Trastornos de Ansiedad en La Infancia

Trastornos de ansiedad en la infancia Los miedos constituyen un factor casi constante en el transcurso del desarrollo hu

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Trastornos de ansiedad en la infancia Los miedos constituyen un factor casi constante en el transcurso del desarrollo humano. La aparición de la ansiedad en los niños, lejos de constituir un rasgo patológico, indica una evolución en la que podemos observar la conciencia que el niño va adquiriendo acerca de su propia individualidad, de sus limites y de sus recursos. El registro de aquello que pueda resultar peligroso es una adquisición evolutiva fundamental. A lo largo de la infancia aparecen miedos considerados normales. Entre los 6 y 18 meses comienzan los temores a la oscuridad y a lo desconocido. Alrededor de los 8 meses aparece la angustia frente al rostro de un extraño, reacciòn que revela el reconocimiento y la individualizaciòn del rostro de la madre. En este periodo sólo la presencia de una figura conocida puede calmar al niño. En la segunda infancia (2-3 a 6-7 años), la naturaleza de los miedos es muy amplia; aparecen temores a:

  

Animales. Monstruos, fantasmas. Situaciones de soledad.

Todos los niños sienten ansiedad. Es de esperarse y es normal que todo niño se sienta ansioso en ciertos momentos específicos de su desarrollo. Por ejemplo, entre los 8 meses y la edad preescolar, los niños saludables pueden mostrar angustia (ansiedad) intensa cuando se separan de sus padres o de otros seres queridos. Los niños pueden tener temores de corta duración, (como el miedo a la oscuridad, las tormentas, los animales o las personas desconocidas). Sin embargo, si las ansiedades se vuelven severas y comienzan a interferir con las actividades diarias de la infancia, tales como el separarse de los padres, asistir a la escuela y hacer amigos, los padres deben considerar solicitar una evaluación y asesoramiento por un siquiatra de niños y adolescentes. Un tipo de ansiedad que puede necesitar tratamiento se conoce como ansiedad por la separación. Ella incluye:

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pensamientos constantes y miedo por su propia seguridad y por la de sus padres negarse a asistir a la escuela quejas frecuentes de dolores de estómago y de otros malestares físicos preocupaciones exageradas acerca de dormir fuera de su hogar estar demasiado apegado a sus padres rabietas y pánico al momento de separarse de sus padres problemas al dormir o pesadillas.

Otro tipo de ansiedad (fobia) es cuando el niño le tiene miedo a ciertas cosas específicas, tales como perros, insectos o agujas y esos temores le causan angustia significativa. A algunos niños ansiosos les da miedo conocer o hablar con las personas que no conocen. Los niños con esta dificultad suelen tener muy pocos amigos fuera de la familia. Otros niños con ansiedad severa pueden tener:

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muchas preocupaciones sobre cosas antes de que algo suceda preocupaciones constantes sobre su funcionamiento en la escuela, con los amigos o en los deportes pensamientos y acciones repetitivas (obsesiones)

 

temor de avergonzarse o cometer errores baja autoestima.

Los niños ansiosos se ponen tensos y tiesos. Algunos puden buscar reafirmación constante y sus preocupaciones pueden interferir con sus actividades. Ya que los niños ansiosos pueden también ser niños quietos, conformistas y deseosos de complacer, es muy fácil no darse cuenta de sus dificultades. Los padres deben de estar alerta a los síntomas de ansiedad severa para que ellos puedan intervenir a la mayor brevedad posible y así evitar las complicaciones. Es muy importante que no se descarten los temores de un niño. Si usted está preocupado porque su niño tiene dificultades debido a la ansiedad, debe de consultar a un siquiatra de niños y adolescentes u a otro profesional de la salud calificado. Los problemas de ansiedad severa en los niños se pueden tratar. El tratamiento a tiempo puede prevenir dificultades futuras, tales como la pérdida de amistades, el fracaso en lograr su potencial social y escolar y los sentimientos de baja autoestima. Los tratamientos pueden incluir una combinación de lo siguiente: sicoterapia individual, terapia familiar, medicamentos, tratamientos del comportamiento y consultas con el personal de la escuela. A partir de los 7 años se presentan temores acerca del rendimiento escolar y deportivo, temores de tipo existencial y el miedo a la muerte. Los temores descriptos disminuyen o desaparecen cuando el niño evoluciona de modo normal. Si esto no ocurre, es probable que nos encontremos frente a un Trastorno de Ansiedad . ¿Cuándo hablamos de un Trastorno de Ansiedad en un niño? Básicamente, cuando la ansiedad interfiere en el desarrollo normal de su vida, así como también cuando las manifestaciones de la ansiedad son muy intensas. Los estudios epidemiológicos demuestran que la prevalencia de los Trastornos de Ansiedad en la infancia oscila entre 5,6% y 21% (Benjamín, Costello y Warren;.1990). Las niñas presentan una más alta frecuencia que los varones.

