El Hombre Mediocre

El Hombre Mediocre Oswaldo Chafla EL HOMBRE MEDIOCRE CAPITULO I I. ¿AUREA MEDIOCRITAS? Muchos de los hombres solo nos

Views 139 Downloads 3 File size 466KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla EL HOMBRE MEDIOCRE CAPITULO I

I. ¿AUREA MEDIOCRITAS? Muchos de los hombres solo nos conformamos con el simple hecho de admirar la naturaleza, el entorno de ella, pero solo ADMIRAR, más no preguntar de ¿qué está formado el mismo?, ¿quién lo hizo?, o ¿por qué existe?, para todas estas interrogantes el hombre tiene que adquirir un nivel académico, o a su vez ético (como el autor lo dice); si el hombre no adquiere estos niveles estará sujeto a principios y dogmas impuestos por otros, principios y dogmas que nacieron sólo de su imaginación, más no de su preparación. II. LOS HOMBRES SIN PERSONALIDAD El hombre para poder distinguirse de los demás tiene que adquirir una personalidad única, al poseerla se transforma en un ser DIFERENTE, pero muchos no terminan por entenderlo, dejan que otros tomen decisiones por ellos, ignoran lo que sucede a su alrededor, a pesar de haber nacido con sus cinco sentidos, solo hacen funcionar dos de ellos, “oír y escuchar”, esta indiferencia puede ser porque se sienten menos que otros, un ser débil, sin razonamiento ni valor para enfrentar las cosas. “Muchos nacen, pocos viven”, (se basa a lo espiritual) por el mero hecho de que fueron personas sin una Misión y Visión de sus vidas, no se proyectaron a ser grandes, líderes de masas, o por lo menos presidentes de sus cursos, se conformaron formar parte de la Tierra, pero nunca supieron que también formaban parte de un UNIVERSO. No hay que ser científico, filósofo o profeta para predecir lo que sucederá con aquellas personas que se han convertido en “Ovejitas de Rebaño”, simplemente fracasarán. III. ENTORNO DEL HOMBRE MEDIOCRE La Humanidad ha evolucionado y siempre estará en continuo cambio, más el hombre mediocre y conformista jamás evolucionará, su actitud inequívoca lo ha convertido en un ser que “no habla nunca; repite siempre, juzga a los hombres como los oye juzgar”, se ha convertido en el eco de otros, (por no decir de todos) estas personas son llamadas: fanáticas, (por decirlo de alguna forma) son fans de a quienes son líderes, de aquellos que escuchan decir frases célebres, se sorprenden por todo y solo viven de ilusiones, su mundo: “El País de las Maravillas”. IV. CONCEPTO SOCIAL DE LA MEDIOCRIDAD “Cada individuo es el producto de dos factores: la herencia y la educación” “La herencia es la adquisición de órganos y funciones mentales que nos han transmitido las generaciones; en cambio la educación es el resultado de múltiples influencias del medio social...”

Página 1

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

Basándonos en lo último claramente podemos observar y testificar que la educación es el resultado de tendencias hereditarias, que a su vez han sido monótonas y que en la actualidad poco o nada ha evolucionado. Es entonces ahí, cuando el niño o el educando sin querer forma parte de una vida llena de imitaciones. La variación de sus actitudes que adquiere a través de la experiencia, hace que el mismo se convierta en una persona diferenciada. Se dice que la imitación desempeña un papel amplísimo en la formación social, pero yo me pregunto: ¿Qué es más importante, la imitación o la invención? La primera se rige a un mismo comportamiento, algo común, algo que se ve todos los días, en cambio la última produce variación individual nos ayuda a inventar, y al momento que inventamos, creamos, de esto depende su adaptación en el medio. “Variar es ser alguien, es tener carácter propio”. El mediocre se esfuerza por imitar con paciencia lo que generación tras generación se ha venido haciendo, más el hombre superior imagina para crear, no piensa con la sociedad, piensa para la sociedad, su pensamiento es amplio y rico en ideales con conocimientos originales e imaginativos, transformándose así en el “precursor de nuevas formas de perfeccionamiento”. V. EL ESPIRITU CONSERVADOR “Dos grandes actitudes, que agitan la mentalidad colectiva; el espíritu conservador o rutinario y el espíritu original o de rebeldía”. Grupos sociales con actitudes diferentes, niveles de conocimientos muy, pero muy distintos, que a la vez son indispensables y necesarios en la sociedad. Estos dos marcan un equilibrio social, no valoraríamos a uno de los dos si uno no existiera, (“Sin la sombra ignoraríamos el valor de la luz”). “El conservador sagaz puede bendecir al revolucionario, tanto como éste a él”. Los dos se necesitan, “cada hombre necesita de su enemigo”, pero en cambio ¿qué papel desempeña el mediocre dentro de este marco?, si este solo custodia sus prejuicios y dogmas impuestos durante siglos; aun así, sin los mediocres no habría estabilidad en las sociedades, ¿Qué sería de los superiores sin ellos?, pues como dice el autor: “Pues la civilización seria inexplicable en una raza constituida”. VI. PELIGROS SOCIALES DE LA MEDIOCRIDAD Al rodearse la sociedad (peor aún, plagarse) de gente mediocre, incapaz de perfeccionarse, de pensar con mente propia, ésta corre un gravísimo peligro para su superación y evolución, tanto individual como colectiva. La sociedad no necesita de personas ignorantes, miedosas o ciegas a la realidad, al contrario, necesita de genios, mentes propias con pensamientos ricos en evolución y

