Trabajo Final (Psicologia Clinica 1)

Asignatura Psicología Clínica 1 Tema Trabajo Final Facilitador (a) Daysi Rodríguez Participante/matricula Maritza

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Asignatura

Psicología Clínica 1

Tema

Trabajo Final

Facilitador (a)

Daysi Rodríguez

Participante/matricula

Maritza Paulino / 04-0531

Fecha

13 agosto del 2019

Introducción

Cada ser humano tiene una manera diferente de ser y de relacionarse, todos convivimos en sociedad pero que pasa con aquellas personas que no tienen la misma facilidad de relacionarse con los demás, aquellos que no se expresan de igual manera, los que actúan diferente, los que carecen de personalidad. Todas aquellas son cuestiones que a través de la psicología se pueden responder, es uno de los objetivos esenciales en llevar a cabo este trabajo, pues teniendo en cuenta que la personalidad el comportamiento y las conductas son los fundamentos de la psicología y es mi proyección generada a continuación. Han tenido alguna vez problemas en la escuela, se te hace difícil relacionarte con los demás, deseas conocer el tipo de personalidad que posee, deseas estudiar la carrera de psicología y no sabes por qué rama de este especializarte... todos estos conceptos estarán desarrollados a continuación, con el objetivo de general un conocimiento y buena concepción de la introducción a la psicología.

UNIDAD I FUNDAMENTOS DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA

1.1. Conceptos de Psicología Clínica.

Es la rama de la Psicología que se ocupa de los trastornos emocionales y de conducta. La psicología clínica tiene algunas orientaciones teóricas primarias que son: Terapia de la conducta, Terapia cognitiva, Psicoanalítica o Psicodinámica, Psicología humanista y Terapia Familiar Sistémica.

1.1.1. Profesiones de la salud mental íntimamente relacionadas. Psiquiatras. Este profesional de la salud es un médico. Tiene sus raíces en la tradición médica y existe dentro de la estructura de la medicina organizada. Debido a su preparación los psiquiatras pueden ejercer como médicos: pueden prescribir medicamentos, tratar padecimientos físicos y realizar exámenes médicos. Psicólogos consejeros. Sus actividades coinciden en forma parcial con la de los psicólogos clínicos. Su trabajo suele abarcar consejería de grupo o individual. Trabajadores sociales psiquiátricos. Muchos de estos conducen psicoterapias individuales o de grupo y contribuyen al proceso de diagnóstico. Psicólogos escolares. Trabajan con los educadores y otros para promover el crecimiento intelectual, social y emocional de los niños en edad escolar. Psicólogos de rehabilitación. Ayudan a los individuos a adaptarse a sus discapacidades y a las barreras físicas, psicológicas, sociales y ambientales que a menudo los acompañan. Psicólogos de la salud. Contribuyen a la promoción y mantenimiento de la buena salud por medio de su investigación o su práctica.

1.1.2. Actividades y lugares de trabajo de los psicólogos clínicos. Algunas de las áreas de aplicación de la psicología clínica son: 1. Psicología Familiar/Parejas 2. Psicología de Adultos 3. Psicología Infanto-Juvenil 4. Neuropsicología. 5. Rehabilitación Neuropsicológica 6. Psicopatología clínica 7. Evaluación psicológica /diagnostica 8. Psicoterapia 9. Psicología de la salud 10. Psicooncología

11. psicología comunitaria

1.2. Antecedentes históricos y raíces de la Psicología Clínica. La Psicología Clínica es un campo de especialización de la Psicología que aplica los conocimientos y técnicas de ésta al estudio del comportamiento anómalo, aquél que supone algún trastorno para la propia persona y/o para otros. El estudio del comportamiento por parte de la Psicología Clínica se interesa principalmente en establecer un psicodiagnóstico, cara a identificar el trastorno, en analizar la condición psicopatológica, cara a una explicación, y en llevar a cabo un tratamiento, cara a remediar el problema y, en su caso, prevenirlo. La historia de la Psicología Clínica forma parte de la misma historia de la Psicología, aunque con su propio perfil. Es decir, el estudio del comportamiento que supone algún trastorno corre paralelo al estudio del comportamiento normal. En este sentido, es ejemplar la historia de la Psicología Clínica realizada por J. M. Reisman (1991), probablemente la historia más completa y sistemática. Se trata de una historia década por década, desde 1890 hasta 1990, agrupadas en cuatro generaciones. Lo interesante a señalar de esta historia es el esquema expositivo utilizado, consistente en presentar, en primer lugar, los conocimientos psicológicos del funcionamiento normal de la personalidad, a continuación, las técnicas diagnósticas, las formulaciones psicopatológicas y los procedimientos terapéuticos, y finalmente, la institucionalización profesional. Quiere decir que tanto uno como otro, el diagnóstico, la psicopatología, el tratamiento y la institucionalización profesional, se han ido desarrollando al hilo y en interacción con la Psicología.

1.3. Problemas actuales en la Psicología Clínica.

Problemas Psicológicos en Adultos: 

Problemas de Pareja: amorosos, sentimentales, de separación o ruptura, desengaño.



Problemas de Ansiedad: crisis de ansiedad, nerviosismo, sensación de ahogo, nervios en el estómago, agorafobia, fobia social, ansiedad generalizada, obsesiones, trastornos obsesivo-compulsivo, manías, mareos, vértigos, confusión, embotellamiento.



Fobias-miedos: a hablar en público, a la muerte, a ponerse rojo, a las tormentas, a conducir, a escribir, a la ingesta de líquidos, al viento, al agua, a los espacios abiertos, a comer en público, a los ascensores, operación quirúrgica, a estar sola.



Problemas Depresivos y Afectivos: distimia, apatía, tristeza, desgana, falta de ilusión, desinterés, cambios de humor, agotamiento, cansancio, falta de vitalidad, dolores físicos.



Timidez: dificultades en la relación social, fobia social, evitación de situaciones sociales.



Problemas de Estudio: falta de motivación, orientación vocacional, estudio de inteligencia.



Problemas de Inseguridad: inestabilidad, inmadurez, complejo de inferioridad, dudas, indecisión, desorientación, poca confianza en uno mismo, confusión, ¿Quién soy yo?, conocerme mejor a mí mismo, falta de responsabilidad, miedo al compromiso, aislamiento, ensimismamiento



Problemas Familiares: de comunicación, con los hijos, enfrentamiento a los padres, dificultades con la familia política.



Problemas Emocionales y del Comportamiento: conducta, impulsividad



Problemas Sexuales: eyaculación precoz, impotencia, vaginismo, falta de deseo, anorgasmia, exhibicionismo, fetichismo



Hipocondría



Celos, Infidelidad, Divorcio



Desconfianza, suspicacia



Agresividad: ira, irritabilidad, hacia los padres, hacia la pareja, hacia los demás



Baja Autoestima



Soledad, Sentimiento de vacío, falta de sentido



Dependencia de drogas, alcohol, ludopatía, cleptomanía, compra compulsiva



Problemas de Sueño: Insomnio, sonambulismo



Dolor de cabeza: cefalea tensional, migrañas, bruxismo



Dolor intestinal



Problemas de adaptación a enfermedades como cáncer, epilepsia, diabetes



Problemas dermatológicos



Carácter, personalidad



Estrés



Duelo, pérdida de seres queridos



Trastorno bipolar, Problemas psicóticos y esquizofrénicos



Maltrato



Problemas laborales, acoso

Aporte Personal En conclusión, puedo afirmar que la psicología clínica es una ciencia compleja dada la amplitud de problemas y desordenes que el ser humano puede presentar y dado que se ocupa de ellos en cualquier edad y en cualquier momento de las vidas humanas. La psicología clínica trata de aminorar o hacer desaparecer aquellas situaciones emocionales o físicas que causan sufrimiento y que alejan el bienestar del ser humano, es decir todo aquello que de una manera u otra no permite a las personas tener una vida plena y llena de bienestar y salud.