Los Trastornos de Ansiedad en la Infancia se clasifican en: 

Trastorno de Ansiedad por Separación Este trastorno se caracteriza por ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del niño, concerniente a su separación respecto del hogar o de las personas con quienes está vinculado Sintomatología:

o o o o o o o

Preocupación excesiva y manifiesta en relación a la salud o seguridad de sus padres. Miedo que algo terrible lo separe de las figuras significativas. Miedo a estar solo. Negativa a ir a la escuela. Quejas somáticas cuando se anticipa la separación. Crisis de angustia frente a la separación. Insistencia en dormir con los padres.

Este trastorno se encuentra estrechamente ligado al Trastorno de Pánico. Estudios clínicos han determinado que la mitad de los niños con este trastorno presentan, además, otro trastorno de ansiedad y en un tercio de ellos encontramos, también, estados depresivos. Otros estudios sugieren que esta patología incrementa el riesgo de desarrollar Trastorno de Pánico y Agorafobia durante la niñez o la adultez (Moreau y Follet 1993)



Trastorno de Pánico. Los síntomas físicos y cognitivos son similares a los que ocurren en el adulto Puede presentarse

en forma inesperada y espontánea, pero en general aparece asociado a otros diagnósticos, especialmente a los de Ansiedad por Separación, Fobia Escolar y Agorafobia.



Trastorno De Ansiedad Generalizada. En contraste con las fobias especificas, en este trastorno encontramos una excesiva preocupación y temor a diversas situaciones de la vida cotidiana. Es decir, que no está enfocado en una situación u objeto determinado. Los niños con este trastorno van cambiando, con el correr de las semanas, los focos de preocupación. Sintomatologia:

  



Preocupaciòn crònica y excesiva, difícil de controlar . –Fatiga fácil Quejas somáticas frecuentes. Mal humor. Berrinches frecuentes ante situaciones de cambio o que el niño pueda evaluar como peligrosas o insegura.

Fobia Los criterios para diagnosticar este trastorno son:

o o o o

Social

Marcado y persistente temor sobre uno o más aspectos del rendimiento social. Temor intenso a la critica y humillación en público. Miedo a estar con personas diferentes a los amigos o familiares. La exposición a situaciones sociales casi siempre provoca ansiedad, predisponiendo, en algunos casos, a un ataque de pánico.

En los niños, la ansiedad se expresa en forma de llanto, oposición, berrinches y una necesidad imperiosa de evitar la situación. A diferencia de los adultos, los niños no tienen porque reconocer lo irracional del miedo. Los niños con fobia social presentan, con frecuencia, distintos grados de depresión, así como también poca confianza en sus habilidades y una fuerte tendencia a ser obstinados. .



Fobia Especifica. Es el temor exagerado e irracional a un objeto o situación determinada (volar, contacto con animales, a las alturas, a los espacios cerrados, a la oscuridad, a los insectos, etc.) Constituye el trastorno fóbico más frecuente. En los niños, las Fobias Específicas más frecuentes son :

   

A los animales. A irse a dormir. Fobia escolar. A la oscuridad.

Como explicamos antes, debe diferencia la fobia de los temores normales y evolutivos. Estos últimos desaparecen luego de seis a ocho meses de haberse presentado.



Trastorno Obsesivo Compulsivo. Las obsesiones son ideas intrusivas, que irrumpen y asedian a quien las padece. Son difíciles de controlar y se acompañan de una sensación de malestar y ansiedad de la que el niño no puede desprenderse. Llamamos compulsión a la necesidad de ejecutar una acción o tener un pensamiento con el objeto de aliviar la ansiedad o impedir que algo malo suceda (pensamiento mágico). Las obsesiones y compulsiones deterioran la vida social y escolar. Las compulsiones más frecuentes en los niños son:

o o

Lavado ritualizado de manos. Necesidad de repetir, chequear y contar.

o

Rituales a la hora de dormir.

La edad de comienzo se sitúa alrededor de los 8 años. La mayoría de lo adultos con este trastorno refiere haberlo sufrido desde su infancia, sin que nadie notara que estaban sufriendo síntomas constitutivos de una patología.

