Comida Rapida y El Cambio Cultural

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN FACULTAD DE CIENCIAS BIOLOGICAS ESCUELA: CIENCIAS DE LA NUTRICION Antropología NOMB

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN FACULTAD DE CIENCIAS BIOLOGICAS ESCUELA: CIENCIAS DE LA NUTRICION

Antropología NOMBRE: MONRROY RUIZ; Leidy Xiomira QUI: 20140110 GRADO: 1ero – II Semestre MATERIA: Antropología TEMA: “COMIDA CHATARRA, COMIDA RAPIDA Y CAMBIO CULTURAL” FECHA: 28-10-14 DOCENTE: Lic. Armando Vera Medina AREQUIPA – PERÚ 2014

“COMIDA CHATARRA, COMIDA RAPIDA Y CAMBIO CULTURAL” La comida rápida es, hoy en día, una comida muy consumida gracias a sus intensos sabores, su palatabilidad, y su facilidad para adquirirla, si bien este tipo de alimento conlleva una serie de características nutricionales, que hacen que no sea aconsejable su consumo habitual. Entre estas características destaca su abundancia en grasas saturadas y colesterol.

LA ALIMENTACION La alimentación, como fenómeno influenciado por la cultura, el entorno social, y en otros muchos factores implica una determinada selección y preparación de los alimentos. En este marco, es posible hablar de la comida chatarra (también conocida como comida basura), que son aquellos alimentos que presentan grandes cantidades de azúcares, grasa y/o sal. Las creencias y prácticas alimenticias de cada cultura forman parte de la etiología multifactorial de la enfermedad. Los factores culturales de la alimentación pueden causar, contribuir o proteger en su relación con la enfermedad.

CONCEPTOS ALIMENTO “CHATARRA” O comida basura (Junk Food) es aquella que contiene, por lo general:  Alto niveles de energía, azúcar, sal, y/o grasas trans y/o grasas saturadas.  Aditivos químicos, colorantes, saborizantes.  Poca variedad de nutrientes.

 Son de fácil consumo. Los alimentos más comunes de esta categoría son: papas fritas, golosinas, galletas, pastelitos, sopas de microondas. Se relaciona con: obesidad, enfermedades cardiacas, diabetes tipo II, caries, celulitis. Una alimentación poco saludable. Generalmente tienen buen sabor, son baratas, fácil de preparar, cómoda para ingerir, amplia distribución, publicidad agresiva, su empaque permite ingerirlas en cualquier lugar. Es producto nefasto del cambio sociocultural de los países occidentales, extendiéndose cada vez más a casi todas las partes del mundo.

COMIDA RÁPIDA Su nombre lo dice son alimentos que se preparan y se sirven para consumirse rápidamente bajo el lema “velocidad, uniformidad y bajo costo”, se obtiene en puestos callejeros o en establecimientos en forma. Pero la comida rápida suele ser poco saludable porque se caracteriza por tener: Un alto contenido de grasas trans, grasas saturadas, azúcar y sal. Su mayor auge se debe a los procesos de cambio a gran escala, como la Globalización, modernización, influencia publicitaria, Cambios de rol de la mujer, Cambios tecnológicos de la industria alimentaria. Del menú rápido se extraen: hamburguesas, pizza, tacos, sándwiches, pasteles y quiches, empanadas, Nuggets de pollo, gaseosas, comidas preparadas, emparedados pre-preparados, entre otros.

CAMBIO CULTURAL También llamado Cambio Social se refiere a la transformación que afecta a la cultura y a las instituciones sociales con el paso del tiempo. Los alimentos están sujetos a patrones culturales que determinaran su tamaño, forma, consistencia, color, olor y sabor, lo que hará de ellos más idóneos, por cualquier evento sociocultural.

LA ALIMENTACION SALUDABLE Es la alimentación variada, preferentemente en estado natural o con procesamiento mínimo, que aporta energía y todos los nutrientes esenciales que cada persona necesita para mantenerse sana, permitiéndole tener una mejor calidad de vida en todas las edades.

LA COMIDA HA CAMBIADO La alimentación, como fenómeno influenciado por la cultura, el entorno social, y en otros muchos factores implica una determinada selección y preparación de los alimentos. En este marco, es posible hablar de la comida chatarra (también conocida como comida basura), que son aquellos alimentos que presentan grandes cantidades de azúcares, grasa y/o sal. Debido a sus componentes, la comida chatarra genera un efecto particular en quien la ingiere: se incrementa su apetito y aumenta la sed. Esto sin que la comida aporte sustancias nutritivas o saludables: por el contrario, las grasas y el resto de los ingredientes de la comida chatarra pueden provocar trastornos en la salud (como el desarrollo de obesidad). Las empresas dedicadas a producir y comercializar este tipo de comida, por lo tanto, tienen un gran negocio al ofrecer alimentos que provocan más apetito y más sed, lo que hace que los consumidores sigan comprando. La comida chatarra también se asocia a la facilidad de elaboración (por eso se habla de comida rápida), al bajo precio (suele ser barata) y al ocio (los adolescentes se reúnen en restaurantes de comida basura). Estas características o señas de identidad son las que han propiciado que en todo el mundo en la actualidad dicho tipo de comida se haya convertido en la opción de muchas personas para alimentarse a diario. Y es que el que tengan poca capacidad económica o el hecho de que sea trabajos estresantes donde apenas gozan de tiempo para comer les lleva a optar por esta opción rápida y barata. Las hamburguesas, las papas fritas y las gaseosas o refrescos de gran tamaño suelen ser el menú típico de las cadenas de comida chatarra, como McDonald’s y Burger King. Hace 30 años o más, las familias consideraban el tiempo de la comida un ritual, casi sagrado, al que no se podía faltar, las comidas en casa respetaban la tradición y el menú completo era mínimo a tres tiempos logrando un balance casi perfecto que se completaba con desayuno, almuerzo y merienda o cena. Los alimentos que llegaban a la mesa eran saludables y entre comidas no había galletas o papas fritas, se servían naranjas en gajos o fruta picada. El consumo de refrescos era limitado y en casa abundaban las aguas frescas.

