos... y con cualquier otra combinación numérica Al contrario que el matrimonio homosexual, que nunca ha sido aceptado por ninguna civilización, la poligamia tiene una larga tradición en numerosos países y sociedades, incluso en nuestros días. Si casamos a dos hombres, ¿con qué argumentos impediremos a nuestros ciudadanos islámicos o de origen subsahariano que no se casen con dos o más mujeres? ¿Puede un emigrante pedir por reagrupación familiar que vengan sus tres esposas? Al menos, las uniones polígamas tradicionales tienen hijos y suelen ser estables, lo cual es un bien social. ¿Con qué argumento los defensores del matrimonio gay lo impedirían? Después de todo, “si se quieren...” Pero lo cierto es que en los ambientes homosexuales lo que ya se pide es la aprobación de la poligamia bisexual. Un famoso escritor lo ejemplificaba en un número de la revista homosexualista Zero: un amigo suyo está casado con una mujer, madre de sus hijos, y la quiere; pero es homosexual, y tiene una relación con un hombre. ¿Por qué esconderlo? ¿Por qué no casarse todos entre ellos? Así, los niños tendrían dos papás, que siempre es mejor que uno. Cuando el matrimonio deja de ser lo que naturalmente se ve (un hombre y una mujer unidos en un acto de amor que puede generar nuevas vidas – el coito natural está diseñado para uno con una, nadie más–, entonces puede redefinirse para ser cualquier cosa. Una palabra que sirve para todo ya no sirve para nada. Legalizar el matrimonio gay debilita la fortaleza del matrimonio natural, igual que la moneda falsa debilita la moneda verdadera Muchas personas piensan que no les afecta en nada que los homosexuales se casen. Es lo mismo que pensar: “no me afecta en nada que haya gente que haga circular falsos billetes de 100 euros, yo soy honrado y no los usaría, de hecho casi nunca veo billetes

de 100 euros”. Sin embargo, es evidente que la circulación de moneda falsa nos afecta a todos, porque se pierde confianza en esa moneda, la gente la usa con reticencias, prefiere usar otras monedas (dólares, por ejemplo) o no comerciar o no aceptar ciertos billetes y al final la economía de todos se resiente porque todo es más costoso. Lo mismo pasa cuando se hace circular un matrimonio falso como si fuese matrimonio real. En los países nórdicos, donde el matrimonio entre homosexuales hace años que existe, la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio. Al aprobar el matrimonio homosexual se da el mensaje a la sociedad de que en realidad casarse no significa nada (mensaje reforzado en cualquier país donde exista el divorcio). Como consecuencia la gente no se casa y su compromiso (de pareja y a menudo social) es débil. Igual que la moneda falsa crea desconfianza en el sistema económico, el matrimonio falso crea desconfianza en el compromiso interpersonal y social. Una sociedad basada en la desconfianza, la desvinculación y la falta de compromiso nunca funcionará tan bien como una basada en familias fuertes, comprometidas de por vida por el bienestar de los cónyuges, hijos y parientes. En realidad, pocos homosexuales se casan; el objetivo del movimiento gay es destruir el matrimonio heterosexual Lo han reconocido muchas veces los líderes homosexuales en España y en el resto del mundo. En realidad muy pocos de ellos quieren “casarse”. Pero el movimiento del homosexualismo político se vuelca en la exigencia del matrimonio para cambiar la sociedad y eliminar una institución (el matrimonio monógamo y de por vida) en la que no creen. “Luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado, redefinir la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de casarse no como una forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. [...] La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas [...] es transformar por completo la noción de familia” [Michael Signorile, activista homosexual y escritor, citado en Crisis Magazine, 8 de enero de 2004] El activismo homosexual no quiere formar “familias como las demás”. Más bien, quiere llegar a que todas las familias sean como las suyas, para lo cual la clave es desmontar concepto arcaicos y caducos como fidelidad, monogamia, compromiso, fecundidad, paternidad/maternidad, etc... Legalizar el matrimonio homosexual significa legalizar la entrega de niños a homosexuales Hay gente que dice “yo veo bien que los gays se casen pero no que adopten niños”. Es un error pensar que se va a legalizar el matrimonio sin la adopión: si se legaliza el matrimonio incluirá siempre la adopción. Quien apoye una cosa estará apoyando, quiera o no, la otra. Aunque algunas lesbianas tienen hijos de anteriores relaciones o los han buscado (mediante inseminación artificial o con la cooperación de un hombre) la adopción se plantea para que los homosexuales que, obviamente, no tienen niños, accedan a la educación de niños que, obviamente, eran de parejas heterosexuales.

