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UNIVERSIDAD NACIONAL JORGE BASADRE GROHMANN FIAG ESCUELA DE ARQUITECTURA CURSO TEMA : TEORIA DE PLANEAMIENTO URBANO :

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UNIVERSIDAD NACIONAL JORGE BASADRE GROHMANN FIAG ESCUELA DE ARQUITECTURA

CURSO TEMA

: TEORIA DE PLANEAMIENTO URBANO : PROCESO DE URBANIZACIÓN. CARACTERÍSTICAS GENERALES EN AMÉRICA LATINA. PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL PERÚ

DOCENTE

: ARQ. VICENTE

ALUMNA

: LOPEZ TICONA, YUNNELY FIORELA

AÑO

: TERCERO

Tacna – Perú 2013

ÍNDICE I.

PROCESO DE URBANIZACION 1. Urbanización 2. Espacio urbano  Lo rural y lo urbano. Diferencias o Análisis cualitativo o Análisis cuantitativo  Un criterio aceptado internacionalmente 3. Proceso de urbanización

4. Evolución dela población urbana 5. Fases del proceso de urbanización 6. Causas del proceso de urbanización  

Países desarrollados Países subdesarrollados

7. Las funciones urbanas en los países menos desarrollados 8. Las funciones urbanas en los países desarrollados 9. El proceso de tercerización 10. Tipos de planos urbanos II.

CARACTERÍSTICAS GENERALES EN AMÉRICA LATINA 1. América latina 2. Países y dependencias  Factores que determinan la distribución 3. Transición demográfica 4. Crecimiento y distribución poblacional 5. Proceso de urbanización en américa latina 6. Etapas del proceso de urbanización  Proceso de urbanización en Argentina  Proceso de urbanización en Chile  Proceso de urbanización en Colombia  Proceso de urbanización en México 7. Arquitectura en américa latina  Etapas de evolución o Primera etapa: modernismo o Segunda etapa: decadencia o Tercera etapa: renacimiento latinoamericano

III.

PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL PERÚ  Reseña histórica o Fundación o Época virreinal o Equipamientos y obras civiles o Independencia o Época republicana

I.

PROCESO DE URBANIZACION

1. URBANIZACIÓN La urbanización es el crecimiento físico de las áreas urbanas como resultado del cambio global. Es el movimiento de personas, de zonas rurales a áreas urbanas. La urbanización está estrechamente vinculada a la modernización, a la industrialización y al proceso sociológico de la racionalización. La urbanización puede describir una condición específica en un tiempo establecido. La proporción de la población urbana mundial aumentó dramáticamente de un 13% (220 millones) en 1900, al 29% (732 millones) en 1950, y al 49% (3,2 millones de dólares) en 2005. Y se prevé que la cifra aumente a un 60% (4,9 millones de dólares) en 2030.

2. ESPACIO URBANO 

Lo rural y lo urbano. Diferencias

Uno de los temas más discutidos de la Geografía es el de las diferencias existentes entre lo rural y lo urbano. Para abordarlo se suelen utilizar dos tipos de argumentaciones: 



Las que se basan en las diferentes actividades económicas y formas de vida que se desarrollan en la ciudad y en el mundo rural. A estos argumentos los llamaremos cualitativos. Las que pretenden diferenciar lo urbano a partir del número de sus habitantes. Parten de una idea: lo urbano es más poblado que lo rural. A estos argumentos los llamaremos cuantitativos.

Ni unos ni otros argumentos dan resultados positivos; esto es, con ellos no conseguimos un criterio que nos permita diferencias claramente lo que es rural o lo que es urbano en todas las regiones del mundo. Por eso, al final, explicaremos la única definición que parece aceptada por todo el mundo. A. Análisis cualitativo Este tipo de análisis intenta diferenciar lo rural de lo urbano en función de las actividades que se desarrollan en uno u otro ámbito, de las formas que las edificaciones y las calles adoptan, de las relaciones sociales que se dan o de las diferentes formas de vida. Según este criterio se asocia:  Lo rural con: lo agrario, las localidades reducidas, los pequeños edificios y las vías de comunicación de



escaso tamaño, con relaciones sociales tradicionales, con un intenso contacto social, y con una vida tranquila, en armoniosa relación con el medio ambiente. Lo urbano, por el contrario, tendría como actividades económicas las relacionadas con el sector secundario (esencialmente la industria y la construcción) y terciario, su morfología sería la de grandes masas urbanas de complejas tramas, con grandes viarios y grandes carreteras, con un predominio de los valores individualistas y un predominio de relaciones sociales mucho más reducidas y menos profundas, y con unas formas de vida en las que prima la prisa, el ajetreo y la convulsión, con unas relaciones agresivas-negativas para con el medio ambiente.

Esta forma de enfocar la diferencia entre lo rural y lo urbano plantea varios problemas que la hacen poco útil: En los países desarrollados: 





la agricultura ha perdido importancia y otras actividades, consideradas como "urbanas" (construcción y la localización de industrias y áreas de almacenaje o distribución) están teniendo más presencia, sobre todo en localidades cercanas a las ciudades y bien comunicadas. En España esto explica la aparición de instalaciones industriales en zonas rurales que antes habían quedado alejadas del desarrollo industrial como Soria, Burgos, La Rioja, Toledo o Castellón de la Plana. Está cambiando la tipología de las viviendas, que pierden la estructura propia del mundo y el trabajo rural para semejarse más al tipo de edificaciones de las ciudades: construcción de pisos, viviendas adosadas, etc. La extensión de los medios de comunicación (carreteras y autovías; automóvil privado y transporte público) y el menor precio del suelo han sido factores importantes en este cambio. El turismo ha sido un factor de cambio para pueblos de montaña, que han desarrollado una actividad económica en torno a los deportes de invierno y al turismo rural; así como a localidades costeras, que han convertido a pueblos de pescadores en grandes centros urbanos dedicados al ocio y al turismo.

En los países subdesarrollados: 



Las ciudades presentan unas formas similares a las de las localidades rurales, bien porque son herencia de un pasado común bien porque las novedades relacionadas con la modernización económica aun no han llegado. En las ciudades, un porcentaje importante de población sigue dedicada a las actividades agrarias y las actividades relacionadas con el sector secundario y terciario tienen un desarrollo escaso.

B. Análisis cuantitativo Otra forma de abordar la diferenciación entre los rural y lo urbano es ateniéndonos al tamaño de sus municipios o localidades. Se parte del hecho de que los municipios rurales son más pequeños que los urbanos. En España, el Instituto Nacional de Estadística define tres categorías de

municipios en función del número de sus habitantes:   

Municipios rurales: tienen menos de 2.000 habitantes Municipios denominados intermedios: entre 2.000 y 10.000 habitantes Municipios urbanos: más de 10.000 habitantes

Pero cada país tiene un criterio cuantitavo diferente, en fucnión de su localización geográfica y desarrollo económico:

HABITANTES A PARTIR DE LOS CUALES SE CONSIDERA QUE LA LOCALIDAD ES URBANA



Suecia, Dinamarca

200

República Sudafricana

500

Australia, Canadá

1.000

Francia, Israel

2.000

EE.UU., Méjico

2.500

Bélgica

5.000

Turquía, España

10.000

Japón

30.000

UN CRITERIO ACEPTADO INTERNACIONALMENTE

El criterio que internacionalmente se admite para diferenciar lo rural y lo urbano parte de unir: 





Un elemento cuantitativo que facilite clasificar estadísticamente los territorios La idea de que lo rural es un territorio o espacio extenso y continuo, mientras que la ciudad es un territorio pequeño y puntal, que se refiere al espacio que ocupa la ciudad. Las nuevas realidades que están adoptando las ciudades invadiendo con sus actividades y funciones los territorios rurales.

La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) establece como criterio para diferenciar a los municipios entre rurales o urbanos:

 

Tiene una densidad demográfica inferior a 150 habitantes por km2. Se encuentra a una distancia de las zonas urbanas superior a una hora de viaje.

Así, se relaciona población de los municipios con la extensión del territorio sobre el que actúan directamente.

El resultado es la clasificación del territorio en tres grandes grupos: 1. Predominantemente rurales cuando más del 50 por 100 de la población reside en municipios rurales. 2. Significativamente rural cuando el porcentaje se sitúa entre el 15 y el 50 por 100. 3. Predominantemente urbana cuando es inferior al 15 por 100 Esta es la única clasificación de lo rural aceptada internacionalmente

3. PROCESO DE URBANIZACIÓN Es la creciente concentración en las ciudades de población, actividades económicas e innovaciones que posteriormente proyectan a los espacios que las rodean. La población urbana ha ido creciendo lentamente, pues la mayoría de las personas vivían en el mundo rural. A partir del siglo XIX, con la Revolución Industrial, el tamaño de las ciudades aumentó rápidamente.



No ha sido un crecimiento homogéneo. Durante los siglos XIX y parte del XX se incrementó considerablemente la población urbana en los países desarrollados por el desplazamiento de la población rural hacia las ciudades (éxodo rural) para satisfacer la demanda de mano de obra.



Desde mediados del s. XX las ciudades de los países subdesarrollados han crecido velozmente. Aunque las urbes no ofrecen empleo suficiente, la gente huye de la pobreza rural, creándose problemas sociales y de infraviviendas.



Desde el año 2008 hay más población urbana que rural y esta tendencia continuará las próximas décadas.

PROCESO DE URBANIZACION

4. EVOLUCIÓN DELA POBLACIÓN URBANA La población mundial manifiesta una tendencia creciente a vivir en ciudades, reduciéndose el porcentaje de la que lo hace en el medio rural. Esta circunstancia se da tanto en el mundo desarrollado como en el subdesarrollado.

Las regiones con mayor población urbana son América del norte (80,7%) y del sur (81,6%), Europa (72,2%) y Oceanía (70,8%); y las que tienen un porcentaje menor son el África subsahariana (35,2%) y Asia, excluyendo Oriente Medio (38%), aunque también es cierto que las zonas que en la actualidad tienen un menor porcentaje de población urbana son las que presentan un crecimiento mayor de este tipo de población; mientras que las zonas que tienen un porcentaje mayor presentan cifras de crecimiento mucho más reducidas.

5. FASES DEL PROCESO DE URBANIZACIÓN En general, puede decirse que el proceso de urbanización presenta tres grandes fases: 1. Una fase inicial de fuerte crecimiento, en la que una zona, una región o un país dejan de ser considerados rurales y pasan a serlo urbanos. Las causas de este fuerte desarrollo urbano son dos: o La existencia de una potente corriente migratoria que lleva población del campo a la ciudad. Esta población es adulta joven y busca mejores condiciones de vida. o La acumulación de población joven (en edad de tener hijos) en las ciudades, como resultado de la emigración del campo a la ciudad, hace que su crecimiento natural sea mayor; mientras que el mundo rural envejece (quedan los más mayores, los que no tienen edad para emigrar) y tiene tasas de crecimiento menores o, incluso, negativas. 2. Una larga fase posterior en la que las ciudades siguen creciendo pero de forma más lenta. En esta fase la corriente migratoria desde el mundo rural se suaviza y, a la vez, el porcentaje de población joven, en edad de tener hijos, de la ciudad tiende a estabilizarse. 3. Una fase reciente en la que las grandes ciudades dejan de crecer, haciéndolo las localidades más pequeñas que se encuentran en la zona rural próxima y bien comunicada con la gran ciudad. En esta fase las corrientes migratorias cambian: o Sigue saliendo lentamente población desde una gran parte del mundo rural hacia el urbano, pero ahora lo hace hacia ciudades de tamaño medio o pequeño. o Comienza a salir población desde las grandes ciudades hacia las zonas rurales que se encuentran próximas a ellas, donde la población joven encuentra residencia precios más razonables o donde se ofrecen puestos de trabajo de fábricas, almacenes, etc. cuyas sedes empresariales se encuentran en las ciudades, pero cuyas factorías, fábricas, naves de almacenaje, talleres, etc. se alojan en ese mundo rural. La mayor parte del mundo desarrollado ya ha pasado por la primera y segunda fase, mientras que el mundo en desarrollo se encuentra en la primera o segunda, y el subdesarrollado, especialmente las zonas más pobres de Asia o del África subsahariana se encuentran en la primera.

6. LAS CAUSAS DEL PROCESO DE URBANIZACIÓN

En cuanto a las causas de este proceso de urbanización, también podemos hablar de diferencias entre el mundo desarrollado y el que no lo está. 

Países desarrollados

En las regiones y países desarrollados o que están alcanzando este nivel (los que hoy llamamos países emergentes) la fase inicial de fuerte crecimiento de la población urbana se debió a la aparición en las ciudades de: 

 

Nuevos empleos vinculados con el desarrollo industrial y el de los servicios (transportes, comercio, etc.), mientras que la utilización de máquinas y otras tecnologías en las tareas agrarias hacía innecesaria a mucha población rural. Un nivel de renta mayor que en el mundo rural. Una oferta de servicios (sanitarios, educativos, comerciales, de ocio, etc.) muy superior a la existente en el mundo rural, que hace que la calidad de vida en las ciudades aparezca como algo mucho más atractivo.

El progresivo vaciado de población del mundo rural y la llegada de servicios al mismo fueron poco a poco debilitando este proceso. En la actualidad, las causas de los movimientos de población en los países desarrollados o que están alcanzando este nivel han cambiado gran parte del mundo rural sigue presentando un nivel de rentas y una oferta de servicios menores que el urbano, pero las grandes ciudades ya no resultan atractivas para la población por:  

 

Sus elevados precios del suelo y de la vivienda. Los problemas asociados a la aglomeración de población y actividades en las grandes ciudades: problemas de tráfico, pérdidas de tiempo, problemas en la calidad de vida, proximidad a actividades molestas, etc. El mundo rural, mucho más próximo a la Naturaleza y menos congestionado, ofrece una imagen de mayor calidad de vida. Las redes de transporte (carreteras de alta capacidad, ferrocarriles de cercanías, redes de autobuses, etc.) y la difusión del automóvil privado permiten la realización, en poco tiempo y con bajos costes, de movimientos diarios entre las localidades próximas y las grandes ciudades de población que va de su lugar de residencia a su trabajo, a su lugar de estudios, de compras o a obtener algún servicio (estudiar, ir al médico, etc.)



Países subdesarrollados

Las fuertes corrientes migratorias que llevan población desde el mundo rural a las ciudades no obedecen, la mayor parte de las veces a estas causas. La población sale de sus lugares tradicionales de residencia en el mundo rural expulsada por la miseria. La mayor parte de la población de las grandes ciudades de los países subdesarrollados, o en fases iniciales de desarrollo, albergan a importantes porcentajes de población que viven en una condiciones miserables, dedicadas a la mendicidad o a subempleos miserablemente pagados, en unas condiciones de acceso a los servicios básicos (agua potable, calidad de la residencia, etc.) incluso inferiores de las que tendría en su localidad rural de procedencia. Las causas de esta expulsión del mundo rural tienen que ver con tres causas básicas:  



Desastres naturales (sequías, inundaciones, tornados, etc.) o con origen humano (guerras, etc.) que arruinan completamente a las familias. El crecimiento demográfico asociado al mantenimiento de una alta Tasa Bruta de Natalidad y al descenso de la de Mortalidad hacen que el mundo rural de los países atrasados económicamente no ofrezca empleo y rentas para esas nuevas y crecientes generaciones. El desarrollo de la globalización ha ocasionado la entrada en crisis de las actividades agrarias (agricultura y ganadería) tradicionales, que producen menos y a unos precios más altos que aquellas que utilizan las tecnologías importadas de los países desarrollados y que se orientan a ese mercado mundial en el que se fijan los precios. Además, los países desarrollados siguen manteniendo un altísimo nivel de subvenciones en sus actividades agrarias, de tal forma que los precios de sus producciones compiten de forma desleal con las de los países subdesarrollados.

7. LAS FUNCIONES URBANAS EN LOS PAÍSES MENOS DESARROLLADOS Tradicionalmente se ha asociado al mundo rural con las actividades agrarias y al urbano con las de los sectores secundario y terciario. Esto ha sido válido para las ciudades de las regiones desarrolladas hasta los años setenta del siglo XX.

En los países del llamado Tercer Mundo, que se encuentran lejos o muy lejos de un cierto nivel de industrialización, las ciudades acogen a un importante porcentaje de población que se dedica a actividades agrarias, destinadas a abastecer a la población de la propia ciudad o a la venta para un mercado más amplio (nacional o internacional). El escasísimo desarrollo industrial da trabajo a un reducidísimo grupo de sus habitantes y lo que diferencia funcionalmente a estas ciudades de las localidades rurales es la existencia de otro porcentaje importante de población que se dedica al sector terciario, y que podemos clasificar en dos grupos: 



Aquellos que ejercen profesiones reguladas, como comerciantes, funcionarios, trabajadores y empresarios de la hostelería, los transportes, etc. y que dependen de la doble función que ejercen las ciudades en estos países: o Organizan y administran un territorio rural (son la sede del gobierno provincial, tienen la estación de autobuses que conecta a los diferentes pueblos, tiene el mercadillo provincial, etc.) o Se relacionan con otras ciudades para formar la red administrativa nacional y el mercado nacional que articula la economía del país. Aquellos que ejercen profesiones irregulares, como servicios personales a tiempo parcial (recaderos, trabajos ocasionales, etc.), servicios domésticos con dependencias personales (a cambio de educación, de comida, de tutela, etc.), o como la mendicidad. Este grupo acoge a todos aquellos que acuden a la ciudad expulsados del mundo rural por la miseria, pero que no han encontrado trabajo y no pueden volver a sus localidades de origen.

El resultado de esta funcionalidad es la existencia de extensísimas barriadas de las llamadas infraviviendas, chabolas o autoconstrucciones, en las que se hacinan millones de personas sin servicios ni infraestructuras alguna (carecen de agua corriente en las casas, de calles asfaltadas, de servicios de recogida de basuras, de alcantarillado, de red de telefonía, de servicios médicos, etc.), en viviendas que ellos mismos han construido con materiales de desecho, formando barrios surgidos espontáneamente, sin planificación alguna (no se han trazado calles previamente, ni avenidas, ni aceras para los peatones). Estas barriadas se denominan favelas en Brasil, slum en la India, ciudad perdida en Méjico, etc.

