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Agricultura en Venezuela, en la actualidad. Un breve repaso El actual estatus de la agricultura venezolana viene en fr

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Agricultura en Venezuela, en la actualidad.

Un breve repaso

El actual estatus de la agricultura venezolana viene en franca desmejora, en un artículo premonitorio de la situación existente a día hoy, en su artículo “Hacia dónde va la agricultura venezolana” publicado en el Diario El Mundo Economía y Negocios, el 08 de junio de 2011, explica:

“La

agricultura venezolana no tiene fuentes estadísticas confiables que vayan mostrando la evolución de su producción. Solo existen datos y cifras parciales publicadas por los gremios agropecuarios y por el propio Gobierno, pero sobre unas y otras pesa la sospecha de ser sesgadas o de no tener todo el rigor metodológico que las estadísticas económicas necesitan en el mundo contemporáneo. Sin embargo, existen buenos antecedentes sobre las exportaciones e importaciones de productos agropecuarios. Las mejores cifras en ese sentido son las publicadas por la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), que se basan en las estadísticas oficiales proporcionadas por el Gobierno venezolano, pero que son -en la medida de lo posiblecompatibilizadas con los datos suministrados por el resto de los países latinoamericanos que hacen de contraparte comercial de Venezuela. Esto nos permite respondernos una serie de preguntas respecto a cómo se integra Venezuela en los circuitos contemporáneos de comercialización de productos alimenticios. Basados en esa fuente podemos decir que todos los países con los cuales Venezuela pudiese ser comparado presentan para 2010 mayores exportaciones de productos agropecuarios que importaciones. Argentina, por ejemplo, exporta 32.000 millones de dólares de productos incluidos en los primeros 24 capítulos del arancel de aduanas, e importa solamente 1.500 millones de dólares. Brasil exporta, a su vez, 63.000 millones de dólares del mismo tipo de bienes e importa 9.500 millones de dólares. Chile presenta 11.000 millones de dólares de ventas externas de productos agropecuarios y compras solo por $4.300 millones. Para Perú las cifras correspondientes son 5.700 millones de dólares y 3.100 millones de dólares, respectivamente. Colombia exporta por un valor de 5.700 millones de dólares e importa un monto de 4.100 millones de dólares. En todos estos países, por lo tanto, la agricultura produce dólares en cantidad más que suficiente como para financiar las importaciones alimenticias que no se puedan producir internamente. En otras palabras, la agricultura alimenta a toda la población de aquellos países, y aporta dólares al resto de la economía nacional. En Venezuela, en cambio, las exportaciones agropecuarias llegaron en 2010 a la escasa cifra de 59 millones de dólares, mientras que las

importaciones alcanzaron poco más de 5.000 millones importadores netos de carne, leche, cereales, grasas y aceites.

de

dólares.

Somos

Las importaciones son casi 90 veces más altas que las exportaciones. Venezuela es el único de los países de América del Sur cuya agricultura presenta un comercio exterior clara y dramáticamente deficitario. Brasil ha llegado a ser el primer exportador mundial de carne de vacuno y de aves, y es un exportador importante de soya y de azúcar. Argentina es importante en soya y cereales, mientras que Chile exporta cantidades sustantivas de frutas y de salmones. Perú vende al mundo hortalizas, café y alimentos concentrados para animales, y Colombia sigue siendo una potencia cafetalera, además de vender flores y plantas vivas. Entre las escasas exportaciones de Venezuela destacan las que se agrupan en el Cap. 21 (Bebidas Alcohólicas), que suman aproximadamente 17 millones de dólares, las que se agrupan en el Cap. 03 (peces, crustáceos, moluscos), que suman 13 millones de dólares, y café y tabaco con aproximadamente 10 millones de dólares cada uno, sin que en ninguna de estas agrupaciones Venezuela tenga una posición relevante como productor o exportador a escala mundial. A todo lo anterior hay que agregar que Venezuela es el único país de la región donde los propietarios agrícolas son expropiados sin aviso, justificación ni indemnización; donde con las tierras expropiadas el Gobierno no sabe posteriormente qué hacer -y procede a establecer cooperativas o fincas estatales, o a repartir las tierras entre campesinos o no campesinos afectos al régimen, según sean las presiones del momento- y donde la producción agrícola está sujeta a variados y crecientes controles para efectos de su movilización y comercialización. Una cosa luce relacionada con la otra. Si Venezuela exporta poquísimo e importa más que Colombia, Perú, Chile o Argentina, eso debe tener algo que ver con la falta de seguridad con que se desenvuelve la propiedad agraria y con la falta de reglas claras que presidan la actividad agropecuaria.”

