Tarea 5 Informe El Hombre Mediocre

Informe de lectura sobre “El hombre mediocre” De José Ingenieros. El hombre mediocre es una de las obras cumbres de la l

Views 109 Downloads 13 File size 63KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Informe de lectura sobre “El hombre mediocre” De José Ingenieros. El hombre mediocre es una de las obras cumbres de la larga lista de libros de la pluma de José Ingenieros, un argentino que fue médico, psiquiatra, psicólogo, farmacéutico, escritor, docente, filósofo y sociólogo; la mayoría de sus obras estaban matizadas de aspectos morales, éticos y la valoración del ser humano en sí; a continuación analizaremos los primeros 5 capítulos de El Hombre Mediocre. El capítulo I lleva por nombre “La emoción del ideal”, y en este epígrafe, el autor describe y destaca la importancia de tener un ideal como guía para la existencia humana, propone (más o menos) usar el alma como escudo y proclama el afán por la perfección frente a la mediocridad; con su estilo característico de poeta, llega a afirmar que quien no tiene un ideal es una: “ fría bazofia humana”, y es que el ideal es el combustible que le permite al hombre o mujer visionario, que se mantiene firme en la búsqueda por escapar al montón, salir de entre el grupo de personas que caminan como zombies, que no se detienen a enaltecer el valor y la virtud de sus congéneres; José Ingenieros considera que sin “esa partícula de ensueño” no hay vida ni posibilidad de sobreponerse a lo real, y señala a continuación una serie de sensaciones que él propone, deben sentirse, por ejemplo “…al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la cruz izada para Cristo…” y sugiere admiración por la virtud de los santos, el estremecimiento de sentirse el Romeo de Julieta o el Werther de Carlota e invita a enmudecer frente al David de Miguel Ángel. Afirma que pocos persiguen alguna quimera y pocos veneran los filósofos, artistas y pensadores, que fusionaron en supremas sus visiones del ser y la eternidad, volando más allá de lo real. Proponiendo seres de una estirpe tal, que su imaginación se pueble de ideales. Bajo el título “De un idealismo fundado en la experiencia” se presenta el II capítulo, en el que el autor proclama que la experiencia será el fundamento de toda hipótesis legítima, reconoce que los Ideales pueden no ser cuestiones concretas, no ser verdades, pero en definitiva son creencias, y a éstas el Idealista las defiende con gran tenacidad. El autor augura el surgimiento de una nueva ética caracterizada por una moralidad separada de los patrones religiosos y las hipótesis creadas a partir de la experiencia y el precedente; y a seguidas resalta la idea de que los Ideales de perfección prohijados en el constructo social y las leyes de la evolución, afirman que un ideal no es una formula muerta, sino más bien un planteamiento insuficiente, que se genera en el accionar dialéctico de la sociedad, esto así porque, la imaginación que parte de la experiencia, puede anticipar juicios acerca de futuros perfeccionamientos. El hombre por necesidad de adaptación, unos más que otros- requieren del conocimiento de su realidad medioambiental, de ahí que las metas y las etapas JENNY MARTINEZ RIVERA