UNIDAD II PERSPECTIVAS HISTÓRICAS Y CONTEMPORÁNEAS DE LA CONDUCTA ANORMAL. 2.1 Perspectiva histórica de la conducta anormal. El primer tratamiento de un trastorno mental, se practicó en la Edad de Piedra hace medio millón de años. Los primeros brujos de la tribu trataban ciertos tipos de trastornos mentales de la cabeza mediante una operación llamada trepanación. Las conductas anormales en la prehistoria se les atribuían a espíritus malignos que controlaban el cuerpo de las personas afectadas. Dos papiros egipcios que data en el siglo XVI antes de Cristo nos han proporcionado algunas pistas sobre los primeros tratamientos de las enfermedades y los trastornos de conductas. El papiro Edwin Smith contiene detalladas descripciones del tratamiento que se hacía de las heridas así como operaciones quirúrgicas. Encontramos una descripción del cerebro, que se reconoce como el lugar donde se ubican las funciones mentales. El papiro Ebert ofrece una perspectiva sobre el tratamiento de enfermedades: Se refiere a la medicina interna y al sistema circulatorio, aunque está más orientado hacia encantamientos y fórmulas mágicas para poder explicar y curar ciertas enfermedades producidas por causas desconocidas.

En tiempos atrás han surgidos varias hipótesis que se basan en que los hombres que Vivian en las cuevas en la edad de piedra padecieron de enfermedades mentales en su creencia que eran espíritus malignos y que se utilizaron hasta métodos quirúrgicos uno de ellos es el Trepanación un método que consistía en abrirle un orificio en la parte del cráneo contar de que el espíritu maligno salga del individuo algunos lograron sobrevivir a este método en la edad de piedra.

Otro método que se utilizaba era el Exorcismo en los antiguos chinos, hebreos, y egipcios, el exorcismo que consistían en rezos elaborados, ruidos drogas que inducían el vómito y hasta el ayuno que se usaba para retirar el espíritu del cuerpo de la persona.

Con la civilización griega en la era del dominio romano (500 D.C) surgen las explicaciones naturales sobre las enfermedades mentales poniendo a un lado las explicaciones sobrenaturales.

Las explicaciones que en esos tiempos había era acerca de lo sobre natural Hipócrates, que se le conoce como el padre de la medicina fue el primero en desafiar esas explicaciones. Él estaba apoyado desde su punto de vista científico para explicar las enfermedades mentales Otro filósofos que apoyo esas explicaciones orgánicas de las enfermedades mentales fue Platón y el medico griego Galeno. Platón siguió los pensamientos de Hipócrates he insistió en que las personas con enfermedades mentales eran responsabilidad de la familia y no deberían castigarle por sus conductas a los enfermos mentales.

2.2. Hacia aproximaciones más Humanitarias. El resurgimiento de la investigación científica en Europa Paracelso, medico suizo (1490-1541) critico la superstición de la posesión diabólica, propuso la hipnosis San Vicente de Paul (1576-1660) declaró que la enfermedad mental no difiere del cuerpo Weyer (1515-1588) fundador de la psicopatología moderna El establecimiento de los primeros asilos y manicomios. En 1547 el monasterio Bethelem en Londres se convierte en asilo Asilo San Hipólito primero en América El Madison 1644 en Francia Torres de Lunáticos 1784 Viena Williamsburg 1773 en Virginia EEUU Reclutaban a las personas como bestias en condiciones deplorables La reforma humanitaria Pinel 1792 en su experimento propone que a los enfermos mentales se los debe tratar con amabilidad y no como bestias Tuke (1732-1822) fundo el York Retreta una agradable casa de campo para enfermos mentales En 1841 Hitch introdujo enfermeras Rush (1745-1813) invento la silla tranquilizadora Dix (1802-1887) impulso el tratamiento humanitario en EEUU Las concepciones del siglo XIX Los hospitales para lunaticos estaban dirigidos por psiquiatras Utilizando tratamientos con drogas, sangrías y purgantes, con resultados nulos.

A principios del siglo XX los manicomios eran lugares escalofriantes y los enfermos seres aterradores Beers (1876-1943) expaciente, lanza una campaña humanitaria con el apoyo de William James La asistencia en hospitales siglo XX Los asilos alojaban a personas con esquizofrenia, depresión, sefilis y alcoholismo con largas estancias Desde 1946 el Instituto Nacional de Salud Mental comenzó a apoyar la investigación y la formación en psicología clínica El siglo XX cerro la incertidumbre con respecto al manejo de las necesidades de pacientes psiquiátricos graves última parte de la Edad Media e inicios del Renacimiento, inicia el Humanismo

2.3. Perspectivas contemporáneas de la conducta anormal. Existe una mezcla de comedia y de tragedia de los errores que han caracterizado la historia para comprender la conducta anormal. Muchos conceptos científicos modernos tienen una contrapartida en enfoques que aparecieron hace ya mucho tiempo. Podremos observar el progreso de las creencias desde lo que ahora consideramos pura superstición hasta otras basadas en el conocimiento científico

2.4. Temas sin resolver. 1. El logro de la metateoría o teorías que logren efectivamente desde el paradigma científico describir, explicar, evaluar y predecir el comportamiento humano. 2. Delimitar claramente cuál es el método propio de la psicología, como toda ciencia la psicología debe tener un método propio específico para su objeto de estudio: El comportamiento. 3. Aunque diversos autores dicen que no, aún nos preguntamos dónde está la conciencia? o mejor dicho la mente es parte del cerebro o el cerebro es parte de la mente? 4. Cuál es la función exacta de los sueños? diversas hipótesis existen al respecto. Una de ellas tiene que ver con reorganizar lo vivido durante el día, limpiar de contenidos la conciencia, plantear alternativas de acción. Aun no lo sabemos.

