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EDUCACIÓN SECUNDARIA Bailar para mejorar la salud emocional 1.o y 2.o grado: Arte y Cultura En esta oportunidad, anal

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EDUCACIÓN SECUNDARIA

Bailar para mejorar la salud emocional

1.o y 2.o grado: Arte y Cultura

En esta oportunidad, analizaremos de manera crítica una pintura que lleva por título “Zamacueca” elaborada por Francisco Fierro Palas (1809-1879), más conocido como Pancho Fierro, quien de manera autodidacta realizó sus innumerables pinturas con la técnica de la acuarela, retratando así escenas reales y costumbres de la vida limeña. La pintura “retrata una escena de conquista amorosa a través de movimientos semicirculares o circulares hechos con pañuelo” (Recasens, 2010, p. 72), la cual tuvo un gran auge en el siglo XIX y que dio origen a otras danzas como la marinera. A pesar de que no existe mucha información sobre sus orígenes, la mayor parte de los investigadores concuerda que nació entre finales del siglo XVIII y la segunda mitad del siglo XIX, como producto de la mezcla de ritmos y costumbres indígenas, hispanas y africanas, expandiéndose por el Perú y luego a otros países de América del Sur como Argentina, Bolivia y Chile. Ernst W. Middendorf, médico y antropólogo alemán que vivió aproximadamente 25 años en nuestro país, realizó diversos estudios y recogió información sobre la historia, geografía y cultura peruana, describió cómo las parejas danzaban la zamacueca de la siguiente manera:

“Al comienzo de la música, los bailarines se colocan uno frente al otro, a poca distancia, levantando un pañuelo blanco con la mano derecha. Se mueven entonces al compás de la música, mientras que el pañuelo es agitado sin cesar en círculos o lateralmente. Se acercan más el uno al otro y así los dos dan vuelta completa para alejarse. La misma maniobra se vuelve a repetir luego, pero los bailarines se alejan menos, los giros se hacen cada vez más rápidos, el bailarín se vuelve más impulsivo, hasta que finalmente la dama debe rendirse, lo que da a entender al terminar con una repentina vuelta y dirigirse apresuradamente a su sitio. En esta danza se derrocha gracia, especialmente de parte de la dama, y las bailarinas, que se saben hábiles, encuentran entre los espectadores un aplauso tempestuoso”. (Middendorf, 1894, citado en Acosta, 2015, p 79).

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