Página 2

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

progreso, y en el momento que un mediocre se arrebañe a los idealistas, sin que éste se dé cuenta, el peligro será aún más grave, porque el mediocre no crea, no piensa, no evoluciona, éste sí sabe pensar, lo hace para robar ideas, pero ideas que no son suyas, creando así un “Un mundo de valores ficticios”. VII. LA VULGARIDAD “Los vulgares son mediocres de razas primitivas”. Los mediocres son solo seres que insultan a la inteligencia, no valoran ni su misma existencia, peor aún el perfume de una rosa, creen que su ignorancia es digna de exhibirla, pobres tontos no saben que es una afrenta para quienes no son igual a ellos; todo el encanto que hacen durante horas, lo rompen en un solo segundo, y a pesar de ofender a quienes los rodean, se sienten grandes, la avergüenza no se hizo para ellos. Son hombres sin ideales, el arte lo convierten en su oficio, la ciencia en su comercio, de la virtud una empresa, no saben ni valoran lo grandes y ricos que son, se conforman con el mero hecho de tenerlo, más no de aprovecharlo, claro, su herencia es eso, ser conformistas, más no progresistas e idealistas, pobres mediocres. LA MEDIOCRIDAD INTELECTUAL CAPITULO II I. EL HOMBRE RUTINARIO “La rutina es un esqueleto fósil cuyas piezas resisten a la carcoma de los siglos. No es hija de la experiencia; es su caricatura” La rutina, su hábitat, es el medio donde mejor se desenvuelven, pues aquí su vida y su ambiente nuca ha transcendido, el tiempo ha pasado, pero ni cuenta se han dado. El miedo de progresar se ha apoderado de ellos, prohibido vivir nuevas experiencias, es que mejor es “preferible lo malo conocido a lo bueno por conocer”, no saben que afuera hay grandes glorias que les esperan, nuevos conocimientos por aprender, pero ellos se asemejan a un fósil, resisten a evolución, la única verdad que prevalece es la mediocridad. No pueden pensar por sí mismos, puesto que en su mente tienen las doctrinas y dogmas de sus antepasados, y si ellos vivieron y murieron, pues ellos también lo harán, claro, sin dejar sombras, pero aún huellas en este mundo. II. LOS ESTIGMAS DE LA MEDIOCRIDAD INTELECTUAL “La mediocridad intelectual hace al hombre solemne, modesto, indeciso y obtuso”. El hombre mediocre no valora lo que tiene, ni cuando lo pierde, piensa que su cabeza ha sido simplemente un lugar donde se ubica el sombrero, o tal vez sus liendres, nunca se imagina o sospecha que lo que tiene adentro de su cráneo es su masa encefálica, (cerebro) y esto a su vez no es un simple órgano, sino el motor para pensar.

