Psicologia Comunitaria

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República Bolivariana de Venezuela Universidad Bicentenaria de Aragua Vicerrectorado Académico Decanato de Ciencias Administrativas y Sociales Escuela de Psicología

Psicología Comunitaria (Ensayo)

Facilitadora:

Integrantes:

Patricia Royer

Deneire Pinto C.I: 28.430.982

San Joaquín, octubre de 2019

La Psicología comunitaria

¿Alguna vez se ha pensado en cómo los problemas de la comunidad pueden afectar a la salud y el bienestar de los individuos? O ¿Cómo la gente puede convertirse en un contribuyente más activo para su comunidad? Pues, es precisamente el contenido de estas interrogantes, los principales temas de interés dentro del campo de la disciplina a desarrollar: la psicología comunitaria. Así mismo, se describe que esta es un área de especialidad que se ocupa de cómo los individuos se relacionan con la sociedad, yendo más allá de un enfoque individual psicológico, integrando las influencias sociales, culturales, económicas, políticas y ambientales para promover un cambio positivo en la salud mental a nivel individual y sistémico. Esta surge, bajo una necesidad muy específica en el territorio de los Estados Unidos, ya que existía un vacío, un campo sin labrar, que otra rama de la psicología, la cual es la psicología social, no podía dar soluciones óptimas a la problemática presentada. De esta manera, vemos entonces, que gracias a los acontecimientos presentados aproximadamente en la de los 60’s, en el territorio estadounidense; como nace, una disciplina amplia dentro de la psicología ya que trabaja con conocimientos de otras disciplinas científicas, incluyendo: la sociología, las ciencias políticas, la salud pública, la psicología transcultural y la psicología social; en donde los psicólogos, especialistas en esta área, estudian la vida cultural, económica, social, política y ambiental y la forma que éstas tienen de influir en las vidas de personas en todo el mundo. Su carácter novedoso es responsable de la confusión y ambigüedad que todavía imperan respecto de su denominación, objeto y métodos; lo cual obviamente es un signo no sólo de su juventud, sino además de ser una rama en período de formación, es por esta razón que a continuación se conocerá con más profundidad de esta disciplina.

Es importante, que en primera instancia, antes de proseguir a profundizar más sobre la psicología comunitaria, es conveniente dar una definición más concisa de lo que esta se trata, para esto citamos a una de las intelectuales, que se encargó en investigarla y formalizarla, definiéndola como: “Aquella que trata de la comunidad y que es realizada con la comunidad. Esta definición permite delimitar lo comunitario y lo asistencial con bastante claridad, pues, si se excluye el rol activo de la comunidad, podrá tratarse de aplicaciones psicológicas concernientes a la salud, la educación, el asesoramiento, aspectos específicamente clínicos que, aunque tengan lugar en el territorio propio de la comunidad (si lo hay), no implicarán un trabajo comunitario al no contar con la participación de quienes integran la comunidad a la cual se dirijan esas acciones ni con su perspectiva del asunto.” (Montero, 2004). De esta manera se puede observar, que esta definición supone una característica, realmente la primera y primordial, la esencial de la psicología comunitaria: el rol activo de la comunidad, su participación. Y no sólo como participante, o como protagonista aceptada o receptora de beneficios, sino como agente activo con voz y decisión. En el mismo contexto vemos también, otros aspectos desglosan en esta rama, como por ejemplo: el desarrollo, fomento y mantenimiento del control y poder que los individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social. En relación con la antes expuesto, para clarificar y comprender mejor por qué y para que se originó la psicología comunitaria, nos trasladamos a los a fines de la década del 60 y comienzos de los años 70, en donde se comienza a plantear la idea de definir y fundamentar una psicología especializada en la comunidad. Algunos la propusieron como una forma de psicología aplicada, dados sus nexos en los EE. UU con el movimiento pro salud mental en la comunidad, de larga data, y con la política de guerra a

la pobreza, otros se preguntaban ya acerca de la posible creación de una nueva rama de la psicología. En todo caso, lo que parece delinearse en ese país, es la necesidad de, una psicología que trabaje con organizaciones sociales, cambiándolas de manera tal que los individuos se beneficien; así como la dualidad del rol del psicólogo involucrado en tal acción. Sin embargo, ya en américa latina, sin apelar a la denominación, pero con un claro adelanto metodológico, desde fines de la década del 50, aproximadamente entre 1957 y 1959, se venían realizando aisladamente y silenciosamente, desarrollos comunitarios interdisciplinarios, en los cuales están presentes todas las características que veinte años después pasan a definir a la psicología comunitaria. Sabiendo esto, vemos entonces como el objetivo fundamental de esa práctica está destinada al desarrollo de la participación comunitaria, consiste en la movilización de un grupo particular (una comunidad), para el enfrentamiento y solución de sus problemas, los cuales a través de la intervención de agentes de cambio, percibirá en sus dimensiones reales y en sus relaciones con el medio en que se presentan. Haciendo una pequeña comparación con otra ciencia similar, notamos como la psicología comunitaria es como la psicología social con la adopción de un enfoque de grupo o sistémico hacia la conducta humana. Se preocupa del uso de los conocimientos psicológicos para resolver los problemas sociales. Toma prestadas muchas técnicas de la industria y la psicología de las organizaciones, aunque tiende a hacer frente a las organizaciones desde el enfoque comunitario, como los sistemas de suministro de servicios humanos y redes de apoyo. Además, se centra de forma simultánea en los problemas de los clientes y los trabajadores en lugar de únicamente los objetivos y valores de gestión. Tiene que ver con cuestiones de regulación y control, y con la mejora de las características positivas y las habilidades de los grupos