COMIDA RÁPIDA, INICIO DE LOS MALOS HÁBITOS ALIMENTICIOS Cuando la situación lo requería, la familia comía fuera de casa, en algún restaurante en donde se incluía un balance de los diferentes grupos alimenticios: proteínas, cereales, fruta, leguminosas, vegetales y grasas. La lista de golosinas era limitada, al igual que su consumo controlado. La apertura a los alimentos de bajo valor nutricional “chatarra”, así como la comida rápida llegaron a suplantar los viejos modelos de nutrición casera y convirtieron la venta de alimentos preparados en todo un éxito.

Ahora el mercado está saturado de comida poco nutritiva y con muchos conservadores, alimentos enlatados listos para ser consumidos. Las ventajas que ofrecen son una especie de trampa, seducen con el ahorro de tiempo, garantizan sabor en segundos y ahora hasta han creado una línea especial fortificada para brindar “mejor nutrición”. Estos alimentos son de fácil acceso para las madres de familia que carecen de tiempo para elaborar la comida y que de forma inconsciente los introducen en el hogar sin saber realmente lo que están llevando a casa. Pero, ¿por qué se consume fast food? En realidad, ya lo hemos explicado. Hoy día, nuestro estilo de vida, hace que no haya tiempo de comer a casa ó, si lo tenemos, sea escaso; así, comer diariamente fuera supone un gasto económico, y, los locales de comida rápida tienen precios bajos. A esto se le suma que sirven en cortos espacios de tiempo y la comida es de rápido consumo, con lo cual, para un individuo con poco tiempo para comer, resulta perfecto. Si el consumo de comida rápida en trabajadores es bastante amplio, en la población infantil es mucho mayor. Según un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, las familias con niños tienen un mayor consumo de comida rápida que otros grupos de población. Esto se suma al gran número de adolescentes que abusan de esta alimentación debido al bajo costo de la misma y a que, además, resulta muy atrayente en cuanto a textura, color, sabor y aspecto. También se ha observado que la comida rápida es de elección en ciertos individuos con problemas de ansiedad o depresión, que por sus trastornos, en especial los que padecen ansiedad, suelen acudir a la comida como fórmula de escape, y, concretamente, consumen alimentos muy calóricos, como los son los denominados fast food. Todos estos grupos de consumidores, junto con los factores comentados respecto al estilo de vida y al sedentarismo que está reinando cada vez más en nuestra sociedad, especialmente en los más jóvenes, hacen que exista una relación entre la comida rápida y la obesidad. Aunque son muchos los factores socio-económicos que influyen en la obesidad, los hábitos alimentarios constituyen uno de los más relevantes.

COMIDA RÁPIDA: SUS CONSECUENCIAS NEGATIVAS Hoy en día, las comidas rápidas se han transformado en una salida obligada para mucha gente. Urgencia de tiempos y trabajo, o el excesivo culto a la comodidad de la vida moderna, parecen ser más fuertes que el deseo de contribuir, mediante la alimentación, a nuestra salud. Pizzas, hamburguesas, papas fritas, panchos, milanesas, empanadas o cualquier otra de estas tantas propuestas que podemos obtener en el mundo del “delivery” gastronómico, transformaron en los últimos años a la alimentación en un hábito rápido y de simple solución. Aunque no tan bueno para la salud.

El excesivo consumo actual de estos alimentos ha dado lugar a múltiples estudios, artículos, documentales y, recientemente, a una conocida película, que aborda las consecuencias del exceso de comida rápida (básicamente comida de una hamburguesería) sobre la salud y el estado físico. La película es más general, aunque también intenta expresar el lado más negativo y las consecuencias negativas de la comida rápida. ¿Es realmente tan negativa la comida rápida? Nutricionalmente, este tipo de alimentos coinciden en un aporte de alta densidad energética y calórica y un alto contenido en grasas (saturadas) e hidratos de carbono. Además, contienen bastante colesterol y, aunque su contenido mineral es deficiente, en el caso del sodio sucede todo lo contrario, siendo ricos en este mineral. Son también deficientes en fibra y vitaminas, aunque podemos resaltar como positivo que aportan proteínas de alto valor biológico. A continuación se muestran algunos ejemplos con las raciones de normal consumo y el aporte calórico y graso (por ración) de estos alimentos.

PARA REFLEXIONAR Y CAMBIAR Sería interesante que todas las personas, especialmente aquellas que tienen hijos pequeños, sean conscientes de las consecuencias irreversibles que produce esta forma de comer. En ocasiones, la vorágine cotidiana nos impide detenernos un momento y reflexionar sobre actos que atentan gravemente contra nuestra salud. Pero vale la pena hacer un esfuerzo para modificar aquellas costumbres contrarias a nuestro bienestar. Ingerir más lácteos (leche, yogur, quesos), vegetales frescos (crudos o cocidos) y frutas de estación es una salida saludable, rica e igualmente rápida. Hagamos de nuestra dieta, una saludable, con un poco de tiempo y dedicación, esto será posible,

además de la ayuda de muchos especialistas en nutrición, invirtamos en nuestra salud, y que mejor manera adoptando una dieta sana y saludable.