La adopción de homosexuales tiene diversas desventajas para la sociedad que la permita, empezando por que la escasez de niños hace que se traigan de China, Rusia y otros países... que no van a dar niños a países donde los homosexuales adopten. Así, el deseo de una minoría ínfima va a dificultar a miles de matrimonios que quieren adoptar. Pero el punto clave es que un niño tiene derecho a un padre y una madre, derecho conculcado si se le entrega a dos hombres o a dos mujeres. Legalizar el matrimonio homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y mediática del Estado al servicio del homosexualismo político Si el matrimonio gay es legal, se enseñará en las escuelas. Los libros de texto de los niños explicarán la doctrina que las asociaciones homosexualistas hayan indicado: que la homosexualidad es normal, que es bueno tener dos papás y dos mamás, que los niños deben experimentar con su sexualidad para descubrir qué sexo les atrae más y que las personas que se oponen a la homosexualidad (como los papás de los niños cristianos) son intolerantes. Por supuesto, cada serie de televisión tendrá su pareja de homosexuales o lesbianas con niños, conviviendo felices para ejemplo y edificación de tantos matrimonios con problemas. De hecho, hay en España centros de scouts y de ocio infantil que activamente difunden ya esta ideología. Legalizar el matrimonio homosexual implicará a medio plazo multas y penas de cárcel para quien critique la actividad homosexual En Suecia, donde hay uniones gay desde 1995 con adopción de niños desde 2002, se decretó pena de cárcel para un pastor pentecostal que básicamente se limitaba a predicar las palabras de San Pablo sobre la homosexualidad. Otro país donde criticar la homosexualidad ha significado multas y juicios es Canadá. El grado de respetabilidad de la relación gay (no ya de la persona, que obviamente es merecedora de respeto simplemente por ser persona) será extremo y su crítica punible. La libertad de expresión se verá recortada y probablemente también la libertad religiosa. Legalizando el matrimonio homosexual, España ensanchará su abismo con otras civilizaciones y la propia cultura occidental La mayoría de los musulmanes del mundo conocen poco de Occidente y de su democracia. Lo que conocen es básicamente lo peor: que producimos pornografía, que la exportamos en grandes cantidades, que –a sus ojos– nuestras mujeres visten impúdicamente, y que estas mismas mujeres, cuando se les da un cargo en una prisión (ver Abu Ghraib en Irak), vejan, humillan, desnudan y filman pornografía con los prisioneros y la hacen circular. Algo parecido piensan en la China comunista, incluso en las masas populares de la democrática y anglohablante India. Tiranos y fundamentalistas islámicos o comunistas señalan con razón estos y otros elementos para justificar en sus países que “lo que los occidentales llaman democracia es vicio y degeneración”. Casar homosexuales y destruir la familia no va a ayudar nada al diálogo OrienteOccidente ni a mostrar las bondades de la democracia. Llamar “derechos humanos” al matrimonio homosexual va a servir para erosionar los verdaderos derechos humanos, para que el mundo no Occidental vea que Occidente impone una moral (o una inmoralidad, desde su punto de vista) no basada en la naturaleza común del ser humano

sino en el individualismo, el materialismo y el hedonismo. Millones de musulmanes y de chinos (y la autoridad moral de Occidente) van a ser perjudicados por esta piedra en el camino de extender una auténtica democracia y unos derechos humanos auténticos. Hay pues muchas razones perfectamente prácticas para que una sociedad responsable diga "no" al matrimonio entre homosexuales desde el respeto a estas personas.