8. LAS FUNCIONES URBANAS EN LOS PAÍSES DESARROLLADOS En los países desarrollados, las ciudades fueron los focos principales de la industrialización y su población se dedicó, en un porcentaje importante, a esas actividades industriales. Paralelamente a ese proceso industrializador, en estos países se desarrolló un nuevo sector terciario relacionado con los nuevos medios de transporte (ferrocarriles, autobuses, camiones, aviación...), con la comercialización de la nueva producción masiva industrial y con el progresivo desarrollo del nivel de rentas, primero de las nuevas clases empresariales y, posteriormente, del conjunto de la sociedad. Las escuelas y demás centros educativos, los servicios médicos, los medios de comunicación (la prensa escrita, la radio, la televisión), la hostelería, los bancos y los servicios financieros, la administración del estado, los ayuntamientos, etc. fueron progresivamente avanzando conforme la ciudadanía pudo ir permitiéndoselos (pagándolos o pagando impuestos para financiarlos), y a la par, generando nuevos empleos. De esta manera, las ciudades de los países desarrollados tuvieron una doble funcionalidad: Fueron lugares de producción industrial y centros desde los que se organizaba la distribución de los servicios. El mundo rural, mientras tanto, era el reducto de las actividades agrarias.







La globalización obligó a buscar menores costes y precios en las producciones de las empresas, que se organizaron mejor. Alrededor de las grandes empresas surgieron un amplio conjunto de empresas subsidiarias o dependientes que se encargaban de abastecer de materias primas o de componentes, de dar de comer a los trabajadores, de la publicidad, del transporte, etc. El notable aumento de las rentas que se produjo en los países desarrollados durante el período de prosperidad económica de los años 1950-1973 permitió el desarrollo de la llamada ―sociedad del bienestar”, que consistió, entre otras cosas, en que la población pudo financiar o pagar un conjunto de servicios que mejoraron notablemente su nivel de seguridad y bienestar: se extendieron la enseñanza y la sanidad pública y gratuita, el estado garantizó un cierto nivel de rentas ante ciertas situaciones como el desempleo, la jubilación, etc. los servicios de ocio y cultura pasaron a primer plano en una sociedad que disponía de más tiempo libre, etc. Las ciudades organizaron la prestación y la distribución de esos servicios. El desarrollo de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación permitía que la información y la toma de decisiones se globalizase: de forma casi instantánea se puede saber que está sucediendo en cualquier punto del planeta y adoptar las medidas y decisiones que resulten pertinentes. Estas tecnologías han facilitado el proceso de globalización y han servido de instrumento para la deslocalización industrial y el desarrollo del sector servicios.

9. EL PROCESO DE TERCERIZACIÓN

El conjunto de estos factores dio lugar a un cambio importante en la economía y en las ciudades, que son sus centros neurálgicos:   

Se redujo la importancia de las actividades industriales, que dejaron de localizarse en las ciudades. Se incrementó el peso de las actividades del sector terciario, que establecieron sus centros gestores en las ciudades. Las actividades agrarias siguieron su lento declinar, mientras una parte de ese mundo rural (el que estaba próximo y bien comunicado con las grandes ciudades) recibía las fábricas de la ―deslocalización industrial‖ y a una



población joven que buscaba una vivienda más barata en un entorno menos problemático que el de las grandes ciudades. Una tupida red de comunicaciones y transporte servía de lazos de conexión entre las actividades económicas, entre las ciudades y entre estas y el mundo rural que dependía de ellas.

A este conjunto de cambios se le denomina "proceso de tercerización". El resultado de estos cambios funcionales tiene repercusiones en el territorio urbano: 





Las grandes ciudades han creado en torno a ellas áreas metropolitanas que acogen al conjunto de localidades en las que reside la población y las actividades que dirigen y organizan. El desarrollo de unas relaciones económicas muy intensas y de una distribución de actividades y servicios ha dado lugar a redes de ciudades que forman conurbaciones y regiones urbanas. Las grandes ciudades están viendo como sus barrios tradicionales pierden población residente, mientras: o Crecen nuevos barrios en las zonas rurales próximas o Los centros de las ciudades se convierten en lugares en los que se instalan las sedes de las grandes empresas, los organismos que gestionan la prestación de servicios y las actividades comerciales o de otros servicios más exclusivos, olvidando por completo su antiguo carácter residencial.

10.

TIPOS DE PLANOS URBANOS

II.

CARACTERÍSTICAS GENERALES EN AMÉRICA LATINA

1. AMÉRICA LATINA América Latina o Latinoamérica es una región del continente americano que se define como el conjunto de países donde tres lenguas romances o lenguas neolatinas —español, portugués y francés — son lenguas mayoritarias. Generalmente, esta definición incluye dieciocho naciones hispanoamericanas independientes, Brasil, Haití y Puerto Rico, Belice, Quebec, Luisiana y las posesiones francesas de ultramar en la cuenca del Caribe y en el Atlántico septentrional. La región comprende más de veinte millones de kilómetros cuadrados de superficie, que corresponden aproximadamente al 13.5% de la superficie emergida del planeta. Por su amplitud, América Latina presenta una gran diversidad geográfica y biológica. En ella se encuentran prácticamente todos los climas del mundo y es el hogar de numerosas especies animales y vegetales. Cuenta también con algunos de los mayores ríos del mundo e importantes recursos minerales, entre los que destacan sus yacimientos de petróleo, cobre, litio y plata. La historia de América Latina comienza con el desarrollo de los pueblos amerindios durante la época precolombina. Las expediciones europeas hacia América a partir de 1492 fueron el inicio del proceso de colonización del continente. A partir de la independencia de Haití en 1804, las naciones Latinoamericanas se separaron de sus antiguas metrópolis —España, Portugal y Francia— y comenzaron su vida independiente. En algunos países, los conflictos de intereses entre élites políticas o económicas se ha reflejado en inestabilidad política, guerras civiles e internacionales. En contraste, también se han realizado esfuerzos de integración política, económica y cultural entre los pueblos latinoamericanos.

2. PAÍSES Y DEPENDENCIAS Se mencionan además los territorios que harían parte de América Latina según la connotación literal del término (territorios donde se hablan lenguas romances): las provincias de Quebec, Nueva Escocia y Nuevo Brunswick en Canadá; los estados de Luisiana, Florida, California,Texas, Arizona y Nuevo México en Estados Unidos; y los territorios franceses de Guyana Francesa, Clipperton, Guadalupe, Martinica, San Bartolomé, San Martín y San Pedro y Miquelón.

FACTORES QUE DETERMINAN LA DISTRIBUCIÓN •

Relieve.



Sistemas Hidrográficos Navegables.



Variedad de Climas, principalmente tropical.



Organizaciones Políticas muy centralizadas.

3. TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA Teoría que sirve para la relación entre los cambios demográficos y los cambios socioeconómicos que se produjeron en el siglo XVIII en los países desarrollados de Europa y por tanto la relación entre población, desarrollo y crecimiento demográfico. Se estructura a partir de 5 fases que tratan de explicar cómo una sociedad pasa de altas tasas de natalidad y mortalidad a ambas tasas bajas.

4. CRECIMIENTO Y DISTRIBUCIÓN POBLACIONAL América Latina Distribución Poblacional

  

75% Población urbana. En el año 2000 había 49 ciudades de más de 1.000.000 de habitantes. Las zonas costeras son las más pobladas.

Ciudades más Pobladas 1. Ciudad de México 2. São Paulo 3. Buenos Aires 4. Río de Janeiro 5. Lima 6. Bogotá 7. Santiago 8. Belo Horizonte 9. Guadalajara 10. Caracas

5. PROCESO DE URBANIZACIÓN EN AMÉRICA LATINA El informe ―Estado de las Ciudades de América Latina y el Caribe 2012‖, realizado por el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat) ofrece información actual sobre el crecimiento urbano y acelerado de los principales centros urbanos de la región. Aquí, algunos de los principales hallazgos sobre el Capítulo I titulado: "Población y urbanización"

1) Casi el 80% de la población de América Latina y El Caribe vive actualmente en ciudades, una proporción superior incluso a la del grupo de países más desarrollados. 2)14% (65 millones de personas) de la población urbana reside en megaciudades. 3) El éxodo migratorio del campo a la ciudad ha perdido peso en la mayoría de los países. Las migraciones son ahora más complejas y se producen fundamentalmente entre ciudades. 4) La expansión urbana ha hecho que muchas ciudades desborden los límites administrativos de sus municipios y terminen absorbiendo físicamente otros núcleos. El resultado ha sido la aparición de áreas urbanas de grandes dimensiones territoriales, a veces formalizadas en un área metropolitana, integradas por múltiples municipios. 5) Las ciudades crecen cada vez menos compactas y se expanden físicamente a un ritmo que supera el incremento de su población, un patrón que no es sostenible. 6) Es necesario fortalecer los mecanismos que permiten orientar los mercados inmobiliarios, potenciarlos y, sobre todo, aprovechar las plusvalías urbanas para reinvertirlas en el desarrollo de nuevas infraestructuras.

6. ETAPAS DEL PROCESO DE URBANIZACIÓN: El proceso de urbanización en América Latina se desarrolló en varias etapas. 1- Durante el período precolombino el 5% del territorio estuvo ocupado culturas urbanas indígenas. Esencialmente en el centro de México (Mayas, Aztecas) y en el altiplano y costa norte del Perú (Incas) 2- Los conquistadores españoles aprovechando las infraestructuras urbanas indígenas fundaron sus propias ciudades que serían fundamentales en la historia de América Latina en el futuro. 3-En función de aprovechar los recursos mineros y naturales y, además, de la necesidad de establecer contactos con España, hacia el año 1580 se establecieron puertos, centros mineros y fuertes. Esta etapa es fundamental, porque derivado de estas localidades se encuentran las 16 ciudades más pobladas en América Latina 4-Desaparecido el espíritu de conquista y consolidada la colonia (XVII-XVIII) transcurrieron dos siglos sin cambios profundos. Sin embargo, las principales ciudades de los futuros países (Santiago, Lima, Bogotá, Buenos Aires, Río de Janeiro, La Paz, La Habana, Ciudad de México. Quito, Caracas, etc.) se consolidaron como los centros más importantes adquiriendo jerarquía en lo político, social, cultural y económico. 5-Hacia finales del siglo XIX se inició una fuerte migración europea hacia América Latina, especialmente hacia Argentina, Uruguay y el sur de Brasil. Este fenómeno se extendió en menor medida a Chile, Cuba y México. Esta inmigración europea promovió una incipiente industrialización y modernización de estructuras urbanas tales como: líneas férreas, puertos, caminos, fundación de nuevas ciudades y la formación de una nueva clase profesional. 6- Durante la mayor parte del siglo XX aconteció un fuerte éxodo campo-ciudad que ha movilizado a los campesinos en las áreas rurales hacia las industrias en las áreas urbanas. De este modo crecieron las ciudades y decrecieron los pueblos rurales.

PROCESO DE URBANIZACIÓN EN ARGENTINA Ya iniciado el siglo XX la población argentina se perfilaba como una sociedad urbana con crecimiento vegetativo moderado. Entre 1930 y 1970 aproximadamente, se produjo una intensa urbanización de la población. Una de las principales características de este proceso es que se concentró, en gran medida, en un pequeño grupo de ciudades. Se trata de la Ciudad de Buenos Aires, los partidos bonaerenses cercanos a ella, y las ciudades de Córdoba y Rosario. El crecimiento de estos asentamientos urbanos se vinculó, en gran medida, con el desarrollo de la actividad industrial. En estas ciudades se instalaron numerosas industrias que necesitaron a gran cantidad de obreros y personal administrativo; surgieron comercios y servicios vinculados a ellas, que a su vez

generaron más oportunidades de trabajo para la población. Este proceso atrajo migraciones internas (población de las zonas rurales y otras localidades del país), e inclusive migraciones limítrofes (de los países vecinos). Formación y crecimiento de los grandes aglomerados urbanos Las ciudades mencionadas se transformaron en los grandes aglomerados urbanos del país: el crecimiento de la población y de las actividades económicas produjo una expansión de las construcciones urbanas. En la periferia, la planta urbana aumentó de tal manera que se fue aproximando a la de otras localidades que también crecían en municipios vecinos, hasta formar un área urbana continua. De esta manera se originaron los grandes aglomerados urbanos. Es decir, áreas urbanas que traspasan jurisdicciones políticas. El aglomerado Gran Buenos Aires (que se formó con la Ciudad de Buenos Aires y zonas urbanas de los partidos bonaerenses vecinos) pasó a concentrar a más del 30% de la población del país, y a ser, por muy alto margen, el área urbana de mayor tamaño del territorio nacional. Se la identifica por eso como una ciudad primada (o que tiene primacía). Gran Córdoba y Gran Rosario, si bien son aglomerados con mucha menos población que el Gran Buenos Aires, se convirtieron en las siguientes dos ciudades más grandes del país, pasando el millón de habitantes en las últimas décadas. 1810: 9.080 habitantes 1870: 36.223 habitantes 1900: 72.500 habitantes 1960: 588.153 habitantes 1980: 1.004.929 habitantes 1991: 1.208.554 habitantes PROCESO DE URBANIZACIÓN EN CHILE El proceso de urbanización en chile tiene sus orígenes en la conquista española y se confunde con ella, ya que la fundación de ciudades y el reparto de las tierras conquistadas fue un modo de ejercer el dominio y de someter a la población. Al comienzo en la vida urbana en Chile no se sitúa en el siglo XVI, con las primeras fundaciones, sino en el siglo XVIII, ya que en esa época en la que se crean la mayoría de los núcleos poblaciones que más tarde darían origen a nuestras ciudades; el proceso de urbanización se vio marcado por cinco etapas estas son: 1. Primera etapa: (1865-1895) la población chilena tiende a concentrarse en ciudades pequeñas, llegando a concentrar en 1895 al 6,72% de la población total del país, siendo la mayor cifra histórica que han alcanzado los centros urbanos de este rango.

2. Segunda etapa: (1895-1907)comprende un periodo intercensal, los centros urbanos crecen considerablemente y la población tiende a concentrarse en ciudades grandes. 3. Tercera etapa: (1907-1940)importantes transformaciones en lo político, económico y social, se articulan en el espacio geográfico nacional y los ferrocarriles logran vertebrar el país, se articulan una serie de centros complementarios a Santiago y Valparaíso; y la consolidación de la red urbana de la región de la frontera. 4. Cuarta etapa: (1940-1970)esta etapa se caracteriza por la explosión demográfica y a su vez porque la población urbana supera a la rural en 1940 alcanzando un 52,5% de la población. 5. Quinta etapa: (1970-1982)se caracteriza por el inicio de la urbanización, quedando el país virtualmente integrado por medio de las vías de comunicación terrestres, telegráficas y telefónicas. Durante el siglo XX el proceso de urbanización se consolidó mediante un intenso proceso migratorio del campo de la ciudad.

PROCESO DE URBANIZACIÓN EN COLOMBIA Con la fundación de núcleos urbanos, y su estabilización administrativa y económica, durante el periodo de la colonia española, se generaron los primeros ejes de poblamiento urbano: * Eje del litoral caribe. Centro del comercio entre las colonias y la metrópoli española y la zona de haciendas esclavistas. * Eje occidental andino. Ubicado en la vertiente oriental de la cordillera Occidental, paralelo al río Cauca. Era el corazón minero del Nuevo Reino de Granada. * Eje oriental andino. Abarcó el altiplano Cundiboyacense hasta Bucaramanga. Era el eje más poblado, agrícola y artesanal. En la colonia, los centros urbanos estaban ordenados de acuerdo a los lugares que España destacaba como privilegiados política y económicamente. Se otorgaba el título de ciudad a los centros administrativos (Santafé de Bogotá, Popayán, Tunja, Pamplona), a los centros mineros (Santafé de Antioquia, Caloto, Cáceres, Muzo, Cartago) y a los puertos (Cartagena, Santa Marta, Riohacha). El eje Bogotá-Pamplona, sobre la cordillera oriental, sostuvo la más activa y densamente poblada red de ciudades desde la colonia hasta finales del siglo XIX. Cambios de primacías urbanas El paso del siglo XIX al siglo XX, condujo a un reordenamiento espacial de las primacías urbanas, acompañado de una redistribución de la población en torno a la

economía cafetera en las áreas rurales y en las urbanas. De la cordillera oriental, surgen tres núcleos urbanos dominantes: Bogotá, Bucaramanga y Cúcuta. En remplazo de la anterior red urbana, emergió con la economía cafetera la nueva red de ciudades sobre la cordillera central. Dicha red se soportó en el denominado "triángulo de oro": Bogotá-Medellín- Cali. Con el café, también tomaron importancia las ciudades-puerto de Barranquilla y Buenaventura.

PROCESO DE URBANIZACIÓN EN MÉXICO El proceso de urbanización de México que se ha venido dando desde la década de los cuarenta, trajo aparejada una serie de factores colaterales que han hecho de él un fenómeno complejo, cuya problemática ha rebasado con mucho los empeños gubernamentales de planeación y ordenamiento territorial. Las implicaciones de lo anterior se han dejado sentir a través de la afectación de suelo social y se expresan en el precarismo urbano que ha caracterizado el crecimiento de nuestras ciudades. Este tipo de desarrollo urbano ha sido sujeto de atención, sobre todo a partir de los primeros años de la década de los setenta, por parte del gobierno federal y de los gobiernos locales, quienes han buscado solucionar la problemática generada a través de la instrumentación de diversas políticas públicas que llevaron a la creación de instancias y a la ejecución de programas y proyectos, buscando dar una salida a la irregularidad y a la creciente necesidad de tierra urbanizable. El presente trabajo tiene como objetivo dar cuenta no sólo de la problemática generada por la urbanización en tierras ejidales y comunales y de las políticas públicas instrumentadas para su solución, sino presentar también las condiciones jurídicas y programáticas que intentan en la actualidad abrir una opción a la incorporación de suelo social al desarrollo urbano en condiciones adecuadas, de conciliación y equidad, haciendo especial énfasis en la constitución de sociedades mercantiles inmobiliarias como mecanismo de incorporación de suelo social al uso urbano. El trabajo comienza con una descripción muy rápida de los procesos de urbanización en México a costa de tierra social, destacando el explosivo crecimiento demográfico como uno de los elementos determinantes de la anarquía y el desorden que ha caracterizado el crecimiento de los principales centros urbanos del país. En seguida se presenta, con algún detalle, un breve recuento de las políticas públicas que han intentado hacer frente a la problemática de precarismo urbano, destacando el papel que jugaron las instituciones. Al final del trabajo se incorpora información sobre los principales proyectos inmobiliarios que están en marcha en el país con aportación de tierras ejidales, en el contexto de las nuevas legislaciones agrarios y urbanos, destacando los aspectos programáticos, sus objetivos y sus alcances.