sociales relativamente sin poder, como las minorías, los niños y los ancianos de tolerancia social. Asimismo, particularmente en relación con la resolución de problemas psicosociales y el desarrollo humano integral alcanzado por esas personas. Se necesitan modelos teóricos que permitan entender el comportamiento humano en contextos comunitarios y relacionar el cambio social activo con los problemas psicosociales existentes y con el desarrollo humano. Es así como tenemos al modelo teórico analítico-operativo, sirven para comprender y explicar conceptos sustantivos básicos y elementos relacionales o procesales. Los modelos operativos, sirven para actuar u operar, ligando dos núcleos básicos (cambio social + problemas psicosociales y desarrollo humano).En los modelos analíticos están: los sociales, que permiten relacionar los fenómenos psicosociales con sus determinantes y macro sociales; y los modelos psicosociales conllevan dos términos básicos de referencia el individuo y el sistema social. Y en los modelos operativos, aquí podemos distinguir entre aquellos que definen los objetivos o metas de acción y aquellos que, centrándose en la acción y sus efectos, guían y orientan la intervención comunitaria en psicología. En el mismo orden de ideas, poseemos también a otros tres tipos de modelos, los cuales son: el modelo de estrés psicosocial, se orienta hacia el desarrollo de teoría e intervención experimental, centrados en las situaciones estresantes y factores psicológicos y sociales que median, y alteran, la vulnerabilidad y resistencia personal ante esas situaciones: el proceso de confrontación y dominio, y el apoyo social. Los modelos de competencia, le dan sentido al carácter volitivo del proceso socializador, donde se van a desarrollar cualidades psicológicas con particularidad persono-lógica para manifestar conductas competentes que le permitan vivir mejor, entendiendo dentro de esto y con carácter prioritario las conductas saludables. Y por último, los modelos de apoyo social, manifiestan el significado de las relaciones interpersonales en forma de apoyo social,

dándole importancia la calidad constructiva del intercambio, lo que deriva que el sistema tenga un sentido personal para cada individuo. En síntesis, en la trayectoria de este texto, se puede dar a relucir, que esta psicología comunitaria surge como el esfuerzo en paralelo, de diversos grupos de psicólogos latino-americanos y de otros profesionales de las ciencias sociales, que comienzan a enfrentar una serie de problemas que surgen en una realidad muy concreta: el subdesarrollo de américa latina, la dependencia de los países que integran la región. También en Norteamérica como hemos visto, se plantea una psicología comunitaria, pero su orientación es predominantemente la de una psicología para la salud mental comunitaria, o como una rama de la psicología clínica. Ante los problemas concretos, vistos en su relación contextual, las explicaciones,

los

paradigmas,

las

teorías

psicológicas

vigentes,

aparecerían como inadecuados, como incompletos, como parciales y las soluciones de ellos derivadas sólo alcanzan entonces a tratar el malestar de unos pocos y a ignorar la dolencia de muchos. Se planteaba, y ese planteamiento sigue vigente, la necesidad de dar respuesta inmediata a problemas reales, determinantes, cuyos efectos psicológicos sobre el individuo, no sólo lo limita y trastorna, sino que además lo degradan, y, aún peor, pasan a ser generadores de elementos mantenedores de la situación problemática. Tal planteamiento supone entonces para el psicólogo, el enfrentamiento de la problemática con una visión distinta: la de diagnosticar en función de una globalidad, la de tener conciencia de la relación total en que ella se presenta. Y junto con esa visión, necesariamente unida a la misma, se plantea una redefinición del sujeto psicológico en la relación. Se parte de la idea de que toda transformación debe serlo tanto en el ámbito social cuanto en el individual, y que las soluciones no serán tales si no involucran la participación de los individuos, a los que van dirigidas. Es decir, que debe ser autogestión y no pura manifestación externa.

Referencias



Montero M. (2004) “Introducción a la Psicología Comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos”. Editorial Paidós. Buenos Aires.

Argentina.

{Documento

en

línea}.

Disponible

en:

file:///C:/Users/Cosito/Downloads/montero-introduccion-a-lapsicologia-comunitaria.pdf 

Sánchez

Vidal

(1991)

“Psicología

Comunitaria.

Bases

conceptuales y operativas: Métodos de intervención”.

2da

edición PPU Barcelona. 

Pérez R. (2004) “Psicología comunitaria”. {Documento en línea}. Recuperado

en:

http://datateca.unad.edu.co/contenidos/90016/2013_2/Lecturas_de _referencia_Lecciones/Leccion_Evaluativa_Unidad_2/psicologa_co munitaria.html 

Montero, M. (2012). “Teoría y práctica de la psicología comunitaria. La tensión entre comunidad y sociedad”. Paidós: Buenos Aires.