Trastorno Negativista Desafiante

Trastorno Negativista Desafiante Definición Un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y ho

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Trastorno Negativista Desafiante Definición Un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil hacia figuras de autoridad que se mantiene por lo menos durante seis meses.”

Etiología VARIABLE DE LOS PADRES: -inmadurez -Falta de experiencias -Ausencia de normas -Exceso de normas (violencia)

Abandono del niño en la primera infancia (apego)

Vulnerabilidad genética (historia familiar)

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS A .- Un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante que dura por lo menos 6 meses, estando presentes cuatro (o más) de los siguientes síntomas: • A menudo se encoleriza e incurre en pataletas • A menudo discute con adultos • A menudo desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus demandas • A menudo molesta deliberadamente a otras personas • A menudo acusa a otros de sus errores o mal comportamiento • A menudo es susceptible o fácilmente molestado por otros • A menudo es colérico y resentido • A menudo es rencoroso o vengativo B.- El trastorno de conducta provoca deterioro clínicamente significativo en las actividad social, académica o laboral.

C.- Los comportamientos en cuestión no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico o de un trastorno del estado de ánimo. D.- No se cumplen los criterios de trastorno disocial, y, si el sujeto tiene 18 años o más, tampoco los de trastorno antisocial de la personalidad.

PREVALENCIA • Es mucho más frecuente en hombres que en mujeres (el doble como mínimo). • Según el DSM-IV (TR) su prevalencia puede llegar al 16% de los menores de 18 años, y no es, en cualquier caso, inferior al 1-2%.

Pronóstico: La gravedad y manifestación del trastorno será función directa de la presencia de los diferentes factores de riesgo. Cuantos más elementos se sumen, más difícil será su tratamiento y peor el pronóstico. Muchas veces, el terapeuta no podrá cambiar algunos de los factores externos que inciden sobre la patología, pero sí puede modificar la forma en que el sujeto los percibe y responde ante ellos, en especial si cuenta con el apoyo de los padres.

Comorbilidad • • • • • •

Depresión Trastorno por déficit de atención e hiperactividad Trastornos de ansiedad Trastornos del aprendizaje Abusos de sustancias Trastorno de somatización

Consecuencias • Sociales • Familiares • académicas

Intervención pedagógica a) Entrenamiento de padres Es evidente que los primeros en padecer las consecuencias del trastorno son los propios padres. El malestar que se genera suele ser importante y se consolidan métodos de interacción coercitivos o negativos. No es de extrañar, pues, que parte del tratamiento se dirija a proporcionar recursos a los padres para regular y atenuar toda la sintomatología disruptiva. El entrenamiento no tan solo comprende la enseñanza de estrategias para controlar las conductas negativas sino también de reforzar las positivas. En definitiva, se trata de aprender a ser más eficientes con el niño desarrollando nuevas habilidades y eliminando los métodos ineficaces. Puede ser necesario también, en algunos casos, proporcionar recursos a los padres para mejorar la vinculación con sus hijos (ver: Trabajando la vinculación afectiva con nuestros hijos).

Uno de los programas modelo para el entrenamiento de padres es el desarrollado por Barckey (1.997) denominado: “Niños desafiantes: Manual Clínico para la evaluación y entrenamiento de padres”. El programa de entrenamiento se estructura en 10 pasos y comprende una lista de objetivos, materiales necesarios, un esquema de los procedimientos y tareas para casa. Según estudios efectuados, el programa de Barckley sería más efectivo cuando los padres lo aplican a niños de entre 2 y 12 años que no tienen problemas graves de agresividad. Una de las ventajas de estos métodos estructurados es que pueden ser enseñados colectivamente a un número determinado de padres con lo que los costes se reducen.

b) Intervención con el niño

La intervención individual con niños pretende enseñarles habilidades cognitivas para que sean capaces de gestionar sus emociones y afrontar situaciones difíciles. Este entrenamiento puede llevarse a cabo individualmente o utilizando pequeños grupos. Los procedimientos utilizados incluyen instrucciones, modelado, representación de papeles, ensayo de la conducta, retroalimentación y refuerzo positivo. También suelen incorporarse estrategias de autoinstrucciones verbales y de la solución de problemas. Hay que tener cuenta, pero, que uno de los retos más importantes durante y después de la terapia, será que los niños entrenados en estas técnicas sean capaces de generalizarlo o aplicarlo en el ambiente exterior. Para asegurar el éxito de su aplicación externa, conviene incluir en el programa de tratamiento, la práctica en vivo (Kazdin, 1.990). Se trata en definitiva de motivar al niño para que utilicen sus habilidades recién adquiridas en situaciones de la vida real. Para ello deberemos contar con la complicidad y ayuda de los padres, el propio terapeuta y de otras personas externas. Es importante asegurar unos primeros éxitos para mantener un buen nivel de motivación en el niño y su interés para seguir intentando aplicar recursos alternativos a los que le han creado problemas. Según el caso, podemos intentar también complementar la intervención con técnicas de Relajación.

TRATAMIENTO

-Genere confianza – establezca límites, pero ofrezca un refuerzo positivo incondicional. -Identifique los patrones conductuales. -Reúnase con la familia y el niño para firmar contratos (todos firman) sobre cuestiones básicas. -Limite estos acuerdos a tres o cuatro puntos cada vez. -Explore los sentimientos negativos u hostiles y ofrezca formas alternativas de expresarlos. -Utilice la interpretación paradójica, reformule la conducta. -Enseñe los valores del respeto y la reciprocidad. -Enseñe a los padres a cambiar las estrategias de defensa y ataque. -Enseñe al joven cómo “formular una queja” – asertividad frente a agresividad. -Utilice juegos de mesa para reforzar el respeto a las normas, extrapólelas a la vida social. -Desarrolle consecuencias para las conductas problemáticas, incluyendo el coste de respuesta y los tiempos muertos. -Simplifique las actuaciones de los padres con el objetivo de aumentar la efectividad. -Utilice sistemas conductuales que incluyan reforzadores positivos (adapte la "economía de fichas" a la edad del niño). -Exponga y corrija los conflictos parentales. -Apoye las consecuencias legales de las conductas perturbadoras.

Manejo de la ira • • • • • • • • • • • •

Fomente las consecuencias naturales. Utilice la restitución y los trabajos sociales en los casos de infracción de leyes o de daños a la propiedad, etc. Si es detenido, póngase en contacto con la Fiscalía de Menores. Establezca normas claras. Enseñe responsabilidad enfrentando la agresividady las quejas. Practique la inversión de roles. Enseñe estrategias de autocontrol – respiración profunda, “párate, mira, escucha, piensa”, relajación progresiva, tiempos muertos autoimpuestos, ejercicio, técnica de la silla vacía, etc. Estimule las recompensas, “descubrir” al niño haciendo cosas positivas, dedicar más tiempo de ocio al niño. Ayude al niño a perdonar a aquellos que provocan su ira utilizando cartas, la técnica de la silla vacía, etc. Ayude al niño a hacer una lista de las experiencias que le provocan sentimientos de enfado y decepción, e identifique y exprese las necesidades no cubiertas. Ayude al niño a sustituir sus pensamientos irracionales por afirmaciones autodescriptivas positivas. Estimule los servicios comunitarios o el trabajo con el fin de aumentar la responsabilidad, la autonomía y el crecimiento personal. Proteja al niño de los abusos. Anime a los padres a no utilizar castigos corporales.