Teoria Psicoanalitica de La Personalidad

martes, 28 de agosto de 2012 TEORIA PSICOANALITICA DE LA PERSONALIDAD. SEGÚN FREUD. Sigmund Freud ha sido el primer ho

Views 109 Downloads 6 File size 369KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

martes, 28 de agosto de 2012

TEORIA PSICOANALITICA DE LA PERSONALIDAD. SEGÚN FREUD.

Sigmund Freud ha sido el primer hombre de ciencia que ha enfrentado sistemáticamente el estudio de lo inconsciente y de su dinamismo, con el propósito de poner las bases de una doctrina coordinada y de un sistema terapéutico. El fundador del psicoanálisis nació el 6 de mayo de 1856 en Friburgo y a los 4 años su familia se traslada a Viena. A los 25 años se gradúa de médico y a los 29 ya es profesor de la Facultad de Neuropatología. En 1900 publica su obra sobre la interpretación de los sueños. En 1904, "psicopatología de la vida cotidiana". A ello le siguen una gran cantidad de obras, entre las que se destacan "Tótem y Tabú" (1913) "introducción al psicoanálisis" (1917), "Psicología de las masas y análisis del yo" (1921), etc. Muere el 23 de septiembre de 1939. Desarrollo Psicosexual de la Personalidad.

Como psiquiatra y neurólogo, Freud estudió básicamente en pacientes que padecían fobias y al no encontrar sintopatología física, enfocó su dirección hacia la parte psíquica del sujeto, tratando de entender estos trastornos de la personalidad, le llamó la atención la frecuencia con que hallaba en sus pacientes aspectos infantiles. La persona podía ser muy inteligente, adulta y aparentemente madura, pero igual exhibía rasgos infantiles cuando los iba conociendo más profundamente.

Esto lo llevó a plantear la hipótesis de que las tendencias infantiles se convierten en rasgos permanentes de la personalidad del adulto. Dicho de otro modo, los rasgos principales de la personalidad se establecen en la infancia y la niñez temprana, tanto en el desarrollo normal como en el anormal en el primer caso, las características se expresan de forma moderada y en armonía con el resto de la personalidad, sin causar conflictos con el medio. En el desarrollo anormal, los rasgos infantiles crean muchos problemas por que se expresan muy primitivamente, produciendo conflicto en el sujeto y desaprobación social. El desarrollo del niño como individuo es un proceso continuo que se inicia con su nacimiento, caracterizado por un crecimiento a nivel físico, emocional, motivacional, e intelectual. En este proceso pueden distinguirse ciertas etapas que Freud denominó "psicosexuales", por que atribuyó al sexo un rol central en el desarrollo y crecimiento del niño. Para Freud, el motivo principal de la vida, manifestado desde nuestra más tierna infancia, es la búsqueda del placer. El niño busca aquello que le resulta agradable y evita aquello que le resulta doloroso. Este proceso búsqueda-evitación se da de diversas maneras, durante toda nuestra existencia. En la base de este proceso se encuentra la LIBIDO, verdadera energía sexual que nos hace movernos en dirección de lo placentero. Nótese que la noción de "sexo" trasciende mucho más que la mera relación coital o la diferenciación hembra o macho. Más bien, esos son resultados de la dirección que toma nuestra Líbido. En los diversos periodos o etapas por las que atraviesa el niño en su desarrollo se hacen dominantes determinadas necesidades específicas (físicas, intelectuales, emocionales, etc.) que se relacionan con diversas zonas específicas del cuerpo : ano, órganos genitales; zonas en que los adultos representan los lugares de placer y tensión sexual y que en los niños se manifiesta de modo rudimentario, percibido sólo como sensaciones agradables o placenteras. Los niños no saben que esas sensaciones tienen un origen sexual , sólo las sienten. Sobre la base de estas zonas particulares que se convierten en centros de placer sexual, Freud delineó cuatro etapas de desarrollo sicosexual : ORAL, ANAL, FALICA, GENITAL. Las tres primeras y que son más importantes, concurren durante los cinco o seis primeros años de vida, de tal modo que las diferencias individuales de los adultos se conforman durante este período, marcadas fuertemente por los progenitores. Etapa oral : Se desarrolla durante el primer año de vida. La fuente principal de placer, conflicto y frustración se centra en la boca en tanto zona erógena. El niño