Para el año 2011 ya se denotaba una frágil situación de la agricultura venezolana, en el año 2012, y como resultado de lo expuesto por Arancibia, en materia de expropiaciones, la transnacional Agroisleña pasó a manos estatales, convirtiéndose en Agropatria, las consecuencias inmediatas se sintieron fuertemente, en su artículo para la unidad de investigación de El Nacional, publicado el 20 de mayo de 2012, Fabiola Zerpa, expone:

“El

galpón de la tienda de Agropatria en Quíbor, estado Lara, luce inmenso. Unas pocas cajas medianas de productos agroquímicos ocupan el área central y otras están arrimadas a una pared. El almacén está prácticamente vacío, igual que el estacionamiento para los visitantes. Al mostrador, en la parte delantera, muy pocos se

acercan para pedir mercancía. Unos llegan con aprensión y otros esperan tener suerte. Para todos, la expropiación de Agroisleña, ejecutada por el Gobierno en octubre de 2010, no es un hecho del pasado, sino una realidad con la que no consiguen conciliar todavía. La tienda no tiene mucho para ofrecer a los 2.000 productores de esta zona agrícola larense donde se cultivan 6.500 hectáreas de cebolla, pimentón y tomate que abastecen a todo el país, y se producen semillas. La ausencia de fertilizantes, fungicidas, úrea, desmalezadores, instrumentos de labranza y repuestos alienta la reventa ilegal, que encarece los costos y obliga a los más pequeños productores a desistir de la actividad. "¿Qué voy a encontrar? Desde que expropiaron Agroisleña no hay ni Gramozon (herbicida) ni más nada. Soy chavista, pero las cosas hay que decirlas con su nombre: faltan insumos". El desaliento de Félix Pérez, productor de cebolla, es tan pesado como el calor de esa tarde de mayo. Otro comprador se declara afortunado: "Hoy conseguí fungicida. Aproveché, porque no siempre es así". Dos hombres preguntan si hay filtros de aire para tractores. El encargado señala hacia la esquina. "No. Puede que en la cooperativa". Algunos indican que su producción ha bajado. Un agricultor que prefiere mantener su nombre en reserva señala: "Tengo 50 hectáreas de cilantro y pimentón en El Tocuyo, pero sin insumos no puedo sembrar". Réplica nacional. Quíbor es un espejo de la situación que se reporta en otras regiones del país. En el pueblo larense los productores aún calculan cuánta superficie han dejado de sembrar. Según datos oficiales la cadena oficial atendió el año pasado 600.000 hectáreas menos que en 2010. El ejemplo de Portuguesa es claro. Datos del ministerio y de los agricultores lo revelan. En 2005, los productores de maíz financiados por la empresa de la familia Fraga sumaban 38.000 hectáreas activas, que ese año produjeron 135.964 toneladas del rubro. En 2011, la producción cayó a cero: no fueron atendidos por Agropatria. Controles. En la tienda de Agropatria de Quíbor hay un aviso escrito a mano. Se indica que a partir del 2 de mayo los requisitos para comprar exigían ser un productor del municipio Jiménez y además presentar cédula de identidad y una constancia del Instituto Nacional de Tierras. Otra notificación advierte que toda compra debe ser retirada el mismo día. Gabriel Izarra, piñicultor, se queja de discriminación. "No me venden porque soy de Barquisimeto. Ahora me toca comprar Gramozon por ahí a 500 bolívares la garrafa de 5 litros, cuando el precio es de 125 bolívares".