7. ARQUITECTURA EN AMÉRICA LATINA: ETAPAS DE EVOLUCIÓN 1er Etapa: Modernismo (1930-1970) A inicios de la década de 1930, el concepto de modernismo estaba relacionado con las últimas tendencias formales provenientes de Europa, en primer término, y los Estados Unidos, después. En ambas, el enfoque de partida era demostrar la modernidad del país por medio de las instituciones estatales. Con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los arquitectos modernistas de Europa migraron a América, creando un impacto en la cultura arquitectónica de los diferentes países de la región. 2nda Etapa: Decadencia (70’s) Pese a algunos aciertos, la modernidad fue en muchos aspectos letal para las ciudades históricas latinoamericanas, que fueron perdiendo bajo su influjo mucho de su patrimonio construido. En la mayoría de los casos, su centro formal fue invadido por edificios modernos de mala calidad y sin referencia alguna al lugar o a la cultura. La modernidad se emprendió como un estilo más y no como una forma de pensamiento que debía de ser traducido. El racionalismo arquitectónico penetra solo por esfuerzos individuales. 3era Etapa: Renacimiento Latinoamericano, Contemporaneidad (1980Actualidad) Con la reactivación económica y la caída de las dictaduras de derecha de distintos países de América Latina, la arquitectura volvió a renacer con una nueva condición teórica que le permitió posesionarse a nivel mundial. Para entonces, los conceptos de la ―modernidad adecuada‖ habían llegado a Europa y Estados Unidos, revalorizándose entonces nuestra arquitectura como una escuela con personalidad propia e impregnada de valores universales.

Con el paso de los años, la imagen de la arquitectura latinoamericana ha ido adquiriendo mayor relevancia en el contexto mundial, no solamente por su calidad sino por su propuesta.

Características: 

Obras precisas y rigurosas.



Preponderancia de la economía de medios y la funcionalidad.



Aplicación de la arquitectura tropical



Uso de elementos como corta-soles, patios internos, persianas y grandes aleros.



La arquitectura es el reflejo de la actualidad política, económica y social.



Es difícil entender la evolución de la arquitectura latinoamericana sin asumir los potenciales de su continua modificación y transformación; en este sentido han sido muchas las ciudades que en los últimos años han experimentado cambios importantes en el ámbito social, político y económico, como en la configuración de su paisaje urbano y modernidad.

PRIMERA ETAPA

1930

1910

1945

Arquitectura populismo y nacionalismo Impulso modernizador

IMPULSO MODERNIZADOR

Identidad profesional y modernismo

1968

1980

Crisis del modernism o

2010

Globalización, localización y desborde.

1910-1930

Se inicia con el impulso a la recuperación del País y concluye con la crisis derivada de los efectos del crack de la Bolsa de New York(1929). Entre 1920 y 1930 se afirmas y aceleran las bases de la modernización del país. En Lima se produce la diversificación tipológica, estilística y tecnológica así como el bing bang urbano y se configura el modelo de expansión centrípeta radial en el valle agrícola, se consolida la ruptura con la tradición arquitectónica, mientras que en las grandes ciudades , la expansión

• • • • • •

Se crea la sección de arquitectos constructores de la escuela nacional de ingenieros bajo la dirección de Ricardo de Jaxa Malachoswski. Se crea el departamento de Madre de Dios. Egresan los primeros profesionales de la sección de Arquitectura ENI. Se aprueba la jornada laboral de 8 horas y la ley para construcción de casas para obreros. Legalización de las comunidades campesinas. Haya de la Torre funda en México la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA).

PLAZA SAN MARTIN

1911 - 1921/ LIMA

Plaza San Martín 1911-1921 / Lima Arq. Manuel Piqueras Cotolí

EDIFICIO EL COMERCIO

1921/ LIMA Influenciado por el estilo académico y eclecticismo. El edificio posee dos fachadas gigantes, cada una de ellas tienen tres tramos verticales, en la esquina se haya una rotonda que remata en una cúpula que sobrepasa la altura del mismo. Ambientes desarrollados entorno a un eje conformado por tres espacios alineados: hall, escalera y oficinas

1921 /Lima /Edificio El Comercio Arq. Enrique Rivero Tremouille

URBANIZACION EL OLIVAR

1929 - 1933/ LIMA

1029 - 1933/San Isidro/Lima/Urbanización El Olivar Representa uno de los capítulos mas significativos de la historia urbanística de Lima. Nace una tradición y un modo distinto de construir y concebir la cuidad. Piqueras crea un espacio urbano de carácter definido, una especie de ciudad distinta que replantea los fundamentos del urbanismo limeño

SEGUNDA ETAPA

1930

1945

1910

1968

impulso modernizador

Identidad profesional y modernismo Arquitectura populismo y nacionalismo

Crisis del modernismo

2010

1980

Globalización, localización y desborde.

JUNTA PRO DESOCUPADOS DE LIMA

Centro Escolar de Barranco

Jardín Infancia en José Díaz

REMODELACIÓN PLAZA DE ARMAS

1939 – 1945 / Lima / Remodelación Plaza de Armas Arq. Emilio Hart Terré Arq. José Álvarez Calderón.

Mercado Baratillo

EDIFICIOS DE DEPARTAMENTOS El volumen del edificio está resuelto a plomo de las calles originando una planta en forma de U, quedando en la parte posterior un patio para iluminación. Los dos primeros niveles están destinados a las tiendas que tienen doble altura y los niveles sucesivos a departamentos de

Edificio Wilson 1945-1946 / Cercado de Lima Arquitecto Enrique Seoane Ros

TERCERA ETAPA: 1945

1910

impulso modernizador

1968

1930

1980

Arquitectura populismo y nacionalismo

Crisis del modernismo

Identidad profesional y modernismo

2010

Globalización, localización y desborde.

MINISTERIO DE EDUCACIÓN

Es otra de las obras que pasó al imaginario colectivo. La ubicación y el emplazamiento aprovechan de la altura que el edificio debía tener. Su calidad expresiva, en un peruanismo moderno, la tecnología utilizada inusual estructura metálica-, la calidad y pertinencia en la elección de los materiales, forma del edificio y la inclusión de los frescos del perseguido artista Teodoro Núñez Ureta. Hasta la construcción del Centro Cívico de Lima (1974), fue el edificio más alto del Perú. Ministerio de Educación 1949-56 / Lima Cercado / Lima Arquitecto Enrique Seoane Ross

HALL

DETALLE

INGRESO

1968

1980

CUARTA ETAPA: 1910

1930

Arquitectura impulso modernizador populismo y nacionalismo

2010

1945

Identidad profesional y modernismo

Globalización, localización y desborde. Crisis del modernismo

III.

PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL PERÚ

1. RESEÑA HISTÓRICA En la era precolombina, Sudamérica se encontraba dividida en cuatro suyos, antisuyo, collasuyo, chinchaysuyo y continsuyo del imperio inca, el territorio que hoy llamamos Perú está compuesto por tres de estas divisiones antisuyo, chinchaisuyo y contisuyo. Donde la ciudad más importante es la llamada cuzco entre otras, todas intercomunicadas por extensiones de caminos que surcaban costa sierra y parte de la selva. Sus trazas urbanas se componían de forma orgánica a la geografía propia del lugar prevaleciendo la jerarquía de templos mayores y menores como ejes e hitos de importancia, además la sub división de ayus y pueblos de soporte ubicados en zonas estratégicas para la agricultura empleando el llano para sembríos en partes del Perú.

A.

ciertas

FUNDACIÓN

En 1532, un grupo de conquistadores españoles dirigido por Francisco Pizarro derrotaron al inca Atahualpa y conquistaron su imperio. Francisco Pizarro emprendió la búsqueda de un lugar adecuado para establecer su capital. Su primera elección fue la ciudad de Jauja, sin embargo, fue considerada inconveniente por su altitud y su lejanía del mar. 

FUNDACIÓN DE LA CIUDAD DE LOS REYES

Exploradores españoles dieron cuenta de un mejor lugar en el valle del Rímac, cerca del Océano Pacífico, con abundantes provisiones de agua y madera, extensos campos de cultivo y un buen clima. Ahí, Pizarro fundó su nueva capital el 18 de enero de 1535 con el nombre de Ciudad de los Reyes. El 3 de noviembre de 1536, la Corona Española reconoció la fundación y el 7 de diciembre de 1537, el emperador Carlos V confirió un escudo de armas a la ciudad, estableciéndose así la colonia española (virreinato) bajo el imperio inca he imponiendo la religión, política y traza urbana.

B. ÉPOCA VIRREINAL Durante los siguientes años, el virreinato aumento su prestigio y la ciudad de lima al ser designada capital del Virreinato del Perú y sede de una Real Audiencia en 1543. La ciudad de lima así como otras en el Perú fue diseñada con una traza urbana reticular en forma de damero, esta comprendía un espacio público central donde se encontraba la plaza mayor, la santa iglesia, el palacio de gobierno virreinal o casa de Pizarro. Conjuntamente con las distribuciones de las parcelas, lotes, manzanas y cuadras la ciudad también tuvo algunos equipamientos importantes para la época hasta la actualidad como la primera universidad Nacional Mayor de San Marcos, fue establecida en 1551 y la primera imprenta en 1584.

UNIVERSIDAD SAN MARCOS

La ciudad también se convirtió en un importante centro religioso, en 1541 se convirtió en sede de una diócesis de la Iglesia Católica, la cual se convirtió en arquidiócesis cinco años después, conjuntamente la ciudad estableció una elite de nobles que también trabajaban en administración del territorio haciendo que el desarrollo sea mucho más próspero para la ciudad capital del Perú, gracias a una vasta red comercial que integraba el Virreinato del Perú con América Europa y Asia Oriental. El comercio establecido por el virreinato tenía que ser canalizado por el puerto del callao como salida y entrada de productos a esta parte del continente haciéndolo prospero en materia comercial y de intercambio, incluida la inmigración, ya que la población tuvo un rápido crecimiento de alrededor de 25.000 en 1619 a un estimado de 80.000 en 1687.

Sin embargo acontecimientos como fuertes terremotos destruyeron gran parte de la ciudad y sus alrededores. El desastre fue seguido por epidemias y falta de alimentos lo que provocó el descenso de la población a menos de 40.000 para 1692. Una segunda amenaza era la presencia de piratas y corsarios en el Océano Pacífico. Como medida de precaución, el virrey Melchor de Navarra y Rocafull construyó las Murallas de Lima entre 16 84 y 1687 configurando la ciudad a bordes artificiales que cumplían como fuertes para cualquier ataque de enemigos. La trama urbana en el interior de la muralla respondían a la traza reticular enmarcada en un aro de protección (murallas), con portadas y fuertes d ingresos y salida, para entonces se estableció por acontecimientos como robos y piratas el área rural y el área urbana.

C. EQUIPAMIENTOS Y OBRAS CIVILES Durante la segunda mitad de la época virreinal, durante el gobierno de los reyes de la Casa de Borbón, el desarrollo urbano de Lima estuvo marcado por las ideas de la Ilustración sobre la salud pública y el control social. Entre los edificios construidos durante este periodo se encuentran un coliseo de gallos, la Plaza de Toros de Acho y el Cementerio General. Los dos primeros fueron construidos para regular esas actividades populares centralizándolas en un solo lugar, mientras que el cementerio puso fin a la práctica de enterrar a los muertos en las iglesias, considerada insalubre por las autoridades públicas.

D. INDEPENDENCIA

A mediados del siglo XVIII, Lima se vio afectada por las Reformas borbónicas pues perdió su monopolio sobre el comercio exterior, así como el dominio de la importante región minera del Alto Perú que fue transferida al Virreinato del Río de la Plata. Este debilitamiento económico llevó a la élite de la ciudad a depender de cargos en el gobierno virreinal y en la Iglesia para su sostenimiento. En la década de 1810, la ciudad se convirtió en un bastión realista durante las Guerras de Independencia Hispanoamericana bajo el gobierno del virrey José Fernando de Abascal y Sousa.

Una expedición combinada de patriotas argentinos y chilenos dirigidos por el general José de San Martín desembarcó al sur de Lima el 7 de septiembre de 1820, pero no atacaron la ciudad. Temiendo un levantamiento popular y careciendo de recursos para imponer el orden, el consejo de la ciudad invitó a San Martín a entrar en Lima y firmó una Declaración de Independencia a su solicitud. La guerra se prolongó por dos años más, durante los cuales la ciudad cambió de manos muchas veces y sufrió abusos de ambos bandos. Para cuando la guerra se decidió, el 9 de diciembre de 1824 en la Batalla de Ayacucho, Lima había quedado considerablemente empobrecida.

E. ÉPOCA REPUBLICANA Después de la Guerra de Independencia, Lima se convirtió en la capital de la República del Perú pero el estancamiento económico y desorden político del país paralizó su desarrollo urbano. Esta situación se revirtió en la década de 1850, cuando los crecientes ingresos públicos y privados derivados de la exportación del guano permitieron una rápida expansión de la ciudad, el Perú se vio inmigrado por grupos numerosos de extranjeros como inversionistas, familias he industrias que se asentaron en distintas partes del Perú para trabajar y explotar la tierra, se incluye una inmigración interna de pobladores andinos , esclavos y chinos para el trabajo en las islas guaneras y he industria férrea.

En los veinte años siguientes, el Estado financió la construcción de edificios públicos de gran tamaño en lima y pocas partes del Perú, se remplazo los antiguos establecimientos virreinales, entre estos se encuentran el Mercado Central, el Camal General, el Asilo Mental, la Penitenciaría y el Hospital Dos de Mayo. También hubo mejoras en las comunicaciones; en 1850 se completó una línea de ferrocarril entre Lima y Callao y en 1870 se inauguró un puente de hierro sobre el río Rímac, bautizado como Puente Balta. En 1872 se demolieron las murallas de la ciudad previendo un mayor crecimiento urbano a futuro. Sin embargo, este periodo de expansión económica también ensanchó la brecha entre ricos y pobres, produciendo un extendido descontento social.

Durante la Guerra del Pacífico (1879–1883), el ejército chileno ocupó la mayor parte del Perú ingresando a muchos establecimientos importantes, destruyendo información y saquearon museos, bibliotecas públicas e instituciones educativas. Al mismo tiempo, turbas enardecidas atacaron a los ciudadanos pudientes y a la colonia asiática, saqueando sus propiedades y negocios. Después de la guerra, las ciudades atravesaron por un proceso de renovación urbana y expansión, sobre todo en las ciudades más importantes y focalizadas estratégicamente en la década de 1890 hasta la de 1920.

En la ciudad de lima el centro se hallaba sobrepoblado, Se realiza en dos momentos bajo influencias urbanísticas de diverso origen. En el primer momento, de 1870 a 1920, bajo la influencia europea se impone una concepción urbana barroca. En el segundo momento, de 1920 a 1940, se impone la concepción urbana inglesa de la ciudad jardín a través de la influencia norteamericana de 1870 a 1920.

En 1870 se demuelen las murallas de Lima en virtud a un Plan de modernización impulsado por el presidente Balta, poniéndose en práctica la expansión de la ciudad hacia el mar en las orientaciones oeste y sur, hacia el Callao y los balnearios respectivamente. Las murallas, antiguo límite de la ciudad, son reemplazadas por bulevares que rodean la ciudad como un cinturón de grandes avenidas arboladas. En realidad la ciudad aún no se había consolidado físicamente, pues sólo un 58% del suelo estaba ocupado. El plan de expansión resultaba innecesario y era explicable sólo como el inicio de la especulación urbana. Lima contaba en 1906 con 140,000 habitantes. En 1896 se estableció el área residencial de La Victoria como un barrio

obrero. Durante este período la configuración de la urbe fue modificada por la construcción de grandes avenidas que entrecruzaron la ciudad y la conectaron con poblados vecinos como Miraflores.

Entre las décadas de 1920 y 1940, muchos edificios del centro histórico fueron reconstruidos, incluyendo el Palacio de Gobierno y el Palacio Municipal. El 24 de mayo de 1940, un terremoto destruyó la ciudad de lima gran parte de esta, para entonces estaba construida principalmente con adobe y quincha, seguidamente este fue uno de los puntos importantes de la implementación de medidas constructivas y desarrollo urbano. Posteriormente a estos acontecimientos en 1940, Lima inició un período de acelerado crecimiento como consecuencia de la inmigración desde las regiones andinas del Perú.

Fue en la década del 50 que se inició el deterioro del antiguo sistema como consecuencia de cambios en el conjunto de la economía, el Perú dejó de ser esencialmente agroexportador; se debilitó el sistema de "hacienda", se inició un relativo crecimiento industrial de acuerdo a la expansión capitalista internacional. Estos fenómenos aceleraron los cambios en el campo popular. El deterioro de la ―hacienda" se debe a la descapitalización del agro moderno de la costa a favor de actividades e inversiones especulativas urbanas y a la baja de productividad de las semi feudalizadas haciendas serranas que impiden su reproducción capitalista; fenómeno que repercute, también, en la mayor parte de las comunidades indígenas. Tal proceso de debilitamiento está impulsado, además, por el modelo industrial urbano que maniata, subordina y empobrece al agro con su política de precios subsidiados al consumo alimenticio y con la asignación de recursos orientados básicamente a la agricultura de exportación cuyos excedentes fugan hacia las zonas urbanas.

De este signo no se librará el agro ni con la profunda reforma agraria (1969-75) que cambió la tendencia de la tierra del sistema de "hacienda" y culminó así el proceso iniciado en 1950.

Los campesinos empobrecidos y desocupados, emigran hacia las zonas urbanas en inútil busca de ocupación y consumo. Los términos se invierten: antes, 70% dela población peruana era campesina y 30% urbana. Ahora, 70% vive en zonas urbanas agigantado, el problema de las ciudades. Esta migración campesina a la ciudad no se produce; como en otros casos, por la demanda de fuerza de trabajo para la industria que requiere concentrar trabajadores y consumidores. La nuestra se debe al aumento de la pobreza en el campo y de las insatisfechas expectativas de consumo que la propia industria abre en las zonas rurales.

URBANISMO EN EL PERU PROCESO DE URBANIZACIÓN EN TRUJILLO

Trujillo es tal vez la única ciudad en toda la nación que se desarrolló en base a un sistema radio concéntrico de anillos periféricos y avenidas radiales, muy parecida a la de muchas ciudades importantes de Europa. Si bien esta organización determinó gran parte del crecimiento urbano y su ordenamiento inicial, finalmente no llego a completarse en su totalidad, generándose una expansión desordenada, esto debido probablemente a una serie de factores sociales, políticos o económicos que se dieron en su evolución. Esta forma urbana se concibió en su totalidad a partir del primer plan regulador que tubo la ciudad en 1943 realizado por el Arquitecto Carlos Macchiavello, que a su vez se conceptualizó a partir de la antigua ciudad colonial en forma elíptica, con el clásico trazado fundacional en damero.