obtiene su mayor placer en chupar , mascar , morder o vocalizar , pero estas actividades no tardan en ser reprimidas o controlada por los padres. Por ejemplo, la madre se enoja cuando el bebé se chupa el pulgar, o muerde algún juguete que puede estar sucio; o vocaliza en lugar de dormir; o juega con su alimento en lugar de comerlo. Puede ocurrir también que la madre no quiera amamantar a su hijo o lo haga de mala gana, todo lo cual es fuente de conflicto o frustración para el bebé. El modo en que las necesidades que le surgen al niño son satisfechas o reprimidas durante este período, marca la formación de rasgos específicos de la personalidad tales como: dependencia, pasividad, pesimismo, tendencia excesiva a la actividad oral (fumar y hablar locuaz ). Etapa anal: Se caracteriza por el desplazamiento de la zona erógena que pasa de la boca al ano. Se extiende mas o menos desde los 18 meses hasta los tres años de vida, época en que coincide con el entrenamiento higiénico, lo que hace que el niño centre su atención en la actividad anal; parece sentir un gran placer en el hecho de acumular su material fecal (retener ) o expulsarla ( dar). Esta situación lo pone en conflicto con los padres, porque estos empiezan a exigir que se ejecuten estos actos de acuerdo a ciertas normas (horario, lugar, etc.). para esto, la madre emplea ciertos recursos como castigar y regañar al niño, sobornarlo con premios, elogiarlos y acariciarlo "si hace las cosas bien". El niño, por su parte, descubre que puede manejar a sus padres e ir afirmando su independencia, negando su cooperación, no respetando horarios ni lugares y convertirse en rebelde y obstinado. Aprende a decir "no". El siente sus excrementos como algo personal y valioso, puesto que a través del proceso dar-retener (las heces) va afirmando su autonomía e dependencia (ya que son algo que sale de él , son producidos por él ). Por otro lado, inicia el proceso de descubrimiento de su cuerpo y como los padres enfatizan la limpieza de la zona anal, la curiosidad del niño se centra allí. Empieza a tocarse, a mirarse y a mirar a los otros, en lo posible. Esto esta asociado a los tabúes y las prohibiciones respecto a esa zona del erotismo anal, por lo que a la vez que placentero, se convierte en fuente de conflicto y bastante frustración. Los rasgos de personalidad que pueden formarse en esta etapa son: la obediencia, obediencia excesiva, desafío, rebeldía, puntualidad, limpieza extrema, perfección y avaricia. Etapa Fálica:

La penúltima de las etapas inmaduras del desarrollo psicosexual va desde los tres a los cinco o seis años de edad y está determinada por el desplazamiento de la zona erógena, del ano a los genitales. A los tres años, la exploración del cuerpo es más sistemática y cuidadosa y los intereses del niño se vuelven a los genitales y a los placeres asociados con su manipulación, y exploración de los genitales de otros niños. Al igual que en las etapas anteriores, en esta se desarrolla un conflicto entre la curiosidad del niño por sus órganos sexuales y la actitud de censura de los padres y de la sociedad respecto a la sexualidad. Si el franco anhelo de estimulo de los genitales, de curiosidad sexual y de contacto sexual o genital con otros se ve severamente frustrado a causa de sentimientos y temores de los propios padres, el niño vive una situación de profundo conflicto que puede generar una fijación. Por otro lado, una actitud extremadamente complaciente puede crear en el niño una importancia exagerada de la sexualidad genital. Surge en esta etapa el complejo de Edipo, que consiste en que el niño desarrolla un afecto sexual hacia su madre y ve a su padre como un rival, produciéndole una serie de sentimientos encontrados y ambivalentes porque, por un lado, el padre es modelo de virilidad y superioridad y, por otro, se convierte en un ser temido y odiado porque lo puede castrar por sus sentimientos hacia su madre ("ansiedad de castración"). Si el desarrollo es normal, el niño abandona estos deseos amorosos y termina asumiendo la función masculina más parecida a su padre. En cambio, si hay demasiada condescendencia o frustración, puede generarse en el niño graves conflictos con consecuencias a largo plazo. En el caso de la niña, este proceso de "enamoramiento" se da hacia el padre y se denomina "complejo de Electra". Su conflicto con la madre rival por un lado, madre amorosa y modelo de feminidad por otra y sobre todo la responsable de su carencia de pene. Según Freud , este es el punto de origen de los sentimientos de inferioridad de las mujeres respecto de los hombres. Este periodo de "enamoramiento platónico" simboliza la atracción por el sexo opuesto y por ello se trata de un periodo especialmente delicado y fuertemente influyente en la futura personalidad adulta. Los rasgos formacionales de esta etapa son: autobservación , amor propio, relaciones con los demás, aceptación o rechazo de los roles masculino o femenino, problema de autoridad, homosexualidad latente o patente.