1

se reflejan en la psiquis humana en forma de ideales, por esta razón es que el hombre es idealista, porque las circunstancias incentivan su imaginación y lo inducen a concebir perfeccionamientos posibles; si observamos en algunos estratos sociales, existen poco idealistas, a lo sumo, seres codiciosos, que anhelan alcanzar la posición de otros, pero no en base a sus ideales, sino a la teoría de que -¡si él lo tiene yo lo puedo tener, y más rápido!-, porque tiene tal o cual cualidad, en vez de tomar por referencia los ideales forjados en el personaje objeto de codicia, su anhelo no es con un fin que permita darle sentido a su vida, sino que se agota en el mero hecho de realizarlo. Además explica que la imaginación y la experiencia marchan paralelas, empero en la fragua de la imaginación se crean los ideales; esta segunda parte deducimos que la humanidad habita en dos bandos: en uno la imitación organiza los hábitos colectivos, en otros, la imaginación dará el impulso original hacia lo perfecto, porque la vida tiende a perfeccionarse de manera natural, todo lo que existe lleva dentro de sí la tendencia a la perfección. Y entre otros muchos razonamientos de este capítulo, al respecto elegimos el siguiente como conclusión de esta parte: “Lo único malo es carecer de ideales y esclavizarse a las contingencias de la vida práctica inmediata, renunciando a la posibilidad de la perfección moral”; nos identificamos mucho con este razonamiento visto desde la ética del juez, y es que todo juez debe tener un ideal de cómo contribuirá al mejoramiento de la percepción del Poder Judicial frente al ciudadano común y corriente, sobre todo en los tiempos que se viven actualmente, no se puede continuar con una actitud indiferente, frente al descrédito en que nos están sumergiendo; es tiempo de volver a la época en que el juez era una persona admirada y respetada por todos, no de sentarnos en el trono del olimpo, sino de que al mencionar la palabra juez, se aduzca a la representación del modelo de persona a seguir: Prudente, ecuánime, culto, independiente, imparcial, razonable, comunicativo y justo. En el capítulo III titulado “Los temperamentos idealistas”, el autor, establece la diferencia entre servilismo y dignidad, entre el ingenio y la torpeza, entre la hipocresía y la virtud, resaltando que los mediocres abundan, y que lo poco que pueden lograr los mediocres es el producto de sus pocos ideales y del seguimiento fiel a sus creencias. La humanidad de manera natural persigue la realización de sus ideales, todo lo creado por el hombre es la muestra de ello; Ingenieros vuelta sus críticas hacia los mediocres acusándoles de paralizar con su prudencia, las iniciativas más fecundas. Un razonamiento muy oportuno de este subtítulo es que refiere, que si bien es cierto que la humanidad no siempre llega hasta las metas trazadas por los idealistas, no menos cierto es que siempre llega más allá de donde hubiese ido sin el esfuerzo de estos. Y completa este silogismo, diciendo que lo poco que pueden todos, depende de lo mucho que algunos anhelan. Tal y como refiere el autor, el valor de la juventud, aduciendo que de ella solo puede esperarse lo mejor y agrega que los que nunca fueron jóvenes, todo

JENNY MARTINEZ RIVERA

2

ensueño le parece descarriado. Y acota: “No se nace joven: hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal no se adquiere.” En el capítulo IV, José Ingenieros da inicio a su explicación del idealismo romántico, diciendo que en pocas oportunidades se puede alcanzar el ideal señalado por la imaginación, la gloria radica en marchar hacia él, aunque sea inalcanzable y hace dos referencias formidables para incentivar el entendimiento de lo planteado: “Después de iluminar su espíritu con todos los resplandores de la cultura humana, Goethe muere pidiendo más luz y Musset quiere amar incesantemente después de haber amado, ofreciendo su vida por una caricia y su genio por un beso.” Prosigue destacando que el hombre que es incapaz de alentar las nobles pasiones esquiva el amor cual si fuese un abismo. Y es que el idealista romántico no es conformista, su saciedad nunca es satisfecha, siempre quiere subir un nivel más, y en ello radica la esencia del idealista, los más nobles actos heroicos se han materializado gracias a la tenacidad del idealista heroico, por lo que todo lo que apunte a la perfección posee su dosis de romanticismo. Tal y como afirma el autor la diferencia entre el mediocre y el idealista romántico es que, mientras los mediocres saben que guiar la vida por el sendero de los intereses genera beneficios materiales, los románticos están seguros de que la suprema dignidad nace en el ensueño y la pasión. Al hombre mediocre poco le importa la infidelidad de la querida, si ésta le sirve de adorno; el romántico dispone de las razones que la razón ignora. En lo que respecta al capítulo V sobre El Idealismo Estoico, bajo este título encontramos al idealista que ya se maneja de manera sosegada, aprende a discriminar las impetuosidades falaces, dejando de manera ferviente los ideales ahora más firmes, pasando del idealismo sentimental y romántico al idealismo experimental y estoico, la experiencia es lo que permite pulir el idealismo inicial, que como joven impetuoso, quiere salir a pecho abierto a llevarse por el mundo; pero ese joven luego de adquirir la experiencia y conciencia suficiente, se vuelve más templado y juicioso; En el lenguaje del autor, el idealismo estoico, tiene como característica principal el dejarse guiar por la mente o el cerebro, y no por el corazón ni los sentimientos como es el caso de los Idealistas; ya que afirma que el idealismo estoico es cuestión de temperamento y no de ideas; que es la base del carácter. El idealista estoico se mantiene discrepante de su medio, lo mismo que el romántico. Lucha por estar libre para consumar toda perfección con su propio aliento. Resalta las divergencias entre el individualismo doctrinario y el sentimiento individualista; distinguiendo entre uno y otro que el primero es teoría y otro es actitud.

JENNY MARTINEZ RIVERA

3