Página 3

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

Se menosprecia a sí mismo, nunca ve más allá de su nariz, no se adelanta a los hechos, prefiere esperar y esperar, hasta que otro lo haga, aún cuando éste (mediocre) lo hace, él no hace nada por comprobarlo. Ni cuando la envidia lo corroe hace algo por expresarse, hasta de eso tiene miedo, el silencio lo calla desde adentro, y solo se sonroje. El mediocre es solemne es un ser que solo pasa de pie con su mirada al frente, firmes y sin moverse, que manera más estúpida de ver la vida, que ser tan incapaz de pronunciar si quiera una vocal en un auditorio para llamar la atención. Detestan hasta reír, tienen miedo de hacerlo. Aman el ser un simple mortal, el sentido común, se aman a sí mismos, no les importa ni un grano de mostaza del qué dirán, estos seres solo dan vergüenza y pena ajena. “La mediocridad intelectual hace al hombre solemne, modesto, indeciso y obtuso”. III. LA MALEDICENCIA “Los mediocres, más inclinados a la hipocresía que al odio, prefieren la maledicencia sorda a la calumnia violenta” Los mediocres prácticamente son unos criminales, unos cobardes. Mientras el calumniador enfrenta el castigo, el maledicente lo esquiva, se esconde, se encubre con la complicidad de los suyos, manteniéndose en la penumbra. El valor no se hizo para este individuo, prefiere que otro adquiera dicho nombramiento de ser valiente. Hablan a media voz, no pueden pensar para hacer el bien, pero sí pueden hacerlo cuando de hipocresía se trata, son unos hipócritas. Su burla no es una sonrisa, es una mueca, todo esto lo hacen en silencio, o cuando les das la espalda, pero de frente no te dicen nada, te adulan y te alaban, estos están en todas partes, más vale que tengas cuidado de quienes te rodean. IV.EL SENDERO DE LA GLORIA “El hombre mediocre que se aventura en la liza social tiene apetitos urgentes; el éxito. No sospecha que existe otra cosa, la gloria…” La gloria es el punto más alto de la cima, es el punto definitivo en la vida, es un TODO; pero esto se alcanza con esfuerzo, sudor y lagrimas, su camino no es nada fácil, hay que conquistarlo, en cambio otros triunfan mendigando, humillándose, reptando en la sombra, convirtiéndose en cómplice de innumerables similares. El hombre de mérito se adelanta a su tiempo, no espera ser viejo o ganar experiencia para adquirir algo, lo hace todo a la vez, gana experiencia y también adquiere algo, en cambio el mediocre adquiere algo, y no adquiere experiencia, su estadía es permanente, su evolución no existe, el hombre de mérito busca más fronteras, más peldaños, más cimas, pero en base de valor y esfuerzo, para él se hizo la Gloria.

Página 4

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla LOS VALORES MORALES CAPITULO III

I .LA MORAL DEL TARTUFO “Los hombres rebajados por la hipocresía viven sin ensueño, ocultando sus intensiones, enmascarando sus sentimientos, dando saltos como el eslizón; tienen la certidumbre intima aunque inconfesa, de que sus actos son indignos vergonzosos, nocivos, arrufianados, irredimibles.” Los hipócritas son seres que están ahí, a lado tuyo, más no sabes cuáles son sus intenciones. Los hipócritas esquivan la responsabilidad de sus acciones, son audaces en la traición y poco o nada leales. Escuchan, ven, se adentran en tu vida, y cuando hablan solo lo hacen para hablar mal de ti, son como culebras venenosas, que inyectan su veneno directo al sistema nervioso. El cuidado hay que tener tanto de los mediocres, como de los hipócritas, que a su vez son los mismos, su propósito es semejante. “El gentil hombre tiene siempre un enemigo en ellos, pues la reciprocidad de sentimientos solo es posible entre iguales; no puede entregarse nunca a su amistad, pues acecharan la ocasión para afrentarlo con alguna infamia vengando su propia inferioridad.” II. EL HOMBRE HONESTO “La virtud suele ser un gesto audaz, como todo lo original; la honestidad es un uniforme que se endosa resignadamente.” El hombre honesto no teme a ser juzgado o condenado, admite su error y enfrenta con valentía lo que se venga, así sea su encarcelación, o peor aún su muerte. El honesto tiene en su pensamiento que hizo mal y que su juzgamiento es lo debido, en cambio el mediocre tiene miedo a ser juzgado públicamente, tiene temor a ser lanzado al infierno, no admite su error, mejor aún se esconde y se viste de cobardía huyendo de la verdad, este ser sin duda da vergüenza y pena, tiene el valor para ser el mal o usurpar lo ajeno, más no se viste de valentía cuando su delito se apuesto a la luz. III. LOS TRANSFUGAS DE LA HONESTIDAD Desde la hipocresía consentida hasta el crimen castigado, la transición es insensible; la noche se incuba en el crepúsculo. De la honestidad convencional se pasa a la infamia gradualmente por matices leves y concesiones sutiles. Los delincuentes son individuos incapaces de adaptar su conducta a la moralidad media de la sociedad en que viven. Son inferiores tienen “el alma de la especie” pero no adquieren “el alma social” divergen de la mediocridad, pero en sentido opuesto a los