Tratamiento de los Trastornos de Ansiedad en Niños A diferencia de los miedos evolutivos, los trastornos de ansiedad en los niños no desaparecen por sí solos, sino que, por el contrario, se intensifican y predisponen a quien los padece a sufrir otros trastornos emocionales, así como también dificultades en el aprendizaje. Los estudios que relacionan ansiedad y aprendizaje determinan que los altos niveles de ansiedad, como así también como los bajos niveles de ansiedad dificultan el aprendizaje. La relación entre el funcionamiento neurocognitivo y la ansiedad es bidireccional, ya que los trastornos de ansiedad interfieren en dicho funcionamiento y, de manera inversa, determinado funcionamiento neurocognitivo puede incrementar patológicamente la ansiedad. .Por ejemplo: un niño con dificultades en el habla puede desarrollar, por esa causa, una fobia social y, a la inversa, una fobia social severa puede conducir a una dificultad en la expresión del habla. Por estas razones y para ahorrarle al niño años de padecimiento, es fundamental el abordaje de estos trastornos en el momento de su aparición, para prevenir el desarrollo de complicaciones como las ya explicitadas o, por ejemplo, el abuso de sustancias. A diferencia de lo que ocurre con los adultos, en los niños se privilegia el abordaje psicológico por sobre el farmacológico, si bien existe la posibilidad de que, en algunos casos en particular, cuando los síntomas resultan muy severos y difíciles de controlar, se indique, además del abordaje familiar, la psicoeducaciòn y la terapia cognitivo-comportamental, el tratamiento con psicofármacos.

Matías quiere ir a dormir a la casa de Tomás, pero… tiene miedo. Se arma de valor y decide ir, pero cuando cae el sol, indefectiblemente empieza a extrañar a su mamá. Llora avergonzado (ya tiene doce años) y pide que lo vayan a buscar. Cuando llega a casa está del peor humor, se enoja con todos y a la hora de acostarse le cuesta conciliar el sueño. Paula no mira a los ojos y en el colegio apenas le conocen la voz. En el recreo hace de cuenta que lee un libro y está casi siempre sola. Sus compañeras se burlan de ella y los últimos meses pide quedarse en casa excusándose con diferentes dolores: “No quiero ir al colegio porque me duele la panza”. Camila no puede quedarse sola de noche en su habitación. Le parece que un monstruo va a salir de abajo de la cama, el mismo monstruo que cuando está por dormirse imagina que le comerá los brazos si no se los tapa. De día a veces interrumpe su juego y corre a preguntarle a su madre qué va a hacer cuando ella y su padre se mueran. Hace cálculos mentales con la edad que tendrá su madre cuando ella alcance los 15 años y la desespera pensar que ella pueda morir y quedarse sola. Siendo una niña alegre, desde que sus miedos se acrecentaron está irritable buena parte del día y se muestra desobediente y desafiante.

Muchos niños dejan de concurrir regularmente a clase debido a distintas manifestaciones de ansiedad (fobia escolar), en esos hogares, a diario los padres tienen que lidiar con algunas de estas penosas situaciones.

Es una señal de alarma o peligro. Puede ser considerada normal cuando nos prepara para un mejor rendimiento frente a una situación inesperada, novedosa o amenazante. Se vuelve un trastorno cuando es desmedida y en lugar de facilitar el rendimiento de las personas les ocasiona problemas adicionales o interfiere con su desempeño. Se manifiesta como un conjunto de síntomas físicos(palpitaciones, sudor, temblor, sofocos, palidez o enrojecimiento del rostro) y psicológicos (miedo intenso, llanto o rabietas, sensación de descontrol, ganas de salir corriendo, miedo a volverse loco o a morir). Es importante resaltar que existen ciertos miedos y ansiedades normales en cada etapa del desarrollo y es el profesional especializado en estos trastornos, quien podrá determinar o descartar la existencia de un Trastorno de Ansiedad.

Es importante considerar que los trastornos de ansiedad se manifiestan en los niños de un modo diferente que en los adultos. En cada etapa evolutiva pueden manifestarse transitoriamente manifestaciones de ansiedad normal. Es normal que los más pequeños tengan miedo a separarse de los padres, a que les ocurra algún daño a sí mismos o a sus padres y a perderse. En los niños más grandes es esperable que tengan algunos miedos más definidos como a la oscuridad, a los animales, a los desastres naturales (tormentas, inundaciones, tornados) o a asistir a la escuela. Se pueden presentan además, quejas somáticas (dolores de panza, de cabeza), como equivalentes de ansiedad. En contraste, los adolescentes suelen manifestar ansiedad en respuesta a una preocupación exagerada por su desempeño (baile, deportes), su apariencia frente a grupos de pares (aspecto físico, ropa, seguridad) y en general su imagen, buscando la aceptación de sus pares. Cuando estas preocupaciones se vuelven excesivas en su magnitud (por ejemplo: reacciones de llanto y angustia desmedidas de un niño ante la separación de sus padres, timidez marcada), o cuando persiste la ansiedad más allá de la etapa en la cual se consideran parte del desarrollo evolutivo normal, podemos considerar que estamos frente a un Trastorno de Ansiedad. En todos los casos, los niños y adolescentes con trastornos de ansiedad ven afectado su rendimiento en alguna o varias facetas de su vida: personal, familiar, académica y/o social.