Desde los 6 a los 11 o 12 años se produce un período de "latencia" que no representa una etapa psicosexual, sino que de consolidación y afirmación de rasgos y habilidades adquiridos en las etapas anteriores. Etapa Genital: Se desarrolla durante la pubertad y constituye el último período significativo de desarrollo de la personalidad . Igual que en la etapa fálica son los órganos sexuales las zonas erógenas fundamentales . Pero, en la primera, la sexualidad es primitiva y rudimentaria, centrada sobre todo en el individuo mismo, en tanto que en la etapa genital, la sexualidad alcanza madurez y se hace heterosexual. De hecho, el término " genitalidad" tiene un significado muy particular en Freud. En sentido restringido, comprende la potencialidad sexual y el orgasmo, pero en un sentido más amplio, es la masculinidad y la feminidad plenamente desarrolladas, es decir, lo que se designa como madurez personal. En este período, el adolescente aumenta su vigor y energía sexual y se concentran en miembros del sexo opuesto. Empiezan a "probarse" en su capacidad de amar y trabajar para que esto pueda desarrollarse eficazmente . El individuo debería poseer todos los rasgos de las etapas anteriores, pero en forma moderada . Algunos rasgos propios de esta etapa genital podrían ser: la capacidad de socialización e integración , progresiva satisfacción de sí mismo tendencia a ir resolviendo los conflictos contradictorios de su personalidad, capacidad y confianza en lo que hace.

Estructura de la personalidad. Para Freud, la personalidad es un sistema dinámico de energías constituido por tres factores básicos : Ello , Yo y Súper Yo. Cuando el niño nace es una masa de instintos e impulsos que tienden a su inmediata satisfacción, sin ninguna conciencia de la realidad objetiva. Por ejemplo, el niño siente hambre y llora para satisfacerla, sin importar si en ese momento puede o no ser alimentado. Todas estas "pulsiones" innatas constituyen el ELLO, la parte más primitiva e inconsciente de nuestra personalidad. Poco a poco, el contacto que el niño tiene con el mundo que lo rodea ( su familia) va produciendo en él la "conciencia "(darse cuenta) y una parte de ese ELLO se modifica surgiendo el YO, una parte del cual entra en contacto con la realidad exterior . Con el transcurso del tiempo, el YO adquiere algunas normas de cultura: hábitos, valores, prohibiciones, etc.; principalmente por medio de lo que aprende de los padres en los primeros años de su vida. estas normas se