Página 5

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

hombres excelentes, cuyas variaciones originales determinan una desadaptación evolutiva en el sentido de la perfección. Estos sujetos de moralidad incompleta, larvada, accidental o alternante, representan las etapas de la transición entre la honestidad y el delito. Los hombres que están bajo el nivel de la de la mediocridad: la ineptitud constante para adaptarse a las condiciones que, en cada colectividad humana, limitan la lucha por la vida. IV. FUNCION SOCIAL DE LA VIRTUD “Solamente los virtuosos poseen talento moral y es obra suya cualquier ascenso hacia la perfección; el rebaño se limita a seguir sus huellas.” No es el hombre moralmente mediocre el honesto quien determina las transformaciones de la moral. El cerebro suele anticiparse al corazón pero nuestros sentimientos influyen más intensamente que nuestras ideas en la formación de los criterios morales. Hay sin embargo un progreso moral colectivo. Los grandes virtuosos, cada uno a su modo, combaten por lo mismo en la forma que su cultura y su temperamento les sugieren .Aunque por distintos caminos y partiendo de premisas racionales antagónicas. La virtud arrastra y enseña; los honestos se resignan a imitar alguna parte de las excelencias que practican los virtuosos. El concepto concreto de las virtudes se va plasmando en las variaciones reales de la vida social los virtuosos ascienden por mil senderos hacia cumbres que se alejan, sin cesar, hacia el infinito. “Cada uno de los sentimientos útiles para la vida humana engendra una virtud, una norma de talentos morales”. V. LA PEQUEÑA VIRTUD Y EL TALENTO MORAL “El mal no se corrige con la complacencia o la complicidad; es nocivo como los venenos y debe oponérsele antídotos eficaces: la reprobación y el desprecio.” La conformación de los catecismos ajenos resulta fácil para los hombres débiles, crédulos, timoratos, sin grandes deseos, sin pasiones vehementes, sin necesidad de independencia, sin irradiación de su personalidad; es inconcebible en cambio en las naturalezas idealistas y fuertes, capaces de pasiones vivas, bastantes intelectuales para no dejarse engañar por la mentira de los demás.

Página 6

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

Se hacen muchas grandes acciones en las pequeñas luchas. Hay muchas intrepideces obstinadas e ignoradas que se defienden palmo a palmo en la sombra contra la invasión fatal de las necesidades. Noble y misterioso triunfo que ninguna mirada ve, que ninguna fama paga, que ninguna fanfarria saluda, la desgracia, la soledad, el abandono, la pobreza, son campos de batalla que tienen sus héroes; héroes oscuros algunas veces más grandes que los ilustres. La humanidad debiera sonrojarse ante estas preguntas, sin embargo, ellas son insinuadas por catequistas que adulan a los tontos, buscando el éxito ante su número infinito. IV. EL GENIO MORAL: LA SANTIDAD “La inflexible rigidez del profeta o del apóstol, es simbólica; sin ella no tendríamos la iluminada firmeza del virtuoso ni la obediencia disciplinada del honesto.” Toda santidad es excesiva, desbordante, obsesionadota, obediente, incontrastable: es genio se es santo por temperamento no por cálculo, por corazonadas firmes más que por doctrinarismos racionales. El avance es proporcional a lo que se siente y no a lo que se piensa por eso el genio moral es incompleto mientras no actúa; la simple visión de ideales magníficos no implica la santidad, que está en el ejemplo, más bien que en la doctrina siempre que implique creación original. Las virtudes del pasado no son las mismas del presente los santos del mañana no son los mismos de ayer. Cada momento de la historia requiere cierta forma de santidad que sería estéril si no fuera oportuna. Los ideales éticos no son exclusivos del sentimiento religioso; no lo es la virtud; ni la santidad. Sobre cada sentimiento pueden ellos florecer. Cada época tiene sus ideales y sus santos: héroes, apóstoles o sabios. La humanidad asciende sin reposo hacia remotas cumbres. los mas las ignoran; pocos elegidos pueden verlas y poner allí su ideal aspirando aproximárseles orientada por la exigua constelación de visionarios. LOS CARACTERES MEDIOCRES CAPITULO IV I. HOMBRES Y SOMBRAS “Nunca llegan a individualizarse: ignoran el placer de exclamar “yo soy” frente a los demás...” Su amorfa estructura los obliga a borrarse en una raza, en un pueblo, en un partido, en una secta, en una bandería: siempre a embadurnarse de otros. Apuntalan todas las doctrinas y prejuicios consolidados a través de los siglos.

