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Universidad Nacional de La Rioja Departamento Académico de Ciencias de la Salud Lic. en Ciencias de la Educación Cáted

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Universidad Nacional de La Rioja Departamento Académico de Ciencias de la Salud

Lic. en Ciencias de la Educación

Cátedra: Filosofía Módulo: Práctica de aprendizaje N° 6

Relación entre Ética y Antropología Sede/ Delegación:

Capital

Prof: Titular: Brizuela, Laura Soraya

Alumna: CHACOMA SILVIA VERONICA

-AÑO 2018

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Contenidos: Conceptualizaciones básicas: Luego de la lectura del material sugerido y de la visualización del video, responda:

1- ¿Quién es el "otro”? ¿Qué relación guarda con lo que "somos"? 2- Puede un sujeto incluir al "otro" sin que pierda su "otredad"? 3- ¿Qué es la "alteridad" y establezca su relación con la Ética? 4-Diferencie tolerancia de hospitalidad en la relación con el otro 5-Realice un informe en el cual pueda observarse el análisis de la vinculación entre ética libertad y alteridad. Bibliografía: Ética. Walter Cenci -Rodrigo Laera- Esteban Lythgoe Enlace obligatorio

Respuestas

1.

¿Quién es el otro?, ¿Dónde está el otro? Si el otro es lo que desborda toda mismidad, lo que

está más allá de uno mismo, ¿cómo accedo a él? ¿Cómo accedo al otro sin que mi propia mismidad lo contamine y por ello lo desotre? ¿O será que para el encuentro con el otro tengo que desapropiarme de mí mismo, tengo que salirme de mí mismo, desenmismizarme? Darío Sztajnszrajber (su filosofía de inventar palabras) El otro es lo que abre la pregunta por el sí mismo, es decir, por la propia identidad, es, a la vez, lo que permite indagar de qué modo nos vinculamos con los otros y con la naturaleza. El otro, en definitiva, nos permite pensar de qué modo nos relacionamos también con nosotros mismos, partiendo de la premisa de que esta relación está siempre mediada por un otro que es al mismo tiempo independiente, pero también constitutivo de nuestra identidad. La cultura occidental y el yo moderno, (blanco y burgués) se cree el modelo de lo humano, imponiendo su identidad sobre todas las cosas, proyecta su “yo” sobre el “otro” … pero

¿puede el sujeto incluir al otro sin que pierda su especificidad? Solo puedo pensar al otro desde mi yo, pero el otro justamente es lo que excede a mi yo. El “Otro”, tal vez sea el tópico más trabajoso y complejo de definir en todas las obras, pero también lo es en psicoanálisis, y en filosofía en general. La noción del otro desde el punto de vista filosófico está determinada por las épocas sociales o los contextos socioculturales en los que habitaban los mismos es así como encontramos concepciones diferentes. La primera determinada por Rene Descartes e Immanuel Kant, quienes son los precursores del nacimiento histórico del otro, hablando de "El otro como otro yo" Nuestra identidad es igual a la de los otros… pero a la ves diferente, por un lado todos “somos” iguales, y somos parte de un todo que nos nuclea, “la humanidad” pero al mismo tiempo soy individuo, diferente, singular, entonces .. ¿somos iguales o diferentes?

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Si solo puedo pensar en el otro desde mi yo … pero el otro es lo que antecede a mi yo …entonces, para que haya igualdad debe haber diferencia, la igualdad es la forma de la diferencia, por eso estamos siempre relacionados con el “otro” sin lograr separarnos, y en esta dialéctica quizás, “somos todos el “otro”

2)- La otredad se origina en el momento en que se considera a los demás, es decir en el momento

en que decido ver más allá de mí. Un “Otro” implica la existencia de algo que no es propio y por lo tanto, no forma parte de la existencia individual de cada uno. Sin embargo, eso externo que se rige con autonomía respecto a uno mismo también, puede afectar y alterar la individualidad del sujeto en cuestión que considera la otredad.