incorporan al niño sin que él se dé cuenta de este proceso , formándose así el SUPER YO ; el cual se convierte en nuestra parte moral y censuradora, vigilante de los actos del YO (lo que hacemos) y en permanente confrontación con el ELLO. Por otro lado, el ELLO es de tipo inconsciente (específicamente subconsciente), es decir, habita en nosotros sin que nos demos cuenta, la mayor parte del tiempo y, menos aún que podamos controlarlo. De hecho, el ELLO está formado por nuestros instintos más primitivos (agresivos y sexuales) y todos nuestros deseos reprimidos. Rara vez estas fuerzas se hacen concientes en nosotros, pero algunas veces, logran franquear las barreras que el resto de nuestra personalidad le pone (SUPER YO) y aparecen en forma distorsionada (por ejemplo tengo una tendencia agresiva, pero como mi conciencia y mi moral no permiten ser agresiva, canalizo esta fuerza en un deporte violento), o bien, se manifiesta en nuestros sueños, donde aparecen nuestros deseos reprimidos, pero "disfrazados" en forma simbólica. De ahí la necesidad de interpretarlos (por ejemplo: odio a mi padre por que me castiga y sueño que derribo un árbol. El árbol puede simbolizar al padre). El ELLO se guía "principio del placer",por que es ciego frente a las reales condiciones del medio sólo busca su satisfacción y evitación del displacer. A pesar de estar oculto en las profundidades de nuestra psiquis, Freud lo consideró como el generador de la energía, es decir, el motor impulsor de nuestras acciones, ya que en el ELLO se encuentra la libido. El YO se compone de elementos conscientes (darnos cuenta de la realidad tanto objetiva como subjetiva); preconsientes (recuerdos y aprendizajes que no son conscientes, pero que pueden llegar a serlos rápidamente); Inconscientes (el YO se angustia frente a las demandas del ELLO o frente a la extrema censura del SUPER YO y reacciona mediante " mecanismos de defensa"). El YO es la parte más externa de nuestra personalidad y se rige por el principio de realidad, que es la verificación de la realidad objetiva ( por ejemplo: el ELLO me envía la pulsión :" siento hambre"; mi YO verifica si en realidad puedo o no puedo satisfacer mi hambre en ese momento. Si no puedo, mi SUPER YO entra a censurar el mandato del ELLO). El SUPER YO que resulta de la introyección o interiorización de los valores, normas de conductas y prohibiciones familiares (aprender a usar el servicio de la meza , no comer con la mano ,deberle respeto a los mayores, prohibiciones sexuales , afecto a la familia, etc.) se sitúa entre el preconciente y el subconsciente y cumple la función de censura de los deseos del ELLO y " buena conducta" del YO .

Teoría de la Personalidad de Freud: consciente, inconsciente, Yo, Superyó y Ello

El Psicoanalista Sigmund Freud creía que el comportamiento y la personalidad derivan de la interacción constante y única de fuerzas psicológicas conflictivas que operan en tres diferentes niveles de conciencia: el preconsciente, el consciente y el inconsciente. La

teoría psicoanalítica de la mente consciente e inconsciente a menudo se explica utilizando una metáfora del iceberg: El conocimiento consciente es la punta del iceberg, mientras que el inconsciente está representado por el hielo oculto debajo de la superficie del agua.

¿Qué significan estas expresiones? ¿Qué ocurre exactamente en cada nivel de la conciencia?

Contenido [esconder] 

1 La Mente según Freud



2 Los Tres niveles de la mente según Freud



3 La mente consciente



4 La mente preconsciente



5 La mente inconsciente



6 ¿En qué consisten el Ello, el Yo y el Superyó?



7 El Ello



8 El Yo



9 El Superyó



10 La interacción entre el Ello, el Yo y el Superyó

La Mente según Freud Muchos de nosotros hemos experimentado lo que comúnmente se conoce como un acto fallido. Estos errores se cree que revelan pensamientos o sentimientos inconscientes. Por ejemplo:

Antonio acaba de comenzar una nueva relación con una mujer que conoció en el instituto. Mientras hablaba con ella una tarde, accidentalmente la llama por el nombre de su ex-novia.