Foto Aerea de Trujillo 2009

Existen varias líneas de investigación que pueden determinar una serie de hipótesis sobre la definición de este modelo urbano para el caso de Trujillo. Una primera

hipótesis puede estar relacionada con su posición geográfica. La ciudad se funda en 1534 en el centro mismo del valle bajo del Moche(1), retirado un poco del mar y lejos del cauce del río del mismo nombre, en un terreno de relieve relativamente plano, cuya posición estratégica central era fundamental para acceder a todos los puntos del valle, cerca de las diferentes acequias y canales de regadío que existían en ese entonces y próxima a un posible cruce de caminos que conectaban Chan Chan, principal complejo urbano construido por la cultura chimú entre los siglos XIII y XV, con otros asentamientos prehispánicos ubicados hacia el este, y el camino de la costa que iba de norte a sur, reutilizado por los incas como el Capac Ñan o camino real. Algo bastante curioso fue que los españoles no fundaron Trujillo sobre las ruinas del antiguo Chan Chan, como sucedió con otras ciudades precolombinas como Cusco o Tenochtitlán (ciudad de México), si no que la ubicaron más al sur este, en un espacio vacío y con un origen ex novo.

Plano del Valle del Moche siglo XVIII.

Una segunda hipótesis tiene que ver con la estructuración de la ciudad colonial, si bien esta se creó con el tejido regular, fue la construcción de la muralla la que determinó su futura configuración. Esta, construida entre 1687 y 1689 por el arquitecto italiano Joseph Formento, se diseñó en forma elíptica alrededor del área urbana, siguiendo el modelo ideal de las ciudades renacentistas; hay que recordar que Trujillo fue después de Lima, Callao y Cartagena de Indias en Colombia, una de las pocas ciudades del Virreinato del Perú que tuvo que construir murallas, debido a su cercanía al mar, y por ende a los peligros que con ella traía, como los ataques de corsarios y piratas ingleses y holandeses a los puertos de las colonias españolas en América.

Plano de Trujillo del Peru a Finales del Siglo XVIII.

Maqueta de Trujillo del Peru a finales del siglo XVIII. Casa de la Emancipacion. Trujillo. La forma regular del trazado fundacional fue establecido por los españoles siguiendo los lineamientos de las ordenanzas de 1526 dadas por Carlos I de España, inspirada por un lado en las bastidas francesas construidas durante la guerra de los 100 años como puntos de avanzada en el territorio francés y sus similares españolas levantadas durante la reconquista en la edad media; y por otro lado, de la idea de los castrum realizados por Roma en las nuevas ciudades fundadas para los soldados veteranos en los límites del imperio; estas a su vez tienen su influencia en la trama regular de algunas ciudades coloniales griegas y los campamentos militares romanos. Los españoles, al igual que los romanos y los franceses, fundaron este tipo de ciudades como puntos de avanzada, con resultados prácticos, facilidad de replanteo, distribución y defensa (2), en un proceso rápido de conquista y colonización. Los diseños regulares también son influenciados por los ideales renacentistas, que rescatan los conceptos culturales de Roma y Grecia por un lado, y la idea de sociedad perfecta descrita en la ―Utopía‖ de Tomas Moro. Los españoles llevarían la ciudad regular como elemento civilizatorio europeo occidental al nuevo mundo descubierto, en la construcción de una ―sociedad ideal‖.

Sforzinda. 1457.

El tema de la muralla es un caso interesante. Al tener Trujillo una forma urbana bastante definida y regular, asentada sobre un territorio plano y sin muchos accidentes geográficos, se erige esta de manera sencilla alrededor de la ciudad, encerrándola de manera elíptica, con un sistema de 15 baluartes, 15 cortinas y 5 portadas (3). La idea de este diseño surge también con el renacimiento, cuando se rescata las teorías urbanas de Vitrubio, en la que se establecía que la ciudad debía tener una muralla de forma octogonal que la rodeara y la defendiera tanto de los ocho vientos dominantes, como de los ataques militares; en cada uno de sus ángulos, se coloca una torre circular o de varios lados, debido a que si son cuadradas son fácilmente destruidas por las maquinas de guerra, ya que los arietes rompen fácilmente los ángulos(4). De esta forma, la ciudad renacentista queda constituida de manera circular frente a la ciudad regular de las bastidas francesas de los últimos siglos de la edad media; sin embargo, los textos de Vitrubio no hablan de la distribución interior de las calles, algo que fue aprovechado por los tratadistas del renacimiento para el desarrollo tanto de proyectos ideales como reales; en algunos casos se plantea dentro de la planta poligonal un tejido en damero, o una estructura radial de calles que parten de las torres defensivas hacia una plaza central. Son conocidos los proyectos utópicos de Sforzinda realizado por Averlino el Filarete o el caso concreto de Palmanova construidos con fines militares en 1593 por Vincenzo Scamozzi. Este modelo defensivo se continuó desarrollando durante el barroco europeo en muchas ciudades francesas y fue probablemente la inspiración para la construcción de la muralla trujillana, aunque según el arquitecto José Correo Orbegoso, esta fue tomada de un diseño que hiso Leonardo de Vinci para la ciudad de Florencia; sin embargo, existen otros referentes de la época que pudieron servir de base a Joseph Formento para diseñarla.

Plano de Palmanova 1600. Italia

Plano de Neuf Brisach. Francia La forma semicircular de la ciudad continuaría vigente por los siguientes 250 años. Para 1940, Trujillo se organizaba en una estructura radial que la relacionaba con los pueblos periféricos; el centro fundacional mantiene parte de su estructura elíptica y regular con algunos restos de la antigua muralla (cuya demolición se inicia a finales del siglo XIX). Hacia el este se da un crecimiento urbano expansivo e irregular, desarrollándose alrededor de los antiguos caminos que conectaban Trujillo con la sierra; a su vez, al norte y al sur, se da un proceso de urbanización incipiente, siguiendo siempre los ejes radiales de las carreteras que salían del centro urbano, dándose una configuración radial casi estrellada. La problemática urbana que existía en Trujillo por aquel entonces consistía en que el área urbana era el lugar de paso obligado de toda la mercadería de productos agrícolas que venían desde los valles vecinos, y que a su vez eran llevados a Lima para su consumo, generando conflictos y congestión en la zona céntrica.

Plano de Trujillo 1929. Gamio. Guia Intineraria del Peru

Plan Regulador de Trujillo 1943. Revista el Arquitecto Peruano 1943 El Plan Regulador de 1943 diseñado por Macchiavello, aprovechó la forma original de la ciudad solucionando la problemática existente; organizó el territorio con el modelo de la ciudad radio céntrica europea, desarrollando una serie de anillos viales de circunvalación (que permite descongestionar el tráfico motorizado que entra y sale del centro a la periferia). De esta forma, se aprovechó el espacio dejado por la muralla colonial para la construcción del primer anillo vial conformado por la Av. España, que rodea el centro histórico; luego se planteo un segundo anillo de circunvalación que con ligeras variaciones constituyo años después la futura Av. América (cuyo lado nor oeste no llego a completarse).

PRT. Esquema de Vias de Circulacion. Revista el Arquitecto Peruano 1943 Esta forma urbana ha tenido varios referentes europeos. Sin embargo, el modelo más reciente que motivó el diseño de este tipo de sistema seria la ciudad jardín inglesa, cuyas teorías fueron formuladas por Sir Ebenezer Howard a finales del siglo XIX. Este paradigma surge a raíz de los grandes problemas urbanos que existían en Londres y en muchas ciudades inglesas producto del sobre poblamiento y la tugurización de muchos barrios a raíz de la migración poblacional del campo a las ciudades durante la revolución industrial. La idea de Howard era descongestionar las principales urbes y crear nuevas áreas urbanas a su alrededor, interconectadas con un sistema de anillos de circunvalación ferroviaria y de caminos; cada una de estas nuevas ciudades jardín tenía sus propios servicios de comercio, equipamientos deportivos y de salud, así como grandes industrias que permitirían a los nuevos residentes trabajar en las mismas, sin trasladarse hasta la ciudad principal. Esta idea de ciudad concéntrica y radial fue aplicada posteriormente en los planes urbanísticos de muchas ciudades europeas como Paris, Londres, Roma o Madrid, con la implantación de sistemas ferroviarios y autopistas de circunvalación, a fin de descongestionar las áreas centrales; Curiosamente este modelo de ciudad funciono muy bien en Europa, ya que muchas de estas metrópolis tenían desde su génesis urbana esta forma (especialmente las ciudades medievales radioconcéntricas y las renacentistas); en muchos casos, como Paris, se tuvo que demoler las murallas de Thiers (5) que rodeaban la ciudad para construir el boulevard Periférico, autopista de circunvalación construida en los años 60. El plan regulador de 1943 aplica estos conceptos a Trujillo del Perú y fue la base para la organización y el crecimiento de la ciudad durante los siguientes 70 años, a tal punto que los siguientes planes reguladores respetaron de alguna forma la concepción original del mismo. Sin embargo, la ciudad rebalsó los límites estipulados por el primer

plan, creciendo de manera desordenada, con un desarrollo urbano expansivo y fragmentado de viviendas de baja densidad, ocupando grandes áreas agrícolas del valle y amenazando con invadir muchos de los sitios arqueológicos que rodean a la metrópoli. A pesar de todo, la estructura urbana de Trujillo sigue vigente y es uno de los pocos casos en el Perú de esta forma urbana tan particular.

PROCESO DE URBANIZACION EN LIMA

Lima Virreinal.

Desde la fundación de Lima en 1535 hasta finales del siglo XIX, la antigua aristocracia limeña tubo su residencia habitual en el centro histórico, donde moraban en las típicas casonas virreinales con patio interior y zaguán, muchas de las cuales subsisten hasta el día de hoy; era costumbre que las familias más adineradas vivieran más cerca a las plaza de armas y al palacio del virrey, centro del poder político y social del virreinato. A finales del siglos XVI surgen nuevos barrios como San Lázaro y Santiago del Cercado, el primero ubicado al otro lado del rio Rímac, habitado por indígenas y esclavos libertos que se dedicaban a la pesca de camarones en el mencionado rio, y el segundo, una reducción indígena cercada por un muro (el primer ―condominio urbano‖) con su iglesia y su plaza en forma de rombo (asociado al modelo de la ―nueva Jerusalén‖); los habitantes de ambos lugares servían en muchas de las casas de la aristocracia limeña, trabajaban en el servicio público de la ciudad o en las encomiendas y tierras agrícolas de los alrededores, esto ultimo, es un ejemplo de esa primera simbiosis entre clases que se dio en la ciudad.

Plano Reconstructivo de Lima en 1613. Con los barrios de San Lazaro y el Cercado (Archivo Juan Gunther)

Durante más de trescientos años, los grupos de elite ocuparon las mismas casas del centro histórico, de generación en generación, hasta que a finales del siglo XIX se produce un cambio; después de las reformas urbanas del gobierno de Balta, la demolición de las murallas y el inicio de la expansión urbana hacia el sur, las nuevas familias aristocráticas surgidas en la posguerra peruano - chilena, empiezan a ocupar otros espacios urbanos, como los palacetes y departamentos de la avenida Nueve de Diciembre (actual Paseo Colón) con un modelo urbano que emula los Campos Elíseos parisinos; a su vez, estos grupos tenían casa de segunda habitación en los pueblos y balnearios cercanos (como Pueblo Libre, Magdalena, Miraflores, Barranco y Chorrillos) a los que asistían en la época de verano para descansar. Este proceso de desplazamiento urbano continuó de manera más expansiva en las siguientes décadas, cuando una nueva burguesía surgida del boom minero después de la primera guerra mundial, con otros patrones y costumbres mas influenciados por el estilo de vida americano (modelo de vivienda en chalets rodeados de jardines y el uso del automóvil para desplazamientos urbanos) empiezan a desplazarse hacia el sur, surgiendo nuevos barrios como San Isidro y la consolidación de Miraflores y Barranco en los años 20, espacios en los que se producirían procesos de simbiosis urbanos interesantes, como la aparición en el primer caso, del barrio de Surquillo, al otro lado de la carretera a Chorrillos (actual Vía Expresa), el cual fue construido por Tomas Marzano, propietario de esas tierras agrícolas, para familias de escasos recursos, muchos de ellos migrantes que llegaban de la sierra sur o antiguos empleados de las haciendas vecinas. Según Juan Gunther, los habitantes de Surquillo brindaban servicio domestico a las casas de Miraflores, de tal forma que se crearon empresas especializadas para brindar este trabajo, muchos de la cuales aun subsisten; otra actividad importante que surge es el de las ferreterías y mecánicas, los cuales, eran

visitados por los habitantes de Miraflores para la reparación de sus autos o la compra de diversos productos, algo similar a la situación que se dio en Barranco, entre las casas y ranchos del litoral y los barrios de Tejadita y Tejada Alta al este, pero con una menor intensidad.

Paseo Colon. Principios del siglo XX. Paseo Colon de Lima - Peru

Paseo Colon en la actualidad. Paseo Colon de L

Paralelamente, hacia mediados de los años 30, el centro histórico empieza a ser abandonado gradualmente por las antiguas elites, siendo este remplazado por comercios de lujo y servicios terciarios (oficinas, bancos, etc.), las casas abandonadas son puestas en alquiler por sus antiguos propietarios a personas de escasos recursos o son ocupadas por migrantes recién llegados de la provincia, lo que generaría la tugurización de estos espacios.

El Country Club. San Isidro. Servicio Aerofotografico Nacional

Miraflores hacia 1929.

Para finales de los años 50 y principios de los 60, las nuevas generaciones de la elite limeña empiezan a abandonar los distritos de San Isidro y Miraflores para ir mas al este, ocupando los terrenos agrícolas de Surco y la Molina, con la creación de urbanizaciones tipo ciudad jardín que seguían el modelo de beverly Hills, en la que el uso del automóvil era la norma y en donde, en muchos casos no se diseñaron veredas ni caminos peatonales, aumentando el aislamiento de las relaciones vecinales y generando un ambiente de exclusividad, como los sucedido en las Casuarinas o el Golf los Incas (que tenía una cancha de golf dentro de la urbanización), ambas en las laderas de los cerros de Monterrico, y finalmente, Rinconada y la Planicie en la Molina, siguiendo el mismo modelo.

Simbiosis. Plano de Surquillo y Miraflores.

Miraflores en los años 40. Municipalidad de Miraflores

Al igual que en el siglo XIX, estos grupos sociales tenían viviendas de segunda habitación en otros lugares periféricos de la ciudad; en el caso de la sierra, Chaclacayo, Chosica y el Cuadro (considerado uno de los primeros condominios de su tipo), era los refugios preferidos para buscar el sol en los periodos invernales, y los balnearios del sur chico, surgidos de manera gradual entre los años 30 y 50, como La

Encantada y Villa en Chorrillos, Punta Hermosa, San Bartolo, Santa María, Naplo, La Honda y la Quipa, para el periodo de verano.

Las Casuarinas.

Casuarinas y Pamplona Alta.

Durante la década del 70, surgen al sur de la ciudad urbanizaciones populares para la gente de origen humilde, como Villa el Salvador, Villa María del Triunfo y Pamplona; este último, surge en la ladera sur de los cerros de Monterrico, en el distrito de San Juan de Miraflores, cercano a Casuarinas (que esta ubicado en la ladera oeste del mismo cerro); ambas urbanizaciones, en el transcurso de los años, empiezan a crecer hacia la cumbre, y por ende a acercase, generándose otra simbiosis, debido a que muchos habitantes de Pamplona empezaron a trabajaban en el servicio domestico de Casuarinas. Para mediados de los 80, este ultimo barrio empieza a condomizarce, cercándose con un muro y colocando tranqueras y controles en los accesos, esto fue producto, por un lado, de la inseguridad que se vivía en aquella época ocasionada por la violencia del terrorismo, y por otro lado, para impedir el acceso a cualquier persona de Pamplona a Casuarinas, probablemente por miedo a posibles infiltraciones terroristas (recordemos que en las zonas como San Juan y Villa el Salvador existía gran actividad de Sendero Luminoso y el MRTA), lo que ocasionó una división muy grande entre estos barrios, obligando a muchos de los pobladores que trabajaban en Casuarinas a dar una gran vuelta para entrar por el acceso principal ubicado más al este, en Santiago de Surco. Durante ese mismo periodo, los sectores altos de la sociedad tuvieron un relativo aislamiento y poca demostración de su estilo de vida en el ámbito económico, social y cultural de la ciudad, algo que cambio en la década del 90, cuando el terrorismo empezó a disminuir.

Playas de Asia. Plataforma Urbana

Los balnearios de Asia y a la derecha de la autopista Santa Cruz de Asia.

Desde hace mas de veinte años se ha estado dando una serie de tendencias en la ocupación del territorio por parte de estos grupos sociales; por un lado, Miraflores y San Isidro van perdiendo fuerza como lugares de residencia de las elites urbanas para convertirse en nuevas centralidades de comercio y finanzas, a su vez, se genera un aumento de la densificación en algunas urbanizaciones de estos distritos, en donde las grandes residencias, cuyos propietarios (generalmente parejas mayores de 70 y 80 años cuyos hijos ya han abandonado el hogar) las alquilan para eventos o fiestas, o terminan siendo vendidas para la construcción de condominios o multifamiliares en las que van a vivir tanto sus propios hijos con sus familias, como grupos de otras procedencias, sin perder ese aire de exclusividad y lujo en el que vivieron su padres, algo similar ocurre en Barranco en el litoral marino, Surco y la Molina (el área que ocupa estos distritos junto con San Borja se le conoce como el eje de la riqueza).

Plano del proceso de nomadismo y simbiosis urbana en Lima. Dibujo del autor

Una segunda tendencia se da en el litoral sur de Lima, donde desde finales de los 90, han surgido de manera compulsiva, condominios de playa para sectores A y B, en principio como lugares de segunda habitación para el periodo de verano, como el conocido caso del litoral de Asia, en la que prácticamente en menos de 10 años se ha urbanizado varios kilómetros de playa, de manera expansiva y desordenada, lo que ha generado unos impactos ambientales bastante fuertes. Actualmente, muchas viviendas que originalmente fueron compradas para pasar el verano, ahora son alquiladas por sus propios propietarios, ya que es más rentable mantener una casa con un ingreso fijo mensual que vivir los tres meses de verano con los grandes eso implica (eso sin considerar los gastos de mantenimiento por los nueve meses restantes); algunas residencias ya están siendo usadas para la permanencia todo el año, pero son muy pocas, lo que convierte a Asia en una especie de ciudad (o no ciudad?, ese es el dilema) fantasma, nómade y efímera, solamente usada tres meses del año, como un escenario que se monta para el espectáculo y el glamur veraniego y luego se desmonta, algo que no ocurre en otras ciudades balnearios del mundo, donde existe una permanencia constante y sostenible de las aéreas urbanas. Curiosamente, en el caso de Asia, al igual que ocurrió en el pasado, se da un proceso de simbiosis bastante curioso; al otro lado de la carretera, ha surgido un barrio llamado Santa Cruz de Asia, frente al centro comercial de Asia (mal llamado Boulevard), en la que viven ciento de familias que trabajan tanto en los servicios del mencionado centro, como en el cuidado de las casas de playa durante el periodo invernal, así la historia se repite nuevamente. Finalmente, En estos últimos cinco años, la tendencia de las residencias veraniegas de lujo está empezando ir mas hacia el sur, ahora en Paracas, donde se está dando un desarrollo inmobiliario bastante fuerte con casas de playa y hoteles de lujo frente a la bahía para los ricos y famosos, es el último grito de la moda;

sin embargo, de continuar esta tendencia, podríamos llegar hasta Arequipa, Chile o la Antártida.