1. Niega lo que es el matrimonio. El matrimonio no es sólo una construcción social, sino un universal cultural. El matrimonio es la base para la formación de la familia y no es simplemente una forma de legitimación del sexo. Los biólogos evolucionistas reconocen que el vínculo macho-hembra en parejas duraderas fue el paso crítico de la evolución humana y es algo incorporado a nosotros por la naturaleza. 2. El porcentaje de homosexuales que quieren casarse es muy pequeño y en los lugares en que se ha legalizado han sido relativamente pocos los matrimonios homosexuales. Es legal en Holanda desde el 2001 y sólo el 4% de los homosexuales se casaron durante los cinco años posteriores a su legalización. 3. Aquí hay otra agenda. Una meta fundamental del lobby homosexual es la aceptación completa social y pública. Ser capaz de casarse es como tener el sello de aprobación de los gobiernos y de la sociedad. También cambia la institución de la familia y redefine esencialmente el matrimonio. 4. No todas las relaciones son iguales. Las relaciones homosexuales son mucho más inestables y promiscuas que las heterosexuales. Las investigaciones han encontrado también que entre las parejas casadas homosexuales el índice de divorcio es mucho más alto que en las parejas heterosexuales. 5. Las proclamas de discriminación y negación de derechos son falsas. La gente tiene derecho a los beneficios del matrimonio si cumple sus requisitos. Los miembros de una familia y los menores no pueden casarse, tampoco los homosexuales. Los bienes sociales se niegan a toda una serie de personas y así es cómo funciona la vida. Las sociedades discriminan a favor de las uniones heterosexuales por los beneficios sociales que se derivan de ellas. Los homosexuales intentan reescribir las reglas para lograr todos los beneficios, mientras evitan las obligaciones. 6. Los argumentos utilizados para justificar la legalización del matrimonio homosexual, podrían utilizarse para legalizar el incesto, la poligamia o cualquier combinación sexual. 7. Esto no es bueno para los niños. En la mayoría de los casos a un niño le irá mejor con una madre y un padre. Los niños necesitan modelos

mientras crecen. Se debería dar prioridad a los niños, y no utilizarlos como si fueran balones políticos.

* Sólo 7 países del mundo contemplan la figura del matrimonio para personas del mismo sexo. Además, los países en los que se incluye esta figura cuentan con regulaciones sobre fertilización asistida y un régimen de filiación abierto. * Esta norma generaría un caos filiatorio en el Registro de Adopción (¿dos madres?, ¿dos padres?). * Todo niño tiene derecho a un padre y una madre para su desarrollo integral como persona. Así, conceder la adopción a homosexuales sería perjudicial para el menor. * Para evitar abusos o desamparo legal a parejas homosexuales no hace falta aprobar el matrimonio homosexual, ya que la mayoría de los beneficios de un matrimonio puede regularse a través de acuerdos legales (por ejemplo, en relación a herencias, transmisión de bienes, propiedades compartidas, etc.). * El matrimonio es una institución esencialmente heterosexual y esto implica desnaturalizar el concepto de matrimonio, lo que implica pervertir la “naturaleza” del mismo.

España: 18 argumentos contra la ley del "matrimonio" homosexual Informe de la REVISTA ÉPOCA : La familia se rebela pacíficamente en la calle ante la mentira antropológica y el disparate jurídico de una ley demagógica con la que el Gobierno ha utilizado a los homosexuales para socavar los cimientos de la civilización. 1. Porque implica desnaturalizar el concepto de matrimonio La razón más importante -de la que se derivan las demás- es que con la ley del Gobierno, el concepto de matrimonio cambiará de significado. Ya no será, como en los últimos milenios, la unión de un hombre y de una mujer, sino también la de dos hombres o dos mujeres. Lo cual implica pervertir la naturaleza de las cosas. Resulta falaz la postura de quienes alegan que tal ley no perjudica al matrimonio heterosexual y que no hay motivo alguno para inquietarse o para manifestarse. Claro que hay motivo. No habría ningún problema si a esas uniones homosexuales se les diera otro nombre. Pero si las llaman, a partir de ahora, matrimonio, están alterando el significado de esta palabra. Es como cuando Franco comenzó a llamar a su régimen, en los años sesenta, "democracia orgánica", siendo, en realidad, una dictadura: los verdaderos demócratas se sintieron lógicamente ofendidos por aquella burla.