Los cuerpos de seguridad hacen operativos para evitar que los productos de la antigua Agroisleña se comercialicen en otros establecimientos. Estas acciones enrarecen el ambiente en Quíbor. "Caen juntos la Guardia Nacional, el Seniat y la policía, de manera imprevista. Si encuentran algo, se lo llevan", dice Nerys Aranguren, de la comercializadora Moyetones. En el lugar es un secreto a voces que los trabajadores de Agropatria envían gandolas a fincas donde revenden los insumos con sobreprecio. Auditoría en espera. Elías Jaua, ministro de Agricultura y Tierras, anunció que el 26 de marzo se realizaría una auditoría de insumos en todas las tiendas. No se conocen resultados, pero puertas adentro los trabajadores quieren explicaciones, pues temen que debido a la inoperatividad de las 11 empresas del consorcio éstas sean cerradas. Han pedido que se aclare el destino de los 330 millones de dólares que el Ejecutivo entregó a Yván Gil, el presidente de la empresa desde enero. El malestar movió a los trabajadores de las 11 compañías Serviform, Inica, Proyefa, Syntec, Venezolana de Riego, Metal Zamora, Agropatria Planta Morón, Olaca, Sehiveca, Silos Araure y Servigranos a protestar. El 24 de marzo cerraron la vía principal de Cagua, donde está la sede de la compañía, como mecanismo de presión para que la gerencia reactive las plantas que aseguran se encuentran paralizadas entre 50% y 90%. En esas manifestaciones dijeron que sólo se produce 20% de los insumos y que el resto se importa. "Si esta situación sigue así, podemos perder nuestros empleos", dijo ese día Andrés Salazar de Olaca. Tres semanas después un tribunal agrario de Aragua y Carabobo otorgó una medida de protección para evitar que eventuales conflictos paralicen las actividades, incluidas las protestas. La decisión acentuó el malestar entre los trabajadores, quienes la interpretaron como un intento de silenciarlos. "¿Será que le quedó grande Agropatria al Ministerio de Agricultura y Tierras?", se preguntó ante la prensa José Leje, de Serviform, a principios de mayo. Fallas gerenciales. La renuncia de unos y el despido de otros miembros de la gerencia de Agroisleña a causa de la expropiación fue un factor determinante del desempeño negativo, según fuentes del sector. "Quienes quedaron al frente no sabían cómo hacer las solicitudes de materia prima ni planificar la producción en un negocio tan complejo", dijo uno de los gerentes marginados. El malestar laboral se ha presentado en instalaciones como la de Morón, Carabobo, donde reclaman aumentos salariales. Fuentes internas señalaron que esta semana comenzaron a recibir insumos para reiniciar la producción de las plantas. Una de ellas, paralizada desde octubre de 2010, volvió a activarse.



La situación agrícola venezolana continuó deteriorándose aceleradamente. El entramado de corrupción, en conjunto a políticas públicas erradas o mal enfocadas, supuso un bache enorme en el que aún se ve sumergido este rubro vital en el desarrollo de la nación, en este sentido, Fedeagro en su balance final del año 2015, mediante nota, expuso: Estimaciones de Fedeagro En el año 2015 continuó la caída de la producción agrícola iniciada en el año 2008. En efecto, de los doce rubros a los cuales Fedeagro hace seguimiento y cuya contribución al Valor de la Producción Agrícola Vegetal supera el 70%, once (11) muestran decrecimientos significativos. Preocupan, por apartarse significativamente de la producción alcanzada en los últimos años, los resultados del arroz, la papa, y las hortalizas. En los cultivos de la caña de azúcar, el café y el sorgo se registraron mínimos históricos que revelan una acentuada crisis estructural. Factores que influyeron en los pobres resultados del año 2015. Son varios los hechos que contribuyeron con este pobre resultado, algunos atribuibles a factores externos difíciles de contrarrestar, como el clima, y otros, relacionados con políticas públicas que inciden negativamente sobre nuestro Sector. El factor clima se ha caracterizado en los tres últimos años por una sequía prolongada, afectando con más intensidad ejes productivos localizados en los Llanos Centrales y Orientales del país, en estas regiones se redujo el área de siembra y se perdió gran parte de la superficie sembrada. Muchos productores de maíz afectados, apostaron por el sorgo, perdiendo la apuesta. En los llanos Occidentales la sequía no tuvo la misma intensidad; no obstante, los agricultores se vieron forzados a sembrar tardíamente, afectándose la productividad de los cultivos. En síntesis, se sembró menos y los rendimientos fueron significativamente inferiores a los de los últimos años. En 2015 se intensificó la problemática de abastecimiento de agroinsumos, maquinarias, equipos, repuestos, cauchos y baterías. Las empresas privadas fabricantes y distribuidoras de semillas y agroquímicos; por una parte, no tuvieron acceso a las divisas para satisfacer la demanda interna de este año y por otra, no se cubrió la deuda que mantienen con sus proveedores externos, trayendo como resultado limitaciones para importar los agroinsumos. Agropatria, la empresa estatal, no tiene capacidad para cubrir los insumos demandados por los agricultores.