5. La telepatía, hoy en día denominada ¨visión remota¨ ha sido fuente de especulación y de ataques denominándola como parte de la pseudociencia. Sin embargo , investigadores de varias universidades llevan tiempo analizando el tema con resultados bastante interesantes, visto desde la perspectiva y aportes provenientes de la teoría cuántica. 6. Cuál es exacto mecanismo de acción y función del efecto placebo (Sustancia que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente eficaz; tiene el mismo aspecto, gusto y forma que un medicamento verdadero pero está hecho de productos inertes y sin ningún principio activo) y del efecto nocebo . ya que algunos estudios indican que el verdadero efecto de los medicamentos como los antihipertensivos, entre otros, es de un 40%. Es decir que el 60% de su efecto proviene del efecto placebo. 7. Dentro de las patologías. a. El déficit de atención realmente existe como entidad nosológica única. b. El trastorno psicopático, es un desorden de la personalidad o es otra forma de ser en la vida. 8. ¿Por supuesto, las llamadas terapias alternativas o complementarias, también llamadas tradicionales (acupuntura, homeopatía, astrología, esencias florales) tienen algún efecto científico que sea demostrable sobre el objeto de estudio de la psicología? 9. En el XXI cada vez nos acercamos más a la respuesta de la vinculación entre psicología y espiritualidad, como la relación entre estás afecta el comportamiento humano. 10. El tema de la libertad, libre albedrío, cada vez estamos más próximos a resolverse, pero sigue ahí. 11. Por supuesto, el logro del aprendizaje perfecto, Es decir , el que logras al primer intento!

Aporte Personal

Como vimos la conducta anormal está relacionada con las normas que son estipuladas por la sociedad, estas normas son diferentes de una cultura a otra; y de cada una de estas perspectivas culturales sobre normal o anormal, dependerá a que se le alude conducta anormal. Pero para nosotros esta conducta anormal se refiere a toda conducta antisocial y desviada que va dirigida a romper y violar los valores y normas estipuladas por nuestra sociedad. Asimismo, vemos que la salud mental depende de que vivamos en armonía, respetemos los buenos valores y normas para preservar el bien común. Por el contrario, si manifestamos una conducta desadaptada y alienada, romperemos con la salud mental de los individuos y de nuestra sociedad, obteniendo como respuesta desencadenamientos de conducta anormal. Y de esta manera las intenciones por preservar un buen equilibrio mental se vendrán abajo, ya que cada día el número de personas que se integran a la categoría de anormales y desviados va creciendo paulatina y radicalmente, en donde se vuelve más difícil, esta lucha por la salud mental y normalidad.

UNIDAD III FACTORES Y PERSPECTIVAS CAUSALES DE LA CONDUCTA PATOLÓGICA 3.1. Causas y factores de riesgo de la conducta patológica. a) Modelos y perspectivas para la comprensión de la conducta patológica Muchas investigaciones evidencian la transmisión hereditaria de ciertas enfermedades mentales, aunque no es muy claro el mecanismo de la transmisión. La enfermedad es consecuencia de la interacción entre la constitución y el medio. Causas endógenas, exógenas y reactivas Endógeno: Cuando se hace el historial de muchos enfermos mentales se suele encontraren su árbol genealógico alguien con síntomas parecidos. Endógeno significa originado adentro, que no se produce por factores externos físicos ni psicológicos. No hay un motivo en su medio que justifique el trastorno. No se hereda la enfermedad, pero si la predisposición; es como si estuviera programado y depende del ambiente para que se desarrolle o no.

3.2. Modelos y perspectivas para la comprensión de la conducta patológica.

3.3. Perspectiva biológica y los factores causales biológicos. Esta perspectiva biológica se enfoca en la interacción entre el funcionamiento físico y psicológico de las personas. La mente y el cuerpo son dos aspectos de una compleja entidad única. El estrés psicológico y la enfermedad física se influyen recíprocamente. Lo discutible es que encontrar una predisposición genética o un desequilibrio químico que acompañe a un trastorno determinado no necesariamente significa que el factor orgánico sea el único o aún la causa principal de dicho trastorno.

3.4. Perspectivas psicosociales.

Toda actividad empresarial está inmersa en un contexto. Las condiciones relacionadas con el diseño de las instalaciones, la organización y gestión del trabajo y el contexto social reciben el nombre de riesgos psicosociales, otro de los múltiples tipos de riesgos laborales que se pueden generar a nivel interno. Dichos riesgos se materializan cuando el contexto laboral genera estrés, agotamiento o depresión, tres de los más problemas más comunes entre los trabajadores. También pueden originarse por alguna de las siguientes causas: 

Excesivas cargas de trabajo: el horario supera el límite de rendimiento.



Falta de claridad en cuanto a las funciones del cargo.



Exigencias contradictorias de la empresa.



Mala gestión de los cambios corporativos.



Falta de apoyo por parte de la dirección o de los compañeros.



Ambientes de inseguridad laboral.



Acoso psicológico o sexual.



Violencia ejercida por terceros sobre el capital humano de la empresa. 3.4.1. Perspectiva Psicodinámica. Esta perspectiva asegura que parte de nuestra conducta no es el resultado de nuestra elección consciente, sino que es dirigida por el inconsciente, por fuerzas internas, que a menudo reflejan nuestras experiencias infantiles y relaciones familiares.

La perspectiva psicodinámica ha sido criticada su falta de evidencia experimental, su dependencia en las deducciones, muestreo poco representativo, prejuicios culturales (especialmente respecto a las diferencias de género) y un retrato negativo de la conducta humana.

Sin embargo, esta teoría psicodinámica ha jugado un rol muy importante al desmitificar la conducta anormal descubriendo la irracionalidad de la vida diaria y mostrando que la conducta normal y anormal no son categorías muy distintas como puntos en un continuum.

3.4.2. Perspectiva conductual. Esta perspectiva ve a la conducta como resultante en la misma manera de la interacción de nuestra dotación genética y nuestra historia de aprendizaje. De este modo, los conductistas prefieren hablar de conducta “inadaptada” más que de conducta anormal y evitan asignar a la gente categorías específicas de diagnóstico. Esta perspectiva ha sido criticada de sobre simplificarte y determinista y como un posible medio de coerción política. Al mismo tiempo, las aproximaciones conductistas a la objetividad y experimentación se han vuelto una norma en la investigación psicológica, y el conductismo en gran parte ha des estigmatizado la conducta anormal.

3.4.3. Perspectiva cognitiva y cognitiva-conductual. La perspectiva cognitiva en Psicología comienza con un interés en la cognición o el procesamiento mental de la información. Los problemas psicológicos surgen de ideas irracionales (Ellis) o pensamientos distorsionados (Beck). Esta perspectiva ha sido criticada por no ser científica ya que hasta cierto punto se basa en deducciones y por confundir las causas secundarias con las primarias. Al mismo tiempo, la perspectiva cognitiva es más científica que algunas otras perspectivas en el hecho de que pone énfasis en variables operacionalizadas y medición empírica de la memoria, la asociación y las expectativas.

3.5. Factores psicosociales. El concepto de factores psicosociales hace referencia a aquellas condiciones que se encuentran presentes en una situación laboral y que están directamente relacionadas con la organización, el contenido del trabajo y la realización de la tarea, y que tienen capacidad para afectar tanto al bienestar o a la salud (física, psíquica o social) del trabajador como al desarrollo del trabajo.

Así pues, unas condiciones psicosociales desfavorables están en el origen de la aparición tanto de determinadas conductas y actitudes inadecuadas en el desarrollo del trabajo como de determinadas consecuencias perjudiciales para la salud y para el bienestar del trabajador. Las consecuencias perjudiciales sobre la salud o el bienestar del trabajador que se derivan de una situación en las que se dan unas condiciones psicosociales adversas o desfavorables son: 

Estrés.



Carga mental.