2. Porque le quita credibilidad y solidez al matrimonio La riqueza antropológica y la efectividad social del matrimonio radican en su solidez. Está demostrado que cumple mejor sus fines -incluida la educación de los hijos- si es indisoluble y para toda la vida. Su figura se diluye si deviene en un experimento no basado en el compromiso. El divorcio exprés, por un lado, y el matrimonio homosexual, por otro, contribuyen a desdibujar aún más su papel. En ese sentido, es oportuna la comparación establecida por los obispos entre el matrimonio gay y la moneda falsa. Ésta nos afecta a todos, porque todos perdemos confianza en la moneda verdadera. Del mismo modo, el matrimonio falso crea desconfianza en el compromiso interpersonal del matrimonio, en la solidez de la unión. Casarse se va a convertir en un trámite frívolo, poco fiable, poco creíble, dada la inestabilidad de las uniones homosexuales. 3. Porque peligra la civilización La homosexualidad ha sido alguna vez tolerada o incluso culturalmente promovida -como en la antigua Grecia-, pero siempre se ha tratado de una práctica distinta del matrimonio y excepcional, por la sencilla razón de que, de haber sido la norma, la especie humana hubiera desaparecido hace siglos de la faz de la tierra. En ninguna civilización ha tenido la misma consideración que el matrimonio y la familia, célula básica de la sociedad, instrumento de estabilidad y garante del relevo generacional. Incluir la unión homosexual en el mismo lote jurídico que el matrimonio equivale a destruirlo, ya que su naturaleza y sus fines son diferentes. Se puede calificar, sin temor a exagerar, de atentado contra la civilización. 4. Porque hay base biológica No existe una base natural, biológica, en la que se puede apoyar el matrimonio homosexual. No hay evidencias científicas de la existencia del tercer sexo. Biológica y antropológicamente, la vida humana sólo reviste dos formas: la masculina y la femenina. Óvulos y espermatozoides. Punto. De hecho, la verdadera homosexualidad es francamente excepcional. Sólo entre el 1 y el 3% de la población. Se puede considerar científicamente como una desviación. De suerte que la otra homosexualidad, la que prolifera estos últimos años no es sino cultural, no genética. Por esa razón, autores como Irving Bieber sostienen que todo homosexual es un heterosexual latente. De hecho, con una terapia adecuada, esa persona puede superar la homosexualidad. La biología no justifica pues un matrimonio homosexual. En tanto que sí ofrece sobrados motivos (de carácter psicosomático, anímico) para hablar de complementariedad de los sexos. El único matrimonio, el matrimonio natural, es el del hombre y la mujer. 5. Porque es inconstitucional El Consejo de Estado, el Consejo General del Poder Judicial y la Academia de Jurisprudencia han emitido sus correspondientes dictámenes denunciando el disparate jurídico de esa ley. La han calificado de inconstitucional porque es contraria al artículo 32.1 de la Carta Magna. Ese artículo no dice "el hombre y el hombre tienen derecho a contraer matrimonio..." ni "la mujer y la mujer...", sino "el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica".