El desabastecimiento de agroinsumos se manifestó más fuertemente en algunos rubros y regiones, resultando más afectados, entre los rubros, las hortalizas, las frutas y los tubérculos y entre las regiones, la Andina. La sequía impidió alcanzar las metas de superficie cultivada incluida en los planes del Gobierno y del Sector Privado. Esta situación favoreció el abastecimiento de fertilizantes en rubros como los cereales (menos superficie cultivada para un volumen restringido de este insumo); no obstante, en otros renglones hubo fallas considerables. Adicionalmente los costos de fertilizantes y su transporte desde Morón a las unidades de producción, aumentaron significativamente. Pequiven incrementó el precio de los fertilizantes en un 541% y los fletes desde Morón a diferentes destinos superaron el 500%. Estos incrementos, al igual que otros conceptos incluidos en las estructuras de costos de producción, como los gastos financieros, no son tomados en cuenta por la Sundee para ajustar los precios de los rubros controlados. La inseguridad rural se ha constituido en uno de los elementos centrales de la desmotivación que hoy impera en el campo venezolano; no solo por las acciones contra las personas y las pérdidas netas, producto de los asaltos, vacunas y pago de rescates; sino también por los costos adicionales en los cuales debe incurrir el productor para protegerse y resguardar sus bienes. La situación se ha tornado dramática en predios que utilizan riego, habida cuenta de los robos de transformadores eléctricos, bombas, aspersores, tuberías y otros implementos y equipos. Hemos planteado insistentemente el tema del deterioro del parque de maquinaria e implementos agrícolas, producto de la obsolescencia y el desabastecimiento de repuestos. Si no renovamos este parque, es imposible aumentar la frontera agrícola, los productores optan por canibalizar unas unidades para mantener otras operativas, reduciéndose el área cultivada. Desde el punto de vista tecnológico, las limitaciones de divisas nos están alejando del conocimiento que universalmente se produce y mercadea en el mundo. No ingresan al país nuevas moléculas de agroquímicos con mayor efectividad y el acceso a nuevos equipos y maquinarias es prácticamente nulo, adicionalmente se nos fuga el talento humano que tanto costó formar a la sociedad venezolana. Por último, es importante mencionar que el ingente incremento de los costos de producción reduce la superficie financiada por la banca privada. Con el porcentaje establecido por la Cartera Agrícola y el volumen de crédito otorgado en créditos en 2014, se financió mucho menos área de cultivos en 2015 y mucho menos área se financiará en 2016. Situación que amerita una revisión. La producción por rubro en el año 2015 La producción de maíz en el 2015 se estimó en 1.244.250 t, el volumen más bajo desde el año 2003. En comparación con el año 2014, la producción de este rubro cayó un 26% y la participación de la producción nacional en el consumo aparente se redujo a un 32%.

Los productores de maíz; tal como lo referimos anteriormente, se vieron afectados por el régimen climático perdiéndose área sembrada y retrasándose la época de siembra de invierno, hecho que afectó la productividad del cultivo. El cultivo del arroz decreció un 30,4%, con respecto al año anterior. En 2015 se produjeron 476.000 t menos que en 2014, rompiéndose una tendencia ascendente en la producción de este cultivo iniciada en el año 2011 que nos ubicó muy cerca de la autosuficiencia. En este cultivo se ha venido perdiendo la capacidad productiva y operativa de los productores, producto del impago del subsidio, el desabastecimiento de agroinsumos (específicos para el cultivo) y repuestos para la maquinaria y equipos, la escasez de semilla desestimulada por precios irrisorios y el desmantelamiento por parte de la delincuencia de los sistemas de riego (robo de bombas y transformadores, entre otros). La caída del sorgo, con respecto al año 2014 fue del 20,6%, produciéndose un total de 73.600 t, la producción más baja desde el año 2004. El sorgo; a pesar de constituir una alternativa para sustituir al maíz en condiciones de disminución del volumen y retraso de las lluvias, aún no se recupera de la sentencia a muerte que se le dictó hace varios años cuando se fijaron precios muy por debajo de los costos de producción y no se ajustaron en años sucesivos. Este renglón tiene dificultades serias de disponibilidad de semillas; la semilla nacional tiene el precio regulado muy por debajo de sus costos y la semilla importada ha tenido problemas por la presencia de malezas. En caña de azúcar la caída fue del 21,2%, y el volumen producido, 4.700.000 t, el mayor decrecimiento de los últimos años. En este cultivo confluyen los factores adversos que pesan sobre la agricultura venezolana, en especial los relativos al no reconocimiento de los costos en los precios del producto terminado y el retraso en el pago del subsidio. El costo del servicio de cosecha se ha elevado considerablemente como consecuencia de la escasez de repuestos, cauchos, baterías de la maquinaria y el transporte de las empresas especializadas en este servicio. Otro hecho que marcó el comportamiento de la cosecha del 2015 fue el diferimiento del proceso de caña por parte de los Centrales del estado, los cuales no operaron a su capacidad, quedando alrededor de 300.000 t de caña en campo sin cosechar. En café continúa la caída sostenida de la producción iniciada en el año 2001. Con respecto al año 2014, la producción decreció un 18,2%, ubicándose en 450.000 qq, la producción más baja de la historia de las estadísticas agropecuarias en el país. Son responsables de este decrecimiento: la escasa rentabilidad del rubro como consecuencia de precios impuestos sin considerar los costos de producción, la desatención a la multiplicación de la roya, enfermedad que sigue avanzando sin barreras sanitarias ni disponibilidad de fungicidas efectivos para su control, la obsolescencia de la maquinaria y equipos para el beneficio del grano, el Decreto 1.509 que intervino la

comercialización del café verde y concentró en instituciones gubernamentales el destino del grano cosechado. En fin, son más de 30 años de rezago tecnológico del cultivo, y más de 17 de aceleración negativa que nos han transformado de exportadores de tradición centenaria de café de alta calidad, a importadores netos.