Fatiga mental.



Insatisfacción laboral.



Problemas de relación.



Desmotivación laboral, etc.

3.6. Perspectiva sociocultural. Vygotsky en su teoría da gran importancia al apoyo que el maestro y los compañeros puedan dar al aprendizaje de un niño o niña. Esto es fundamental en el sentido que, actualmente, las personas han ido perdiendo poco a poco, el sentido del trabajo en cooperación, el cual es sumamente importante para el desarrollo del individuo. El relacionarse con los demás, ya sean adultos o niños y niñas, permiten intercambio de información respecto a la cultura, a la forma de realizar las cosas y principalmente a la compresión y resolución de problemas tanto de aprendizaje como de la vida cotidiana. La vida en sociedad implica que el individuo adopte las prácticas de la cultura en la cual se desarrolla. Dichas pautas serán adquiridas por el niño o niña mediante la interacción tanto con las personas como con el contexto en el cual se encuentra. A modo personal, es evidente ver como las conductas, actitudes, habilidades, capacidades, lenguaje y otros que poseen las y los pequeños que llegan a las aulas, reflejan lo que su hogar y comunidad manifiesta. Por ello, los apoyos que brinden estos entes en el proceso de aprendizaje de los y las estudiantes, será fundamental para una adecuada instrucción y desarrollo cognoscitivo.

En el caso de los docentes, tomar en cuenta la zona de desarrollo próximo a la hora de planificar las lecciones le proporcionará la oportunidad de brindar al estudiante los apoyos necesarios para ir adquiriendo los conocimientos adecuados a sus capacidades. Esto actualmente es bastante cuestionable. El Ministerio de Educación pide el cumplimiento de programas estructurados en forma estandarizada, en un tiempo determinado, dejando de lado la noción de que cada estudiante aprende a su ritmo y según el desarrollo alcanzado y es evidente que los aprendizajes serían más reales si se llevaran a cabo como una secuencia según cada estudiante.

3.7. Factores causales socioculturales. 1. Factores culturales del desarrollo cognitivo Vygotsky pone más énfasis en la cultura y como esta afecta el desarrollo cognitivo. Contrario a Piaget y la concepción de unas etapas universales del desarrollo cognitivo y su progreso secuencial, Vygotsky nunca hace referencia a etapas del desarrollo evolutivo. En consecuencia, Vygotsky asume que el desarrollo cognitivo varía según la cultura, mientras que Piaget establece el desarrollo cognitivo es sobre todo universal sin importar las diferencias culturales. 2. Los factores sociales del desarrollo cognitivo Vygotsky también enfatiza en los factores sociales que contribuyen al desarrollo cognitivo. Para él, el desarrollo cognitivo se debe a las interacciones sociales de formación guiadas dentro de la zona de desarrollo próximo como los niños y sus pares logran la co-construcción del conocimiento.

En contraste Piaget sostenía que el desarrollo cognitivo se deriva en gran parte de las exploraciones independientes que los niños, los cuales van construyendo el conocimiento por su propia cuenta. Para Vygotsky, el entorno en el cual crecen los niños influirá en lo que piensan y en la forma en como lo harán. 3. El papel del lenguaje en el desarrollo cognitivo Vygotsky resalta la importancia del papel del lenguaje en el desarrollo cognitivo. Según Piaget, el lenguaje depende del pensamiento para su desarrollo, es decir, el pensamiento viene antes que el lenguaje. Para Vygotsky, el pensamiento y el lenguaje son sistemas separados inicialmente desde el comienzo de la vida, la fusión se produce alrededor de los tres años de edad, con la producción de pensamiento verbal (lenguaje interior). Como consecuencia el desarrollo cognitivo resulta de una interiorización del lenguaje. 4. El papel de los adultos en el desarrollo cognitivo De acuerdo con Vygotsky los adultos son un factor importante para el desarrollo cognitivo. Los Adultos transmiten herramientas culturales de adaptación intelectual que los niños internalizan. En contraste Piaget, hace hincapié en la importancia de la interacción entre pares para promover la toma de una perspectiva social.

Aporte Personal

Es importante resaltar en estas unidades que pude obtener grandes aprendizajes significativos en cuanto a los temas expuesto. En otro sentido es importante resaltar que la conducta anormal es aquella que viola las normas sociales y constituye una amenaza o produce ansiedad en quienes la observan. Se considera que algo es anormal porque sucede de manera poco frecuente: se desvía de la norma; la conducta de una persona es anormal si viola normas sociales.

UNIDAD IV EVALUACIÓN CLÍNICA. 4.1. Concepto de evaluación. Es una de las responsabilidades más importantes y complicadas de los profesionales de la salud mental. A medida en que los problemas de una persona pueden llegar a tratarse de manera apropiada depende fundamentalmente de cómo se haya realizado la evaluación psicológica. Los objetivos de la evaluación psicológica incluyen la identificación y descripción de los síntomas de una persona; determinar la gravedad y duración del problema; evaluar los factores causales; y explorar los recursos personales del sujeto que podrían facilitar el programa de tratamiento.

4.2. Relación entre evaluación y diagnóstico. La evaluación es el proceso mediante el cual se intenta llegar al diagnóstico, por ejemplo un médico te evalúa cuando te examina los ojos, la boca, los oídos para saber si existe una infección y si es necesario te envía exámenes para estar seguro de ello, cuando se tiene información suficiente se realiza el diagnostico que es clasificar el padecimiento de la persona, por ejemplo te diagnostica una virosis, con base en el diagnostico se presenta un tratamiento. En psicología el diagnostico se genera cuando se entrevista al paciente, en la entrevista se realizan preguntas para poder crearse una idea de lo que puede estar pasando, puede existir apoyo complementario a partir de pruebas psicológicas o en entrevistas con amigos y familiares de la persona. Cabe destacar que el diagnostico puede orientarse de diferentes maneras, si por ejemplo es un pedido de un profesional de otra área estará encaminado a darle claridad a la solicitud de ese profesional.

El diagnostico se emplea con el fin de que el proceso tenga una orientación y no simplemente se esté a la deriva en la terapia, que se esté divagando sin tener ningún objetivo que sería llegar a una cura o solución del problema.

También es necesario destacar que existe el diagnóstico diferencial que es contrastar dos posibles diagnósticos que se pueden asemejar mucho directamente con el caso del paciente para poder escoger el que mejor se asemeje. De igual forma encontramos lo que se denomina impresión diagnostica, lo cual es como un “antes” del diagnóstico, es una aproximación y lleva ese nombre aclarando que no hay seguridad total sobre el diagnostico. Dentro de la psicología encontramos diferentes teorías, y todas tendrían una postura (diagnostico) diferente frente a mismo paciente, en muchas ocasiones se usa el DSM IV para trabajar entre múltiples profesionales y que exista este manual de diagnóstico como un acuerdo para todos entenderse.

4.2.1. Recogida de la historia social. Disponer de una comprensión clara de la historia individual, el funcionamiento intelectual, las características de personalidad, las presiones y recursos ambientales de esa persona. Los excesos, las deficiencias y los ajustes a la situación, resultan dimensiones esenciales que deben observarse para poder comprender el trastorno que ha llevado a esa persona hasta nuestra consulta.