6. Porque no hay demanda Sólo el 0,1% de las parejas en España son homosexuales (fuente: Instituto Nacional de Estadística). Resulta, por lo tanto, innecesario y desproporcionado cambiar el Código Civil y legislar el matrimonio homosexual cuando no existe demanda social. En cambio, empeñarse en legislar en contra de una mayoría abrumadora (el 99,9% de las parejas) es injusto y antidemocrático. 7. Porque al homosexual no le interesa el matrimonio Las uniones y relaciones homosexuales suelen ser breves y profundamente inestables. Dos datos: 1. El número medio de parejas sexuales a lo largo de una vida en EE UU es de cuatro (en el caso de heterosexuales) frente a 50 (en los homosexuales) (Fuente: Sexual practices in the United States). 2. En Holanda la duración media de una relación homosexual "estable" es de año y medio (fuente: Informe M. Xiridou). Y muchos beneficios sociales y económicos del matrimonio (en materia de herencias, propiedades compartidas etcétera) lo pueden regular dos o más personas con acuerdos legales ante notario. Para eso no es necesario el llamado matrimonio homosexual. 8. Pero a los activistas gays les interesa que el matrimonio heterosexual desaparezca ¿Qué buscan entonces con la legislación del matrimonio homosexual? Deteriorar el verdadero matrimonio y ampliar así el radio de acción de los emporios económicos gays. Saben que los matrimonios gays, sobre todo si se aprueban las adopciones, se convertirán en un caballo de Troya en la sociedad heterosexual, que hará crecer el número de homosexuales. Un estudio realizado en EE UU, en 1997, demuestra que los hijos de parejas de lesbianas tienen una predisposición muy superior a la homosexualidad que los niños criados por madres heterosexuales (fuente: Tasker y Gombolok: Growing up in a lesbian family: effects on child development). 9. Pulso de poder en el mercado Al final, se trata de un pulso económico, una lucha por el poder. Los lobbies gays saben que el matrimonio estable y monógamo es el principal obstáculo para el crecimiento de sus actividades y sus lucrativos negocios -que abarcan desde la publicidad hasta la moda, pasando por el ocio, el turismo o la propia industria del sexo-. Cuanto más debilitado esté el matrimonio, cuantos menos matrimonios tradicionales haya, más demanda tendrá el mercado homosexual, porque existirá una clientela mucho mayor. En resumen: El objetivo de legislar el matrimonio de este colectivo no es casarse, sino deteriorar el verdadero matrimonio para crecer socialmente en poder e influencia. 10. Porque hay que evitar las adopciones Todo niño tiene derecho a un padre y una madre, para un correcto desarrollo integral de la persona, como señalan numerosos organismos, con Naciones Unidas en primer término.

Conceder la adopción a homosexuales sería perjudicial para el menor, como detalla un informe elaborado por dos catedráticos y difundido por la plataforma Hazte Oír. En síntesis, los perjuicios más comunes a los que están expuestos los niños adoptados por los homosexuales son los siguientes: * Hogares poco sólidos, dada la inestabilidad inherente de las parejas homosexuales. * Síntomas de trastorno de identidad de género. * Rechazo del compañero del padre homosexual. * Fracaso escolar. * Autoestima baja. * Riesgo de sufrir abusos sexuales paternos. Ejemplo: en EE UU, un 29% de casos en hijos de homosexuales frente a un 0,6% en hijos de padres heterosexuales (fuente: Cameron and Cameron, Homosexual parents). * Mayor tasa de trastornos mentales. * Riesgo de contraer sida y otras enfermedades de transmisión sexual. 11. No es verdad que el niño se conforme con padres del mismo sexo En contra del tópico repetido por las parejas homosexuales, al menor no le parece normal ni natural tener dos madres o dos padres. Un estudio sobre madres lesbianas reseña casos de hijos suyos que, desde la edad de cuatro años, van pidiendo a varones "que sean sus papás" o expresan su deseo de tener uno (fuente: McCandish, B., Against all odds: Lesbian mother family dinamics) 12. Además, no resulta fácil adoptar Al margen de todo lo demás, existen dificultades de orden práctico que desaconsejan la adopción por parte de matrimonios homosexuales. La más importante de todas es que muchos países extranjeros niegan la adopción a parejas del mismo sexo y da la casualidad de que el 80% de los niños que son adoptados por españoles vienen del exterior. De los 5.541 niños adoptados en España en 2004 en el extranjero, 2.389 provenían de China; 1.618, de Rusia; 349, de Ucrania, y 256, de Colombia. De haber estado vigente entonces, la adopción por matrimonios homosexuales, más de 5.000 niños se hubieran quedado en los orfelinatos de sus países de origen, ya que todos los mencionados prohíben expresamente la adopción a parejas del mismo sexo. 13. Lo que precisa el país son hijos naturales El matrimonio homosexual agrava además el, de por sí oscuro, futuro demográfico de España. En primer lugar, porque por definición la natalidad de los homosexuales es cero; y en segundo lugar, porque las adopciones no suplen en número la natalidad natural. Lo que la economía de España demanda son más recursos humanos y éstos sólo pueden llegar por la inmigración o la natalidad de las parejas heterosexuales.