En papa la producción de 2015 cayó un 51%, ubicándose en 108.000 t. La falta de semilla resultó el factor determinante en la caída de la producción, aunado a la negativa del MPPAT, representado por Agropatria, de distribuir la poca semilla que importaron a las asociaciones de agricultores de mayor tradición en el cultivo. La escasa producción que salió de las asociaciones se obtuvo con la siembra de papa de consumo, paralelamente parte de la semilla traída por Agropatria y almacenada en cavas del Estado en Barrio Negro, Pico el Aguila y Quibor, se pudrió por contaminación y por el rompimiento de la cadena de frio, humedad y luz en el transporte y el almacenamiento. Igualmente, la escasez de semilla dio origen a la especulación y la reventa de este insumo, el cual pasó de costar entre 700 a 750 Bs la coleta a más de Bs. 6.000. El tomate, la cebolla y el pimentón, las tres principales hortalizas, decrecieron en el 28,3%, 19,2% y 38,7%, respectivamente. Los insumos de hortalizas, incluyendo la semilla, históricamente dependían del apoyo de empresas privadas fabricantes y distribuidoras de insumos, en 2015 hubo serias dificultades con el abastecimiento de semilla, de agroquímicos (Agropataria no cubre la demanda de las más importantes zonas productoras y en otras simplemente no tiene presencia) y fertilizantes, aunado a un cerco oficial que se ha montado a la distribución de estos productos, incluyendo decomisos, afectó la producción de estos renglones. La producción de hortalizas del norte del Estado Guárico se vio impactada por la disminución de las precipitaciones en la región y del volumen de agua disponible para riego de la represa de Camatagua. En 2015 se trabajó con 18 hectómetros, reduciéndose la siembra en un 30% con respecto a 2014. En naranja, por primera vez en los últimos cinco años, se produce una disminución de la producción. En efecto, la producción del año 2015 fue de 500.000 t, una caída del 17% con respecto a 2014. Al igual que otros rubros la caída en la producción naranja fue producto del desabastecimiento de agroinsumos, especialmente de fertilizantes, agroquímicos, equipos de fumigación, segadoras, materiales para riego (micro aspersores) repuestos de tractores, cauchos, baterías y por el impacto de la sequía que contribuyó con la merma de la productividad física de los naranjales. El girasol decreció un 68%. En 2015 solo se produjeron 7.197 t, en comparación con 35.552 del año anterior. El cultivo se vio afectado por el suministro a destiempo de la semilla. Otro factor que conspiró en contra de la producción de este renglón fue el precio

a nivel del productor, el cual se fijó por debajo de las expectativas de los agricultores y terminó cancelándose al productor, cinco meses después de de la cosecha.

Los problemas con el girasol y el sorgo en los Llanos Centro Occidentales condujeron a los agricultores a optar por un cultivo alternativo, el ajonjolí, renglón que no tuvo problemas de semilla y cuyo precio fue mucho más atractivo; en consecuencia la producción de ajonjolí (38.400 t) creció un 41,7%, con respecto al año 2014. Siendo este el único renglón de los 12 que monitoreamos con cifras en azul.

Ya para inicios de 2016 y lo que va de año, la situación es aún más dramática, a pesar de la iniciativa impulsada desde el gobierno central de implementar la llamada “agricultura urbana”, un mecanismo controvertido, sin muchos resultados concretos, tal y como se explica en esta nota de el diario “El Impulso” del día 13 de marzo de 2016.

El pasado domingo 28 de febrero, arrancó por orden del presidente Nicolás Maduro, el Plan de 100 Días de Agricultura Urbana, propuesta que surge con el recién constituido ministerio enfocado a la producción agrícola en las urbes y que en menos de dos meses ha tenido a dos mujeres como encargadas. El plan ha sido presentado como una posible solución a la actual situación de escasez de alimentos. No obstante, la idea ha sido objeto de cuestionamientos, ya que representantes del sector agrícola, pecuario y ganadero han apuntado que, previo a este trabajo, es preciso recuperar la agricultura formal, cuya caída ha sido la verdadera causa de la actual situación del país.