La forma en que se manifiesta la ansiedad puede variar según la edad: mientras los niños más chicos reaccionan con llanto, rabietas y “colgándose” de la madre, los niños más grandes pueden presentar problemas de conducta como oposicionismo o actitudes desafiantes, menor rendimiento escolar y reacciones corporales como taquicardia, falta de aire, sudor, dolores de cabeza o de panza. Los adolescentes suelen enmascarar su ansiedad bajo conductas de riesgo, distintas formas de violencia, consumo de sustancias, depresión y autoagresiones. Sin embargo, al preguntárseles, suelen reconocer también síntomas somáticos y psicológicos de ansiedad.

Diversas investigaciones señalan que es posible detectar ya desde la infancia temprana rasgos temperamentales que auguran un futuro de ansiedad anormal en los niños, tales como el miedo a ruidos fuertes, marcada ansiedad de separación, miedo ante los extraños, mutismo (tendencia a permanecer callados fuera de casa) y en general patrones de inhibición comportamental. También el hecho de presentar antecedentes familiares de trastornos de ansiedad en familiares directos(padres, hermanos, tíos, abuelos) aumenta el riesgo de que los niños los padezcan y esto se explica tanto por la existencia de factores hereditarios, como por un efecto de modelado que ejercen las actitudes ansiosas de los familiares sobre estos niños.

Algunos son exclusivos de los niños mientras otros se presentan también en los adultos. A continuación se mencionan los más frecuentes: Trastorno de Ansiedad de Separación: considerado actualmente un precursor de otros trastornos de ansiedad, consiste en la aparición de síntomas marcados de ansiedad cuando el niño no esta en su casa o se separa de las personas a las que está apegado ( padres, cuidadores). Estos niños tienen tendencia a pasarse a la cama de los padres o sus padres tienden a dormir con ellos y con frecuencia presentan trastornos del sueño(insomnio y pesadillas) y fobias a la hora de dormirse(a la oscuridad, a monstruos). Fobias específicas: se caracterizan por la aparición de un miedo persistente, excesivo o irracional ante la presencia de determinados objetos o situaciones (Ej. tormentas, rayos, a la sangre, a ciertos animales, a viajar en avión, a las alturas, etc). Ya mencionamos que algunas fobias pueden ser transitorias en la niñez, como por ejemplo el miedo a las personas extrañas. Es su persistencia y su exagerada magnitud lo que las ubica como trastornos que requieren tratamiento. Trastorno de Ansiedad Excesiva o Generalizada: consiste en una tendencia a la preocupación permanente y exagerada por diversas situaciones cotidianas, como las tareas escolares, la actitud de sus amigos o las complicaciones derivadas de una futura actividad (campamentos, exámenes,

viajes). Típicos de este trastorno son síntomas tales como inquietud, dificultad para concentrarse, fatiga, tensión muscular, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad y dificultad para jugar sin ser interferidos por dichas preocupaciones. Obviamente este trastorno interfiere marcadamente en los ámbitos personal, escolar y familiar. Fobia Social o Trastorno de Ansiedad Social: consiste en una preocupación excesiva a ser humillado o evaluado negativamente por los demás, en distintas situaciones sociales como pasar al frente a dar lección o leer en voz alta, concurrir a cumpleaños, fiestas, invitaciones de amigos, en las que el niño o adolescente deba interactuar socialmente o pueda convertirse en el centro de atención de otros. Algunos de estos niños pueden mostrar síntomas somáticos como enrojecimiento facial, voz temblorosa, pobre contacto visual, o negativa a saludar a otros, conductas de inhibición como el mutismo y fobia escolar. En niños más pequeños, una forma habitual de manifestar dichos sentimientos son las rabietas, el llanto y la reacción de congelamiento o “parálisis”. Esta enfermedad es poco diagnosticada porque se la confunde con la timidez excesiva. Trastorno por Estrés Postraumático: los niños que han sufrido algún tipo de abuso (maltrato físico o trato agresivo o abusivo reiterado, abuso sexual) o han estado expuestos a eventos capaces de provocar la muerte propia o ajena, accidentes o fenómenos dramáticos naturales (como inundaciones, sismos, huracanes) o potencialmente traumáticos (atentados, guerras, secuestros, incendios), pueden presentar síntomas de ansiedad y depresión. Estos niños o adolescentes, suelen experimentar la reviviscencia intrusiva del evento(flashbacks), en la forma de imágenes, pesadillas o a través de juegos repetitivos alusivos, reactuación, desencadenadas por el impacto del evento traumático. Existe una vulnerabilidad individual, ya que un mismo evento es capaz de desencadenar el trastorno en algunas personas y no en otras. Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC): Consiste en la irrupción de pensamientos o imágenes intrusivos (obsesiones) acerca de diferentes temas(limpieza, orden, medidas de seguridad, sexuales, contaminación, religiosas) capaces de provocar malestar marcado, que se intentan neutralizar mediante la realización de actos repetitivos específicos(lavado, orden, chequeo) denominados compulsiones. Así por ejemplo un niño con TOC, puede mostrarse intensamente preocupado por la limpieza de sus manos y entonces necesitar lavárselas en forma repetitiva o ritualizada (compulsiva) hasta llegar a lastimárselas o llagarlas.