La proliferación de matrimonios homosexuales se convierte así en un problema añadido para el futuro de un país que, debido a la falta de niños, será el más viejo del mundo en 2050, según datos de Naciones Unidas. 14. Porque está en juego la libertad de expresión El matrimonio homosexual implicará multas y penas de cárcel para quien critique la actividad homosexual. Lo cual implicará una cortapisa contra la libertad de expresión (reconocida en el artículo 20 de la Constitución), uno de los pilares de la democracia. No hablamos de Orwell y su novela 1984? sino de realidades: En Suecia un pastor protestante puede ir a prisión por criticar las uniones homosexuales (que pueden adoptar hijos, desde 1995). Se trata de Ake Green, al que ÉPOCA entrevistó hace un mes. Y en Canadá, el obispo Calgary ha tenido problemas por manifestar su opinión al respecto. La homofobia puede convertirse en una excusa en manos de los gobernantes o de los activistas homosexuales para limitar la libertad de expresión y perseguir a quien se atreva a disentir de lo políticamente homocorrecto. No se trata de juzgar a las personas, cuya dignidad intrínseca es intocable hagan lo que hagan, y que, por tanto, merecen respeto, pero sí de criticar y poner en cuestión prácticas que son contra natura y, sobre todo, leyes injustas por atentar contra célula básica de la sociedad. Pero ¿se podrá hacer? ¿se podrá ejercer ese derecho absolutamente medular en una democracia? 15. Porque está en juego la objeción de conciencia Otra libertad esencial en una democracia está en peligro: la de conciencia. Si se invocó esa objeción para oponerse al servicio militar, no menos legítimo resulta invocarla -como han hecho algunos alcaldes- para negarse a celebrar lo que algunos han tildado ya de "farsa" (un hombre casándose con otro). Pero la vicepresidenta del Gobierno ya ha advertido que todos los funcionarios deben cumplir obligatoriamente la ley, despreciando así un derecho fundamental en la democracia. 16. La ley injusta no obliga La ley injusta no obliga y una ley que va contra la recta razón y que ataca a uno de los pilares de la civilización es papel mojado. Lo correcto -desde el punto de vista democráticono sólo es no obedecerla, sino oponerse a ella. Lo dijo hace 40 años uno de los campeones de la lucha por los derechos civiles, el premio Nobel de la paz, Martin Luther King. 17. Es discriminatoria Con esta ley, los poderes públicos abdican irresponsablemente de su obligación de apoyar a la familia. Lo cual es un desprecio manifiesto hacia el papel económico y social que presta la familia a la sociedad. Toda la maquinaria del Estado (médica, asistencial, jurídica, educativa, de medios de comunicación) se pondrá al servicio de una fórmula que atenta directamente contra la civilización. El matrimonio homosexual se enseñará en las escuelas, y los medios de comunicación se harán eco de la mentira antropológica, el fraude de ley y la flagrante injusticia que comporta. Se consumará un agravio mayúsculo con el matrimonio verdadero y, a otro nivel, con las

personas que viven juntas sin relaciones sexuales (dos ancianas, tres hermanos, un tío y un sobrino) se verán privados de las ventajas legales del matrimonio homosexual, aunque tengan una relación con afectividad, compromiso y convivencia. 18. Porque se trata de un experimento totalitario Algunos poderes políticos, económicos y tecnológicos codician el poder de engendrar seres humanos. Es la vía más directa de ingeniería social. Pero para hacerse con él, tienen que destruir a la institución que, por naturaleza, tiene asignado el poder de traer hijos al mundo: el matrimonio, santuario del amor conyugal (léase el análisis del profesor Pedro-Juan Viladrich en las páginas que siguen). Viladrich sostiene que codiciar esa soberanía natural de cada familia es una tiranía totalitaria.