Página 7

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

Viven de los demás y para los demás: son como parásitos que viven del triunfo, de las glorias de otros, estos mediocres se transforman en la sombre de quien lo ganó todo a base de esfuerzo. II. LA DOMESTICACION DE LOS MEDIOCRES “Mientras los hombres resisten las tentaciones, las sombras resbalan por la pendiente; si alguna partícula de originalidad les estorba, la eliminan para confundirse mejor en los demás.” El buen lenguaje clásico llamaba doméstico a todo hombre que servía y era justo. El hábito de la servidumbre trae consigo sentimientos de domesticidad. En los cortesanos lo mismo que en los pueblos. Los caracteres excelentes son indomesticables: tienen su norte puesto en su ideal su firmeza los sostiene, su luz los guía, las sombras en cambio las degeneran. El tiempo y el ejercicio adaptan a la vida servil. El hábito de resignarse para medrar crea resortes cada vez más sólidos automatismos que destiñen para siempre todo rasgo individual. Los pobres de carácter no resisten; ceden a esa hipnotización. La pérdida de su dignidad iniciase cuando abren el ojo a la prebenda que estremece su estomago o nubla su vanidad, inclinándose ante las manos que hoy le otorgan el favor y mañana le manejaran la rienda. “Cuando el hombre digno empieza a despertar recelos, el envilecimiento colectivo es grave.” III. LA VANIDAD “Cuando el afán de parecer arrastra a cualquier abajamiento, el culto de la sombra enciende la vanidad.” El orgullo es una arrogancia originaria por nobles motivos por nobles motivos y quiere aquilatar el merito; la soberbia es una desmedida presunción y busca alargar la sombra catecismos y diccionarios han colaborado a la mediocrizacion moral, subvirtiendo los términos que designan lo eximio y lo vulgar. La exaltación del amor propio, peligrosa en los espíritus vulgares, es útil al hombre que sirve un ideal. Este le cristaliza en dignidad; aquellos le degeneran en vanidad, el éxito envanece al tonto, nunca al excelente. El yo, no hacen nada más en pensar quen sí mismos, los demás sólo existen para utilizarlos, mientras tanto el ser más importante soy yo, el mediocre.

Página 8

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

IV LA DIGNIDAD Es síntesis de todas las virtudes que acercan al hombre y borran la sombra: donde ella falta no existe el sentimiento del honor y así como los pueblos sin dignidad son rebaños, los individuos sin ella son esclavos. Todas sus formas implican dignidad y virtud. Los caracteres dignos permanecen solitarios, sin lucir en el anca ninguna marca de hierro. Prefieren estar solos mientras no puedan juntarse con sus iguales, cada flor englobada en un ramillete pierde su perfume propio, obligado a vivir sin sus iguales, el digno se mantiene ajeno a todo lo que estima inferior. Vive con su obsesión de no depender de nadie sabe que sin independencia material el honor está expuesto a mil mancillas y para adquirirla soportara los mas rudos trabajos cuyo fruto será su libertad el porvenir.los orgullosos tienen el culto de su dignidad: quieren poseerla inmaculada, libre de remordimientos, sin flaquezas que la envilezcan o la rebajen a ella la sacrifican bienes honores, éxitos.

LA ENVIDIA CAPITULO V I. LA PASION DE LOS MEDIOCRES “El que la envidia se rebaja sin saberlo se confiesa subalterno” La envidia es su motor, lo que les empuja a su tonto y fracasado éxito, es como su pan diario. Pero qué bueno se puede esperar de los mediocres, ellos viven de los capaces, así como los parásitos viven de ellos. Esta pasión es el estigma psicológico de una humillante inferioridad, sentida, reconocida, no basta ser inferior para envidiar pues todo hombre lo es de alguien en algún sentido; es necesario sufrir del bien ajeno, de la dicha ajena, de cualquier culminación ajena. Es pasión traidora y propiciadora a las hipocresías. Es al odio como la ganzúa a la espalda; la emplean los que no pueden competir con los envidiados. La envidia es una cobardía propia de los débiles, un odio impotente, una incapacidad manifiesta de competir o de odiar.