4.2.2. La influencia de la orientación profesional. La manera en que los clínicos desarrollan el proceso de evaluación generalmente depende en gran medida de su orientación básica respecto al tratamiento.

Un clínico con una orientación biológica, un psiquiatra u otro médico, tenderá a utilizar métodos de evaluación biológica dirigidos a la búsqueda de cualquier disfunción orgánica subyacente, que pueda constituir la causa de esa conducta inadaptada.

Un clínico con una orientación psicoanalítica o psicodinámica probablemente recurra a técnicas no estructuradas para la evaluación de la personalidad, tales como las manchas de tinta de Rorschach, para identificar conflictos intrapsíquicos.

Un clínico con una orientación conductual intentará establecer cuáles son las relaciones funcionales entre los acontecimientos ambientales o la conducta patológica, por lo que recurrirá a técnicas como la observación de la conducta para identificar patrones inadaptados. Para un conductista de orientación cognitiva, lo más importante serán los pensamientos ineficaces que supuestamente están detrás de esos patrones inadaptados. Un clínico de orientación humanista probablemente recurra a técnicas de entrevista para descubrir en qué punto se ha bloqueado o distorsionado el desarrollo personal.

4.2.3. Confianza y entendimiento entre el clínico y el cliente. Para que la evaluación psicológica resulte eficaz y proporcione una comprensión clara de la conducta y de los síntomas, el cliente debe sentirse cómodo con el clínico. En una situación de evaluación clínica, eso significa que el cliente debe tener la sensación de que los exámenes que está realizando permitirán una mejor comprensión de sus problemas, y debería saber también cómo se utilizarán esas pruebas y cómo las incorporará el psicólogo a la evaluación clínica.

4.3. La evaluación del organismo físico. En algunas situaciones y ante ciertos problemas psicológicos, puede ser necesario realizar una evaluación médica para descartar la posibilidad de que determinadas anomalías físicas sean las causantes del problema. Dicha evaluación incluirá:

El examen físico general Un examen físico consiste en un conjunto de procedimientos que la mayoría de nosotros hemos experimentado cuando nos han realizado un chequeo médico. Generalmente, se obtiene un historial médico y se examinan los principales sistemas del cuerpo.

Esta parte de la evaluación resulta esencial para aquellos trastornos que implican problemas físicos, como pueden ser los de tipo somático, los derivados de la adicción y los síndromes cerebrales orgánicos.

El examen neurológico Dado que algunos trastornos mentales tienen su origen en una patología del cerebro, puede ser interesante administrar un examen neurológico especializado. Se puede hacer un electroencefalograma (EEG) que permita analizar los patrones de ondas cerebrales durante el sueño y la vigilia. Es el registro gráfico de la actividad eléctrica del cerebro.

4.4.1. Entrevista de evaluación, estructuradas y no estructuradas. La entrevista no estructurada o libre es aquella en la que se trabaja con preguntas abiertas, sin un orden preestablecido, adquiriendo características de conversación. Esta técnica consiste en realizar preguntas de acuerdo a las respuestas que vayan surgiendo durante la entrevista. Así, a diferencia de la entrevista estructurada, en este tipo de reunión el entrevistador solo tiene una idea aproximada de lo que se va a preguntar y va improvisando las cuestiones dependiendo del tipo y las características de las respuestas. Además, el énfasis se pone más en el análisis de las impresiones que en el de los hechos. El principal inconveniente de este tipo de entrevista de trabajo es que, al no tener un listado de temas y cuestiones, se puede pasar por alto áreas de aptitud, conocimiento o experiencia del solicitante, obviando preguntas importantes del tema a tratar. Cuando esto ocurre la empresa no resulta beneficiada, porque se pierde información que puede ser de interés. Además, no hay posibilidad de revisar la exactitud de las conclusiones del entrevistador.

Aporte Personal

UNIDAD V EVALUACIÓN CLÍNICA. CLASIFICACIÓN DE LA CONDUCTA PATOLÓGICA 5.1. Fiabilidad y validez Para que un sistema de clasificación resulte eficaz es necesario que tenga fiabilidad y validez. La fiabilidad significa que un instrumento de medida produce siempre el mismo resultado cada vez que se utiliza para medir la misma cosa. Si su báscula muestra un peso muy diferente cada vez que se sube a ella, probablemente deba considerarla como una medida muy poco fiable de su masa corporal. En el contexto de la clasificación, la fiabilidad es un indicador del grado en que diferentes observadores coinciden en que la conducta de una persona se ajusta a un diagnóstico determinado. Si este acuerdo no llega a producirse, quiere decir que el criterio de clasificación no es lo suficientemente preciso como para establecer la presencia de ese trastorno. Un sistema de clasificación también debe ser válido. La validez consiste en que un instrumento de medida mida lo que se supone que debe medir. En el contexto de la clasificación, la validez consiste en que el diagnóstico transmita información importante sobre la persona cuya conducta encaja con esa categoría, de manera que nos permita predecir el curso que seguirá ese trastorno. Si, por ejemplo, a una persona se le diagnostica un trastorno de esquizofrenia, deberíamos ser capaces de inferir la presencia de algunas características muy específicas que diferencian a esa persona de otros individuos considerados normales, y también de aquellos que sufren trastornos mentales diferentes. Por ejemplo, el diagnóstico de esquizofrenia supone un trastorno muy persistente, con episodios muy recurrentes.

5.2. Diferentes modelos de clasificación. En la actualidad disponemos de tres propuestas para clasificar la conducta patológica: la categórica, la dimensional y la prototípica (Widget y Frances, 1985). La estrategia categórica, análoga al sistema médico para el diagnóstico de la enfermedad, supone que (1) toda conducta humana puede dividirse en categorías de saludable o patológica, y que (2) dentro de la última categoría existen otras subcategorías que no se solapan entre sí, con un elevado grado de homogeneidad interna, tanto respecto a los «síntomas» como a la organización subyacente del trastorno.

5.2.1. Estrategia dimensional Las estrategias dimensional y prototípica se diferencian fundamentalmente respecto a las suposiciones de partida, y sobre todo respecto al requisito de que las categorías de conducta sean independientes y homogéneas. En la estrategia dimensional, se supone que la conducta típica de una persona es el resultado de vectores de diferente intensidad que se organizan a lo largo de diversas dimensiones, tales como el estado de ánimo, la estabilidad emocional, la agresividad, la identidad sexual, la ansiedad, la fidelidad interpersonal, la claridad de pensamiento y comunicación, la introversión, etc.

5.2.2. Estrategia prototípica Un prototipo es una entidad imaginaria que describe una combinación idealizada de características que aparecen unidas de una manera más o menos regular. Recuérdese nuestro anterior ejemplo de «Pérez». Los prototipos forman parte de nuestra experiencia cotidiana. Cualquiera de nosotros puede generar la imagen mental de un perro, aunque sabemos que nunca hemos visto ni veremos dos perros idénticos. Así pues, ningún miembro de un grupo definido mediante un prototipo tendrá todas las características del mismo, incluso aunque ocupen una posición muy céntrica. Por otra parte, puede que algunas características estén compartidas con otros prototipos — por ejemplo, hay muchos otros animales además de los perros que también tienen rabo.