Actualmente se acepta un origen multicausal para los trastornos de ansiedad, reconociéndose la influencia de una combinación de factores genéticos, temperamentales, ambientales y psicosociales en la génesis de los mismos. Así, los trastornos de ansiedad han demostrado ser más frecuentes en hijos de padres que también los presentaron o presentan. Asimismo, los niños que muestran rasgos temperamentales de inhibición comportamental, suelen desarrollar con mayor

probabilidad futuros trastornos de ansiedad. Por otra parte influye el condicionamiento ambiental y por último, debe considerarse también la influencia de las actitudes ansiosas de los padres con sus hijos a partir del modelado que ellos les imprimen inadvertidamente a lo largo de la vida.

El profesional tratante diseñará el tipo de tratamiento adecuado a las características o necesidades individuales. Más allá de las características individuales de cada niño o adolescente, el profesional no debe olvidar la importancia del efecto de modelado que los padres ejercen sobre sus hijos, pudiendo los mismos influir en la perpetuación del problema ansioso en la familia. Por lo tanto, los padres deben ser incluidos en el tratamiento de los niños ansiosos. Antes de implementar cualquier modalidad de tratamiento, ha demostrado ser de gran utilidad, explicar a los padres y a los niños o adolescentes acerca de la naturaleza de su trastorno, lo que se conoce con el nombre de psicoeducación.

La idea central de este modelo de psicoterapia sostiene que los contenidos del pensamiento, determinan la forma en que uno siente y en consecuencia actúa. Por lo tanto propone un tratamiento a partir de técnicas específicas, que van modificando los pensamientos distorsionados y las conductas evitativas propias de los diferentes trastornos de ansiedad. El tratamiento de la ansiedad en los niños debe incluir a su familia, cuyos integrantes necesitan comprender la naturaleza del trastorno con el fin de colaborar eficazmente en la recuperación del niño. Esta tarea de psicoeducación incluye guías específicas para que los padres sepan cómo actuar eficazmente ante cada problemática.

En determinados casos la medicación puede ser útil para el tratamiento de los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes. El tipo de fármaco y el momento en que estaría indicado, varía según los diferentes trastornos y según las características individuales del niño. El psiquiatra tratante discutirá con los padres el tipo de medicación a elegir y el perfil de efectos colaterales de los posibles fármacos indicados. Existen fármacos específicos que han demostrado ser eficaces y seguros en determinados trastornos de ansiedad en la infancia.

Por Thomas J. Huberty, PhD, NCSP Universidad de Indiana

La ansiedad en una sensación común a todos, que se experimenta casi a diario. Frecuentemente, usamos términos como estar muy inquieto, estar muy nervioso y estar muy tenso para describir sensaciones de ansiedad. Es normal sentirse ansioso, y la ansiedad puede fluctuar de niveles muy bajos hasta niveles tan altos que el rendimiento social, personal y académico pueden verse afectados. En niveles moderados, la ansiedad puede ser útil, porque aumenta nuestra atención al peligro o nos indica que necesitamos actuar de alguna manera. La ansiedad puede surgir de circunstancias reales o imaginarias. Por ejemplo, un estudiante puede sentirse ansioso sobre el rendimiento de una prueba (real) o puede estar demasiado preocupado de decir algo incorrecto y ser ridiculizado (imaginaria). Debido a que la ansiedad es el resultado de pensar acerca de acontecimientos reales o imaginarios, casi cualquier situación puede crear el escenario para que ocurra.

Definición de la ansiedad Hay muchas definiciones de la ansiedad, pero una que es útil es la aprensión o el temor excesivo sobre circunstancias reales o imaginarias. La característica más importante de la ansiedad es la preocupación, que es la inquietud excesiva sobre situaciones con resultados inciertos. La preocupación excesiva es improductiva porque puede interferir con la habilidad de tomar acción para resolver un problema. Los síntomas de la ansiedad pueden reflejarse en el pensamiento, comportamiento, o reacciones físicas.