Página 9

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

II. LA PSICOLOGIA DE LOS ENVIDIOSOS “El envidioso pertenece a una especie de moral raquítica, mezquina, digna de compasión o de desprecio, sin coraje para ser asesino se resigna a ser vil, rebaja a los otros desesperado de la propia elevación.” El envidioso activo posee una elocuencia intrépida, disimulando con niágaras de palabras. Su estupidez de ideas pretende sondar los abismos del espíritu ajeno sin haber podido nunca desenredar el propio. La envidia femenina suele ser afiligranada y perversa, la mujer da un arañazo con una afilada y lustrosa, muerde con dientecillos orificados, estruja con dedos pálidos y finos. Toda maledicencia le parece escasa para traducir su despecho; en ella debió pensar apeles cuando representó a la envidia guiando con la mano felina a la calumnia. La dicha de los fecundos martiriza a los eunucos vertiendo en su corazón gotas de hiel que los amargan por toda la existencia; este dolor es la gloria involuntaria de los otros, la sanción más indestructible de su talento en la acción o el pensar. III. LOS ROEDORES DE LA GLORIA “El que tiene meritos, sabe lo que le cuestan y los respeta, estima en los demás lo que desearía que se le estimara en sí mismo, el mediocre ignora esta admiración abierta, muchas veces se resigna a aceptar el triunfo que desborda las restricciones de su envidia. Pero aceptar no es amar.” Saben que cada paso hacia la gloria ha costado trabajos, vigilias, meditaciones y comprenden que acaso han consumido su organismo. Al mediocre su falta de inspiración le induce a rumiar el talento ajeno, empañándolo con espaciosidades que denuncian su irreparable ultimidad. Su hobbie es merodear a las personas exitosas e idealistas, no se apartan ni un segundo de ellas, esperan el momento preciso y saz! Se apoderan de las glorias de los líderes, nunca cambiarán, su destino es ese. IV. UNA ESCENA DANTESCA: SU CASTIGO El castigo de los envidiosos estaría en cubrirlos de favores para hacerles sentir que su envidia es recibida como un homenaje y no como un estiletazo. Dante considero a los envidiosos indignos del infierno en la sabia distribución de penas y castigos los distribuyo por el purgatorio lo que se aviene a su condición de mediocre. El sol les niega su luz; tienen los ojos cosidos con alambres porque nunca pudieron ver el bien del prójimo. Los únicos gananciosos son los envidiados. Es grato sentirse adorar de rodillas. La mayor satisfacción del hombre es despertar la envidia estimulándola con sus propios meritos.

Página 10

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla LA VEJES NIVELADORA CAPITULO VI

I. LAS CANAS Las canas son un mensaje de la naturaleza que nos advierte la proximidad del crepúsculo, las canas visibles corresponden a otras más graves que no vemos el cerebro y el corazón, todo el espíritu y toda la ternura encanecen al mismo tiempo que la cabellera. La máxima desdicha de un hombre superior es sobrevivirse a si mismo nivelándose con los demás cuantos se suicidarían si pudieran advertir ese pasaje terrible del hombre que piensa al hombre que vegeta del que empuja al que es arrastrado del que ara surcos nuevos al que se esclaviza en las huellas de la rutina, vejez y mediocridad suelen ser desdichas paralelas. Las canas son la voz silenciosa de la experiencia, de los años, de las vivencias. II. ETAPAS DE LA DECADENCIA Las funciones del organismo empiezan a decaer a cierta edad esas declinaciones corresponden a inevitables procesos de regresión orgánica. Las funciones mentales lo mismo que las otras decaen cuando comienzan a enmohecerse los engranajes celulares de nuestros centros nerviosos. La longevidad mental es un accidente no una regla. El anciano se interioriza, es decir vuelve poco a poco a su primitiva mentalidad infantil, conservando las adquisiciones más antiguas de su personalidad que son por ende las mejor consolidadas es notorio que la infancia y la senectud se tocan todos los idiomas consagran esta observación en refranes harto conocidos. La mejor prueba de esto es que los ignorantes suelen dictar contra la ciencia la encontramos en los hombres de más elevada mentalidad y cultura es frecuente en ellos al entrar en esta etapa un cambio radical de opiniones acerca de los más altos problemas filosóficos. III. LA BANCARROTA DE LOS INGENIOS En el hombre superior en el talento o en el genio se notan claramente estos estragos como no llamaría nuestra atención un antiguo millonario que paseara ante nosotros sus postreros andrajos, el hombre superior deja de serlo se nivela sus ideas organizadas en otrora tienden a ser comunes o inferiores. Para tan solo citar a muertos del ayer hace visto a Lombroso caer en sus últimos años en ingenuidades infantiles explicables por su debilitamiento mental a punto de llorar conversando con el alma de su madre en un trípode espiritista. James que en su juventud fue portavoz de la psicología evolucionista y biológica acabo por enmarañarse en especulaciones morales que el solo comprendió.