Como conclusión, podemos ver que a lo largo de la historia de Lima, espacialmente en el siglo pasado y el presente, se ha dado un desplazamiento gradual y rítmico en la ocupación residencial de los grupos de poder económico, de manera fragmentada, desordenada y discontinua, siguiendo modelos, tendencias y modas que cada sociedad ha gozado en su momento, a diferencia de otras ciudades donde existen zonas bastante definidas y zonificadas para estos grupos. Podemos así identificar cuatro etapas de ocupación: 1. El centro fundacional y el Paseo Colon (1535 – 1920). 2. Desde el centro fundacional hacia el sur, San Isidro y Miraflores (1920 – 1960). 3. Ocupación hacia el este, urbanizando las laderas y cerros de Surco y la Molina (1960 – 1990). 4. Fuera del área metropolitana, siguiendo el litoral sur, Puerto Viejo, San Antonio, Asia y alrededores, Paracas (1990 – 2013).

Paralelamente se dan algunos procesos de simbiosis, donde los barrios servidores (Cercado, San Lázaro, Surquillo, Pamplona, Santa Cruz de Asia), abastecen a los barrios servidos (Centro Histórico, Miraflores, Casuarinas y Asia), generándose un fenómeno urbano bastante curioso. Finalmente, podemos decir que a medida que un nuevo lugar o espacio de elite surge, los otros pierden vigencia, se transforman o finalmente entran en un periodo de deterioro urbano.

Ciudad y patrones de asentamiento. Estructura urbana y tipologización para el caso de Lima La conversión de Lima en objeto de indagación histórica se produjo desde mediados del siglo XIX bajo la forma de crónica literaria o descripción positivista de la realidad. En cambio, la transformación de la metrópoli limeña en objeto de investigación con fines de modelamiento teórico de la realidad es apenas un fenómeno de los últimos 50 años. El presente texto se ocupa del registro de todas aquellas propuestas formuladas con el objetivo de revelar algunas constantes y leyes de formación sobre el crecimiento y la estructura socio-espacial de la ciudad de Lima. Se definen las tendencias básicas y ámbitos de referencia en la ciudad.

1. A modo de introducción La conversión de Lima en objeto de discurso historiográfico se produjo desde mediados del siglo XIX bajo la forma de crónica literaria o descripción positivista de la realidad. Esta es la Lima evocada por viajeros como Robert Proctor, Leonce Angrand, Robert Krause, E.W. Middendorff o Max Radiguet, entre otros. Pero también es la

ciudad de los primeros estudios, como los realizados por José María Córdova y Urrutia y su Estadística histórica, geográfica, industrial y comercial de los pueblos que componen las provincias del departamento de Lima (1839), o por Manuel A. Fuentes y su célebre Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres (1867).

En cambio, la transformación de la metrópoli limeña en objeto de investigación con fines de modelamiento teórico de la realidad es apenas un fenómeno de los últimos 50 años. Período relativamente corto, pero significativo por la serie de planteamientos formulados desde diferentes perspectivas disciplinares y distintos niveles de profundidad. Los primeros esfuerzos por sistematizar las estructuras que caracterizan el funcionamiento socio-espacial de Lima se encuentran en formulaciones de la primera mitad del siglo XX, como la de Ricardo Tizón y Bueno en su libro El plano de Lima. Apuntaciones históricas y estadísticas (1916). Asimismo, en la propuesta de la ―Gran Lima‖ esbozada en 1927 por el arquitecto alemán Werner Lange a solicitud del gobierno de entonces, así como en las formulaciones del ingeniero Alberto Alexander referidos a las relaciones entre ciudad y habitación en su estudio Estudio sobre la crisis de la habitación en Lima (1922). En todos estos casos, las interpretaciones del proceso urbano limeño aparecieron ya sea como formas intuitivo-empíricas de sistematización o como subproductos condicionados por exigencias de orden proyectual, de gestión urbana o de un registro del valor del suelo urbano vinculado a los intereses del negocio inmobiliario. Las primeras aproximaciones basadas en la aplicación sistemática de teorías urbanas y métodos preestablecidos de lectura de la ciudad, tendrían lugar en el marco de las investigaciones iniciales promovidas por la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo (ONPU, 1949a y 1949b), creada en 1946. Posteriormente, la propuesta del geógrafo John P. Cole, en 1957, se encargaría de marcar otros parámetros de interpretación. Como culminación efectiva de este período fundacional, puede mencionarse al documento y propuesta tipológica encarnada por el Plan de Desarrollo de Lima–Callao a 1980 (PLANDEMET), formulado en 1967 (ONPU, 1967). Las propuestas que se desarrollarán a partir de la década del setenta significaron no sólo una mayor depuración de lo formulado anteriormente, sino el develamiento más preciso de una realidad y dinámica urbanas más compleja y contradictoria.

2. Ciudad y estructura. Primeras propuestas 2.1. La estructura de barrios del “área metropolitana” según la ONPU Como parte de los estudios de base desprendidos de la formulación del Plan Piloto de Lima de 1949, la ONPU estableció una clasificación de las distintas formas de ocupación del “área metropolitana”, basada fundamentalmente en los análisis de los aspectos físico, económico y social de las viviendas insalubres (ONPU, 1949a y 1949b). La clasificación vendría a ser el primer esquema de estas características formulado para el caso de Lima. Bajo una caracterización general del territorio metropolitano en dos grandes áreas –la central y la urbana-, el esquema propuesto identifica cinco tipos de barrios o formas de ocupación del suelo (ONPU, 1955). Estos son los siguientes:

- Barriadas. Barrios formados sobre tierras invadidas, no conformados en arreglo a un plan preconcebido; si este existe, es muy rudimentario. Carecen de los servicios públicos y sociales más elementales y presentan las peores condiciones de salubridad ambiental. - Barrios incompletos. Barrios de trazado elemental que cuentan con servicios incompletos y una mayoría de viviendas sin terminar, construidas en gran parte por los mismos pobladores. Cuentan escasamente con servicios sociales y comunales. Existen dos subgrupos: a) barrios incipientes, con gran actividad constructiva, densidad relativamente baja y servicios públicos inexistentes; y b) barrios estacionarios, en los cuales no se distingue mayor actividad constructiva y abundan las construcciones multifamiliares en forma de callejones o corralones, con graves cuadros de promiscuidad. - Barrios decadentes. La mayor parte están ubicados en la zona más antigua de la urbe. Sujetos a una explotación cada vez más intensa, sin recursos para su reparación y caracterizados por el abandono, presentan agudos indicios de hacinamiento, promiscuidad, delincuencia, morbilidad, etc. Se distinguen dos subgrupos: a) barrios de vivienda subdividida, con preeminencia de la antigua casona residencial española, convertida en vivienda multifamiliar; y b) barrios de casas de vecindad, con predominio de viviendas multifamiliares construidas en forma de callejones de uno o varios pisos, que poseen sucesivas subdivisiones y se encuentran en constante abandono. Estas edificaciones se han convertido en tugurios sumamente peligrosos. - Barrios modernos insalubres. Se distinguen dos subgrupos: a) Tipo l, de gran densidad y totalmente construidos, tienen gran difusión en La Victoria; y b) Tipo II, con edificaciones de un máximo de tres pisos, y la mayor parte, de construcciones de uno y de dos pisos. - Barrios en buen estado. En estos se pueden distinguir varias categorías de densidad: a) alta, con abundancia de edificios de departamentos con ascensor; b) media, con casas de uno y de dos pisos; y c) barrios-jardín, con casas de uno y de dos pisos y abundantes áreas de jardines. Esta tipologización de los barrios puede resultar limitada, toda vez que como sus propios autores lo señalan, se reduce básicamente a identificar los casos de aquellos barrios donde las condiciones de la vivienda resultan insalubres. Tal vez este hecho explique por ejemplo por qué el ámbito de los “barrios en buen estado” no haya merecido una mayor especificación más allá de su caracterización por el factor de densidad. Por otro lado, se trata de un esquema en el cual las variables e indicadores empleados no resultan uniformes en su aplicación en uno u otro caso. Este planteamiento de la ONPU se convertiría en cierto modo en esquema base para el desarrollo de posteriores propuestas. Este es atributo indiscutible. Tal como ocurriría por la misma época –la década los cincuenta- con formulaciones como la de Matos Mar (1958 y 1977) y esquema de tipologización de la barriada limeña; la de Cole (1957) y

un un de su su

afán de establecer una relación entre ciudad y estructuras morfológicas; y la de Córdova (1958) y su clasificación de tipos de barrios en función de las condiciones de la vivienda. 2.2. La estructura de la “gran Lima” Contratado por la ONPU para coadyuvar con la realización del Plan Regulador de Lima, John P. Cole, geógrafo de la Universidad de Nottinghen (Inglaterra), publicó en 1957 su Estudio geográfico de la gran Lima. En este puede encontrarse uno de los primeros intentos de vincular cada etapa del desarrollo histórico con una sistemática a aquellos rasgos característicos de la estructura urbana y la forma de la ciudad de Lima. En relación a la “forma del área urbana” de Lima, Cole encuentra la ciudad tiene una forma mixta, combinando al mismo tiempo la forma de las urbes cuya expansión está fuertemente condicionada por una geografía irregular1. La combinación entre terrenos llanos y barreras geográficas configuran el escenario que da sentido a la forma de Lima. El autor sostiene que hacia el Oeste y el Sur, la costa no permite una expansión más allá de ocho a 12 kilómetros desde el Centro. Al Norte, el lecho del río Rímac constituye un obstáculo para la expansión en dicha dirección. Al Norte y al Este, se encuentra una cadena de cerros de pendiente elevada, los cuales conforman asimismo barreras que limitan una expansión regular. Debido a estas características, y a la existencia de una amplia zona llana, el desarrollo de Lima ha sido irregular. O, propiamente, una combinación entre una forma regular e irregular. Al ser Cole un geógrafo, su visión de la forma de la ciudad no puede estar ajena a este hecho. Sin embargo, lo trasciende para adentrarse en la formulación de uno de los primeros intentos de sistematización morfológica del tejido urbano de Lima basada en referencias de orden empírico pertinentes a la propuesta. En este sentido, se distinguen hasta cuatro formas de trazado urbano en función de la orientación de las calles. En el primer caso, se trata de la “cuadrícula ortodoxa”, tal como queda expresada en la traza fundacional del llamado Damero de Pizarro. Pero esta característica también es descubierta en lo que el autor denomina los “distritos modernos”, como La Punta o La Victoria, los cuales por esta razón son esencialmente monótonos y carecen de valor artístico. En el segundo caso, se trata de una traza menos regular, constituida por calles que en algunos casos se cortan en sentido oblicuo. Esta estructura se registra básicamente en las zonas de expansión producidas entre los siglos XVII y XVIII. Actualmente, las zonas de Barrios Altos y el Sur de La Colmena tienen estas características. El tercer tipo de traza se refiere a la de los barrios planificados, como la Unidad Vecinal No 3 y Piedra Liza. En ambos casos se trata de un esquema moderno que contiene una jerarquía de vías en función de las necesidades del peatón y el tránsito automotor. El cuarto tipo tiene relación con la existencia de las “barriadas clandestinas”. En este caso hay dos subgrupos. El primero se refiere a la

traza de las barriadas ubicadas en los cerros de San Cosme, Leticia, El Agustino y Santa Rosa. Aquí se percibe una trama totalmente irregular con ausencia de calles y constituida básicamente de senderos y escaleras que siguen la orientación de los accidentes morfológicos del cerro. En el segundo subgrupo están las barriadas ubicadas en la parte llana de la ciudad. En este caso, la traza resulta más regular y previsible en términos morfológicos. Para Cole, Lima es una ciudad que está en una fase de plena evolución. Por lo tanto, no es posible advertir aún una serie de rasgos definitivamente constituidos. Sin embargo, sostiene que, en relación al crecimiento de Lima y la constitución de las “zonas funcionales”, existen dos tendencias evidentes. La primera alude al desarrollo de una “centralización externa” de las funciones políticas, comerciales e institucionales en el área central de la ciudad, y trae como consecuencia que las áreas periféricas tengan sólo una vocación eminentemente residencial. La segunda tendencia se refiere a la ubicación exterior de muchas funciones, generando así que la ciudad tenga una forma muy extendida. En este caso se menciona la extensión y la forma del aeropuerto de Limatambo, así como la franja de cerca de 11 kilómetros de la zona industrial de la avenida Argentina (Cole, 1957). La propuesta de Cole se complementa con la identificación de las distintas áreas de Lima en función de otras variables, como las condiciones de la vivienda o la implantación de las funciones militares y religiosas, entre otras. Si bien en muchos sentidos se trata aún de una propuesta todavía esquemática y basada en una descripción simplificada de algunos datos, su importancia estriba en el esfuerzo por construir una nueva armazón con aquellos rasgos que constituyen la realidad urbana de Lima, y que hasta entonces habían sido asumidos de modo general y arbitrario. 2.3. El Plandemet y los “Patrones de asentamiento” de Lima En la historia de la planificación urbana peruana, luego del Plan Piloto de Lima de 1949, el Plan de Desarrollo de Lima y Callao a 1980 (PLANDEMET) aprobado en 1967, constituye un auténtico hito de referencia. No sólo porque se trata de un destacado esfuerzo por formular un plan urbano basado en una visión sistémica de la ciudad y estudios multidisciplinarios, sino también porque su formulación implicó la creación del espacio y laboratorio de síntesis más importante para la naciente planificación urbana peruana. La investigación de base que fundamentaría luego al PLANDEMET significó una auténtica bisección de la realidad urbana limeña, como nunca había sido hecho en el Perú. Entre los estudios específicos, uno que destaca en particular fue el que propuso una tipologización morfológica de los distintos modos de ocupación y construcción de la urbe limeña. Al respecto, los autores del PLANDEMET consiguen identificar cuatro tipos de áreas, en las cuales es posible advertir una lógica particular de implantación residencial y morfológica. Estas cuatro áreas que definen a grandes rasgos la fisonomía de Lima Metropolitana, son las siguientes: a)

las áreas nucleares; b) el anillo extranuclear; c) las áreas periféricas al casco urbano, y d) las áreas corredor de los asentamientos nucleares (ONPU, 1967). Las “áreas nucleares” representan las zonas centrales de residencia de los primeros y principales agrupamientos de vivienda del área metropolitana: Lima, el Callao y Miraflores. Estas sufren un proceso de expulsión de la función residencial por la comercial. El tipo de patrón residencial es el que corresponde a la vivienda decadente, con una alta densidad y acentuado deterioro. El “anillo extranuclear” está constituido por áreas residenciales implantadas en torno a las nucleares, y se originan por el efecto centrífugo de expulsión de la función vivienda que se produce en estas áreas nucleares. Existen dos formas de anillos extranucleares en función de la mayor o menor distancia del centro. El primero, contiguo al centro, y el segundo, que delimita el exterior del casco metropolitano. Entre estos dos extremos se localizan hasta tres tipos de áreas residenciales: heterogéneas, en transición y homogéneas. Las “áreas periféricas al casco urbano”, el tercer ámbito de características morfológicas definidas, se constituye de asentamientos residenciales ubicados fuera de los linderos físicos del casco propiamente dicho, cuya implantación presenta generalmente condiciones de solución de continuidad con el área consolidada. Un rasgo característico de los asentamientos ubicados en esta área es su diversidad y diferencias de calidad ambiental. Este hecho se produce por otro rasgo característico de las áreas periféricas: la instalación tanto de la población de niveles económicamente altos, así como de los estratos de población económicamente bajos. Sin embargo, pese a esta diferencia, existen algunos elementos comunes. Entre ellos se puede mencionar la baja densidad existente, tanto en las urbanizaciones como en las barriadas. Finalmente, la cuarta área corresponde a las “áreas-corredores de los asentamientos nucleares”. No se trata precisamente de una nueva área de expansión, sino del cambio de uso y estructura morfológicas que viene produciéndose en las zonas que sirven de conexión a las áreas nucleares, como es el caso de las avenidas Arequipa, Brasil y Petit Thouars. En estas zonas viene produciéndose una mayor densificación constructiva, producto tanto de la construcción de edificios de departamentos y oficinas, como de centros comerciales. Cada una de estas áreas presenta a la vez una serie de semejanzas y diferencias en relación a la lógica de implantación de la vivienda, en términos cualitativos y cuantitativos. Al respecto, el estudio de PLANDEMET resume la existencia de cinco patrones de asentamiento residencial: incipiente, decadente, en transición, en consolidación y consolidado. Cada uno de estos cinco patrones representan “áreas uniformes de vivienda” en la medida de la preponderancia de un tipo de vivienda, de calidad, de distribución o de densidad. La caracterización de cada de uno de