Ansiedad y desarrollo La ansiedad es parte del patrón normal de desarrollo que se exhibe de manera diferente a medida que los niños crecen. Todos experimentamos ansiedad en algún momento y la mayor parte de las veces, podemos enfrentarla de manera positiva. Algunas personas se sienten ansiosas sobres asuntos específicos, como hablar en público, pero son capaces de rendir bien en otras actividades, como en interacciones sociales. Otras personas pueden tener niveles tan altos de ansiedad que su habilidad general de funcionar se ve afectada. En estas situaciones, se puede necesitar asesoramiento u otros servicios. Infancia y edad preescolar. Típicamente, la ansiedad se presenta primero de los siete a los nueve meses de edad, cuando los bebés demuestran ansiedad frente a extraños y se enfadan en la presencia de personas desconocidas. Antes de ese momento, la mayoría de los bebés no dan muestras de aflicción excesiva al estar alrededor de personas desconocidas. Cuando surge la ansiedad de desconocidos, es la señal de que comienza un período de desarrollo cognitivo en el que los niños comienzan a discriminar entre personas. Un segundo hito en el desarrollo de los bebés ocurre entre los 12 y los 18 meses, cuando los niños pequeños que empiezan a caminar manifiestan una ansiedad por la separación. Ellos se molestan cuando sus padres los dejan por períodos cortos de tiempo, como ir a comer a la calle. El niño o niña puede llorar, rogar que no lo dejen, y tratar de evitar la salida de sus padres. A pesar de ser penoso, este comportamiento normal es una señal de que el niño es capaz de distinguir a sus padres de otros adultos, y está consciente de la posibilidad de que no regresen. Generalmente, esta ansiedad por la separación se resuelve a los dos años, y el niño o niña muestra una habilidad cada vez mayor de separarse de sus padres. Ambos períodos de desarrollo son importantes y son indicadores de que el desarrollo cognitivo está progresando como se esperaba. Edad escolar. En los niveles preescolares y de niñez temprana, los niños tienden a estar limitados en cuanto a su habilidad de anticipar sucesos futuros, pero a la mitad de la niñez y la adolescencia estas destrezas de razonamiento están generalmente bastante desarrolladas. Hay la tendencia a un cambio gradual de temores globales, no diferenciados y que se exteriorizan, a preocupaciones más abstractas e internas. Hasta los ocho años de edad, los niños tienden a sentirse ansiosos sobre sucesos específicos, identificables, como animales, la oscuridad, personajes imaginarios (monstruos bajo su cama), y de niños más grandes y de adultos. Los niños

pequeños pueden temer a personas que los niños mayores consideran entretenidas, como los payasos y Papá Noel. Después de los ocho años de edad aproximadamente, los sucesos que causan ansiedad se convierten en más abstractos y menos específicos, como las preocupaciones sobre las notas, reacciones de los compañeros, acostumbrarse a una nueva escuela y tener amigos. Los adolescentes también se pueden preocupar más sobre temas sexuales, religiosos y morales, y cómo se comparan con otros y si encajan con sus compañeros. Algunas veces, estas preocupaciones pueden llevar la ansiedad a niveles altos.

Trastornos de ansiedad Cuando la ansiedad se torna excesiva, yendo más allá de lo esperado en determinadas circunstancias y del nivel de desarrollo del niño o niña, entonces pueden surgir problemas en el funcionamiento social, personal y académico, resultando en un trastorno de ansiedad. Los signos de los trastornos de ansiedad son similares en niños y adultos, a pesar de que los niños pueden mostrar más signos de irritabilidad y falta de atención. La frecuencia de los trastornos de ansiedad fluctúa entre el 2 y el 15% en los niños y ocurre con algo más de frecuencia en las mujeres. Hay muchas clases de trastornos de la ansiedad, pero los más comunes se enumeran a continuación. Trastorno de ansiedad por separación. Este patrón se caracteriza por un excesivo aferramiento de los niños a las personas adultas que los cuidan y una reticencia a separarse de ellas. A pesar de que este patrón es típico de los niños pequeños de 12 a 18 meses de edad, no se espera de los niños en edad escolar. Este desorden puede indicar algunas dificultades en las relaciones entre padres e hijos o un problema real, como el ser abusado en la escuela. En esos casos, el niño o niña puede ser descrito como una persona que se niega a ir a la escuela, o que tiene fobia de la escuela. Ocasionalmente, el niño o niña puede hablar sobre sus razones para sentirse ansioso, dependiendo de su edad y de sus destrezas de lenguaje. Trastorno de ansiedad generalizada. Este patrón se caracteriza por una excesiva preocupación y ansiedad en una variedad de situaciones que no parecen ser el resultado de causas identificadas. Trastorno por estrés postraumático. Este patrón frecuentemente se discute en los medios de comunicación populares e históricamente se ha asociado con soldados que han estado en combate. También se ve en personas que han pasado por experiencias personales traumáticas, como la pérdida de un ser querido, asalto físico o sexual, o un desastre. Los síntomas pueden incluir ansiedad, escenas retrospectivas del suceso y reportes de parecer revivir la experiencia. Fobia social. Este patrón se ve en niños que tienen ansiedad y temores excesivos de participar en situaciones sociales, como en grupos o multitudes. Trastorno obsesivo-compulsivo. Las características incluyen pensamientos repetitivos que son difíciles de controlar (obsesiones) o la necesidad incontrolable de repetir actos específicos, como lavarse las manos constantemente o colocar objetos en el mismo orden siempre (compulsiones).