¿Puede el sujeto incluir al otro sin que el otro pierda su condición de otro? ¿no hay en toda inclusión una perdida? ¿no hay siempre alguien que termina expandiendo su “YO” en un “OTRO” que va perdiendo su otredad? Pero se manifiesta un problema: para poder vincularme con el otro, el otro tiene que dejar parte de su otredad porque, en el vínculo, tiene que aceptar mis reglas. Si yo me vínculo con el otro, impongo las reglas del vínculo. Entonces, si hay vínculo con el otro, ya no hay otro. No me vínculo con él en su diferencia, en su singularidad, en lo que no tiene ver conmigo, porque ya tiene que ver conmigo, porque hay vínculo y si hay vínculo hay concesión. Entonces la otredad del otro, queda del otro lado de la puerta y de este lado de la puerta queda aquello con lo que me permito vincularme. ¿Entonces cómo nos relacionamos con el otro? Sztajnszrajber plantea: “La relación con el otro siempre es una relación imposible y ¿por qué es una relación imposible? Porque si me vinculo con el otro, el otro tiene que encajar en lo que yo pretendo, al encajar deja de ser otro. Toda relación con el otro tiene el siguiente problema, como siempre voy hacia la otredad desde lo que soy yo, al otro siempre lo pienso, lo valoro desde mis categorías nunca puedo acceder a la otredad en sí misma. El ser humano construye otredades tolerables y deja completamente afuera lo intolerable. ¿Qué es lo que queda por pensar entonces? Que no puedo desprenderme de mi yo, pero tampoco hacerlo absoluto, tampoco se trata de solo pensar en mí yo, o no pensar en nada… de mi yo. Es ‘entre’ el yo y el otro, y aunque el otro sea muy diferente a mí, hay que “tolerarlo”, porque el otro es un “prójimo”, un prójimo es alguien próximo, que por eso se vuelve uno de los propios, pero es en ese acto, QUE PIERDE SU OTRIEDAD.

3)- La alteridad hay que entenderla a partir de una división entre un “yo” y un “otro”, o entre un “nosotros” y un “ellos”. El “otro” tiene costumbres, tradiciones y representaciones diferentes a las del “yo”: por eso forma parte de “ellos” y no de “nosotros”. La alteridad implica ponerse en el lugar de ese “otro”, alternando la perspectiva propia con la ajena.

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Esto quiere decir que la alteridad representa una voluntad de entendimiento que fomenta el diálogo y propicia las relaciones pacíficas. Lograr que los seres humanos antepongan el reconocimiento y respeto del “Otro” al propio, resultará del valor ético por excelencia, pero éste sólo puede generarse y sobrevivir a condición de que todos los seres humanos compartan este valor y lo observen en todo encuentro con el “otro”, sin importar ninguna otra condición y característica, ya sea de raza, género, nacionalidad, nivel económico, etc. Pensar éticamente en el vínculo entre lo humano con el otro, según la ética levinasiana que menciona Darío S. es también una ética de la justicia pues, queramos o no, estamos obligados a juzgar, a emitir juicios, a comparar. Por ello, para convivir se hace imprescindible la presencia de un Estado que nos garantice seguridad, aunque esto nos prive de una parte de nuestra libertad. Así, al tener el mismo peso el Estado y los ciudadanos en una democracia, éstos podrían cambiar poco a poco las leyes e introducir términos como los de caridad y solidaridad. En este contexto, aparece la ética como la única vía para la salida del ser, es decir, Lévinas considera que la ética es la filosofía primera ya que, nos permite pensar en el Otro.

4)Hoy la filosofía está deconstruyendo la tolerancia, mostrando que detrás de la supuesta apertura del “tolerante”, en realidad se sigue ejerciendo un poder y una jerarquía. Por eso la idea de par es interesante. El otro en realidad nunca encaja, porque si encaja entonces termina siendo lo que uno pretende o necesita que sea para mí propia expansión y vinculación. Frente al extraño, al “otro”, podemos diferenciar dos modos de vinculación: la tolerancia y la hospitalidad. En el recibimiento hospitalario, se abre la puerta al “extranjero” pero ya no condicionándolo desde la tolerancia, la hospitalidad implica la existencia de una diferencia radical, el otro .. ya no es un igual, sino un diferente y la hospitalidad no resuelve la cuestión del otro, pero nos enseña a despegarnos de nuestro Yo, del ego. Asume que nuestro vínculo con el otro es imposible, pero posibilita transformarnos a nosotros mismos, a entender que, en definitiva, somos extranjeros todos.