estos se basa en un análisis global de la situación de la vivienda, ya sea desde el punto de vista físico (área del lote, materiales de construcción, estado de conservación, servicios, etc.) y el tipo de diseño, así como de la densidad registrada y la existencia de factores ambientales condicionantes (industria y comercio). Sin embargo, el criterio de diferenciación más importante fue el análisis de la “dinámica de cambio”, a través del uso de indicadores como el referido a los edificios de propiedad horizontal, la edad de la construcción, el grado de hacinamiento habitacional, los niveles de concentración y dispersión, la existencia de callejones, tugurios y casas de vecindad o la presencia de elementos ajenos a la vivienda y la apertura de nuevas vías, entre otros (ONPU, 1967). El estudio del PLANDEMET estima que el 46,9% de la población se concentra en áreas de alta densidad, mientras que el 5,2% lo hace en áreas de muy alta densidad. Esto significa que cerca de la mitad de la población habita en zonas de baja y mediana densidad, y confirma el hecho de que Lima es una ciudad relativamente “plana”. De otro lado, se estima que el 30% del número total de viviendas del Área Metropolitana está concentrado en áreas predominantes decadentes. Este porcentaje representa 150.000 viviendas. Pero la cifra total de viviendas decadentes asciende al 48%, debido a que las otras áreas registran igualmente “porciones de vivienda decadente”. Respecto a los patrones de asentamiento industrial, el PLANDEMET identifica igualmente cinco tipos de patrones. Estos son: a) industrias distribuidas en el área urbana; b) industrias agrupadas en zonas intermedias; c) industrias nucleadas en bandas periféricas; d) industrias aisladas fuera de la periferia; y e) parques industriales metropolitanos. La importancia de la identificación de constantes estructurales del desarrollo urbano de Lima, así como la clasificación de tipos de áreas y la identificación de los patrones de asentamiento residencial e industrial efectuados por el PLANDEMET, tienen la importancia que les otorga su condición de ser un primer gran esfuerzo de revelar las estructuras profundas de Lima en el marco de la realización de un plan de transformación. A diferencia de las propuestas del Plan Regulador de Lima de 1949, los estudios de la ONPU de 1955 o la de Cole de 1957, este planeamiento consigue fundarse en la convergencia de una mayor cantidad de variables que las de las estructuras físico-espaciales. 3. Miradas cruzadas. Lima desde la barriada y las urbanizaciones 3.1. El caso de las barriadas. Criterios y esquemas de clasificación Antes de que se constituyera el sustantivo “barriada”, los asentamientos espontáneos surgidos en distintas zonas de Lima recibieron inicialmente el calificativo de “urbanización clandestina”. Sin embargo, la vigencia de esta denominación no duró demasiado. Ya en 1953 un documento de la ONPU calificaba de modo determinante a este tipo de asentamientos como “barriadas”. En este mismo documento es posible encontrar una primera clasificación de éstas en función de diversos criterios, entre los cuales

primaría el del régimen de propiedad de los terrenos invadidos. Las otras variables de clasificación se refieren tanto a la calidad de los materiales empleados, como al grado de desarrollo constructivo y urbano alcanzado en servicios de infraestructura y equipamiento (ONPU, 1953). Según el tipo de propiedad, el informe clasifica las barriadas en tres tipos: a) en terrenos del Estado; b) sobre terrenos de propiedad particular; y c) sobre terrenos alquilados por lotes. Según el tipo de materiales predominantemente empleados, las barriadas se clasifican en: a) predominio del ladrillo; b) predominio del adobe; c) predominio de la caña; y d) predominio de materiales de desecho. Según el grado de desarrollo y dotación de servicios y equipamiento: a) estable o de un lento desarrollo; b) aumento moderado del número de construcciones; c) desarrollo violento. Una propuesta clasificatoria que incluye por primera vez criterios de orden morfológico y otros que aluden tanto al nivel de integración o aislamiento de las barriadas, como a la relación de éstas con la ciudad, se encuentra en el informe presentado por Matos Mar (1977) en 1955 a las Naciones Unidas. En este caso, la propuesta puede ser resumida del siguiente modo: - Ubicación geográfica: márgenes del río Rímac; falda de los cerros; en la zona urbana; fuera del área urbana. - Por la configuración urbana: barriadas de trazo regular en parrilla; barriadas de trazo irregular en parrilla; barriadas adecuadas al relieve del cerro.; barriadas con callejón central; barriadas en forma radiada; otros tipos. - Por el grado de aislamiento-integración y relaciones: barriadas autónomas; complejo de barriadas; barriadas asimiladas a la ciudad. Un estudio que intentará establecer nuevos criterios de clasificación y formular una suerte de síntesis de todas las variables hasta entonces consideradas –pero en el marco de una propuesta más detallada- es el estudio sobre la situación barrial realizado por el Fondo Nacional de Salud y Bienestar Social entre 1959 y 1960. Se trata, sin duda, del estudio más detallado sobre la situación de las barriadas que se efectuó hasta entonces. Los principales criterios utilizados para clasificar las barriadas, aparte de la ubicación por distritos y otros factores socio-económicos, son: las cualidades de formación, el tipo de poblamiento, el régimen de tenencia del suelo ocupado (a nivel de los lotes y barriada), así como el tipo de topografía y el uso precedente del terreno ocupado (FNSBS, 1960). La clasificación es la siguiente: - Formación: por falta de vivienda; por desalojo; por trabajo. - Poblamiento: paulatino; por invasión. - Tenencia de terrenos referentes a barriadas: estatal; municipal; propiedad particular.; propiedad religiosa; en litigio.

- Tenencia de terrenos a nivel de los lotes: propietarios; poseedores; invasores; inquilinos. - Ubicación según la topografía del terreno; cerros; llano; otros. - Uso anterior de terrenos; eriazos; cultivos; basurales; otros. Otra propuesta de clasificación de los distintos tipos de barriadas desarrollada por un organismo estatal durante la década de los sesenta corresponde a la Junta Nacional de la Vivienda. En este caso, el esquema de tipologización formulado en 1966 se basa en función de criterios de orden morfológico y otros que aluden a la estructuración espacial y funcional del conjunto. Se trata de una clasificación operativa destinada a ponderar la existencia de las barriadas en tanto objetos de transformación proyectual y constructiva (JNV, 1966 y 1967). Los tipos son los siguientes: - Tipo A: barriadas con lotes regulares, generosos en área y con terrenos reservados para el equipamiento comunal, las cuales pueden ser rápidamente saneadas. - Tipo B: barriadas con comparables rasgos estructurales, sólo que ubicadas en la falda de cerros. - Tipo C: barriadas como los tipos A y B, sólo que con una alta densidad poblacional, las cuales son casos de saneamiento que requieren la reubicación de numerosas familias. - Tipo D: barriadas con una alta densidad poblacional, lotes irregulares y casas de material deleznable, por lo que se requiere un extensivo saneamiento. - Tipo E: barriadas como del tipo D, pero con casas construidas de material durable o resistente, por lo que se requiere la realización de un saneamiento a largo plazo. - Tipo F: barriadas que deben ser totalmente demolidas. Si bien no se plantea como objetivo explícito la formulación de una sistemática de tipos característicos, la propuesta de Caminos, Turner y Steffian (1969), en torno a la identificación de las determinantes de diseño en los asentamientos humanos de Lima, resulta un influyente marco de referencias de orden tipológico. La propuesta para el caso de Lima se basa en el estudio de los siguientes casos: Cuevas, El Ermitaño, El Agustino (alto) y El Agustino (bajo) y Mendocita. En este caso los criterios de una clasificación no explicitada como tal son las siguientes: terreno y topografía; tamaño del terreno; composición morfológica (trama circulación vial, trama de circulación peatonal, trama manzanas, trama parcelaria); usos de suelo (privado, público); población; ingresos; servicios urbanos (agua, desagüe, electricidad, teléfono; densidad (poblacional y residencial); y tipos de lotes y viviendas (composición, tamaño, materiales de construcción).

La realización del Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima-Callao PLANDEMET va a significar el impulso de una serie de nuevas investigaciones sobre la ciudad de Lima, y específicamente, sobre el problema barrial. En este marco, Carlos Delgado propondría una clasificación que, sin dejar de fundarse en los criterios de clasificación precedentes, significaría una verdadera innovación por la serie de nuevos criterios utilizados. El autor creía entonces que era un imperativo de primer orden la reformulación total de los planteamientos tradicionales de las llamadas barriadas, las cuales debían ser reconocidas no como realidade unívocas, sino como un fenómeno que contiene una multiplicidad de realidades urbanas. Así, él consideraba que se debían sentar las bases de “una descripción clasificatoria que ordene su distribución a lo largo de un eje subdesarrollo/desarrollo urbano, que reconozca sus características diferenciales, y que abra la posibilidad de orientar políticas concertadas de desarrollo urbano” (Delgado, 1971, p. 130-131). La propuesta de Delgado pretende formularse en oposición a lo que el denomina criterios “generalizantes” como el de Turner, o a la visión formalista de los urbanistas, la cual sólo refleja aspectos parciales y universales del problema, pero no aquellos que le son específicos. En cierto modo, la propuesta de Delgado intenta conciliar los criterios geográficos, morfológicos y sociales con los intereses de una intervención operativa de transformación en cada barriada. Por otro lado, consciente de las connotaciones negativas, propone reemplazar el término “barriada” por el de “barrio” y reservar su uso sólo para el caso de los asentamientos decadentes del área urbana. Por considerar el grado de desarrollo urbano en base al eje subdesarrollo-desarrollo, la “tipología operacional” propuesta comprende ocho tipos de barriadas: a) barriadas internas de alta densidad; b) barriadas periféricas de alta densidad; c) barrios internos en consolidación incipiente; d) barrios internos en consolidación avanzada; e) barrios periféricos recientes; f) barrios periféricos en consolidación incipiente; g) barrios periféricos en consolidación avanzada, y h) barrios periféricos en medios rurales. Esta tipología será luego integrada en un esquema general de clasificación, el cual –al integrar otros componentes (como los tugurios en sus diversas manifestaciones)-, pretende dar cuenta de aquello que Delgado denomina el “subdesarrollo urbano” en el Área Metropolitana. Una propuesta clasificatoria que introducirá las variables de tiempo y el número de lotes como factores de clasificación es la formulada por Alfredo Rodríguez y Hélan Jaworski en 1969. Esta hace suya las clasificaciones anteriores, como la que ordena las variables en función de su ubicación en el área urbana (situadas “dentro” del área urbana; situadas “cerca” del área urbana; situadas “lejos” del área urbana). En relación al factor tiempo, la clasificación divide a las barriadas en tres tipos diferenciados: - Barriadas antes de 1950. Constitución de barriadas con un ritmo de aparición y crecimiento poco significativo.

- Barriadas entre 1950-1960. Etapa durante la cual el desarrollo barrial supone un incremento notorio, frente al cual el Estado y otras instituciones se ven obligadas a enfrentar el problema. - Barriadas después de 1960. Es la etapa en la que las barriadas empiezan a “existir jurídicamente” (Rodríguez y Jaworski, 1969). Según su tamaño, las barriadas son clasificadas en: a) barriadas grandes, más de 3.735 viviendas, b) barriadas medianas, entre 770 y 3.735 viviendas, y c) barriadas pequeñas, menos de 770 viviendas. Por otra parte, la propuesta de Rodríguez y Jaworski establece una clasificación de la vivienda barrial según los criterios establecidos por las Naciones Unidas para la evaluación de las condiciones de calidad de la vivienda. Para ello se establecieron los siguientes factores: - Desarrollo de la vivienda: a) grado de permanencia de la estructura; y b) intensidad de uso del espacio interno. - Desarrollo del área: a) grado de consolidación del área (consolidación física del área y consolidación de los servicios); y b) densidad del área: densidad baja o media (menos de 200 personas por hectárea); densidad alta (entre 200 y 400 personas por hectárea); densidad muy alta (más de 400 personas por hectárea). La investigación barrial posterior a la producción desarrollada durante la década del sesenta no plantearía innovaciones significativas, salvo la consideración de uno u otro factor de menor implicancia. De algún modo, toda la importante serie de investigaciones desarrolladas por el colectivo de investigadores de DESCO, como Abelardo Sánchez León, Gustavo Riofrío, Luis Olivera, Julio Calderón y Mario Zolezzi, entre otros, no hará en parte sino asumir como base los criterios y parámetros ya establecidos hasta entonces –lo que no significa que en algunos casos no se hayan planteado nuevos criterios de análisis o abierto otros campos de interés, como sucede por ejemplo con el tema de la formalidad y la informalidad. Uno de los aspectos que luego de la clasificación propuesta por Matos Mar en 1955 no volvió a ser retomado para su eventual depuración, es el que se refiere al problema morfológico o de configuración espacial de las barriadas. Una de las excepciones es la propuesta de Fortunic (1989), quien intentará proponer una nueva clasificación en términos explícitamente morfológicos. La clasificación tipológica propuesta está constituida por cuatro tipos y una serie de subtipos: - Tipo I. Complejos de asentamientos humanos ubicados en terrenos de alta pendiente. Tipo A: adecuado al relieve del terreno. Tipo B: trazo caótico.

- Tipo II. Complejos de asentamientos humanos ubicados en terrenos de pendiente media y baja. Tipo A: trazo regular en parrilla. Tipo B: trazo irregular en parrilla. - Tipo III. Asentamientos humanos enclavados en el casco urbano (sólo están ubicados en terrenos de baja pendiente). Tipo A: trazo regular en parrilla. Tipo B: trazo irregular en parrilla. Tipo C: trazo caótico. Tipo D: trazo reordenado. - Tipo IV. Asentamientos humanos periféricos al casco urbano (en cualquier tipo de terreno y trama urbana variable). Pese a su esfuerzo por establecer una lectura integral desde el punto de vista morfológico, la propuesta de Fortunic no trasciende el hecho de ser una lectura esencialmente físico-empírico de la ciudad, donde los factores de la trama urbana, adaptación urbana y situación topográfica se convierten en criterios de clasificación de primera jerarquía. En realidad, la propuesta de Fortunic deviene versión ampliada de algunos tipos antes identificados y de variables anteriormente ya aplicadas (ubicación de las barriadas, tipo de configuración, etc.). Si el planeamiento de Fortunic pretendía convertirse en una suerte de lectura “contextualista” del fenómeno barrial, lamentablemente el resultado no llega a lograr este objetivo, ya sea por deficiencias en la aplicación del instrumental teórico del análisis tipológico o por la ausencia de una suficiente base de información empírica. Una de las contribuciones más importantes al estudio de la historia urbana de Lima, y específicamente al análisis del fenómeno de las barriadas, es las de Eberhard Kroß y su libro Die Barriadas von Lima. Stadtentwicklungsprozesse in einer lateinamerikanischen Metropolen (1992). Se trata de un indiscutible aporte que se fundamenta en un exhaustivo y sistemático análisis tanto de las diferentes etapas de la evolución histórica de Lima, cuanto de las características específicas que registra la realidad urbana barrial. A diferencia de otros estudios en los que el fenómeno de la barriada aparecía como una manifestación desconectada de otras formas de producción de la ciudad, el estudio de Kroß integra este hecho en una lectura sincrónica y diacrónica del mismo, pero sin dejar de establecer las relaciones de correspondencia con las lógicas del desarrollo urbano del conjunto de la metrópoli. Aquí el surgimiento, expansión y consolidación de las barriadas con sus distintos tipos aparece como un fenómeno cuyo desarrollo se encuentra estrechamente ligado con los ciclos históricos y tendencias de desarrollo urbano peruano de los últimos 50 años. Para Kroß las principales etapas del desarrollo urbano de Lima definen la existencia de tres grandes etapas: la primera, desde la etapa colonial hasta el inicio del oncenio de Augusto B. Leguía (1535-1919); la segunda, desde el inicio del oncenio hasta el inicio de ochenio de Manuel A. Odría (19191948); y la tercera, desde el inicio del ochenio hasta 1985, año límite del período de estudio (Kroß, 1992).

Esta periodificación puede resultar obviamente discutible por la omisión de la fase nativa de la existencia de Lima y la no identificación de situaciones diferenciadas durante la extensa primera etapa. Sin embargo, la identificación de las dos últimas etapas resulta pertinente en la medida que explican de modo sistemático las relaciones de correspondencia con el origen y desarrollo del fenómeno barrial. Los criterios de base empleados para el análisis de las estructuras socioespaciales se basan en los enfoques de Jürgen Bähr, Gerhard Klückmann y Günter Mertins, principalmente. De ahí que la ciudad –y su conformación específica en cada una de las distintas etapas de su historia- haya sido vista como el espacio de emplazamiento segregado de los estratos altos, medios y bajos, cada uno de los cuales registran modos históricamente diferenciados de ocupación y configuración urbanas. Kroß considera imprescindible esta referencia para comprender adecuadamente las razones del lugar, la magnitud y las características tipológicas del fenómeno de las barriadas en Lima. Respecto al emplazamiento de los estratos altos de la población, se consideran dos espacios diferenciados de localización: uno “tradicional” y el otro actual o moderno. El primero corresponde a sectores de Miraflores y San Isidro (principalmente el área contigua al Golf de San Isidro), delimitados por las avenidas Arequipa, José Pardo y Javier Prado Oeste. El segundo espacio, que empezó a conformarse a partir de la década de los cincuenta, corresponde a la zona de Monterrico y el Lima Polo and Hunt Club, con su respectiva expansión en dirección a La Molina. Si en los casos de Miraflores y San Isidro se trata de una estructura urbanística abierta, compacta y continua con casas-villa o “residencias” controladas por la morfología preexistente, en el segundo caso se trata de urbanizaciones o condominios cerrados con viviendas-chalet en lotes de gran tamaño. Como parte de los espacios de residencia identificados con este sector social, se considera también a algunos balnearios de mar (Kroß, 1992). A partir de la década del setenta, Lima registra la consolidación de las tendencias de crecimiento sectorial-linear respecto a los espacios de residencia para los estratos medios de la población. Las zonas aledañas a la avenida Arequipa (en la dirección Este), al Paseo de la República (en ambos bordes), a la avenida Brasil (en dirección al río Rímac) o a la avenida Colonial (en ambos bordes) darían lugar a los nuevos espacios para la clase media limeña. Santa Catalina, San Luis, Santiago de Surco, San Borja, Maranga, entre otras, son las urbanizaciones características de este sector social. En este caso sus distintos niveles (alto, medio-medio y bajo) se definen en función de la cercanía o lejanía de los espacios destinados a los estratos altos o bajos, respectivamente. El promedio del área de lote en este sector oscila entre los 100 a 160 m2. La vivienda es el típico “chalet limeño” reinterpretado con dimensiones reducidas, mientras que la urbanización se inserta como hecho continuo a la trama urbana preexistente. A diferencia de cierta homogeneidad tipológica en el caso de las áreas de residencia de los estratos altos y medios, Kroß registra 4 tipos de espacios de residencia para los estratos bajos de la población: a) tugurios (zonas