Características de la ansiedad A pesar de que los signos de la ansiedad varían en tipo y en intensidad dependiendo de las personas y las situaciones, hay algunos síntomas que tienden a ser bastante consistentes en los trastornos de la ansiedad y se muestran en las respuestas cognitivas, de comportamiento y físicas. No todos los síntomas se exhiben en todos los niños o al mismo grado. Todas las personas muestran algunos de estos signos en algún momento, y puede no significar que la ansiedad esté presente y causando problemas. La mayoría de nosotros somos capaces de lidiar con la ansiedad

diaria bastante bien, y los problemas importantes no son comunes. La tabla al final de esta guía muestra comportamientos que, si se presentan en un grado significativo, pueden indicar una ansiedad que necesita atención. Como padre, usted puede ser la primera persona en sospechar que su niño o niña tiene una ansiedad significativa.

Relación con otros problemas A pesar de que se sabe menos sobre cómo la ansiedad se relaciona con otros problemas en comparación con los adultos, hay ciertos patrones bien establecidos. Depresión. La ansiedad y la depresión ocurren al mismo tiempo, en alrededor del 50 al 60% de las veces. Cuando ocurren juntas, frecuentemente la ansiedad precede a la depresión, en lugar de que lo contrario ocurra. Cuando tanto la ansiedad como la depresión están presentes, hay una mayor probabilidad de pensamientos suicidas, a pesar de que los intentos de suicidio son mucho menos frecuentes. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. A veces, la ansiedad podría parecer similar a los comportamientos vistos en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Por ejemplo, la falta de atención y las dificultades de concentración se ven frecuentemente en niños con TDAH y en niños que sufren de ansiedad. Por lo tanto, el niño puede sufrir de ansiedad y no de TDAH. El fracaso en identificar la ansiedad en forma precisa podría explicar por qué algunos niños no responden como se esperaba a los medicamentos prescritos para el TDAH. La edad del niño o niña cuando se observaron primero estos comportamientos puede ser un índice útil para determinar si la ansiedad o el TDAH están presentes. Generalmente, los signos del TDAH se hacen aparentes a los cuatro o cinco años de edad, considerando que la ansiedad puede no ser vista en un nivel alto hasta el ingreso a la escuela, cuando los niños pueden responder a las demandas escolares con preocupación y necesidad de perfeccionismo. Una evaluación psicológica y educativa a fondo realizada por profesionales calificados ayudará a determinar si el problema es TDAH o ansiedad. Si se necesitara una evaluación o una consulta, la información sobre el desarrollo del problema será útil para el profesional. Rendimiento escolar. Los niños con ansiedad pueden tener dificultades con el trabajo escolar, especialmente con las tareas que requieren una concentración sostenida y organización. Parecerían ser olvidadizos, y tener dificultad organizando su trabajo. Podrían ser muy perfeccionistas y no estar contentos con su trabajo si no satisface sus altos estándares personales. Uso de sustancias. Lo que parece ser ansiedad pudiera ser una manifestación del uso de sustancias, lo que podría empezar en los años de la preadolescencia. Los niños que abusan de las drogas o del alcohol, pueden tener problemas de sueño, de falta de atención, de retraimiento y un rendimiento escolar disminuido. A pesar de que el abuso de sustancias es menos probable con niños más jóvenes, la posibilidad aumenta con la edad.

Intervenciones La ansiedad es una experiencia común para los niños, y muy frecuentemente, no se necesita intervención profesional. Sin embargo, si la ansiedad es tan grave que su niño o niña no puede hacer las tareas que se espera que haga, entonces la intervención puede estar indicada. ¿Necesita mi niño ayuda profesional? Responder a las siguientes preguntas podría ser útil para decidir si su niño o niña necesita ayuda:

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¿Es la ansiedad típica para un niño o niña de esta edad? ¿Aparece la ansiedad en situaciones específicas o es más generalizada? ¿Es un problema a que ha durado bastante tiempo o es reciente? ¿Qué sucesos pueden estar contribuyendo a los problemas? ¿Cómo se ven afectados el desarrollo personal, social y académico?