Si te encontraras en esta situación, ¿cómo explicarías este error? Muchos de nosotros podríamos decir que fue una distracción o describirlo como un simple accidente. Sin embargo, un teórico psicoanalítico puede decir que esto es mucho más que un accidente casual. La visión psicoanalítica sostiene que hay fuerzas internas, inconscientes o fuera de nuestra conciencia que dirigen de alguna forma nuestro comportamiento. Por ejemplo, un psicoanalista podría decir que Antonio se expresó mal debido a los sentimientos no resueltos de su ex, o quizás a causa de las dudas sobre su nueva relación. El inconsciente incluye pensamientos, emociones, recuerdos, deseos y motivacionesque se encuentran fuera de nuestro conocimiento, sin embargo, continúan ejerciendo una influencia en nuestro comportamiento. Como todos sabemos, Sigmund Freud fue el fundador de la teoría psicoanalítica. Mientras que sus ideas se consideraron algo impactantes en su tiempo, hoy en día continúan creando debate y controversia, incluso ahora, su obra tuvo una profunda influencia en una serie de disciplinas, incluyendo la psicología, la sociología, la antropología, la literatura y el arte. El término psicoanálisis se utiliza para referirse a muchos aspectos del trabajo y la investigación de Freud, incluyendo la terapia freudiana y la metodología de investigación que utiliza para desarrollar sus teorías. Freud se basó en gran medida de sus observaciones y estudios de casos de sus pacientes cuando formuló su teoría del desarrollo de la personalidad.

Los Tres niveles de la mente según Freud Antes de que podamos entender la teoría de la personalidad de Freud, debemos primero entender su punto de vista de cómo está organizada la mente. Según Freud, la mente se puede dividir en tres niveles diferentes:

La mente consciente

Incluye todo aquello de lo que somos conscientes. Este es el aspecto de nuestro proceso mental que nos permite pensar y hablar de forma racional. A parte de esto, incluye nuestra memoria, que no siempre es parte de la conciencia, pero se puede recuperar fácilmente en cualquier momento y se pone en nuestro conocimiento. Freud llamó a esto el preconsciente.

La mente preconsciente Es la parte de la mente que representa la memoria ordinaria. Si bien no somos conscientes de esta información en cualquier momento dado, podemos recuperarla y tirar de ella en la conciencia cuando sea necesario.

La mente inconsciente Es donde guardamos nuestros sentimientos, pensamientos, impulsos y los recuerdos que se encuentran fuera de nuestro conocimiento consciente. La mayor parte de los contenidos del inconsciente, según Freud, son inaceptables o desagradables, como los sentimientos de dolor, ansiedad o conflicto. Para él, el inconsciente puede influir en nuestra conducta y experiencia, a pesar de que no somos conscientes de estas influencias subyacentes. De este modo, Freud comparó estos tres niveles de la mente con un iceberg: 

La punta del iceberg que se puede ver por encima del agua representa la mente consciente.



La parte del iceberg que se sumerge debajo del agua, pero es aún visible es el preconsciente.



El grueso del iceberg está oculto debajo de la línea de flotación y representa el inconsciente.

¿En qué consisten el Ello, el Yo y el Superyó? Cada persona posee también una cierta cantidad de energía psicológica que forma las tres estructuras básicas de la personalidad: el ello, el yo y el superyó. Estas tres estructuras tienen funciones diferentes y actúan en distintos niveles de la mente. Según Sigmund Freud, cada componente añade su propia contribución única a la personalidad y los tres elementos trabajan juntos para formar comportamientos humanos complejos. De acuerdo con esta la teoría, ciertos aspectos de nuestra personalidad son más primitivos y que nos pueden presionar para actuar sobre nuestros impulsos más básicos. Otras partes de la personalidad pueden lograr contrarrestar estos impulsos y se esfuerzan por hacer que se ajusten a las exigencias de la realidad. Vamos a ver cada una de estas partes clave de la personalidad, cómo funcionan de forma individual y cómo interactúan.

El Ello 

El Ello es el único componente de la personalidad que está presente desde el nacimiento.



Este aspecto de la personalidad es completamente inconsciente e incluye los comportamientos instintivos y primitivos.



Según Freud, el Ello es la fuente de toda la energía psíquica, por lo que es el componente principal de la personalidad.