En tan sólo pocos días el Gobierno Nacional ha dado un importante impulso a la propuesta, que ya se extiende por múltiples espacios urbanos y periurbanos de Venezuela, como Barquisimeto, donde coexisten experiencias de vieja data como la de Lagunita del Roble, en la vía Quíbor, y otras que han respondido al llamado gubernamental, como las iniciadas por los trabajadores de la Flor de Venezuela y el Instituto Nacional de Nutrición en Lara, ambas desarrolladas en sus sedes. Entonces, resulta positivo o no el estímulo a la agricultura urbana. Sobre este respecto, fueron consultados Aquiles Hopkins, vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro) y Luis Jonás Reyes Flores, diputado por el Consejo Legislativo en Lara (CLEL), además de militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), quien es el vocero de la propuesta en el estado. Reyes Flores informó que sólo en Lara se han identificado en una primera etapa 543 patios productivos que podrían producir 50.000 kilogramos de alimento en estos primero 100 días. Estiman que en lo próximo se puedan identificar otros espacios, para al menos trabajar con 1.600 de estos, a fin de duplicar la cifra, basada en la estimación de 1.5 kilogramos de producción por metro cuadrado. El plan contempla 13 rubros para el cultivo. Hopkins, por su parte, contradice que el Ejecutivo nacional se refiera a la agricultura urbana como una solución la terrible crisis de escasez y desabastecimiento que enfrenta el país, ya que el problema se ha originado en la caída de la producción nacional y de alimentos, a causa de “erradas políticas económicas”. Calificó este como un “programa interesante” que podría operar dentro del Ministerio de Agricultura y Tierras, como un plan complementario de la producción nacional. Potencia formal El vicepresidente de Fedeagro dijo comprender que en otros países, muy poblados y sin extensiones de tierra para dedicarlas a la agricultura rural, se implementen planes de este tipo como una opción complementaria y muy específica. Citó el caso de la albahaca en Italia. No obstante, apuntó que Venezuela cuenta con al menos 33 millones hectáreas con vocación agricultura y pecuaria, con altísimo potencial de producción, el cual permitió históricamente autoabastecer no sólo el consumo nacional, sino también el desarrollo del potencial exportador. En la actualidad, apuntó, se produce menos de la mitad de lo que se obtenía siete años atrás, motivado a la falta de políticas de estímulo. Sin embargo, el representante del PSUV y vocero del plan en Lara, reconoció el potencial productivo de la agricultura rural de Venezuela y aseguró que el Estado mantiene la intención de fortalecer y potenciar la agricultura en el campo, como una de las actividades económicas más importantes del país.

En tal sentido, apuntó que la propuesta de agricultura urbana sólo tiene como intención abaratar los costos de aquellos productos que usualmente son vendidos a precios especulativos, motivado por sus traslados, entre otras razones. Sin soluciones reales a la crisis “Abordar la agricultura urbana es no entender lo que está sucediendo en el país, que hoy en día presenta problemas como la deuda que mantiene el Estado con los productores de arroz, maíz y caña de azúcar… Se les adeuda cerca de 10.000 millones de bolívares. Si no tenemos recursos para hacer frente a los productores rurales y si no se revierten medidas como esta, además de las políticas de subsidio, se obtendrá todo lo contrario a una verdadera economía productiva”, señaló Hopkins, quien indicó que el gobierno ha actuado irresponsablemente con los productores venezolanos. Reyes Flores, por su parte, señaló que el Plan de 100 días de Agricultura Urbana “nace del trabajo voluntario, por lo que no requiere de créditos ni de preparar las tierras”. Se trata del trabajo de la comunidad organizada, que se capacita para obtener por su propios medios los recursos para la siembra, “por lo que no se necesita más inversión que el acompañamiento del personal de instituciones nacionales”.

Semilla para la siembra Sobre la semilla que podría ser empleada para el desarrollo del Plan de Agricultura Urbana, Hopkins apuntó que no hay suficiente inventario de semilla de hortalizas. Este no alcanza ni el 10% de la necesidad. Se preguntó: ¿si no hay semillas de hortalizas en el país, con qué se pondrá práctica la agricultura urbana?.