totales o parciales del Rímac, Barrios Altos, Monserrate, entre otras), b) barrios pertenecientes a las asociaciones, mutuales o cooperativas de vivienda (barrios de “núcleos básicos” y construcción progresiva, con problemas de servicios urbanos); c) las Urbanizaciones Populares de Interés Social UPIS (tipo de urbanización nueva o una forma de barriada replanteada establecida por norma); y d) las barriadas (casos tradicionales: Leticia, San Cosme, Independencia, entre otras). Existe una visión más o menos asumida sobre la barriada, que en este caso el autor consigue rebatir al analizar las distintas posibilidades derivadas de la estructura poblacional de las mismas. Queda claro en relación a este aspecto que la barriada no es una realidad social y económicamente homogénea. Para una mejor identificación de cada caso, Kroß propone un análisis “microgeográfico” de la estructura poblacional de cada barriada, en función de las variables pertinentes. 3.2. Urbanizaciones, tipologías y la expansión no barrial El reconocimiento de la existencia de formas de producción urbana y lógicas de ocupación del suelo había quedado no sólo registrado en documentos como el PLANDEMET, sino que luego se haría premisa básica de análisis de la ciudad. En este marco, la demanda de sistematizar en grandes tendencias estos modos diferentes de construir ciudad sería el objetivo de numerosas aproximaciones, entre ellas la serie de estudios como el de Abelardo Sánchez León, Raúl Guerrero, Julio Calderón y Luis Olivera. El planeamiento de la existencia de dos modalidades de crecimiento de Lima, registrado en Tugurización en Lima Metropolitana (1979), es un caso concreto. Para los investigadores de DESCO, el crecimiento de Lima Metropolitana registra dos modalidades básicas de crecimiento o expansión: la “expansión barrial” y la llamada “expansión no barrial”. La primera tiene que ver con la expansión de los asentamientos barriales, la cual empieza a hacerse cada vez más predominante desde la década del cuarenta, tanto en su modalidad de “barriada externa” como de “barriada interna”. En cambio, la segunda alude a todas las formas de expansión, generadas a partir de las llamadas urbanizaciones: desde aquellas pertenecientes a la clase alta hasta las que son edificadas por aquellos sectores populares organizados en cooperativas o asociaciones de vivienda. La expansión no barrial es, ciertamente, una definición por negación de la modalidad barrial de expansión, por lo que puede parecer una generalización que alude a todo lo que no sea una forma de expansión barrial. Sin embargo, existen algunas precisiones: los autores establecen una distinción entre las “urbanizaciones populares” y las “urbanizaciones de los sectores medios”, no sólo por la composición social de sus habitantes, sino también por la cercanía o distancia de estas respecto a los asentamientos barriales. La urbanización popular es definida como un tipo de asentamiento destinado a un sector popular de escasos ingresos. Se trata por lo general

de urbanizaciones creadas por asociaciones o cooperativas de vivienda. Se encuentran ubicadas al interior de los distritos, donde existe una mayoritaria población barrial. Son urbanizaciones que, aparte de contar con la infraestructura básica de servicios, comprende normalmente la construcción simultánea de viviendas. En este caso, todas las etapas de gestación y posterior desarrollo de la urbanización se producen de manera independiente y en función de la capacidad económica e iniciativa de la asociación o cooperativa comprometida en el proyecto. Los autores de Tugurización en Lima Metropolitana sostienen que, respecto a los “pueblos jóvenes”, las urbanizaciones populares carecen de una serie de ventajas de las que disfrutan éstos, como son estar exonerados del pago del impuesto predial, así como las tarifas especiales por los servicios de agua y luz eléctrica. La urbanización de clase media se presenta como un fenómeno distinto. Por lo general, su gestación se encuentra en manos de una empresa urbanizadora y no de una organización de propietarios. Por otra parte, los lotes son objeto de compra individual y no colectiva, como sucede en el caso anterior. Aquí los trabajos de urbanización (pistas, agua, desagüe, electricidad) preceden a la entrega de los lotes y a la construcción individual de las viviendas. Estas, además, se realizan en función de las preferencias y capacidad de cada familia. Entre el tipo de urbanización popular y el de urbanización de clase media se produce una serie de modalidades intermedias, entre las cuales es posible advertir distintos rasgos. Existen urbanizaciones populares donde las viviendas son edificadas a posteriori de forma individual. También existen casos en muchas urbanizaciones de clase media donde es posible encontrar programas de vivienda en serie, construidas en el marco de algún programa de vivienda emprendido por mutuales y otros organismos financieros. Asimismo, es posible registrar formas de organización cooperativa. El tercer tipo de urbanización, constituidas por la “expansión no barrial”, corresponde a los sectores de altos ingresos. Se trata de una expansión residencial de carácter eminentemente suburbana (Sánchez et al., 1979). Las zonas preferidas para este tipo de expansión son el Sur y el Este, tal como ocurre con Córpac en San Isidro; San Borja en Surco y La Molina. El objetivo principal de estas urbanizaciones es ubicarse lo más lejos posible de los asentamientos barriales de Lima. A diferencia del “crecimiento por suburbios”, que caracteriza a la implantación residencial de los sectores de altos ingresos en otras metrópolis desarrolladas, los autores señalan que en Lima la implantación de estos es insignificante demográficamente, aun cuando existan habilitaciones de áreas muy extensas como el caso de La Molina. La zona de urbanizaciones de este tipo constituyen casi una “tripa angosta” en dirección Este de la ciudad. Para los autores, las modalidades de expansión barrial y no barrial sólo parecerían aplicarse a fenómenos que se originan a partir de una ciudad ya

consolidada, es decir, la ciudad anterior a la década de los cuarenta o cincuenta. Por lo tanto, no sirven para explicar fenómenos de crecimiento anteriores a esta situación. En este sentido, la modalidad “de expansión por relleno”, prioritaria en la ciudad antes de la década del cuarenta, no consigue explicar la serie de fenómenos urbanos sucedidos en Lima antes de esta época. El caso de La Victoria, una suerte de primera “ciudad tizada” del siglo XX, resulta revelador: puede estar tan lejos de la urbanización Santa Beatriz como tan cerca de Villa El Salvador. La clasificación propuesta presenta, por ello, una serie de imprecisiones en la definición de aquello que le es propio y específico respecto a otra modalidad. Porque no se trata sólo de descubrir en las modalidades de ocupación del suelo la razón de base para establecer las diferencias o semejanzas, sino en los modos de producción, consumo y distribución del espacio urbano. Una mayor precisión en la definición de aquello que tiene que ver con la llamada modalidad de expansión no barrial se dará en otra investigación posterior: El laberinto de la ciudad (1980). Aquí, la definición del proceso denominado “urbanización convencional” no sólo resulta mejor caracterizada, sino que permite una mayor comprensión de la lógica que gobierna gran parte del sistema de producción urbanística de la ciudad. Se trata de una definición que resulta tal no por su negación de otra realidad, sino por el sentido afirmativo de una realidad existente. La principal característica del proceso de urbanización convencional es que su desarrollo está en función de la iniciativa y el capital privados. Aquí el dominio de lo privado comprende al propietario del terreno, a la empresa urbanizadora o a la entidad financiera. En unos casos, estas funciones se cumplen a través de una misma empresa o familia, y en otros, se reparten el proceso entre varias empresas (Sánchez y Calderón, 1980). En suma, el proceso de urbanización incluye los siguientes agentes: el propietario del terreno, el urbanizador, la empresa constructora y el vendedor/comprador. El Estado participa (ve los organismos pertinentes) como un mero ente regulador y fiscalizador. Dentro de este proceso de urbanización convencional se distinguen dos modalidades en función del sujeto que emprende el proceso de urbanización. Una de ellas tiene que ver con la existencia de un agente o empresario urbanizador, quien se encarga de crear la urbanización desde la compra de un terreno hasta la venta de los lotes. La segunda modalidad se relaciona con el tipo de urbanizaciones donde el principal gestor es el mismo propietario del terreno (Sánchez y Calderón, 1980). Esta segunda modalidad es la que más urbanizaciones cuenta en su haber. En comparación con la investigación barrial, la identificación de los patrones de crecimiento de Lima en relación a la urbanización no ha sido precisamente una preocupación permanente. Uno de los planteamientos que trataría de integrar esta problemática en un enfoque global del desarrollo de Lima es el estudio de Jean Paul Deler, Lima 1940–1970. Aspectos del crecimiento de la capital peruana (1975).

En el marco de lo que el autor señala como el proceso de conquista del espacio limeño, se identifican dos modalidades esencialmente distintas en relación a la “colonización del espacio”. Por un lado, la inscrita en lo que podría denominarse un proceso de urbanización clásica, hecha dentro del marco legal de las instituciones de urbanismo y con la participación de promotores privados, cuya economía es de libre competencia. Se trata de una modalidad que opera con las mismas características que las que se conocen en las ciudades capitalistas desarrolladas. La otra se opone radicalmente a la primera. Se trata del fenómeno de “urbanización espontánea y de autoconstrucción”. Siguiendo con los parámetros del análisis ecológico urbano, Deler propondrá un esquema de diferenciación de “tipos de barrios”, recogiendo así la propuesta del PLANDEMET respecto a las cuatro áreas de expansión que le otorgan la fisonomía a Lima (las áreas nucleares; el anillo extranuclear; las áreas periféricas al casco urbano; y las áreas corredor de los asentamientos nucleares). Deler consigue identificar cuatro tipos de barrios, los cuales se constituyen a modo de “paisajes urbanos”. Estos son: - El “cuadrilátero primitivo”. Se trata del damero fundacional de Lima, el área central. Es la city constituida por una trama continua y concentradora del poder político y económico. - Primer anillo de expansión. Está constituido por el ensanche producido en torno al área central (Rímac, La Victoria, Breña, Barrios Altos). Es un anillo casi continuo de barrios con fuerte densidad poblacional y constructiva. En términos de tejido urbano resulta saturado, heterogéneo y degradado. La densidad promedio es superior a los 130 hab/ha. Se registran funciones múltiples. - Segundo anillo de expansión. Se trata de una zona que se extiende más allá del primer anillo en dirección al Sur y la parte Oeste de la ciudad. Representa al tejido urbano mixto, pero globalmente más despejado. Se compone de barrios que oscilan desde aquellos pertenecientes a la clase media (Lince y Pueblo Libre, entre otros), hasta aquellos que sirven de residencia a las clases altas (San Isidro, Miraflores o la zona de Chacarilla). En el primer caso, se trata de barrios con densidades entre 0 y 130 hab/ha. En el segundo, las densidades son de 30 hab/ha. - Las “barriadas”. Constituyen el cuarto tipo de barrio. En este domina ampliamente la función residencial. La casa individual es patrón exclusivo del asentamiento. Estos barrios poseen una densidad –al menos en las barriadas anteriores a 1960- inferior a los 80 hab/ha., y hay algunas que tienen una densidad de 30 hab/ha. Se encuentran por lo general subequipadas y carecen de servicios de infraestructura (Sánchez León y Calderón, 1980).

A diferencia de propuestas precedentes, el planteamiento de Deler intenta esbozar una clasificación a partir de la integración de una serie de aspectos hasta entonces asumidos de modo aislado. Tal es el caso de la relación establecida entre vivienda y morfología urbana y entre destinatario social y localización residencial, entre otros. Puede observarse tal vez la ausencia de una lectura más precisa y detallada de algunos procesos, por lo que su planteamiento puede pecar por ofrecer generalizaciones no justificadas. Sin embargo, se trata de un planteamiento que intenta ser integral e integrador en su diagnóstico. Puede considerarse además como uno de los primeros esfuerzos de interpretación del desarrollo urbano de Lima a partir de la definición del “barrio” como unidad de constitución espacial. Los profundos cambios que ha empezado a experimentar Lima tras la puesta neoliberal y neopopulista de la década de los noventa, ha supuesto el inicio de modificaciones significativas en su estructura urbana y morfológica. En este contexto, fenómenos como el de la globalización neoliberal, el programa urbanístico posmoderno, la creciente privatización y fragmentación excluyente del espacio urbano, han generado un nuevo ciclo de expansión urbana dominada por la lógica de la segregación socioespacial y la preeminencia de formas urbanísticas de control y selección social. Este fenómeno de cambios en la estructura urbana de la metrópoli limeña no ha sido aún objeto de formulaciones teóricas integrales ni registros de orden histórico sistemáticos que pudieran traducirse en criterios y esquemas de tipologización pertinentes. Sin embargo, junto a aportes de inicio como los de Chion (1999), Fernández (2001) y Ludeña (2002), los estudios del colectivo dirigido por Jürgen Bähr en torno al registro sistemático de los cambios acontecidos recientemente en la estructura urbana de ciudades como Lima y Santiago de Chile, son una primera e importante contribución. En relación a la nueva estructura socio-espacial y morfológica de los barrios residenciales (fundamentalmente de carácter privado), los autores proponen una tipologización basada en los grados de encerramiento y relación con la ciudad (Meyer-Kriesten, Plöger y Bähr, 2004). Los tipos considerados son los siguientes: - Tipo 1. Condominios exclusivos de la clase alta; ubicación en el territorio suburbano consolidado; antiguos terrenos de agricultura; residencias individuales en grandes parcelas; intensa relación con el paisaje y el tiempo libre; extremas medidas de seguridad. - Tipo 2. Condominios periurbanos en la periferia creciente, clase social alta; vivienda estandarizada en lotización en serie; fuerte integración al paisaje y al uso del tiempo libre; alta seguridad. - Tipo 3. Condominios de la clase media; ubicación suburbana; construcción estandarizada; equipamiento, seguridad e instalaciones comunales varían según clase social.

- Tipo 4. Condominios con respaldo o subsidio estatal; clase media baja hasta clase baja alta; construcción simple estandarizada, a veces de varios pisos; leves medidas de seguridad. - Tipo 5. Vecindades posteriormente cercadas, diferentes clases sociales; cercado de calles frecuentemente sin autorización legal; informalidad de las medidas. - Tipo 6. Condominios de edificios; edificios altos en áreas de vivienda densificadas y céntricas de la clase media y alta; instalaciones comunitarias extensas y medidas de seguridad altas. - Tipo 7. Megaproyectos; ubicación peri urbana; diferentes clases sociales y tipos de construcción; normas de uso de suelo cambiadas; infraestructuras de servicios propias (comercio, educación, etc.) brindan el carácter de una pequeña ciudad. - Tipo 8. Condominios de fines de semana o vacaciones; lejos del área metropolitana, instalaciones de recreo al aire libre. Esta tipología formulada como una síntesis conjunta para los casos de Santiago de Chile y Lima registra casos aun no existentes o insuficientemente desarrollados en la capital peruana. Sin embargo, resulta previsible pensar que alguno de estos tipos –que ya empiezan a prefigurar su presencia en la capital peruana- no tardarán en hacer su aparición y posterior consolidación, tal como viene aconteciendo como por ejemplo con los tipos 1 y 2. Seguramente cuando el estudio para el caso de Lima sea concluido en sus resultados finales, algunas de estas tendencias y tipos serán objetos de replanteamiento o validación teórico práctica. 4. Ciudad y estructura. La búsqueda de un modelo 4.1. Tendencias, tipologización y segregación socio-espacial de Lima Si bien los estudios del PLANDEMET representan una primera puesta de principios teórico metodológicos basados en la ecología urbana sistematizada por la Escuela de Chicago de Park y Burguess, una versión más compleja y depurada de esta perspectiva se desarrollaría desde mediados de la década del setenta como resultado del interés de la investigación urbana alemana por construir modelos teóricos para la ciudad latinoamericana (Bähr y Mertins, 1981; Bähr y Klückmann, 1985; Kroß, 1992; Bähr y Mertins, 1995a y 1995b). Entre los planteamientos iniciales esbozados para el caso de Lima bajo esta perspectiva de investigación puede mencionarse el de Bähr y Klückmann. Se trata de una propuesta sustentada en las premisas y la identificación de las lógicas de la segregación socio-espacial y funcional en la ciudad. El principal aporte es la formulación de un modelo que refleje la estructura socio-espacial de Lima a partir del análisis de un extenso dominio empírico de referencia.

En este caso, la caracterización de la estructura socio-espacial de Lima se basa en la interpretación de los datos y tendencias registradas por el censo de 1981 y la identificación de 794 zonas censales. Las principales variables de análisis, de las 30 establecidas, son el de la pertenencia a un estrato social, el ingreso familiar, la magnitud y estructura familiar, entre otras. De este análisis se establecen 7 grupos a partir de la existencia básica de tres sectores con estatus socio-económico distintos: los sectores alto, medio y bajo (Bähr y Klückmann, 1985). Los grupos son los siguientes: - Sector de status socio-económico alto. Grupo familiar muy pequeño. Población de mayor edad. San Isidro, Miraflores, zonas de la avenida Salaverry, parte de la Punta. Villas y edificios de apartamentos. - Sector de status socio-económico alto. Grupo familiar grande. Población joven. Monterrico en dirección a La Molina, partes de Surco, la Encantada Chorrillos. Chalet y edificios de apartamentos. - Sector de status socio-económico medio. Grupo familiar medianamente grande. Población de mayor edad. Magdalena, Pueblo Libre, La Perla, Lince. “Chalet” en serie, bloques de departamentos. - Sector de status socio-económico medio. Grupo familiar grande. Población joven. San Miguel, parte de Surco, partes de La Molina, partes de Lima norte y Lima sur). “Chalet” en serie, bloques de departamentos. - Sector de status socio-económico mediano bajo. Grupo familiar muy pequeño. Población de edad (una gran porción de Tugurios y viejas barriadas). Centro de Lima, Rímac, Breña, La Victoria, Surquillo, parte del Callao, parte de Barranco, parte de Chorrillos, San Martín de Porras, Comas, San Juan de Miraflores. Casas a pie de vereda, quintas, casas de vecindad, “villas”, conventillos, casa inconclusa de barrida. - Sector de status socio-económico bajo. Grupo familiar grande. Joven economía. Población activa (barriadas viejas y tugurios). Independencia, Comas, Canto Grande, Villa El Salvador, Pamplona. Casas de vecindad, conventillos, callejones, corralones, casa inconclusa de barriada. - Sector de status socio-económico bajo. Grupo familiar grande. Población muy joven (barriadas recientes). Casa inconclusa de barriada. La formulación de este esquema de estructuración socio-espacial terminaría siendo validada en su fundamentación por un análisis histórico de aquellos factores de determinación y condicionamiento que participaron (y lo hacen aún) en la constitución histórico-social de la metrópoli limeña. Aquí la lectura sincrónica y diacrónica del proceso urbano y sus respectivos momentos deviene basamento de una verificable visión sistémica de la realidad urbana (Bähr y Mertins, 1995a y 1995b).