5.3. Clasificación diagnóstica formal de los trastornos mentales: DSM y ICD-10:(CIE-10).

5.4. La evolución del DSM. El DSM se encuentra actualmente en su cuarta edición (DSM-4), y ha recibido algunas modificaciones recientes, lo que ha dado lugar al DSM-4-TR, publicado en el año 2000. Este sistema es el resultado de cinco décadas de estudio que han supuesto un refinamiento y una precisión cada vez mayores para la identificación y la descripción de los trastornos mentales. La primera edición del manual apareció en 1952 como resultado de los intentos de estandarizar los diagnósticos realizados por el personal militar durante la Segunda Guerra Mundial. La segunda edición del DSM en 1968 reflejaba los resultados obtenidos a partir de la investigación realizada en la posguerra. A lo largo del tiempo, psicólogos y psiquiatras reconocieron un importante defecto en ambos manuales: los diversos trastornos se describían mediante una jerga narrativa, demasiado ambigua para que los profesionales de la salud mental pudieran ponerse de acuerdo respecto a su significado. El resultado era una importante limitación de la fiabilidad diagnóstica: esto es, dos profesionales que examinaban al mismo paciente podían perfectamente llegar a conclusiones completamente diferentes.

5.5. Las limitaciones de la clasificación DSM.

5.5.1. Los cuatro ejes del DSM-IV-TR. El DSM-4-TR evalúa al individuo en función de cuatro ejes. Los primeros tres evalúan el estatus clínico actual: Eje I. Los síndromes clínicos específicos que pueden ser objeto de atención clínica. Incluiría la esquizofrenia, el trastorno de ansiedad generalizado, la

depresión mayor y la dependencia de sustancias. Las condiciones del Eje I son análogas a las enfermedades que reconoce la medicina general. Eje II. Trastornos de personalidad. Un grupo muy amplio de trastornos, que discutiremos en el Capítulo 10, y que abarcan diferentes formas alteradas de relación con el mundo como, por ejemplo, el trastorno de personalidad histriónico, el trastorno de personalidad paranoide, o el trastorno de personalidad antisocial. El último de ellos, por ejemplo, se refiere a un patrón persistente y de desarrollo precoz, que se caracteriza por la no aceptación de las normas de conducta, incluyendo las de tipo legal. El Eje II proporciona una manera de codificar rasgos de personalidad inadaptados y muy duraderos, que pueden o no estar implicados en el desarrollo y en la expresión de los trastornos del Eje I. El retraso mental también se diagnostica dentro de este eje. Eje III. Condiciones generales médicas. Aquí aparece cualquier situación médica general potencialmente relevante para la comprensión del caso. Este eje puede utilizarse junto con el eje I, mediante la frase «debido a (una condición general médica específica)» —por ejemplo, donde un trastorno de depresión mayor se considera provocado por un dolor persistente asociado con una enfermedad crónica. En cualquiera de estos tres ejes, cuando se cumplen los criterios pertinentes, se permite establecer más de un diagnóstico, y de hecho se anima a ello. Esto es, una persona puede ser diagnosticada de múltiples síndromes psiquiátricos, como el trastorno de pánico, o el trastorno de depresión mayor; un trastorno de personalidad, de tipo dependiente o evitado; o problemas médicos potencialmente importantes, como la cirrosis (un trastorno del hígado producido generalmente por un consumo excesivo de alcohol) y sobredosis de cocaína. Los dos últimos ejes del DSM-4-TR se utilizan para valorar aspectos más amplios de la situación del individuo. Eje IV. Problemas psicosociales y ambientales. Este grupo se refiere a circunstancias estresantes que pueden haber contribuido a que se produzca el trastorno, sobre todo si han estado presentes durante el último año.

Se invita al psicólogo a utilizar una lista para revisar diversas categorías de problemas —familiares, económicos, laborales, legales, etc.—. Por ejemplo, puede incluirse la frase «problemas con el grupo primario de apoyo», cuando se considera que ciertos problemas familiares pueden haber contribuido al trastorno.

5.7. Principales categorías de los trastornos del Eje I y el Eje II. Los diferentes trastornos que se incluyen en los ejes I y II aparecen en la lista de los trastornos mentales del DSM-4. El material clínico de este libro está organizado también en función de esos ejes. Tales diagnósticos deben considerarse en el ámbito de ciertos agrupamientos etiológicos amplios, cada uno de los cuales contiene diversos subgrupos: Trastornos derivados de una amplia destrucción o mal funcionamiento del tejido cerebral, como ocurre por ejemplo en la demencia de Alzheimer y en un amplio rango de otras situaciones derivadas de una patología cerebral orgánica, ya sea de carácter permanente o reversible. Trastornos por el uso de sustancias, que incluyen problemas como el uso habitual de drogas o el abuso del alcohol

5.8. El problema de las etiquetas. Los diagnósticos psiquiátricos tipificados por el sistema DSM-4 no se respetan de manera uniforme entre todos los profesionales de la salud mental (por ejemplo, Sarbin, 1997). Ni siquiera los psiquiatras (por ejemplo, véase Guze, 1995; Tucker, 1998) están satisfechos con ellos. Una crítica importante radica en que un diagnóstico psiquiátrico no es más que una etiqueta que se aplica para definir una categoría de conducta socialmente rechazada, o que supone un problema por cualquiera otra razón.

5.9. Entrevistas estructuradas La entrevista estructurada va desarrollando las cuestiones de manera muy controlada. El clínico que utiliza este tipo de estrategia intenta descubrir (a veces incluso con una guía de las palabras exactas que debe decir), si los indicadores y síntomas de su cliente se «ajustan» a un criterio diagnóstico determinado. La utilización de criterios muy precisos y de entrevistas muy estructuradas ha incrementado sustancialmente la fiabilidad del diagnóstico, y más específicamente, la precisión de la investigación clínica, que incluye la investigación epidemiológica que comentaremos más adelante, se ha beneficiado de manera enorme. Existen diversas entrevistas diagnósticas estructuradas que pueden utilizarse en diferentes contextos. En situaciones clínicas y de investigación, un instrumento muy popular es la Entrevista Clínica Estructurada para el Diagnóstico DSM (SCID), la cual extrae, de manera casi automática, un diagnóstico cuidadosamente ajustado a los criterios del DSM. Otro instrumento diagnóstico estructurado, los Esquemas para la Evaluación Clínica en Neuropsiquiatría (SCAN), publicados por la OMS (1994), permiten elaborar un diagnóstico ICD-10 o DSM-4.

Aporte Personal Primero que todo quiero mencionar que resumir en dos páginas un texto tan amplio se me hizo muy difícil, ya que tuve que dejar cosas de lado muy importantes, como las clases diagnósticas, pero me pareció mejor mencionar otros aspectos importantes ya que las categorías están accesibles en el DSM IV. Partiendo por lo positivo del DSM IV, rescato el hecho de haber hecho partícipe en su elaboración a profesionales de distintas áreas de la salud mental, ya que creo que eso posibilita una mirada más abarcadora de los trastornos mentales, y muestra un cierto interés de ampliar los criterios diagnósticos. También rescato la incorporación de problemas psicosociales o ambientales en los ejes del manual, ya que es sabido que muchos trastornos son originados por factores traumáticos o estresantes de la vida del sujeto, acontecimientos negativos o situaciones tan insoportables que pueden llevar al sujeto a una crisis.