en

A esto sumó que el Venezuela atraviesa una de las sequías más contundentes de la historia, no sólo en el campo, sino también en zonas residenciales, donde reciben el agua según una planificación. Reyes Flores, por su parte, precisó que la agricultura urbana no representa una alta demanda de semillas. Indicó que este plan comprende una etapa de capacitación de los voluntarios, en la cual se les enseña cómo aprovechar las semillas obtenidas del consumo del hogar. Asimismo, precisó que con la conformación de la Comisión Nacional de Semilla, el Estado pretende sustituir la importación de estas, a fin de garantizar aquellas que correspondan a los rubros de mayor demanda en Venezuela, con apoyo de otros institutos gubernamentales. Más de lo mismo o no “Esto es quizás más de lo mismo. Se debe recordar lo que fueron en el pasado los gallineros verticales y ensayos de cultivos hidropónicos, iniciativas que nacieron fracasadas porque no se adaptaban a la realidad de nuestro país…Si tú tiene unos

productores y existen unas políticas que no les permiten producir ni responder a las necesidades del sector, lo más conveniente es adecuar estas e impulsar la producción nacional rural de alimentos”, comentó Hopkins, quien calificó este plan como “otro monstro burocrático”. “Mientras el gobierno no entienda lo que sucede y presente anuncios contrarios a las propuestas que hacen los sectores productivos, las cosas irán por mal camino y obtendremos malos resultados”, dijo Hopkins. Recuperar el conocimiento Al consultarle a Hopkins si realmente este plan podría recuperar el hecho productivo en el país y retornar las prácticas ancestrales venezolanas, como han anunciado representantes gubernamentales, dijo que “para mantener la cultura ancestral de cultivo de alimentos sería necesario impulsar aquellos institutos de educación que fomentan la educación de técnicos medios y técnicos superiores con alguna especialización en la producción agrícola”, cuestión que no se observa en la actualidad. Recordó que el café es un cultivo que identificó a Venezuela y que se exportó por más de 200 años, pero este fue afectado por las políticas de gobierno. “Quien acabo con este cultivo fue el gobierno y sus políticas desastrosas, que pretenden tener en el mercado un producto a precio regulado (Bs. 46) que no se consigue… Pasamos de ser un país exportador de café (200 mil quintales por año) a importadores del 70% del producto consumido”. -Si realmente se quisiera recuperar los conocimientos ancestrales de nuestros abuelos, el camino no sería la agricultura urbana, sino el fomento de la agricultura tradicional y formal del país. Valor por cada estado Hopkins recordó que la agricultura formal es la primera actividad económica de 14 estados del país, y la segunda en algunos como Zulia, después de la extracción petrolera. “Lo que decimos va más allá de la necesidad de ser responsables con el país y trabajar en el tema de la seguridad y soberanía agroalimentaria, ya que las economías de diversos estados dependen de la agricultura rural”. Se preguntó por qué los recursos invertidos en la agricultura urbana no fueron empleados para el pago de la deuda con productores de arroz, maíz y caña de azúcar, “quienes pusieron todo su esfuerzo, para intentar sostener la caída de la producción nacional y atendieron el llamado de Ministerio de Agricultura y Tierras en su momento, incluso en medio de una de las crisis climáticas más fuertes de los últimos 50 años”.

Desmoralización o no Sobre señalamientos por parte del presidente del país, quien ha declarado que los comentarios de sectores productivos sobre la agricultura urbana tienen la intención de desmoralizar al pueblo, Hopkins negó tal planteamiento. “Si tuviéramos una visión tan simplista de la situación, podríamos pensar entonces que a nosotros no se nos paga el subsidio para desmoralizarnos… Simplemente creo que se está siendo irresponsable con el país”. Subrayó que el llamado es a que se entienda que el problema es ocasionado por la drástica caída que ha presentado el sector nacional desde el 2008 hasta el presente. Planes de siembra Por su parte, el vicepresidente de Fedeagro acotó que los planes de siembra del gobierno “han sido muchas palabras y pocas acciones, y además de la causa de la caída nacional”. Subrayó que uno de los daños más grandes que se ha cometido contra esta actividad económica, han sido las políticas de intervención de tierras productivas, amparadas en una “mentira de guerra al latifundio”. -Se intervinieron fincas, hatos que producían mucha comida para Venezuela y que hoy en día es muy poco lo que producen. Por su parte, Luis Jonás Reyes, aseguró que “sin complejos” ellos reconocen no sólo las experiencias positivas, sino también las negativas. Subrayó que esto forma parte de otra fase de “revisión de los espacios recuperados”, a fin de garantizar óptimos niveles de producción. Asimismo, manifestó que con el Plan Agrícola de Siembra, sólo en Lara, se espera que para este primer trimestre de 2016 se lleven al mercado 114 mil toneladas de alimentos, extraídas del campo. Aquiles Hopkins dijo desconocer si realmente la agricultura urbana podría abastecer el 20% de la demanda nacional como se ha difundido a través de medios e instituciones oficiales. Sin embargo, acotó que en la actualidad la agricultura rural abastece aproximadamente el 40% del consumo en el país. Experiencia de Lagunita En Lara existen algunos casos de agricultura urbana, como el de Lagunita del Roble, dirigido por Susana Escobar, quien relata que ya tienen ocho años de trabajando en este proyecto que les permite abastecer a 3.625 familias y doce consejos comunales. Cuenta que trabajan con producción en huertos y patios productivos en sietes hectáreas de terreno, cuya experiencia comparten con otros 40 patios productivos del punto y círculo de su base de misión.