Si la ansiedad es atípica para la edad del niño o niña, ha perdurado por largo tiempo, no parece mejorar, y está causando problemas significativos, entonces se recomienda hablar con un profesional, como el psicólogo escolar o un consejero, quien podría recomendar un referido o derivación a un profesional de la salud mental de la comunidad. El asesoramiento individual, o incluso el asesoramiento en grupo o familiar, se puede utilizar para ayudar al niño o niña a lidiar con la escuela, la familia o problemas personales que están relacionados a la ansiedad. En algunos casos, un médico podría recomendar medicación. A pesar de que la medicación para los trastornos de la niñez no ha sido objeto de mucha investigación, y que los efectos secundarios deben ser monitoreados, el tratamiento puede ser de ayuda cuando se combina con enfoques de asesoramiento. ¿Cómo puedo ayudar a mi niño? A pesar de que la intervención profesional pudiera ser necesaria, la siguiente lista podría ser de ayuda a los padres cuando trabajen con su niño o niña en casa:  



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Sea consistente en cómo manejar los problemas y administrar medidas disciplinarias. Recuerde que la ansiedad no es un mal comportamiento a propósito, pero que refleja una inhabilidad de controlarlo. Por lo tanto, sea paciente y esté preparado para escuchar. Ser demasiado crítico, despectivo, impaciente o cínico, probablemente sólo empeorará el problema. Mantenga metas y expectativas realistas, alcanzables, para su niño o niña. No diga que la perfección es esperada o aceptable. Frecuentemente, los niños ansiosos tratan de complacer a los adultos, y tratarán de ser perfectos si creen que eso es lo que se espera de ellos. Mantenga una rutina consistente, pero flexible para las tareas de la escuela, los quehaceres del hogar y otras actividades. Acepte las equivocaciones como una parte normal del crecimiento, y que no se espera que nadie haga todo igualmente bien. Alabe y apoye el esfuerzo, aunque no espere que haya éxito. No hay nada de malo en reforzar y reconocer el éxito, mientras que no cree expectativas poco realistas y resulte en estándares no razonables. Si su niño o niña está preocupado sobre un suceso que se acerca, como dar un discurso en clase, practique con él o ella frecuentemente para aumentar su confianza y disminuir su incomodidad. No es realista esperar que toda la ansiedad desaparezca; en vez de eso, la meta debe ser llevar la ansiedad a un nivel manejable. Enseñe a su niño o niña estrategias simples para ayudarlos a lidiar con la ansiedad, como organizar sus materiales y su tiempo, escribir pequeños guiones sobre qué hacer y decir cuando la ansiedad aumente, ya sea en voz alta o para sí mismos, y aprender a relajarse bajo condiciones de estrés. Practicar situaciones, como hacer discursos hasta que se alcance un nivel de comodidad, puede ser una actividad que reduzca la ansiedad. Ponga atención y hable con su niño o niña regularmente, y evite ser crítico. Ser crítico puede aumentar la presión para ser perfecto, lo que puede estar contribuyendo al problema en primer lugar. No trate las emociones, las preguntas y las declaraciones sobre el sentir ansiedad como tontas o sin importancia. Podrían no parecer importantes para usted pero son reales para su niño o niña. Considere serias todas las discusiones, y evite dar muchos consejos. Esté allí para ayudar y ofrecer asistencia en la medida en que se lo pidan. Usted podría llegar a la conclusión que razonar sobre el problema no funciona. En



algún momento, los niños podrían darse cuenta de que su ansiedad no tiene sentido, pero pueden ser incapaces de actuar sin ayuda. No suponga que su niño o niña está siendo difícil o que el problema desaparecerá. Busque ayuda si el problema persiste y continúa interfiriendo con las actividades diarias.

Conclusión La ansiedad no tratada puede llevar a la depresión y a otros problemas que pueden continuar en la edad adulta. Sin embargo, los problemas de ansiedad pueden ser tratados efectivamente, especialmente si han sido detectados temprano. A pesar de que no es realista ni aconsejable tratar de eliminar completamente toda la ansiedad, en general la meta de la intervención debe ser que el niño o niña regrese a su nivel típico de funcionamiento.

Recursos Bourne, E. J. (1995). The anxiety and phobia workbook (2nd ed.). Oakland, CA: New Harbinger. ISBN: 1- 56224-003-2. Dacey, J. S., & Fiore, B. (2001). Your anxious child: How parents and teachers can relieve anxiety in children. San Francisco: Jossey-Bass. ISBN: 0-78796-040-3. Manassis, K. (1996). Keys to parenting your anxious child. Nueva York: Barrons. ISBN: 081209-605-3.

Sitios web Anxiety Disorders Association of America— www.aada.org National Mental Health Association—www.nmha.org Thomas J. Huberty, PhD, NCSP, es Professor y Director del Programa