Página 11

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

IV. LA PSICOLOGIA DE LA VEJEZ El viejo tiende a la inercia busca el menor esfuerzo así como la pereza es una vejez anticipada, la vejez es una pereza que llega fatalmente en cierta hora de la vida su característica es una atrofia de los elementos nobles del organismo, con desarrollo de los inferiores; una parte de los capilares se obstruye y amengua el flujo sanguíneo a los tejidos el peso y el volumen del sistema nervioso central se reducen como el de todos los tejidos propiamente vitales la musculatura flácida impide mantener el cuerpo erecto los movimientos pierden su agilidad y su precisión.la insensibilidad física se acompaña de analgesia moral en vez de participar en el dolor ajeno el viejo acaba por no sentir ni participar del dolor ajeno ni el propio. Todo viejo cree que los jóvenes lo desprecian y desean su muerte para suplantarle traduce tal manía por hostilidad a la juventud, considerándola muy inferior a la de su juventud juicio que extiende a las nuevas cuando ve que ya no puede adaptarse a ella. los fantasmas de las primeras impresiones juveniles siguen rodando en la mente cuando ya han desaparecido los recuerdos más cercanos los del día anterior la nueva plasticidad hace que los nuevos procesos psíquicos no dejen rastro o muy débiles mientras los antiguos se han plasmado muy hondamente en su cerebro. V. LA VIRTUD DE LA IMPOTENCIA Los viejos olvidan que fueron jóvenes y estos parecen ignorar que serán viejos, el camino a recorrer es siempre el mismo de la originalidad a la mediocridad y de esta a la inferioridad mental. la ley es dura pero es nacer y morir son los términos inviolables de la vida ella nos dice con voz firme que lo anormal no es nacer ni morir en la plenitud de nuestras funciones, nacemos para crecer y envejecemos para morir. Todo lo que nos trae y nos ofrece la naturaleza para el crecimiento no lo substrae a la hora de la muerte. Admiremos a los viejos por las superioridades que hayan poseído en la juventud no incurramos en la simpleza de esperar una vejez santa. Los hombres de carácter elevado no hacen a la vida la injuria de malgastar su juventud ni confían a la incertidumbre de las canas la iniciación de grandes empresas que solo pueden concebir las mentes frescas y realizar los brazos viriles. si se arrepiente no es por santidad sino por impotencia. LA MEDIOCRACIA CAPITULO VII I. EL CLIMA DE LA MEDIOCRIDAD Las cosas del espíritu son despreciadas no siéndole propicio el clima, sus cultores son contados, no llegan a inquietar a las mediocracias están proscritos dentro del país que mata a fuego lento sus ideales sin necesidad de desterrarlos cada hombre queda preso entre mil sombras que lo rodean y lo paralizan.

Página 12

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

La aspiración de lo mejor no es privilegio de todas las generaciones tras una que ha realizado un gran esfuerzo arrastrada o conmovida por un genio. Las ciencias conviértanse en mecanismos oficiales en academias en donde jamás brota el genio y al talento mismo le impide que brille, su presencia humillaría con la fuerza del contraste.

II. LA PATRIA La patria está implícita en la solidaridad sentimental de una raza y no en la confabulación politiquista que medran a su sombra. Cuando no hay patria no hay sentimiento colectivo de nacionalidad inconfundible con la mentira patriótica explotada en todos los países por los mercaderes y los militaristas solo es posible en la medida que marca el ritmo unísono de los corazones para un noble perfeccionamiento y nunca para una innoble agresividad que hiera el mismo sentimiento de otras nacionalidades. Mientras un país no sea patrio sus habitantes no constituyen una nación, el celo de la nacionalidad solo existe en los que se sienten acomunados para perseguir el mismo ideal. Cuando las miserias morales asolan a un país la culpa es de todos por la falta de cultura y de ideal no han sabido amarlo como patria de todos los que vivieron en ella sin trabajar por ella. III. LA POLITICA DE LOS PIARAS La política se degrada conviértele en profesión en los pueblos sin ideales, los espíritus subalternos medran con torpes intrigas de antecámara en la bajamar sube por lo rahez y se acorchan los traficantes. Las jornadas electorales se convierten en burdos enjuagues de mercenarios o en pugilatos de aventureros su justificación está a cargo de electores inocentes que van a la parodia como a una fiesta. El funcionario crece en las modernas burocracias otrora cuando fue necesario delegar parte de sus funciones los monarcas elegían a hombres de meritos, experiencia y fidelidad. Pertenecían casi todos a la casta feudal los grandes cargos las vinculaban a la causa del señor junto a esa formabanse pequeñas burocracias locales. Con el sistema parlamentario se esclavizó por partida doble del ejecutivo y del legislativo. No solo se adula a reyes y poderosos también se adula al pueblo. La mediocracias fomentan ese vicio de siervos todo el que piensa con cabeza propia o tiene corazón altivo se aparta del tremendal donde prosperan los envilecidos. IV. LOS ARQUETIPOS DE LA MEDIOCRACIA El genio crea las instituciones el bárbaro las viola los mediocres las respetan impotentes para forjar o destruir esquivos a la gloria y rebeldes a la infamia se les reconoce por una circunstancia inequívoca sus cubicularios no osan llamarlos genios por el temor al ridículo y sus adversarios no podrían sentarlos en cancana de imbéciles flagrante injusticia son perfectos en su clima. Las mediocracias niegan a sus arquetipos el derecho de elegir su oportunidad.