Si bien el dominio del análisis alude al conjunto de la realidad urbana latinoamericana, la propuesta de periodificación y caracterización tipológica de cada momento histórico formulada por Bähr y Borsdorf puede hacerse extensivo al caso limeño, desde luego con las atingencias del caso. Los autores establecen la existencia de 4 modos distintos de estructuración y funcionamiento, o en otras palabras, cuatro momentos tipológicos diferenciados. Estos son: a) la ciudad colonial compacta; b) la ciudad sectorial (1820-1950); c) la ciudad polarizada (1950-1990), y d) la ciudad fragmentada, desde 1990 (Bähr y Borsdorf, 2005). La ciudad colonial compacta se define en su organización como una estructura social circular de los barrios definidos en su estatus y función en base a la proximidad al epicentro del poder y la vida urbana colonial: la plaza principal. La ciudad sectorial republicana, entretanto, basa su funcionamiento en la diferenciación sectorial orientada a estructuras lineales. Ello significa un proceso combinado de gradual abandono del centro colonial para el establecimiento sectorizado tanto de los estratos altos de la población como de la naciente industria local en dos zonas lineales: los bulevares de inspiración haussmanniana y las avenidas industriales, respectivamente. El desarrollo sectorial significa una ruptura radical con la estructura compacta y circular de la ciudad colonial. La tercera etapa, de la ciudad polarizada, se caracteriza por un modo predominante de expansión celular en reemplazo de la organización sectorial del espacio urbano. Ello, en el contexto del creciente proceso de suburbanización registrado a partir de la década de los años cincuenta, vía la expansión de la periferia barrial y la ampliación de los barrios de los estratos altos y medios. La ciudad fragmentada, aquella que empieza a gestarse desde 1990, registra una nueva forma de separación de funciones y elementos socioespaciales sobre la base de una nueva ampliación de la tendencia sectoriallineal y el crecimiento celular fragmentado. Esta es la ciudad de la implantación de unidades económicas y residenciales de manera dispersa y mezclada, bajo criterios de autosuficiencia y exclusión deliberada. En este caso se observa una creciente privatización del espacio urbano, así como el agravamiento de las condiciones de vida de los sectores más pobres de la ciudad. Sobre la base de investigaciones relacionadas tanto al análisis de las estructuras de ocupación socio-espaciales como a las tendencias históricas del proceso urbano, Bähr y Mertins construyen un “modelo empírico” de estructuración de la ciudad latinoamericana, el cual –con las observaciones respectivas- puede hacerse igualmente extensivo al caso de Lima. Se trata de un destacado aporte teórico. El modelo, formulado en 1981, se constituye de una estructura de 4 zonas concéntricas, atravesadas sectorialmente por ejes-zonas radiales en la dirección centro-periferia. En el espacio de referencia el esquema registra componentes nucleares ubicados de manera dispersa y mezclada con una

ocupación preeminente en el área periférica (Bähr y Mertins, 1995a y 1995b). El esquema aplicado a Lima con referencia a las zonas concéntricas no continuas, podría tener la siguiente estructura: - La City (el centro histórico). - Zona mixta o de transición (área central con parte del Rímac, parte de Monserrate y el primer ensanchamiento republicano a través de las urbanizaciones como La Chacrita, la Unión, La Exposición y parte de La Victoria). - Barrios marginales del interior (tres modalidades: antiguos barrios de los estratos altos y medios degradados; antiguos barrios de los estratos bajos y antiguas barriadas legales y semilegales). Barrios Altos, Monserrate, parte del Rímac y la barriada Leticia y otras en torno al área central. - Barrios de los estratos bajos y medios bajos. La Victoria, Breña, parte del Rímac, parte de Lince. Las tres primeras zonas corresponderían al área central de la ciudad. La cuarta es aquella zona identificada con aquellos sectores lineales que tras romper la estructura circular de la ciudad colonial, se expanden radialmente como una especie de “cuñas” desde el centro a la periferia. Estos son las siguientes: - Barrios residenciales de los estratos bajos y medios bajos. La expansión en varías direcciones: área central-La Victoria-San Luis-Ate, área central-Breña-San Martín de Porres. - Barrios residenciales de los estratos medios y medios altos. Expansión en dirección sur: Paseo Colón-Jesús María-San MiguelMagdalena - Barrios residenciales de los estratos altos. Expansión en dirección sur: Paseo Colón-Jesús María-San Isidro-Miraflores Todas estas zonas se ven “salpicadas” indistintamente de componentes nucleares, que a modo de subcentros o barrios residenciales (pequeños, medianos y grandes), pertenecientes a los sectores bajos, medios y altos, se han emplazado siguiendo la orientación de las lógicas de segregación socio-espacial de la ciudad. Ahí están, para el caso de Lima, barrios como La Molina, Cieneguilla o Los Olivos, entre otros. Los autores han considerado este modelo como uno de carácter dinámico que no se ajusta directamente a un caso específico de ciudad. En él, cada ciudad puede encontrar algunas –y no necesariamente todas- las referencias estructurales básicas de su propia configuración, tal como ocurren en este caso con Lima.

4.2. Contextualismo y ciudad. Edilicia especial y de base En la línea de la lectura espacial esbozada por Deler, la propuesta “contextualista” de Aldo Mantovani tratará de llevar a un plano de mayor precisión aquellos rasgos morfológicos característicos del desarrollo de Lima. En realidad, se trata de la primera interpretación morfológica de Lima desarrollada a partir del instrumental teórico y metodológico de la investigación tipológica correspondiente a la llamada “escuela italiana” (Saverio Muratori, Gianfranco Caniggia y Carlo Aymonino, entre otros). Para Mantovani, “la estructura de la metrópoli es el resultado construido de un proceso unitario articulado en sucesivas agregaciones de unidades morfológicas” (Mantovani, 1980, p. 19). De ahí que su planteamiento se base en la descomposición del escenario limeño en cuatro niveles de análisis: a) el proceso de crecimiento; b) la forma del crecimiento; c) las unidades residenciales; y d) la estructura espacial. Tras la descomposición contextualista del espacio urbano limeño, Mantovani recompone la serie de “piezas”, para proponer como síntesis nueve “sistemas de contextos” como los constitutivos de la realidad contextual limeña. Estos son: -

Sistema Sistema Sistema Sistema Sistema Sistema Sistema Sistema Sistema

A: la ciudad amurallada. B: perteneciente a los “pueblos”. C: primera etapa del ensanche. D: segunda etapa del ensanche. E: ensanche de los balnearios. F: la “urbanización paisajista”. G: la “urbanización paisajista tardía”. H: la “urbanización funcional”. I: la barriada.

La propuesta de Mantovani intenta no sólo completar algunos vacíos en la precedente lectura morfológica de Lima, sino avanzar en la identificación de algunas características no señaladas anteriormente. Pueden observarse como limitaciones el hecho de que algunas generalizaciones se sustentan en una insuficiente investigación empírica, o que algunos de los sistemas de contextos delimitados requieran de una mejor precisión en términos de contenido. En todo caso, la investigación de Mantovani puede considerarse como una de las primeras que inauguran de modo explícito una tradición de investigación tipológica del espacio urbano limeño basado en la identificación de las edilicias especiales y de base. 4.3. Ciudad, barrios y estructura urbanística Todo barrio es un componente de mediación y estructuración entre la dimensión de los objetos construidos y la dimensión urbana en lo que concierne a la delimitación de áreas, zonas o distritos. Es su unidad básica de estructuración socio espacial de la ciudad, por lo que reproduce en su escala su misma complejidad.

No obstante que la tipologización de los barrios en el marco de una comprensión integral de las lógicas de estructuración urbana resulta uno de los principales objetos de estudio, algo que aun no había merecido un registro sistemático de la realidad, alude a la caracterización de los barrios en función de la estructura morfológica de la ciudad conectada con las distintas tradiciones del urbanismo peruano. Esta es la propuesta de Ludeña (2004) En este caso la propuesta se basa en el registro completo de los barrios residenciales producidos en Lima durante el período mencionado. Se registraron en total 1186 unidades urbanísticas. Los barrios pueden ser clasificados de distinta manera según la antigüedad, la función, el status social, la ubicación geográfica, la procedencia de la población, entre otras variables. En esta oportunidad la clasificación de base propuesta se fundamenta en la convergencia de dos criterios esenciales: el del promotor o gestor del barrio y la forma específica de producción del mismo. De esta operación se distinguen las tres tradiciones del urbanismo peruano (Ludeña, 2004): a) barrios –urbanismo estatal (unidades vecinales, conjuntos habitacionales, urbanizaciones populares de interés social, entre otros), b) barrios – urbanismo privado (urbanizaciones, condominios residenciales, entre otros); y c) barrios – urbanismo barrial (barriadas, “pueblos jóvenes”, asentamientos humanos, entre otros). Posiblemente el dato físico en sí mismo no sea un elemento que permita una clara distinción entre las distintas versiones de barrio: después de todo, hoy en Lima puede ser difícil advertir las diferencias entre una pujante barriada y una urbanización de clase media deteriorada, como entre un conjunto habitacional estatal y alguna de las nuevas agrupaciones privadas de vivienda. Si existen elementos de diferenciación, éstos se dan en el carácter mismo de los procesos de producción, intercambio y consumo. Existen otras formas de clasificación cuyo objetivo es el de caracterizar la estructura morfológica interna del barrio, así como la orientación programática del mismo desde el punto de vista de los métodos de proyectación urbanística. Los criterios propuestos para la clasificación de los tipos de habilitación son los siguientes (Ludeña, 2004): - Por la fase de inicio de la habilitación: habilitación ex novo; habilitación por renovación. - Según el tamaño de la habilitación. En el caso limeño el tamaño promedio de los barrios resulta –en comparación del promedio internacional- pequeño, acorde con la escala reducida de la inversión inmobiliaria. Aquí, el rango principal de fluctuación de los barrios según el número de habitantes oscila apenas entre 250 y 2.000 habitantes, es decir, entre 50 y 400 viviendas. Entre los barrios de más de 50 lotes o viviendas hasta más de 5.000 unidades de lotes o viviendas, se han establecido 7 categorías: barrio tipo A (más de 5.000 lotes/viv.); barrio tipo B (2.500 5.000 lotes/viv.); barrio tipo C (1.000-2.500 lotes/viv.), barrio tipo D (5001.000 lotes/viv.); barrio tipo E (100-500 lotes/viv.); barrio tipo F (50+100 lotes/viv.); y barrio tipo G (menos de 50 lotes/viv.).

- Por el grado de habilitación u ocupación del lote: lotización urbanizada, lotización tizada; lotización con núcleos básicos; lotización con servicios; habilitación con vivienda simultánea. - Por la configuración morfológica. Las variables son las siguientes: a) sistema vial; b) espacios públicos; c) barrios según su ubicación, formato y relación con el contexto preexistente; d) retícula urbanística; e) orden formal; f) manzana predominante; g) escala de integración vecinal; h) trama parcelaria de la manzana; e i) teoría o modelo urbanístico. - Por las teorías y modelos urbanísticos de base. Se registran los siguientes casos: a) barrio neobarroco; b) barrio jardín; c) barrio pragmático; d) barrio moderno; e) barrio manzana-bloque-lote; f) barrio manzana; g) barrio espontáneo; h) barrio sectorizado. En relación a una clasificación de los barrios según la teoría o modelo urbanístico reproducido, el estudio realizado señala que el perfil urbanístico de la metrópoli limeña está determinado en gran medida por el formato del llamado barrio pragmático en un 40,5%. Le sigue en importancia el barrio sectorizado en un 21,5%. Con un 13,2% aparecen los barrios espontáneos, característicos de la versión más radicalmente libre de barriadas. Barrios como Santa Beatriz o Santa cruz, expresiones acabadas de los barrios neobarrocos, constituyen apenas el 1,4%. Y conjuntos habitacionales como la Unidad Vecinal Nº 3 o la Residencial San Felipe, entre otros, en tanto formas de barrio moderno alcanzan un 5% del total (Ludeña, 2004). Ya sea en relación a su pertenencia a alguna de las tres tradiciones urbanísticas (estatal, privada o barrial), o bien en referencia a su clasificación según la serie de variables de orden funcional o morfológico, la tipologización propuesta no se basa en la elección de casos identificados en estado puro. Aquí la identificación del barrio y sus componentes con uno u otro parámetro se sustenta en el criterio de predominancia de ciertos aspectos sobre otros. Por tanto, el esquema no aspira a registrar hechos absolutos, sino tendencias o preeminencias relativas, mucho más si se reconoce que el urbanismo limeño es en esencia un conglomerado de mezclas y procesos sorprendentes de hibridación tipológica. 5. A modo de conclusiones Uno de los primeros rasgos sujetos de observación respecto al conjunto de planteamientos formulados en torno a una tipologización de los componentes y procesos del desarrollo urbano de Lima, alude a una serie de propuestas inconexas entre sí, de desarrollo fragmentado y sin líneas continuas de investigación. Se trata de planteamientos que en la mayoría de los casos se agotan o concluyen en sí mismos, sin capacidad de generar una tradición permanente y consistente de estudios. Respecto a las relaciones entre la fundamentación empírica de las propuestas y los propósitos de orden teórico, se debe establecer una diferencia entre todas aquellas propuestas formuladas antes y después de

los planteamientos de Cole y el PLANDEMET de mediados de los sesenta. Todo el conjunto de planteamientos anteriores se sustenta básicamente en clasificaciones empírico-nominales de un apreciable acento descriptivo, y sin ninguna aspiración de construir modelos teóricos. En cambio, la casi totalidad de las propuestas formuladas posteriormente no sólo se sustentan en formulaciones teórico-metodológicas asumidas de manera consciente, sino que éstas en muchos casos se dirigen a recrear contenidos teóricos sobre la base de un amplio y variado registro empírico. La preeminencia de propuestas formuladas desde la ciencia geográfica es otro de los rasgos a registrar. Podría afirmarse que las principales contribuciones al estudio urbano de Lima provienen desde los dominios de esta disciplina: Cole, Bähr, Deler Kroß, entre otros, son geógrafos de profesión. La visión sociológica puede considerarse como un segundo enfoque de importancia: ahí se encuentra los aportes de sociólogos como Quijano, Riofrío, Meneses, Sánchez León, entre otros. Entre los antropólogos con aspiraciones de formular propuestas de sistematización tipológica del fenómeno urbano, Matos Mar resulta un destacado exponente con su ya casi mítico estudio de 1955 sobre las barriadas de Lima. Contribuciones como las de Córdova, Correa y Mantovani, entre otros, acotan una perspectiva específica y relativamente dispersa desde los dominios del urbanismo y la arquitectura. Visto en conjunto, se observa entre las propuestas por lo menos dos modos distintos de emplear el “material histórico”. En un caso se encuentran planteamientos como los de Cole, Deler, Kroß o Bähr, para quienes la construcción de un modelo que refleje las circunstancias del presente se basa en un análisis sistemático del proceso histórico registrado por la ciudad. Aquí la historia deviene instrumento esencial para revelar la dimensión actual de los fenómenos, mientras que los análisis sincrónico y diacrónico se articulan como un solo discurso. De otra parte, existen planteamientos en los que no es posible advertir este hecho, toda vez que como sucede en algunos casos no deviene objetivo deliberado. Propuestas como las de Córdova, Matos Mar, Delgado o Fortunic registran el sentido de lecturas basadas estrictamente en un análisis de los hechos del presente, donde la aproximación histórica puede aparecer –si es que se producecomo un hecho incidental.

El conjunto de planteamientos registrados en el presente texto constituyen en su heterogeneidad, distintos niveles de profundidad y grados de sistematicidad. Representan de alguna manera una especie de capítulo inicial de una propuesta teórica que requiere aun definir con precisión sus propias fronteras. En todo caso, se trata de un conjunto en plena construcción, el cual requiere adoptar coherencia epistemológica y articulación teórica para otorgar sentido a todas aquellas de dimensiones y facetas de la realidad urbana todavía incompletas en su registro y descripción. La complejidad y violenta dinamicidad manifiesta del proceso y tejido urbanos de Lima no ha conseguido aun ser reflejada en un modelo teórico integral e integrador.

1

Aquellas ciudades, ubicadas en territorios relativamente llanos y sin accidentes, pueden expandirse en todas las direcciones y mantener una forma más o menos regular, como es el caso de Milán, Roma, París y Londres (Cole, 1957).

GLOSARIO

Es una idea extraña o irracional que se opone al sentido común y a la opinión general. Se entiende como la contradicción entre dos cosas o ideas.

La dialéctica es literalmente: la técnica de la conversación; con igual significado, en latín (ars) dialectica) es una rama de la filosofía cuyo ámbito y alcance ha variado significativamente a lo largo de la historia.

Se conoce como Estilo Internacional a un conjunto de arquitecturas que comparten las características formales más puristas del Movimiento Moderno y, en menor medida, las funcionalistas.

Es algo característico. Algo esencial. CONCLUSIÓN 







En sus inicios, la arquitectura latinoamericana fue sometida a modelos de diseño que le hacían fracasar. A través de estudios realizados por emprendedores arquitectos, se dio una transformación radical en los que conocíamos por arquitectura. Las etapas de evolución permitieron conocer a fondo los pro y contra que latinoamericana enfrentaba al modernizarse. Fue gracias a los errores que supimos que necesitábamos para lograr una correcta práctica de la arquitectura moderna y contemporánea. La premisa principal de los arquitectos latinoamericanos precursores de la nueva arquitectura, fue tener siempre la conciencia de la problemática de su país, sin olvidar las necesidades básicas de su entorno. Sin lugar a dudas, América Latina se debe considerar un movimiento arquitectónico. Nuestra arquitectura logro desligarse por completo de todos los estereotipos y crear sus propias bases y fundamentos, teniendo como resultado una exquisita y basta arquitectura.

BIBLIOGRAFIA Libros. Segawa, Hugo. (2005). Arquitectura latinoamericana contemporánea. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. Ensayos. Mendes da Rocha. El racionalismo tropical. Por Miguel Barahona

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Ordenamiento territorial El ordenamiento territorial es una normativa, con fuerza de ley, que regula el uso del territorio, definiendo los usos posibles para las diversas áreas en que se ha dividido el territorio, ya sea el país como un todo o una subdivisión político-administrativa del mismo. En general, se reserva el término ordenamiento territorial para definir la normativa; mientras que el proceso y la técnica para llegar a dicha normativa, se conocen como Ordenación del territorio. El ordenamiento territorial orientado a una área urbanizada o en proceso de urbanización, se puede denominar también ordenamiento urbano. Es un proceso político, en la medida que involucrada toma de decisiones concertadas de los actores sociales, económicos, políticos y técnicos, para la ocupación ordenada y uso sostenible del territorio. Asimismo, es un proceso técnico administrativo porque orienta la regulación y promoción de la localización y desarrollo de los asentamientos humanos, de las actividades económicas, sociales y el desarrollo físico espacial.

ordenamiento territorial Perú[editar] El ordenamiento territorial se define como una política pública orientada al desarrollo integral del territorio de acuerdo con unos objetivos basados en la puesta en valor de los recursos y en la mejora de la calidad de vida de la población. «El ordenamiento ambiental del territorio es un instrumento que forma parte de la política de ordenamiento territorial. Es un proceso técnico-político orientado a la definición de criterios e indicadores ambientales para la asignación de usos territoriales y la ocupación ordenada del territorio.» Consejo Nacional del Ambiente, Perú1 En el caso del Perú los aspectos técnico administrativo se desarrolla sobre la base de la metodología y el reglamento de la Zonificación Ecológica y Económica (ZEE)2 que tiene en consideración criterios ambientales, económicos, socioculturales, institucionales y geopolíticos, a fin de hacer posible el desarrollo integral de la persona como garantía para una adecuada calidad de vida.