“Iniciamos con la Misión AgroVenezuela y desde ahí nos hemos abocado al tema productivo”, comentó Escobar, quien relató que actualmente cosechan tomate, ají dulce, caraota y pimentón, los cuales son distribuidos entre las ferias de hortalizas de PDVAL, Mercal y Lácteos Los Andes. Al consultarles si no han tenido problemas con la adquisición de semillas, dijo que no, porque han creado su propio banco de semillas, que les permite mantenerse productivos.Caso contrario al fertilizante, que en ocasiones no llega a Agropatria. Con esta propuesta emplean entre 20 y 28 personas de la comunidad. Como parte de los 100 días de Agricultura Urbana, compartirán sus conocimientos y experiencias con otras comunidades. Apoyo o abandono Respecto a que los fletes son muy costosos e incrementan los precios de venta en la ciudad, razón por la cual se propone la agricultura urbana, Hopkins se preguntó si entonces el gobierno pretende acabar con la producción rural. Invitó al Ejecutivo nacional a investigar las razones por las cuales los traslados resultan tan costosos. Entre estos por falta de repuestos, cauchos y baterías. En este sentido, el diputado del CLEL precisó que el programa no da la espalda a la agricultura formal, sino que se trata de un complemento que forma parte de los 14 motores productivos planteados por el gabinete económico venezolano, en los cuales apoyan rubros estratégicos como el café, maíz y caña de azúcar.

Como podemos ver, la radiografía actual del rubro agricultor en Venezuela, presenta un cuadro bastante delicado. Es imperativo como país, poder superar los reveses propios de la corrupción y las malas políticas. Todo esto debe ser logrado, no a cualquier costo, sino bajo un esquema de desarrollo sustentable. La posibilidad de esto se explica en nota del Universal, del año 2012 El desarrollo sostenible de una nación se puede fundamentar en cinco pilares que permitirán el cambio de los sistemas tradicionales de producción bajo un equilibrio en los ámbitos financieros, económicos, socioculturales y ambientales. Estos pilares son el mejoramiento del uso de recursos naturales y crear una base de datos de esos recursos, como la pluviosidad, las áreas forestales, las especies de flora y fauna, la porción de agua y la energía de un país. El tercer punto es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos controlando la contaminación y su impacto, así como las emisiones de dióxido de carbono y los desechos sólidos.

Finalmente, una nación debe promover fondos para políticas de desarrollo sustentable y promover nuevas tecnologías que sean capaces de alcanzar esos objetivos. Los proyectos ecológicos fueron el tema principal del Foro de Cooperación Económica Verde para el Desarrollo Sostenible, organizado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) realizado la semana pasada en su sede en Caracas. El objetivo del encuentro fue promover los proyectos en las naciones latinoamericanas sin que impacten de manera negativa en el ambiente, incluyendo a Venezuela. Carlos Chanduvi, director de Programas Latinoamericanos: Indicadores de Crecimiento Verde de la Organización de las Naciones Unidas, fue el que explicó la importancia de estos pilares, impulsados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. El evento contó además con la participación de representantes de la embajada de la República de Corea del Sur, así como de Perú, Colombia y Argentina, quienes dieron a conocer las políticas económicas y ambientales de sus países. El desarrollo de una economía verde podría lograr "un ahorro de 2.9 trillones de dólares en todo el mundo", lo que se traduciría en mayor eficiencia de los recursos, más y mejores empleos y un mejoramiento de la calidad de vida, según explicó Enrique García, presidente ejecutivo de CAF "Tenemos un tema que es la transformación de los países para que sean consistentes y que disminuyan su impacto negativo con los ecosistemas", expresó García. "Esperamos que Corea (del Sur) nos sirva de ejemplo". En el foro se explicó cómo Corea del Sur ha logrado aumentar sus ingresos per cápita desde el año 1970 con políticas económicas impulsadas por el gobierno del país asiático y con poco impacto en el ambiente. "Corea y Venezuela pueden estrechar sus relaciones", dice por su parte el embajador de la República de Corea en Venezuela, Joo-teck Kim. Países de la región, como Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Paraguay y Perú ya están aplicando sus esquemas de desarrollo sustentable. Chanduvi aseguró que ya está en conversaciones con representantes del gobierno venezolano para impulsar proyectos verdes en el país, específicamente con el Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Innovación. García recalcó la importancia de la protección del medio ambiente y recordó que las supertormentas, los terremotos y los tsunami son cada vez más comunes.