Página 13

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

LA ARISTOCRACIA DEL MERITO Unos y otros tienen su razón de vivir ni prospera el uno en el clima de otro el genio es tan indispensable en su oportunidad como el mediocre en la suya. Prácticamente la democracia ha sido una ficción hasta ahora, es una mentira de algunos que pretenden representar a todos aunque en ella creyeran en su momento ciertos personajes. Toda aristocracia pudo ser selectiva en su origen, suele serlo es respetable el que inicia con sus meritos una alcurnia un abolengo. Es evidente la desigualdad humana en cada tiempo en cada lugar hay siempre hombres y sombras y los hombres siempre guían a las sombras, La mediocridad calla impotente su hostilidad tornase feble aunque innúmera si tuviera voz rebajaría el merito mismo otorgándolo a ras de tierra de lo útil a todos no saben decidir los mas, nunca fue el rutinario juez del idealista ni el ignorante del sabio ni el deshonesto del virtuoso ni el servil del digno toda excelencia encuentra su juez en sí misma el merito de cada uno se aquilata en la opinión de sus iguales.

FORJADORES DE IDEALES CAPITULO VIII EL CLIMA DEL GENIO La genialidad es una coincidencia surge como chispa luminosa en el punto donde se encuentra la mas excelentes aptitudes de un hombre y la necesidad social de aplicarlas al desempeño de una misión trascendental el hombre extraordinario solo asciende a la genialidad si encuentra el clima propicio la semilla majos necesita de la tierra mas fecunda la función reclama el órgano, el genio hace actual lo que en su clima es potencial. la obra del genio no es fruto exclusivo de su inspiración ni puede mirarse como un feliz accidente que tuerce el destino de la historia, convergen en ello infinidad de circunstancias y factores externos. En vida muchos hombres de genio son ignorados proscriptos desestimados o encarnecidos en la lucha por el éxito pueden triunfar los mediocres pues se adaptan mejor a las modas ideológicamente reinantes. SARMIENTO Sus pensamientos fueron tajos de luz en la penumbra de la barbarie americana entreabriendo la visión de cosas futuras pensaba en tan alto estilo que parecía tener como Sócrates algún demonio familiar que alucinara su inspiración. la palabra de sarmiento parece bajar de un proscrito en Chile el hombre extraordinario encuadra por entonces su espíritu en el doble marco de la cordillera muda y del mar clamoroso. el genio se encumbra así para hablar, interprete de la historia sus palabras no admiten rectificación y escapan a la crítica. “Los hombres y los pueblos viven acordándose cuando están en decadencia de donde vienen los hombres y los pueblos geniales solo piensan a donde van”.

Página 14

El Hombre Mediocre

Oswaldo Chafla

CONCLUSIONES “El hombre Mediocre”, sin duda alguna critica fuertemente a los hombres con un nivel de pensamiento escaso, su contenido, rico en dialectos filosóficos, reta al lector que ponga en práctica sus niveles de conocimiento. Un ensayo sicológico un tanto complejo, pero muy especifico y tajante al momento de referirse a los hombres mediocres. Resalta también de gran manera a los hombres que luchan por sus ideales y sus utopías, (siempre cuando se realicen a carta cabal) . Me gustó la obra, me encanta se dirija sin tapujos hacia las actitudes erróneas. Este ensayo contiene frases, párrafos del autor, así misnmo contiene mucho criterio y razonamiento personal. Atentamente; Oswaldo Chafla

Página 15