UNIDAD VI ESTRÉS Y TRASTORNOS DE ADAPTACIÓN 6.1. Concepto de estrés. La vida sería muy sencilla si todas nuestras necesidades fueran automáticamente satisfechas. Sin embargo, en el mundo real son muchos los obstáculos, tanto personales como ambientales, que se oponen a esta situación ideal. Ya sea porque no somos lo suficientemente altos para jugar al baloncesto profesional, o porque no tenemos tanto dinero como necesitaríamos, esos obstáculos nos exigen ajustes constantes para enfrentarnos con el estrés. El término estrés suele utilizarse para referirse tanto a las exigencias de adaptación que se ejercen sobre un organismo, como a las respuestas psicológicas y biológicas que ese organismo ofrece a dichas exigencias. Para evitar la confusión, nos referiremos a las exigencias de adaptación como factores estresantes, a los efectos que producen en el organismo como estrés, y a los esfuerzos para enfrentarse con el estrés como estrategias de afrontamiento. Como ha señalado Neufeld (1990) separar tales constructos resulta relativamente arbitrario: el estrés es un subproducto de unas estrategias de afrontamiento escasas o inadecuadas. Sin embargo, en aras de una mejor comprensión, puede resultar beneficioso distinguir entre estrés y factores estresantes. Lo que no hay que olvidar es que los dos conceptos —estrés y afrontamiento— están relacionados y dependen uno del otro.

6.1.1. Categorías de factores estresantes. Las exigencias de adaptación, o factores estresantes, proceden de distintos aspectos que se pueden clasificar en alguna de estas tres categorías básicas: (1) frustraciones, (2) - conflictos, y (3) presiones. Aunque vamos a estudiarlas por separado, en la práctica se encuentran estrechamente relacionadas. FRUSTRACIONES. Es posible identificar una gran cantidad de obstáculos, tanto externos como internos, que conducen a la frustración. Los prejuicios y la discriminación, la insatisfacción en el trabajo, o la muerte de un ser querido, son frustraciones muy habituales que dependen de nuestro entorno; las limitaciones físicas para realizar determinadas tareas, la soledad, la culpa, o el

autocontrol inadecuado, son fuentes de frustración que dependen de limitaciones personales. Una persona puede encontrar especialmente difícil afrontar sus frustraciones, debido a que éstas suelen generar autodevaluaciones, lo que le hace sentir incompetente y fracasado. CONFLICTOS. En muchos casos el estrés procede de la ocurrencia simultánea de dos o más necesidades o motivos incompatibles. Atender a uno de ellos impide la satisfacción de los demás. Por ejemplo, si se le ofrece un ascenso a una mujer, pero eso obliga a su familia a trasladarse a un lugar desconocido, probablemente tenga dificultades para tomar esa decisión. El tipo de conflictos con el que tenemos que enfrentarnos cada uno de nosotros puede clasificarse como de aproximación-evitación, de doble aproximación, y de doble evitación. Esta clasificación resulta relativamente arbitraria, y probablemente lo más normal sea que se presenten en diferentes combinaciones. En efecto, un conflicto de doble aproximación entre decisiones profesionales alternativas, también puede suponer aspectos de aproximación-evitación debido a las responsabilidades que impone cada una de ellas. Pero sea cual sea la forma en que los clasifiquemos, los conflictos suponen una de las principales fuentes de estrés, que con frecuencia pueden llegar a ser abrumadoramente intensas. PRESIONES. El estrés no sólo procede de las frustraciones y de los conflictos, sino también de las presiones para conseguir objetivos determinados, o para comportarse de una manera específica. Las presiones nos obligan a ir más rápidos, a redoblar nuestros esfuerzos, o a cambiar la dirección de nuestra conducta, lo cual puede terminar pasando factura a nuestra capacidad de afrontamiento, o incluso puede generar algún tipo de conducta desadaptada. Las presiones pueden provenir tanto de fuentes externas como internas. Por ejemplo, un alumno puede sentir una fuerte presión para sacar buenas notas debido por una parte a las exigencias de sus padres (presión externa), pero también porque quiera matricularse en la universidad (presión interna). Las largas horas de estudio, la tensión de los exámenes, y el mantenimiento durante los años de ese esfuerzo, supone un estrés considerable para muchos estudiantes.

6.1.2. Factores que predisponen a una persona a sufrir estrés. La gravedad del estrés depende del grado en que éste impida un funcionamiento adecuado. El grado de alteración que se produzca dependerá en parte de las características del factor estresante, pero también de los recursos de la persona, tanto de carácter personal como ambiental, para poder resolver las exigencias que se le plantean, pero además de la relación entre ambos. Cada persona ha de enfrentarse a un patrón único de exigencias de adaptación. Esto es así debido a que las personas percibimos e interpretamos de manera diferente las situaciones, y también porque, objetivamente, no hay dos personas que se enfrenten exactamente al mismo patrón de factores estresantes. En los siguientes apartados vamos a revisar los factores que predisponen a reaccionar de manera inadecuada ante las exigencias externas. A continuación, exploraremos de qué manera es posible afrontar las situaciones estresantes.

6.1.3. El afrontamiento del estrés. En general, los niveles de estrés muy elevados suponen una amenaza para el bienestar, y generan conductas dirigidas a aliviar la tensión. En definitiva, el estrés impulsa a la persona a hacer algo. Qué es lo que se haga dependerá de diversos factores. Algunas veces se tratará de factores internos —tales como el marco de referencia del individuo, sus motivos, competencias, o tolerancia al estrés—, los que desempeñen un papel esencial en sus estrategias de afrontamiento. Por ejemplo, una persona que ha sido capaz de superar con éxito alguna adversidad pasada, probablemente se encontrará mejor equipada para enfrentarse con problemas similares en el futuro (Major, Richards, Cooper, Cozzarelli, y Zubek, 1997; Masten y Coatsworth, 1998) (véase la discusión sobre la flexibilidad en el Capítulo 3). En otras ocasiones las condiciones ambientales, como las presiones sociales extremas, serán las que ejerzan el papel fundamental. Por supuesto, cualquier reacción ante el estrés refleja la interacción de estrategias internas y de condiciones externas —algunas más influyentes que otras, pero todas unidas para provocar determinada reacción en una persona—. Resulta por otra parte, que algunas personas se dedican a generar estrés y no a afrontarlo.

Estudios recientes han puesto de manifiesto que las situaciones estresantes podrían estar relacionadas con aspectos cognitivos. Por ejemplo, si usted se siente deprimido o ansioso, probablemente perciba el hecho de que un amigo cancele una cita para comer juntos como una señal de que le molesta su compañía, en vez de considerar que ha surgido un problema que le ha impedido gozar de su compañía (Simons et al., 1993).