5)-

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Para vincular ETICA, LIBERTAD Y ALTERIDAD, me llamo la atención un artículo sobre un filósofo de moda hoy, en diversos medios culturales de Europa e Hispanoamérica, ese es posiblemente Byung-Chul Han. De origen coreano y nacionalidad alemana, aclamado como la nueva estrella alemana de la filosofía. La reciente traducción de cuatro de sus escritos “La sociedad del cansancio”, “La sociedad de la transparencia”, “La agonía de Eros” y “En el enjambre”, refleja ensayos filosóficos con un demarcado interés en actualizar problemáticas culturales y nivelarlas con la capacidad intuitiva de otros pensadores del siglo XX. El núcleo del pensamiento de Byung-Chul Han es la negatividad. ¿Pero de qué negatividad se trata? Al observar una cultura de escala planetaria cuyos mayores horizontes económicos, políticos, sociales y también sexuales se proyectan hacia la potencia de internet, lo que Han afirma es que, en realidad, hoy desarrollamos nuestras vidas sobre pantallas cuyo máximo sentido está en la aprobación vacía del "Me gusta" (tal como aparece en Facebook, pero también en los "corazones" que se intercambian en Instagram, Twitter y otras redes sociales semejantes). En ese contexto, la negatividad, que en su versión más simple podría imaginarse como la imposible oportunidad de presionar el botón de "No me gusta", representa no solo la opción de decir "no", sino la opción de "oponerse" a lo dado, de manera tal que sea posible alcanzar una conciencia más reflexiva acerca de lo que somos, pensamos y hacemos. Han repite bajo la lógica digital del siglo XXI lo que el gran filósofo alemán G. W. F. Hegel afirmó en el siglo XIX: es absoluto el espíritu que reconoce la negatividad del otro. "Donde reina lo puramente positivo, el exceso de positividad, no hay ningún espíritu". Por lo tanto, donde no puede haber un espíritu, donde lo positivo no puede contrastarse con lo negativo, no hay oportunidad para el entendimiento y hunde nuestras vidas en un sistema de aspiraciones y rendimientos dentro del cual terminamos incapacitados para entender a los otros y para entendernos a nosotros mismos. "La depresión es la enfermedad de una sociedad que sufre bajo el exceso de positividad", escribe Han en La sociedad del cansancio. "Quizás la computadora hace cálculos de manera más rápida que el cerebro humano y admite sin rechazo alguno gran cantidad de datos porque se halla libre de toda otredad". Lo que en este punto le interesa destacar a Han es que, tal como afirmó el filósofo alemán Martin Heidegger en el siglo XX, si "la ciencia no puede pensar" —porque su tarea es satisfacer un régimen de rendimiento—, entonces el vínculo entre las personas y la web se ha alineado alrededor de un sistema que borra las contradicciones entre el proletariado y la burguesía —como las entendía Karl Marx— y transforma al trabajador en empresario. "El neoliberalismo, elimina la clase trabajadora sometida a la explotación ajena. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se transforma en una lucha interna consigo mismo y con la libertad". Han asevera que, gracias al triunfo tecnológico de internet, ahora el poder es un ejercicio de control sobre las psiquis. "El smartphone no es solo un eficiente aparato de vigilancia, sino también un confesionario móvil. Facebook es la iglesia, de lo digital". Y los gobiernos invierten muchos recursos para registrar lo que ocurre en esa "congregación". La trampa, insiste Han, es confundir una existencia sin negatividad con una existencia feliz, y confundir un poder atento a nuestras preocupaciones con un poder dispuesto a cambiar lo que las provoca.

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