El ello es impulsado por el principio del placer, que se esfuerza por lograr la satisfacción inmediata de todos los deseos, deseos y necesidades. Si estas necesidades no se satisfacen inmediatamente, el resultado es un estado de ansiedad o tensión. Por ejemplo, un aumento de la sed o el hambre debe producir un intento inmediato de comer o beber. El Ello es muy importante desde los momentos más tempranos de la vida, ya que asegura que se satisfagan las necesidades de un bebé. Si el bebé tiene hambre o se siente incómodo, él o ella van a llorar hasta que las demandas del Ello sean satisfechos. Sin embargo, el inmediato el cumplimiento de estas necesidades no siempre es realista ni posible. Si estuvimos gobernados enteramente por el principio del placer, conforme nos hacemos mayores podríamos cogeríamos sin más las cosas que queremos sin importarnos las otras personas, para satisfacer nuestros propios deseos. Este tipo de comportamiento sería tanto perjudicial como socialmente inaceptable. Según Freud, el Ello intenta resolver la tensión creada por el principio del placer a través del proceso primario, que consiste en la formación de una imagen mental del objeto deseado como una manera de satisfacer la necesidad.

El Yo



El Yo es el componente de la personalidad que se encarga de tratar con la realidad.



El Yo se desarrolla a partir del Ello y asegura que los impulsos del Ello puedan expresarse de una manera aceptable en el mundo real.



Las funciones del Yo son utilizadas en el consciente, el preconsciente y el inconsciente de la mente.

El Yo funciona basándose en el principio de la realidad, que se esfuerza por satisfacer los deseos del Ello de forma realista y socialmente adecuada. El principio de realidad sopesa los costos y beneficios de una acción antes de decidirse a actuar sobre los impulsos o abandonar. En muchos casos, los impulsos del Ello pueden ser satisfechos a través de un proceso de retraso de la gratificación. El Yo finalmente permitirá el comportamiento que busca el Ello, pero sólo en el lugar y momento adecuado. El Yo también descarga la tensión creada por los impulsos no satisfechos a través de un proceso secundario, en el que el Yo trata de encontrar un objeto en el mundo real que coincida con la imagen mental creada por el proceso primario del Ello.

El Superyó El último componente de la personalidad descrito por Freud es el Superyó. 

El Superyó es el aspecto de la personalidad que contiene todos nuestros estándares morales interiorizados e ideales que adquirimos de ambos padres y de la sociedad; nuestro sentido del bien y el mal.



El Superyó nos proporciona directrices para hacer juicios.



El Superyó comienza a surgir en torno a los cinco años.

Existen dos partes fundamentales del Superyó: 

El ideal del Yo, que incluye las reglas y normas para el buen comportamiento. Incluyen aquellos que son aprobados por las figuras de autoridad de los padres y otros. Aquí se encontrarían los sentimientos de orgullo, valor y logro.



La conciencia, que incluye información acerca de las cosas que son consideradas por los padres y la sociedad. Se trata de comportamientos que a menudo están prohibidos y dan lugar a malas consecuencias, castigos o sentimientos de culpa y remordimientos.

El Superyó actúa para perfeccionar y civilizar nuestro comportamiento. Trabaja para suprimir todos los impulsos inaceptables del Ello y se esfuerza por hacer que los actos de Yo se encuadren en las normas sociales, más que en principios realistas. El Superyó está presente en el consciente, preconsciente e inconsciente.

La interacción entre el Ello, el Yo y el Superyó Con tantas fuerzas en competencia, es fácil ver cómo podría surgir un conflicto entre el Ello, el Yo y el Superyó. Freud utilizó el término fuerza del ego para referirse a la capacidad del ego para funcionar a pesar de estas fuerzas en duelo. Una persona con buena fuerza del Yo es capaz de gestionar eficazmente estas presiones, mientras que aquellos con muy poca fuerza del Yo, pueden llegar a ser demasiado inflexibles o antisociales. Según Freud, la clave de una personalidad sana es un equilibrio entre el Ello, el Yo y el Superyó.