UNIDAD VII PÁNICO, ANSIEDAD Y SUS TRASTORNOS 7.1. Patrones de respuestas de miedo y ansiedad. No resulta fácil definir miedo y ansiedad, y de hecho nunca ha existido un acuerdo absoluto sobre si se trata realmente de dos emociones distintas. A lo largo de la historia, la manera más habitual de diferenciarlas ha sido la presencia de algún peligro evidente, que la mayoría de la gente pudiera considerar como algo real. Cuando el peligro es evidente, la emoción que se experimenta se denominaba temor. Sin embargo, por lo que respecta a la ansiedad, lo normal es que no podamos identificar con claridad cuál es el peligro. Instintivamente, la ansiedad se experimenta como un estado interno desagradable, que tiene que ver con una expectativa de que pueda ocurrir algún acontecimiento espantoso, pero que no es posible predecir con certeza (por ejemplo, Barlow, 2002; Barlow, Chorpita, y Turovsky, y 1996). Durante los últimos años, muchos prominentes investigadores han propuesto establecer una diferencia básica entre el miedo o pánico, y la ansiedad (por ejemplo, Barlow, 1988, 2002; Gray y McNaughton, 1996). Según estos teóricos, el miedo o el pánico es una emoción básica (que compartimos con muchos animales), que supone la activación de una respuesta de «luchar-o-huir» por parte del sistema nervioso simpático, y que nos permite responder con gran rapidez ante amenazas tangibles, tales como un depredador peligroso o alguien que nos apunta con un arma. Cuando la respuesta de miedo/pánico se activa en ausencia de algún peligro exterior evidente, decimos que esa persona está sufriendo un ataque de pánico espontáneo, que a menudo va acompañado de una sensación subjetiva de intenso temor y de activación general del sistema autónomo, así como de la tendencia de acción luchar/huir. Así pues, el miedo y el pánico tienen tres componentes: (1) cognitivos/subjetivos («estoy aterrorizado»), (2) fisiológicos (como por ejemplo el aumento del ritmo cardíaco y de la frecuencia respiratoria), y (3) conductuales (un fuerte impulso para huir; Lang, 1968, 1971).

Estos componentes sólo están «tenuemente asociados» (Lang, 1985), lo que quiere decir que una persona puede mostrar, por ejemplo, indicadores fisiológicos y conductuales de miedo, pero no mostrar los indicadores subjetivos, o viceversa. Dado que el miedo constituye un sistema de alarma ante el peligro, debe poder activarse a gran velocidad para poder cumplir su objetivo de adaptación, y permitirnos escapar o evitar el peligro. De hecho, pasamos de un estado normal a un estado de intenso miedo, prácticamente de manera instantánea. La ansiedad, al contrario del miedo, es mejor concebirla como una compleja mezcla de emociones y cogniciones, más orientadas hacia el futuro, y más imprecisas que el miedo (Barlow, 1988; 2002). Desde una perspectiva cognitiva y subjetiva, la ansiedad supone un estado de ánimo negativo, una preocupación respecto a peligros o amenazas futuras, una preocupación por sí mismo, y una sensación de que se es incapaz de predecir futuras amenazas, o de controlarlas en el caso de que realmente se produzcan. En lugar de poner en marcha una activación dirigida a generar una respuesta de luchar-o-huir, como ocurre con el miedo, la ansiedad prepara al individuo para emitir esa respuesta en el momento en que sea necesaria («puede que ocurra algo horrible y lo mejor es estar preparados para cuando llegue el momento»). Igual que ocurría con el miedo, la ansiedad no sólo involucra componentes cognitivos y subjetivos, sino también otros de carácter fisiológico y conductual.

7.1.1. Visión de conjunto de los trastornos de ansiedad. Un trastorno de ansiedad, como su propio nombre indica, se caracteriza fundamentalmente por un miedo y ansiedad irracionales, intensos y poco realistas. El DSM-4-TR reconoce siete tipos básicos de trastorno de ansiedad: trastornos fóbicos de tipo «específico» o de tipo «social», trastorno de pánico con o sin agorafobia, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivocompulsivo, y trastorno de estrés postraumático (que hemos descrito en el capítulo anterior). Los trastornos de ansiedad son muy comunes, y afectan a más de veintitrés millones de norteamericanos cada año, lo que supuso en 1990 un coste por vía directa e indirecta para los Estados Unidos de 42,3 billones de dólares (Greenberg et al., 1999; Instituto Nacional de Salud Mental,

1998). Las personas que tienen trastornos de ansiedad suelen dirigirse inicialmente a su centro de salud, donde se les prescriben una serie de medicinas y de análisis médicos innecesarios, para intentar determinar la causa de los diversos síntomas de pánico y ansiedad.

7.2. Fobias específicas. Se dice que una persona tiene una fobia específica cuando muestra un intenso miedo ante la presencia (o ante la anticipación de un encuentro con) un objeto o situación específicos. Es necesario que el miedo que se experimente sea excesivo e irracional, en relación con el peligro real que presenta ese objeto o situación. Cuando las personas con fobias específicas se encuentran ante un estímulo fóbico, casi siempre muestran una respuesta inmediata de miedo, que con frecuencia se parece a un ataque de pánico, excepto porque en este caso sí está presente un desencadenante externo (DSM-4-TR). También es necesario que la evitación de la situación temida, o el malestar que se experimenta a consecuencia de la misma, interfieran de manera significativa con el funcionamiento normal, o que genere un malestar significativo. El DSM-4-TR especifica cinco subtipos de fobias específicas: (1) subtipo animal (por ejemplo, serpientes o arañas), (2) subtipo del entorno natural (por ejemplo, alturas o agua), (3) subtipo del miedo a la sangre (véase más adelante), (4) subtipo situacional (por ejemplo, aviones o ascensores), y (5) subtipo atípico (por ejemplo, asfixiarse o vomitar).

7.3. Fobias sociales. Las fobias sociales, tal y como se describe en el DSM-4-TR, consisten en temores muy intensos, relativos a una o más situaciones sociales específicas (como hablar en público, orinar en aseos públicos, o comer o escribir en Capitulo-06 19/9/06 11:16 Página 179 público), en las que la persona teme quedar expuesta al escrutinio y la eventual evaluación negativa por parte de los demás, y actuar de manera humillante y embarazosa.

Dichos temores dan lugar a que las personas que sufren fobias sociales, o bien eviten tales situaciones, o bien las afronten con un gran malestar; evidentemente, no es la mejor predisposición para salir airoso de ellas. Quizá la fobia social más común sea el miedo a hablar en público. Se trata de auténticas fobias sociales, ya que quienes las padecen no tienen absolutamente ninguna dificultad para realizar las mismas acciones (hablar, orinar, o comer) cuando están solos. El DSM-4-TR también ha identificado un subtipo de fobia social conocido como fobia social generalizada. Las personas que padecen este tipo de fobia sienten un gran temor hacia la mayoría de las situaciones sociales (y no sólo alguna), y generalmente se les diagnostica también un trastorno de personalidad de evitación (véase el Capítulo 11; por ejemplo, Hoffman y Barlow, 2002; Skodol et al., 1995). Quizá debido a la extensión de los temores que sufren las personas con esta fobia, algunos investigadores y clínicos prefieren utilizar el término trastorno de ansiedad social en lugar de fobia social, que parece implicar temores más específicos (Liebowitz, Heimberg, Fresco, Travers, y Stein, 2000).